4.Realidad.
Brooklynn Baker.
"A veces me olvido que mi vida no es un arcoíris en una pradera llena de flores como últimamente lo estaba siendo. Cuando olvido eso siempre la vida se encarga de recordarme que mi vida son los oscuros días de lluvia en Londres".
¿Y si era un Mafioso Ruso, y en realidad no se llama Liam?
Mi cabeza empezaba a imaginar muchas tragedias mientras subía las escaleras para llegar al departamento en el cual vivo con mi madre y hermana.
A penas le entregue la nota salí huyendo, llámenme tonta, pero me daba vergüenza que la leyera frente a mí. El jueves indiscutiblemente iría.
Apuré el paso porque tenía que hablar con mi madre rápido, después tengo que ir a trabajar y no puedo llegar tarde.
Saco las llaves de mi mochila cuando estoy frente a la puerta. Mientras subía las escaleras pensé estupideces porque me aterra lo que mi madre me tenga que decir. Me preocupa mucho, ella no usa esas palabras a menos que lo que esté pasando sea demasiado drástico.
Abro la puerta y veo a mi madre sentada en el sofá con un piyama puesto —A pesar que aún es de día—. Dejo mi abrigo en la puerta junto con mi mochila.
—Hola Mamá —saludé, llegando al sofá en el que se encontraba y me senté junto a ella.
—Hola hija ¿cómo estás? —preguntó acariciando mi cabello.
—Muy bien Mamá, ¿en dónde está Maya? —pregunte desviando la vista a la ventana.
—Sabes que ella siempre duerme después de la escuela —. Mi madre se veía nerviosa.
Y una mujer del temple de mi madre no se pone nerviosa fácilmente. Empezó a hacerme muchas preguntas sobre la universidad, trabajo, y cualquier cosa en general.
—¿Qué tal estas, mamá? —pregunto para que desvié su atención en las preguntas que le hago. Saco un mini espejo del bolsillo de mi sudadera que siempre guardo para ver mi aspecto en la universidad.
—Bien, hija.
La miro a través del espejo de manera disimulada. Rehúye la mirada, su pierna tiembla y tiene un tip en el ojo. Está mintiendo.
—¿Cómo ha estado el trabajo? —vuelvo a preguntar. Busco con la mirada algo que me diga el por qué quiere alargar tanto esta charla.
—Igual que siempre, nada nuevo —Vuelve a mentir.
Miro por el reflejo del espejo, hasta llegar a la mesita frente a nosotras. Hay unos papeles.
—¿Cómo le fue a Maya en el colegio? —. Intento leer lo que hay en el papel.
—Muy bien, ha venido muy feliz porque obtuvo la nota más alta.
—Eso es increíble ¿Comiste? —. Sigo leyendo.
—Si, ya he comido, hija.
De pronto el departamento se vuelve más pequeño y el aire más pesado asfixiándome en el proceso. El montón de malos recuerdos atormentan mi cabeza y me obligo a mantener la calma.
Controlo el pensamiento que me genera lo antes leído.
Controlo las negativas emociones que me causa.
Controlo la reacción.
Y me calmo, para poder pensar con claridad y actuar acorde a la situación.
—¿Por qué tenemos esta deuda tan grande? Antes no la teníamos—pregunto cambiando drásticamente la conversación.
La miro, y la mirada de mi madre es de confusión absoluta. Le señalo los papeles para que entienda a lo que me refiero.
—Lo hiciste otra vez —murmura enojada. —Dijiste que no volverías a usar la psicología conmigo —me regaña.
—Lo siento, pero si me dice que venga para hablar y no lo hace, mi cabeza empieza preocuparse y a maquinear muchas cosas, y debo calmarla de alguna manera —. Ella me conoce y sabe que pienso demasiado y a veces me asfixia no tener respuesta. —¿De qué es la deuda mamá?
Suspira resignada.
—Jonathan puso una propiedad a mi nombre cuando estábamos juntos, en ese entonces le faltaban cincuenta mil por pagar. Según él los iba a pagar, pero resulta que no fue así, y la deuda está a mi nombre ahora—explica y busco una respuesta a las otras mil dudas que se apoderan de mí.
—Pero cuando hicimos los tramites con el banco esa deuda nunca salió.
—Había una fecha límite para pagar la casa, hasta que no se venciera la fecha no saldría como deuda. Los avisos los enviaron a casa de tu padre...
—Jonathan Baker, llámalo así porque ese hombre no es mi padre —la interrumpí.
Ella asiente, y me alegra que entienda.
—Bueno, los avisos los enviaron, pero nunca dijo nada, como era mucho dinero demoro años en rebasar la fecha, hasta ahora. —Se le quiebra la voz, porque desde el principio se las consecuencias de esto, pero decirlo en voz alta duele.
«—El banco nos dijo que para poder comprar una casa no debíamos tener deudas grandes, la casa que queríamos comprar vale cincuenta mil dólares y la deuda es de la misma cantidad...
—Paga la deuda Mamá, volveremos a ahorrar los cuarenta mil dólares, en dos o tres años volveremos a completarlos. —Acaricio su cabello para que se tranquilice.
Salió demasiado joven de su casa, incluso cuando estuvo con mi padre fue difícil dejarlo por la comodidad de un lujoso hogar, aunque era mejor vivir sin lujos a que vivir siendo humillada y maltratada. A diferencia de ella, que la mitad de su vida no hizo nada, yo si lo hice y tengo más control de estas situaciones que ella. Entiendo que se frustre rápido, y aunque no me corresponde hacerme cargo de ciertas situaciones lo hago, porque somos un equipo.
—No es así, Brooklynn, a medida que el tiempo pasa los gastos son más grandes. En mi trabajo bajaron el salario, antes apenas alcanzaba, la escuela de Maya también es un gasto, los precios ahora han subido, no será fácil...
No me gusta verla llorar.
—Entonces nos quedamos aquí, sé que nos quieres dar todo y lo estas dando. Nuestra vida no es mala, nuestro departamento pequeño y vida humilde es suficiente, además no siempre estaré en la universidad, a penas salga voy a trabajar y todo mejorara poco a poco —hablo tratando de reconfortarla.
—Lo siento, si lo hubiera recordado tal vez no hubiéramos perdido tanto. Tu trabajaste mucho para conseguir ese dinero...
—Mamá tú también lo hiciste, no es tu culpa es de mi padre. Ya trabajé para conseguirlo y lo volveré a hacer, aunque nos cueste ¿está bien?
—Dios, ¿que hice para merecer a una hija tan maravillosa? —dice abrazándome.
—A todo esto ¿si pagamos la deuda la casa no sería nuestra? —pregunto usando la lógica. —Podríamos venderla por un precio aun más elevado, es una casa en un lago debería costar muchísimo...
—No es esa casa, es la que tu padre le dio a tu tía Jess, cuando la suya se incendió, aún siguen viviendo ahí...
—¡Pero eso es muy injusto, que lo paguen ellos! —me dejo llevar, levantándome de golpe.
—Lo sé, podemos poner una deman...
—No, déjales la casa, no tocaremos nada que ellos hayan tocado.
—Brooklynn...
—Lo prometiste Mamá, no volveremos, no miraremos atrás, no nos volveremos a involucrar con esa gente, dije eso, porque me deje llevar, —le recuerdo. La alarma de mi teléfono suena indicándome que debo ir a trabajar. — Ya me voy mamá, saluda a Maya de mi parte.
—Está bien Hija, cuídate mucho, cualquier cosa no dudes en llamarme —me dice y asiento.
Busco en mi habitación unos tenis más cómodos y me los pongo. También busco una mochila más pequeña para guardar algunas cosas y salgo de casa, sin antes decirle a mi madre que la amo.
A penas estoy fuera me permito soltar una lagrima que rápidamente limpio porque esa gente no merece que llore por ellos. Lo que ha pasado es muy injusto, tal vez demasiado.
Trabajamos tanto para conseguir ese dinero. Nos esforzamos tanto, y para nada, no sirvió para nada, todo por culpa de mi padre y no es justo.
(***)
—¿Qué te está pasando hoy Brooks? —Alexis (mi compañero de trabajo) me pregunta.
—Nada ¿Por qué preguntas?
—Llevas media hora en la misma posición, viendo el mismo motor —Responde Félix, asomando la cabeza debajo del auto.
—Nada, solo estoy estresada —respondo revisando un motor.
—Si aun no has encontrado el fallo, ven a tomar café hace frio y eso que estamos en abril —me dice Alexis.
—No hace frio y el verano inicia en junio, aún faltan casi dos meses —lo corrijo limpiando mis manos. —El motor tiene la bujía gastada, por eso demoraba en arrancar y consumía tanta gasolina —Les digo a los chicos.
Busco las herramientas que necesito para remplazar la bujía.
Desconecto el cable de tensión de la bujía con cuidado para no romperlo. Extraigo la bujía y la bobina de encendido. Me pongo las gafas de protección y con el soplador comienzo a soplar el agujero de la bujía para dejarlo completamente limpio de impurezas. Engraso las bujías nuevas y comienzo a enroscarlas a mano con mucho cuidado y ejerciendo poca presión. Cuando la bujía esta enroscada utilizo la llave y giro en el sentido de las agujas del reloj para apretar las bujías, teniendo cuidado de no pasarme y de dejarla a una presión similar a la que estaba la anterior. Coloco la bobina de encendido volviendo a atornillarla con los tornillos y la carraca. Teniendo cuidado de no ejercer demasiada presión, ya que podría dañar la rosca y romper la propia bobina. Una vez la bobina de encendido estuvo fijada, tan solo tuve que volver a conectar el cableado y terminé de cambiar la bujía. Ahora solo tuve que repetir el proceso con cada una de las bujías de encendido para realizar el cambio completo.
Esto me ha llevado una hora y media, pero ha sido la única forma que ha callado mi cabeza, dándome mucha paz. Sin embargo el buen humor que había estado teniendo se ha esfumado por completo. Porque mi vida tiene esta constante monotonía que siempre que algo va bien, siempre que veo el arcoíris frente a mis ojos, llueve y el cielo se llena de nubes oscureciéndose, recordándome que siempre que las cosas van bien debo preocuparme porque en algún momento irán mal.
—Brooklynn ya puedes irte a casa —escucho que me dice el señor Luca (mi jefe).
Lo miro desconcertada.
—¿Por qué? Aún faltan cuatro horas para salir...
—Ay, niña te vez cansada, es mejor que te vayas, no te descontare las horas —me dice con ternura.
¿Tan mal me veo?
—Está bien, iré a cambiarme le overol.
—Anda, todo va a mejorar ya verás —me revuelve el cabello.
Voy al baño a cambiarme. Me pongo la ropa que traía antes, un pantalón estilo vaqueros, una playera lila simple, mis tenis blancos y una sudadera encima.
Me despido de los chicos y me voy del lugar. Camino por las calles sin saber que hacer, no quiero llegara casa aún. Reviso mi mochila para verificar que metí mi bocina portátil. Miro al cielo y sonrío, porque me obligo a hacerlo.
Camino hasta mi universidad que no está muy lejos, no entro, solo la rodeo hasta llegar a la parte trasera y adentrarme por un camino que lleva a un pequeño parque que nadie usa.
En este lugar me reúno con varias chicas de mi universidad para bailar, o simplemente liberarnos un poco del estrés. Otras vienen a pintar, tomar fotografías, tocar música, solo ser nosotras después de todo.
Hay una pequeña caseta que usamos para dejar algunas cosas y que no se mojen si llueve. Abro la puerta de la caseta y dejo mi mochila dentro y enciendo la bocina para ponerla encima de mi mochila. Me quito la sudadera, los vaqueros y los tenis para quedar en unas licras que tenía debajo por si hacia frio. Mientras espero que la lluvia caiga empiezo a estirarme y aponer una canción desde mi celular.
Aun son las tres de la tarde, aunque el día se ha sentido eterno. Pero ciertamente en Londres siempre parece ser de tarde porque los días son oscuros.
Me gusta bailar bajo la lluvia, me gusta mucho. Me gusta que la lluvia se lleve mi desesperación y mis problemas.
Las primeras gotas de lluvia empiezan a caer. Me levanto para poner alguna canción sin embargo no sé qué poner. Me gusta el ballet, pero en estos momentos necesito desahogarme. Necesito la danza contemporánea.
Angel By The Wings de Sia, empieza a sonar.
La canción suena a través de la bocina, la lluvia me empapa cuando salgo del techo de la caseta y la sensación no me puede aliviar más.
Me siento ligera como una pluma, la música suena junto al sonido de la lluvia y con cada movimiento de mi cuerpo desprendo todas las emociones que llevo dentro.
La rabia y la tristeza que me causó lo de hoy.
Todo lo suelto todo porque no hay mejor manera de hacerlo. Un giro, luego otro y otro sin marearme, un salto, movimientos suaves y otros bruscos, pero a fin de cuentas baile, y no hay cosa más hermosas que el baile y la lluvia juntos.
La canción se repite una y otra vez hasta que me quedo sin aliento, pero sigo bailando. La extrema sensación de libertad no se compara a nada. La etérea forma que me hace sentir el baile no tiene precio.
Entonces en medio de los lluviosos y oscuros días de Londres, esos que siempre me recuerdan que no todo puede salir bien, también recuerdo que yo bailo bajo la lluvia.
Que no importa que tanto llueva siempre porque la lluvia será mi motivación para seguir bailando, para seguir avanzando.
No sé cuánto tiempo me muevo, pero dejo de hacerlo cuando siento como el sol me calienta la piel, sin embargo, no deja de llover. Dirijo mi vista al cielo viendo el hermoso arcoíris que se forma.
Suelto un respingo cuando escucho pasos a mí espalda. Me giro asustadas, pero dura poco cuando veo a Willow aquí.
—Hola Brooklynn, estuviste estupenda, casi casi y vuelas—me dice mientras sostiene un paraguas en su mano y en la otra unas bolsas.
—Gracias Willow.—Le sonrío— ¿Cómo me encontraste? —pregunto acercándome a la caseta para dejar que otras canciones suenen.
—Recuerda que tengo tu ubicación por seguridad, saliste más temprano del trabajo y quise verte, además de que hoy no vienes con las chicas a bailar, supuse que algo pasaba—dice acercándose.
Me siento bajo el techo de la caseta a pesar de que estoy empapada, Willow se sienta a mi lado y cierra el paraguas.
Ella deja las bolsas que anteriormente traía en el suelo y saca unos tapers con comida. No me sorprendo cuando veo pollo y papas fritas porque es nuestro menú de siempre. Empezamos a comer viendo la lluvia y el arcoíris. Este lugar es muy bonito y más por el hecho de que está rodeado de árboles.
—¿Qué ha pasado Brooklynn?—pregunta sin dejar de comer.
Suspiro. Creo que podría distraerla como a mi madre, pero es Willow y fue ella quien me enseñó a hacer esas cosas. Pero no quiero llorar, el baile aliviano la carga mas no la desapareció. Miro de reojo a Willow, y ella ya me estaba mirando. Lo hacía de esa forma tan cálida que parecía un abrazo; Parecía un: "Estoy aquí para ti". Bajo la cabeza miro que siento que si la miro no podre hablarle.
—Ay, Willow, todo se fue a la mierda; Todo el dinero que ahorré con mi madre para tener nuestra casa lo tendremos que usar para pagar una deuda de Jonathan—. Creo que mi voz se rompió desde que mencione su nombre.
—¿Qué deuda? —. Hace los tapers a un lado y se acerca para abrazarme sin importarle que al hacer eso se mojara también.
—El compró una casa, una muy grande y la puso a nombre de mi madre con la excusa de que el la pagaría. Y no lo hizo, y ahora el tiempo para pagar se venció y nosotras tenemos que pagar cincuenta mil dólares que eran para comprar nuestra propia casa. No es justo Willow, he trabajado desde los catorce y cuando por fin lo hemos conseguido todo se va abajo —sollozo, soltando todo. Y si lo digo en voz alta duele, quema y arde el triple.
—¿Qué harán ahora?
—Iniciar desde cero otra vez.
—Bonita, no sé qué decirte, porque decirte que todo va a estar bien es una mentira y tampoco estoy en tu lugar...Pero puedo ayudarte, volverán a conseguirlo, si yo y los chicos las ayuda....
Empiezo a negar con la cabeza.
—No quiero eso, nosotras podemos. Solo quédate ¿sí? —le pido. —Es lo único que necesito.
—Siempre, bonita, siempre.
Ella se queda consolándome un rato más, hasta que siento frio por mi ropa mojada y decido cambiarme y ponerme ropa seca. Traía un cambio en la mochila.
—Pero ¿si pagan la casa no sería suya?
—Si, pero mi tía Jess vive ahí, junto a las plagas, —le explico.
Ella parecer querer decir o sugerir lo mismo que mi madre, pero a diferencia de mi madre, ella me conoce realmente bien.
— "No volverás, no miraras atrás, no te volverás a involucrar con esa gente" —repite casi lo mismo que le dije yo a mi madre. —Eso lo dijiste el día que te mudaste —me recuerda, asiento para darle la razón.
—Si, bueno, cambiemos de tema —le sugiero, mientras sigo comiendo las papas y el pollo que no me terminé en la caseta.
—Unm... Nada, estudiar derecho es aburrido, en mi opinión es ahogarse en libros, leer y leer —me cuenta. —¿Cómo va la mecánica? —ella no aparta la mirada del camino y le doy gracias porque si lo hace la mato, antes de que se choque y nos mate a ambas.
Estamos en su auto, y ella va conduciendo. Según ella hoy será noche de chicas, incluso ya llamo a mi madre para que este tranquila de que no llegare a casa hoy. Tal vez debería estar con mi Mamá, pero quiero respirar y alejarme de tanto problema.
—Bastante... igual, aunque todos mis compañeros son hombres así que nunca es aburrido....
—¡Joder! ¡Escucha que está sonando! —grita y le sube el volumen a la radio. Está de más decir que para eso apartó la vista del camino.
—¡Mira el camino que nos vas a matar! —le grito alterada.
—¡Si, sí, pero tu escucha la canción!
—¡Es anaconda!... Uhh, es anaconda —le digo coqueta. Miro a mi amiga que tiene su vista fija en el camino, pero eso no evita que levante las cejas y tenga esa mirada coqueta y muy significativa por nuestros recuerdos en común.
—Tu bailando esa canción cuando cumpliste dieciocho en ese club es de mis recuerdos favoritos —me dice tarareando la canción.
—Y el más vergonzoso de los míos —. No miento esa noche me desconocí por completo.
Ella suelta una carcajada, pero empieza a cantar y a moverse en su asiento, y me es imposible no acompañarla.
— Oh my gosh, look at her butt .
— Oh my gosh, look at her butt. Oh my gosh, look at her butt —le sigo.
— This-This dude named Michael used to ride motorcycles
It's bigger than a tower, I ain't talking about Eiffel's.
— Real country Anaconda, let me play with his rifle
P-P-Put his butt to sleep, now he calling me NyQuil.
Así seguimos hasta que la canción acaba y la otra que le sigue la cantamos con igual entusiasmo.
Cuando Willow me dijo sobre la noche de chicas pensé que iríamos a su hogar y nos pondríamos mascarillas, no que me llevaría de compras, luego a un spa y por último me invitaría a un club que está en el centro de Londres. Aunque le dije que no debíamos, ella solo me dio un zape en la cabeza y exactamente me dijo: "No quieres que te ayude y te dije que no me metería en eso si es lo que querías, pero yo quiero subirte el ánimo, y sé que te encanta vestir bien y bailar, asique eso haremos y hoy va por mi cuenta". No seguí negándome.
Ella llevaba un vestido negro que resaltaba a su figura. Siendo sincera mi amiga resalta en todo, su carisma y carácter fuerte, incluso su apariencia es llamativa. Y ser alta 1.75, morena, y con el cabello rizado oscuro como la noche, delgada, pero con unas caderas que resaltan lo que sea que se ponga, sería imposible no hacerlo. Yo por mi parte fui la obra maestra de Willow. El vestido rosa fucsia corto de tirantes anchos y que me llega a la mitad del muslo. Sin mencionar que me ha comprado unos tacones de plataforma del mismo color del vestido que le han costado un ojo en la cara, pero no me dejo protestar. Mi cabello tenía unas bonitas ondas y un maquillaje brillante con colores brillantes hecho por mi amiga.
Willow no llevaba tacones, si no unas sandalias para que yo quedara a su altura, porque si normalmente es mucho más alta, con tacones lo sería demasiado.
Y tal y como lo dijo Willow me gusta vestir bien y bailar, eso hice toda la noche, porque necesitaba despejar mi mente. Aunque aún me seguía desconfiando de los lugares con mucha gente, sé que tanto Willow como yo sabemos defendernos. Por momentos hablábamos y conversábamos, pero solo cuando necesitábamos tomar aire. No le conté sobre Liam, y no es como tenga que algo que contarle sobre él, solo no me nació hacerlo. Al llegar su casa estábamos tan exhaustas que solo nos dormimos.
Mi día de mierda al menos termino bien. Además de que ese vestido y tacones fucsia merecían una publicación en mi Instagram.
(***)
Jueves 16 de abril del 2020.
Si lo pienso bien, no hay forma de que llegue, ¿por qué el querría verme otra vez?, tal vez solo fue amable.
Es jueves nuevamente, son exactamente las ocho y cincuenta P.M. Atravieso la feria buscando la Heladería. Camino más lento de lo normal y Enchanted de Taylor Swift suena en mis audífonos.
Sinceramente toda la semana me trate de convencer a mí misma de que Liam solo fue amable y no vendrá hoy, que lo que paso el jueves anterior y en mi universidad solo fue una linda coincidencia, porque seamos sinceros ¿Qué podría llamarle la atención de mí?, ¿el olor a gasolina?, ¿las manos manchadas?, ¿el cabello desordenado?, ¿mi terrible personalidad? La verdad no sé por qué lo pienso tanto, no es como si me importe. Solo lo vi una vez no significa que vuelva a pasar, por más que él lo haya dicho no es como que pueda creerle.
Hoy venia vestida casual. Una camiseta rosa de tiras, unos jeans de cintura baja, mis vans blancas y un abrigo blanco de lana. Mi cabello iba suelto con unas bonitas ondas. Me veía menos demacrada que la última vez.
Llegue a la heladería a las nueve en punto e instintivamente miro a todos lados buscando a Liam, sin embargo, no lo veo, y mis suposiciones son correctas, a menos que se le hiciera tarde.
Sin embargo, miro a través del vidrio — todavía no entro — y lo veo o eso creo, tal vez estoy alucinando. Cuando entro la campana de la puerta suena y me ve.
Me ve y sonríe.
¿Podía alguien sonreír de esa manera tan perfecta?
Instintivamente le devuelvo la sonrisa. Me hace una seña para que me acerque y lo hago.
— Buenas noches señorita Baker — me saluda. Él se levanta de su asiento para que yo me siente primero, y luego él. —Encantado de volverla a ver.
Dios, es muy formal este hombre. ¿Cómo le digo que no estamos en una junta y que yo no soy su socia?
— Hola, señor Ivanov, yo también estoy encantada de volverlo a ver.
— Con todo el respeto del mundo, permítame decirle que se ve muy bien.
— ¿Mejor que con el overol y el aroma a gasolina? — inquiero divertida. Liam niega con la cabeza.
—Cincuenta y cincuenta, señorita.
Sonrió. Joder no lo puedo creer, y aun me cuesta hacerlo, pero él está aquí; Está aquí justamente a las nueve P.M. Me siento algo tonta por intentar convencerme que no vendría, pero a la vida le gusta llevarme la contraria y esta situación es la prueba de esto.
—Puede tutearme señor —le digo.
—No creo poder hacer eso, señorita Baker, pero usted puede tutearme, no tengo problema.
—Si, gracias Liam.
Hablar con tanta formalidad lo dejo para los profesores o personas mayores, no para gente joven como yo. Bueno... Liam me lleva varios años de más.
—De nada. ¿Pedimos los helados? —Asiento como respuesta. —¿De qué sabor?
—Coco y cereza, no sería mala idea—sugiero.
— En la nota dijo que coco y cereza no eran una buena combinación—me recuerda.
—Nunca la he probado, tal vez deberíamos arriesgarnos ¿te parece?
—Si, estoy de acuerdo con usted señorita Baker.
A final de cuentas el helado de coco y cereza hacen buena combinación juntos. A pesar de ser sabores diferentes van bien juntos.
Si alguien me hubiese dicho que mi vida cambiaria tanto, que mi monotonía se quebraría tan drásticamente. Tal vez no habría venido. Por qué algo que me asusta más que cualquier cosa en este mundo es encariñarme y querer tanto a alguien como lo hice en el pasado y como lo hare con Liam Ivanov en un futuro.
"Mi vida son los lluviosos días de Londres, pero a mí me encanta bailar bajo ella hasta esperar que el sol salga. Todo estará bien... ¿creo?"
Nota de autora:
Holisss ¿Cómo están?
Se que en este capitulo no aparece tanto Liam, pero recordemos que la historia está narrada desde el punto de vista de Brooklynn y aun Liam no es una persona importante para ella.
Así como todo lo que pasó en el capítulo la nubló bastante, si se dan cuenta siquiera menciona a sus amigos ya que la cabeza no le daba para pensar en otra cosa que el incidente de la casa.
Cambiando el tema. Amo a Willow, sinceramente es de mis personajes favoritos.
Aquí les dejo los vestidos que las chicas usaron.
(El de Willow, se que ella es morena pero no encontraba ninguna chica morena con vestidos asi).
(Brooklynn estaba algo así, y bueno ya sabemos porqué los zapatos valían un ojo en la cara).
El próximo capítulo:
Y sin mas que decir:
Nos leemos pronto✨️
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