¿Qué es más importante?
Esta misma pregunta me la hizo mi padre una vez que empecé a trabajar en la compañía. Él sabía que estaría dedicada por completo a mi trabajo, durante los primeros meses se aguantaron mi ausencia, no se quejaron lo más mínimo. Muy adentro de mí los extrañaba, cada día algo me faltaba. 

Entonces pasó el año y no me  enteré de lo que ocurría con mi hermana hasta que ese tal Adrián la dejó, y ella acabó en el hospital internada durante días. Esa noticia me tomó como un mal trago, ignoré lo que ocurría con ella, o más bien fue fácil poner distancia después de la discusión que tuvimos. Olga siempre fue muy cercana, pasaba tiempo en casa  de nuestros padres, salía con sus amigos cada fin de semana pero cuando llegó él mi hermana cambió de repente. 

No entendí como un tipo como él pudo manipularla hasta tal extremo que consiguió que nuestros lazos quedaran equidistantes.  Por eso no soportaría volverla a ver con alguien tan perverso.

Lo que necesita Olga es volver a ser la de antes, pero no sé cómo alejarla de las sustancias, esa dependencia la destruirá. 
El problema está en que no me escucha. Ojalá algún día despierte y entonces sentiré menos culpa que la que ya traigo de por sí.

Terminé de ayudar a los nuevos, y pude escapar durante unos minutos. A veces me siento agobiada, sobre todo cuando tengo que estar resolviendo lo que no consiguió Atenea. Se que Daniel me observa a cada rato, en algún momento se acercó para echarme una mano. Se lo agradezco pero no es justo que por mi situación personal tenga una excusa para que me trate diferente. Él debe ser profesional; hasta ahora el jefe no sabe nada, porque le acarrearía problemas muy serios.
Entonces tendría que arrastrar más culpa, así que no le permitiré que interceda por mi. 

Necesito decirle, hablar con Daniel. Por algún motivo no se encuentra después de haberle visto hace una hora.