21(temp)
Rebeca
No tengo otra que seguir adelante. Además mi hermano mayor no considera que esté recluida y sufriendo por quién no me mereció. Puedo sentir un poco de alivio, quiero decir que con el paso de los días algo mejoró.
Antes de que eso ocurriera mi madre actuó sin mi permiso. Ella quería verme lejos de esas cuatro paredes como fuera, así que me insistió en ir a una prueba para trabajar como teleoperadora. Al principio me negué pero tuve que aceptar porque si no me iba a Madrid con la tía y los primos. No me hacía gracia eso de irme a la capital y permanecer varios días cerca de los mellizos, esos dos niños eran unos malcriados.
Adoro a tita Daniela porque es un encanto, sin embargo escogió casarse tarde y con un hombre separado. En serio prefiero visitarlos en navidad, o mejor cuando llegue el verano. Quizás tenga la oportunidad dentro de un mes, todavía dudo que pase el mes de prueba.
Ayer estuve de lo más nerviosa cerca del tal Daniel, pero lo que más me enojaba era que eligieron a Gisela. ¿Por qué teníamos que coincidir? Ella es una chica que se cree superior a los demás. Menos mal que estoy sentada cerca de Olivia, otra de las que pasaron el filtro. Ella es la mejor candidata, y pasará sin esfuerzo esta prueba; también está Violeta al tanto de nosotras, no quiere perdernos de vista mientras nos ponemos al día con lo que nos toca.
Espero no fallar al introducir los datos. Aunque más me preocupa si pierdo una llamada a la primera, digo yo que pueden pasarte un fallo ¿no?
Violeta
No sirvió lo de esconderse con este tipo, me divisó al instante ¿qué quería de mí? espero que no empiece a hablarme en su idioma diplomático. El cree que es mi jefe ahora, cuando él que lleva poco siéndolo es Fernando. En fin tendré que escuchar lo que quiere.
—Tengo una propuesta idónea que mantendrá ocupados a los empleados por unas horas. Incluso servirá para que dejen de rivalizar todo el tiempo.
Me quedé desconcertada, ¿Qué clase de propuesta quiere mostrar? Creo que viene a sembrar más discordia. No entiende cómo funcionamos aquí.
—No entiendo, sea más específico.
—Hace unos días verifiqué el desastre en los pasillos. No se prestan a ordenar el tiradero de papeles...
—Usted entiende que aquí no todos somos tan ordenados. No quiera cambiar a los empleados.
Le interrumpí con mi habitual mal genio de por las mañanas, se que estaba siendo grosera con él y es que no podía ser diferente después de haber hecho trizas mi sueño.
—Señorita creo que tiene una opinión errada de mi, no quiero cambiar a nadie, sólo espero que la empresa mejore, entienda si funciona habré conseguido lo que no pude en mi anterior trabajo, además me gusta la idea de trabajar en equipo. Pero si no está de acuerdo conmigo dígalo y no pierdo mi tiempo.
Ahora se ofendió, menudo borde.
—Mire, no lo conozco y si plantea alguna colaboración le aconsejo que haga una reunión con toda la plantilla. Y ahí exponga lo que quiera.
Me mira confundido pero luego sonríe.
—Tiene razón, lo haré.
—Muy bien.
—Sabe, creo que no es antipática aunque quiera aparentar serlo.
«¿Qué dijo?».
—No da ni una, deje de averiguar sobre mi. Hizo suficiente mirando mis datos en mi currículum vitae.
Él se queda callado, pero sigue observándome de forma extraña.
—Bueno, nos vemos después, tengo que irme.
«No te soporto».
Aurora
Mi compañera tiene un humor de perros, pensé que al conseguir un ascenso estaría más contenta. La observo perpleja ahora que puedo, y compruebo que ella sigue sin insertar el cable de color negro donde corresponde, quizás si se relajara, pero nada.
—Violeta, pide ayuda.
—¿A quién? A ese cretino que lo arruinó todo. ¿Dónde se enchufa esto?
Entiendo, es por él. A saber qué ha ocurrido entre ellos. Pero no tardará en contármelo. Así que...
—Esta vez qué hizo.
—Me dijo que soy simpática después de buscarme para contarme de una propuesta ridícula.
—No entiendo, porque no te calmas y me lo cuentas todo mejor.
Al final me aclaró lo que le propuso Gustavo. Que me parece una buena idea. Sin embargo todo lo que venga de él no lo toma con agrado. Entiendo que fue él quien la llamó para sustituir a Sara, pero ella aceptó.
—Amiga, te aconsejo que entierres el hacha de guerra.
—No puedo. Encima cuando se acerca como de buenas no lo soporto.
—Necesitas salir a despejarte, si quieres salimos este sábado.
—No sé, mi padre no puede ocuparse de todo en casa y ya sabes que sin mí.
—Esa es una excusa tonta, seguro que a tu padre no le importa que te distraigas un rato.
—Está bien, nos vemos mañana.
Al final la veo rendirse a mi invitación, se que está algo estresada, por eso salir va a sentarle bien.
Sandra
Hoy viernes no parece que haya algún accidente o pleito entre compañeros, pero los chicos se miran con desconfianza.
Es incómodo lo que ocurre aquí pero habrá que acostumbrarse, por cierto volví a ver al joven delgado con el que tropecé. Se llama Lucas.
Es normal que hablen entre ellos, ocurre cuando nos toca los veinte minutos de descanso. Alguna vez me sentí algo sola mientras almorzaba un sándwich pero una tal Olivia se acercó para conocerme. Está visto que los vínculos o grupos ya están formados aquí. En algún instante una chica hermosa y que viste genial me observó de reojo. Ella es amiga de la que sustituye a Sara, no parece que le caiga bien pero no me importa.
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