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CAPÍTULO 15: «¿ESTÁS CELOSO, CHRISTIAN?»

Me desperté por el sonido de una alarma. Me removí en la cama, y noté que algo estaba posado encima de mí. Abrí los ojos y me los froté, intentando adaptarme a la luz. Miré hacia abajo y me encontré con el brazo de Chris. La alarma seguía sonando, por lo que me incorporé ligeramente para poder averiguar de dónde procedía.

—Que alguien apague eso ahora mismo —refunfuñó Mack desde la cama de Chad. 

—Ya se levanta la lisiada a apagarla —murmuré y Mack gruñó en respuesta. Me levanté con cuidado y un pinchazo me recorrió la pierna al ponerme de pie. Lo ignoré y seguí el sonido de la sintonía hasta la cama de Kyle, que seguía plácidamente dormido. La apagué y me volví a tumbar junto a Chris. Todavía teníamos media hora para ir al comedor y desayunar.

—Buenos días. —Sonrió contra la almohada, todavía con los ojos cerrados. No pude evitar sonreír yo también.

—Buenos días —le saludé y Chris volvió a rodearme con el brazo.

—¿Cómo estás? —me preguntó a la vez que abría los ojos y me observaba.

—Mejor, no me duele tanto la pierna —mentí. Chris sonrió y me pegó a su cuerpo.

—Me alegro —murmuró, todavía dormido—. ¿Qué hora es? —Miró a su alrededor.

—Queda media hora para ir a desayunar. Voy a ir a mi cabaña para ducharme y cambiarme de ropa, ¿vale? —le avisé y Chris hizo un puchero.

—¿Quieres que vaya contigo? —ofreció.

—Ni hablar —negué, rotunda—. No soy el presidente, no necesito escoltas —bromeé y Chris se rio. 

—Vale, ve con cuidado, por favor —me pidió. Sonreí involuntariamente y me levanté de la cama. Ignoré el dolor punzante de mi pierna y me acerqué a mi mejor amiga. 

—Tenemos que ir a ducharnos, Mack —la desperté mientras sacudía su cuerpo. Gruñó y se dio la vuelta.

Me costó sacarla de la cama, pero lo conseguí. Corrimos de una cabaña a otra, muertas de frío. Apenas eran las ocho de la mañana, y no debía haber más de tres grados. Britanny seguía tumbada en su cama con el chico moreno cuando llegamos. Intentamos hacer el menor ruido posible para que no nos diera el coñazo mientras nos preparábamos. 

Conseguimos salir de la cabaña sin haber hecho casi ruido, y mientras reíamos, caminamos al comedor, donde nos esperaban nuestros amigos.

—¿Qué tal está tu pierna? —me preguntó Mack al ver que cojeaba. Podía intentar disimular el dolor, pero la cojera era más difícil. Debía fingir que estaba bien, de esa manera, me dejarían participar en las actividades. Me negaba a estar sentada mientras todos se lo pasaban bien.

En el comedor, Jackie se subió a una mesa y llamó nuestra atención.

—¡Buenos días, chicos! —saludó, alegre—. ¿Habéis dormido bien vuestro primer día en el campamento? —Sonrió, y algunas voces vitorearon. ¿De dónde sacaba tanta energía a esas horas de la mañana?—. Supongo que os estaréis preguntando qué vamos a hacer hoy. Os aviso con tiempo porque necesito que desayunéis muy bien, porque vamos a necesitar muchas fuerzas para... ¡una caminata por las montañas! —gritó entusiasmada. ¿Una caminata? No tenía ni las fuerzas ni las ganas de hacer una caminata hoy. ¿Por qué teníamos que hacerla hoy?—. Salimos a las diez y volveremos antes de la cena. Poneos calzado cómodo y unas chaquetas que os abriguen, porque ahí arriba hace más frío que aquí —dijo sonriente. ¿Podía dejar de sonreír o tenía la sonrisa taladrada en las mejillas?—. ¡Sed puntuales! —gritó y se bajó de la mesa.

—¿Una caminata? Este campamento va de mal en peor —se quejó Max mientras revolvía desganado los cereales de su bol. 

—Y que lo digas... —murmuré, concordando con él.

Terminamos de desayunar y caminamos hacia nuestras cabañas. Sin embargo, una voz me detuvo. Mis amigos se detuvieron conmigo.

—¡Abbigail! —Me giré y vi a Tom corriendo hacia mí. Fruncí el ceño. ¿Qué quería ahora?—. Tengo que hablar contigo —dijo, y por su tono de voz, comencé a intuir por qué estaba allí hablando conmigo—. ¿Cómo estás? ¿Te duele? —preguntó, alternando la mirada entre mi pierna y mis ojos.

—Bien, casi no duele —mentí. Sin embargo, aunque mis amigos se habían tragado mi mentira, Tom no parecía muy convencido.

—¿Casi no te duele? ¿Seguro? —Me miró fijamente e inclinó la cabeza a un lado, mirándome de la misma manera que la noche anterior.

—No, ha sido sólo un raspón —le quité importancia—. ¿Puedo irme ya? Mis amigos me esperan —repliqué molesta. Tom me sonrió, aunque no fue una sonrisa sincera.

—Ya... Sobre eso... Me temo que no vas a poder venir con nosotros hoy. —me dijo como si realmente lo sintiera.

—¿Por qué? ¡Te he dicho que estoy bien! —protesté, rabiosa. Chris me dio la mano, indicándome que debía relajarme. Me daba igual si le acababa de gritar a un monitor. Era idiota y me iba a escuchar.

—Porque no me lo creo. —Se encogió de hombros.

—¡Pero...! —insistí, pero me interrumpió. 

—La decisión ya está tomada. Tienes que descansar, lo siento —se volvió a disculpar, y se marchó. Abrí la boca indignada, y me giré para ver a mis amigos.

—Lo siento, Abbie —me dijo Chris al oído. Me parecía indignante. Si yo aseguraba que podía hacer la caminata, ¿por qué no me dejaban hacerla? Ese monitor la había tomado conmigo y no sabía por qué.

—Lo sentimos —habló Chad por todos. Bajé los hombros, y suspiré, rendida.

—Es igual. Seguro que os lo pasáis genial —intenté sonar feliz por mis amigos. 

Acompañé a Mack a coger las cosas a nuestra cabaña. Repitió una y otra vez que no sería lo mismo sin mí, intentando hacerme sentir mejor. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que no pudiese ir con ellos. Odiaba el frío y mucho más andar, pero sí que me gustaba pasar tiempo con mis amigos, con Chris.

Nos reunimos con los chicos en la tarima, y Kyle se acercó a mí.

—Como alguien vuelva a decirme que no va a ser lo mismo sin mí o que lo siente mucho, le mato —avisé antes de que dijese nada. Kyle levantó las manos en señal de paz y retrocedió, divertido. Estaba intentando tomármelo con humor, a pesar de que la situación me repateaba por dentro. Chris se acercó a mí, y me percaté de lo que llevaba puesto por primera vez desde que habíamos llegado al campamento. Una cazadora negra le tapaba la mitad de la cara y un gorro negro a juego le tapaba la otra mitad, dejando visibles únicamente sus ojos y un poco su nariz. ¿Por qué estaba tan endemoniadamente mono?

—Estaremos de vuelta antes de que te des cuenta —me susurró al oído, con sus brazos rodeándome la cintura. Le aparté ligeramente y le miré entrecerrando los ojos—. Has dicho que nada de «lo siento» o de «no será lo mismo sin ti» —dijo a la defensiva y sonrió inocentemente. 

—No es justo —protesté de nuevo. Chris me dio un beso en la cabeza, consolándome.

—Intenta no romperte mientras estemos fuera —se burló de mí. Le golpeé en el brazo y reí nerviosa.

—¿¡Estamos todos?! —gritó Jackie—. ¡No os disperséis, y no os quedéis atrás! ¡Si alguien tiene una emergencia, que acuda a nosotros inmediatamente! —avisó y empezó a caminar hacia el bosque.

—Nos vamos. No hagas tonterías, en serio —me adviritó Chris y me dio un último abrazo antes de alejarse con el resto de personas. 

Me quedé en el sitio pensando qué debía hacer ahora. Jackie me había dicho que, como no habían previsto que alguien no pudiese acudir a la caminata, no habían elaborado un plan B. Me dijo que podía ir a la nave de actividades interiores y buscar algo que hacer, pero tampoco me había dado ninguna idea.

Me decanté por encerrarme en mi cabaña y dormir y ver la televisión hasta que volvieran. Sin embargo, cuando pasé delante de la cabaña de los chicos, me detuve. No quería dormir en mi cabaña. Extrañamente, no la sentía como mía. No había dormido todavía en mi cama, la cual por cierto había sido víctima de uno de los revolcones de Britanny. Sí, definitivamente no quería ir a mi cabaña.

La puerta de su cabaña estaba abierta, tal y como había anticipado. Corrí a la cama de Chris y me lancé en ella. Inspiré hondo y me embriagué con el olor de su colonia.

Dormí un par de horas hasta que me entró hambre. El cocinero estaba avisado de que me tenía que preparar la comida, así que cuando llegué a la hora de comer, un plato caliente de puré y verduras con carne me esperaba para ser devorado.

Aburrida, paseé por el campamento, todavía quejándome por el dolor de la pierna. No tenía Ibuprofenos que poder tomar para aliviar el dolor. Si tan sólo pudiera tomarme uno...

Entonces recordé que la Enfermería estaba abierta, y que en teoría, el enfermero que me atendió el día anterior, estaba trabajando.

Intenté recordar cuál era el camino hacia la nave de color blanco. No tardé apenas unos minutos en encontrarla. Abrí la puerta y una campanilla sonó. Un chico más o menos de mi edad se encontraba detrás de un mostrador. Me sonrió amistoso al verme.

—¡La chica del corte en la pierna! —me reconoció, aunque tampoco era difícil. Seguro que no era el sitio más transitado de ese campamento.

—¡Esa soy yo! —Sonreí incómoda y me acerqué al mostrador.

—¿Y qué te trae por aquí? —Siguió sonriendo. Era moreno, y sus ojos azules contrastaban de una manera muy curiosa con su oscuro color de piel.

—Venía a pedir unos calmantes —dije y sonreí, nerviosa—. Me lleva pinchando la pierna toda la mañana, y ya que no he podido ir a la caminata, agradecería poder hacerlos desaparecer —bromeé.

—¡Claro! Ayer no te los di porque era tarde —explicó—. ¡Ahora vuelvo! —exclamó y entró a la consulta. Salió con una pequeña caja de Ibuprofenos y me la entregó—. Tómate uno cada ocho horas. Si ves que necesitas más, ven a pedírmelos. —Me sonrió, tendiéndome la caja.

—Muchas gracias —dije, sincera, cogiendo la caja.

—¿No has podido ir a la caminata, entonces? —me preguntó. Negué con la cabeza.

—No, uno de los monitores me lo ha prohibido, y me han abandonado aquí, sin nada que hacer —protesté y el enfermero sonrió.

—Puedes quedarte aquí un rato, si quieres. No tengo muchas visitas, como te podrás imaginar, y puede llegar a ser tremendamente aburrido —resopló.

—¿No van a llamarte la atención si me quedo aquí? En teoría estás trabajando, ¿no? —pregunté, insegura. No quería meterle en un lío.

—Nadie se entera si nadie lo cuenta —Me guiñó un ojo, haciéndome reír. Me ofreció sentarme a su lado, detrás del mostrador, y yo acepté encantada.

—Soy Owen —se presentó y me tendió la mano—. Tú eres... ¡Abbigail! —exclamó, recordando mi nombre.

—Abbie —le corregí.

—Perdón, Abbie —se disculpó.

Las siguiente horas me las pasé dentro de aquella Enfermería junto a mi nuevo amigo Owen. Pudimos conocernos mucho mientras él iba y venía en la Enfermería, recogiendo bártulos, limpiando y metiendo datos en el ordenador. Me contó que estaba de prácticas para el curso de Monitor de Ocio y Tiempo Libre. Me dijo que su trabajo era un poco precario, porque aunque estaba estudiando Enfermería, todavía no estaba preparado para atender correctamente a una persona herida. Me hizo reír cuando se disculpó si mi pierna comenzaba a descomponerse por su culpa.

Me contó que tenía dos hermanas mayores y una preciosa novia desde hacía dos años, pero que la veía poco porque vivía fuera de la ciudad. Observé numerosas veces cómo se le iluminaban los ojos cuando hablaba de ella.

No me di cuenta de la hora que era hasta que comencé a oír voces fuera de la cabaña. Debían haber vuelto de la caminata.

—Parece que ya no vas a necesitar más de mi compañía —bromeó mientras yo me levantaba de la silla. Quería ver a mis amigos. Quería ver a Chris.

—Vendré a visitarte —le aseguré, sonriente. 

—¡Espero que no! —exclamó, haciéndome reír. Le sonreí una última vez antes de marcharme. Me acerqué al grupo de personas cansadas y jadeantes y busqué a mis amigos. Los vi a lo lejos, sentados en unas piedras. Me acerqué y abracé a Chad y a Mack por la espalda, tomándoles por sorpresa.

—¡Habéis vuelto! —celebré mientras me separaba de ellos, y Mack se rio.

—Estás de mejor humor —señaló Chad, divertido. Me encogí de hombros.

—Me alegra que hayáis vuelto —dije, sonriente. Miré a Kyle, que resoplaba con cansancio al lado de Max, quien parecía estar más muerto que vivo—. ¿Dónde está...? —Me giré sobre mí misma en busca de Chris, que estaba justo viniendo en mi dirección. Una sonrisa estúpida se extendió por mi cara.

—¿Cómo estás? —preguntó nada más se acercó a mí. A pesar de haber subido una montaña, Chris seguía igual de radiante que siempre.

—Mucho mejor, Owen me ha dado unas pastillas para el dolor y me ha amenizado la tarde —dije y le enseñé las pastillas. Chris juntó las cejas.

—¿Owen? —preguntó con un tono que no supe identificar.

—El enfermero que me atendió ayer —le recordé—. Está haciendo unas prácticas para sacarse un curso de monitor, y como los dos nos aburríamos, hemos pasado la tarde juntos —expliqué. De repente ya no me apetecía demasiado hablar de Owen con Chris, porque me miraba fijamente, todavía con el ceño fruncido—. ¿Tú que tal? ¿Cansado? —cambié de tema.

—Sí, pero lo que más me alivia es no tener que aguantar más tiempo las quejas de esos dos de ahí —dijo, señalando a mi primo y a Max mientras reía. Kyle levantó la vista y le fulminó con la mirada.

—¡Siento no ser un deportista de primera como tú! —se quejó y dejó su espalda caer en la roca dramáticamente, un gesto que me hizo reír escandalosamente. Max se tumbó encima de él y ambos se rieron. Sonreí. Max me caía bien.

—¿Y tú qué has hecho hoy, Abbie? —me preguntó Chad. Chris se colocó detrás de mí, pero no me tocó.

—He dormido hasta la hora de comer y luego me he pasado el resto de la tarde con O... —me callé. Pude sentir los ojos de Chris taladrarme la nuca detrás de mí.

—¿Con quién? —preguntó Mack, interesada. Mierda puta.

—Con Owen, me ha dado unos Ibuprofenos y como ni él ni yo teníamos nada que hacer, hemos charlado hasta que habéis llegado. —Sentía que en vez de informar a Mack, me estaba justificando.

—¿Es guapo? —me preguntó con interés mi primo, y Max le dio una colleja. «Kyle, por favor, cierra la boca...», pensé.

—No sé, no me he fijado en eso —respondí incómoda. Miré de reojo a Chris, pero él no me miraba a mí.

—¡Tenéis una hora hasta la cena para ducharos y asearos! —nos avisó Jackie por el megáfono, y los alumnos comenzaron a dirigirse a las cabañas.

—¿Vamos? —Mack entrelazó nuestros brazos.

De camino a la cabaña, Chris no abrió la boca. Miraba al suelo como si fuera la cosa más interesante del mundo. Suspiré y me acerqué a él.

—¿Estás bien? —Le cogí del brazo para llamar su atención.

—Sí. —Me miró por un segundo y volvió a centrar su atención en el suelo. Volví a suspirar.

—Chris, sólo hemos hablado. Como amigos —dije, asumiendo que se había puesto así por pasar la tarde con Owen. No me gustaba darle explicaciones sobre con quién hablaba o no, pero odiaba verle así, y si él se hubiese pasado la tarde charlando con una chica, probablemente hubiese reaccionado igual. Chris no dijo nada, así que le agarré del brazo para detener su paso y me coloqué delante de él—. Chris, tiene novia —dije, rezando por que ese argumento fuera suficiente para que dejara de estar enfadado. Me miró a los ojos y pude ver lo molesto que estaba. Chris era realmente fácil de leer.

—Parece que él y tú os lo habéis pasado muy bien —dijo rencoroso. Apartó la vista, pero le cogí las mejillas para que me volviese a mirar.

—¿Estás celoso, Christian? —bromeé, pero no le hizo gracia. Volví a ponerme seria—. Me lo he pasado muy bien con él —dije y Chris intentó zafarse de mi agarre, pero apreté más fuerte sus mejillas para que no se alejara—. ¡Déjame acabar! Me lo he pasado muy bien con él, pero llevo todo el día pensando en lo que me habría gustado ir con vosotros —confesé—. Contigo —especifiqué, y sentí cómo Chris se relajaba poco a poco.

—¿En serio? —susurró, esperanzado. Asentí y sonrió complacido—. Yo tampoco he dejado de pensar en ti. —Me miró con intensidad y algo se revolvió en mi estómago. Mis mejillas se tornaron de color rojo y miré el suelo, avergonzada.

—¿Vamos? —susurré cuando nos separamos. Chris asintió y entrelazó nuestros dedos el resto del camino.

Max se fue a su cabaña y el resto entramos en la de los chicos. Mack se negaba a ir a ducharse a nuestra cabaña, aunque no la culpaba. Yo tampoco quería. Me senté en el sofá junto a Chad, Mack y Kyle mientras esperaban a que Chris saliera de la ducha.

—¿Alguien más se ha fijado en lo celoso que se ha puesto Chris cuando le has dicho que has pasado el día con el Owen ese? —preguntó, morboso, mi primo. Puse los ojos en blanco.

—No se ha puesto celoso... —mentí. Sí que se había puesto algo celoso.

—¡Oh vamos! ¿Vas a negarlo? —Me encogí de hombros. Me parecía que estaba hablando de Chris a sus espaldas y no me parecía bien. Kyle era demasiado cotilla a veces, y había cosas que no eran necesarias compartir. 

(...)

Cenamos entre risas y una hora después, nos reunimos en la tarima, donde la monitora nos explicó que esa noche jugaríamos a un escondite a lo grande. No me emocionaba mucho la actividad, pero cualquier cosa era mejor que no hacer nada. Todavía me dolía algo la pierna, pero desde que me había tomado una pastilla, no tenía casi problemas al andar, así que no tendría problemas a la hora de jugar.

—¡Abbie! —me llamó Tom, y resoplé antes de darme la vuelta y mirarle—. ¿Cómo te encuentras? ¿Mejor? —me preguntó. Sonreí falsamente.

—Igual que esta mañana, radiante y llena de energía —contesté con retintín. Tom asintió, pero sabía a qué había venido realmente—. Vienes a decirme que no puedo jugar, ¿verdad? —adiviné, molesta.

—El escondite es por todo el campamento y... —le corté, enfadada.

—¡Oh Dios Santo! ¡Parece que te preocupas más tú por mi salud que yo! —exclamé, frustrada—. ¡Ya te he dicho que estoy bien! —repetí, exasperada— ¿Para qué narices me preguntas siempre si estoy mejor si te da igual? —Le fulminé con la mirada.

—Tu seguridad es mi responsabilidad. Y como te he dicho esta mañana, no me fío de tu palabra —explicó—. Lo siento —dijo sin sentirlo de verdad. Se dio la vuelta, dando por finalizada la conversación, pero se me ocurrió una idea.

—¿Y te fiarías de la palabra de otro? —Tom se giró, intrigado.

—Tus amigos querrán que juegues igual o más que tú... —Negué con la cabeza.

—No me refiero a ellos. —Tom se quedó en silencio, atento—. Owen —me limité a decir—. Si él te asegura que estoy bien, ¿podría jugar? —le pregunté. No sabía si se había marchado ya, pero tenía que intentarlo. Tom se quedó pensativo.

—¿Owen? —Asentí—. Está bien, iré a buscarlo —dijo y se dio media vuelta.

—Ese tío es un poco tocapelotas, ¿no? —Se rio Max cuando Tom ya se había ido. Kyle, Chad y Mack se rieron, pero Chris me miraba serio. ¿Se habría enfadado en serio?

Tom volvió acompañado por Owen apenas unos mintuos más tarde. Le sonreí, contenta de volver a verle. Menos mal que todavía no se había marchado.

—¿Cómo está la lisiada? —bromeó al acercarse a mí, y yo reí.

—Bien, gracias —le agradecí.

—Por fin estamos todos. Owen, ¿puede o no puede jugar Abbie? —le preguntó serio. Owen me miró de reojo y yo le miré suplicante—. Si algo le pasa, la responsabilidad es tuya —le amenazó. ¡Tom era un capullo! Owen no pareció intimidarse, y le sonrió.

—Creo que Abbie podría correr una maratón ahora mismo si se lo propusiese —sentenció, y yo suspiré, aliviada. Tom no parecía muy contento. Le miré y sonreí. «Que se joda», pensé.

—Espero que no te equivoques —le advirtió Tom, y se marchó.

—Muchas gracias —le agradecí a Owen cuando Tom ya no estaba.

—No es nada. —Sonrió—. Pero por favor, evita caerte o desmayarte. Mi trabajo depende de que sobrevivas esta noche —me pidió en broma y yo reí.

—Lo intentaré —le aseguré, aunque esa noche podían pasar infinidad de cosas, y muchas de ellas no dependían de mí.

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¡Tenéis razones, lo sé, pero no me odiéis! :(((((((( Soy consciente de que dije que probablemente iba a subir capítulo, pero si os soy sincera, no he tenido el tiempo. Acabo de empezar hoy mismo los exámenes finales y he estado estudiando sin parar todas las Navidades (lo sé, debería ser ilegal). Casi no sé ni en qué día vivo. Os juro que a veces sé que es viernes porque me acuerdo de que tengo que actualizar :/

¡Espero que os haya gustado mucho el capítulo! Estamos viendo cómo la relación entre Chris y Abbie avanza lentamente. Algún que otro arrebato de celos, quizás... 

Os agradezco muchísmo todo el apoyo, a los que leéis y los que votáis. ¡Me hacéis el día! ^^

Muchos besos y abrazos,

Elsa <3

Pdta: ¡He dejado en la multimedia una foto con representaciones de parte de los personajes! (Cómo me los imaginaba cuando los escribía) Espero que os gusten y que no sean completamente opuestos a como vosotr@s os los imaginabais juju :)))))



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