CAPÍTULO 30: «HE VENIDO A RECUPERARTE»
Mientras los labios de Brandon se movían sobre los míos, sentí un cúmulo de emociones diferentes que me dejaron aturdida. Por un lado, sentí nostalgia. Aunque era cierto que me había olvidado de Brandon, había formado una gran parte de mi vida. No echaba de menos sus besos y sus caricias como lo hacía antes. Ahora los únicos labios que quería que me besaran eran los de Chris. Por otro lado, sentí asco. No estaba segura de si había pasado página al cien por cien, o si todavía sentía resentimiento hacia Brandon por lo que me hizo. Pero lo que sí era cierto era que estaba odiando la manera en que su cuerpo estaba pegado al mío y la forma en que sus manos agarraban mis muñecas. Lo quería lo más lejos de mí posible.
Mantuve mis labios pegados en todo momento, pero Brandon no se dio por vencido tan rápidamente. Abandonó mi boca y se dirigió a mi cuello. Yo me removí, asqueada, e intenté soltarme, pero Brandon aumentó la presión en mis muñecas y colocó una su pierna derecha entre las mías para evitar que me moviera.
—¿Recuerdas cuando nos escapábamos de clase para venir aquí a follar? —me susurró al oído, provocándome arcadas. Brandon seguía besándome el cuello con intensidad. Me revolví de nuevo y lloriqueé, pero no conseguí alejarle ni un poquito—. Qué buenos tiempos, ¿verdad? —Me mordió el cuello.
—Fuiste tú quien lo jodió todo —dije con rencor. Sabía que si seguía contestándole, acabaría llorando, pero no podía evitarlo. Hablaba como si yo le hubiese dejado sin razón, como si él no hubiese hecho nada malo, cuando no había sido así—. Me mentiste y por eso me perdiste. —siseé. Brandon dejó de besarme el cuello y me miró a la cara.
—Por eso estoy aquí, Abs. He venido a recuperarte... —susurró y acercó su cara un poco más a la mía. Observé sus ojos, y me fijé en lo bonitos que seguían siendo, aunque ahora los colores lucían más oscuros, como si se hubiesen apagado.
—¿Qué demonios te hace pensar que quiero volver contigo? —pregunté, repugnada—. ¿Qué ocurre? ¿Que todavía no me has superado? —me burlé de él. Su mirada se oscureció por unos segundos, pero rápidamente su sonrisa burlona volvió a aparecer en su cara.
—¿Y tú? ¿Tú me has superado? —me preguntó. Me irritaba mucho que respondiese a mis preguntas con otras preguntas, pero esa en concreto sólo me hizo reír.
—¿Acaso es necesario preguntar? —pregunté divertida—. Tengo novio —dije, obvia.
—¿Y dónde está? —preguntó burlonamente y yo me quedé en silencio. No tenía ni idea—. Porque si yo fuese él, estaría aquí contigo. Consolándote... —Se acercó a mí un poquito más—. Besándote... —Contuve el aliento cuando la nariz de Brandon rozó la mía. No había notado que había soltado mis muñecas hasta que sus manos se posaron en mis caderas y pegaron su cuerpo al mío un poco más. Instintivamente, puse mis manos en sus hombros. Brandon sonrió ante mi reacción.
—Como se te ocurra volver a besarme... —le amenacé, pero no conseguí acabar la frase.
—¿Qué? —preguntó con prepotencia—. Sabes que lo deseas tanto como yo. —Su mirada se desvió de mis ojos a mis labios, e instintivamente yo hice lo mismo. Su cercanía de repente me había puesto nerviosa, y no entendía por qué. Sabía que ya no sentía nada por él, pero su vuelta había causado que sentimientos y sensaciones que había enterrado hacía meses resurgieran de nuevo.
Salí de mi trance y me recompuse.
—Lo único que deseo —pausé dramáticamente—, es que te alejes de mí —escupí con asco y con toda la fuerza que tenía, le empujé lejos de mí. Me separé de la puerta y me alejé de él unos metros—. No pienso volver contigo —repetí para que le quedase claro—. No te quiero. Quiero a Chris —rematé y observé cómo los ojos de Brandon mi miraban con creciente furia. Apretó los puños y se acercó de nuevo a mí lentamente.
—Que sepas que te has enamorado de la misma escoria humana que dejaste hace unos meses —soltó con veneno. Junté las cejas, de repente confusa e indefensa. ¿Acaso insinuaba que Chris era igual que Brandon? Porque si así era, estaba muy equivocado. Se alejó de mí y me sonrió—. Nos vemos en clase, Abs —se despidió antes de marcharse por la puerta trasera.
Expulsé el aire que no sabía que estaba conteniendo y me dejé caer en el suelo. Estaba física y mentalmente exhausta. Creía que si hablaba con Brandon, quizás conseguiría respuestas a alguna de mis preguntas, pero sólo había conseguido crear muchas más preguntas. Había dicho que quería recuperarme, pero algo no cuadraba. ¿Por qué sentía que Brandon sabía algo que yo no?
Me levanté del suelo corriendo y cerré la puerta de la cocina con llave. Kyle volvería en menos de dos horas, y Mason no estaría en casa hasta por la tarde. Saqué mi móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y volví a marcar el número de Chris, pero de nuevo, no contestó.
(...)
—¡Abbie! —gritó mi primo desde la puerta de entrada.
—¡En la cocina! —grité de vuelta. Chad y Kyle entraron en la cocina, agitados—. ¿Por qué parece que vais a echar las tripas? —les pregunté con el ceño fruncido mientras dejaba en la mesa de la cocina la carne que había preparado para comer.
—Hemos venido corriendo —me respondió Chad—. Parece que estás mejor —señaló y yo reí.
—Pues no debería —murmuré. Me senté en la mesa de la cocina y me masajeé las sienes.
—No hemos vuelto a ver a Brandon el resto del día —me informó Kyle.
—Claro que no —dije, obvia, y dejé escapar una risa. Chad y Kyle me miraron curiosos—. Ha venido aquí —expliqué. Chad y Kyle dejaron escapar un grito ahogado—. Estoy bien. No ha pasado nada —dije antes de que se pensaran lo peor.
—¿Te ha hecho algo? —preguntó Chad.
—¿Qué te ha dicho? —preguntó al mismo tiempo Kyle.
—No, no me ha hecho nada —dije mirando a Chad—. Y no sabría decirte muy bien de qué hemos hablado. Ha sido una conversación algo confusa. —Fruncí el ceño y suspiré.
—¿Te ha dicho qué hace aquí?
—Sí —dije con la mirada perdida—. Me quiere recuperar —repetí las palabras de Brandon. Me reí por lo absurdo que sonaba lo que acababa de decir.
—Eso no tiene sentido. No se tomaría tantas molestias. Además, no explica su comportamiento psicópata y acosador —dijo Chad.
—Lo sé. Es como si fuera...
—Un juego —dijo Kyle.
—Exacto —concordé—. Deberíais haberlo visto antes... Era como si todo esto le hiciera gracia, como si lo tuviera todo bajo control. Era escalofriante. —Sacudí la cabeza—. No dejaba de preguntarme por Mason, y por mi madre, y por Chris... ¿Estará celoso? —Fruncí el ceño, poco convencida con mi teoría—. ¿Le habéis visto? —Miré a Chad y a Kyle.
—No. Por su taquilla no ha pasado, y no le hemos visto por los pasillos —me respondió Kyle.
—Tampoco me contesta ni a los mensajes ni a las llamadas —dije frustrada. ¿Dónde había ido?
—A lo mejor ha tenido una urgencia —me intentó consolar Chad. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que no era esa la razón por la que había desaparecido.
—¿Y qué vamos a hacer? —Miré a Kyle—. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Se ha colado en casa. Dos veces —señaló—. No sé con quién narices saliste el año pasado, pero se está comportando como un maníatico.
—No podemos hacer nada. La policía no va a ayudarnos. —Me pasé las manos por el pelo nerviosamente.
—¿Vas a contárselo a Mason? —me preguntó Chad.
—Estoy enfadada con él —dije sin darme cuenta, pero ya era demasiado tarde. Chad me había oído.
—¿Por qué?
—El otro día cogió mi coche, me vació el depósito y se niega a llenarlo de nuevo —mentí.
—¿Y no crees que esto es más importante que un depósito vacío? —insistió y yo suspiré.
—Supongo... —Miré el suelo y me quedé pensando en silencio. Entonces, me acordé de otra persona—. Oye, Chad. No le cuentes nada de esto a Mack —le pedí—. No quiero preocuparla. Ya tiene bastante con lo suyo. —Él me miró unos segundos con el ceño fruncido, sin estar de acuerdo con lo que le pedía, pero finalmente cedió.
—Me va a matar por escondérselo, que lo sepas. —Me señaló con el dedo.
—No, si no se entera. —Sonreí inocente.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a seguir yendo a clase como si él no estuviese allí? —me preguntó Kyle.
—¿Acaso hay otra opción? No puedo dejar de ir a clase por él. —Me encogí de hombros. Kyle me miró poco convencido.
Pasé el resto de la tarde con mis amigos. Hicimos los deberes hasta que se hizo tarde y Chad se tuvo que marchar a su casa. Mason había llegado a media tarde y no había saludado a nadie. Se había encerrado en su cuarto y no había vuelto a salir desde entonces.
Llamé a Chris un par de veces y le dejé unos mensajes, pero no contestó a ninguno de ellos. Me estaba empezando a frustrar y a preocupar. Chris siempre me respondía a los mensajes. ¿Y si le había pasado algo a su madre? ¿Y si le había pasado algo a él?
Como no era sorpresa para nadie, aquella noche no dormí bien.
—¿Sigues sin saber nada de Chris? —me preguntó Chad desde el asiento trasero. Negué con la cabeza. Le había llamado tres veces esa mañana, y le había dejado un par de mensajes, pero no había respondido a ninguno de ellos.
Después de aparcar, los tres nos bajamos del coche. La plaza de parking donde Chris solía aparcar estaba vacía. Inspiré hondo y miré el instituto. Había pasado por cosas peores sola, podía con eso.
Caminé hacia la entrada escoltada por Chad y Kyle y recorrimos el pasillo hasta llegar a mi taquilla. Tal y como me temía, Brandon me esperaba sonriente apoyado en su nueva taquilla.
—Si necesitas algo, ya sabes dónde está mi taquilla —me dijo Chad sin apartar la mirada de Brandon.
Volví a respirar hondo y me acerqué a él.
—Creo que no les caigo muy bien —dijo riendo. Abrí mi taquilla y metí mi mochila en ella.
—¿Te sorprende? —le pregunté.
—No. Me divierte. —Volvió a reír. Puse los ojos en blanco y saqué mi libro de Matemáticas—. ¿Dónde está tu Romeo? —se burló de mí.
—¿Por qué te interesa tanto dónde está Chris? ¿Acaso lo sabes? —Entrecerré los ojos, irritada.
—No, sólo sé que tú no sabes dónde está y que eso te molesta. —Se encogió de hombros.
—Buena forma de intentar volver conmigo —dije sin pensar.
—¿De verdad te crees que pienso que vas a volver conmigo? —preguntó irónicamente y le miré.
—Decídete, entonces —dije, enfurecida—. Un día me dices algo y al siguiente me dices lo contrario. —Me estaba intentando confundir, estaba jugando conmigo.
—Sabes tan bien como yo que no estoy aquí únicamente por eso. —Cerré mi taquilla y presté atención a lo que me decía. Esto no lo habíamos hablado el día anterior.
—¿Y por qué no haces ya lo que hayas venido a hacer? ¿Por qué te andas con jueguecitos tediosos? —pregunté, molesta. Odiaba no entender lo que Brandon hacía.
—Porque así es más divertido. —Me sonrió. En ese momento, una voz excesivamente aguda se oyó en el pasillo del instituto.
—¡Brandon! —No tuve que girarme a mirar de quién se trataba. Britanny pasó a mi lado y se abalanzó sobre Brandon—. ¡O sea que es cierto! ¡Has vuelto! —chilló con su voz de minion con megáfono. Brandon la abrazó de vuelta—. ¿Por qué no me has avisado? —Britanny me daba la espalda, ignorándome.
—Quería que fuera una sorpresa. —Le sonrió y Britanny volvió a abrazarlo.
—¡Te he echado de menos! Ven, tengo que presentarte a mis amigos. Les caerás genial. —dijo y cuando se dio la vuelta, me miró por primera vez—. ¿Qué haces tú aquí? —me preguntó despectivamente.
—Aguantar el vómito ahora que te he visto. —Le sonreí falsamente. Ella me miró con odio. Brandon sonrió, satisfecho.
—Ven, Brandon. —Le cogió de la muñeca y tiró de él—. Te van a encantar mis amigos... —Su chillona voz se fue apagando hasta que se alejaron lo suficiente y la dejé de oír.
Kyle apareció corriendo a mi lado.
—¿¡Qué ha sido eso!? —preguntó histérico.
—Vuelta a la rutina —murmuré distraída mientras observaba cómo Britanny paseaba a Brandon por el instituto como si fuera su trofeo.
—Dime que esa persona de ahí no es la razón por la que Britanny te odia tanto, por favor —me suplicó Kyle. Entorné la mirada y Kyle abrió la boca, impactado—. ¿Por eso? —preguntó incrédulo señalando a Brandon. Sonreí.
La campana sonó.
—Luego te cuento, ¿vale? —Le di un beso en la mejilla y no sin antes de lanzarle una mirada de odio a la rubia chillona, me marché a la clase de Matemáticas. Una parte de mí esperaba ver a Chris sentado en su asiento, esperando a que llegase yo, pero cuando entré en clase, el asiento estaba vacío.
La clase se me hizo eterna, así como el resto de la mañana. Le mandé un par de mensajes a Chris a lo largo de la mañana, pero de nuevo, no respondió a ninguno de ellos.
Después de la última hora, me reuní con Chad y Kyle en la puerta de salida. No me arriesgaría a ir a mi taquilla y tener que volver a hablar con Brandon.
Me dirigí a la plaza de estacionamiento donde había aparcado mi coche, pero me frené en seco cuando vi que el coche de Chris estaba aparcado al lado del mío. Chris salió de detrás de su coche y se quedó parado al lado del mismo. Iba vestido entero de negro y llevaba una gorra que le tapaba la mitad de la cara. Mi corazón me pedía lanzarme sobre él a abrazarle, pero mi cerebro me decía que pasase de largo, que me montase en mi coche y que le dejase plantado en medio del parking. Había desaparecido sin dar ninguna explicación y llevaba ignorándome desde el día anterior. Le hice caso a mi cerebro y no a mi corazón. Caminé hacia mi coche y cuando estuve a unos pocos metros de él, vi que sacó las manos de sus bolsillos con la intención de recibirme con un abrazo, pero se le quedó cara de bobo cuando vio que había pasado de largo, ignorándole por completo. Habría dado cualquier cosa por uno de sus abrazos, pero estaba enfadada con él. Si creía que presentándose en el instituto después de haber pasado de mí me iba a lanzar en sus brazos, estaba muy equivocado.
Kyle y Chad se habían adelantado y esperaban incómodos a que abriese el coche. Pero antes de que pudiese llegar a la puerta del piloto, Chris me detuvo.
—Abbie... —me llamó. Me giré para mirarle y me sacudí para que me soltara.
—No me toques —dije con rabia. Chris me miró con dolor en los ojos.
—Mira, perdona —dijo ansioso—. ¿Podemos hablar, por favor? —me rogó y se acercó a mí. Retrocedí el mismo número de pasos que él había adelantado.
—Ahora quieres hablar —dije riendo—. Pues mira por dónde, ahora yo no quiero —espeté, furiosa. Me di la vuelta para acercarme a mi coche y subirme, pero Chris se colocó delante de mí, impidiéndome seguir caminando.
—Por favor, ven conmigo —me pidió. Ahora que lo veía de cerca y la gorra no le tapaba la cara, pude ver que unas oscuras ojeras se habían instalado bajo sus ojos. Parecía estar agotado, como si no hubiese descansado en absoluto. Sus ojos parecían tristes, y brillaban más de lo normal. Puede que fuera eso, o puede que fueran las enormes ganas que tenía de montarme con él en el coche, pero terminé cediendo.
Suspiré y me pasé las manos por el pelo.
—Kyle, ¿puedes llevar tú a Chad a casa? —Miré a Kyle, que nos seguía observando en silencio. Vi por el rabillo del ojo cómo Chris soltaba el aire que había estado aguantando, aliviado.
—Sí, tranquila —me dijo, incómodo. Le lancé las llaves del coche, y antes de que ambos se subieran, Chad articuló la palabra «suerte» con su boca. El coche desapareció con rapidez, y antes de que Chris pudiese decir o hacer nada, caminé hacia su coche y me subí. Unos pocos segundos después, Chris se montó también. Arrancó el motor y puso la calefacción. Nos mantuvimos en silencio el tiempo que salimos del instituto, y al ver que yo no tenía pensado decir nada, Chris habló.
—¿Estás muy enfadada? —me preguntó. Le miré incrédula y levanté una ceja.
—Bromeas, ¿cierto? —No podía creer lo estúpido que podía llegar a ser a veces. Chris suspiró y apretó el volante.
—Siento no haber respondido a tus llamadas —se disculpó.
—Ni mensajes —dije cortante. Chris volvió a suspirar agobiado, pero no dijo nada más—. ¿Piensas darme alguna explicación de por qué has estado ignorándome? —le reclamé, molesta. Me había subido en ese coche únicamente para oír sus explicaciones, pero no parecía que eso fuese a pasar—. ¿Dónde has estado? —Quise saber.
—Eso no importa.
—Sí que importa. ¿Dónde has estado? —le pregunté con la voz más dura. Chris no me respondió y cansada de su actitud, me desabroché el cinturón—. Chris, como no colabores, me bajo del coche. Y me da igual que esté en marcha —le amenacé y agarré la manija de la puerta. Rápidamente, Chris bloqueó el coche, impidiéndome poder cumplir mi amenaza.
—No. Tenemos que hablar —me dijo. Sentí la rabia bullir en mi interior.
—¡Pero si no me estás respondiendo a una simple pregunta! —grité exasperada.
—Es que esa no es importante —gruñó.
—Pues yo creo que es justo lo contrario, y por eso no quieres responderla. —Entrecerré los ojos. En ese momento, Chris detuvo el motor. Estábamos enfrente de su portal—. No quiero subir a tu casa. Estoy cabreada y no quiero pegar voces delante de tus padres o tu hermana. —Me crucé de brazos. Chris fue a rechistar, pero le miré advirtiéndole que no lo hiciera.
—Vale, como tú quieras —dijo Chris resignado. Se quedó mirando al horizonte pensativo—. ¿Quieres que quite la calefacción? —me preguntó, intentando evadir la pregunta.
—No, quiero que me digas por qué has desaparecido sin decirme nada justo cuando el perturbado de mi ex ha vuelto —le exigí saber. No me iba a andar con rodeos. Quería una explicación, y la quería inmediatamente.
—No tengo ninguna excusa —dijo afligido—. No sé por qué he reaccionado así. Siento haberte dejado sola. Me agobié y... —Sacudió la cabeza y se quedó en silencio.
—Podrías haberme respondido al teléfono, al menos —le reproché.
—Sí, lo sé. Y lo siento. —Suspiró—. He sido un egoísta. —Se quitó la gorra, se pasó la mano por el pelo y se la volvió a poner.
—Te diría que no, pero te estaría mintiendo —dije con un tono más suave. Chris me cogió las manos.
—Lo lamento, de veras. No va a volver a pasar. Lo prometo. Estoy a tu lado para lo que me necesites. —Me besó los dedos de mi mano derecha, provocando que por poco me derritiese ahí mismo—. Y si eso incluye matar al pirado ese para que se aleje de ti y no te moleste, lo haré encantado. —Me miró a los ojos con una pequeña sonrisa en la cara. A pesar de seguir enfadada con él, me alegraba verle sonreír.
—Llegas un poco tarde —dije y esperé que pillara la indirecta.
—¿Qué quieres decir? —Me miró cauto—. ¿Has hablado con él? ¿Qué te ha dicho? —preguntó tenso, y a la vez furioso.
—Nada en concreto. —Miré nuestras manos y me mordí el labio. ¿Debía contarle lo que había hablado con Brandon? Por alguna razón, vacilé—. Me ha dicho que está aquí porque quiere... recuperarme. —Puse una mueca. Le miré a los ojos en busca de una reacción, y no me sorprendí cuando vi a Chris apretando la mandíbula, aguantándose la rabia.
—Hijo de puta... —susurró con odio.
—Lo sé —concordé. Se quedó en silencio un rato, hasta que me miró nervioso.
—Tú... Tú... Quiero decir, que tú... —En cuanto adiviné cuál era su pregunta, le corté.
—¡No! ¡Por Dios, Chris! ¡No! —exclamé escandalizada. No podía creer que pudiese llegar a pensar eso de mí.
—Lo siento, es que... No lo sé. —Sacudió la cabeza cabizbajo.
—Chris, que estemos discutiendo no quiere decir que quiera volver con él —le expliqué dulcemente. Me quedé mirándole y sentí una presión en el pecho—. ¿Es que acaso dudas de mí? —susurré, afligida.
—No, es sólo que... —Se quedó en silencio—. Tengo miedo de que me dejes —dijo finalmente y mi corazón se derritió.
—¿Por qué piensas que te voy a dejar? —susurré sin comprender. No sabía de dónde habían salido esas inseguridades.
—No pienso que lo vayas a hacer, pero tengo miedo de que eso pase —dijo sin mirarme a los ojos. Dejé salir el aire que estaba aguantando.
—Chris, no pienso dejarte a no ser que me des una razón para hacerlo —le dije para tranquilizarle—. ¿Acaso tengo alguna razón? —pregunté lentamente, cauta. ¿Era por eso por lo que había estado tan raro?
—¡No! —exclamó rápidamente—. No hay ninguna razón.
—¿Entonces qué te pasa? Porque estás muy raro.
—Supongo que odio estar peleado contigo. —No pude evitar sonreír.
—Yo también —le confesé y Chris me miró apenado.
—¿Me perdonas? —preguntó y no tardé un segundo en asentir con la cabeza. Chris no me había dado ninguna explicación de por qué había desaparecido, pero yo también detestaba discutir con él, y lo único que me apetecía era que me abrazase y me dijese que todo iba a estar bien.
Chris sonrió por primera vez desde que lo había visto y se lanzó sobre mí a abrazarme.
—Gracias —susurró contra mi pelo. Inspiré profundamente y su olor inundó mis fosas nasales. Lo había echado de menos.
A los pocos segundos, se separó de mí y me besó. Automáticamente, mi cuerpo se relajó, y mi mente se quedó en blanco. Ya no pensaba en actitudes erráticas, en Brandon o en secretos. Ahora mi cerebro en lo único en lo que podía pensar era en la forma tan mágica en la que los labios de Chris se movían sobre los míos.
Cuando nos separamos, nuestras respiraciones estaban aceleradas. Chris apoyó su frente contra la mía y cerré los ojos. Sentí cómo me volvía a coger las mejillas y me plantaba un segundo beso, mucho más dulce y corto que el primero.
—Así es imposible seguir enfadada contigo —bromeé cuando nos separamos y Chris rio. Me volvió a besar, ahora mucho más dulcemente.
Subimos a su casa de la mano. En el ascensor, a Chris le llegó un mensaje.
—Mi padre se ha llevado a mi madre al hospital a una revisión y Lily está en casa de una amiga. —Leyó de su móvil y lo guardó. Me miró y sonrió—. Estamos solos.
**************************************************************
HI!!! ¿Cómo está la gente esta semana? ¿Contentos? ¿CON ENERGÍA? Yo estoy EUFÓRICA porque... QUEDAN SÓLO 10 CAPÍTULOS PARA TERMINAR LA NOVELAAAAA!!! WUUUUUUUUU!!! En serio, todos y cada uno de los capítulos que quedan son intensitos, así que intentad ejercitar vuestro corazón porque a lo mejor os da un ataque ;))
A ver, por partes. Chris ha desaparecido, y nadie sabe por qué. NI SIQUIERA YO. Ok, yo sí lo sé jejejej. ADEMÁS, ¿¡¿¡BRITANNY Y BRANDON SON PRIMOS?!?!? ¿WHAAAAAAATTT? Pero la pregunta del millón es, ¿qué creeis que ha venido a hacer Brandon? Porque él mismo ha dicho que no está ahí únicamente para recuperar a Abbie... Mmmmmmm...
¿Os están gustando los personajes? ¿Cómo os sentís respecto a Brandon? ¿O Mack? ¿O Chris? ¿O Abbie? ¿Y qué creeis que va a pasar?
Como siempre, os animo a votar, a comentar, y a compartir la novela con los amigos y la familia, porque ya sabeis lo que dicen: "compartir es vivir".
Muchos besazos,
Elsa <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro