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Aquel día en la base del escuadrón Tsih se presentaba tranquilo.
El sol brillaba, los árboles se mecían al son de la brisa y los Pokémon venenosos correteaban de un lado para otro con sus entrenadores, los reclutas.
La carpa de Henzo era un caos de telas, hilos, maquinas de coser y maniquíes. Estaba haciendo unos trajes nuevos para Melo, ya que en su última batalla se le había quemado un poco.
A pesar del caos y de estar haciendo algo que le apasionaba, estaba ciertamente aburrido.
Es cierto, le gustaba coser y diseñar ropa y trajes para sus colegas del Team Star, pero tenía más ganas de jugar a los ninjas que de coser. Pero su rol era el de liderar su escuadrón y encargarse del vestuario.
Tenía un alfiler en la boca, sujeto con los dientes, mientras consultaba el dibujo y los apuntes del croquis del traje de su amiga Melo. Daba vueltas a unas tijeras en una de las manos y con la otra sujetaba los apuntes.
Tenía el ceño fruncido, debido a que estaba algo disgustado de no poder divertirse en ese momento con sus fantasías.
Entonces alguien entró a la carpa.
—¡Capitán Henzo!
Al oír su nombre dejó las tijeras y los apuntes en la mesa, y clavó el alfiler de su boca en una espuma para agujas.
—Oh camarada, ¿Que te perturba?—preguntó algo preocupado.
—¡Hay un intruso en la base!
—¡Pardiez!—Henzo dejó todo lo que estaba haciendo y salió de la carpa acompañando del recluta—¿Es hostil este intruso o tiene intenciones benignas?
El recluta tragó saliva pensando en como decirle.
—Pues vera, don Henzo... No lo sabemos. Varios de nuestras filas han visto a una chica pasear por los caminos de la base, pero cuando alguien le habla la chica ríe y se esconde tras una carpa, máquina expendedora, etc.
—¿Y cuál sea el motivo de que no le preguntan cuando ya escondida se haya?—preguntó mientras miraba a su alrededor, su base.
—Eso también... Verá... No conseguimos encontrarla una vez se ha escondido. Solo la volvemos a ver de nuevo minutos después, rondando los caminos solitarios o las carpas vacías—el recluta estaba alerta y aparentemente nervioso, pues se les estaba escapando un intruso.
—¿Carga consigo compañeros Pokemon? ¿O a venido solo con sus ropajes?—preguntó Henzo mientras comenzaba a caminar hacia un grupo de reclutas.
El otro recluta lo siguió.
—Ni idea, don Henzo. Siento no tener más información.
—No decaigas camarada, yo me encargaré del asunto. Por el momento, manda hacer guardia en la entrada. Tal vez trate de huir—mandó el líder.
—¡Si señor!—el recluta se fue del lugar.
Henzo se acercó a unos reclutas y a un grafaiai.
—¡Don Henzo!—exclamó una recluta de gafas de estrella amarillas—¿Ya le han contado?
—Parcos detalles. ¿Ustedes han visto al intruso?—preguntó el amante de los ninjas.
—¡Yo la vi!—aseguró un recluta con rastas—Caminaba muy lenta, por un camino en el que solo estaba yo y cuando le pregunté quién era se rió y se escondió detrás de una máquina expendedora.
—Si si, ¡pero cuéntale lo de después!—dijo otro recluta que llevaba un casco de moto.
—Pues resulta—continuó el de rastas—, que cuando fui a mirar detrás de la carpa con mi grafaiai, listo para iniciar combate... ¡Ya no estaba! Y no pudo haber huido, la habría oído.
—Dicen que no hace ruido al caminar...—dijo la de gafas de estrella.
—¿Que dices Sara? ¿Como no va a hacer ruido? Estamos en un bosque, obviamente va a hacer ruido al pisar hojas, o ramitas, o con la tierra solo—le recalcó el del casco.
—Callate Markus, es lo que dicen—dijo la chica.
—Yo se lo que vi—volvió a decir el de rastas—, es como si hubiera desaparecido.
Henzo estaba procesando todo aquello.
—Calma, mis queridos reclutas, yo me encargaré de este asunto de la forma más adecuada.
—De acuerdo don Henzo, confiamos en usted—dijo la chica.
Henzo se alejó de los reclutas. Dio un recorrido rápido por la base, un rápido reconocimiento. No vio a la intrusa, pero le pareció oir una risa que se le hacía conocida pero no sabía bien de donde provenía o de quién era.
Varios reclutas se le acercaron a preguntar si ya sabía lo del intruso. Todos estaban alarmados y Henzo tuvo que tranquilizar a todos con palabras de aliento.
Cuando hubo hecho el reconocimiento se detuvo a pensar.
¿Para qué o quién se colaría alguien en la base?
Henzo pensó en primer momento que podía ser algún bully, buscando de que burlarse, pero le parecía demasiado temerario ese comportamiento.
Se llevó la mano al mentón, pensativo.
La chica intrusa se escondía de los que la buscaban y luego desaparecía. Entre las hipótesis de Henzo estaba que la chica tuviera algún Pokémon con teletransporte y lo usase para huir de un lado a otro de la base.
Si eso era cierto estaba consiguiendo marear a todo el escuadrón Tsih.
Henzo sacudió la cabeza para despejarse un poco.
Quizá solo fuese una chica curiosa que quería ver cómo era la base por dentro, pero las normas lo impedían, así que debían echarla de allí.
Un recluta llegó corriendo y el líder lo observó acercarse.
—¿En que os puedo ayudar, compañero recluta?—preguntó el de cabello blanco.
—¡Henzo, la han avistado de nuevo! He ordenado que nadie le hable. ¡Venga usted a verla por si mismo!—dijo el recluta agitado.
—Voy hacia ese lar, guíame hacia donde se haya la intrusa.
El recluta la guío hacia un caminito que acababa en una carpa, vacío, excepto por una chica que estaba frente a la carpa, de espaldas a Henzo.
Henzo al verla sintió que la conocía.
La chica se giró a mirarlo.
Ese cabello largo desordenado sobre sus hombros cayendo sobre su espalda, los pies y manos manchados de barro y esas mejillas tostadas por el sol... La reconocería en cualquier lugar.
Henzo, temeroso de hablar y de que se fuera la miró un poco más. Sus miradas se conectaron y Henzo supo que era ella y sin pensar habló
—T/n... ¿Sois vos?
Capítulo 1 de esta cosa super improvisada y toda random.
¿Qué les pareció este cap? Cuenten que los leo.
Yo por mi parte, estoy medio agonizando porque se acaba el verano en seguida.
Bueno, es el curso de la naturaleza así que no puedo hacer nada para evitarlo.
Toma, te regalo una naranja 🍊
Gracias por leer, si te gustó dale estrellita y bla bla bla, todas esas cosas.
⭐¡Astro la vista!⭐
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