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Capitulo 16

-Y bien, ¿De qué hablaremos?

-En el auto no.

-¿Entonces dónde? Perdón por decirlo, pero hay personas que si tenemos cosas que hacer.

-Su tono arisco de nuevo.

-¿Qué? Estoy hablando tranquilamente.

-No es así.

-Si lo es.

-Solo dime algo, ¿Por qué estas molesta?

-¿Por qué debería estarlo?

-No lo sé, dímelo tú.

-Solo quiero saber cuál es la razón por la cuela usted ha hablado con mi padre en aquella cena.

-Ya se lo dije, solo es por tu bien.

No tenía ánimos de pelear dentro del auto, así que mejor me quede callada en el transcurso del camino. Solo veía a la carretera pasar por debajo de nosotros, mientras mis pensamientos los ponía en orden, no sabía por dónde empezar pero si tenía en claro cuáles eran las preguntas que le haría primero, sin mencionarle lo sucedido aquella noche.

-Bien hemos llegado.

Al parecer estábamos en un restaurante a fueras de la ciudad en donde solo el paisaje que se apreciaba era la carretera y los coches que pasaban.

-¿Dónde es aquí?

-Es un lugar donde nadie nos interrumpirá.

-Estoy dispuesta a preguntar.

-Perfecto, estoy dispuesto a responder.

Entramos al lugar que estaba adornado básicamente de mesas con manteles de cuadros, como en los años 50, por dentro era acogedora, no era de gran tamaño, pero servía como comedor para aquellos turistas que ya llevaran más de 10 kilómetros andando.

-Bien, ¿Qué es lo primero que quieres saber? – Nos sentamos en una mesa que su vista daba hacia la carretera.

-¿Por qué se empeña tanto en hacerme la vida imposible?

Un camarero se nos acercó y como no tenía la intención de pedir algo, deje que el tomara las riendas de ese asunto.

-No se lo hago Señorita Reynolds, simplemente creo que nuestras diferencias hacen que nos llevemos mal.

-Primera, soy Charlotte, ya se lo he dicho, segunda ¿Diferencias? Creo más bien que usted me odia.

-¿Odiarte? Si fuera así, ¿No crees que desde el primer día que nos conocimos te hubiera tratado mal?

-Entonces porque después de mucho tiempo usted comienza a tomar represalias.

-Charlotte, solo es difícil de explicar.

-Creo que tenemos todo el tiempo suficiente.

-No lo es.

-¿Por qué carajos siempre corta la conversación?

-No te enojes, simplemente no creo que este sea el momento.

-No puedo hablar así.

-Más bien, creo que tu enfado es que yo haya hablado con tus padres aquella vez.

-¿Qué le hace pensar eso?

-Por la forma que te comportas desde ese día.

-Siempre he sido así.

El camarero llego con nuestras órdenes y solo le brinde una grata sonrisa porque al parecer hasta el sintió la tensión que teníamos.

-No lo eres, cuando quieres eres buena, pero cuando se trata de vengarte haces que todo salga a la perfección. – Pellizco algo de su plato.

-¿Cuál es el punto de esto?

Al masticar su mandíbula se tensaba con cada mordida y sus labios parecían no moverse de su lugar, era como algo hipnótico.

-El punto es que debemos encontrar un balance, tanto para que tú ya no recibas más castigos y yo no tenga que hablar con tus padres.

-¿Ósea que sigo castigada?

-Algo así.

-Explíquese, no ande con juegos.

-Cuando fui a cenar a su casa, sus padres me habían invitado porque pensaban que algo no estaba bien, desde aquella llamada en donde les decía que su castigo estaba ya olvidado y para saber si usted no estaba detrás de esto su padre ideo aquella cena, pero después de que usted la estropeara se dio cuenta que efectivamente tu tenías algo que ver. – Tomo un poco de vino - Y al final decidió que tu castigo siguiera en pie para que aprendieras a comportarte mejor, pero este no solo consistía en que debías hacer trabajos extras, sino que, yo también sería tu tutor en todas tus materias.

-¿Qué dice? Eso sí que no.

-Yo lo único que pude hacer fue decirle a su padre que usted no tenía nada que ver con aquella llamada, pero no lo creyó y al final termine aceptando la propuesta.

-¿Cuánto le pagara? Puedo pagarle el doble o triple si así lo quiere, pero solo déjeme en paz.

-No me pagara su padre, porque así lo decidí, así que no hay otra cosa más que hacer.

-¿Por qué carajos tuvo que aceptar la maldita cena?

-Su padres son amables no podía decirles que no.

-¡Vallase completamente a la mierda! – le grite y me levante de un salto de la silla.

No perdí tiempo y salí de aquel pequeño comedor sin perder tiempo alguno, no sabía hacia donde me dirigía, pero caminaba sin rumbo alguno, adentrándome entre los árboles que nos rodeaban, no pensé si el me seguía o si alguien lo hacía, solo estaba enojada por el rumbo que estaba tomando mi vida después de haber vivido ya dos años en Canadá, primero mi hermano se casa, segundo tuve un sueño erótico con mi profesor y tercero al parecer él no me dejaba en paz.

Me detuve cuando observe que ya no había más camino que recorrer, al parecer me encontraba en un acantilado, el paisaje era hermoso, la altura si era mucha, pero el fresco que comenzaba a hacer te hacía sentir paz contigo mismo. Solo me senté y deje que mis pies se balancearan, cerré los ojos y pensé en el momento de paz que podría tener, algún día tal vez podría vivir en algún lugar así.

-No deberías cerrar los ojos, alguien podría aventarte al vacío.

-Lárguese.

-Sabes que tu tono arisco no me gusta y creo que esa será una de las cosas que mejoraremos.

-Muérase.

-¿Puedo preguntar porque en verdad te molestas con mi presencia?

-Púdrase.

-Vale, entonces dejare que saques todos los insultos que conozcas.

-Capullo.

-¿Ya termino?

-No, con usted nunca terminaría de insultarlo.

-Bien, ya que te decidiste hablar, ¿Ahora si podemos hablar?

-No – no quería abrir los ojos pues necesitaba tranquilizarme sino podría aventarme al vacío como un impulso.

-Creo que ya es hora de que me escuches.

Se puso de pies y comenzó a caminar de un lado a otro como buscando las palabras adecuadas para decirme algo que probablemente no me gustara.

-¿Sabes? Ya estoy harto de tus niñerías, cuando te digo que hablemos, te encierras en tu burbuja de niña malcriada, si accedí a ser tu tutor es porque tus padres son educados y no pude decirles un no, pero si sigues con tu actitud estoy dispuesto a renunciar a un trabajo que ni falta me hace. – su voz era elevada. – espero y comprendas esto último – Me tomo del brazo y me levanto con un solo movimiento - porque no lo diré dos veces, a partir de mañana, todo lo que yo diga tu tendrás que hacer, porque el que lleva la riendas de esto, soy yo ahora. – Me miraba directamente a los ojos.

-Ya estoy harta de sus amenazas yo también, así que le advierto, no hare nada de lo que usted diga, porque no soy una persona fácil de domar. – mis ojos demostraban lo enojada que estaba.

-Aun eres una pequeña gatita queriendo saca las garras, pero el león aquí soy yo.

-Deje sus filosofías para otro momento, así que si no le importa prefiero estar sola. – me zafe de su agarre y le di la espalda.

-No querida, aquí las cosas se hacen como yo lo planee.

-Púdrase, no soy de su propiedad para que me llame como quiera.

-Eso ya lo veremos señorita Reynolds.

Sin decir algo más solo se quedó de pie, tal vez esperando una respuesta contradictoria de mi parte pero no lo haría, ya estaba harta de este asunto, así que trataría de mejorar mis cartas para la próxima vez.

De pronto comenzó a sonar mi teléfono y no tuve otra alternativa más que contestar.

-Charlotte.

-Hola Julián, ¿Cómo estás?

-¿Julián? ¿Qué te pasa? Soy David

-Si no te preocupes, ¿Qué te parece si nos vemos hoy en tu casa?

-Charlotte, deja de jugar.

-Claro, yo llevo el vino.

-Eva...

-Sí, eso me parece perfecto, tal vez me quede en tu casa a dormir, como los viejos tiempos.

-¿Dormir? Eva, lo que te tengo que decir es serio.

-Por supuesto, me encantaría pasar el fin de semana próximo contigo, ¿Sabes? Que te parece si volvemos a nuestros viejos escapes a la playa.

-Eva Charlotte Valentina, tengo que hablar contigo y ya déjate de juegos.

-Está bien, nos vemos más tarde, no, claro que no, no me estas interrumpiendo. Adiós, te echaré de menos, no lo dudes.

Sabía que mi hermano me odiaría por hacerle esto, pero necesitaba un escape para librarme del idiota que tenía enfrente.

-Al parecer usted tiene buena relación con mis empleados.

-Julián es solo un amigo y si no es molestia, me gustaría que me regresara a mi casa por favor, porque como habrá escuchado tengo algo muy importante que hacer esta noche. – le di una de mis sonrisas más falsas que pudieran existir.

Sus ojos se veían como llamas queriéndome quemar, no dijo nada más, solo se dio media vuelta y se encamino hacia su auto, mientras que yo lo seguía por detrás.

El ambiente dentro del auto fue algo tenso, pero no me importo hacer plática alguna, ya que las cosas estaban dichas anteriormente.

-La espero mañana a primera hora en mi oficina.

Solo me limite a bajar del auto. Camine el poco espacio que quedaba para entrar a mi dulce hogar en donde tendría que arreglar la llamada con David y convencer a mi papa de quitarme a Diamond de encima.

-Lo siento David, pero tenía que ocuparte para salir de una plática vergonzosa. – le comunique detrás del teléfono.

-Me imagine algo así después de que colgaras.

-Ahora sí, dime, ¿Qué pasa?

-Si te lo digo, prométeme que no te enojaras por favor.

-¿Son noticias malas?

-Desgraciadamente sí. – la tristeza en su voz era palpable.

-Cuéntame, después ya sabrás si me he enojado o no.

-Como te dije antes, la cena prematrimonial ya está en pie, pero el problema aquí es que después de que ustedes vengan y se presente el retrato oficial de las familias comprometidas, ya todo el mundo sabrá quienes son en realidad y hay una probabilidad que después de esto hasta el momento de la boda, la prensa no les quite el ojo de encima.

No tenía palabras pues no sabía cómo reaccionar, prácticamente me estaba diciendo que después de esa cena de compromiso yo volvería ser para todos la princesa Eva de Italia, hermana del próximo rey de Noruega.

-Eva, ¿sigues ahí?

-¿Qué ha dicho papa?

-Él tampoco sabe qué hacer, quería que tú te enteraras de esto por mí y no por papa.

-¿Qué dice la abuela?

-La abuela piensa que para ustedes no supondrá un problema porque todos aun los conocen como príncipes.

-¡Demonios! Esto puede hacer que todo el esfuerzo que han hecho nuestros padres para ocultarme sea en vano.

-Sé que supondrá un gran sacrificio, pero yo no creo que sea difícil para ustedes, tal vez hasta lleguen a cambiarse de país.

-¿Qué estás diciendo? Llevamos años en Canadá, además no creo que la mejor solución sea cambiarnos de país, eso sería mucha coincidencia. – necesitaba pensar en un plan, no dejaría que el estúpido compromiso de David arruinara mi estabilidad como una persona normal y no alguien de la monarquía.

-¿Qué piensas? Digo sobre el problema.

-Que el retrato familiar no se puede hacer o por lo menos no debe de ser lanzado al público.

-¿Qué? Eso no lo tomarían bien los padres de Isabela y además tu sabes que para una nación que tiene una monarquía es importante cada acontecimiento

-Te dije que eso era mala idea, ¿Por qué no te pudiste comprometer con una persona normal? No tenías que haberte comprometido mejor, aun estas a tiempo de cancelarlo.

-¿Te estas escuchando? Parece que mi felicidad te enfurece

-David, son muchos los problemas que está acarreando tu compromiso y la verdad no creo que todo valga la pena por un trono.

-¡Carajo Eva! No lo estoy haciendo por un trono, lo estoy haciendo porque la amo, creo que nunca lo llegaras a comprender... Creo que será mejor que ahora solo hable con papa sobre esto. – se escuchaba decepcionado.

-David, vale, lo siento, pero he tenido días duros desde tu partida y esto la verdad no ayuda, mejor hablamos en otra ocasión. – Termine la llamada.

Cuando hablaba con mi hermano, siempre terminábamos riéndonos o esperando a que el otro colgara, no sé en qué momento cambio todo, si, tal vez tenga celos de hermana, lo acepto, pero es porque aún no quiero pensar que ya nos separaremos y ya no solo seremos cuatro en la familia, sino, que ahora seremos cinco y siempre cuando vayamos a cenar tendremos que agregar otra silla a la mesa de cuatro personas o a lo mejor hasta tengamos que agregar otra silla más, porque puede que en menos de un año estos dos, ya tengan un hijo. Simplemente ya nada será igual.

-Charlotte. Ya hablaste con tu hermano. – Más que una pregunta era una afirmación.

-Si madre y las cosas no han estado bien.

-Cariño, todo estará bien. – Mi madre se sentó a mi lado y me abrazo, como siempre lo hacía en los momentos tristes. – Tu papa encontrara una buena solución.

-Le he dicho que cancele todo.

-¿Por qué lo has hecho?

-No lo sé, tengo muchos problemas ahora y los de él son aún una carga más pesada.

-Charlotte, tu sabes que el la ama y lo mejor para el seria apoyarlo ya que su familia está lejos y aunque no lo creas a él le importamos igual que a nosotros nos importa el.

-Pero mama, si vamos a su compromiso, puede que cuando volvamos tengamos a millones de personas queriendo convivir con una parte de la monarquía y eso supone tener personas falsas a los lados.

-Cariño, eso no pasara porque cuando regresemos todo será igual.

-¿Cómo estas segura?

-Papa ya ideara algo muy ingenioso.

-Hablando de papa, ¿Por qué se empeñan en que el señor Diamond y yo hagamos las pases?

-Porque el señor Diamond es un buen profesor y sabemos que ustedes pueden trabajar juntos, tanto el enseñándote mejor, así como tu siendo buena alumna.

-Pero mama definitivamente no podemos trabajar juntos.

-Lo lograran.

-Sera tiempo perdido.

-Nunca eches nada por la borda. 

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