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Capitulo 22

-Charlotte, ¿Por qué nunca lo dijiste? ¡Sales hermosa! – Eran más gritos que palabras entendibles.

-¿Qué? ¿De qué hablas? – No era normal que Susana gritara por algo y menos estando a una distancia lejana de alguien.

-¡De esto!

Me planto en la cara la portada de la revista para la cual yo había posado semanas atrás, nunca nos habían dicho que seriamos la portada y mucho menos que saldríamos pronto, solo pensamos que seriamos una pequeña nota, pero al parecer nos habíamos equivocado.

Sostuve la revista entre mis manos y aun no podía creer lo que veía, en la portada estábamos mis padres, Siller y yo, pero la toma había sido aquella la cual nos había tomado desprevenidos. Todos nos veíamos contentos y relajados. El titulo como era de esperarse no podía ser mejor. "La nueva familia Canadiense se hace notar".

Al llegar a la página de la nota no creía que nos brindaran cuatro páginas completas, no podía aun creer lo que mis ojos estaban viendo, la nota no me importaban, pero sí que las fotos eran espectaculares, en la primera página en donde nos habían ubicado como todo inicio de reportaje se encontraba una foto de la familia "más rica, feliz y amorosa" como según lo habían descrito los periodistas, en la cual papa nos abrazaba a mama y a mi estando de pie mientras que Siller se encontraba a los pies de papa sentado en dos patas. En la hoja pagina siguiente, solo se encontraban papa y mama abrazados en aquel sillón, ambos tenían vestuarios diferentes, pero la sonrisa y el amor que ellos se profanaban eran palpable. La página continua fue la que más me sorprendió, pues mostraba la mayoría de fotos que me habían tomado, primero se encontraba aquella en donde me encontraba recargada en la pared de ladrillos con la falda de franjas azules y blancas y la blusa blanca junto con la gabardina, aunque esta última prenda la llevaba en los hombros, la foto a pesar de que me había tomado tiempo en que quedara la toma, se ve espectacular. Las fotos que se incluían en esta página eran unas pocas en donde yo salía con mi vestido floreado acariciando a Siller, se encuentra también otra en donde ambos estamos jugando y la última foto que adornaba la página a decir verdad me había fascinado, pues era una en donde me encontraba con Siller en una forma más informal por así decirlo, para esta vez yo ya llevaba solamente el pantalón de mezclilla con los tacones, el jersey y la blusa blanca. Todas las fotos de mi toma habían quedado perfectas.

Para la última foto nos encontrábamos los cuatro integrantes juntos, en la primera pose que se encontraba estábamos todos en el sillón incluyendo Siller riendo a carcajadas, la segunda toma constaba de una foto de familia relajada en el jardín, la tercera era una sola de papa con Siller en su oficina y para la última era una de mama junto con papa en su oficina.

Todas las fotos se veían espectacular, me había quedado con la boca abierta, pues no creí que salieran tan perfectas y mucho menos que yo iba a tener mi propia página aunque dudo mucho que la nota hable sobre mí, no me había tomado el tiempo necesario para leerlo, pero pronto lo haría.

-¿Por qué nunca nos dijiste que ibas a salir en la revista? – Me arrebato la revista de las manos.

-Porque no pensé que hubieran muchas fotos mías, solo pensé que iban a hacer fotos familiares, además toda la entrevista fue en torno a mi papa.

-Pues te has equivocado de nuevo chiquita, ahora eres toda una celebridad.

-Aun no lo creo.

Y era verdad, aun no me creía lo que mis ojos veían.

-¿Por qué no lo dijiste antes? Ambos pudimos guardar bien el secreto, me decepcionas.

-Lo siento, en verdad lo siento, pero solo era una entrevista para papa y no pensé que esto fuera así.

-Te perdonamos si nos prometes que por lo menos a la próxima hablaras sobre nosotros para la revista.

-¿Hablar sobre ustedes? No entiendo.

-Si tonta, que por lo menos nos tomes en cuenta.

-Sigo sin entender.

Susana rodo los ojos.

-Charlotte, aquí solo habla sobre el misterioso novio que te cargabas semanas atrás, sobre tu estilo de vida y el amor que le tienes a tu cachorro, ¿Acaso no somos nada para ti?

-Susana, en verdad no entiendo. Si no mal recuerdo a mí nunca me entrevistaron, sino tenlo por seguro que sería a los primeros que mencionaría.

-Creo que debes leer por ti misma la nota. - Me dio la revista por segunda vez.

La chicharra como buena oportunista que era, no me dio más tiempo para poder cotillar lo que tenían escritas aquellas cuatro páginas.

Sin perder tiempo alguno decidí que era mejor comenzar el día con el pie derecho y no estropearlo tan rápido en la mañana, así que sin más cosas por hacer entre a mi primera clase de un día que se veía comprometedor.

-Hasta que por fin te encuentro chica de portada. – Se sentó a mi lado en el comedor del instituto.

-Sebastián sabes que no soy difícil de hallar. – Repasaba los últimos apuntes de hace dos horas atrás.

-Ya me di cuenta – Tomo una de mis uvas.

Le di un manotazo.

-¡Ouch!

-Por si no lo sabias hay un buffet al otro lado de la sala.

-Sabes que me encanta más tu comida. – Le dio una entonación sarcástica.

-Jodete.

Ambos reímos.

-Y bien, dime ¿Cómo fue eso de que nunca nos avisaste?

-Pensé que solo sería una entrevista a mi papa y solo aparecía el, no creí que tuviera una página exclusiva para mí.

-No te daré mucho drama porque sé que Susana ya te lo dio, pero dime, ¿Cómo te sentirás a partir de ahora que ya todos saben quién eres?

-En realidad no saben quién soy, pero esto solo durara por unas cuantas semanas.

-Esperemos y así sea mi bella dama. – Me abrazo y me brindo un beso en la sien.

-¿Cuánto tuviste que pagar para estar en una revista prestigiada, zorrita?

Todos dejaron lo que estaban haciendo para saber cómo terminaría esto.

-Por favor Lucia, deja de molestar, nadie te ha picado para que vengas y lances tu veneno.

-Callate marica, aquí nadie pidió tu opinión.

-No le hables así.

Risas.

-Miren quien ha dado la cara, la estúpida que le dio el culo al dueño de la revista para que estuviera en la portada.

-No me rebajare a ti.

-Pobrecilla ya no sabe qué hacer para llamar la atención.

-Por lo menos no me vendo como tú.

Todos los presentes del comedor pronunciaron un "Ouh"

-Por lo menos yo cobro querida.

Los gritos no se hacían esperar.

-Vaya, ya era el momento justo que aceptaras que te vendes y cobras poco.

El típico grito de la victoria fue más fuerte.

-Esto no se quedara así pequeña zorrita.

Contoneando sus caderas desapareció de mi vista.

-Esperaba que te lanzaras a golpes.

-No sería bueno Sebastián, ahora como lo dice Susana, soy una celebridad y debo cuidar mi reputación.

-Eres fantástica, chica.

Nos levantamos de aquel lugar y seguimos con los horarios marcados.

-Charlotte, ya me contaron como estuvo la pequeña pelea en el comedor. – Susana me seguía los pasos hacia la última clase.

-No quiero pensar a cerca de ello.

-Niña, pero si estuviste increíble, además ella ya se merecía algo de su propia medicina.

-No creo que fuera algo como para estar orgullosa.

Alguien nos empujó antes de entrar al siguiente salón.

-La que te espera idiota.

Peor final para un buen día no podía ser.

-Déjame ponerla en su lugar.

-No, está bien. Puedo lidiar con ello.

-¿Segura?

-Sí, no soy frágil, ya lo veras.

Entramos juntas al salón y cada una se ubicó en sus asientos correspondientes.

-Charlotte, mientras no viene Diamond, debes de leer el artículo, vamos, hazlo.

Como era de imaginarse, Susana no estaría conforme con las cosas que le había dicho antes hasta que yo leyera la nota. Aproveche el tiempo y comencé a leerlo.

"Como se podrán dar cuenta no solo el padre es quien ha llamado la atención por su gran forma de hacer negocios. Charlotte Reynolds, a pesar de que es hija del gran empresario Reynolds ha dejado cosas que decir y no solo por su gran atractivo, sino por su último novio misterioso que le hemos visto.

En la sesión que tuvimos pudimos hablar un poco con ella y lo mucho que nos pudo revelar fue que ama compartir tiempo con su bella mascota Siller que a pesar de no verlo todo el día por los estudios a veces encuentra un tiempo para dedicárselo a él. Sobre su relación amorosa solo pudimos confirmar lo anteriormente dicho pues, si, ella y el modelo misterioso mantienen una relación que prefieren dejarlo en privado, pues apenas cupido los ha flechado.

Para aquellos a quienes les ha interesado mucho su forma de vestir, solo nos contribuyó que no es fanática de la moda y mucho menos se viste para llamar la atención, además de que no es aconsejada por ningún modista reconocido, solo nos aseguró que ella misma elige su ropa solo con ayuda de las tendencias o a veces lo hace por su intuición.

También le preguntamos cómo le sienta que los flashes se dirijan a ella y lo único que nos comento fue que no es de su agrado, pero siempre intenta mantenerse al margen.

Y si, así como ustedes la pueden ver en estas pequeñas fotografías, así es la queridísima Charlotte Reynolds, a pesar de ser una joven con buena vista para la moda también es una joven que ama completamente a su familia a pesar de ahora tener una pequeña relación amorosa con el joven aún no identificado."

¿Pero qué? ¿Una relación? No pude más y mis carcajadas salieron solas de mi boca.

-Señorita me gustaría que compartiera con toda la clase su chiste.

¿En qué momento él había entrado?

-Profesor, mire lo que tiene entre sus manos, creo que de eso se ha reído mientras usted explicaba.

Solo fulmine con la mirada a Lucia.

-Señorita por favor deje esa revista en el escritorio y póngase a copiar.

Hice lo que ordeno y le entregue la revisa.

-Pobre, apenas se dio cuenta de que es una payasa.- No hacía falta reconocer la voz pues ya sabía quién lo había dicho.

Regrese a mi lugar y comencé a tomar nota de las cosas que había en el pizarrón.

-Señores, por favor, tengan muy en cuenta que cualquier interrupción en mi clase les puede afectar en su calificación final.

-Este por seguro que en lo que respecta a mí no tendrá ninguna falla.

No podía ser posible. Hasta en momentos serios ella siempre quería llamar su atención.

-Tiene razón señorita Cornell, usted no me fallara.

¡Que! Eso no puede ser posible, al parecer él, quería comenzar con una carta mal puesta en el tablero, ni crea que no me he dado cuenta de lo que ha tratado de hacer. Yo también se hacerlo mejor.

Voltee al mí alrededor para saber si alguien podía ser mi cómplice. Gracias al cielo Tomas, el chico que nunca te pedía que le devolvieras favores, pero si te ayudaba con los tuyos y le gusta armar bronca estaba sentado detrás de mí.

-Tomas, ¿Podrías seguirme con la corriente? – Le pedí en susurros mientras que nadie nos veía.

-¿Qué harás? – Pero si pedía explicaciones.

-Solo dime que me seguirás la corriente. – No le podía dar muchas explicaciones.

-Mientras no me castiguen está bien.

Perfecto, mi plan podía ir bien.

-Como he visto que ya muchos le han entendido a los problemas del pizarrón, les dejare unos cuantos más para que los realicen solos. Eso sí, solo me los pueden entregar al terminar la hora, quien no termine. Se queda sin calificación.

-Profesor, ¿Puede ser en parejas? – Pregunte.

-¿No ha entendido?

-No.

-Me sorprende que usted no le haya entendido. Pero explicare de nuevo.

-No, no se preocupe – Intervine. – Para que mis compañeros no se atrasen y como ya la clase terminara. ¿Qué le parece si mejor me junto a un compañero y el me lo explica todo?

-Puede hacer lo que quiera además es su responsabilidad entenderme a la primera.

Bien, todo salía como me lo esperaba. No perdí tiempo e intercambie sillas con el compañero que estaba al lado de tomas.

-¿Puedes explicármelo por favor? – Mi tono de voz se escuchaba más aun coqueteo.

-Claro.

Mientras que uno escribía en el pizarrón, mi cómplice me explicaba el tema anterior. Pero yo solo buscaba la forma en llevar a cabo mi plan.

-Tomas, veo que todo es algo confuso. ¿Qué te parece si nos vemos hoy n mi casa?

Su espalda se enderezo y dejo de escribir por un momento. Bien. Ya tenía su atención.

-Si así lo prefieres está bien.

-Gracias, en verdad gracias por ayudarme.

Mientras todos copian y realizaban rápidamente los ejercicios, yo no pensaba en otra manera para hacerlo enfadar.

-Profesor, disculpe, pero no entiendo el penúltimo problema.

Su voz, su maldita voz hacia que mis tímpanos explotaran.

-Si quieres puedes venir al escritorio y te lo explico.

Su contoneo de caderas no podía ser peor, lo exageraba demasiado. Al ya estar a su lado, el típico "Se me cayó el lápiz y tengo que recogerlo" No se hizo esperar. Su culo, prácticamente estaba enfrente de las narices del profesor, solo faltaba que él lo mirara directamente. En la primera oportunidad no lo hizo, porque estaba "concentrado" en el problema que ella no entendía, pero eso sí, no perdió la oportunidad de verle las piernas cuando ella ya estuvo de pie.

Maldito cabrón.

-Tomas, disculpa, pero no entiendo este problema.

Si no fuera por la blusa que había llevado este día, juro que mis senos estuvieran completamente en su cara.

-Es muy fácil.

Mientras, trataba de explicarme, yo buscaba la manera de verme más provocadora. Pero no podía hacer mucho llevando un pantalón entubado.

-En verdad que eres un genio. - Ambos sabíamos que era mentira, el apenas y comprendía las cosas.

Lo abrace de una forma amigable – coqueteo, pues él también sabía que todo era un juego entre los dos. Poso su mano alrededor de mis hombros y acariciando mi brazo, poco a poco sus manos se dirigían a la dirección de mi seno derecho.

-Creo que ya le ha entendido señorita Reynolds.

Ambos nos sorprendimos por su tono de voz. ¿Acaso no él estaba coqueteando con la puta de Lucia?

-Si profesor, pero aún me quedan dudas.

Por debajo de la mesa que compartíamos ambos, enrede una pierna con la suya, dando señales de que quería algo más que un una explicación.

Diamond, no perdió tiempo en aquel detalle.

-Yo creo que el señor Tomas, le ha explicado lo mejor posible. - ¿A quién engañaba? Todos sabíamos aquí que Tomas era malo para eso. – Así que si no le importa, me parece que usted puede resolver las cosas por si solas.

Como ya tenía la reacción que esperaba de su parte, no me hizo gracia seguir jugando con Tomas, pues ya era suficiente.

-Gracias. – Le articule a Tomas en el oído, pero para que la cosa fuera más interesante, tardé más de lo deseado, para que el hombre que se encontrada de frente a mí con los ojos en llamas se enfureciera un poco más.

-Señorita Cornell, como usted ya le ha entendido, creo que también es hora de que vuelva a su lugar. - ¡Por zorra!

Ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra alguna, solo nos mirábamos de vez en cuando y en su mirada la frase "Esto no ha acabado" se hacía presente.

Por fin, la hora había terminado. Por fin, el comienzo del juego había dado su primer encuentro.

-Señorita Reynolds, usted no se puede ir.

"¡Qué! Ya todos habían salido, pero, ¿Yo me debía quedar?" Pensé.

-Cierra la puerta.

Así que montaría un espectáculo en el salón. Cerré la puerta. Volví a tomar mi lugar.

-¿Te gusta jugar sucio eh?

Tenía las mangas de la camisa remangadas, los brazos cruzados, las piernas cruzadas, mostrando algo de autoridad, reposado en su escritorio.

-¿Sucio? Pero si apenas estamos comenzando.

-He visto lo que tratabas de hacer y quiero que quede claro. Yo también se jugar así.

-Interprételo como quiera.

Ya estaba harta de la situación. Recogí mi mochila y me levante.

-Tú no te puedes ir, hasta que yo diga que esto se ha terminado. – Me obstruyo el paso.

-¿Qué quiere? – Pronuncie áspera.

-Cariño, ¿Ya nos vamos?

¡Bingo! Lo que necesitaba.

-Lo siento profesor, pero sus amigos me habían dicho que estaba en su salón. Lamento interrumpir.

-No te preocupes Julián, además el profesor y yo ya hemos terminado, ¿No es así profesor?

-Claro, claro. Nos vemos mañana.

Se situó a un costado mientras que yo salía victoriosa de aquel salón.

De: Estúpido Profesor.

No creas que las cosas se han quedado así. Mis mejores cartas apenas serán mostradas.

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