2. Jueves 9.
Jueves 9 de abril del 2020
Brooklynn Baker.
Ha pasado más de dos años desde aquel hermoso cumpleaños. Si en ese momento hubiera sabido que la universidad sería tan difícil me hubiera atragantado con ocho kilos de helado para morir de un coma diabético. Pero ¡Ey! logre conseguir mi beca para entrar a la universidad.
Cuando investigaba y estudiaba sobre mecánica yo solita era más fácil. En la universidad no es tan fácil. Te mandan mil trabajos y ahora no sé si soy yo, pero ¿los autos siempre tuvieron tantas piezas? Últimamente he llegado a pensar que tienen hasta nivel taxonómico.
Con mis amigos todo sigue igual... aunque bueno Allen se me declaró y tuve que rechazarlo, eso fue lo más difícil del mundo porque no quería lastimarlo. Se supone que soy su amiga que debe cuidar que no lo lastimen, no lastimarlo yo.
Cambiando el tema ¡Voy tarde! Los pongo en contexto. Mi trabajo es ser ayudante en un taller mecánico y a veces también podría arreglar algún auto si el dueño del mismo me lo permitía. Me gusta la mecánica automotriz.
O sea, eso estudio, obviamente me gusta, no lo amo, pero me gusta y lo disfruto muchísimo.
Por cierto hoy—Mi día libre— mi jefe creyó que sería buena idea llamarme para arreglar y ayudar mientras uno de nuestros compañeros llegaba —Ya que avisó que llegaría tarde— y además que el taller estaba lleno. Quise negarme, pero la verdad no pude.
Me encanta ese jodido trabajo.
Y literalmente lo único que hice fue ensuciarme el overol del taller de gasolina y las manos de grasa negra para autos. Para colmo no me pude quitar la grasa de las manos, por ello llevaba las manos manchadas de negro. Lo bueno es que mi compañero llego más temprano. A penas el llegó recogí mis cosas y me fui sin siquiera cambiarme.
Estaba con el overol manchado de gasolina, las manos manchadas de negro y si eso no es suficiente, súmenle el hecho de que tengo ojeras porque los primeros meses en la uni han sido estresantes, también mi cabello está amarrado en un mal moño que deja varios mechones sueltos. En fin, un desastre.
Pero eso no me interesa cuando es jueves y son las ocho de la noche, y debo llegar a la heladería. Tengo un ritual conmigo misma que se basa que cada jueves voy a mi heladería favorita y compro un helado de coco.
Es como mi cita conmigo misma. Es mi regalo por mi esfuerzo de la semana, estudio, mantengo mi beca, y también trabajo. Me lo merezco.
Además, es relajante caminar por la feria —la heladería queda en la feria —, es bonito caminar por la noche y poder admirar las luces.
Y bueno voy llegando tarde a la heladería. Como es bastante famosa se llena muchísimo y todo se acaba, pero a las ocho y media de la noche por una extraña razón se vacía. Y ahora son las ocho y cuarenta, o sea que ya debe haber fila, y cuando llego lo confirmo.
Por suerte no esta tan larga.
Mientras hago la fila para comprar mi helado, saco mi teléfono para ver los mensajes. La mayoría son del grupo que tengo con mis amigos y del grupo que tengo con varias chicas de mi universidad que tienen algún sueño frustrado. Como yo, por ejemplo.
Entro al chat de mis amigos.
Allen<3: Me quiero morir en este justo momento.
Thiago<3: X2 </3
Hugo<3: X3 </3
Leo<3: No se mueran mis niños.
Leo<3: Por cierto, odio al jodido director de mi universidad, por eso su esposa le pidió el divorcio. Seguro era un viejo amargado.
Allen<3: JAJAJAJAJAJAJA.
¿Pero cómo sabes si se van a divorciar?
Hugo<3: Lo mismo quiero saberrrr
haber cuenta el chismecito.
Sonrío al leer los mensajes. ¿Han escuchado que los hombres son más chismosos que las mujeres? Yo sí, y mis amigos son la prueba de que es cierto.
Leo<3: Bueno como ya saben, hace unos días atrás me enviaron a la oficina del director por usar mi celular en clases (Que injusto, por cierto), pero la cosa es que cuando el director me estaba dando la charla de lo malo que son los aparatos electrónicos (como si él no se la pasara jugando Candy crush), alguien le aviso que le llego un documento, y al abrirlo casi se le cae la mandíbula y me pidió que lo esperara a fuera.
Cuando salí, me quede en la puerta y escuche como decía por teléfono: "No puedes hacerme esto Alice. No firmare ni un documento de divorcio". Después de escuchar casi toda la conversación creo que lloré, pero así es la cosa.
Hugo<3: Pobre hombre, ya no me cae tan mal.
Allen<3: X2, pero supongamos que su esposa tenía razones.
Leo<3: Si, pero bueno quienes somos nosotros para hablar de la vida de los demás.
*Suspira irónicamente*
Thiago<3: Dejen de escribir, que no me dejan ver mi anime tranquilo.
Hugo<3: ¿Tienes tiempo para ver anime?
Allen<3: Que mandemos mil mensajes dice.
Hugo, Leo y Allen empezaron a mandar muchos stikers para fastidiar.
(Después de 209 stikers).
Thiago<3: Váyanse a la mierda, veré anime en la computadora.
Brook ;) :Jajajaja
Leo<3: ¿Por qué no hiciste eso antes?
Thiago<3: Porque quería ver anime en mi celular, es obvio.
Leo<3: Que caprichoso, me gusta eso ;)
Allen<3: ¡Por Dios! liguen en privado.
Thiago<3: No estamos ligando.
Si lo están o eso parece. En realidad, esos dos siempre están ligando.
Hugo<3: Tengo un S.O.S .
Leo<3: ¿Qué ha pasado?
Allen<3:Bro ¿Qué ha pasado?
Brook: ¿¿¿???
Thiago<3: Seguro sale con alguna mamada, pero tu dinos ¿Qué paso?
Hugo envía el meme de: "Tu mensaje ha sido e ignorado con éxito" en respuesta al mensaje de Thiago.
Hugo<3: Una chica muy hermosa, y amiga mía, me dijo que brillaba más que el sol.
Allen<3: Aja, ¿y que con eso?
Hugo<3: Que soy negro.
No sé cómo tomármelo, como insulto por racismo o como alago.
Thiago<3: Halago*
Lo corrige Thiago.
Leo<3: Yo creo que lo dijo como halago, eres negro, pero igual brillas.
Brook: Eres un eclipse.
Allen<3:Jajajaja, buena esa bonita.
Hugo<3: Veni bonita, que no te voy a hacer nada.
Brook: ¡No lo digo en mal plan!
O sea, si eres pero no lo digo en mal plan.
Leo<3: Pero si eres.
Hugo<3: Me quiero enojar, pero me estoy cagando de la risa.
Leo<3: A mí me están mirando, pero no puedo.
Allen<3: Lo mismo, pero ya paren es muy poco profesional reírme en una morgue.
Thiago<3:¿Equ??
Leo<3: ¿Ah?
Hugo *Se va corriendo*
Brook: ¿Qué haces en una morgue?
Allen<3: Las prácticas de la universidad se atrasaron y nos pidieron que nos quedáramos hasta tarde :(.
Thiago<3: Ah vale, pensé que tenías necrofilia.
Allen<3: Con amigos así, para que enemigos.
Cierro el chat cuando ya es mi turno de pedir. La muchacha de la caja me saluda amablemente yo le devuelvo el gesto y pido mi helado de coco.
Ella echa el helado en un vaso y le pone el cono encima. Me da una cuchara para que pueda comerlo tranquila y me dirijo a las bancas que están a un lado. Fijo mi vista en el helado mientras camino y pruebo un poco. ¡Dios! No hay nada mejor que esto. O sea, se siente el coco.
¿Nunca les ha pasado que cuando todo va bien pasa algo malo? A mí sí.
Como justo ahora.
Me cago en el mundo y me sigue sobrando mierda.
Choqueé con un cuerpo mucho más grande de manera brusca haciendo que el vaso de helado caiga al suelo estrepitosamente al igual que yo. Creo que hasta se rompió el vaso ¿Desde cuándo el plástico es tan frágil? Siento que todo mi humor se fue a la mierda con mi helado. Respiro calmando mis impulsos de maldecir a la persona. Aunque tengo gran parte de la culpa.
Piensa en sabores de helado... Coco, como el que se acaba de desplomar en el suelo.
No, en ese no.
Vuelvo a la realidad cuando escucho la voz de la persona con la que choqueé. No soy una superficial, pero ¡Dios que voz! Es ronca, áspera y profunda.
—Perdóneme señorita lo siento mucho — lo escuche disculparse. Levante la mirada para verlo.
Jesús, María, José y todos los personajes de la biblia si lo vieran tendrían nueva religión.
— ¿Está bien señorita? déjeme ayudarla a levantarse. —mira el helado y luego me mira a mi—. También déjeme compensar su Helado, por favor. — A pesar de la asperidad de su voz, se escuchó muy arrepentido.
Esta hincado de rodillas frente a mí, extendiéndome su mano. Mi mirada se encuentra con la suya y por un segundo siento un escalofrió recorrer mi cuerpo. Sus ojos marrones y... ¿Verde? Tiene Heterocromía central. Se me hizo conocido, pero sé que esta es la primera vez que lo veo en persona, sin embargo, algo me impide recordad quien es.
Por unos segundos pienso en aceptar, no obstante, no acepto y me levanto por mi cuenta. Muy adonis y todo, pero no lo conozco.
— Gracias, y no se preocupe — respondo a su propuesta. Veo que él también se reincorpora.
Es como un gigante. Acaba de humillar mis 1.60.
Acaba de arruinar mi día, pero tranqui, a veces son peores. pienso, o eso creo pues el me mira ceñudo, luego serio y por último me mira con una pizca de vergüenza. Me doy de cuenta de que lo he dicho en voz alta. Qué vergüenza dios mío.
Mierda.
—Lo siento mucho señorita, insisto en pagar su helado —se disculpa otra vez.
Recojo el envase del helado y lo boto en el bote de basura que está a un lado.
—No quise decir eso, y no se vuelva a disculpar — le aclare y camine hacia la heladería nuevamente. Volvería a comprar el helado, por hoy no sería problema.
Las personas que se disculpan obsesivamente son algo fastidiosas. Es incomodo en algunos casos. En mi opinión es así.
Raro porque yo me disculpo hasta por mi existencia.
El me siguió como si fuese un chicle hasta dentro del local. Podría darme miedo, después de todo tiene cara de mafioso sexi, pero secuestrador a fin de cuenta. Sin embargo, no me da esas vibras de querer secuestrarme. Tampoco es como si yo sea la gran cosa, menos en las fachas que me encuentro. Recordemos que tal vez huelo a gasolina.
—Por favor déjeme compensar el daño. —Insistió.
¿En serio dijo "compensar el daño"? Ni que hubiera incendiado mi departamento. Ya estando en la fila nuevamente voy a negarme, pero el agrega: —Es que si no lo hago no podre estar tranquilo —dice serio. Muyyy serio.
Que dramático es.
Le diré que no otra vez, pero, como ya dije antes, no parece peligroso o algo así. Me cuestiono bastante y lo miro de reojo. Puedo ver su perfil, su mandíbula perfectamente marcada. Noto que también tiene barba. Bajo la mirada hasta su manzana de adán, su piel es morena clara, del mismo tono que la mía. En definitiva, parece mafioso, pero no me da vibras de matar gente.
—Está bien, usted gana — Cedo ante su insistencia. Esta vez lo miro a los ojos y el también hace lo mismo, haciendo que nuestras miradas se encuentren.
Con una mirada tan cálida y llena de calma no puede ser un mafioso.
Sus labios forman una sonrisa, una perfecta sonrisa, con una perfecta dentadura. Yo sonrío igual que él, pero desvío la mirada cuando el susurra: "Gracias".
En los siguientes diez minutos ninguno habla, yo solo quiero mi helado, pero el parece ir en contra de mis pensamientos porque se acerca quedando a mi lado y se inclina un poco para hablarme.
—¿Usted viene seguido? — Pregunta. asiento algo dudosa —¿Me recomienda algo?— Vuelve a preguntar.
— El cono de helado, con sabor a coco — Digo de inmediato.
—¿De qué sabor era el de hace un momento?
— ¿El que yacía en el suelo por culpa suya? — Vuelvo a pensar en vos alta. El asiente. —Era de coco—Contesto monótona.
— Es bueno, pero en mi opinión, no es tan bueno como el de cereza.
Lo miro horrorizada. Siquiera he probado el helado de cereza, pero sé que no puede ser mejor que el de coco. Nada es mejor que el helado de coco.
—Está bien, no todos tenemos buenos gustos —Digo cruzándome de brazos. El me mira ceñudo — ¿Qué? solo le digo la verdad.
—¿Lo ha probado? —Se cruzo de brazos también. Niego y el suelta una risa nasal.
—Entonces seria usted, la de mal gusto —Insinuó.
¿Enserio dijo que tengo mal gusto?
No puedo creerlo.
Así comienza un debate sobre helado. Él dice que también viene seguido, solo que el viene los fines de semana. Cuando al fin es nuestro turno de pedir pide los helados. Uno de cereza y otro de coco.
Acordamos que yo probaría el de cereza y él le daría una segunda oportunidad al helado de coco. Juro que en otra ocasión no hubiese aceptado, pero es que las vibras o los chakras me obligaron.
Cuando la señorita de la caja lo ve se moja de las bragas hasta la punta del dedo chiquito del pie. No la juzgo si yo no tuviera traumas también me mojaría así.
Seguido también le hace muecas y caras raras, (supongo)que para ella es una forma de coquetear. El Parece no darse cuenta, ya que su atención está en nuestro debate sobre helado, me sorprende lo mucho que parece interesarle el tema. Cuando nos entregan los helados le paga y le sonríe a la cajera, la misma que se derrite en ese momento.
— Gracias...—dejo en el aire el agradecimiento ya que no se su nombre.
—Liam Ivanov.
Liam Ivanov, se me hace conocido.
—Gracias señor Ivanov.
—No me diga señor, no estoy tan viejo señorita...
—Brooklynn —le digo mi nombre. Me mira confundido. —Me llamo Brooklynn Baker —aclaro.
Repite mi nombre por lo bajo, como si quisiera memorizarlo. ¿Qué le pasa? ¿Mi nombre es el de algún demonio en su religión o algo así?
—No es necesario agradecer señorita Baker—dice apartándose de la caja.— ¿Quiere que nos sentemos juntos? —Inquiere y asiento. Nos sentamos en una de las bancas para dos que esta frente al local. Afuera nos recibe una brisa fría y el olor a palomitas y algodón de azúcar que nos da la feria.
Me acomodo de piernas cruzadas y miro el helado con duda. Nunca he probado este sabor, temo que no me guste. Levanto la mirada y noto que el está igual que yo.
Al final decido ser yo quien prueba el helado primero.
No me gusta admitir que estoy o estuve equivocada y ¡Sorpresa! justamente eso es lo que está pasando. El jodido helado de cereza esta simplemente perfecto, se siente fresco el sabor de la cereza, tan natural y balanceado. No es tan dulce como otros, en realidad es perfecto.
—¿Y que le pareció? —preguntó con una sonrisa.
Como si no supiera que me fascino.
Por mi cara debería saber que me ha encantado, literalmente grita: ¡Me ha encantado esta mierda!
Mordí mi labio antes de responder.
—Esta pasable—respondo restándole importancia. El me lanza una mirada acusatoria.
—¿Pasable? Por su cara yo podría asegurar que esta mejor que "Pasable"—Aseveró haciendo énfasis en la última palabra.
—Bueno... La verdad esta delicioso—admito y él sonríe victorioso.
—Es su turno señor Ivanov.
Ahora él es quien prueba el helado y parece gustarle. Mas le vale que le guste.
—Debo admitir que subestimé el coco—dice con su voz ronca. Suelto un suspiro de alivio. —La primera vez que lo probé su sabor me pareció extraño, pero ahora que lo pruebo mejor es muy bueno.
—Eso es bueno, si decía que no le gustaba tal vez me hubiera ofendido —comente bromista, mientras comía de mi helado.
Jodido helado de cereza, ¿ahora como le hare para no estar tentada y venir todos los días? Bueno tampoco tengo dinero para eso.
—¿No deberíamos respetar los gustos de los demás? —me devolvió con una pregunta en el mismo tono.
—Hay excepciones, a las personas que no les guste de seguro nunca han llevado su paladar al cielo—respondí.
—Coincido con usted, señorita Baker.
Así nos quedamos un buen rato, solo sentados viendo a la gente pasar, o riendo del niño que iba con un algodón de azúcar y se cayó manchando su carita con el algodón. Obviamente nos levantamos para ayudarle. El niño estaba llorando por su algodón incluso cuando llego la madre no se calmó, pero Liam le dio dinero a la señora para que le comprara otro. El niño le agradeció y se fue feliz.
Justo ahora me sentía algo incomoda, Liam me estaba observando y eso estaba incomodando.
¿Debería huir? Tal vez ¿Él estaba analizando como raptarme para vender mis órganos al mercado negro? Tal vez.
En vez de huir decidí preguntar:
—¿Por qué me mira así? ¿Quiere decirme algo? ¿O debo empezar a huir? —inquiero entre curiosidad, incomodidad y miedo.
Él me mira confundido para luego reírse y por último ponerse serio.
—Discúlpeme, no quería incomodarla...—hizo una pausa—, sinceramente no hay necesidad de huir. No soy ningún peligro—aclara.
—Palabras que seguro diría un asesino para que su presa no huya," próximamente el documental del asesino serial Liam Ivanov" donde seguro saldrá mi nombre entre las víctimas y contaran que mi cuerpo fue vendido por piezas al mercado negro —dramatizo. A veces me gusta ser dramática.
El me mira confundido, pero termina riendo sonoramente. Dios... su voz se escucha muy bien si se ríe
—Y respondiendo a lo primero, sí quería hacer una pregunta, pero tampoco quiero ser inapropiado.
—No se preocupe, suéltelo—lo animo. Pero sí me pregunta algo raro saldré huyendo.
—Bueno Quería saber ¿El por qué de sus manos manchadas de negro? —Pregunta. Miro mis manos. Ah, ya había olvidado que estaban manchadas.
—Bueno eso es debido a que tengo un trastorno en la piel, y son así— miento. Me mira confundido.
La verdad es que los trastornos de la piel normalmente no son así, de un color negro tan intenso como el de mis manos, ya que el mío es causado por una grasa.
—Unm... Que peculiar— respondió no muy convencido.
Bobo no era, porque estoy segura de que dudaba de mis palabras pues una persona promedio siquiera le importaría, pero él no deja de ver mis manos, como si quisiera encontrar en su cabeza alguna respuesta a mis manos manchadas.
—Es broma, están manchadas de grasa negra para autos, —digo divertida. Suelta una risita.
—Sinceramente me estaba haciendo dudar de mis conocimientos —Comenta.— Pero ¿Cómo se manchó las manos de tal modo? ¿Su auto se descompuso?—Preguntó.
Inflo las mejillas intentado aguantar la risa.
—Bueno, primero que nada, no tengo auto, y segundo, me hice la mancha en mi trabajo.— Explico.
—Es mecánica... —Susurra para sí mismo— ¿Es mecánica cierto?
—Si, trabajo de medio tiempo en un taller.
—Ya veo ¿Por eso el overol y el olor a gasolina?— Asiento.
Me voy a suicidar de la vergüenza.
—¿Le molesta el olor a gasolina?—Le pregunte.
—No para nada, la verdad me gusta bastante—respondió casi de inmediato.
Una sonrisa estúpida se forma en mis labios, por momentos siento vergüenza siquiera me había puesto a pensar que de seguro me veo muy mal, sin embargo tampoco es algo que me importe.
En mi defensa tengo poco tiempo para mi misma.
No sé en que momento sale un tema de conversación pero me pierdo en ello, en la compañía tan cómoda. Hablamos como si nos conociéramos desde hace años, reímos ,bromeamos. No puedo negar que me sorprendí cuando me dijo su edad, ya que es casi cuatro años mayor que yo. En algún momento el helado se acaba.
—¿En que trabajas Liam?—Pregunto.
—Cuando llegues a tu hogar búscalo en la web—dice. Puedo notar el ego con el que dijo esas palabras.
—No me digas que eres un asesino serial. —Bromeo en plan de: bromeo porque se que no es cierto jsjs, espero que no sea cierto".
—Te doy mi palabra de que un asesino serial no soy—me asegura.
—¿Secuestrador? ¿Traficante de órganos? ¿Bioquímico italiano que me usara para hacerme daño?—pregunte cada cosa que me pasó por la cabeza, incluso lo último que era de un personaje que había leído en un libro.
—Nada de eso, un hombre normal.
—Cosas que dicen los psicópatas como Jeffrey Dahmer.
Vale, dejaré de ver documentales sobre asesinos, no me está haciendo nada bien.
—Nada de eso señorita, téngalo por seguro.
Voy a responder pero varios mensajes me llegan, no quiero ser mal educada así que miro a Liam, el mismo asiente y también revisa su celular. Son mensajes de mi mamá.
Mamá <3: Brooklynn Baker.
¿Estas bien?
¿En donde estas? es bastante tarde.
Si te vas a quedar con uno de los chicos avísame.
Miro la hora ¿En que momento se hicieron las diez p.m. ?
Brook:) : Estoy bien mamá, solo se me hizo tarde.
La fila de la heladería estaba ufff, muy larga.
Y si, hoy me quedare con Leo, ya sabes los jueves me quedo con el en su departamento.
Mamá <3: Okey hija, cuídate.
Avísame cuando llegues a casa de Leo.
Me lo saludas.
Te amo ;* ;* .
Miro a Liam que tecleaba algo con su seño fruncido, luego con una ceja enarcada, seguido de una sonrisa. Ahora que esta distraído me tomo el placer de admirarlo. Lleva una sudadera gris puesta, recuerdo que llevaba unos pantalones estilo chándal, unos tenis deportivos ,una gorra negra. Me gusta analizar las cosas y por lo que percibo el quiere pasar desapercibido o su estilo es así.
El outfit de un secuestrador, me dije a mi misma.
Siente mi mirada, porque apaga su celular y me mira.
Aclaro mi garganta.
—Señor Ivanov, ya me tengo que ir, fue un gusto compartir con usted y gracias por el helado—avise. Me levante, colgué mi mochila en mi hombro.
—Esta bien, el gusto fue mío Señorita Brooklynn Baker.
Le di un leve asentimiento, y camine a la salida del local. Escribí un mensaje para Leo, avisándole que ya estaba de camino a lo que el respondió con una foto de el haciendo palomitas de maíz.
No podía admitir que sentía una pequeña desilusión pues no vería mas a Liam (Mi posible secuestrador), las probabilidades de volver a vernos eran demasiado bajas.
Con esto en cuenta me convencí de que conocerlo solo fue una casualidad.
Aunque fue una linda casualidad.
Camino rápido con una estúpida sonrisa en la cara. Si me secuestra al menos la pasé bien antes de morir. Cuando llegara a casa de Leo sabría quién era, y a que se dedicaba, si sus palabras resultaban ser ciertas.
"Encantada", así me ha dejado su compañía y presencia. Encantada, pero de conocerlo por casualidad, aunque sea la última vez que lo vea. Más encantada que nunca al saber que esta no será la última vez.
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