| CAPÍTULO 4 |
TRATO INCUMPLIDO
⥋♧⥊
"La vida es un juego, pero no confundas jugadores con juguetes"
🃏―Anónimo.
𝐕 𝐄 𝐑 𝐄 𝐍 𝐄
La castaña se encontraba a mi lado, mirando con temor al hombre que Deimos había dejado inconsciente.
―¿Estás bien? ―me dirigí hacia ella.
―Tenemos que irnos, este tío no está solo, dentro hay más como él, y como noten su ausencia saldrán a buscarlo ―se dirigió hacia unos pequeños arbustos que sobresalían detrás de los coches y recogió una mochila.
―Demasiado tarde ―dijo Deimos. Otro hombre más robusto dirigió la mirada hacia nosotros y empezó a avanzar hacia nuestra dirección―. Vamos.
―No puedo.
―Si te quedas aquí, no lo contarás mucho.
―Eso lo crees tú ―oímos gritar al hombre que ya estaba cerca, seguido de otros dos.
―Eh, el trato era cumplir cada uno con lo suyo ―soltó uno hacia ella.
―Lo siento Weygen, el trato ha cambiado ―la chica avanzó unos pasos hacia él y lo empujó con la pierna derecha haciendo que este retrocediera hacia atrás.
―¡No los dejen escapar! ―gritó otro.
Era de esperar, si te metías dónde no debías, recibías lo que te merecías.
Cada uno de ellos se dirigió a uno de nosotros, diciendo con la mirada que sin pelear no íbamos a salir de allí.
―Esto será fácil ―el pelirrojo tiro un escupitajo al suelo y se acercó hacia mí.
Lo miré de abajo hacia arriba, analizando-lo un poco, era grande y fuerte. El contraste de los músculos resaltaba en su camisa de color azul. Me agarró del brazo, era de esperar, no iba a pegar a una chica en la cara, pero fue un error que cualquiera cometería.
Con mi mano derecha le di un fuerte golpe en el rostro haciendo que su cabeza se desplazará hacia detrás, dejándolo en un pequeño estado de dolor, desplace mi cuerpo a su lado izquierdo y con mi mano izquierda cogí la suya, haciéndole una dolorosa torsión.
Este gimió de dolor.
―Si te mueves más o intentas pegarme, podría romperte la muñeca, incluso el brazo ―le dije, pero no entendió, intento alcanzarme con la otra mano, y al verlo forcé un poco más la torsión y cayó al suelo.
―¿Por qué haces eso? ―me pregunta la chica.
―¿El qué?
―No le has hecho prácticamente nada, solo lo has inmovilizado al suelo, en cualquier momento podría hacerte daño.
―Para que una buena técnica sea eficaz, no hace falta emplear siempre la violencia, a veces una técnica sencilla y rápida puede ser mortal.
Deimos se acerca hacia nosotras y toma al hombre. Le ata las manos con el cinturón de uno de los otros y se sitúa a mi lado.
―Tenemos que irnos, no sabemos si habrán avisado a más o si hay alguien que esté vigilando este lugar ―la chica se agacha hacia el hombre, lo chasquea y de su bolsillo trasero saca un móvil y se aparta a unos cuantos metros de nosotros.
―No me cae bien, aunque haya sido yo la que ha sugerido ayudarla ―me dirijo hacia Deimos en voz baja.
―Tendrá sus motivos, no sabemos en qué está metida ni nada de ella. Lo importante es que hemos hecho algo bueno en ayudarla.
―Esperemos que sea eso.
―Nos iremos juntos y pagaré mi deuda con vosotros al haberme ayudado ―dice ella.
―¿Juntos? ―no estaba segura de referirse solo a nosotros, pero solo sabía que podría haber alguien más.
Por el lado opuesto del bar, una furgoneta apareció y se paró justo enfrente de nosotros.
―Por cierto, soy Haylee ―abrió la puerta y nos hizo una seña con la cabeza para subir.
♧♧♧
―No sabía que traías nuevos clientes hermana, esperemos que paguen un buen precio por la información ―comunicó el chico que se encontraba de copiloto.
―No son clientes Kyan.
Deimos y yo nos quedamos callados.
―¿Entonces?
―Me han ayudado a escapar de los hombres de Weygen.
El chico pego un frenazo que nos hizo salir de nuestros asientos.
―¿Qué quieres decir?
―Como no apareciste, la cosa se puso fea. Uno de sus hombres empezó a perder la paciencia poco a poco y la situación, bueno, empezó a descontrolarse.
―Eso no puede ser. Yo mismo le entregué a uno de los hombres de Weygen lo que acordamos ―los dos estaban preocupados, sus gestos y sus palabras lo decían todo.
―Es imposible, él estaba en el "Shoot Ovly", allí acordamos que sería la entrega.
―Ahora lo entiendo todo ―Kyan paso sus manos por su rostro mostrando enfado y degustación―. Ahora entiendo por qué nos llamaron cuando no nos encontrábamos juntos y porque nos dieron direcciones falsas.
―¿Qué? ¿Cómo? ―Haylee dio un giro rápido hacia nosotros y volvió a mirar enfrente.
―Me dijeron que ya se había hablado todo, y que tú y ellos habíais acordado el lugar. El hombre dijo que antes de que yo llegar tú ya te habías ido y que todo ya había quedado endeudado.
―No puede ser, nos la han jugado. ¿Cómo vamos a recuperarlo todo?
―Tendremos que ir a por él.
―¿Cómo? Ni siquiera sabemos algo sobre él, tampoco podremos localizarlo por el número.
―Pero sí por su aspecto.
Kyan enciende el motor y retoma de nuevo la marcha. Estaba claro que los hermanos habían caído en una trampa bien planeada, y que lo que habían perdido era algo importante.
A pesar de algunas diferencias que poseían, se le veían unidos como dos gotas de agua. Haylee era una chica fuerte y dura, que le daría el merecido a cualquiera que se metiera en su camino, aunque su cara de chica indefensa te engañaría.
Kyan, por otra parte, no se alejaba de ella, se le veía un chico listo y astuto. Su carisma atractivo y su inocencia era lo que más me atraía a la primera sin conocerlo ni siquiera un poco más de lo de ahora.
―¿Y bien? ―Haylee cruzo los brazos.
―Llevaba un traje y un sombrero con una línea roja. En la parte izquierda del corazón llevaba una letra bordada. Serio, tenía pinta de pasarse los días en los casinos, gastando dinero. Parecía cansado y un poco malhumorado. Había dos hombres que lo acompañaban, uno a cada lado, observaban cada movimiento que hacía. Y lo que me llamo la atención es que repetidamente se frotaba el dedo índice contra el pulgar.
Deimos y yo nos miramos.
―¿Llevaba una eme bordada?―Haylee se gira y mira a Deimos.
―¿Sí, cómo lo sabes? ―responde el chico.
―Creo que lo conocemos, más bien yo lo conozco.
―Entonces nos seréis de gran ayuda, al conocerlo, de seguro sabréis donde se encuentra y con que se dedica, o algo que nos sirva para encontrarlo.
―Espera ―digo, sinceramente no me parecía bien ayudarlos―. Tendréis que contarnos lo que querréis recuperar.
―Está bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro