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19(temp)

Ceres

Tenía mi padre que llegar tarde a casa y eso ocurrió ayer sobre las una y media de la madrugada, me imagino que  fue otra reunión de trabajo o quizás se quedó con esa mujer. No soy tonta, sé que salen con frecuencia, ¿Acaso se olvidó de nuestra madre? Si solo han pasado dos años. A mi parecer quiere disfrutar un poco, no creo que sea algo serio. Papá nos reveló bueno a mí y a Sara que tenía una amiga, que en cualquier momento la presentaría. Él dice que es  abogada y casi siempre está de viaje. Por mi que se quede un tiempo fuera de Andalucía, o de España.
Noté que alguien me pellizca y descubro que es mi hermana, ¿que hace en mi habitación? Seguro que se coló porque no la escuché.

—Inma, ¿Qué haces aquí?

—Quiero saber dónde está Tadeo, hace días que no lo veo.

—No lo verás más.

La observo, se pone a lloriquear después de lo que oye. Creo que fui dura con ella. A decir verdad el chico está con su madre,  Serafín no tiene sólo la custodia, ambos se ocupan de él.  Al chófer le vendrá bien que el chico pase tiempo con la madre, y a mi me da igual que ese chico esté o no por aquí.

—¿Por qué se ha ido? ¿Acaso ha hecho algo malo?

—Está con la madre.

—Él se fue con su madre, ¿Serafín que dice?

—Él está de acuerdo, al fin y al cabo su madre tiene el derecho de tener a su hijo cerca.

—Vale, pero Serafín lo extraña y él volverá; así que no vuelvas a decir que no lo hará.

Río, que forma de desafiar tiene la niña. Estoy deseando que se vaya a jugar y me deje sola.

—No te preocupes, además dentro de cinco meses él llegará con la noticia que tiene un amigo y prefiere jugar con él.

Vuelve a lloriquear, ¡Dios que susceptible!

—Qué fácil es tomarte el pelo.

—Deja de hacer eso, lo que pasa es que tienes celos.

—Celos, hermanita no te creas tanto.

—Eres mala, jamás tendrás amigos.

Ui, golpe bajo, ¿Quién es la que trata de herir ahora?

—Tienes razón,  soy mala. Por lo mismo no te quiero más aquí.

No la oigo, no es normal en ella. Pero sería peor que hiciera un berrinche. Por fin  avanza camino recto hacia la puerta de entrada, ella ni se despide. Así que decidí  irme de casa porque no puedo quedarme  toda la tarde.





Alexis

No me concentro en absoluto y todo  desde que Genoveva se dedicó a coquetear con Ernesto. Se lo dije a ella una y mil veces que si volvía a pillarla junto a él, no íbamos a seguir juntos. Esta vez no iré a la tienda donde trabaja, pero si deseo salir a despejarme porque está claro que no puedo retener nada de ninguna ley de estas. Nunca me había pasado, y me refiero a que empezara a sentir celos de nadie. Cojo mi abrigo antes de salir por la puerta de mi cuarto, al llegar abajo me encuentro con mamá. Antes de escapar la observé de  reojo; a esa distancia comprobé que leía un libro, y llevaba sus lentes.  Sin embargo, no conseguí mi propósito porque mi progenitora me pilló infraganti. Ahí me quedé paralizado, sabía que no tenía escapatoria.

—Alexis, no te educamos para que te vayas sin avisar.

Necesitaba  un pretexto, algo que resulte creíble.

—Mami, te juro que mi intención no era irme sin avisar. Es que te vi tan ocupada que ...

—No es excusa, que no se vuelva a repetir.

Asentí enseguida ante su mirada de reprobación,  luego tragué saliva, sabía que esto no se le iba a olvidar.

Al rato salí por la puerta en dirección a la calle. Miré hacia los coches en fila, ahí solo se encontraba  el mío. Me hubiera gustado conducir el de papá pero estoy seguro que lo tiene dentro del garaje. Él  rara vez lo presta, y es que no se fía ni de mí ni de mamá.

«Si, soy hijo único pero no me consienten en absoluto». 

Una vez que subo al Toyota, «si, me encantan estos coches aunque podría permitirme  un Corvette» puedo sentir esa  sensación cuando estoy a punto de salir de aquí, introducirme en la carretera y sentir que puedo olvidar todo lo que me incomoda.

«Creo que los vecinos oyeron  el rugido, siempre pasa»  No iba a entretenerme, en nada  coloqué  el retrovisor en su sitio, luego apreté el volante con mis manos notando su firmeza, sólo faltaba poner un pie en el acelerador y.... 
Una vez en movimiento, me dispuse a seguir recto por la carretera. Era un buen conductor, no temía perderme ni desviarme de mi objetivo tampoco.




Llegué a mi destino, un lugar habitado por "dioses", en fin deseaba distraerme. Aquí puedo sentirme en mi salsa, hasta dió la casualidad que se encontraba él.
Alfredo es de lo que no hay, recuerdo que siempre era muy divertido en nuestra etapa estudiantil. Nos reíamos con él, refiriéndome a mi amigo Pascual.
Aprobar en las materias lo que se dice aprobar pasaba por los pelos sin embargo tenía labia y por eso  sabía de antemano que conseguiría su objetivo después de acabar la secundaria. secundaria. Pues aquí nos encontramos en una especie de "after party" donde nos reunimos para tomar unas cervezas y jugar al billar. Pascual no llegará puntual porque él tiene que ocuparse de su perro y luego llevar su coche al taller. Me lo comentó ayer, hablamos por teléfono a eso de las ocho de la mañana. De por si él es muy madrugador, más que yo.

—Oye no es justo —dije contrariado.

Me había ganado de nuevo, este Alfredo tiene buena puntería. No había duda que se le daba bien hacer carambolas, ya había metido tres bolas en poco tiempo.

—Amigo tu suerte se esfumó.

—No, él no está aquí con nosotros, está más bien  pensando en la novia.

Llegó Pascual, y enseguida se quitó su chaqueta de cuero. Vi enseguida otra de sus camisetas, casi a diario utilizaba ropa oscura pero esta vez había algo diferente, en ella  ponía una frase lo más vulgar.

—A que viene esa frase, la vas a patentar.

—No, fijate.

—Deja tus indirectas, no las necesito.

—Vaya, te sentiste aludido. Pues si es así es por algo.

Me enoja que insista en abrirme los ojos  sin embargo no puedo hacer otra cosa que llevarle la contraria.

—Aquí se viene a jugar, no hay que mencionar cosas personales.

Nos quedamos viendo a Alfredo, el llevaba razón.

Ceres

En la calle Larios se acude a pasear sobre todo por las tiendas y los bares. Me gusta pasar horas  por esta zona, incluso puedes oler a comida. Quizás me pase a tomar un refresco y degustar alguna tapa. En algún instante ví a alguien, lo reconocí al momento, si era el repartidor. Este joven me pone de los nervios  cuando se queda hablando con cualquiera y no termina su trabajo. Entonces vuelvo a fijarme y aparece  Andrés. ¿Qué hacen ambos saliendo juntos? Decidí ignorar este dato, no debía importarme lo que hagan los empleados. Al rato avancé hasta mi tienda favorita, enseguida Claudia me atiende, y me muestra el catálogo de ropa de temporada. Ella sabe que me interesa comprar por internet y le sorprendió verme por aquí.

—¿Señorita quiere echar un vistazo? le aseguro que las prendas que llegaron hace una semana son de calidad y le favorecen.

—No lo dudo, pero tengo mucha ropa.

Pensándolo bien ¿y si me compro ropa interior? lo mismo me vendría bien un conjunto nuevo.

Me pase a esa zona y miré algunos culottes, sujetadores etc. Pero más me gustó un conjunto  de color rojo. Por cierto aún me quedan unas clases a las que asistir y por fin llegan las vacaciones. Se que tendré que aguantar a mi hermana pequeña porque al mismo tiempo saldrá del colegio. Dejará su uniforme a la asistenta y luego vestirá casual en esos días, cosa que no entiendo. Espero que cuando llegue a la adolescencia se convenza de que no pertenece a la plebe.

Empecé a aburrirme cuando llegaron unas señoras de lo más insoportable. No sé cómo Claudia aguanta tanto, para mí ella es una amiga, quizás la única después de que me traicionaron en mi primer año de facultad.


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