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5.Beldad


"Descubrir el porqué de mi curiosidad no alivió los sentimientos que crecen dentro de mí. Los intensificó y eso me está volviendo loco".

Brooklynn Baker.

Jueves 3 de diciembre del 2020.

—¿Entonces nunca has probado una hamburguesa? —repito aún si creerle.

—Si, nunca —responde serio.

—No te creo. Liam eso es imposible —replico.

—Si es posible —me devuelve.

—P-pero ¿Cómo?—pregunte aun sin creerle.

Liam suelta una risa nasal, mientras yo tengo mi ceño fruncido e intento caminar sobre la nieve sin hundirme.

—No soy de mentir señorita —dice sincero.

Esta vez me obligo a creerle.

—Entonces hoy no iremos a comer helado—dictamine cambiando la dirección de nuestros pasos.

Él se quedó quieto por un momento y, como era de esperar, me siguió porque siempre me sigue a donde sea que vaya. Ahora pienso que el secuestrado podría ser el.

—¿Por qué dice eso, señorita Baker? —preguntó cuando me alcanzó. Y como no lo iba a hacer ocho pasos míos son dos de él.

—Hoy vamos a comer hamburguesas, yo invito—le dije, lo miré de reojo para ver su reacción. Quería protestar. —No acepto un no por respuesta Liam, es algo inaudito que nunca hayas comido una hamburguesa, casi casi rozando un pecado—dramatice.

—Tampoco iba a discrepar señorita —responde calmado.

Han pasado varios meses desde que nos conocimos y vernos se ha hecho una costumbre.

Hablamos muchísimo cada vez que nos vemos y ni hablar de lo mucho que hablamos por mensaje. Al principio me costaba hablarle, pensaba que era muy superficial y engreído, pero no es así. Si es engreído, pero no superficial. Pensaba que me juzgaría cuando supiera mi estilo de vida, pensé que se decepcionaría. Nunca hizo eso. Nunca me ha hecho sentir menos que el, nunca me ha juzgado por ser lo que soy y no tener dinero como él.

Cuando veía a las caras publicas pensaba que un requisito para tener pareja o amistades era que estuvieran a su nivel. Yo nunca he visto a un famoso con un amigo pobre o que no sea famoso igual. Liam no es así.

El tan calmado y respetuoso, egocéntrico algunas veces. Pero no una mala manera, me ha tratado como su igual, me ha escuchado... me ha admirado por todo lo que he logrado. Y el, es que Liam, la manera en la que habla, incluso cuando se frustra por algo relacionado a su trabajo siempre trata de calmarse y manejar de mejor forma la situación, esos momentos que estoy con el me hacen ver que no es la persona de las revistas, ni que mencionan en las noticias. No es frio ni serio, tampoco es superficial. Todo es un estereotipo.

No habla demasiado, pero sus gestos, Dios, sus gestos son muy transparentes. Es muy amable y una muy buena compañía.

Tal vez soy su escape, porque algo que sé, es que tiene muchas responsabilidades. Tal vez soy esa amistad que lo saca de tanto estereotipo, solo eso y nada más.

Llegamos al puesto de hamburguesas que está en la feria. Como siempre que nos vemos es de noche. Aunque ahora hace mucho frio porque es diciembre, hay nieve por todos lados, y todo está decorado con tonos verde, rojos y dorados.

—¿De qué vas a pedir tu hamburguesa? —le pregunto cuando nos paramos en la fila para pedir.

—¿Hay tipos? —inquiere confundido.

—Si, o sea... ¿Pollo o carne? —le explico.

—Entiendo, sería una de carne.

—Entonces yo pediré una de pollo, así también la pruebas —. Asiente de acuerdo.

Mientras que formamos la fila saco mi teléfono para revisar mis mensajes, hay muchos de mi grupo con los chicos, algunos de mi clase y otro de Willow.

Después del incidente de la deuda, Mi mamá y yo volvimos a empezar a ahorrar. Decidimos no volver a mencionarlo porque era algo amargo de recordar.

Guardo nuevamente mi celular porque siento que se va a congelar, y mis manos enguantadas no ayudan de mucho. El frio es demasiado. Tanto que llevo guantes, una gorra, una bufanda, un abrigo pesado, unos pantalones de algodón, y unas botas, preciosas por suerte. Pero parezco un muñeco de lo arropada y cubierta que estoy. En cambio, Liam parece muy relajado, lleva unos guantes de cuero marrones, una chaqueta del mismo material, una bufanda y una gorra para que no lo reconozcan.

—¿Por qué me mira mal señorita? —pregunta sacándome de mis pensamientos.

—No te estoy mirando mal —replico.

—¿No? Entonces ¿Por qué tiene el ceño fruncido señorita Baker? —pregunta tocando mi ceño, que, hasta ahora, no había notado que estaba fruncido.

—¿No tienes frio? Digo... Si es porque con ropa más abrigada no te vas a ver guapo no te preocupes, tu salud es primero —le digo.

—Yo siempre me veo guapo señorita —se jacta con egocentrismo. —Y la chaqueta es bastante caliente, sienta—. Toma mi mano con delicadeza y retira mi guate y hace que toque el interior de su chaqueta el cual está bastante caliente. —Ya sabe porque no tengo frio.

Mis mejillas enrojecen y culpare al frio.

—Presumido —menciono bajito.

—Realista señorita, soy realista —Responde altivo.

Intento quitarle mi guante al sentir que la mano se me empieza a entumecer, intento porque no me deja hacerlo.

—Señorita compremos las hamburguesas en otro lugar, se va congelar —me sugiere, mientras vuelve a poner el guante en mi mano solo que después de esto no la suelta.

Asiento (medio embobada) estando de acuerdo, lo que es suficiente para que refuerce su agarre y me guie a no sé dónde.

Me cuesta caminar por la nieve y en cada zancada que doy me hundo un poquito, si no fuese por el agarre de Liam me hubiera caído. Liam por su parte parece que nada estuviese pasando y no hubiera tres metros de nieve bajo nosotros.

Lo bueno es que veo el estacionamiento y el lujoso BMW de Liam, lo que me dice que me sacara de este lugar lleno de nieve.

Como lo deduje vamos directo a su auto. Abre la puerta del copiloto para mí y por obvias razones entro susurrando un gracias, que internamente es un: "Gracias me estaba congelando, te mereces el cielo Liamcito". Da la vuelta y entra en el asiento de piloto y enseguida se quita la gorra.

—¿A dónde quiere ir a comer? —pregunta encendiendo la calefacción del auto.

—Al McDonald's, ahí las hamburguesas son buenas... y las papas ni se diga—le sugiero.

El calor del auto es algo tan aliviador, y me quiero quitar la gorra y los guantes para sentir más el calor, pero me da pena.

No soy una persona penosa, pero tampoco soy imprudente ni desvergonzada, así que educadamente me quedo quieta.

Sin embargo, él me quita la gorra tomándome por sorpresa y, como si eso no fuera suficiente, acaricia mi cabello. Es un gesto delicado, como si estuviese acariciando algo demasiado frágil. No dice nada, yo tampoco lo hago, pero el sigue acariciando mi cabeza y cabello, trago grueso cuando dirijo mi mirada hacia Liam. Esta muy concentrado en mi cabello, mirándolo como si fuera lo más bonito del mundo, justo cuando me vio por primera vez con mi color de cabello natural.

Esta recostado en su asiento con la mano extendida acariciando mi rojiza cabellera y con su mirada heterocromática perdida en ese lugar. Baja sus caricias hasta mis ondulados mechones de cabello, la morena piel de sus mejillas esta ligeramente teñida de rojo y culparé al frio por eso. Creo que siente mi mirada en el porque me mira. Nuestras miradas se topan generando un hormigueo en mi vientre. Me asusta, no me gusta sentirme así por él.


Liam Ivanov.

Embelesado, así me dejo la primera vez que la vi llegar con su cabello rojo que contrasta tan perfecto con sus ojos dorados y morena piel que por primera vez me cuestioné si estaba usando bien el termino "perfección".  Porque todo lo que alguna vez llame perfecto, a su lado, se vio decadente. Mis ojos nunca habían presenciado una beldad como la suya.

Tengo muy presente que, a los ojos de los demás, ella no es la mujer más hermosa, pero a los míos, ella es sublime y excesivamente encantadora. Todo de ella, cada pequeño detalle que me ha dejado ver, que me ha mostrado, cada parte es como contemplar algo tan inefable que tratar de enumerar todo lo que me atrae de ella será absurdo pues nunca terminaría.  

Por eso en estos momentos en los que mi conciencia me dice que me detenga, pero mis manos actúan por mí mismo, acaricio su cabello. Encontrarme con sus dorados ojos mirándome solo me descompone más de lo que nunca algo lo había hecho.

Este tiempo que he pasado con ella hablando y conociéndola he descubierto la razón de mi curiosidad. Me atrae, lo hace de todas las maneras posibles. No sólo su belleza, también su manera de ser, su innegable inteligencia. Absolutamente todo de ella me atrapa. Me siento como un niño en su primer día de preescolar, perdido e inseguro.

Nunca me había pasado, nunca me había gustado o atraído alguien en mis veintitrés, casi veinticuatro, años de vida. Es decir, si, ya me había pasado, pero no a tal grado de embelesamiento.

Estuve tres años con una persona y nunca me sentí tan... así tan embriagado y muy tonto.

—Como usted diga señorita Baker —me alejo cuando en su rostro veo una expresión de miedo. Pongo el auto en marcha y fijo mi vista en el camino. —No tenga pena señorita, no se cohíba, no la juzgare si tiene frio y necesita sentir calor —comento para aligerar el ambiente.

De reojo veo que se quita su abrigo y bufanda para quedar en un suéter de magas largas rosa. Desde hace mucho sé que le gusta vestir como lo hacían en los 2000 cosa que me parece peculiarmente encantadora.

Lo cierto es que no debo hacerme ilusiones, Brooklynn no parece estar lista para una relación y yo no forzare nada. Soy conforme con estar a su lado siendo su "amigo" no le pediré más hasta que ella este lista. Sé que tuvo una mala experiencia con el amor por eso me niego a decirle lo que siento, no quiero asustarla ni incomodarla.

Han pasado casi ocho meses desde que la conocí y nunca había vivido la vida con tantas emociones. Aunque decir que desde que la conocí todo ha sido miel y flores, seria mentira. Brooklynn no parece haber tenido una buena vida. No le encanta el contacto físico, siempre está a la defensiva, se asusta muy rápido, a veces imaginar el porqué de sus actitudes me pone muy mal. Incluso hay veces en las que se comporta distante o insegura con los tontos pensamientos de que la juzgare por ser quien es.

¿Cómo podría juzgarla si la admiro tanto?

—¿Puedo poner música? —le escucho preguntar y asiento. —¿Qué te gusta escuchar Liam?

—No lo sé, no escucho mus...

—No te atrevas a terminar la frase Liamcito, tendré que mostrarte el maravilloso mundo de la música —dramatiza divertida.

Mantengo mi vista en el camino, aunque muera de ganas por verla.

—Primero pondré una de mi Dios eminem —me avisa en un tono entusiasmado, seguido escucho un rap o algo parecido.

—¿Cómo se llama la canción? —pregunto.

—Superman, ¿esta cool cierto?

—Si —muevo un poco la cabeza al ritmo de la canción, realmente me gusta. —¿Puede poner otra? —pregunto cuando esa acaba.

—Si, pondré mi favorita.

Vuelve a sonar un rap, pero más agresivo.

No me esperaba que le gustaran este tipo de canciones si soy sincero.

—¿Cómo se llama esa?

—Lose Yourself, Liam solo escucha esa belleza.

Ella tararea la canción, pero se emociona al grado de removerse en el asiento mientras suelta un chillido, le encanta la canción de eso no hay duda.

Cuando se termina erradamente pienso que seguirá otra de ese mismo estilo, pero me sorprende que es un ritmo muy diferente, se escucha más calmado y creo que no es Rap.

—¿Cuál es esa señorita?

—Es power over me, es mi favorita más favorita que la anterior—explica y en cuando el cantante empieza con la letra ella también lo hace. —Es de las pocas que me gustan del género pop—me comenta con entusiasmo.

Asiento y le sonrío porque ya no sé qué más decirle.

Trato de tararear la canción, y hasta ahora noto que hay mucho tráfico, cosa que no me sorprende porque en Londres es lo más común.

—¿Puede repetirla? —pregunte.

Ella me dice que si y la repetimos hasta llegar al restaurante de comida rápida que menciono antes.

—Señorita ¿quiere comer en el local o pedimos en el auto-rápido? —pregunto.

—En el auto-rapido —dice sin titubear. Manejo hasta parar al final de la fila de autos para pedir. —No quiero meterte en problemas —la miro confundido y lo nota. — Es que tú eres muy conocido, no vaya a ser que te metas en problemas por mi culpa o empiecen los rumores eso te podría afectar.

Ella es la persona más inteligente que conozco, pero lo que ha dicho es totalmente insensato.

No le respondo, solo acaricio su cabeza. Yo jamás estaría avergonzado de que me vieran con ella, jamás me avergonzaría de tomar su mano en frente de todos. No la contradigo porque lo que salga de mi boca será demasiado para ella. Sabrá lo que causa en mí y no lo permitiré. No puedo perder lo que tenemos. Además, ella tiene razón en algo, si nos ven juntos la podrían acosar a ella y es lo menos que quiero.

—Liam avanza o sino el señor de atrás nos va a pegar —me avisa, sacándome por completo de mi hilo de pensamientos. El señor de atrás está sonando su claxon como loco y avanzo porque Brooklynn tiene razón al decir que un poco más y se baja de su auto.

Brooklynn sigue poniendo canciones que siquiera termina de escuchar cuando ya está poniendo otra. Ella me conversa cosas sobre su trabajo y amigos muy ilusionada mientras la fila avanza.

Me había dicho que ella invitaba y eso hizo, no le refute porque la última vez que lo hice se enojó por no dejarla pagar. Me estaciono frente a un parque y a penas abre la bolsa de comida el olor de comida grasosa y chatarra inunda el auto. Me extiende una cajita roja de papas y otra caja más grande con la hamburguesa.

—Mira Liam, acomoda las cosas como yo para que sea más fácil —me ordena y asiento.

Ella abre la caja y en la parte que queda vacía hecha las papas para simular un plato supongo e imito su acción.

—Señorita esto no se ve muy bien —comento mirando la comida. Ella se mueve en su asiento hasta quedar con la espalda pegada a la puerta y frente a mí. Trato de acomodarme como ella para estar frente a frente.

—Lo sé, pero cuando la pruebes te cambiara la perspectiva, además aun no pruebas las papas —responde llevándose unas a la boca. La miro desconfiado y ella rueda los ojos. —Ten —extiende una de las dichosas papas y no me queda más que tomarla con mi boca.

Están saladas, pero no saben mal, en realidad saben muy bien.

—Nada mal —le digo al ver que esperaba una respuesta.

—Bien, ahora prueba tu hamburguesa —demanda y hago lo que me dice.

A pesar de que todo sabe bien, no es lo más saludable pero el entusiasmo de la señorita Baker compensa todo. Cuando ya es lo bastante tarde me ofrezco a llevarla hasta su casa con la excusa de querer compensar que ella a pagado la comida. En el camino ella vuelve a poner música. En cuanto llegamos ella se pone su abrigo, gorro y bufanda. La sensación amarga de dejarla ir se instala en mi pecho y no me queda más que despedirme, sin antes darle algo que tengo para ella.

—Según el pronóstico del clima en una semana ya no abra nieve, solo lluvia —le digo extendiéndole una invitación.

—Cumples el diez de diciembre —susurra viendo la invitación.

—Si, y tengo una madre intensa que organizo una fiesta en un lago para mí y solo mi familia. Y si no es molestia y está libre, desearía que este ahí —le pido, conteniendo la necesidad de mi pedido.

—Iré, tratare de hacerlo —dice con una sonrisa y las mejillas sonrosadas.

—Eso me alegra.

—Adiós Señor Ivanov —se despide.

—Adiós señorita Baker, la veo el próximo jueves —un asentimiento es lo último que veo antes de que se baje del auto y entre a su edificio.

De camino a mi departamento pude notar que había dejado sus guantes en mi auto, se los devolveré la próxima vez qué la vea.

(***)

10 de diciembre del 2020.

—¿Ahora escuchas Música? —pregunta Cedric mientras se siente en mi escritorio.

—Bájate de mi escritorio —refunfuño.

—Respóndeme tesorito —dice coqueto mientras se acomoda encima del escritorio.

—Bájate o te despido —amenazo con poca paciencia.

—No me puedes despedir —refuta.

Enarco una ceja —¿No?

Ahora si se baja del escritorio con una mueca de miedo.

—Serás amargado —murmura.

—No estoy amargado, hoy no.

—Tu cara cuando los empleados te felicitaban decía lo contrario.

—Hipócritas, todos me tienen miedo menos hoy.

—Si te tienen miedo es por algo tesorito.

—Por los rumores será, nunca le he gritado o amenazado a ningún trabajador, tu más que nadie lo sabe, solo los regaño —me defiendo ofendido.

—A mí me amenazas.

Me recuerda causando una risa irónica de mi parte.

—Tú no eres un trabajador común, y te lo buscas.

—Bien, tienes razón, pero con la cara de culo que sueles llevar siempre no es sorpresa que en cualquier momento le grites a alguien, sin contar que tienes cara de mafioso sanguinario —argumenta paseándose de un lado a otro. —Igual no te preocupes, yo soy el jefe cool, eso de dar miedo te lo dejo a ti y a Caeli.

—¿En dónde está ella? —pregunto omitiendo que me ha dicho Mafioso, amargado y aburrido.

—Esta de compras con tu madre y hermana —responde dejándome descolocado.

—¿A las diez de la mañana? —Me recuesto en mi silla.

—Si, yo tampoco lo entiendo, pero no voy a contradecir a mi esposa —se cruza de brazos.

—Está loca tu esposa.

—Tu mamá y hermana también están con ellas—me recuerda como si eso me hiciera cambiar de opinión.

—Están locas las tres.

Suelta una carcajada que suena por toda la oficina. Estoy consciente que a las dos personas que considero amistades son a Caeli y a Cedric, desastrosamente ellos son pareja, fuera de lo laboral son esas personas con las que pasaba el tiempo y no para hablar de negocios, si no para hacerme conversación aun cuando nunca sabía que decir. No soy un adicto a mi trabajo, aunque eso parezca. Nunca me he perdido las competencias de patinaje sobre hielo de mi hermano menor en Rusia, nunca me pierdo las tardes de té con mi madre, las tardes de golf con mi padre a pesar de que solo lo hace para hablarme de Melissa porque quiere que vuelva con ella ya que es la mujer adecuada. Y mi hermana me odia así que no pasa tiempo conmigo.

Como si me importara.

—¿Por qué escuchas música? —susurra en mi oído tomándome por sorpresa.

Lo ignoro, aunque el sigue con lo mismo. Lo voy a sacar de mi oficina, lo aprecio mucho, pero está siendo irritante.

No le puedo responder, eso significa hablar sobre ella y no podre parar luego de empezar. Voy a hablar de más, no por mí, si no por ella que es precavida y sería un problema para Brooklynn.

Cuando giro mi silla para sacar a Cedric del lugar me llega ese sonido de notificación diferente a los demás. Me quedo sentado olvidando a mi amigo y todo a mi alrededor.

Entro al mensaje que me ha enviado y veo que es un audio que sin pensarlo mucho pongo a reproducir. La voz soñolienta y dulce de Brooklynn es lo primero que oigo.

"Buenos días cumpleañero, quería felicitarte en la madrugada, pero me quedé dormida. Feliz cumpleaños Liam, me alegra haberte conocido, aunque hayas tumbado mi helado de coco y dicho que era mejor el de cereza".

Sonrío de manera estúpida. Nunca me había gustado tanto que me felicitaran como en estos momentos, sin contar que no puedo creer que siga resentida por lo del helado de coco.

Respondo su mensaje preguntando como está, si ya ha desayunado, y como está su pequeña familia.

—Eres un traidor—la voz de Cedric llega a mis oídos y quiero tirarlo por la ventana. No me di cuenta que estaba detrás de mí, supongo que ha escuchado y leído la conversación parte de ayer y mi respuesta.

—Es mi vida privada Cedric.

—¡Me estas engañando! —De la nada grita dramático caminando hasta quedar frente a mí.

—Suenas como si acabarás de descubrir que te soy infiel—me burlo respondiendo los mensajes de Brooklynn.

—¡Se siente como eso! —estrella las manos en el escritorio. —¡Mi amigo de toda la vida no me ha contado que esta idiota por una chica! A eso mí amigo se llama traición —dice tirándose en la silla tras de él y creo que va a entrar en histeria.

—Ya, no la quiero meter en problemas, ella no quiere que nadie sepa que la veo y no voy a desobedecer —respondo sincero.

Se queda quieto al escucharme. Ahora no parece traicionado si no desconcertado.

—Patrañas, no creo que exista alguien que desee esconder su relación con alguien tan importante e influyente...—se cruza de brazos mientras habla.

—No la conoces como para decir eso—refuto tratando de interrumpir, pero el sigue:

—Además ¿Qué es eso de "no voy a desobedecer"? Eso se escucha como si te estuviera manipulando—al escucharlo dejo mi celular a un lado.

—No la conoces—vuelvo a decir.

—¿Tu si lo haces? —me pregunta con ironía.

—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? No estamos en esos programas policíacos que te gusta ver— le devuelvo.

—Solo me preocupo, ¿sabes cuánta gente nos quiere hacer daño?

Ahora si tomó en cuenta lo que dice, sé que ella no es mala, pero él tiene un punto.

—¿Cuándo la conociste? —pregunta iniciando el interrogatorio que sé qué hará.

—El jueves 9 de abril —decido responderle para que no siga insistiendo.

—Hace casi ocho meses—deduce y asiento levemente —¿Cómo la conociste?

—La vi en su universidad cuando fui a dar una charla y seguí yendo para verla. Y se dio la casualidad de encontrarme con ella fuera de su universidad.

—¿Cómo se llama?

—Brooklynn Baker.

Su nombre se ha vuelto mi perdición desde el momento en que sus ojos se encontraron con los míos.

—¿Cómo es ella?

—Preciosa, muy linda y color lila, le gusta el lila. También es muy inteligente, tiene el CI más alto que he visto; Es fuerte, trabaja y estudia para ayudar a su familia...Es pelirroja y morena, sus ojos son dorados. Nunca había visto a alguien con una mirada tan bonita...

—Mierda Liam

—¿Por qué tan sorprendido? —pregunto al ver su cara.

—¡Porque eres tú!—grita exasperado—Te vi estar en una relación de tres años y nunca miraste, ni te brillo la mirada como ahora, claro que me voy a sorprender... ¡Es incluso aterrador!—Explica acomodándose en su asiento. —¿Qué diferencia hay entre ellas?

A mi también me sorprende

—Estoy loco por ella, como nunca lo estuve de Melissa, esa es la diferencia.

Le cuento un par de cosas más, tratando de no ser explícito. Esta es la primera vez que hablo de Brooklynn con alguien, y no me es normal mi nivel de fanatismo.

—¿Están saliendo?

—No, creo que le gusta uno de sus amigos–respondo incomodo.

Soy una persona muy consciente de lo que pasa a mi alrededor y siempre este amigo suyo del que habla de una manera más ilusionada. Creo que es el tal Allen, la verdad no estoy seguro.

Uhg, te han dejado en la zona de amigos—se burla.

—¿A quién dejaron en la zona de amigos? —Caeli aparece en la oficina como un puto fantasma.

—A Liam —responde mi amigo embelesado cuando ve a su esposa.

Se quita los tacones y se acerca su esposo para abrazarlo.

—¡Buenos días mí amorcito! — saluda a Cedric enérgica y seguido voltea a verme. — Buenos días y feliz cumpleaños pedazo de estiércol— me saluda con una hipócrita sonrisa.

—Buenos días mi amor— Cedric se pega como garrapata sentándola en sus piernas.

— Buenos días maldita zarrapastrosa— la saludo como de costumbre.

— Tan lindo como siempre — canturrea Cedric.

—¿Quién te dejó en la zona de amigos? —pregunta Caeli.

—Brooklynn —le responde.

— ¿Quién coño es Brooklynn? ¿Por qué no sé quién es Brooklynn — pregunta con confusión.

—Yo también me acabo de enterar...

Y le suelta todo lo que he contado minutos antes. Les dejo de prestar atención para responder los mensajes de Brooklynn.

Hoy ha tenido el día libre en la universidad y en su trabajo por lo que tomara el día para reunirse con sus amigos. Me alegro bastante por ella ya que cada vez que habla de sus amigos destila amor.

—¿Tienes pruebas de que le gusta su amigo? —Niego. —Entonces no gusta de él, si no hay pruebas nada es seguro. Si te sirve de consuelo, ni yo sería capaz de rechazarte—juguetea.

—Mi amor, a veces suenas tan gay—le dice su esposa abrazándolo.

—Solo digo la verdad, ¿tu rechazarías a Liam?

—Si no lo viera como mi hermano, claro que no lo haría.

—cállense los dos.

—Yo solo quiero saber una cosa ¿Qué quisieras de ella? ¿hasta dónde quieres llegar? —la pregunta llega a mis oídos tomándome por sorpresa.

Después de procesar sus preguntas sonrío. Lo quiero todo, anhelo todo lo que quiera y pueda darme.

—Todo, Caeli quiero todo lo que ella quiera darme, la quiero, quiero llegar a todo—respondo cruzándome de brazos y ambos se miran y sonríen satisfechos. —Ahora trabajen que por algo les pago.

—Trabajaríamos de no ser porque tú haces nuestro trabajo —me recrimina Cedric apuntándome con un lápiz.

—¿Cómo?

—Cumples años, es tu día libre por ende no deberías estar aquí.

—Si es así... —me levanto de mi silla mientras recojo mis gafas, celular y cartera. — Adiós, animales—termino de decir.

—Espérate, la nueva secretaria llegó —me avisa mi amiga.

—Supervísala tú.

—Tienes que darle el visto bueno—insiste.

—Dáselo tú.

—Es tu secretaria.

—Es tú trabajo.

—Tu eres don "Todas las secretarias que contratas son una mierda" así que no creo que te retrase ver a la nueva secretaria —objeta mirándome mal.

Me quedo callado y ella interpreta mi silencio como un sí.

Va hasta la puerta y la abre dejando entrar a una mujer alta y esbelta, pálida, cabellera castaña y ojos oscuros. Tiene una sonrisa de oreja a oreja y esta roja.

—Un gusto señor Ivanov, me llamo Alessia Palacios y seré su secretaria —se presenta en un tono amable.

—Bienvenida, la señora Caeli le dirá lo que tiene que hacer, ahora puede retirarse e ir a su puesto —hablo y ella asiente y sale. —No crean que no me di cuenta que la secretaria es justo del físico que me atraía antes.

Ambos palidecen.

—En mi defensa no sabía lo de Brooklynn —dice Caeli.

—Lo mismo —habla su esposo.

Los ignoro y salgo de ahí. La secretaria no me importa después de que haga su trabajo bien.

Al llegar a mi auto la pregunta de "¿Qué vas a hacer?" Se hace presente como siempre cuando estoy libre. Nunca he tenido algo que me guste, ni un hobbies o actividad. Lo que sé hacer es porque lo he estudiado, pero más allá de eso, nunca adquirí gustos. El único que tengo es lo de ir a la heladería y fue algo que empecé a hacer por curiosidad y ya. Antes de conocer a Brooklynn tenía la costumbre de ir a bares con Caeli y Cedric a pasar el rato.

Después de unos minutos pensando decido ir a mi penthouse a descansar. Por suerte no hay tráfico ni está lloviendo. En Londres los climas cambian de manera bastante drásticas si contamos que la semana anterior estaba nevando y ahora solo llueve.

Al llegar a casa reviso los mensajes, desgraciadamente no hay ninguno de ella, pero si hay un mensaje de mi madre que cambia drásticamente mi humor.

"Sé que dijiste que no querías a Melissa en lo de hoy y no la invité ni le comenté a su familia.

"Pero tu padre y Hanna si lo hicieron, lo siento hijo".

La han cagado por completo, ella no debe estar. No puede estar mi ex novia y la mujer que quiero en un mismo lugar, es ilógico.

La sensación amarga se queda durante toda la ducha que decido tomar, hasta cuando me duermo.

(***)

Son las tres de la tarde y tengo un dilema sobre la isla de la cocina.

Harina, mucha mantequilla, huevos, polvo de hornear, azúcar (en proporciones medicamente no sanas), y chispas de chocolate.

Galletas. Brooklynn me envió una foto de ella y sus amigos haciendo galletas.

No hay nada malo en eso, realmente no debería de haber algo malo. Pero sus mensajes fueron: "Estamos haciendo galletas, bueno Allen las hace y nosotros vemos porque él es mejor en esto". Cuando leí eso y vi una foto que me envió me nacieron unas latentes ganas de aprender a hacer galletas.

Ya tenia todo listo, los utensilios, los ingredientes y el horno precalentado. Lo primero era en un recipiente hondo mezclar la mantequilla y la azúcar.

Luego tuve que incorporar los huevos y seguir batiendo. Una vez integrados, agregue la harina (previamente tamizada) con el polvo de hornear y mezcle hasta obtener una masa mas o menos homogénea.

Por último, añadí las chispas de chocolate y traté de que se mezclaran lo mejor que pude. Dejé reposar la masa en el refrigerador durante 20 minutos y volví a amasarla durante 3 minutos al retirarla. De esa forma adquiriría mayor consistencia según la receta.

Después de dejarlas en el horno me di cuenta de algo.

No voy a comer esas galletas.

O eso pensaba, ahora que las galletas están listas un olor demasiado embriagador se impregna en el lugar haciéndome salivar con deseo.

No debí haber probado ese pedazo por curiosidad. De no haberlo hecho no me habría acabado la bandeja completa. Habían quedado bien, realmente bien. No soy un hombre impulsivo, pienso todo lo que hago con suma dedicación y delicadeza. Como si estuviera jugando ajedrez, no puedo mover una ficha sin haber analizado en cuadro, no sin proveer los movimientos de mi oponente y consecuencias.

Eran las galletas contra mi y han ganado ellas.

Sin embargo, tengo en cuenta que no afecta a mi dieta. La he mantenido durante toda mi vida y no es un problema. También he encontrado algo de paz y entretenimiento haciéndolas. Realmente es entretenido y des estresante. Fue agradable, algo que probablemente haría otra vez si estoy libre.

(***)

Son las ocho p.m. y en el lago han puesto calefactores para que no haya frío. Todos los invitados han llegado.

La carpa blanca llena de luces es inmensa para la poca cantidad de personas. Las mesas están decoradas de manera elegante y sé que ha sido obra de Mi madre.

Cumplió con su palabra de que solo sería gente cercana para mi según su Criterio (Con excepción de Melissa y su padre). Porque sé que no le importo al setenta y cinco porciento de personas en este lugar.

Familiares que nunca veo si no es para negocios; Gente que conocí en la universidad, que ahora son socios; Melissa y su padre(Qué es mi socio). Mis hermanos están aquí aunque sé que Hanna solo ha venido por Melissa. Nikolay siempre está con Alexey(Mi padre) y Adelee(mi madre).

Esta última ha estado culpándose por la presencia de la indeseada, que sonríe como si la hubiesen invitado.

Caeli y Cedric hablan a mi lado sobre La galleta que según ellos es el nombre código de Brooklynn. Porque todos los invitados han llegado.

Todos menos ella.

El asiento a mi lado está vacío y todos se preguntan el porqué. He dejado que sigan pensando que soy un antipático. Porque siempre lo han pensado y nunca he querido cambiar esa perspectiva que tiene la mayoría del mundo sobre mi.

Reviso mi celular una y otra vez y no llega ni un mensaje de Brooklynn. Temo que se haya perdido. Temo que algo malo le haya sucedido de camino aquí. Temo que se haya quedado con su amigo y no haya querido venir.

Mientras pasan los minutos y las horas una sensación amarga e insoportable se clava en mi estómago y tórax mezclándose con el sentimiento de decepción.

Quería invitarla y presentarle a mi madre; Quería que ella supiera que es importante, aunque sea como una amiga; Quería que conociera a mi hermano, a Cedric y Caeli. Los mismos que antes de irse me dan un apretón en la mano queriendo consolar la cara de malhumor que tengo.

Lo único bueno es que Melissa no se acercó mucho gracias a las malas miradas de Caeli y Adelee.

El lugar está vacío y ahora son las once. Sigo aquí con la estúpida esperanza de que venga. Que me diga que se tardo o que simplemente tuvo que cuidar a su hermana.

Ya estoy dispuesto ha irme cuando dos hombres de seguridad se acercan a mi.

—Buenas noches señor Ivanov—habla uno de ellos. —Quería informarle que hay una muchacha que lleva mucho tiempo afuera, se ve sospechosa ya que no se ha ido pero tampoco ha entrado—informa serio y a mi me devuelve la ilusión.

—¿Desde hace cuanto está ahí?—pregunto ansioso.

—Desde hace unas tres horas...

—¿Dígame como es físicamente?—lo interrumpo.

—No la hemos visto bien, pero lleva un vestido azul y el cabello parece ser rojo...

Salgo apresurado de la carpa y el seguridad me sigue. Miro a todos lados, no obstante siento que las ansias me tienen ciego porque no veo a nadie.

—¿Dónde está?

—Por allá—señala unas bancas que están algo apartadas de la carpa.

Le doy unas palmadas en el hombro al seguridad antes de empezar a caminar con urgencia. Entre más me acerco más se me entrecorta la respiración y trato de ir lento para que no me noté. Cuando estoy lo suficientemente cerca reconozco ese cabello rojo ondulado, esa morena piel.

No me mira y tampoco me nota, aún cuando estoy frente a ella. Tiene su vista fija en su celular, la escucho soltar un bufido de frustración y levantarse de forma abrupta haciendo que note mi presencia.

Sin embargo todo a mi alrededor desaparece y siento que puedo llegar a perder el equilibrio cuando admiro su beldad. El vestido azul con un escote en V bastante revelador como nunca había visto en ella, la cintura se le marca gracias al vestido y mis manos quieren estar ahí, la falda del mismo que deja una de sus piernas más descubierta que la otra y los tacones azules le dan altura. Su hermoso maquillaje que resalta sus ojos, el labial que quisiera quitar si llegase a besarla.

Absolutamente todo de Brooklynn me deja anonadado, embobado y con las ganas de construirle un altar en lo más alto de Londres y Moscú para que pueda venerable de rodillas día y noche.

 No sé qué me causa más deseo, si las galletas de la tarde o la mujer que tengo frente, porque ambas me han descolocado y puesto a salivar como a un animal hambriento.  

—Buenas noches Señorita Baker —me fuerzo a saludar y controlarme.

Ella que parecía estar más sorprendida que yo, cuando me escucha sus mejillas enrojecen a niveles catastróficos para mi autocontrol.

Vy svodite menya s uma, miss Beyker.—Le digo en ruso antes de acercarme a ella.


(Me vuelve loco, señorita Baker).

"¿Cómo no ha notado el efecto que tiene su ser en mí cuando esta cerca, que me vuelve loco cada vez que la veo, señorita Baker?" 


Nota de autora.

Holap, siento la demora, no estaba pasando por un buen momento. 

Este es el vestido que uso Brooklynn:


Soy fan de este capitulo y del que sigue. 

Prometo que tratare que el capitulo siguiente llegue mas rápida.

Sin mas que decir.

Nos leemos prontos. 

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