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Capitulo 13

-Muy bien niños, ¿Listos para la larga noche que nos espera? – Susana se escuchaba entusiasmada

-¡Si! – gritamos Sebastián y yo.

Dicho esto los tres salimos por la puerta del cuarto para dirigirnos al ascensor, para llegar a la primera panta. Acordamos que no llevaríamos el auto de Susana pues no sabíamos cómo nos comportaríamos en la fiesta y era mejor prevenir accidentes, así que solo tomamos un taxi y le dimos la dirección del lugar.

El lugar no era para nada algo a donde podrías ir a leer un libro cómodamente, pues la fiesta se estaba realizando en un bar-antro, en el cual podías escuchar la música a todo volumen aunque aún te encontraras afuera, como era de esperarse a la fiesta solo podían entrar aquellos que eran invitados del cumpleañero, pero como Susana ya tenía todo planeado, nosotros también pudimos entrar de colados.

Adentro todo olía a alcohol, la música estaba fuerte y las luces que se encendían y apagaban era para dejarte ciega, si fuera por mí, trataría de evitar estos lugares, pero como hoy la que dirigía el rumbo de esto era Susana no le podía decir que no. Así que solo Sebastián y yo la seguíamos porque ella conocía estos lugares más que nosotros ya que yo prefería una buena taza de café con un libro, mientras que Sebastián prefería un club gay. Al llegar a la barra Susana pidió bebidas para los tres, pero la verdad me daba miedo probar lo que ella había llamado "Margarita" la verdad, yo prefería un buen vino, ya que eso era lo único que conocía en alcoholes por mis raíces, pero ¿Por qué no experimentar? Así que solo tomamos nuestras bebidas y nos encaminamos hacia una mesa que se encontraba vacía.

-¡Susana! – había gritado alguien dentro de la multitud.

-¡Samuel! – Ambos se acercaron y se dieron un abrazo.

Al parecer el tal Samuel era el anfitrión de la fiesta, ya que tenía un gorro que decía "Feliz cumpleaños" ni Sebastián, ni yo lo conocíamos pues era uno de los muchos amigos de Susana.

-Samuel, mira ellos son Charlotte y Sebastián – Susana hablaba más alto de lo normal, pues la música sí que era fuerte.

-Mucho gusto – Ambos aceptamos su saludo.

Después de haber interactuado un poco con el cumpleañero Samuel, pude observar que él es de una clase social alta, pero al parecer le gusta derrochar el dinero en fiestas y sexo, ya que claramente nos había invitado a formar parte de un trio, en el cual, Susana y yo o mejor dicho solo yo, rechace. Venía a divertirme y a olvidarme de la estupidez que iba a cometer mi hermano, más no a tener sexo con cualquiera.

Como no conocíamos a nadie en la fiesta, Sebastián y yo, aun no decidíamos si ir a bailar o seguir tomando los tragos que Susana le había pedido al mesero que trajera, la única que si se divertía era Susana, ya que ella al parecer conocía a todos los de esta fiesta, ya sea porque se haya acostado con uno o porque la habían invitado a salir una vez. Como no pensaba quedarme sentada ahí toda la noche decidí mejor bailar con Sebastián, para que así, también nos divirtiéramos. Caminamos hacia la pista de baile y buscamos un espacio cómodo para bailar, ya que a pesar de que todos estaban borrachos, habían algunos aun en juicio. Cuando ya habíamos llegado al centro de la pista, solo nos pusimos a bailar al ritmo de la música, claro, aunque yo no sabía bailar muy bien este tipo de canciones pero hice un intento por hacerlo, además ¿Qué tan difícil era?

Al principio parecía algo difícil pero después de moverme al ritmo de la música todo parecía fácil y más con las canciones que ponía, el ambiente iba aumentando más, Sebastián y yo al parecer nos complementábamos perfectamente ya que ambos sabíamos cómo movernos. Después de un tiempo de bailar tanto, decidimos volver a la mesa para recargar energías y como nuestras bebidas ya estaban ahí lo único que hicimos fue tomarlas rápido, aunque el alcohol me quemaba la garganta, yo ya estaba lista para seguir divirtiéndome.

Antes de poder ponerme de pie de nuevo, visualice que había un chico enfrente de mí, invitándome a bailar y porque no, así que solo le hice una seña a Sebastián para que no se sintiera solo y el nada más me animo a ir a bailar. Cuando llegamos a la pista de baile en ese preciso momento la música había cambiado, pues esta ya era de reggaetón y aunque no era mi tipo, empecé a bailar con el chico que me había invitado, aunque en algunas partes a mi gusto él se sobrepasaba con sus acercamientos, pero no sé si era por el efecto del alcohol o porque pero aun así lo dejaba.

Las canciones pasaban de una en una y el ambiente se volvía cada vez más sexy, pues había personas que ya se estaban tocando en plena pista o besándose, para mí en esos momentos no era nada raro y porque no aprovechar el momento y hacer lo mismo, pues con cada canción solo me acercaba más a mi pareja de baile y lo provocada en sus partes, y las canciones claro que ayudaban para calentar a cualquiera. Ambos nos tocábamos y de vez en cuando nos reíamos coquetamente, seguimos bailando hasta que mis pies ya no aguantaban más y tuve que pedirle un espacio para poder ir a sentarme.

-¿A dónde vas muñeca? - me pregunto en el oído.

Con quien estaba bailando no me soltaba de las caderas pues yo tenía mi trasero puesto en su paquete.

-Iré a tomar un descanso, ahora regreso muñeco. – le conteste en forma coqueta

Me separe de él y me dirigí a la mesa en donde anteriormente había dejado a Sebastián, pero al parecer ya no estaba ahí, así que lo busque con la mirada por todos lados, hasta que lo visualice en una esquina besándose o mejor dicho comiéndose a una... ¿Mujer? ¿Acaso no le gustaban los hombres? ¿O yo estaba viendo mal por el efecto del alcohol? Mejor volví a mis asuntos y me tome otra margarita más y a contar por las copas que estaban ya vacías ya llevaba unas 5 tomadas y ya me podía imaginar el dolor de cabeza que experimentaría mañana.

Solo tome mi cartera de mano y camine hacia los sanitarios, ya que tenía que hacer pis. La cola del baño de mujeres sí que era larga, así que mejor decidí esperar hasta que esta se redujera y pudiera ocupar un cubículo. Mientras esperaba mi turno decidí ver si mis padres no me habían llamado o por si lo menos David se había molestado en llamarme, pero no, no fue así. Entonces mejor decidí llamarlo, para que me escuchara el estúpido que tengo por hermano. Primer timbre, segundo timbre, tercer timbre, nadie me contestaba, cuando estaba a punto de colgar alguien me contesto en la otra línea.

-¿Hola? – Se escuchaba una voz adormilada.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué no me has llamado? Crees que no me duele el saber que ya no te veré más. – Las palabras se enredaban en mi lengua por el efecto del alcohol.

-¿Qué? ¿Acaso estas borracha Charlotte?

-Shhh.... No me digas que debo hacer, estúpido. Tú fuiste el que me dejo. – comenzaba a llorar.

-Charlotte, dime en este preciso momento donde estas. – se escuchaba algo molesto.

-Muy, muuuuy, lejos de Italia. – ya casi ni podía hablar porque mi lengua se trababa más.

-¿Italia? ¿De qué coño estás hablando?

-Shh... déjame terminar – La música se había elevado más, así que tenía que gritar por el teléfono - ¿Por qué ya no me quieres? Si quieres asumo mi responsabilidad con la abuela pero no te vayas a casar – en esos momentos prácticamente estaba llorando estando borracha.

-¿Dónde estás Charlotte?

-Ya te dije, estúpido, muy lejos de Italia

-Charlotte, ya te localice, así que no te muevas de ahí, que llegare pronto.

-Jajaja, y eso que la borracha soy yo. – Dije apenas entendible – nuuuuunca, me encontrarasss, estoy lejos de ti.

Colgué la llamada y mi turno siguió, así que entre al cubículo, hice mis necesidades y decidí volver a la pista a disfrutar hasta que mi cuerpo se cansara. Cuando llegue a la mesa de nuevo a dejar mi cartera vi al mismo chico con el que estaba bailando antes con una bebida en mano, si no me equivocaba era otra margarita y como ya empezaba a sentir la boca seca, recibí gustosa la bebida, cuando la termine, nos dirigimos de nuevo a la pista para seguir bailando, aunque esta vez nos pegábamos más y nos comenzábamos a tocar mucho más íntimo. Cuando la canción subía más de tono ambos nos pegábamos y en una de esas él me tomo por las caderas y una de sus manos comenzó a subir por la parte de mi muslo, hasta llegar al tope de la falda, no sé si la bebida estaba haciendo que esta parte de mi estuviera inconsciente y no evitara nada para que el dejara de tocarme o si yo en verdad lo quería. Cuando su mano avanzo más arriba de la falda, ya casi al llegar al roce de mis bragas, le di uno de esos besos que a cualquiera le quitaría el aliento, apenas empezábamos a ser besos y toqueteos. Cuando solo de repente siento que alguien lo separa de mí y sin darme momento alguno de asimilar las cosas la otra persona, me tomo de las manos y con su voz áspera pregunto:

-¿Dónde están tus cosas? – gritaba por la música

Como aún seguía aturdida por lo que había pasado antes, solo le señale hacia la mesa en la cual estaban mis cosas. El rápidamente solo tomo mi cartera y me saco de ese lugar a rastras, ya que yo no podía mover muy bien los pies.

Al salir por la puerta principal solo pude echarme a reír, me estaba riendo como si lo que hubiera pasado antes fuera un show cómico, como no dejaba de reírme y de apretar mi estómago, la otra persona se había parado a mi par con el ceño fruncido.

-¿Te pasa algo? ¿Por qué ríes?

Como no podía darle respuesta alguna su rostro se volvió serio.

-Charlotte son las 5 am y en verdad estoy muy cabreado contigo mismo ahora, así que ven, te iré a dejar a tu casa.

Caminaba rumbo a su auto cuando por fin me había caído el veinte de lo que estaba pasando.

-No, no, no iré contigo a ninguna parte.

-¿Qué dices Charlotte?

-Tú fuiste el que me abandonaste David, ¿No te acuerdas? – comenzaba a llorar de nuevo.

-Charlotte súbete al coche.

-No dije. Y no te escuchare más. – me tape con las manos lo oídos.

-Charlotte, no soy el tal David, así que te lo digo por última vez, súbete al maldito coche. – se escuchaba muy enojado.

Como su voz me había dado miedo, y aun no le podía ver bien la cara entonces solo acate sus órdenes.

-No me lleves a mi casa, quien sea que eres, si eres amigo de David juro que te sacare las bolas y las licuare en tu cara.

-¿Entonces a dónde Charlotte? – se escuchaba más calmado

-Al hotel en donde me he quedado.

Solo le di la dirección y él puso en marcha su auto, no supe ni el momento, ni a qué horas, pero me quede dormida en su auto.

-Charlotte... Charlotte... Ya llegamos. –sentía que alguien zangoloteaban mis brazos.

-Déjame dormir David. – no quería abrir mis ojos.

-Charlotte vamos anda camina.

-Si quieres llévame en brazos, no me levantare.

-Si tú lo dices.

Y así lo hizo, me saco de su auto en sus brazos y me llevo dentro del hotel, solo escuchaba murmullos en la recepción y después el abrir del elevador, así mismo como el cerrar de este y la puerta de un cuarto abriéndose. Fue en ese momento cuando abrí los ojos para poder abrir la puerta y como el sueño y el alcohol comenzaban a hacer efectos, mis intentos por abrirla eran en vano. Así que mejor el tomo la tarjeta para abrir la puerta y me introdujo en el cuarto al mismo tiempo que el encendía las luces.

Fue en ese momento cuando precisamente me di cuenta que el que me había traído de vuelta al hotel no era David.

-Muy bien Charlotte, vete a la cama

No podía articular palabra alguna pues, no pensé que a él lo hubiera llamado y mucho menos que hiciera que mi cuerpo solo se erizara al escuchar su voz, pues, al mirarlo, sus ojos te hipnotizaban y a decir verdad se veía increíble por como vestía.

-¿Acaso te quedaras toda la noche ahí?

-No, no... - mi boca había vuelto a quedarse seca.

Solo seguí sus pasos y me senté en la cama, pues, sus belleza me había dejado embobada, quería decirle lo sexy que se veía, pero no podía articular palabra alguna.

De pronto solo me di cuenta que él, se había hincado y comenzaba a sacarme los zapatos de tacón, yo no sabía si dejarlo continuar o apartarlo, pero en ese momento mi cerebro no estaba dispuesto a colaborar, así que solo lo deje continuar. Solo me miro a los ojos como para pedirme permiso de continuar y se lo otorgue, de pronto me di cuenta que comenzaba a desatarme el cabello y a dejarlo suelto esparcido por toda mi espalda. A continuación solo comenzó a bajar el cierre de la falda para que esta cayera al suelo y la blusa que traía me cubriera hasta la parte de los muslos.

No sabía qué hacer en ese momento, pues muchas imágenes indecentes pasaban por mi cabeza en ese instante y lo único que podía pensar era como se sentirían esos labios por todo mi cuerpo y esas manos tocándome, en un instante, ambos nos quedamos mirando, la conexión de ambos se hacía palpable en el aire y yo ya no sabía si meterme a la cama o hacer algo de lo que después me arrepentiría.

Sin pensarlo más, solo me acerque a él y ambos fundimos nuestros labios como si fueran uno solo, nos besábamos con tanta pasión como si nos hubiéramos anhelado desde hace mucho tiempo atrás. En ese momento mi cerebro aun no encendía la alarma para decirme que esto estaba mal, pero no me importaba, yo lo necesitaba, necesitaba más de él, sin esperar a que mi cerebro reaccionará, comencé a tocarlo. Su cara, sus brazos y de poco a poco comencé a bajar por su abdomen, nunca creí que él y yo pudiéramos llegar a esto, pero sin dejar de besarnos, metí las manos dentro de su playera azul y comencé a acariciarlo debajo de esta, su torso, era como el de mis héroes literarios, tonificado y su piel era suave, quería poder besar cada parte de este, saborearlo, tenerlo bajo de mí.

Sin intención alguna ambos nos fuimos acercando más a la cama, nos tiramos en esta, aun si dejarnos de besar y el poco a poco comenzaba a tocarme, así como yo lo había anhelado antes, una de sus manos se había posicionado en mi muslo y poco a poco iba acariciándolo para ir subiendo hasta la línea fina de mis pantis, mientras su otra mano tomaba mi cabeza para hacer el beso más profundo, mi cuerpo comenzaba a reaccionar a sus caricias, a sus besos, quería más, lo quería a él. Cuando por fin estaba decidida a dar el siguiente paso aunque no me acordara mañana de nada, el comenzó a subir su mano más arriba de mi cadera, la blusa ya no era un impedimento para él, pues esta con sus caricias cada vez se subía más.

Mis manos actuaban por instinto, ya que comenzaban a desabrocharle los botones de los vaqueros, quería tenerlo dentro de mí. Sus besos de poco en poco fueron bajando de mi boca hasta mi cuello, y sus caricias formaban círculos en mi abdomen, él era delicado pero la pasión que emanaba de su cuerpo, hacía que más lo necesitaba. Cuando por fin mis manos ya estaban a punto de bajar su pantalón y que ambos pudiéramos disfrutar de este momento el dejo sus caricias y sus besos.

-No Charlotte, esto está mal.

Se bajó de la cama y se arregló los pantalones, junto con su playera y su cabello. Me tapo y solo me dio un beso en la frente, se dio media vuelta y solo se marchó por aquella puerta, dejándome toda confusa, sola y lo peor aún con su perfume impregnado en mi piel y en la habitación.

No sabía qué hacer, estaba confusa, pero también tenía sueño y aun lo necesitaba. Me quede por otro momento recordando los acontecimientos que habían ocurrido antes y aun me parecía pensar que él seguía ahí. Cerré mis ojos tratando de pensar que todo para el día siguiente tal vez sería un sueño que no se cumpliría jamás.

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