CAPÍTULO 41: «YA ES DEMASIADO TARDE»
—¡MIENTES! —chillé y le empujé, haciendo que su cuerpo chocara contra la pared. Las lágrimas habían comenzado a caer, y casi no veía nada a través de ellas. Le agarré de la camiseta y golpeé su pecho repetidas veces, descargando toda la rabia e impotencia que sentía en ese momento.
—¿¡Por qué coño te crees que Chris se asustó tanto al verme el primer día, Abbie!? —me gritó de vuelta, furioso, y agarró mis muñecas para que dejase de golpearle. En sus ojos centelleaba la rabia—. ¡Sabía que era yo! ¡Lo supo desde el primer momento y no te dijo nada! —rugió, y poco a poco, dejé de intentar hacer fuerza para soltarme del agarre de Brandon. Las lágrimas seguían cayendo a toda velocidad, y mis sollozos hacían que me sacudiese sobre el cuerpo de Brandon.
—Mientes... —susurré. Sentía como si Brandon hubiese cogido mi corazón y lo hubiese pisoteado hasta que ya no quedase nada, como si hubiese pinchado con un cuchillo mis pulmones mil y una veces, como si estuviese batiendo mi cerebro con una batidora.
—Te ha estado mintiendo todo este tiempo. —Volvió a hablar y yo sacudí la cabeza. No quería que siguiese hablando—. Ha estado amenazándome con que no te dijera nada porque tenía miedo de que te dijese la verdad. ¡Si por él fuese, nunca te lo habría contado! —gritó enfadado. Me solté del agarre de Brandon y me dejé caer al suelo. El pasillo me daba vueltas y el hecho de no poder ver nada más que manchas borrosas no ayudaba en nada. Me dolía el pecho, me ardía, me quemaba. El mismísimo infierno se había asentado en el lugar en el que antes se encontraba mi corazón.
Me hice una bola y hundí mis manos en mi pelo y mi cara en mis rodillas. Y lloré.
Brandon se sentó a mi lado y pasó su brazo por mis hombros. No me aparté porque en ese momento, necesitaba que alguien me abrazase y me dijese que todo iba a estar bien. No me importaba que esa persona fuera justo la que acababa de destrozar lo único bueno que me quedaba. Lloré en su hombro, y por un momento, me sentí bien.
—¿Por qué no me lo dijiste nada más volviste? —Le miré a través de las lágrimas e hipé—. ¿Por qué has esperado hasta ahora para contármelo? —pregunté y me sorbí los mocos. Brandon me miró serio.
—Porque quería ver hasta dónde podía llegar. Quería que vieses lo que es capaz de hacer para no decirte la verdad —confesó, y no supe cómo reaccionar. Quizás tanto dolor me había vuelto inmune.
—Así era más divertido, ¿verdad? —dije riendo amargamente. No podía creerlo.
—Exacto —dijo y se encogió de hombros.
—Estás enfermo... —susurré.
—Era la única forma de hacer que abrieses los ojos —dijo con la voz grave y yo le miré incrédula mientras miles de lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas.
—¿Acaso piensas que eres el bueno de la película? ¿Te crees mejor que él? Has esperado al mejor momento para contarme la verdad y así hacerme más daño. —Me alejé de él—. Eres igual, o peor que él —espeté repugnada.
—No quería hacerte tanto daño a ti. Quería hacérselo a él —dijo rencoroso—. Quería que sufriera, y que se levantase cada mañana replanteándose si ese iba a ser el día que te iba a contar la verdad. —Apartó la mirada y miró detrás mío con odio.
—¿Por qué...? —pregunté sin entender y me froté los ojos con la manga de mi chaqueta.
—¡Porque el día que me mandaste a la mierda, el muy hijo de puta me pasó un encargo que me metió en un lío del que todavía no he podido salir! —rugió furioso y yo me quedé atónita—. ¡El muy cabrón me tendió una trampa! —El odio teñía sus palabras, así como sus ojos. Se quedó callado, intentando regular su respiración—. Además, si yo no podía tenerte, mucho menos él —murmuró entre susurros. Me quedé en silencio, asimilando toda la información. Todo era porque se quería vengar de Chris. Todo había sido por él. Su principal objetivo nunca había sido recuperarme. Sí quería volver conmigo, pero sabía que haciendo todo eso, nunca saldría con él otra vez. Vengarse de Chris era más importante. Ese había sido siempre su verdadero objetivo. Y yo había sido sólo un efecto colateral.
—Quiero irme a casa —susurré con la voz rota. Las lágrimas habían dejado de caer, y lo único que quedaba era un horrible quemazón en el pecho.
Brandon se levantó del suelo y me tendió la mano. La miré unos segundos como si fuera un objeto de otro planeta, y me levanté del suelo sola. Me rodeé el cuerpo con los brazos. No quería que Brandon me tocase.
—Ahora vuelvo —dijo y se metió en su apartamento. Yo me quedé en la misma posición hasta que Brandon volvió.
Seguí a Brandon a su coche, y antes de subirme, me replanteé marcharme andando, pero no sabía dónde me encontraba, y no estaba en condiciones de volver andando a casa. Me monté en el coche y volví a hacerme una bola. No quería pensar en nada, ni ver nada ni a nadie. Sólo quería meterme en mi cama y llorar hasta que el dolor en mi pecho hubiese desaparecido.
Sentí que había perdido la inconsciencia en cuanto Brandon arrancó el motor. Mi mente era una mancha negra que me impedía pensar en cualquier otra cosa.
—Abbie, tu móvil no deja de sonar. —Oí la voz de Brandon, y volví a la realidad. Lo saqué del bolsillo de mi cazadora y contesté.
—¿Sí? —dije sin mirar quién era. Mi voz sonaba diferente, aunque no era de extrañar. Llevaba las últimas horas gritando y llorando.
—Abbie —dijo alarmado Mason. Eso hizo que le prestara toda mi atención.
—Sí —Apenas podía hablar.
—¿Dónde estás? Te he llamado cuarenta veces —dijo nervioso, y distinguí un toque de histeria en su voz.
—Ahora vuelvo a casa, no te... —No pude terminar de hablar porque el coche pegó un frenazo. No salí disparada porque el cinturón de seguridad me había retenido. Miré a Brandon alarmada, pero él no me miraba a mí. Seguí la dirección de su mirada y el corazón me dio un vuelco cuando en medio de la oscura carretera, me encontré con un familiar coche gris.
Chris abrió la puerta del piloto y se bajó del coche. Verle fue más doloroso de lo que jamás podría haber imaginado. Llevaba la misma ropa que horas antes, pero parecía estar más desaliñado, y su pelo estaba completamente revuelto. Parecía furioso, y se acercó a nosotros como si supiese exactamente quiénes éramos. Y entonces lo comprendí.
—Sorpresa —murmuró Brandon con voz tintineante a mi lado.
—¿Le has dicho tú de venir a buscarnos? —Le miré incrédula. Brandon no apartó la mirada de Chris.
—Si vas a romper con Chris, dame al menos el placer de poder presenciarlo —dijo fríamente todavía sin mirarme y se bajó del coche. Dejé salir todo el aire de mis pulmones. ¿Con qué clase de psicópatas me relacionaba yo?
Brandon no pudo dar ni tres pasos, porque Chris le propinó un puñetazo en la mandíbula que le hizo retroceder. Pero no se detuvo, porque le cogió de la cazadora y le estampó sobre el capó del coche. Volvió a golpearle en la cara una y otra vez. A Brandon pareció no importarle, como si ya se hubiese preparado de antemano a la reacción de Chris. Ni siquiera intentaba devolverle los golpes.
No quería salir del coche. En realidad, lo único que quería hacer era deslizarme en el asiento del piloto, arrancar el coche y dejar atrás a los dos chicos que parecían haberse empeñado en arruinarme la existencia. Pero cuando vi las salpicaduras de la sangre de Brandon en el parabrisas, decidí que tenía que salir.
Me bajé del coche y me di cuenta que nos encontrábamos en medio de un puente. Yo conocía ese puente. Era el más alto de la ciudad, unos veinte metros. Las vistas desde ahí eran increíbles, aunque no muchas personas conocían su existencia. Brandon y yo habíamos ido un par de veces a ver el atardecer ahí.
Me acerqué a Chris, que le seguía propinando una tanda sin fin de puñetazos a Brandon, y con toda la fuerza que pude concentrar, tiré de su cazadora hacia atrás y le alejé del coche. Lo último que quería era acercarme a él, ni siquiera quería mirarle. El pecho me ardía más que nunca, y me dolía la cabeza de tanto pensar, pero si no le detenía, iba a matar a Brandon.
—¡HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA! —Rugió furioso e intentó volver a acercarse a Brandon, pero me deslicé delante de él y le empujé de nuevo hacia atrás. Él pareció no darse cuenta de que me encontraba delante de él. Sólo tenía ojos para Brandon—. ¡TE DIJE QUE TE MANTUVIERAS ALEJADO DE ELLA! —Volvió a chillar, y me asusté ligeramente. Nunca le había visto tan enfadado.
—Y yo te dije que si no le decías tú la verdad, se la diría yo —dijo Brandon a mis espaldas. Me giré un segundo a mirarle y me espanté. Estaba irreconocible. Chorros de sangre se deslizaban por toda su cara, pero aún así, él seguía sonriendo. Escupió sangre en el suelo y se pasó la lengua por los labios.
—¡PUTO DESGRACIADO! —gritó, y ciego de la ira, me empujó para volver a atacar a Brandon. Caí al suelo con el culo, afortunadamente, pero los huesos de mi muñeca crujieron.
Aullé de dolor y la rodeé con mi otra mano, intentando calmar el dolor.
—Ahora sí que la has cagado. —Oí la voz divertida de Brandon. Chris se giró para ver a qué se había referido. Cuando su mirada se encontró con la mía, sentí un cúmulo de emociones inexplicables. Dolor, traición, tristeza, ira, odio, y de nuevo, dolor. Era una tortura tener que mirar a Chris en esos momentos, y odiaba a Brandon por haberme tendido aquella emboscada.
—Abbie —dijo, reparando en mi presencia por primera vez. Se separó de Brandon instantáneamente y se acercó dos pasos hacia mí, pero yo, todavía sentada en el suelo, retrocedí casi como un reflejo. No quería que se acercase a mí. Mi rechazo pareció dolerle. Bien. Se pasó las manos por el pelo, frustrado—. Abbie, puedo explicarlo todo. —Intentó volver a acercarse, pero no se lo permití.
—No te acerques —le advertí con la voz rasposa, y me levanté del suelo ayudándome de la mano buena.
—Lo siento. Abbie, tienes que escucharme. —Parecía que estaba a punto de llorar—. Nada de lo que te ha dicho es cierto —dijo frustrado. Su mirada se había impregnado de dolor, y eso me enfureció. Él no tenía ningún derecho a sentirse de esa manera.
—¿Traficabas con drogas? —le pregunté con la voz temblorosa. Chris tragó, y se quedó en silencio, mirándome con la cara crispada.
—Sí —me contestó en un susurro.
—¿Fuiste tú quien le pasó las drogas la misma noche que rompí con él? —No noté que había empezado a llorar otra vez hasta que el sabor de las lágrimas saladas inundó mis papilas gustativas. Me costaba mantenerle la mirada.
—Sí —repitió. Me preparé para hacer la última pregunta que esa noche marcaría un antes y un después.
—¿Has...? —sollocé, y me tapé la boca con la mano buena para detener mis estúpidos lloriqueos. Miré a Chris, que me miraba intensamente—. ¿Has sabido todo este tiempo que se trataba del mismo Brandon, y no me has dicho nada? —Observé, de nuevo, a través de las lágrimas cómo Chris cerraba los ojos y agachaba la cabeza.
—Sí —dijo una última vez, y yo cogí una bocanada de aire.
—Entonces parece que todo lo que me ha dicho Brandon sí es cierto —murmuré con la voz rota. Me rodeé el pecho con los brazos, temerosa de que éste se fuera a romper en pedazos. Debía mantener la compostura un poco más. Sólo un poquito más.
—Abbie, por favor. Escúchame —me pidió y yo negué con la cabeza. No quería oírle. Quería marcharme de ese endemoniado puente y no mirar atrás—. Sí, tienes que escucharme —insistió y se acercó a mí, y sin darme tiempo para volver a retroceder, me cogió de las mejillas y me obligó a mirarle. Su tacto me quemaba la piel, pero no de la misma manera que antes lo hacía. Ahora sólo quería que dejara de tocarme—. Te lo habría contado antes, pero nunca encontré el buen momento, y cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde —dijo ansioso, y yo sacudí mi cabeza para liberar mi cabeza de su agarre, pero no me dejó. Las lágrimas seguían cayendo de mis ojos—. Abbie, lo dejé por ti. En cuanto me contaste lo que te ocurrió con Brandon, decidí que era hora de dejarlo. Ya llevaba tiempo pensándolo, y tú sólo me diste otro motivo para hacerlo. El motivo más importante, porque sabía que no podía estar contigo si seguía haciendo esas mierdas. Por favor, sólo deja que me explique —me pidió desesperado. Le empujé y conseguí de una vez por todas soltarme de su agarre. Retrocedí unos cuantos pasos y lo observé. Sus ojos se habían cristalizado, y unas lágrimas habían comenzado a rodar por sus mejillas. Sentí que se me partía el corazón, pero eso no era posible, porque mi corazón ya estaba roto.
—Tuviste tu oportunidad —susurré. Y es que a lo mejor, si me lo hubiese contado antes, no me habría entendido. Porque le quería, mucho más de lo que jamás había querido a Brandon, y cualquier cosa que hubiese hecho antes de conocerme, habría sido irrelevante. Pero había decidido escondérmelo, y aquello que podía haberse quedado en el pasado, estaba marcando nuestro presente y nuestro futuro—. Ya es demasiado tarde —murmuré y Chris negó con la cabeza repetidamente.
—Te quiero, sabes que te quiero. No nos hagas esto. —Se le rompió la voz—. Por favor, no me hagas esto —me suplicó con la voz rota. Hice acopio de lo último que quedaba vivo dentro de mí y pronuncié las palabras que más me habían costado decir jamás.
—Te lo has hecho tú solo —susurré y miré al suelo, sintiendo un dolor insoportable. Y es que ese dolor no se lo desearía ni al peor de mis enemigos.
Chris me miró inmóvil, como si mis palabras le hubiesen congelado. De sus ojos seguían cayendo lágrimas. No podía soportar seguir mirándole, así que le ordené a mi cabeza que mandara las órdenes necesarias para moverme. Caminé a paso lento, como si me pasaran los pies, y pasé a una distancia prudente de Chris, y me acerqué al coche de Brandon. Quería irme a casa.
Cuando Brandon, quien había estado estado observándonos apoyado en el capó de su coche, vio que me acercaba a él para marcharnos juntos, sonrió socarronamente.
—Es curioso, estoy teniendo un déjà vu, pero esta vez, el que la ha cagado no he sido yo —dijo divertido.
—¡ME LAS VAS A PAGAR! —gritó Chris fuera de sus cabales.
Sentí que lo que sucedió a continuación ocurrió a cámara lenta. Chris se acercó corriendo a Brandon, le cogió del cuello de la cazadora y con un gruñido gutural, lo arrastró de un empujón al borde del puente.
Y antes de que yo pudiese hacer nada, los dos cayeron al vacío.
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No me puedo creer que por fin haya llegado el día en que me toca actualizar la última parte de esta novela, pero desgraciadamente, aquí estamos. Quiero poder entretenerme un poco en esta nota de autora, porque tengo un par de cosas que decir, así que os invito a seguir leyendo si queréis conocerme un poquito más :)
Esta historia la comencé hace muchos años. Obviamente, no escribía igual a como escribo ahora ni de lejos, y ya os podéis imaginar el Cristo de historia que había escrito en un principio. También la empecé a subir a Wattpad, pero al cabo de unos pocos capítulos, paré de escribir y la abandoné. Pero me gustaba demasiado la idea, y adoro con toda mi alma escribir, por lo que un día del año pasado me dije a mí misma: "voy a terminar de escribir esta historia". Y eso hice. Edité los capítulos que ya tenía escritos y me estrujé el cerebro para dar con nuevas ideas que pudiesen sorprender e intrigar. Y espero haberlo conseguido.
No tenía pensado empezar a subir la novela a esta plataforma, eso seguro. Sólo quería tenerla escrita, porque los personajes de Abbie y Chris me encantaban, me sentía (y me siento) muy atada a Abbie, y quería poder darle vida. Pero entonces llegó un ángel caído del cielo llamado Virginia. Conectamos desde el primer momento en que nos conocimos, y si no fuese por ella, probablemente nunca habría subido esta historia. Me introdujo al Dramione, me inspiró a escribir, me hizo reír, MUCHO, y es un claro ejemplo de la perseverancia y constancia. Virginia, sé que tardarás en leer esto, pero me has inspirado como nadie, has hecho del primer curso de la universidad un poquito más llevadero, más fácil, en definitiva, mejor. Eres una escritora increíble, y os invito a TODOS los que estáis leyendo esto a pasaros por su perfil y leer alguna (o todas) sus historias, porque la chica tiene mucho talento. Te quiero con toda mi alma, y te deseo lo mejor. Porque vas a ser famosa, y ten claro que cuando eso ocurra, yo estaré ahí para aplaudirte, animarte y alegrarme de todos tus logros. Por todo ello, este último capítulo, el más especial de todos, te lo dedico a ti <3
¿He tenido unas poquitas dificultades a la hora de escribir la novela? Por supuesto. Me he quedado en blanco muchas veces, y muchas otras no tenía ni idea de cómo expresar todas las ideas que me inundaban la mente, pero me alegro de haber podido averiguar cómo hacerlo, porque ha dado lugar a esta novela, y estoy muy satisfecha con ella.
Tuve un par de dudas a la hora de pintar al personaje de Chris. No sabía si quería proporcionarle un pasado que justificara sus acciones, o si sólo quería que fuese un cabrón perdido sin razón alguna. Aunque algo tenía claro desde el primer capítulo: Chris iba a ser el camello de Brandon. Por eso, para todos los que me conocéis en persona y estáis leyendo esta novela os decía que la trama de toda la historia se encontraba en el primer capítulo. Nadie entendía, y Santo Dios qué gracia me hacía. Por otro lado, Abbie es como mi pequeño bebé, tal vez porque es un reflejo bastante acertado de cómo soy yo, y siento la necesidad de protegerla y defenderla. Espero que no os haya parecido DEMASIADO irritante ^^
Quiero dar muchas gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en esta jornada. Todos aquellos que habéis leído, votado, comentado y compartido la novela. Porque cada pequeño gesto me ha puesto una enorme sonrisa en la cara. Sois los mejores, y espero no haberos decepcionado con este final.
Parece mentira que vaya a ser la última vez que escriba esto, pero como siempre, y ahora más que nunca, os invito a votar, comentar, Y DECIRME QUÉ HABÉIS PENSADO DE LA NOVELA, si habéis acertado en vuestras suposiciones, si os he decepcionado, o si habéis disfrutado igual que lo he hecho yo :) Además, os animo a compartir la novela con los amigos y la familia, porque ya sabéis lo que dicen: "compartir es vivir".
Creo que ya la he chapado bastante, aunque si por mí fuera, escribiría hasta que se me cayesen las manos.
Nos veremos pronto.
Muchos besazos,
Elsa <3
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