Capitulo 41
Viernes 8 pm. Hora en la que nos dirigíamos a la gala benéfica en nombre de niños sin padres. Gala a la que mis padres y yo siempre hemos asistido por ser parte de la empresa en donde trabaja mi papa.
-Cielo te vez radiante. ¿Cómo es posible que tengamos una hija tan hermosa? – Papa me tomo del brazo para terminar de bajar las escaleras.
-¡Oh papa! – Sonreí.
-¡Oh Charlotte! Estás bellísima. – Mama se limpió una lágrima que se resbalaba.
-No más que tu mami.
A comparación de mi vestido, el de mi mama era de mangas largas con lentejuelas por todos lados y de color carne, en cambio el mío, era de color verde bandera con mangas caídas en los hombros, escote corazón y con abertura en la pierna derecha. Si caminaba con cuidado no se vería de más.
-Señor el auto los espera.
-Gracias Raúl, ya vamos. Mujeres de mi vida, ¿Están listas? – Papa nos encamino al auto.
-Contigo a donde sea. – Mama respondió.
Nos pusimos en marcha en donde sería la recepción este año. Por lo que nos contaba mi papa, este año la empresa había alquilado un club en donde comúnmente personas de alto nivel organizaban fiestas, este contaba con una espaciosa área verde y banquetes de todo tipo, era obvio que hoy la prensa se presentaría en el camino.
Al llegar al lugar mi padre se encargó de abrir la puerta a mi madre, mientras que el chofer abría la mía.
Lo primero que visualice fue a mucha gente caminando del brazo de sus acompañantes con elegantes vestidos largos y todos hablando cómodamente.
Mi padre me ofreció el otro brazo disponible para caminar con él y con mi mama.
-¿Están listas?
Ambas le sonreímos. Al pasar por la puerta principal un montón de camarógrafos ya se hacían presentes detrás de una línea marcada para ellos, la alfombra por donde debíamos de pasar todos ya estaba puesta y nosotros éramos los siguientes detrás de una pareja que no conocía.
Como toda pasarela los tres posamos ante las cámaras sonrientes, en diferentes ángulos a diferentes cámaras, en el transcurso de esa pasarela hicimos distintas paradas, pues había un protocolo que seguir por parte de los organizadores.
Papa y mama como verdaderos expertos de la realeza desde que se casaron ya estaban familiarizados, mientras que yo aún sentida que invadían mi privacidad, pero como buena hija de un príncipe, hice lo posible para parecer tranquila y con una sonrisa verdadera.
Al entrar en un lugar más privado y en donde se llevaría a cabo la velada. Buscamos nuestra mesa para acomodarnos en lo que papa saludaba a unos socios, como era de esperarse todo el personal importante de la empresa ocupaban las primeras mesas redondas de enfrente, mientras que los demás socios que apenas concia se situaban en dilas que estaban detrás de nosotros.
Como era habitual las mesas eran para ocho personas, nosotros al no ser una familia numerosa siempre compartíamos mesa con conocidos de papa, una ocasión solo fue con el jefe de papa, pero de ahí todos los demás apenas los conocía.
Durante el protocolo de estas fiestas siempre me tocaba ser la hija que le sonreía a los socios y se mostraba interesaba en el tema que se sumergían, y esta vez no era la excepción a nuestra mesa, así como llegaban los invitados corrían a agradecer por la invitación al jefe de papa y saludaba cortésmente en nuestra mesa, cada vez que me quería volver a sentar, un nuevo socio llegaba a nuestra mesa y mi petición quedaba en el aire. Mejor decidía ya no sentarme y los tres quedábamos parados enfrente de nuestra mesa, todos eran cortes con papa y el resto de la familia, pero no porque supieran nuestra verdadera identidad, sino porque tenían buenos lazos con papa, más de un socio me brindaba comentarios halagadores y como buena joven daba las gracias cortésmente. La situación me comenzaba a hartar.
Por inercia voltee la mirada a la entrada del recinto y no podía creer lo que veían mis ojos. El estúpido profesor estaba aquí. Julián me había asegurado que no iba a asistir, ¿Qué hacia él aquí?
Parecía conocer muy bien al dueño de la empresa, entablo una conversación con él y su esposa. Los tres se veían animados en la conversación. De pronto sus pasos cambiaron de dirección, no iba a buscar su mesa, sino que se dirigía a la mía. En medio de la oscuridad pude notar una sonrisa ladeada.
¡Mierda!
-Señor Reynolds, un placer poder vernos. Muchísimas gracias por la invitación. – Estrecho la mano de mi padre y hasta de abrazo se saludaron.
¿Acaso mi papa y él ya se conocían desde antes?
-Señora, está usted bellísima, el señor Reynolds es un suertudo. – Le beso el dorso de la mano y le brindo una sonrisa cálida.
¿Qué, ahora era caballeroso? Rodee los ojos.
-Es usted un conquistador por naturaleza señor Diamond. – Mama le sonrió.
-¡Oh por favor señora Reynolds! Solo digo la verdad.
Ambos rieron.
Volví a rodear los ojos.
-Vaya señorita Reynolds, una causalidad, se ve bien el día de hoy.
¿Era enserio? ¿Precisamente hoy no me conoce? Maldito capullo.
Ambos estrechamos manos y a cambio del gesto que hizo con mi mama, a mi no me beso la mano. ¡Hijo de puta! Quería quedar bien.
-Un gusto verlos a todos, iré en busca de mi mesa, señor, señora Reynolds, que tengan una buena velada.
-Igualmente señor Diamond. – Contesto papa, mama solo le brindo una sonrisa.
-Señorita.- Me dedico una inclinación de cabeza al pasar por mi lado.
-Señor. – No lo mire a los ojos.
Después de pasar por un mal trago, volvía ser la chica risueña que no rompe ningún plato con los demás invitados que saludaban a papa.
La hora de comenzar con la gala había empezado. El presentador de ceremonia dio la bienvenida a todos los presentes y le cedió el micrófono al dueño de la empresa y el patrón de la fundación.
-Buenas noches a todos los presentes, les agradecemos de corazón mi esposa, los encargados de la asociación y los empleados de mi empresa que hayan aceptado esta invitación para poder ayudar a niños que están protegidos en nuestra casa hogar. Como saben todos, nuestra única finalidad es recaudar fondos para seguir ayudando y de igual manera ayudar a otras casas hogares. Sin más cosas por decir les doy la más cordial bienvenida y que la velada sea de su agrado. Gracias.
El salón se hundió en aplausos, era la mera de brindar las gracias por la invitación al jefe de papa.
Después de sus palabras, una pantalla que se mostraba en el escenario dio por iniciado un video de los niños que la fundación ha ayudado y la ayuda que llega a lugares que nadie quiere ir. El corazón se me encogió, ver tantas sonrisas y saber que el mundo aun muere por hambre, muy pocas personas tenían el corazón como el jefe de mi papa. El corazón de ayudar a la gente.
Al finalizar el video los chefs comenzaron a servir la cena que constaba de cuatro tiempos. El primer tiempo consistía en una crema de pimientos verdes, no estaba igual de sabrosa que los que preparaba Gail, pero mi estómago lo reclamaba.
Al terminar, recogieron los platos y sirvieron el segundo tiempo, la pasta italiana que nos habían servido sabia exquisita, acompañado de un refresco, El sabor de cada ingrediente se sentía, cada especia, hasta podía decir que repetiría plato.
El tercer tiempo consistía del plato fuerte, tardo más en llegar a nuestras mesas, pues se trataba de chuletas de cerdos marinadas con jugo magi, acompañado de espárragos, tomatitos, lechuga y una pequeña salsa, las porciones debían de ser equitativas para todos, así que no había mucho en mi plato. Nos sirvieron vino de la marca Merlot, algo dulce para mi gusto pero buen complemento para equilibrar el sabor de la carne.
Mi mirada se desvió por un momento a una de las mesas de la parte de atrás y mis ojos se fijaron en la persona que menos debía de ver. Diamond elevo su copa e hizo un gesto con la cabeza, indicación protocolaria de provecho. No le devolví el gesto y me puse a comer la carne.
Por ultimo mi parte favorita ya estaba siendo servida. El postre. Durante los años que había asistido a esta gala todos los postres me parecían exquisitos y esta vez por la presentación no decía lo contrario.
Tenía los mismos ingredientes que el tiramisú, solo que esta vez su crema estaba en forma de gotas y el chocolate de la parte de arriba, le daba el sabor especial. Sin lugar a dudas quería repetir, pero no se podía.
Al terminar todos de cenar, el maestro de ceremonias pidió la atención de todos, pues la subasta de objetos para recaudar fondos se estaba llevando a cabo.
Cada objeto que se subastaba tenia dueño, y las cantidades se elevaban a cifras de varios ceros, no por saber quién tendría más, sino porque las cosas subastadas en verdad eran buenas.
-En este día, tenemos un grato obsequio por parte de un nuevo invitado, este paquete que será subastado a continuación, contiene dos boletos para una pareja que quiera viajar por Suiza y Países bajos por una semana, ¡Con todo pagado! Si señores, como escuchan bien, ¡Todo pagado! Hospedaje, transporte, avión privado, guía turística, alimentación completa y un recorrido extraordinario por ambas ciudades como si fuesen de la ¡realeza!
Los aplausos de los presentes no se hicieron esperar y todos susurraban de quien podría ser el magnífico paquete subastado.
El maestro de ceremonias comenzó con la subasta y al parecer todos querían ese viaje y no les importaba despilfarrar el dinero, la suma subía y subía en ceros hasta que por fin la cantidad quedo en 780,000 dólares.
-Señores por favor, brindémosle el mejor de los aplausos al señor Diamond que ha recaudado más de lo esperado en su primera aparición de la subasta.
No lo podía creer, mejor dicho nadie lo podía creer, ¿Cómo podía ser posible que Diamond? Con un sueldo de profesor pudiese costear tal barbaridad.
Diamond, sin intimidad alguna, se levantó de su asiento e hizo una reverencia con la cabeza dando las gracias, ¡madre mía! No me lo creía.
Después de una subasta con buenas recaudaciones, los socios de papa se levantaban para interactuar entre ellos, muchas personas hablaban de temas diferentes, mientras que otras como yo, nos encontrábamos en la mesa de golosinas.
-¿Me permite?
Un brazo tomo uno de los panquecillos por los que estaba esperando. Le iba decir que ese ya estaba apartado, pues yo le había echado el ojo desde que la fila no avanzaba.
Me voltee para reclamar y unos ojos azules me impactaron.
-Disculpe pero.... – Me quede sin habla.
-¿Acaso era de usted? – Ya le había dado la primera mordida.
-No, ya no puede quedárselo. – Voltee para buscar otro aperitivo que me gustase.
-No me importa compartir.
Me extendió el panecillo que ya había mordido. Sonreí al verlo.
-¿Por qué me mira de manera graciosa? – Pregunto.
-Me temo que se ha manchado de crema batida en la nariz.
-Al parecer aun no aprendo a comer me uno sin embarrarme. – Dejo el panecillo sobre la mesa.
Y por un impulso, mi nao ya se encontraba limpiándole la nariz con una servilleta.
-Mucho mejor. – Sonreí.
-Creo que me ha salvado de una foto vergonzosa. – Ambos reímos. – Le debo una.
La música comenzó a sonar por el espléndido lugar y los invitados se acomodaban en la pista.
-¿Me haría el favor de bailar conmigo? – Me extendió el brazo.
-¿Por qué no? – Tome su invitación.
Ambos caminamos al centro de la pista y la canción de shallow, nos invadió. Nos posicionamos uno frente al otro, me rodeo con su brazo derecho la cintura, mi brazo izquierdo se posiciono en su hombre y nuestras manos libres se entrelazaron.
Nos movimos al compás de la canción.
-¿Te das cuenta de lo hermosa que estas hoy?
-¿Primera vez vistiendo elegante?
-¿Aceptas pasar la noche conmigo?
-¿Qué canción tan bonita, no?
Se acercó a mi odio.
-Te tengo tantas promesas.
Me incline hacia adelante.
-Vaya querido, todas tendrán que esperar, porque esta noche soy de mis papas.
-A que podemos arreglarlo.
Hizo que diera una vuelta mientras bailábamos, volvimos a tener nuestra posición normal y cuando el coro se escuchaba hacia lo mismo, me daba una nueva vuelta, sutil, lenta, propio de un caballero que él no es.
-¿Hoy serás el caballero que no conozco?
-Hoy seré lo que seas, si tú conmigo te vas. – Nuestros cuerpos se pagaron uno al otro.
La música termino y me guio hacia el final de las carpas del evento.
En el camino que hacíamos, uno de los socios que habiamos visto en el restaurante nos intercepto.
-Señor Diamond, un gusto volver a encontrarnos. Señorita. – Tomo mi mano y le brindo un beso.
Sonreí.
-Señor Bertielli, el gusto es mío de volvernos a encontrar. Señora. – Diamond hizo lo mismo que el señor había hecho conmigo.
-¡Oh pero que descortés soy! No he presentado a las damas. – El señor Bertielli, tenía una cara de espanto.
Ambas mujeres reímos.
-Amor, ella es la novia del señor Diamond – Bertielli, seguía hablando.
-Mucho gusto – Intervine. – Soy Charlotte Reynolds – Ambas estrechamos manos.
-El placer es mío querida. Angeline. – Me brindo una sonrisa. – Vaya señor Diamond, ¡Enhorabuena para ambos!.
Diamond, me soltó la mano.
-Gracias pero...
El señor Bertielli interrumpió.
-Lo siento por interrumpir caballero, pero a mi esposa le encanta esta canción. Con su permiso.
Hizo una señal con la cabeza y se retiró junto con su esposa.
-Un placer Charlotte. – Menciono su esposa antes de salir de nuestro pequeño círculo.
Diamond quiso volver a juntar nuestras manos después de que la pareja se había ido, junte mis manos por enfrente de mi vestido.
Al darse cuenta, el solo me hizo señal para que camina enfrente hacia el final.
-¿A qué viene todo esto?
-Si hablas por el comentario del señor Bertielli, la verdad no sé porque lo dijo. Pero no hay que preocuparse por eso, ¿Te veo en cinco en el estacionamiento?
-¿Qué dice?
-Charlotte, tenemos un trato, este fin de semana es mío.
-No puedo decirles a mis papas que me voy contigo. "Papa, mama, ya me voy con mi profesor, nos vemos el lunes". ¿Te parece eso bien?
-Charlotte no comiences con ese tono.
-¿Y si lo hago qué? ¿Acaso volverás a dejar marcas en mi cuerpo? Tuve que usar demasiado maquillaje para que no se notase hoy.
-Te lo ganaste.
-Ah, si ¿Y cómo?
-Te dije que cumplieras con unas cosas y no lo hiciste.
-Oh, sí claro – Me cruce de brazos. – Yo no puedo salir con Julián, pero tú sí que puedes seguir cogiéndote a Bennett, claro que me está gustando este trato.
Me tomó de la barbilla.
-¿Ah que estas celosa?
-¿A qué te gusta compartir con dos?
-Solo eres mía que no lo olvides.
-Solo soy de mis padres.
-Lo dejaste de ser desde que tú y yo teníamos un acuerdo.
-Metete tu acuerdo por donde no te dé el sol.
Me di media vuelta y me encamine a la mesa de mis padres.
-Cariño, ¿Me acompañas a bailar? Todo esto me está mareando. – Papa hizo gesto de asco.
Reí.
-Claro que sí.
Ambos caminamos a la pista y comenzamos a bailar de acuerdo a la música lenta.
-¿Qué le pasa últimamente a mi pequeña princesa?
-Creo que merezco un par de vacaciones.
-¿Tan difícil ha sido volver?
-Más bien agotador, mi horario de sueño no se recupera, mis clases no van bien, a mis amigos casi no los veo. Estoy viviendo un caos.
-Tranquila cielo, mama y yo estamos para apoyarte. – Me beso la frente.
Lo abrace.
-Por eso los amo a ambos.
Así abrazados, los dos, padre e hija seguimos bailando ante la mirada de todos los presentes.
De pronto vi a mama en la misma pista que nosotros pero con el peor de los caballeros.
-Vaya, así que tu profesor es buena persona. Y tú que lo pintabas mal.
-Las apariencias engañan papa.
-¡Oh Charlotte, querido! El señor me ha pedido una pieza y bien que sabe bailar. – Se refería a quien la acompañaba a bailar.
-¿Nos has envidiado, no es cierto? – Comento en broma papa.
-Claro que, este caballero lo está haciendo muy bien. – Mamá replico.
Ambos rieron y justo en ese momento la música termino y comenzó otra.
-Caballero, creo que esta vez le robare a mi dama, pero dejo en sus manos a la flor más hermosa de mi jardín. – Papa me beso la cabeza.
-No se preocupe, soy bueno con las flores.
Papa asintió. Intercambiamos parejas y ahora Diamond y yo estábamos de nevo cuerpo con cuerpo.
-¿Has utilizado a mi madre para chantajearme?
-No, la he visto sola y la he invitado a bailar. ¿Aun estás celosa?
-Creo que mejor me iré a sentar.
Me quería zafar de él, pero lo impidió.
-Tranquila pequeña, aquí no tienes escapatoria. No tienes de que preocuparte cielo. – Me alzo la barbilla para que nos miráramos a la cara. – Si algo tenemos claro los dos es que tú y yo cumplimos lo que decimos.
Me dio un beso corto y rápido.
-Espero que te quede claro que tú eres solo mía y yo soy solo tuyo. Compartir no va conmigo.
"Solo mío" Vaya, no me lo esperaba.
-¿Entonces por qué estabas exactamente con ella?
-¿Por qué saliste con Julián?
-¡Oh vamos de nuevo! – Gire los ojos.
-¿Qué es lo que acabas de hacer?
-¿Yo? Nada.
-Me he dado cuenta Charlotte.
-No hice nada.
-A que sí. Ven conmigo.
Y así fue como ambos terminamos en un pasillo oscuro del lugar.
Me recargo en una pared, nos besamos con intensidad, comenzó a introducir los dedos por la abertura de mi vestido, deslizo mis bragas con ambas manos por mis piernas y las guardo en su bolsillo, sin darme tiempo a respirar con normalidad dos de sus dedos se encontraban en mi interior, hacían el trabajo que una parte de su cuerpo podía darme el placer completo.
-James, por favor... - Entrecortadamente mencioné – Te necesito completo.
Deslizo sus dedos con rapidez.
-Vaya cariño, ya estas lista. – Se acercó a mi oído – Esperemos y esta vez no grites fuerte.
Gemí de sorpresa y me tome de las solapas de su saco.
Me penetraba suave, lento, mi cuerpo podía asimilar lo que pasaba, me gustaba, nuestros cuerpos se fundían como uno solo. Intensifico sus movimientos y el paraíso se me hizo cercano.
Enrolle mis piernas en sus caderas y las embestidas se volvieron más profundas, ambos por fin habíamos encontrado nuestra postura perfecta.
-¡James por favor! – Susurre en su odio.
-No cielo, esta vez no.
Necesitaba la liberación total. Mi cuerpo por inercia se comenzó a mover de acuerdo a su penetración. Él se dio cuenta y con su mirada me advirtió que parase. Me torturo unos minutos más y por fin me regalo lo que tanto necesitaba.
Unos últimos besos fueron la detonación final, lo que significaba que el encanto había terminado. Ambos habíamos disfrutado, una vez más, me dejaba ante sus pies.
-Charlotte, es hora de levantarse, tienes un regalo en la entrada.
-No mamá, hoy no. Es sábado, no tengo clases, un rato más.
-Charlotte, son las 12 del mediodía. ¿Cuánto más piensas estar dormida?
-¿Una hora más? – Escondí mi cara debajo de la almohada.
-No señorita, ya debe bajar a almorzar algo. Su padre llega a la hora de la comida y si no estás levantada se va a molestar.
-Papa no se enoja con la princesa. – La mire a la cara.
-¡Ay Charlotte! Contigo no se puede. Baja ahora mismo o me enojo yo.
-¿No importa que sea con pijama?
-Te quiero abajo desayunando.
-Ya vamos.
Me estiré y ambas salimos juntas del cuarto. Llegamos a la primera planta y mama fue por el almuerzo a la cocina.
-Hola Gail, buenos días.
-Tardes señorita. – Sonrió. – En la mañana le dejaron el canasto que está en la mesa de la entrada, ¿Gusta que se lo traiga?
La mire curiosa.
-Yo voy por ella, gracias por avisar.
-De nada señorita.
Me levante del comedor en camino a la mesita de entrada de la casa. Ahí vi un canasto lleno con panecillos que la noche anterior no me había dejado probar James.
"Perdón por robarme el ultimo, sé que lo querías.
Espero que te deleites con estos que he mandado, Laura me ha dicho que son los mejores de la ciudad.
Y también gracias por la magnífica noche, aun me debes este fin de semana.
Besos,
JD."
Vaya, por fin podía decir que este hombre era romántico. Abrí la envoltura de la canasta, tome uno de los panecillos y lo mordí, ¡Que delicia!
-¿Ahora estas comiendo panecillos y lo que te he preparado?
-Mamá, están deliciosos, ¡Prueba uno!
Mamá tomo uno de la canasta que traía en brazos y al igual que yo quedo encantada del sabor.
-Creo que estos me los quedo yo.
Mama me quito la canasta de los brazos.
-¡Mamá! – Grite alcanzándola en la cocina.
-¿Gail quieres probar? – Mamá comenzaba a regalarle a todo el personal. – Usted señorita debe de ser más productiva y comerse las frutas que le he dejado en la mesa.
-Bueno, ya que.
Antes de sentarme en la mesa, subí corriendo a mi habitación por mi celular y rápidamente envié un mensaje.
Para: Estúpido profesor.
Mama me ha robado todos los panecillos, apenas y pude probar uno.
¡Estaba delicioso! Dile a Laura de mi parte que te ha dado el mejor lugar del mundo.
Gracias.
P.D. Te perdono por robarme el último de la fiesta de ayer.
Reynolds.
Al llegar al gran comedor me puse manos a la obra en cuento a comerme la fruta, porque mama en cualquier momento podría aparecer y reñirme porque no he comido su plato que se esmeró en cortar.
De: Estúpido profesor.
Me alegro que te hayan gustado. En camino llegan dos canastas más, para ti y tu madre.
Disfrútalo a mi salud.
JD.
Escribí rápidamente mi respuesta.
Para: Estúpido profesor.
¿Acaso estás loco? Eso es mucha azúcar, no aceptare tus dos nuevos pedidos.
De: Estúpido profesor.
Lástima, ya van en camino y no tolero tirar la comida.
¿Nos vemos esta noche?
Ya sabía yo, que él quería algo a cambio.
Para: Estúpido profesor.
Hoy tengo saldré con Susana y Sebastián. Tenemos cosas que platicar.
Mis amigos y yo ya estábamos puestos de acuerdo.
Mamá se volverá loca con las canastas.
De: Estúpido profesor.
¿Por qué irías con ellos en vez de conmigo?
Ves, por lo menos tu mama aprecia mis regalos.
¿Entonces nos vemos para comer? Si quieres yo te llevo a la reunión con tus amigos..
Para: Estúpido profesor.
Papá llega a comer y es nuestra pequeña reunión familiar.
Mis amigos pasaran por mí, gracias.
Mamá preguntara quien las ha enviado.
De: Estúpido profesor.
Los FINES DE SEMANA son MIOS.
Bien, por esta vez te dejare ir. Te portaste bien ayer.
Las envió un amigo.
Me mordí el labio al recordar que ayer estuvimos casi toda la velada de la gala ausentes, nos la pasamos armando nuestro propio baile.
Para: Estúpido profesor.
¿Valdrá el domingo?
No hare nada malo.
Bien, diré que fue Julián.
De: Estúpido profesor.
Tengo trabajo por hacer. Nos vemos luego.
Sonreí.
Para: Estúpido profesor.
Vale, ya, solo diré que es un amigo.
De: Estúpido profesor.
No juegues con fuego, te vas a quemar de nuevo.
Ya no respondí a su último mensaje. La lección ya la había aprendido.
Durante lo que restaba de las horas antes de la comida y de que llegase papa me quede en la sala con el televisor encendido.
Papa por fin había llegado a comer.
-Miren lo que me encontrado afuera al llegar a casa. El repartidor de la tienda lo traía, ¿A qué se deben tantos panecitos? – Papa cargaba una canasta, mientras que el chofer otra.
Mama salió disparada de la cocina para retirarle de las manos la canasta a papá.
-Son de Charlotte, alguien se lo ha mandado y sí que están ¡Deliciosos!
-Antes de que preguntes – Me dirigí a papá. –Los mande a pedir en la pastelería, porque ayer me quede con antojo de uno. El último que quedaba en la mesa de bocadillos había sido tomado por una persona que iba antes de mí en la final, y como a mamá le han encantado, decidí pedir otras dos más, para que hubiera para todos.
-Necesitaremos unas buenas pastillas para el empacho. – Papa rio.
Los Reynolds nos sentamos a comer unos buenos panquecillos en el sofá. Sin lugar a dudas ese hombre se volvía romántico cuando quería.
Ya caída la tarde les comunique a mis padres que saldría con mis amigos, una vil mentira, ya que Susana había dicho que debía terminar un proyecto y era importante para su calificación final, mientras que Sebastián dijo que uno de sus ligues quería conocerlo mejor, así que ninguno de los tres pudo asistir a nuestra pequeña reunión.
Al bajar del taxi, en la recepción me pidieron saber a dónde me dirigía, les comunique el número del departamento y me dejaron pasar, les pedí que no comunicaran anda, que una amiga vivía ahí y quería darle una sorpresa. Vaya que mentirosa me había vuelto en estos meses.
Al tocar la puerta del departamento al que había llegado una voz varonil del otro lado me contestó.
-¡Sorpresa! – Comente con los brazos abiertos.
Aunque en realidad la boca fue la que se quedó abierta y mis mejillas se sonrojaron.
Me beso en los labios.
-Me ha encantado mi sorpresa, adelante señorita.
Ambos nos adentramos en el gran departamento.
-Señor Diamond, ¿Acaso siempre recibe a sus invitados en ropa interior?
-A mujeres bonitas como tú sí. – Me abrazo y me beso la coronilla.
Una aclaración de garganta me hizo darme cuenta que no estábamos solos.
-Señor, la comida ya está servida – Me di la vuelta y vi a Laura al frente de nosotros – señorita ¿Se quedara a comer?
-Yo estem... eh... - No sabía como responder.
-Si Laura, puedes poner un plato demás.
Laura sin dar respuesta alguna, volvió a la cocina. Me voltee hacia Diamond.
-¿Por qué no has dicho que no estábamos solos?
-No pensé que importara, tranquila Laura sabe guardar secretos – Me guiño el ojo.
Después de volver a sentarme a comer con la compañía de Diamond por fin ambos habíamos quedado solos en el departamento.
-¿Y bien cual es plan para hoy señor?
-No sé qué quiera hacer la mujer más bella del planeta.
Me beso lento y pausado.
-¿Siempre andas paseándote en ropa interior?
-A veces – Hizo una mueca – Es que es más fácil quitármela.
Reí.
-¿Por qué no me enseñas?
-¿Así? ¿Qué cosquillosa estas hoy no? – Me acorralo en la barra de la cocina.
-No, yo me refería a que me enseñases a cocinar.
-Oh, sí claro – Alargo de más la "O" – Tengo algo mejor que enseñarte, hoy aprenderemos la anatomía del cuerpo.
Me cargo en sus brazos.
-Vaya, y yo que pensaba que solo veía a mi profesor en clases.
-Puedes tenerlo cuando quieras y donde quieras. - Me besó.
Ambos nos demostramos la pasión que sentíamos unos con otros, el me volvió a llevar al cielo y ambos alcanzamos la plenitud placentera.
-¿Hoy te quedaras a dormir cierto?
Ambos estábamos recostados en la cama, desnudos y abrazados.
-Les he dicho a mis padres que había salido a una comida con mis amigos, ya te había dicho.
-Ya había reservado un lugar maravilloso para nosotros mañana.
-¿Así? Pero no sabías que venía hoy, te he caído de sorpresa.
-Tengo ases bajo la manga.
-Oh si claro hombre presumido. – Rodee los ojos.
-¿Qué es lo que usted ha hecho señorita?
-¿Yo? Nada joven hombre. – Lo bese en los labios.
-Eres un demonio andante.
-Un demonio que te gusta.
Íbamos por nuestro segundo round de pasiones cuando su celular inundo la habitación.
-James debes de contestar.
-Deja que suene, no importa. – Empezó a hacerme mimos.
-Debe ser algo importante.
-Vale, contestaré. – Rodó los ojos.
Le di un golpe en el brazo. Si yo no debía rodarlos el tampoco.
-Diamond. – Pronuncio con su voz varonil, una vez más me enamoro.
Se levantó de la cama y me mostró su plena desnudez, me hizo señas con la mano y salió de la habitación.
Aproveche esos momentos para enviarle un mensaje con mentiras a mi madre.
Para: Mamá.
Mami, hoy nos quedaremos a dormir en casa de Susana, necesitamos pijamada de amigos, ¿Puedo?
Con amor Charlotte.
Su respuesta fue instantánea.
De: Mamá
Claro que si cielo, cualquier cosa nos avisas.
Te amamos.
Papá dice que porque no te has dirigido con él.
Está celoso.
Para: Mamá.
Gracias y dile a papá que lo amo.
Besos a ambos y buenas noches.
Al regresar Diamond a la habitación, lo note extraño.
Rápidamente les comunique a mis cómplices el cambio de planes.
Para: Susana, Sebastián.
Necesito de su ayuda.
Se supone que hoy me quedare a dormir en casa de Susana y tu Sebastián estas ahí.
Así que si algo sale mal de mí plan ustedes deben apoyarme.
De: Sebastián.
¿Acaso te estas fugando de tu casa?
De: Susana
¡Diablos señorita! ¿Podemos saber a dónde te vas?
Para: Susana, Sebastián.
Estoy siendo una joven rebelde.
-¿Tan malo fue la llamada?
-Te dije nada importante. Acabo de reservar todo un domingo con casa en la playa.
-¿Acabas de hacer qué?
-Lo que escuchaste cielo, tenemos un domingo completo para asolearnos.
-Pero, no tengo ropa aquí.
-Oh de eso no te preocupes, pasaremos mañana a comprar algo, además no es que lo necesitemos.
-Vaya señor, quien lo diría a usted le encanta estar desnudo por el mundo.
-Si es contigo si cariño.
Se encimo en la cama, me recorrió el cuerpo con besos y nos fundimos en uno solo.
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