única parte
Caminaba a paso apresurado, llevaba algunos minutos de retraso de mi primera clase. Quizá no debería experimentar cierto problema si hubiera hecho mi proyecto final de Geografía días antes de su entrega y no la última noche que tenía para elaborarlo.
"Genial Seungmin, hiciste el proyecto pero llegaste tarde que no pudiste entregarlo" podía escuchar perfectamente la voz de mi mejor amigo aunque él no estuviese presente en éstos momentos.
Le entregué mi boleto a la chica de la estación, a lo cual me regaló una sonrisa mientras me indicaba que podía entrar al vagón. Me senté en uno de los asientos que más cerca estaban de la salida, así tenía el tiempo suficiente de ser el primero en bajar y llegar al menos unos minutos antes de que mi primera clase terminara.
En mis piernas descansaban mis libros de dibujo y los que usaba para estudiar, mis pies se movían impacientemente mientras veía como entraban varias personas en total tranquilidad y tomaban asientos en lugares separados. Dejé de prestar atención a lo que sucedía a mi alrededor al momento de sentir que mi celular comenzaba a sonar.
—Hola — atendí la llamada de la persona que se encontraba de la otra línea.
—Seungmin, faltan 10 minutos para que la clase de Geografía comience y no haz llegado, ¿te sucedió algo? — escuché el tono preocupado de mi mejor amigo.
—El tren no ha avanzado siquiera, creo que tardaré 30 minutos en llegar — respondí algo inseguro, el tren comenzaría a avanzar en aproximadamente 15 minutos o eso me había dicho la chica de la entrada.
—Te dije que si se te hacía tarde me llamaras, a Hyunjin y a mi no nos pesa nada pasar por ti — rodé los ojos al escuchar lo que había dicho, siempre se encargaba de ayudarme en todo sentido y eso era algo molesto para mí, una persona que se la hace difícil pedir ayuda de alguien más.
—Me olvidé — mentí, tampoco me gustaba que su novio y él pasaran por mi, me hacía pensar que era una carga para ambos y más para aquel castaño mayor que ambos.
—Hubieras al menos tomado el autobús, sabes que el tren tarda demasiado en avanzar — solté un gran suspiro ya que era algo molesto solo escucharlo reprochándome.
—Sabes que la estación queda más cerca de mi casa, tranquilo todo está bajo control — comente más para mi que para él.
Lo escuché soltar un gruñido del otro lado de la línea :—Bien, cualquier cosa me llamas.
Me despedí de él antes de guardar mi teléfono en el bolsillo, esperé pacientemente a que varios pasajeros entraran esparciéndose entre los asientos del vagón. Miré el reloj que llevaba en mi muñeca, suspiré al notar que solo faltaban 8 minutos para que el tren se pusiera en marcha, con suerte podría encontrar a mi profesora en su hora de almuerzo.
Dirigí mi mirada entre los pasajeros que habían en el lugar, solía hacer eso cada vez que me aburría o cuando Felix no dejaba de hablar en lo que esperábamos que el tren comenzara con su viaje.
—No te preocupes, Min. Ya comenzaremos a avanzar — observé con atención la pequeña figura que se encontraba frente a mi, sonreía con amabilidad y una pizca de emoción.
—Gracias, Sol. Espero que llegue a tiempo a clases, podría llevarme Geografía y no quiero eso, estoy a punto de entrar a la universidad.
La niña frente a mi me miraba atentamente, quizá no lograba entenderme nada porque sus ojitos lo demostraban, quise darme un golpe a mi mismo por ser tan tonto.
—Vas a lograr pasar, Seungmin. Eres un chico demasiado inteligente — sonreí al escuchar aquellas palabras de aliento, sabía perfectamente de quien provenía aquella fe en mi.
—Muchas gracias Sugu, en serio — respondí a la chica que siempre iba a reconocer como mi mejor amiga, portaba un lindo traje color azul marino y llevaba colgando un lindo bolso azul con dibujos de pequeños conejitos.
—No hay de qué, me gusta ver como siempre eres tan entregado a tus estudios, yo quisiera haberlos terminado pero ya ves, Jinsol llegó a mi vida — le sonreí al escuchar tal respuesta, sabía perfectamente por todo lo que había pasado para llegar a aquella decisión.
—Te admiro mucho, Sooyoung — respondí con total sinceridad, claro que lo hacía, con tan solo 18 años ella había decidido tener a su bebé después de quedar embarazada de en ese entonces su novio, era demasiado difícil vivir en una situación así pero jamás se había rendido con nada.
—Muchas gracias — me sonrió al momento que tomaba a su hija para sentarla a su lado derecho —. Como te decía, no deberías rendirte tan fácil, hasta eso la profesora Koo es bastante accesible así que no te llevarás Geografía, confío en que lograrás entrar a la Universidad.
—Gracias por confiar en mi — admití, era algo difícil para mí confiar en que podría hacerlo, pero ahí estaba esa chica, que a primera hora se encontraba en el tren para llevar a su hija a la guardería que se encontraba frente de su trabajo.
—Siempre lo haré, Minnie — habló una vez más antes de poner toda su atención en la niña que comía una galleta realmente feliz.
—El tren comenzará a avanzar en unos breves momentos, no se preocupen — un señor se acercó hacia donde nos encontrábamos para anunciarnos aquello.
—Gracias — respondimos mi amiga y yo ante lo que habíamos escuchado.
—¡No cierren las malditas puertas! — un grito proveniente fuera del vagón se hizo presente.
Sooyoung dejó de limpiar las mejillas de su bebé para mirar hacia las puertas del vagón, imité su acción para finalmente ver a un chico totalmente agitado discutiendo de algo con el señor que anteriormente nos había hablado.
—"Malditas puertas", ¿eh?, ahora el vocabulario de los jóvenes se basa en malas palabras, ¿No crees? — reí ante lo que mi amiga había dicho volviendo a dirigir su atención a la niña a su lado.
—Sugu, tienes 23 años, sigues siendo joven — reí con algo obviedad a lo que ella me imitó.
—Lo sé pero todo esto de la maternidad me hace sentir un poco más grande, quizá es por la madurez que debes tener para cuidar de un bebé — explicó extendiéndole un vaso entrenador a su hija quien la miraba atenta.
—Entiendo Sugu, no debes explicarme todo, es algo difícil ser madre desde adolescente.
Soltó un suspiro :—No sabes cuanto.
Me quedé callado ante lo último que había dicho, evité cruzar mi mirada con la suya así que la desvié a otro lugar. El tren comenzó a avanzar y parecía que el chico del incidente de hace unos minutos intentaba buscar un asiento donde sentarse.
Observé todos sus movimientos, era demasiado gracioso mirarlo algo fastidiado por no encontrar un asiento libre, comenzó a avanzar unos pasos más delante de mí lugar, se giró algo inseguro cruzando su mirada con la mía, después de mirarlo por unos segundos aparté la vista algo avergonzado por ser descubierto mirándolo.
Se sentó en el otro extremo del vagón de donde me encontraba, lo miraba de reojo pero aún así él parecía no querer siquiera moverse para nada.
—Es guapo, ¿verdad?
—¿Eh? — miré a Sooyoung que me miraba como si quisiese reír.
—No dejas de ver al chico — susurró.
Lo volví a mirar una vez más, tenía el cabello de un color castaño, sus ojos parecían dos lindas almendras combinando perfectamente con sus suaves cabellos, portaba un gran saco color beige y debajo una camisa color perla con cuello de tortuga, todo aquello combinaba con su pantalón negro y sus botines del mismo color.
—Deberías ir a hablarle — la rubia sonrió al momento que hablaba en voz baja aconsejándome, estaba demente si creía que iría con ese chico —. Sólo está a tu otro extremo, no seas cobarde.
—No cruzaré el vagón solo para ir a hablarle a ese extraño — murmuré intentando sonar convincente, aún así la chica frente a mi me miraba insistente.
—¿Por qué no?, podría ser como tu amor de tren — soltó pequeñas carcajadas que se unieron con su hija que no entendía nada pero parecía feliz de ver en aquella forma a su madre.
—No soy guapo, no soy inteligente ni tampoco especial. No puedo ir a hablarle si no soy interesante a simple vista, no tengo el valor de hacerlo si soy... Simplemente no puedo hacerlo sí soy yo — Sooyoung me miró fijamente haciéndome sentir demasiado incómodo —, sólo olvídalo, ¿entendido?
—Eres demasiado especial e interesante, Seungie — sus dedos finos pasaron por el contorno de mis mejillas —. Pero sí no quieres hacerlo está completamente bien, sólo que te quede claro que eres más de lo que piensas.
Me limité a asentir ya que no me sentía del todo bien ante lo que acababa de suceder, no quería abrirme de aquella forma con ella y mucho menos en lugar público como en el que estábamos, sólo esperaba que no le tomara importancia y dejara todas las cosas como estaban, quizá necesitaba algo de silencio para acomodar mis últimos pensamientos, y también para tener preparado un discurso que debía decirle a la maestra de Geografía para que me dejara entregarle el proyecto aún no fuera en el tiempo establecido.
Tras un viaje de 30 minutos habíamos llegado a la parada, agradecí al momento que miraba el reloj en mi muñeca, me despedí de Sooyoung y salí rápidamente del vagón. Sonreí al mirar la escuela a dos cuadras de la estación, me sentía algo aliviado asi que me dispuse a correr para llegar al menos a la segunda hora. Sostuve con fuerza mis libros hacia mi pecho y con más resistencia la carpeta culpable de mi desvelo la noche anterior.
—Buen día, Seungmin, creí que hoy entrabas una hora antes — suspiré al escuchar aquella voz cerca de mí.
—Se me hizo algo tarde, lo importante es que estoy acá — lo miré sonriendo obstruyendo mi camino —. Changbin, estás tapando mi casillero, ¿podrías hacerte a un lado, por favor?
—Oh claro — se hizo a un lado aún intentando estar cerca —. Seungmin, me preguntaba si quisieras salir conmigo éste sábado, podríamos ir a donde tu quisieses...
—¡Seungmin ahí estás! — sentí los delgados brazos de mi mejor amigo rodeándome fuertemente —. No me respondías y quería llorar, creí que algo malo te había pasado.
Reí ante el drama que estaba haciendo :—Estaba viniendo hacia acá, no me voy a morir solo por ir en un tren, Felix.
—Estaba preocupado por ti, ¿así es como me agradeces?, eres un tonto — se alejó de mi dejando un golpe en mi nuca —. Le dije a la maestra Koo que habías enfermado entonces quizá llegarías algo tarde a entregar su trabajo, ella dijo que estaba bien siempre y cuando le entregaras el proyecto las primeras tres horas.
—¡Gracias iré a eso! — opté por no guardar mis libros hasta estar seguro de entregar dicho proyecto.
Corrí hacia dónde estaba la sección solo para maestros, miré a mi maestra hablando de algo con dos alumnos, sólo podía mirar a uno de ellos entre más me acercaba, era algo bajo de estatura, su cabello era negro como la noche y tenía una piel demasiado pálida, vestía de color negro y parecía demasiado preocupado ante lo que la maestra le decía.
—Profesora Koo, aquí está el proyecto de Geografía que nos pidió. Mi compañero Lee Yongbok me dijo que le comentó acerca de mi situación, gracias por comprender — hablé extendiéndole la carpeta que en ningún momento solté.
—Gracias Kim, no se preocupe por esto. Si se siente mal debería volver a casa, su salud es primordial — habló ella ignorando al par que estaba a su lado.
—Muchas gracias, tenga un buen día — antes de irme de aquel lugar pude divisar al chico del tren que había encontrado en la mañana, me miraba atentamente pero parecía algo desinteresado al momento que lo descubrí mirándome.
Me alejé algo inseguro de aquellas personas para dirigirme hacia los casilleros, Felix se encontraba ahí demasiado contento ante lo que Changbin decía.
—¿Cómo te fue con la maestra, Minnie? — Hyunjin interrumpió la conversación de ambos viéndose falsamente interesado en mi.
—Uh, me fue bien, ella aceptó mi proyecto y fue demasiado comprensiva. Gracias chicos.
—Changbin y yo hablábamos sobre tener una cita doble, ¿qué opinas, Seungmin? — dejé de mirar al castaño más alto para ver a mi mejor amigo quien sonreía ampliamente.
—¿Lo dices en serio? — al menos aquellas palabras no habían salido de mi boca —. Digo, cada quien debería de encargarse de sus asuntos de pareja, ¿no crees, Lixie?
—Sería divertido salir los cuatro, no seas gruñón, podría salir bien — el rubio se encogió de hombros.
Hyunjin se crispó a lo anteriormente dicho :—No deberías meterte así en los asuntos de Seungmin, quizá él no está interesado en chicos torpes cómo Changbin.
Y sin esperar una respuesta se fue dejándonos a los tres ahí, pude ver a Felix tensarse en su lugar, sin saber exactamente qué decir.
—Lo lamento.
Sin más, se fue corriendo hacia la dirección en que su novio, quizá para reprocharle lo que acababa de decir cerca del pelinegro sobrante.
—¿Opinas lo mismo que Hyunjin?
Dejé de mirar al lugar en donde la pareja se dirigía para poner mi atención en el chico que estaba frente a mí.
—¿A qué te refieres? — cuestioné abriendo mi casillero y guardando los libros que aún llevaba conmigo.
—Olvídalo — soltó un suspiro algo cansado —. Sí mañana tienes algún problema para venir deberías llamarme, no me molestaría pasar por ti.
Le sonreí agradecido :—Lo tendré en cuenta, gracias.
Él pareció querer decir algo, pero se fue antes de que sus labios siquiera pronunciaran una palabra.
Cerré mi casillero para dirigirme a la salida del edificio, estaba algo cansado por los últimos acontecimientos y si los profesores creían que había enfermado, era un punto a mi favor de volver a mi casa y envolverme entre mis sábanas.
—Es gracioso que vayas a pasar una hora paseando en tren solo para entregar un proyecto — una voz a mis espaldas hizo que detuviera mi paso.
Me giré sobre mis talones para encontrarme al chico que había tenido en mente durante todo el viaje y a unos pasos de mi.
—Me siento algo cansado, no quisiera quedarme a las clases que me faltan — me sorprendí a mi mismo al contarle ese tipo de cosas a un chico que en esos momentos era un desconocido.
—Yo solo tenía las dos primeras clases pero la segunda hora la perdí por acompañar a mi amigo con su maestra, bueno creo que también tengo una clase a la una pero siendo sincero no quiero entrar — soltó unas risas algo nervioso —, mhm, ¿ya te irás?
Me quedé perdido en mis pensamientos intentando ignorar sus ojos almendrados, buscando alguna esperanza en las palabras que no había dicho aún.
—Supongo que sí — me encogí de hombros, al instante que siento su mano sobre mi hombro —, ¿uh?
—¿Podría acompañarte? — sentí el calor inundar mis mejillas ante su pregunta, totalmente avergonzado por su pregunta.
—Ni siquiera te conozco — respondí a la defensiva, alejándome por completo para dejar de sentir ese toque que me había avergonzado hasta por los codos.
—Eso puede resolverse — sonrió genuino, antes de hacer una reverencia delante de mí —. Soy Lee Minho.
Sentí mi corazón latiendo desenfrenado, cómo si la presencia de aquel — no tan — extraño, fuera suficiente para alocar cada sentido cuerdo que me quedaba.
—Kim Seungmin — respondí casi de la misma forma en que él.
Él volvió a esbozar otra sonrisa en ese rostro tan delicado que poseía, haciéndome creer que de verdad estaba viendo una especie de obra de arte convertida en persona. Era tan hermoso que podría perderme en el negro de sus ojos.
—Entonces, ¿Me dejarás acompañarte o no?
Asentí con un movimiento de cabeza, pues de un momento a otro me sentí cohibido en mi lugar, un suceso demasiado extraño.
—Bien, andando.
Juntos caminamos hacia las afueras del instituto, sin decir algo más, ya que por alguna situación, el silencio que nos envolvía siquiera se sentía incómodo. Muy al contrario, era reconfortante.
La caminata hasta la estación de tren no duró mucho, una vez que llegáramos, él tomó la iniciativa de comprar los boletos a de regreso a casa, lo cual le agradecí internamente, pues ya no lleva más efectivo en mis bolsillo.
—Vamos, Seungmin.
Su masculina voz inundó mi sentido del oído, haciéndome obedecer al instante.
A partir de ese viaje en tren, era normal que nos encontráramos varias mañanas con rumbo a la escuela, sentándonos uno frente al otro.
Al ser un Lunes, me encontraba totalmente desganado de ir al instituto, aunque saber que era mi última semana yendo, me subía un poco el ánimo, ya que dentro de poco tendría que aplicar el examen a la Universidad a la que quería ingresar. De sólo pensar en eso sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal, me reconforté en cuanto pensé en qué probablemente me encontraría a Minho nuevamente aquella mañana, pues de forma casual, se había vuelto en mi fuerza para seguir en pie.
Sonreí en cuanto logré divisar su figura sentándose en un asiento frente a mí, mis mejillas se calentaron en cuánto un pensamiento capta mi atención, ojalá Minho supiera que llevaba mi suéter más bonito con tal de ser su único objetivo en vista.
Soltó un bostezo mientras apoyaba su rostro contra el cristal de la ventana, haciéndome pensar que seguía viéndose igual de apuesto que la primera vez que nos encontramos. Solté un suspiro sintiendo mis ojos inundarse, era tan bonito que duele.
—Lindo suéter, extraño.
Su voz llamó mi atención por completo, sintiendo todo en mi interior moviéndose de un lado hacia el otro. Sin saber sí se trataba de sus dulces palabras o de que el tren había comenzado a avanzar rumbo a nuestra parada.
—Gracias, también te ves muy bien.
Sus ojos se dirigen hacia mí, a lo que solo atino a mirarlo devuelta, haciendo que él suspire y desvíe la vista antes de esbozar una tierna sonrisa en mi dirección.
Cerré mis ojos sin poder creer lo que acababa de decir, sí Felix se enterara, no dejaría de canturrear que estaba actuando como un completo joven enamorado.
No era mi culpa, tenía tan solo 18 años recién cumplidos y sin un buen historial amoroso por detrás, claro que obtendría un amor secreto por el hombre que se sentaba frente de mí cada que viajaba en el vagón.
—¡Siempre es lo mismo! — la sonrisa de Felix se extendió por el largo de sus labios —. Minho esto, Minho el otro, Minho, Minho, Minho.
Hyunjin que a diferencia de antes, comenzó a reír por el drama que su novio estaba haciendo en medio del jardín en donde estabámos, disfrutando de una buena merienda que el mayor se había encargado de comprarnos.
—Déjalo ser, Lix — murmuró Hyunjin poniéndose de mi lado, al igual que me hacía a un lado con leves empujones —. Seung está feliz, ¿No es así?, Debes agradecer que Minho parece ser un buen chico.
Me encogí de hombros al sentir la mirada de ambos sobre mí, escaneándome de arriba hacia abajo cómo si aquello les ayudara a leerme.
—Es un buen chico, a veces cuando el vagón está muy lleno, me cede su lugar — sonreí en cuanto el recuerdo inunda mi mente, pues no había dejado de pensar en esa vez en que sus manos se cruzaron con las mías, creando una conexión increíble —. Además es guapo.
Hyunjin comienza a reír en cuanto pronuncio aquellas palabras, dándose cuenta que mi mejor amigo había coloreado sus mejillas de un color rojo intenso.
—¿Ves?, Minho siempre lo es todo, no hay nada imperfecto en él.
Felix vuelve a chillar antes de echarse a los brazos de su novio, este solo rodando los ojos con diversión y sonriendo en cuanto comienza a acariciar sus cabellos rubios.
El tiempo comenzó a avanzar sin que nosotros pudiéramos hacer nada, ya que de un momento a otro, el cielo estaba oscureciendo.
—Creo que es hora de volver a casa — pronunció Hyunjin antes de dejar un suave beso en los labios de mi amigo —. No quiero que nada les pase a ambos.
Acepté sin rechistar, ya que sí insistía en irme nuevamente en tren, Hyunjin se negaría y me metería a rastas a su coche, pues también comenzaba a decir que tener el tren como método de traslado, era algo muy costoso.
Y lo era, pero con tal de ver a Minho, todo parecía valer la pena para mí.
El coche rojo se estacionó frente a mi casa, sabiendo que era el momento de despedirme y entrar, pues no mentiría sí dijera que comenzaba a hacer frío justo en esa parte de la ciudad.
—Recuerda que Yunseong quiere que vayas a su fiesta — anunció Hyunjin, siendo seguido por Felix, quién asentía totalmente feliz —. Es el Jueves, no faltes.
—Ya sabes, ese niño te adora con todo su corazón — dramatizó mi mejor amigo, después de guiñarme el ojo —. Te vemos después, Seung.
Sin nada que decir, me despedí de ellos con una señal, sacando la llave de mis bolsillos, en cuanto mi brazo izquierdo sostenía los libros contra mi pecho.
Me adentré a mí hogar, viendo por la ventana cómo es que el vehículo del novio de mi amigo se alejaba de la calle en donde vivía. Al menos ya me encontraba aquí, lo ideal para tomarme una ducha y descansar, estaba muy fatigado.
Desde aquel día, los demás se pasaron bastante lentos y tortuosos para mí gusto, Minho no había ido a la estación ni el Martes, mucho menos el Miércoles y ni hablar de hoy en la mañana.
Mi ánimo se encontraba por los suelos, aunque de vez en cuando le mostraba la mejor de mis sonrisas al niño frente a mí.
—¡Min, Hyunjin va a cortar el pastel! — el hermano menor de mi amigo tomó una de mis manos, obligándome a caminar detrás de él para ir a dónde toda su familia esperaban por el pequeño que cumplía recién los nueve años —. Vamos.
—Ya voy, Yunseong — le comenté de forma relajada, pues comenzaba a jalar demasiado de mi brazo que llegaba a doler —. Feliz cumpleaños, bonito.
El niño me sonrió antes de abrazarme fuertemente, calentando mi corazón por dicha acción.
—Gracias, Minnie.
—¡Sonrían!
El flash de la cámara terminó por capturar nuestro momento, estaba tan agradecido de tener unos amigos que me trataban como sí fuera parte de su familia. Mi corazón se sentía a salvo con ellos.
—¡La rebanada más grande es para Min!
Yunseong alegó mientras jalaba de la manga de Hyunjin, haciendo que este lo mirara de mala forma porque se encontraba con un cuchillo en mano, no quería lastimarse.
—Es increíble cómo conquistaste el corazón de ese pequeño — Felix se posó a mi lado, justo frente de la escena de ambos hermanos forcejeando de forma divertida.
—Yunseong es muy lindo, me agrada pasar tiempo con él — hablé con sinceridad, pues aquellos eran los momentos que tanto anhelaba guardar en mi corazón —. Sabes que los quiero mucho a todos.
—Nosotros también te queremos mucho — el rubio a mi lado sonrió asintiendo —. Eres parte de la familia.
Felix se vio interrumpido en cuanto un grito de Yunseong se hizo presente en la sala, Hyunjin le miraba con las manos alzadas, simulando ser inocente de cualquier cosa que le había hecho a su hermano.
—¡Tonto! — gritó el niño devuelta, antes de correr hacia mi con un plato de pastel —. Ten, Minnie, es para ti.
Sonreí en cuanto estiré mi mano para recibir la rebanada que me entregaba :—Gracias, Yunseong.
—Dime, ¿Hay algo para mí, bonito? — Felix se apoyó en sus rodillas, intentando así quedar a la altura del niño, el cual negó en repetidas ocasiones.
—Hyunjin te dará pastel.
Sin poder decir nada, Yunseong se alejó de nosotros, dejando que una mueca de sorpresa se manifestara en el rostro de mi amigo.
—Es sorprendente, me estás robando a mi cuñado.
Ambos reímos a la par, pues aquellos momentos eran más que comunes cuando íbamos a la casa de los Hwang, Felix para pasar tiempo con Hyunjin y yo quedaba a cargo de Yunseong unas cuantas veces, todo tan acogedor.
Los minutos pasaron con rapidez que ni siquiera me percaté en cuanto había comenzado a oscurecer, debía irme ahora mismo ya que el viaje a casa era mucho más lejos de lo que acostumbraba.
—Me tengo que ir — avisé a mis amigos en cuanto me acerqué a dónde ellos hacían viendo a Yunseong abriendo sus regalos.
—¿Tan rápido? — preguntó el niño con un puchero, acercándose a dónde estaba yo para jalar de mi suéter —. ¿No puedes quedarte un poco más?
Negué :—Mi casa está lejos, Yunseong, no quiero llegar tan tarde.
Mi corazón se encogió en su lugar en cuando me percaté de los ojos brillosos del niño, que amenazaba con llorar fuertemente.
—No quiero que te vayas — sus delgados brazos se enredaron por detrás de mi cintura, dejando que su cabecita se reposara en parte de mi abdomen —. Por favor, Min.
—Minnie debe irse, Yunseong — regañó Hyunjin, interviniendo a la situación que resultaba algo graciosa a mi parecer —. Se hará tarde y podría pasarle algo, no queremos que nada le suceda, ¿Verdad?
El niño se alejó de mí para ver de mejor manera a su hermano, abrazándolo al instante para después comenzar a llorar.
—Ve con cuidado, Seung — Felix se acercó a mi lugar, envolviéndome entre sus brazos por unos minutos —. Cuando llegues a casa me llamas, ¿De acuerdo?
Asentí. Salí de aquella casa después de varios lloriqueos por parte de Yunseong, y unos cuantos regaños por parte de Hyunjin al insistir en irme en el vagón, mínimo había podido calmar el llanto del niño, después de prometer que lo visitaría el fin de semana, más sin embargo bajar la preocupación de Hyunjin, era un trabajo más difícil.
Me dirigí hacia la estación de tren, sacando el dinero exacto que usaría para comprar el boleto. Para mí suerte, el vagón estaba a medio llenar cuando entré, así que me dirigí a uno de los asientos a un lado del ventanal, pues ver el paisaje de noche me relajaba un poco.
Miré el reloj en mi muñeca, el viaje estaba previsto a iniciar a las 19:25, que bien faltaban menos de cinco minutos para que iniciara.
De pronto como sí de eso dependiera su vida, el tren comenzó a llenarse de forma rápida, dejándome ver a varias personas que ubicaba al menos un poco.
Miré a Sooyoung sentada en el asiento paralelo, con Jinsol entre sus brazos mientras dormía. Le saludé a lo cual ella me respondió con una sonrisa, dirigiendo después su atención a un libro que iba leyendo.
Dirigí mi mirada a todo el largo del vagón, esperando que el viaje comenzara pronto, pues los nervios habían optado por atacarme de la nada. Hasta que opté una idea del por qué quizá me encontraba así.
Minho caminaba entre el bulto de gente buscando con la mirada un lugar vacío en el vagón, después de unos momentos analizando cada parte del transporte, fue que sus ojos se cruzaron con los míos.
Soltó un suspiro antes de dirigirme una sonrisa, haciéndome sentir tan pequeño en mi asiento. Me había sonreído.
—Disculpe, permiso, voy a pasar — escuché su voz masculina sobrepasar el bullicio que las demas personas emitían —. Hola, extraño.
—Hola — saludé.
El chico se acomodó su gran saco beige antes de sentarse justo a mi lado, haciéndome temblar por la repentina cercanía que manteníamos.
Él no dijo nada, sólo se limitó a esbozar la sonrisa recta que mantenía la mayoría de las veces en que lo veía cuando viajábamos. Mis manos comenzaron a sudar en cuanto sentí el movimiento del vagón, pues nuevamente estaban los nervios inundándome.
Mi mirada se dirigió a su perfil, tan perfecto como siempre. Sus orbes se encontraban fijos en sus manos, su flequillo peinado hacia los lados, dejando a la vista esa piel tan suave que tanto anhelaba por acariciar.
—Minho — pronuncié su nombre tartamudeando.
Su vista se fijó en mi, totalmente confundido. Sonreí apenado, pues de seguro suponía que era un chico tan tonto, que con el mínimo contacto visual ya era un completo manojo de nervios.
Me quería morir de la vergüenza.
—Te eché de menos.
—¿Eh?
Mis orbes se abrieron por completo al escuchar esas palabras, sin poder creer realmente lo que acaba de decir, ¿En realidad lo había dicho o era una tonta ilusión de mi parte?, Porque estaba esperando que todo fuera verdad.
—Eso, Seungmin, te eché de menos — susurró, en cuanto lo sentí más cerca de mí —. No pude venir hoy en la mañana, pues mi mamá se enteró que estaba gastando de más en el transporte.
—¿Por qué harías eso?— me animé a preguntar, después de dejarme hacer ante su pulgar acariciando mi mejilla con dulzura.
—Porque quería verte — aceptó por fin, dejando que mi corazón saltara dentro de mi pecho —. Cada mañana rechazaba el autobús y eligía este tren porque sabía que venías aquí.
Mis brazos envolvieron su figura al escuchar tal confesión, no había duda de que estaba demasiado feliz de escuchar aquello.
Sonreí extenso, pues aún no podía creer lo que había cambiado mi vida con tan solo esas palabras.
Era un día tan especial. 11 de Marzo del 2004, quedarías grabado por siempre en mi corazón.
Me separé de él con algo de vergüenza a lo que solo atinó a tomar mi mano, para entrelazarla con la suya. Sí esto era un sueño, no quería despertar jamás de él.
De pronto, la oscuridad inundó cada espacio del vagón, haciendo que toda burbuja que me mantuviera vivo, se esfumara con la felicidad de todos los pasajeros.
Los gritos y lloriqueos comenzaron a inundar el lugar, haciendo que todos se levantaran de sus asientos con el miedo notorio.
Minho se levantó de su asiento, obligándome a parar junto a él, más específico, detrás de su espalda, en un intento vago de cubrirme.
—¡Estamos en un túnel! — gritó una voz masculina llamando la atención de todos —, ¡No entren en pánico!, ¡Todo está bien!
Pegué mi rostro contra la espalda de Minho, esperando que todo el miedo que inundara mis sentidos se desvaneciera, pues comenzaba a querer llorar por todo lo que llevaba sintiendo.
—Calma, Seungmin, todo estará bien.
Fue lo único que logré escuchar en cuanto un fuerte sonido estruendoso hizo eco en lo largo del vagón, sentí mi cuerpo ser jalado con brusquedad hacia uno de los asientos.
Minho se encontraba encima de mí, tratando de cubrirme como todos hacían. Mis mejillas se llenaron de las lágrimas silenciosas que estaba soltando, mi cuerpo no paraba de temblar por los gritos desgarradores del que éramos todos cómplices.
Los sonidos de algo semejantes a disparos se inundaron en mis oídos, llevándome a cerrar los ojos con fuerza, para así apagar un poco del temor que recorría mis venas por completo.
Mi cuerpo fue sacudido con fuerza en cuanto una de esas bombas estalló junto en el centro del vagón.
Sentí un gran ardor subir por mis pies y en algunas zonas de mis brazos, haciéndome soltar algunos quejidos por el dolor que cada vez era más insoportable.
Abrí mis ojos con pesadez, encontrándome con la mayoría de los pasajeros lamentándose y otros tantos inconscientes. Mis orbes se dirigieron al hombre que había sido arrastrado de mi cuerpo, solo con su brazo rozando muy apenas mi pecho.
—Minho — le llamé, intentando no soltar otro sollozo que me hiciera perder todas mis fuerzas —. Minho.
Mis manos encontraron su rostro, a unos escasos centímetros del mío, sintiendo su aliento pegar contra mis mejillas.
—Minho.
—Seungmin.
Sin decir nada más, tomé de su rostro con valentía, permitiéndome besar sus labios de forma dulce, intentando de aquella forma transmitir todo lo que me había guardado en esas semanas en las que caí profundamente por él.
Sus labios correspondieron los míos, haciéndome sentir tan amado que ese mismo fuego parecía quemar mi piel.
Las llamas de los alrededores solo me hacían sentir más enfermo y con ganas de toser extremadamente, sin embargo, no quería terminar aquel momento que tanto había anhelado desde que lo conocí.
Se separó de mí, justo para mirarme con esos ojos cristalinos que él poseía. Aún a pesar de las quemaduras que habían atacado su rostro, seguía siendo ese hombre apuesto del que me había enamorado.
—Te quiero, Seungmin.
Sonreí en cuanto escuché sus palabras, pues yo también lo quería. Reí antes de deshacerme en lágrimas. Ojalá hubiéramos tenido otro final.
—¿Seungmin? — su voz se alarmó, haciéndome mantener aún despierto —. N-No cierres los ojos por favor.
—Minho — mi mano acarició su mejilla húmeda por las lágrimas, dejándome delinear cada parte de su etéreo rostro, Dios, estaba tan enamorado —. Yo también te quiero.
Finalmente mis ojos se cerraron, manteniendo hasta la eternidad el rostro del hombre que tanto había amado.
Y fue así, que le regalé el último soplo de mi corazón.
⌦
3OO922 © mogubemybf
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro