11(tempor)
Lucas
A esta hora me siento casi igual, me refiero a mis compañeros de trabajo, a los más cercanos. Ni siquiera Salvador está en racha cuando el primeramente tiene la ventaja de ser un hacha en efectuar un cierre. Está claro que se suman dos rivales a la vista, estos tíos son muy diferentes entre sí pero por algo Daniel los metió en la plantilla, y es que pasaron el filtro sin dificultad. Me quedo sin batería cuando Aurora pasa cerca mio, la noto preocupada todo el rato, ella que siempre presume de estilo, hasta persevera en conseguir algún cliente llevándolos a su terreno. Les insiste en preguntarles si tienen familia numerosa o algún amigo que no tenga operador y necesite algún teléfono. Hasta recuerdo que ayer estaba en línea con una mujer que conducía su vehículo sobre las doce, la misma estaba por colgar pero no sé amilanó. Aurora se las ingenió para convencerla poniéndole las ventajas de cambiar de operador, que no podía dejar pasar la oportunidad porque no se repetirá en su vida.
Será que no tiene un buen día, así que me muevo de mi asiento dirigiéndome hasta ella. Contengo la respiración cuando me mira, luego me sonríe mostrándome su dentadura perfecta. Enseguida trata de verse diferente, como si nada le ocurriera pero a mí no me engaña.
—Estás bien.
—¿Por qué lo dices?
—Te noté preocupada, y quise saber si todo va bien.
—Lucas, no seas bobo. A mi no me afecta nada a no ser que se manche mi blusa con café.
—Vale.
No me detengo en su rostro, más bien busco con mi mirada su boca, y hallar algún gesto que sirva para delatarla. Está claro que se esfuerza en forzar esa sonrisa, «en fin no voy a insistir». Enseguida me acerqué a mi puesto, puse mi mano en el ratón para seguir con lo que dejé. Tampoco tenía algo importante entre manos, a veces intento pasar el rato practicando frente a la pantalla. Puede parecer raro, incluso patético para los demás. Escucho:
«Le ofrecemos una ganga, sabe. No se preocupe en el precio de cierre, porque con ningún otro operador conseguirá lo que le ofrecí. Un descuento que ni siquiera se imagina, ventajas como que su internet funcionará a las mil maravillas, hasta las llamadas desde su teléfono móvil serán ilimitadas»
A este tío todo le sale gratis, sabe venderse. A mi no me sale esa sonrisa como a él, y envidio cómo consigue que el jefe lo tenga como el predilecto. «Joder si es un novato» lo único que falta es que Sara le ofrezca una invitación a un café en la sala de juntas. Ya lo veo, este va a llegar lejos con su cara bonita. No es que quiera competir por eso, más bien me afecta que no haya igualdad. A mi me menosprecian, mientras que a él lo suben al podio, situándose en primer lugar y llevándose esa medalla al mérito cuando aquí algunos llevamos más tiempo.
Ana
Al salir del baño me tropiezo con Demelsa, ella ni me dirige la palabra, está cerrándose la cremallera de su abrigo, luego colocándose bien el bolso, al parecer ni se digna a despedirse y puede que sea la última vez que ocurra, que estemos cerca aunque espero que algún día recapacite y se muestre más compasiva. Si supiera que lo que nos hace pelear tiene arreglo pero personas como ellas no son dadas a comunicarse mucho, y su mal genio lo estropea todo, a veces me recuerda a mi tía Araceli, la hermana de mi padre. Observo cómo avanza hasta fuera, antes pasó por el pasillo donde se abren las puertas de cristal. El joven tiene que abrirle porque ella se le olvidó la tarjeta en su casa, eso oí.
Cuando se pierde por la puerta no la distingo, así que me concentro en esperar mi vasito de cartón que se llene de leche.
De repente entran Aurora y Violeta, ambas están sonrientes, pareciera que son felices así sin rastro de preocupaciones. Me dan un poco de envidia por esa vitalidad que poseen, aún recuerdo cuando tenía su edad.
Ellas están recién en este lugar y les queda tanto que sobrellevar; no tienen ni idea de lo que se cuece aquí cada día. No es por recibir regaños de Daniel o Sara si cometes un error más bien es por sobrevivir, es decir no dejarse pisotear por el contrario que resulta ser hasta con quien te llevabas bien. Aquí se genera demasiada competencia, por eso es mejor tener claro en qué sitio estás y lo que está por venir.
Terminó de tomar ese café, «que bien sienta, está delicioso».
Me dispongo a irme y tengo que encontrarme a Daniel. «Fijate tenía que hablar con él», me parece que ambos nos conviene hacerlo en un lugar donde nadie nos moleste.
Daniel
Esta es la parte difícil de mi cargo, no me sabe bien dejar ir a Ana María, ella está disgustada porque no la dejé irse hoy antes de que se cumpla la jornada laboral. Sabía cómo era este trabajo, sabía que no hay preferencias para ningún empleado, pero ella se queja. Nadie se imagina como es todo y más porque estoy bajo la orden de Fernando. A él no le gusta que se incumplan las normas, necesita que cada empleado siga las directrices, que den lo mejor de cada uno.
En serio es una pena que nuestra mejor teleoperadora vaya a renunciar.
—Ana piénsatelo mejor.
—No, Daniel, llevo medio año aquí y no miráis mis necesidades. Entiende, me examino a la vuelta de la esquina, tengo que priorizar mis estudios que son lo más importante ahora.
—A ver si necesitas priorizar tu carrera no voy a insistir con que te quedes. Ana firma tu renuncia hoy a más tardar pero tu vacante ¿Que hago con ella?
—No puedes reemplazarme con algún muchacho de los que pasaron el filtro.
—Eso no funciona así, tiene que ser alguien preparado, por lo menos que tenga un año como máximo trabajando en este mismo sector. Además tu puesto no se lo puedo dejar a un joven sin experiencia. ¿Se lo has dicho a los demás?
—No, están todos ocupados y no quiero que se preocupen, ya sabes lo mejor es que me vaya sin dar que hablar.
Siempre pensando en los demás. Por eso mismo la contraté. En fin, sin más preámbulos le entregué su nómina, la última y ella firmó la renuncia. La observé por un segundo y me di cuenta que no lo está pasando bien. Esta mujer tiene las ideas claras es decir antepone su carrera, una sabia decisión la suya. Estaba claro que no iba a quedarse aquí pero las puertas siempre las tendrá abiertas.
‹Ella desplegará sus alas, quizás lejos›.
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