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CAPÍTULO 16: «QUE GANE EL MEJOR»

Owen se marchó y la monitora volvió a hablar desde la tarima.

—¡Necesitamos tres voluntarios para que se escondan! —gritó entusiasmada. Nos miramos los unos a los otros, esperando a ver quién se atrevía a levantar la mano. Hice el amago de levantar la mano, pero alguien me la bajó de un tirón. Me giré y me encontré a Chris, mirándome con sus ojos asesinos.

—¿¡Te gusta ponerte en peligro a propósito o qué pasa contigo?! —siseó a la vez que volvía a bajar mi mano. Le miré confusa.

—¿Cuál es tu problema? —pregunté molesta.

—Mi problema es que no sabes cuándo mantenerte al margen. Parece que buscas los problemas —me dijo molesto y cruzó los brazos. La ira creció dentro de mí y clavé mi mirada en él.

—No, tu problema es que no aguantas a Owen y te revienta que me haya dado permiso para jugar. —Solté cada palabra cargada de veneno y cerré los puños. Chris inspiró hondo pero no apartó su mirada de la mía.

—¡Tres voluntarios! ¡Subid aquí para que todos podamos veros! —Me giré para ver quién había tenido las agallas de levantar la mano, y no me sorprendió ver a Britanny subir los escalones de la tarima junto a otros dos chicos—. ¡Perfecto! Vais a tener cinco minutos para esconderos, siempre dentro de los límites del campamento y todos iremos en vuestra busca. Quien los encuentre, deberá traerlos aquí, y como recompensa, se le dará un premio —explicó—. ¡Que comience el juego! —gritó, y Britanny y los dos chicos se fueron corriendo a esconderse. Mack, Chad, Kyle y Max hablaron entre ellos, mientras que Chris y yo nos quedamos en silencio, cabreados el uno como el otro. Llevaba irritado desde que había llegado de la caminata y le había mencionado la existencia de Owen. Parecía que todo lo que hacía le molestaba. Sentía que tenía que darle explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer, y lo odiaba.

La monitora nos avisó de que podíamos ir a buscar a Britanny y a los dos otros chicos, y la gente comenzó a dispersarse. Sin esperar a nadie, me alejé en dirección a las cabañas.

—¿Piensas irte sola otra vez? —Chris me agarró de la muñeca y me dio media vuelta.

—¿Y a ti qué más te da si me voy sola o no? —espeté, furiosa y me solté de su agarre. Antes de que pudiese reprocharme nada más, me alejé de él. No iba a participar en el juego, pero tampoco iba a quedarme con Chris ahí, gritándonos como en los viejos tiempos.

—¡Abbie! —Apreté el paso y como intento de despistarle, me metí en el bosque. Sin embargo, no funcionó, porque no dejé de oír las ramas crujir detrás de mí—. ¿Quieres dejar de huir de mí y hablar conmigo? —me preguntó furioso y se colocó delante de mí, cortándome el paso.

—No tengo nada que decirte. Muévete —le dije lo más cortante posible. Si me iba a tratar como a un trapo, Chris y yo no teníamos nada de lo que hablar.

—No, vas a escucharme —dijo, y sin previo aviso, me agarró de la cintura y me subió a su hombro. ¿Pero qué...?

—¿Se puede saber qué haces? ¡Bájame ahora mismo! —Le golpeé la espalda y pataleé, pero no hizo caso. Apenas me dolía la herida, pero haría lo que hiciese falta para que Chris me bajara.

—No, vamos a hablar. Sin gritarnos —dijo y empezó a caminar por el bosque, todavía llevándome en su hombro.

—¡Podemos hablar! ¡Pero si los dos estamos en el suelo! —Le golpeé de nuevo en la espalda, y sin querer, le golpeé el culo.

—Abbigail Williams... ¿Acabas de darme en el culo? —preguntó divertido. Contuve el aliento.

—No. Bueno sí, pero ha sido sin querer —me excusé. Chris se rio, sin creerme. Contemplé su culo mientras seguía caminando, y me entraron ganas de volver a golpearlo.

Me posó en el suelo tras unos minutos. Me coloqué la ropa en su sitio y le miré furiosa.

—Vamos a hablar. —Se cruzó de brazos. Le imité y crucé los míos también.

—Habla, pues —le animé con fingida amabilidad.

—Tienes que dejar de comportarte como una cría. —Abrí los ojos sin poder creer lo que me acababa de decir—. Primero parece que me restriegas en la cara lo bien que te lo pasas con el capullo de la Enfermería, y luego lo traes y ligas con él delante de mis narices —dijo, molesto. A pesar de estar boquiabierta, un repentino calor abrasador me recorrió el cuerpo y sentí ganas de gritar y golpear algo. O a alguien.

—¡Owen no es ningún capullo! Ha sido amable conmigo y me ha estado haciendo compañía el tiempo que estabais fuera. Y no le he traído para ligar con él delante de ti, pedazo de imbécil, quería jugar y pasar un buen rato esta noche, ¡pero parece que no va a ser posible porque has decidido volver a tratarme igual que hace unos meses! —grité furiosa—. De todas formas, ¡no tienes ningún derecho a reclamarme nada!- Le reproché. Chris me miró enfadado y vi cómo respiraba fuerte.

—¿Entonces las últimas semanas no valen nada? —exclamó, colérico—. ¿Eso no cuenta? —insistió, acercándose a mí—. ¿Por qué me has estado besando entonces, eh? —Se detuvo a unos centímetros de mí. Sin poder contener mi rabia, grité.

—¡Porque me gustas! —chillé, y se hizo el silencio en el bosque. Chris me miró sin parpadear y contuvo la respiración. Yo respiraba fuerte, y estaba hecha un manojo de nervios. Mierda, mierda, mierda... ¿Por qué tenía que haber dicho eso? Me pasé las manos por el pelo, y suspiré—. Olvídalo. Me voy —murmuré y me di media vuelta. 

Salí de nuevo al claro del campamento y caminé hacia las cabañas. Esperé que Chris me siguiera como el resto de las veces, pero no lo hizo. Me habría molestado que me siguiera, pero me dolía más que no lo hubiese hecho. Estaba enfadada con él por tratarme de forma tan pésima, y avergonzada por haberle confesado que me gustaba. Pero quizás lo que más me hería era que Chris no me lo había dicho de vuelta, lo cual era aún más humillante.

Caminé hacia mi cabaña y abrí la puerta. Me dejé caer en la cama de Mack, asumiendo que esa cama era mía también a partir de ahora. Chris me frustraba. Siempre que pensaba que habíamos dado un paso hacia delante, retrocedíamos cuatro. Rabiosa, cerré los ojos y me permití llorar un rato. Estaba en un punto en el que Chris me gustaba casi lo mismo que lo odiaba, por lo que me encontraba entre la espada y la pared.

Le mandé un mensaje a Mack avisándola de que estaba en nuestra cabaña y me metí bajo las sábanas. No me molesté en cambiarme de ropa, no me importaba.

Aquella noche no dormí apenas. No tuve pesadillas, pero no dejaba de despertarme inquieta. Estaba demasiado nerviosa como para poder dormir. 

Mack vino a la cabaña por la mañana. Ella había dormido con Chad en la cabaña de los chicos. En el mensaje que le había mandado, le había pedido que me dejara a solas, que no quería hablar con nadie y que se fuera con Chad porque estaba bien.

Hablamos de lo que había ocurrido la noche anterior, y Mack tampoco consiguió entender el comportamiento de Chris. Al menos no estaba sola.

El resto del día Chris y yo no hablamos. Nos evitamos lo máximo posible, fingiendo que el otro no existía. Odiaba estar enfadada con él, pero al menos así no nos gritábamos el uno al otro. Quizás esa fuera la fórmula para la felicidad: evitar a Chris.

Después de cenar, nos reunimos en el salón de la cabaña de los chicos y vimos un programa de televisión absurdo mientras esperábamos para reunirnos en la tarima. Yo estaba sentada en el sillón sola, Max y Kyle estaban tirados en el suelo, Chad y Mack estaban espatarrados en el sofá, y Chris estaba en el borde del sofá, con la mirada perdida. Cansada de ver a todo el mundo contento y riendo, me levanté del sillón y me fui a la habitación. Chris me siguió con la mirada, pero le ignoré.

Me encerré en la habitación y me tumbé en la cama de Kyle. Miré el techo unos minutos, pero el sonido de la puerta interrumpió mis pensamientos. Me apoyé en los antebrazos para ver quién era.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté a Chris. Cerró la puerta tras de sí y me miró.

—Vengo a hablar contigo —me dijo mientras se acercaba a mí. Me incorporé y negué con la cabeza.

—No. Cada vez que hablamos acabamos gritándonos el uno al otro. No tengo la fuerza ni física ni mental para aguantar eso otra vez. —Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, pero antes de salir, la voz de Chris me detuvo.

—¡Tú también me gustas! —gritó casi desesperado. Me giré y le miré.

—¿Qué? —susurré. Estaba conteniendo la respiración, y las palmas de mis manos empezaron a sudar. Chris suspiró y se pasó las manos por el pelo, frustrado.

—Lo que has oído, Abbie. No me preguntes por qué he tardado tanto tiempo en decírtelo, porque no lo sé. Supongo que sólo soy un imbécil. —Se acercó a mí y me cogió de las mejillas—. Debería habértelo dicho ayer, en el bosque. ¡Debería habértelo dicho hace semanas! —exclamó y negó con la cabeza—. Me gustas, Abbie. Más de lo que probablemente me gusto yo a mí mismo. Me vuelves loco, y parece que no te das ni cuenta. —Me miró a los ojos fijamente. No podía hablar—. Nunca había sido celoso, de verdad que no. Pero aquí me tienes, perdiendo la cabeza porque pienso que un cualquiera puede alejarme de ti. —Rio mientras sacudía la cabeza—. Perdón por lo de ayer, no sé en qué coño estaba pensando. Aunque me joda, tú puedes hacer lo que quieras y no tienes que darme explica... —Mis labios sellaron los suyos, impidiéndole seguir hablando. Chris pareció relajarse al instante, aunque esperé unos segundos para separarme de él.

—Tienes una forma muy peculiar de mandarme callar... —susurró con una sexy voz grave cuando nos separamos y apoyó su frente contra la mía—. Me gusta. —Sonrió y reí ligeramente—. ¿Me perdonas por ser un puto gilipollas? —Miré sus ojos y me mordí el labio. 

—Sí... —susurré. Chris sonrió y se inclinó de nuevo para besarme, aunque debía aclarar una cosa antes.

—¿Podemos... tomárnoslo con calma? No quiero precipitarme... —susurré, mirando mis pies. Sabía que Chris me gustaba, pero yo me agobiaba rápido. Después de lo que había pasado con Brandon, me había jurado a mí misma que no me fijaría en ningún chico hasta que entrara a la universidad, tiempo suficiente para sanar y conocerme a mí misma. Chris me había roto todos los esquemas. 

Chris me cogió de la barbilla y me obligó a mirarle.

—Tú dictas el ritmo de todo esto —dijo finalmente y yo suspiré, agradecida—. A partir de ahora, todo lo que pase, lo decides tú. —Sonrió dulcemente y me acarició la mejilla.

—Gracias —susurré, agradecida y le di un beso en la mejilla. Entonces, alguien tocó a la puerta.

—Vamos a la tarima para los juegos. ¡Nos vemos allí! —nos avisó Kyle al otro lado de la puerta y oí a mis amigos salir de la cabaña. Miré a Chris y él me miró a mí.

—Parece que tenemos unos minutos más... —ronroneó, y divertida, volví a juntar mis labios con los suyos.

(...)

Me desperté al día siguiente con la mitad del cuerpo de Chris sobre el mío. Tenía la boca ligeramente abierta y el pelo le caía por la frente tapando ligeramente sus ojos. Se podía distinguir un ligero rubor en sus mejillas y en la mejilla derecha se le había quedado la marca de la almohada. Alargué el brazo y le acaricié el pelo. ¿Cómo alguien podía estar tan guapo durmiendo? 

Una alarma empezó a sonar. Asumiendo que era otra vez la de Kyle, me levanté y la apagué.

—¿Abs? —Oí que me llamó Chris. Tenía la voz mañanera, grave y rasposa, la cual me derretía por dentro. Con su brazo derecho palpaba mi lado de la cama, buscándome. Me acerqué de puntillas y posé mi mano sobre la suya.

—Estoy aquí. —Chris sonrió por mi toque y puso morritos. Puse los ojos en blanco, pero me incliné para darle un pico—. Venga, arriba. Tienes que levantarte. —Le sacudí, pero Chris se tapó los ojos con su brazo—. Chris... Arriba. —Le fui a sacudir otra vez, pero él fue más rápido y me agarró de la muñeca y tiró de mí, provocando que cayese encima de él.

—Cinco minutos... —susurró y cerró los ojos. Me rodeó la cintura con los brazos y se acomodó.

—Chris, no. Tengo que ir a por mi ropa a mi cabaña y tengo que cambiarme... —Le di un beso en la mejilla y me levanté. Chris volvió a protestar, pero tenía que irme ya si no quería presentarme en el comedor en pijama. Me acerqué a Mack y la sacudí—. Mack, ¿vienes conmigo a la cabaña para cambiarnos? Me he dejado las llaves y no puedo entrar sin ellas. —Mack se revolvió y Chad protestó. ¿Por qué todo el mundo estaba tan vago esa mañana?

—Sí, voy contigo. —Se frotó los ojos y le dio un beso a Chad—. Ahora vuelvo —le dijo, y se levantó. Salimos las dos juntas de la cabaña y nos dirigimos a la nuestra.

—Veo que las cosas con Chris ya van mejor... —comentó Mack, mirándome de reojo.

—Yo también lo creo. Discutimos mucho, pero siempre lo acabamos arreglando. —Sonreí como una idiota enamorada.

—Creo que discutís porque estáis inseguros —dijo Mack y yo fruncí el ceño.

—¿Cómo? —pregunté, confusa.

—Probablemente tú no te sintieras tan amenazada por Britanny y Chris no sentiría tantos celos por Owen si hablarais las cosas —dijo encogiéndose de hombros—. Estáis alargándolo a lo tonto, y lo único que estáis consiguiendo es discutir y gritaros por tonterías —me regaño. La miré pensativa. Quizás tuviera razón...—. Porque todavía no estáis saliendo, ¿no? —preguntó curiosa. Sonreí nerviosa.

—Es complicado —murmuré.

—¡Venga, ya! ¿Cómo que es complicado? Los dos os morís por los huesos del otro, ¿qué más hay que saber? —me reprochó.

—Supongo que sólo tengo miedo... —susurré sin que me oyera mi amiga. Y era verdad, estaba aterrorizada por la idea de dar el paso con Chris. Él y yo discutíamos mucho, pero quizás mi mejor amiga tuviese razón, y no dar el paso fuese exactamente la razón por la que siempre acabábamos enfadados.  

La cabaña estaba vacía cuando entramos. Nos duchamos y nos vestimos al ritmo de la música que había puesto en el móvil Mack. Me desinfecté la herida y comprobé que estaba ligeramente mejor. La piel de alrededor estaba comenzando a secarse, lo que me permitió acercarme un poco más para desinfectar el corte con jabón. Aunque debía ir a la Enfermería pronto si no quería que se me infectara.

Salimos de la cabaña riéndonos y nos reunimos con los chicos en el comedor.

—Por poco me quedo dormido esta mañana —se quejó Kyle—. ¿Quién ha apagado la alarma esta mañana? —Nos miró acusatoriamente. Levanté la mano y sonreí inocente—. Ahora que tú puedes dormir de un tirón, ¿te dedicas a levantarte pronto y a apagar las alarmas a los demás? —bromeó. Me puse tensa al instante. Kyle, al darse cuenta de lo que había dicho, dejó de reírse y me miró pidiéndome disculpas. Chad y Mack se miraron entre ellos.

—¿Ahora que puedes dormir bien? —preguntó Chris confuso—. ¿Qué quiere decir eso?

—Nada. —Sonreí y me metí un bocado de cereales a la boca para disimular. Chris me observó unos segundos más, pero volvió la vista a su comida de nuevo. Un silencio incómodo se instaló entre nosotros.

—He oído que va a nevar esta tarde, así que se ha adelantado el paintball —dijo Max para cambiar el tema de conversación.

—¿Paintball? —pregunté, emocionada. ¿Íbamos a jugar al paintball?

—Sí. Lo dijo ayer la monitora, ¿no te acuerdas? —me preguntó Chad mientras masticaba su sándwich vegetariano. Negué con la cabeza. 

Chad comenzó a hablar con Mack sobre lo emocionado que estaba y Max y Kyle se pusieron a meterse el uno con el otro.

—Te voy a machacar —me susurró Chris al oído, intentando no llamar la atención del resto. Le miré divertida. Chris me miraba con esa sonrisa socarrona que ponía cuando creía que lo tenía todo bajo su control. Me aliviaba que no le hubiese dado importancia a lo que había dicho Kyle antes, porque no quería tener que mentirle.

—Lo dudo mucho. Pero me gusta la competitividad; así es más divertido. —Le guiñé un ojo, y Chris rio.

Nos reunimos en la tarima y los monitores nos entregaron un traje a cada uno. Chris no dejaba de reírse de mí porque el traje me quedaba grande y se arremolinaba en mis tobillos.

—Bueno chicos, ¿estáis todos preparados para una partida de paintball? —preguntó Tom y sonrió satisfecho al oírnos gritar emocionados—. ¡Muy bien! Nos vamos a dividir en dos grupos. Cada equipo tendrá una bandera, que esconderá y tratará de proteger. El objetivo es robar la bandera del otro equipo. ¿Fácil, no? —Dejé de prestar atención al monitor porque Chris no se callaba. Cansada de sus bromas, le pegué en el brazo, y Chris aulló, dolorido—. Vosotros dos. —Oí que dijo el monitor y todo el mundo se giró a mirarnos a Chris y a mí. Miré a Tom, que también nos miraba—. Sí, los dos de atrás, subid aquí. —dijo y fulminé a Chris con la mirada. Siempre acababa en esas situaciones por su maldita culpa. Cuando nos subimos a la tarima, Tom nos cogió a cada uno por los hombros y nos sacudió—. Estos serán los capitanes de cada equipo. Como capitanes, podéis escoger los miembros que os ayudarán a conseguir la bandera y ganar la partida —dijo y nos soltó. 

Chris escogió primero, y pronto pillé su táctica de selección. Chris estaba escogiendo a todos los chicos, por lo que me quedé rápidamente sin Chad, pero yo intenté aplicar la lógica. Entre otros, escogí a Kyle, porque sabía que había jugado antes, a Mack, que tenía casi tanto carácter como yo, a Max, al que había oído decir hace unos días que tenía buena puntería, y al resto por descarte. La última en ser escogida fue Britanny, y como era mi turno, me tocó quedarme con ella.

—A ver si no se equivoca y su cerebro de nuez se cree que la bandera a por a que tiene que ir es la nuestra —se burló Mack. Reí divertida.

Tom nos llevó al campo de paintball, el cual estaba a apenas unos minutos del campamento, y nos dejó tiempo para organizarnos.

—Muy bien. —Me giré a mirar a los miembros de mi equipo, seria—. Yo no os voy a decir que hemos venido a pasarlo bien, porque no estamos aquí para eso. Así que no quiero que nadie se duerma, no quiero torpes y tampoco quiero miedicas. Vamos a ganar, ¡cueste lo que cueste! —grité eufórica, y mis compañeros de equipo me vitorearon. A continuación, les expliqué la estrategia. Era fácil. Nos iríamos a la zona norte del bosque, y allí, esperaríamos a que viniesen. Dos personas, Kyle y Max, estarían el zona oeste, donde me había fijado que había unas casetas. Ellos serían el cebo. Allí, tenderían una trampa al equipo contrario, y los llevarían a la zona de ataque—. ¿Ha quedado claro? —pregunté mirando a mis compañeros. Era importante que todos lo hubiesen entendido, porque yo no perdía.

—Que gane el mejor... —me susurró Chris al oído, se colocó el casco y entró dentro del campo de batalla corriendo. Su equipo le siguió y yo me fui corriendo a la otra punta, seguida de cerca por mis compañeros. Nos pusimos los cascos y nos colocamos en nuestras posiciones: Mack y yo nos subimos a unos árboles y a lo lejos vi a Max y a Kyle esconderse detrás de un árbol enorme detrás de las casetas. «Buen trabajo», pensé.

Los minutos pasaban, pero nadie aparecía. Los chicos que estaban escondidos en los matorrales no dejaban de quejarse de las zarzas, y me estaban poniendo nerviosa.

—¿Se puede saber qué hacen Kyle y Max? Ya no los veo. —Intenté moverme para ver qué hacían, pero no los veía.

—Habrán tendido la trampa y estarán de camino—dijo Mack. Oí unos ruidos provenientes de la zona oeste, a mi izquierda, y me puse alerta.

—¡Preparaos! —grité no muy fuerte para que el enemigo no me oyera y todos se colocaron en sus posiciones. En mi campo de visión, aparecieron tres chicos del equipo de Chris. Caminaban alertas, sujetando las pistolas con fuerza.

—¡Mierda, una abeja! —gritó Brittany y se levantó mientras intentaba escapar del la abeja. Los chicos, al oír la voz de Brittany, no dudaron en dispararla—. ¡Todavía no estaba lista! —protestó, completamente histérica. Mack y yo nos miramos intentando aguantar las risas. En cierta parte, me alegraba de que la hubiesen eliminado, porque con lo corta que era, habría sido capaz hasta de disparar a los de su propio equipo. 

Britanny se marchó hecha una furia y lanzó la pistola al suelo. Intentando hacer el menor ruido posible para no llamar su atención, me acomodé en la rama sobre la que estaba subida. Me centré en mis objetivos y disparé. Sonreí satisfecha; no había fallado ni un tiro.

—Fuera de mi vista, ogros —les despedí con la mano. Se fueron cabizbajos, refunfuñando porque no habían tenido apenas tiempo de jugar.

—Creo que ahora que nos hemos cargado sus mensajeros, no van a venir hacia aquí. Esperarán a que ataquemos nosotros —dijo Mack. Asentí con la cabeza.

—Estaba pensando lo mismo.

—Deberíamos ir a buscarlos nosotros y atacarlos por sorpresa —sugirió una chica morena desde abajo. Si no me equivocaba, se llamaba Brooke.

—Muy bien. Mack, Brooke y yo vamos a ir junto con Max y Kyle a buscarles por la zona oeste hasta el sur, donde tienen su base asentada. Vosotros cinco, iréis al sur, pero por la zona este, para tenerlos rodeados —les ordené a los chicos que seguían en las zarzas.

Mack y yo nos bajamos del árbol y junto con Brooke, nos dirigimos a las casetas en busca de Max y Kyle. Vi a lo lejos dos sombras moverse. Les hice una señal, y nos escondimos detrás de unos árboles. Un poco más cerca, pude ver que eran dos jugadores de baloncesto del equipo de Chris. Brooke, antes de yo poder reaccionar, salió de detrás de los árboles, sin ni siquiera comprobar si estaban lo suficientemente cerca para poder acertar. Empezó a disparar, y Mack, salió a cubrirla. Corrí por el lateral para poder disparar por detrás, pero antes de poder llegar a mi posición, dispararon a Mack.

—¡Mack! —aullé, pero no había tiempo para lamentaciones, había que deshacerse de los enemigos. Sedienta de venganza, me arrodillé y les disparé. Había vuelto a acertar los dos disparos.

Con los dos chicos fuera de juego, me acerqué corriendo a Mack, que estaba en el suelo dramáticamente, fingiendo su muerte. Le quité el casco y la observé.

—Abbie, dile a Chad que le quiero, y que como se case con otra vuelvo del infierno y le quemo el pelo —dijo y sacó su lengua como cuando alguien muere en los dibujos animados.

—¡No! ¡Mack! —grité, y fingí que lloraba. Levanté la mirada, y llena de rabia, miré al horizonte. Vengaría a Mack y ganaría esa partida—. ¡Que arda Troya!


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¡HEEEEEEYYYYY! ¿Qué hay de nuevoooo? ¿Cómo os está tratando este nuevo año? Yo de momento no me puedo quejar, me quedan SÓLO dos exámenes finales, Y DESPUÉS SOY LIBRE DURANTE UN MES AAAAAAAHHH.

Por otra parte, ¡ABBIE LE HA CONFESADO A CHRIS QUE LE GUSTABA! ¡Y DESPUÉS CHRIS LE HA DICHO QUE A ÉL TAMBIÉN LE GUSTABA! ¿Odiamos o amamos ver a Chris y a Abbie pelear?

¿Quién creéis que va a ganar al paintball? ¿El equipo de Chris o el equipo de Abbie? ¡Contádmelo en los comentarios! ^^

Muchísimas gracias a todos los que votáis y comentáis juju. Un besazo y un abrazo enorme enorme enorme. ¡Nos leemos la próxima semana!

Elsa<3

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