Capitulo 34
Todo había sucedido como un relámpago, así de rápido como aparece, así de rápido se va. Después del encuentro con Diamond, regrese al palacio y al parecer la fecha del anuncio del compromiso se había adelantado, porque alguien del palacio de Noruega ya había confirmado el romance de mi hermano y su prometida, así como el que mis padres ya se encontraban en Europa. Y sabiendo como son los reporteros era posible que ya esperaran una repuesta por parte de mi abuela y quisieron una fotografía de nosotros. Mi hermano en la madrugada del lunes emprendió su vuelo hacia su próximo destino, mientras que los restantes de la familia lo harían a primera hora de la mañana para no levantar sospechas.
-Eva, por favor ten lista tu maleta, porque en pocas horas nos vamos a Noruega. – Papa menciono con una mano en el teléfono.
-¿Algo que deba saber antes de irnos?
-Por favor solo practica más.
No quería tomarme la frase a pecho, pero en verdad que debía de tener una formal presentación ante la futura familia de mi hermano.
Entre a mi habitación y le pedí a Carla que me ayudara con mi mejoramiento en reverencias, mientras yo doblaba la ropa necesaria para llevarme y ella me ayudaba con los vestidos perfectos, ensayábamos mis reverencias, según su opinión yo ya iba mejorando, pero yo creo que en vez de eso estaba empeorando. Trate de hacerlo con zapatos de tacón y simplemente parecía bambi a la hora de caminar, lo intente varias veces hasta que mama me aviso que dentro de una hora nos iríamos, así que sin tratar de hacer más esfuerzos, fue mejor encaminarme a tomar una ducha y emprender mi camino al próximo avión que tomaría.
Antes de llegar a la puerta trasera en donde nos esperaba un automóvil escoltado para llevarnos a las afueras de Italia y tomar el avión privado, la familia estaba reunida para despedirse, la fila la conformaban mi primo Nicolás (en última posición) Carlos (situado en penúltimo lugar), tía Ingrid a un lado del futuro rey de Italia, mi tío Francisco y en la cabecera de la fila se encontraba la abuela Margarita. Como si de protocolo se tratase abrace a todos sin hacerles reverencia (pues el prólogo dice que entre príncipes de sangre no hay ninguna reverencia), a excepción de la monarca principal que en este caso era mi abuela, le ofrecí una de mis mejores reverencias y un beso de despida. Tal vez era posible que no volviéramos a vernos.
-Cuidate querida. – Menciono antes de verme partir.
Mis padres y yo subimos al automóvil que nos esperaba después de la puerta, por seguridad el auto llevaba dos guardaespaldas, los vidrios polarizados y el auto era a prueba de balas.
El camino del palacio a las afueras de la ciudad se me hizo eterno, el paisaje para necia no cambiar y mucho menos que el auto avanzara. Al llegar al aeropuerto los guardaespaldas nos abrieron la puerta de ambos lados, dando las correspondidas referencias a cada uno de nosotros. Como era habitual papa iba primero, después mama y al último yo. Tome asiento en el lado contrario de mis padres, junto a una ventana, sabría que no sería un viaje largo, pero tampoco relajante, habían cosas que aún me preocupaban, tenía pendientes aún por resolver. Recargue mi cabeza en la ventanilla y solo imploraba al destino que mi primera impresión fuera buena.
La pantalla de mi celular comenzó a iluminarse.
De: Estúpido profesor
Pequeña aún me debes una velada, ¿Qué te parece si salimos hoy a almorzar?
Espero que hayas tenido un nuevo sueño conmigo.
Sonreí. Algo de aquel mensaje me causaba diversión. ¿Por qué? Ni yo misma podía darme una respuesta.
Para: Estúpido Profesor.
Lamentablemente señor Diamond he salido con mis padres y dudo mucho que nos veamos muy pronto.
Su mensaje no se hizo esperar.
De: Estúpido Profesor.
¿Acaso te da miedo que tus sueños se puedan cumplir? Cariño, te puedo asegurar que serán mejor en la vida real.
Para: Estúpido Profesor
Puedo apostar que el que ruega por mis caricias y besos, ese eres tú.
De: Estúpido Profesor.
No cielo, estás muy equivocada y eso te lo puedo demostrar cuando quieras.
Para: Estúpido Profesor.
Ya te quiero ver querido.
El celular ya no volvió a iluminarse, lo que me indicaba que Diamond y yo ya habíamos terminado con nuestra sección de juegos.
Después de 2 horas con 58 minutos exactamente, el avión había aterrizado en tierras de Noruega, dando así como iniciado mi papel de princesa.
-Cariño no quiero que te pongas nerviosa por favor. – Mama me tomo de las manos y me acaricio la mejilla.
-¿Qué pasara ahora? – Si mi cara no decía lo nerviosa que estaba mi cerebro lo gritaba.
-Solo ten calma, estás perfecta con el vestido que has escogido y sin duda los tacones me han encantado. – Mama sonreía para tranquilizarme – Solo confía en ti misma y que no te preocupe quienes estén afuera. – Me beso en la coronilla.
Altezas, un señor que acaba de subir por la escalerilla se presentó y nos dio algunas indicaciones dando por hecho de que la familia real de noruega, la nueva familia de mi hermano ya se encontraba ahí.
Mi madre tomo del brazo a mi papa y ambos se encaminaban hacia la puerta dando por iniciado el espectáculo.
Al salir por la puerta lo primero que visualice fue a la multitud de reporteros que se encontraban agrupados detrás de un límite requerido, el pánico se empezaba a apoderar de mí por dentro.
-Alteza, debe de bajar. – El señor que estaba oculto adentro del avión me dio una señal para avanzar.
Tome un último respiro y dibuje una sonrisa en mi rostro. Bajaba por las escalerillas y solo pensaba en no tropezar y hacer el espectáculo. Mis padres al llegar al lado de quien parecía ser el papa de Isabella se apretaron la mano y papa le brindo una reverencia, dándome por indicado que él era un rey. Mama se quedó atrás de papa y solo esperaba a que este avanzara para repetir los mismos actos.
Al llegar mi turno hice mis mejores esfuerzos por no cometer un error y gracias al cielo, todo lo había cumplido al pie de la letra. Como era costumbre debíamos de tomarnos una foto antes de partir al palacio de Noruega. Posamos al final de la alfombra roja que se había colocado al pie del avión, del lado derecho se encontraba papa, al lado de papa se encontraba la reina de Noruega, le seguía el rey de Noruega, al lado de el en la parte izquierda se encontraba mama y por ultimo estaba yo. Todos sonreíamos a las cámaras dando como indicado que seriamos muy pronto una nueva pareja.
Después de nuestra increíble aparición en donde casi me quedo ciega por los flashes la reina nos invitó a subirnos a los autos que se habían aparcado hace poco al pie de donde estábamos. Como el protocolo lo dictaba, los primeros en subir al primer ranger rover que se encontraba entro toda aquella fila de automóviles fueron los reyes de dicho país, al avanzar este, mis padres y yo fuimos los siguientes en subirnos al auto correspondiente.
Pasábamos calles entre calles hasta llegar al palacio de Noruega en donde la multitud ya se hacía presente a las orillas de la carretera esperando vernos dentro de los autos, las pancartas con mensajes entusiastas se hacían presente dentro de toda la multitud, así como adornos de dicho país al igual que los de Italia, dando a entender que dos naciones por fin se unirían.
Al llegar al palacio las cosas fueron rápidas, como un destello de luz. Nos ubicaron en nuestras habitaciones correspondientes y solo nos dieron indicaciones específicas de que nos queda por hacer en el resto de ese día. A mi hermano no lo había visto aun, pero sabía que era por el duro trabajo que debería de estar haciendo al tener que dar a todo el mundo su compromiso oficial con la princesa heredera.
El día había pasado corriendo, pues mis padres y yo ya solo nos estábamos alistando para dormir, la cena con los reyes, la princesa heredera y mi hermano no había sido difícil pues ya que todos estaban nerviosos de como el pueblo de noruega reaccionaría a el compromiso que se haría oficialmente mañana y como los preparativos ya se habían adelanto a pesar que la fecha ya estaba puesta, pero gracias a un rumor que salió fuera del palacio ahora ya todo debía de ser apresurado.
-¿Qué te ha parecido? – David se encontraba en mi habitación.
-Para ser sinceros, creo que ha estado bien, aunque claramente yo no creo encajar aquí. ¿Has visto todo lo que tiene este palacio? Me parece muy extravagante. – mencione dando un giro por toda la habitación.
-Me alegra que te gustase por lo menos algo, no me he fijado tanto en su arquitectura ya que he vivido tanto en el palacio de Italia, ahora bien, ¿Estas decidida a darme tu aprobación?
Deje de tocar las paredes suaves de aquella habitación para prestarle atención.
-¿Aprobación? ¿Cuál aprobación?
-Eva lo he pensado, y si en verdad tú no estás tan feliz por mí, eso quiere decir que no vale perderte por algo apresurado.
En esos momentos mis ojos habían quedado abiertos. No podía decirle que su decisión no me agradaba, pero tampoco podía ser egoísta conmigo misma, algún día ambos tendríamos que tomar caminos diferentes.
-Si lo que te preocupa es que yo no acepte tus futuras decisiones, creo que has pensado mal. Claro que deseo lo mejor para ti y en mi opinión, tienes mi aprobación.
No menciono ninguna palabra, solo se acercó a mí y me abrazo de una manera indescifrable, su abrazo mostraba amor, cariño, ternura, muchas de las cosas que no nos decíamos en palabras pero que si sentíamos uno por lo el otro, eso que le llaman amor de hermanos.
Al termino de nuestra pequeña demostración de amor mi hermano y yo decidimos que lo mejor era descansar para recuperar las pilas que habíamos perdido en el vuelo, para levantarnos con ánimos mañana por la mañana, para empezar con el evento que todos apreciarían ver.
El desayuno había sido en una parte del jardín trasero que tenía el palacio, la Reyna nos había citado a primera hora de la mañana para que mi familia y la suya se pusieran de acuerdo sobre el día que teníamos preparado.
Ambas familias hablaban de lo que se podría esperar para el medio día, ya que ambos sabían cómo era aquel mundo de realeza, algunas cosas no lograba comprenderlas, pero otras simplemente no les tomaba atención. No es que todo me pareciera muy exagerado, sino que al haber vivido casi todos los años fuera de un mundo como aquel no podría aportar muchas ideas.
De: Estúpido profesor.
¿Sabes? Hoy no tengo muchos compromisos que cumplir, ¿Qué te parece si nos vemos en el hotel? Te he echado de menos.
Estaba prohibido el uso de celulares dentro de una mesa con sus majestades, ya que eso se conocía como una falta de respeto, ¿Pero que podía hacer yo si todo me sonaba aburrido? Decidí, dar una respuesta rápida sin que nadie me cachara.
Para: Estúpido profesor.
Buenos días también a ti, espero que hayas iniciado con el pie derecho y dándote una respuesta me parece que será imposible vernos.
Su mensaje no se hizo esperar.
De: Estúpido profesor.
¡Oh cariño! Yo que tenía planes para ambos, pero bueno creo que las sorpresas pueden esperar. Te llamare más tarde, más vale que tengas el teléfono a la mano.
¿Desde cuándo me daba órdenes?
Para: Estúpido profesor.
No prometo nada.
Cuando levante la cabeza, me di cuenta que todos aún seguían enfrascados en su conversación, que al parecer nadie se había dado cuenta de mi pequeña escapada al no prestar atención a la "importante" conversación.
Para después del desayuno cada miembro de la familia fue despachado hacia sus habitaciones correspondientes ya que el compromiso oficial se iba a dar a conocer dentro de unas horas. Como toda casa real, a mí se me habían asignado unas cuantas personas para la ayuda del vestuario, peinado, maquillaje y calzado, así mismo como mucamas que me ayudaran en el aseo personal, lo cual descarte rápidamente al no querer que nadie se inmiscuyera en mi privacidad. Volví a ducharme para estar fresca dentro de unas horas, me coloque el vestido color azul marino sin mangas que me llegaba hasta la rodilla como todo protocolo que lo exigía. En la falda del vestido se encontraba un corte de tres tablones de forma lineal que no lo hacían verse aburrido y liso. En la cintura se encontraba una franja del mismo color del vestido que hacía notar la cintura, dando una silueta a mi cuerpo.
Para los zapatos opte por unos de tacón en color beige, lo cual le daba una vista esterilizada a mis piernas. Para el peinado y el maquillaje el personal opto por un recogido sencillo en la parte baja de la cabeza, en donde ningún cabello quedara fuera del lugar. Con el maquillaje era natural, un poco de sombra, pintalabios color rosa pastel, un poco de rubor y el aplicador de pestañas. Para los accesorios utilice un pequeño par de aretes en forma de flor, en el cual dentro de esta llevaba solo diamantes en color blanco. En la mano derecha tenía un pequeño pulso de oro delicadamente hecho con una correa pequeña, que apenas y podría notarse que llevaba aquella pulsera. Como era de esperarse, no podía ir cargada de accesorios ya que solo era un anuncio oficial y además yo no era la protagonista esta vez. Cuando por fin mi personal asignado había terminado de ayudarme a arreglarme decidí darles las gracias y usar un poco de la loción a vainilla que siempre me acompañaba. Todos como era de esperarse antes de irse de mi habitación hicieron sus reverencias y no dejaban de alagarme por el buen trabajo que habían hecho.
A la hora acordada me encontré con mis padres en el pasillo afuera de nuestras habitaciones, para que juntos bajáramos al jardín trasero en donde anteriormente habíamos desayunado para las fotos.
Mi papa al verme no dejo de mencionar lo hermosa que me encontraba y darme un pequeño beso en la frente, mama de igual forma me brindo uno de sus halagos, sin decir que ella de igual manera se encontraba espectacular con un vestido color mostaza en corte recto y encima de ello un abrigo calado del mismo color, junto con unas zapatillas en color crema. Papa no se quedaba detrás pues había apostado por usar uno de sus trajes típicos hechos a la medida en color azul marino, casi tirándole al negro con una corbata en azul un poco más bajo.
Papa como buen caballero nos brindó sus brazos a ambas para bajar pos las escaleras y encontrarnos en el pasillo principal con los papas de Isabella y con los futuros esposos.
Al llegar al lugar indicado no pude dejar de observar que tanto papa, como el rey y mi hermano llevaban el mismo conjunto de trajes pero en diferentes colores y diferentes tipos de corbatas. El rey se había degustado por un color grisáceo y corbata café, mi hermano por un traje negro con corbata azul marino. Mientras que la reina llevaba un vestido de corte recto en color verde bandera sin mangas, unos cuantos accesorios de primera calidad y unas zapatillas de tacón en color crema. Isabella quien futuramente se convertiría en mi cuñada había optado por un vestido color rosa pastel el cual en la cintura llevaba un adorno de hojas en colores dorados, lo acompañaba con tacones del mismo color y su indiscutible anillo el cual en el centro tenía un diamante en forma de cuadro color oro y alrededor lo adornaban pequeños diamantes blancos, su cabello lo tenía suelto en forma de ondas, con un maquillaje suave igual que el mío.
Todos nos saludamos como debía de ser y respectivamente un mayordomo o un secretario (aun no sabía diferenciarlos por sus uniformes) nos daba órdenes de lo que debíamos hacer al pasar aquellas puertas dobles.
Como el protocolo lo dictaba los reyes al principio, la nueva pareja detrás de ellos y por últimos mis padres y yo. Así en esa forma, todos fuimos saliendo de aquel lugar estable, sin darme tiempo a percibir lo que pasaba fuera los flashes comenzaron a ser disparados desde una distancia y fue en donde me di cuenta que el show había comenzado.
En el momento que cada uno había tomado su posición en línea recta me di cuenta que ahora si mi futuro regresando a Canadá podía cambiar. Mientras mi hermano y su novia daban pasos hacia al frente casi al acercarse a la prensa y dar explicaciones de lo feliz que se encontraban por su compromiso mis padres y los reyes se sumergían en una agradable conversación. Sin darme cuenta algunos de los flashes se dirigían a mí de vez en cuando, pero trate de evitar poner mi cara de pánico y cambiarla por una sonrisa, ya que no era este mi momento.
Después de estar aproximadamente como una media hora ahí afuera solo parados y conversando sin darles importancia a las cámaras, los reyes decidieron que era hora de entrar al palacio y continuar con lo que ya estaba planeado.
Al entrar al palacio nos dirigimos a un salón en colores neutros en el cual y se encontraba todo bien ubicado para una sesión de fotos, eso no me lo veía venir, pero trataría de dar lo mejor. En las primeras poses se encontraban los novios abrazados, entrelazados de brazos, Isabella con la mano extendida mientras que ella y mi hermano juntaban sus frentes y una en donde ambos se mostraban serios pero tomados de la mano. Por siguiente los reyes de Noruega posaron de pie junto con los ahora comprometidos, del lado derecho se encontraba Isabella y su padre, mientras que en el lado izquierdo estaban mi hermano y la reina. Todos a la cuenta de tres habían sonreído en la cual desbordaban alegría.
En el momento que llamaron a mis padres y a mí, los reyes tomaron un descanso, los lugares eran los mismo, mientras que yo solamente me posicionaba al lado de mi padre, a la cuenta de tres el fotógrafo lanzo los primeros flashes haciendo que posáramos con una buena sonrisa, como si no hubiera bastado una sola vez el fotógrafo pidió una segunda toma pero ahora con los novios abrazados y mis padres y yo de lado, no sabía por qué pero la foto con los reyes había sido más formal, tal vez el protocolo lo dictaba así o simplemente era porque ellos no hacían muestras de cariño.
Para tomas finales todos nos encontrábamos sentados en sillas de terciopelo blanco con beige hechos a la medida de cada uno, los novios como era de suponer se encontraban en medio de todos, mi hermano en el lado izquierdo junto con la reina y el rey en ese orden, por lo tanto Isabella, mi padre, mi mama, y yo en ese mismo orden nos encontrábamos en el lado izquierdo. Como era dictado por el protocolo las mujeres teníamos que posar con piernas juntas y manos entrecruzadas en las piernas (una sobre otra) Lo que si estaba muy presente era que en esas fotos el protagonista de la ocasión eran el anillo de compromiso. En otra toma mi hermano y su novia entrelazaban brazos y se encontraban de pie, mientras que los demás estábamos todavía sentados. Como siguiente todos nos encontrábamos de pie y le debamos las mejores sonrisas a la cámara.
Al ver la señal del fotógrafo dándonos por finalizada la sesión de fotos pude respirar con normalidad de nuevo, pues en mi cabeza rodaba la idea de que pronto esas imágenes le darían la vuelta al mundo, haciendo que en Canadá mi identidad haya quedado expuesta. Ni siquiera pude expresarle a mi hermano el cómo me sentía en ese momento, me di cuenta que él ya había salido de la habitación para ir a su conferencia de prensa.
Como éramos invitados de la familia real solo nos dirigimos a la espaciosa sala de invitados pasar el rato y hablar sobre lo sucedido y como si fuera obvio los futuros planes entre las demás familias. No teníamos permitido salir de aquella habitación pues los reporteros, periodistas y camarógrafos estarían pasando por algunos pasillos y eso podría darles razones para desviarse del tema principal. No me sentía a gusto con lo que estaba pasando pues mi reputación estaba en juego.
Al cabo de las 5 de la tarde de ese mismo día pudimos ir todos al comedor y platicar acerca de cómo habían ido las entrevistas, como me sentía de nuevo al estar frente al ojo público y como seria nuestra vida de nuevo. Los reyes no eran nada malos con nosotros, al contrario hasta nos habían ofrecido un pequeño espacio en alguna de sus propiedades para que nos fuéramos conociendo de más y para que la familia creciera unida, pero sabiendo el futuro que papa tenía planeado para mí era muy obvio que declinaría la buena propuesta pues al aceptarla estaríamos de acuerdo en volver al ojo público de todas las naciones.
Siendo aproximadamente las 8 de la noche se daba por conlcuida nuestra grata visita en aquel país, pues el compromiso ya se había hecho oficial para ambas naciones. Una vez más, mi trabajo de sonreír y aplaudir ya estaba hecho.
En un momento a solas mi hermano me invito a caminar por los pasillos del palacio para tener nuestra última plática juntos.
-¿Qué es lo que harás ahora?
-Creo que papa ha decidido regresarnos mañana a primera hora a Italia para despedirnos de la abuela, de los tíos y de los primos. Y por lo consiguiente regresar a nuestro refugio en Canadá.
-¿No han pensado llegar a vivir en Italia de nuevo?
-No lo sé David, papa al parecer no lo quiere.
-¿Tu tampoco lo deseas?
Pensé bien mi respuesta antes de contestar.
-No es que no quiera David, sino que, ya sabes, mi vida ahora se encuentra allá, mi anonimato está bien y no veo mal por qué no podamos quedarnos allá.
-Eva, ¿En verdad te gusta esa vida sin el ojo público?
-¿Por qué lo preguntas?
Sus palabras me daban un indicio de que él era el que no quería que nuestra familia se separa por miles de millas.
-Porque yo más bien creo que esa vida es la que siempre quiso papa, ¿En verdad tú la quieres?
-David, yo estoy bien donde estoy, tú ya encontraste tu vida, tu futuro, pero realmente para mí, la realeza no es lo mío.
-Está bien hermanita, sabes que siempre cuentas conmigo para lo que quieras.
-¡Te quiero! – Nos dimos un profundo abrazo dando a entender que sería el único recuerdo que tendríamos ambos.
La rutina cotidiana volvería a ser difícil para ambos, el con su familia lejos en este feliz recorrido y yo con un hermano que ya no volvería nunca más a ver, a menos que fuera por fotografías. Sin duda, los Reynolds serian la familia más disfuncional.
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