Rei sonríe al ver la pequeña bola de color negro que estaba junto con Miri. La niña parecía muy feliz sonriendo a lo grande. El departamento estaba decorado y su comida favorita estaba en la mesa, aún no puede creer que había olvidado su cumpleaños.

— ¡¡Feliz cumpleaños, papá Rei!!

El omega se acercó lentamente hasta el lugar, estaba nervioso ¿Y si no le gustaba su presencia al gatito?, cuando se sentó junto a Miri colocó su mano en la cabeza del gato, sintió como su corazón latía rápidamente, sus mejillas se sonrojaron y una sonrisa nerviosa se dibujaba en sus labios, cuando su caricia fue recibida gustosamente por el felino.

— Gracias —susurro haciendo que Miri lo abrazara fuertemente y Kazuki solo le mostrará una sonrisa sincera. El alfa estaba más que encantado con la reacción de Rei, si para ver esa expresión en su rostro tiene que darle un gato, le daría todos los gatos de Japón.

— Es hora de partir el pastel — dice Kazuki después de un tiempo observando a Rei, con alegría se acerca a la cocina pasa sacar un pastel con decoración azul y dos muñequitos de Morio Kart.

— Siiii, ¡Pastel, pastel, pastel…! — Miri salió corriendo detrás de su papá alfa. Rei se quedó con el gatito, se observaron fijamente un rato, los dos contrastes de azul hacían una linda combinación, para que el omega cargará al gatito y se dirigiera a la mesa con su familia.

No podía descubrir cuál era el sentimiento que se inundaba y se concentraba en su corazón. Solo sabía que era cálido, dulce y agradable. Quiere sentir eso siempre que pueda.

…

Mordió su labio inferior con furia. Pensó que no iba a pasar más problemas, habían estado bien después de tanto tiempo. Sentía que se había unido más a su familia después del festival deportivo. Pensó que todo estaba mejor. Pero qué equivocado estaba.

Misaki Unasaka, la Omega que si estuvo con Miri desde el nacimiento, la omega con la que Miri comparte apariencia, esa era la mujer con la que se encontraron en la entrada de la guardería. ¡¡¡¿Por qué estaba ella allí después de abandonar a su hija?!!!

Colocó un brazo en el pecho de Kazuki para que el alfa no hiciera algo de lo que se arrepentiría más tarde. Él sería el más afectado después de haber dado todo a la cachorra y que alguien venga a quitárselas.

Sabe que Misaki tenía todos los derechos sobre Miri, era la madre biológica, era la que en papeles y enfrente a un juez tenía todos los derechos. Ellos… ellos solo eran unos entrometidos.

— Hablemos en casa y no armen un espectáculo — fue lo único que dijo Rei al notar la rivalidad que tenían Misaki y Kazuki. Alguien tenía que pensar con la cabeza fría y odiaba ser él. Los padres de los niños de la guardería voltearon a verlos rápidamente cuando comenzaron los gritos, no quiere ser la novela de la tarde de las madres de familia. Así que mejor ir a un lugar más privado.

Miri había estado tan feliz con su madre, eran dos gotas de agua, eran… familia. Ellos solo estaban entrometiendo en su relación madre e hija. 

Arropó a Miri cuando la niña cayó dormida en el sofá. Extrañaría verla todos los días, extrañaría enseñarle a jugar videojuegos, en serio, lo haría.

Notó la mirada fría de Misaki, después de todo él era un omega que le estaba quitando a su cachorra, es un instinto básico, casi inútil, pero siempre está en los omegas y él lo sabe.

Se alejó de la pequeña para sentarse junto a Kazuki. Pensar que Misaki podía morir, primeramente no estaba en sus planes, por lo menos será una causa natural y no por su arma. Tiene que ver el lado positivo de eso. Es difícil ocultar los cuerpos actualmente.

Kazuki ya estaba harto de escuchar las excusas de esa mujer, la misma que tuvo el corazón para abandonar a su hija en una ciudad llena de depravados de todo tipo. La misma que negó su maternidad más de una vez. No podía creer que esa misma Omega tuviera la cara para ordenarles que entregarán a la niña, como si ella hubiera sido una buena madre. Pero al final ellos no son nada de Miri. Solo unos farsantes.

Misaki se fuera de la casa enojada porque no le habían dado a Miri. Rei solo mordió su labio, se acercó a la niña, para cargarla y dejarla en su habitación.

Kazuki miraba todo en silencio, no estaba de humor para hablar o hacer algo. Ni para decir chistes malos.

…

Cerró fuertemente sus puños después de las palabras que Kyu les dedico.

¡¡¡Maldita sea Ryo Ogino!!!

Lo detestaba por haberle revelado a su padre que él tenía una vida normal junto a un alfa y había adoptado una cachorra. ¡¡Lo odiaba!!

Aún lo recuerda desde el viaje de automóvil, puede ser frío, pero no ciego, notaba claramente las intenciones del alfa con él.

¡¡¡Maldita sea!!!

Porque le tienen que quitar todo lo que ama, porque su vida es una miseria andante, porque…

Sabía que Kyu los estaba protegiendo, pero también en el fondo de su mente suponía que ese dulce sueño de una vida normal, de tener una familia normal, se acabaría rápidamente y se volvería inexistente. Porque ¡¡En qué momento un asesino puede tener una vida normal!!

Nunca…

Esa es su respuesta

…

No sabía si le dolió más el momento en que Miri se fue con su madre, alejándose con una sonrisa o en el que Kazuki se rompió por completo.

No sabía cómo consolar a alguien, no sabía qué hacer en ese momento. Quería abrazarlo pero… ¿Eso era correcto?

Su cuerpo no reaccionaba a los estímulos de su cerebro, solo un temblor se hizo presente, quería a su pequeña Miri con ellos. Quería que volviera…

Pero eso no es posible

—Kazuki… — el alfa lo abrazó rápidamente ocultando su rostro cerca de las glándulas de aroma de Rei. No podía soportar perder a Rei cómo lo había hecho con Miri.

Nunca te encariñes, sí no puedes cuidarlos al final…

Odiaba tener razón.

Rei comenzó a jugar con los cabellos de Kazuki, esos cabellos dorados que brillaban en la noche, quería que el alfa estuviera bien. Pero él era un inútil.

…

Ninguno de los dos soporta el silencio que se formaba en el departamento desde que Miri se fue con su mamá. Sabía que así su pequeña estaría más segura, aunque doliera era lo correcto.

Ya no podía escuchar sus risas, ya no podían conspirar los dos contra Kazuki y su cocina. Ya no podía jugar a Morio Kart, todo le recordaba a ella.

— ¿Quieres comer algo?

— Hmm

Kazuki solo observo a Rei con tristeza.

— Rei… — el mencionado volvió a ver a Kazuki — Sé que estás mal, igual yo, pero sabemos que a Miri no le gustaría vernos tristes. Has cambiado mucho, usa ese cambio para seguir adelante.

Rei no sabía qué decir al respecto.

— Ella está a salvo y nosotros tenemos que volver a la vieja rutina.

— Dónde ni nos hablamos o salíamos del departamento.

Kazuki guardó silenció, Rei pensaba que lo había arruinado, en serio, lo había arruinado. El alfa comenzó a alejarse hacia su habitación.

— La rutina cambió, igual que nosotros.

Rei solo podía morderse el labio hasta que sangrara. Odiaba ese silencio.

Decidió salir del departamento un tiempo, solo para despejar su mente un rato y olvidar todo.

El día estaba nublado, como si el cielo supiera sobre su tristeza y le estuviera haciendo luto.

Las calles estaban vacías, solo un par de personas pasaban por el lugar, sus pies lo llevaron hasta el parque. Aún recuerda cómo entrenaron con Miri para que ella ganará el oro en el festival deportivo.

Escuchaba como las personas pasaban rápidamente a su lado, como si fuera un fantasma, ya estaba acostumbrado a la sensación de estar solo en el mundo. Creció sintiendo eso…

Se sentó en un columpio para vislumbrar su paisaje. Todo estaba apagado, los colores eran opacos y sin vida. La luz del sol ya no brillaba, como también, la temperatura había bajado drásticamente. Era un lugar supuestamente feliz, pero ahora que estaba allí, se sentía más solo que nunca.

Estaba perdido en sus pensamientos sin notar como alguien tocaba su espalda, pero ese sentimiento lo conocía, era el cañón de un arma.

— Camina — Ogino fue quien le ordenó, gruñó ante la orden del alfa, el sonido del seguro lo puso alerta, ya se lo había quitado. — Camina.

No dijo nada y siguió la orden caminando lentamente. El alfa se colocó a su lado con el arma separándolos. No había nadie a su alrededor, ya estaba oscureciendo, odiaba esa sensación de peligro.

Llegaron las calles estrechas de Japón, un movimiento hizo que el alfa lo estampara en la pared de unos de los callejones cercanos.

— Maldito hijo de puta — Rei maldecía su suerte y a su atacante, por culpa de él había perdido a su familia. A su auténtica familia. Un golpe hizo que su mejilla ardiera y sangre saliera por su boca.

— Cuida tu lenguaje, Omega

Rei estaba listo para atacar, un movimiento rápido y Ogino estaba encontrá de la pared. Para algo había servido todo su entrenamiento, seguía siendo más ágil que cualquier asesino al mando de su padre.

— Maldito hijo de perra, por ti perdí todo — una sonrisa de suficiencia se cruzó por los labios del alfa. Envió un escalofrío por la columna vertebral de Rei.

— Esa era la idea.

Un disparo…

Fue lo que escuchó, se alejó temblando, abrazó su abdomen notando la sangre que salía de su herida, sus manos se habían teñido de carmesí.

— Es momento de que aprendas tu lección.

No sabía a lo que se refería, intentó salir del lugar, pero otro disparo se escuchó y él cayó al suelo.

Dudaba poder escapar en ese momento, el miedo se apoderaba de sus sentidos, ¿Eso es lo que sentía sus víctimas?

Tenía miedo, pero ya no tenía nada que perder en esta vida. Quería que por fin le diera un disparo certero. Quería morir.

Su respiración se aceleró perdiendo su vista en el cielo gris de la ciudad. Ogino se acercó hasta que estuvo enfrente de él, ocultando el triste paisaje del cielo, las gotas de lluvia comenzaron a caer y con un movimiento rápido el alfa lo golpeó con el arma, cayendo por fin inconsciente al suelo.

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El capítulo 10 me dejó mal. ಥ⁠‿⁠ಥ

Dejen sus teorías de lo que pasará a continuación...

Espero que les haya gustado, además...

¡¡Ya está la presentación de Miri y Rei del episodio anterior!!

No puedo dejar el link aquí porque luego no funciona así que pueden pedírmelo por mensaje privado o tal vez lo deje en mi tablero.

PERO YA ESTÁ LA PRESENTACIÓN

Y es lo que importa

Espero que les haya gustado

Sin más

Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora