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Capitulo 9

A la hora de salida solo pude visualizar a David y caminaba lo más rápido hacia él, pues ya tenía planeado mi tarde en mi cabeza no dejaría que nada lo arruinara.

-Charlotte.

Escuchaba que alguien me llamaba, pero no estaba decidida a voltear, no quería que ya nadie arruinara mi tarde.

-Señorita Reynolds.

La misma voz me llamo una, dos, tres veces más y yo no paraba de caminar, no me importaba quien era, pues ni para mis amigos estaba de humor. Solo seguí caminado y al llegar a donde estaba David lo abrace y le mostré una de mis mejores sonrisas, subí al auto y le di la dirección en la cual pasaríamos todo el día.

Al llegar al lugar se notaba algo preocupado, pues no le di más detalles de mi plan.

-Charlotte, ¿me puedes decir que pasa?

Bajamos del coche y subimos las escaleras del centro comercial para así mostrarle de que estaba hecho Canadá.

-Nada, solo que hoy estaba decidida a que la tarde sería nuestra y también te quería dar unos regalos para la familia.

Tome un respiro y lo guie hacia una de mis tiendas favoritas pues ahí compraríamos ropa para ambos y algún que otro regalo para la abuela.

-No, espera. – me detuvo antes de llegar a la puerta.

-¿Qué pasa? ¿No te alegra estar conmigo?

-No, no es eso, si no que siento que algo aquí no está bien.

-¿Qué dices?

-Sí, sé que nos hemos dejado de ver, pero aún se cuándo estas enojada y lo disimulas, ¿Podemos hablar sobre eso?

Mierda, sí que me conocía bien y eso que no fuimos cortados con la misma tijera al nacer.

-Me gustaría pasar una tarde agradable, ¿Qué te parece si lo hablamos más tarde? – tendría que convencerlo como sea.

-Está bien, solo porque creo que hoy será un gran día. – Al parecer se había tragado el cuento.

-Vale, así que comencemos.

Después de la pequeña platica no nos detuvimos para nada y cada cosa que veíamos nos hacíamos probárnosla aunque no lo compráramos, casi de recorrer todo el centro comercial terminamos con varias bolsas en manos, algunas contenían ropa nueva y "normal" para David, mientras que otras eran regalos para la familia y solo unas pocas para mí, que contenían más zapatos que ropa a mi parecer, pero David se rehusaba a decir que mis compras habían sido "pocas", el cómo no estaba acostumbrado a salir a comprar se cansaba rápido de cargar las bolsas, así que varias veces o mejor dicho cada vez que salíamos de alguna tienda íbamos a dejar las bolsas a la parte trasera del auto para así seguir disfrutando de nuestra tarde.

Ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta de la hora hasta que mi estómago rugió por algo de comida y él se dio cuenta de eso.

-Al parecer hasta las princesas no están obsoletas de los ruidos raros. – su tono era gracioso

-¡Oye! Que te pasa – le di un pequeño golpe en el hombro. – Es solo que tengo hambre.

-Porque no lo dijiste antes, vamos por comida.

-Apoyo tu idea, al parecer se nos olvidó esa parte – ambos nos reímos

Cuando llegamos a un pequeño restaurante que había en el centro comercial buscamos una mesa agradable mientras nos atendían y solo nos reímos de las personas que pasaban a nuestro alrededor e imaginábamos como la tía- abuela Elisa diría con su voz chillona que este no es un lugar para la realeza.

-¿Recuerdas cuando una vez a hurtadillas robamos un pastel de chocolate que había en el refrigerador del palacio?

-Cómo olvidarlo, más porque ahí estaba la tía Elisa.

-Así es y más porque mientras corríamos ella nos perseguía con su voz chillona diciéndonos que eso no era parte del protocolo.

-Si aún la recuerdo diciendo "Niños malcriados, traigan ese pastel aquí ahora mismo o hagan que los deshereden de la corona" – Recite con voz algo chillona y ambos reímos.

-Y te acuerdas cuando nosotros nos comimos ese pastel escondidos bajo la mesa para que nadie nos encontrara. – reíamos aún más.

-Más aun cuando papa nos encontró, todos sucios porque nos embarramos el chocolate por toda la ropa. – no podía dejar de reír.

-Sí y la tía Elisa cuando le dio la queja a mama "Amelia, por favor cuida a tus hijos malcriados, ellos sí que no debían ser parte de la familia, que deshonra"

-Qué mala imitación de la tuya, pero si, -reí – recuerdo eso y más cuando mama nos reprendió e hizo que no nos viéramos por dos días.

-Pero aun así nos las arreglamos para hablarnos

-Sí, eran buenos tiempos.

En ese momento llego el mesero con la comida que ordenamos y nosotros aun no parábamos de reír, pues nuestras anécdotas siempre eran buenas, más aun cuando nos juntábamos los dos y les hacíamos bromas a los demás. Nuestra comida después de unas cuantas risas, siguió de manera armónica, pues de vez en cuando recordábamos otra anécdota chistosa.

-Charlotte, bien creo que hoy ya ha sido un buen día, pero, ¿Puedes decirme que te paso antes? – creí que ya lo había olvidado.

-Nada te lo juro, dime ¿Pudiste hablar con papa?

-Sí, pero me dijo que tus castigos no eran negociables, pero te compensare con otra....

La vibración de mi celular no lo había dejado terminar porque él se fijó directamente en este para saber quién llamaba.

-¿Quién es?

Solo pulse el botón descolgar y no le di importancia.

-No es nadie. – conteste. – mejor sígueme contando que tienes para mí.

-Bueno como te decía...

De nuevo el celular no paraba de sonar.

-Charlotte, ¿Quieres contestar? ¿Acaso crees que no me he dado cuenta que desde hace casi 1 hora no deja de vibrar?

-Es que no conozco ese número – volvió a vibrar la pantalla – y no puedo contestar.

-Haber dámelo yo contesto.

Cuando ya estaba a punto de tomarlo, lo retire de su alcance.

-No, no, no te preocupes, ya se cansara la otra persona en llamar.

Ni bien había terminado de decir eso cuando suena su celular.

-Mira quién es. – Me mostro la pantalla de su celular.

-No, no le contestes por favor.

-¿Por qué no? – y apretó el botón de aceptar.

Simplemente él ya había arruinado la tarde.

-Hola papa.... Si, aquí está conmigo.... No lo sé la verdad.... ¿Qué cosa?... no, no me lo había dicho... si claro ahorita mismo la llevo para allá.... Si padre no te preocupes. – Le dio fin a la llamada.

-No me lo digas, y por favor haz caso omiso de eso y sigamos con la tarde, tengo otros planes veras...

-No Charlotte, ¿Cómo no me ibas a decir que a estas horas ya tenías que estar en tu castigo? – parecía molesto

-Además no lo puedes solucionar, ya es tarde. – jugué con la comida.

-Sí que puedo, y ahora mismo quiere papa que te lleve a tu colegio.

-¿Para qué? Si ahí no es mi castigo.

-Pues al parecer ya se cambió de lugar, así que ya vámonos porque si no se nos hará más tarde. – se levantó de su silla rápidamente.

-No he terminado de comer.

-Ya has comido suficiente, así que ya vámonos.

Solo me levante de mala gana y salimos del lugar, pero para mí, que algo estaba extraño fuera de este, ya que había un par de personas cuchicheando sobre nosotros o eso me parecía, ya que no dejaban de vernos.

-David, algo anda mal.

-¿Qué dices? No caeré en tus trampas.

-No, si no que - me acerque a su oído – parece que sospechan.

-Sospechar que...

Ni bien termino la frase, un flash se disparó directamente hacia nuestros rostros o eso me pareció ver.

-Charlotte por favor no hagas algo mal, solo camina rápido hacia el auto y te llevare a tu colegio, si es lo que estoy pensando, debemos irnos ya.

No dije nada y solamente lo seguí. Caminamos hasta el estacionamiento y nos subimos en el auto, nadie decía nada y el solo encendió el motor en dirección del colegio, no había mucho de que contestar pues ya los dos sabíamos que esto nos traería problemas.

Al llegar al colegio solo pude observar que él estaba preocupado y le llamaba a alguien.

-Papa... si ya estamos aquí... solo que ha ocurrido algo... alguien nos tomó una fotografía en el centro comercial... parecía ser un paparazzi... si, bueno aun no lo sabemos bien... pero temo de que esto haga más corto el viaje... si, está bien... aquí me quedare entonces... si, te aviso cuando ella termine.

-¿Qué te dijo papa?

-Solo que continuáramos normal con lo que hacíamos y que me quedara aquí hasta que termines para que nadie pueda sospechar y además no creo que nos hayan seguido, y que no nos preocupemos, el mandara a unos guardias para que nos escolten y podamos llegar bien a casa. Así que tu baja que yo estaré aquí esperándote y cumple con tu castigo, eso sí, ninguna palabra a nadie, ¿entendido?

-Sí, ya lo sé, pero si ocurre algo, me avisas ¿va?

-Si no te preocupes, anda ve y cumple con el castigo sino papa se enfadara más.

-Está bien.

Aun un poco preocupada por lo que le pasaría a él, baje del auto y me dirigí hacia mi salón de clases, tal vez ahí tomaría mi castigo hoy, aunque no sabía muy bien porque el profesor había cambiado de lugar. Al entrar a mi salón vi que todo estaba en orden y que no había nadie, así que decidí sentarme en cualquier lugar pero algo me decía que ahí no serían mis castigos hoy. Y mejor decidí prender mi celular para llamar a papa y preguntarle si él ya sabía dónde estaba el profesor Diamond.

Al encender mi celular me di cuenta de que tenía muchas llamadas perdidas de mi papa y otras de un número que no conocía, pero no pensaba devolverles las llamadas pues ya me hacia una idea de quien era ese número tal vez. Así que borre las llamadas perdidas y leí el único mensaje de texto que tenía.

De: Número privado

Señorita Reynolds, la estoy esperando y esperar no es algo que me guste, así que le pido que sea puntual y llegue ya. La espero en la biblioteca del colegio.

¡Mierda! Y más mierda, a pesar de que ya iba demasiado tarde, el me esperaba en la biblioteca y ya me imaginaba que mi castigo no podía ser peor. Así que sin perder tiempo, salí corriendo de mi salón y me dirigí a la biblioteca, a la cual por más que corriera iba a llegar tarde.

-Profesor Diamond, ¿Se encuentra aquí? – pregunte empujando un poco la puerta, ya que todo se encontraba silencioso.

Como no encontré respuesta de este por su parte, entre en la biblioteca y me senté en la primera mesa que localice, tal vez el profesor había ido al baño o algo por el estilo, pero yo aún seguía preocupada porque sabía que algo malo se avecinaba. En la mesa de alado, pude distinguí que había un vaso de lo que parecía haber sido café y al acercarme para asegurarme que había sido de un estudiante y no de quien pensaba, visualice una hoja doblada a la mitad que decía "Reynolds" con manuscrita. Así que lo desdoble y no podía maldecirme aún más.

Reynolds.

La he estado esperando por más de 1 hora, si acaba de leer este papel es porque me he retirado y he entrado a una reunión, si quiere dejar sus mentiras del retraso puede dejarlas en mi despacho, aunque no creo que me encuentre ahí, porque ya es demasiado tarde.

Profesor Diamond.

No podía ser esta mi suerte de hoy, no lo pensé más y mejor tome mis cosas, el papel, el vaso de café y los tire a la basura,para así salir corriendo hacia su oficina que tenía en el colegio, con suerte y me lo encontraba ahí o si no mañana todo sería un desastre.

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