Caminas despreocupadamente por la calle sin saber bien donde te encuentras ni a qué lugar te diriges, tampoco eres consciente de la hora, estas rodeada de gente desconocida. Observas un gran edificio que se alza imponente sobre la pequeña ciudad.

Algo te atrae inexorablemente, entras por la puerta sin tener claro con qué intención, subes por las escaleras que parecen no tener fin, llegas a un pequeño descansillo, te asomas por la ventana para observar la multitud pero sin ver nada realmente.

Vuelves atrás procurando encontrar el camino de regreso pero no hay puertas, como si el edificio estuviera vacio, sin ningún habitáculo, habitación ni siquiera personas. Después de caminar durante horas vislumbras el portal por donde entraste.

Abres la puerta pero no ves la calle, como si el edificio hubiera sido acotado y apartado del resto de la ciudad. Intentas pasar por encima de un muro que se extiende delante de ti pero resulta imposible escalar hasta el final. Vuelves al interior, procuras encontrar una salida trasera, quizás una de emergencia.

No encuentras nada, ni siquiera el portal o la ventana por la que te asomaste al principio, transcurrido el tiempo solo sientes que caminas en círculos. Haces una marca en el suelo para guiarte pero desaparece cada vez, como si algo la borrara. Ya no recuerdas a tu familia, el cómo llegaste aquí o siquiera tú nombre.

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El hombre gigante invisible sostiene el hilo que tira de ti y sonríe con satisfacción, después de todo no hay nada que no pudiera hacer, él te creo a ti y a todos, es hora de regresar al principio, eso significa el purgatorio:

"Caminas despreocupadamente por la calle sin saber bien donde te encuentras ni a qué lugar te diriges, tampoco eres consciente de la hora, estas rodeada de gente desconocida. Observas un gran edificio que se alza imponente sobre la pequeña ciudad..."