07. 𝔻𝕚𝕖𝕟𝕥𝕖𝕤 𝕪 𝔹𝕚𝕘𝕠𝕥𝕖𝕤
Esᴄʀɪᴛᴏ Pᴏʀ: VanMinPark
Sʜɪᴘ/Cᴏᴜᴘʟᴇ: KᴏᴏᴋMɪɴ
¿Qué es el instinto?
JungKook muchas veces se preguntó aquello, rodeado de seres que si bien eran pensantes en la mayoría del tiempo y que, sus conductas respondían a un análisis mínimo de consecuencias... él se cuestionaba ¿Porqué el instinto les gobernaba más? A veces lo pensaba mucho cuando las situaciones a las que se enfrentaba, era aquel sentimiento lo dominaba y le obligaba a hacer cosas.
Park JiMin, su pequeño alumno era justo ese instinto en persona.
Desde la primera vez que sintió su lazo, no lo aceptó por completo, no podía ser cierto que él siendo ya un adulto compartiera algo tan íntimo con él pequeño, pero no pensándolo mal. Hay muchos tipos de vínculos en el mundo y aun cuando se supone que se direccional en un solo camino, siempre la idea general es la de protección. Jeon JungKook solo quiere proteger y encontrar el bienestar de ese pequeño omega que justo ahora entra en su salón y le mira con esos ojitos tristones, su corazón se oprime porque sabe que muy pocas cosas en la vida hacen a ese niño cambiar su brillante sonrisa.
— ¿Qué ha pasado, JiMin?—el alfa le pregunta, su tono saliendo bastante preocupado y aún cuando no se acerca, sabe que el omega llegará a él, le mirara desde el frente de su escritorio, le saludara de manera muy formal y luego le soltara de golpe todo lo que le tiene llorando de esa forma.
JungKook espera y el omega no tarda en hacer lo que él sabe que hará, y es tal vez su aroma demasiado picante por sus emociones que el alfa se encuentra flotando, perdido en la sensación que le da el olor y no tanto en lo que el niño le dice. Tal vez debería prestarle atención, porque el puchero aumenta y JiMin puede jurar que su corazón se rompe al comprender que el mayor está demasiado perdido en sus pensamientos.
— No entiendo para qué me pregunta, si no me va a prestar atención—JiMin le dice, casi en un regaño. El niño es pequeño, pero no tonto y sabe cuando un adulto - al menos uno relativo, porque a Jungkook aun es joven- le está mirando y escuchando pero no le presta atención— Tal vez es una tontada, pero me ha hecho sentir mal.
JungKook parpadea, ahora sí recayendo la mirada en que JiMin no lleva su uniforme habitual, sino que en cambio tiene una camiseta sencilla blanca, la cual no le sorprendería si estuviera limpia.
— ¿Qué te pasó?— pregunta de nuevo, ahora sí mirando lo lastimado que estaba el menor, por lo que inevitablemente le saca una risa.
— Eso ya me lo preguntó y ya se lo conté, si no me escuchó no es mi culpa—con un último puchero JiMin cambia su expresión, ahora mostrando una tímida sonrisa— Practiqué lo que me dijo, pero mi tono sigue incomodándome, aguanto más la respiración pero no he avanzado mucho y—de nuevo ese puchero— a veces sale mi voz de omega.
Jeon como su profesor de canto le había dejado algunos ejercicios para practicar y aun cuando JiMin avanzaba extraordinariamente cuando se conocieron, nunca se imaginó los problemas que se le vendrían con la pubertad y el innegable cambio de voz.
Su condición de omega recién presentado fue un inconveniente no previsto, porque su voz cambió y adquirió ese tono melodioso de omega y aunque estaba seguro que también amplió su rango vocal, aún le faltaba la pubertad propia de su cuerpo. Todas sus acciones llevaban a no desmotivar al niño y lentamente le conducía a que pudiese dominar sus nuevas características de forma rápida y así su próxima transición a la adultez no fuese tan difícil.
Pero nada estaba yendo bien.
— Tal vez deberíamos cambiar de método—le apoyó de nuevo, como siempre hacía, y le dio esa tímida sonrisa que a los ojos de JiMin simulaban un conejito, nada comparado al fuerte alfa de Oso pardo que era el Sr. Jeon.
Con un nuevo plan en mente JungKook le mostró nuevos ejercicios al omega, quien le miraba atento como siempre y repetía meticulosamente cada cosa, pausando y preguntando en aquellas que no entendía.
El alfa no podía sentirse más orgulloso al ver como JiMin era un omega tan receptivo y atento, pero también de carácter, por lo que al terminar la lección y haber guardado todas sus cosas, se dio el tiempo de observar de nuevo la suciedad en JiMin.
— Ahora sí, me podrías contar, de nuevo, ¿qué te ocurrió?.
JiMin, que también organizaba meticulosamente sus implementos en la pequeña mochila, detuvo sus manos y no le miró o contestó, sólo suspiró.
— Los niños dicen que soy un fenómeno por ser un omega presentado, les dije que éramos iguales, que soy tan igual a ellos pero con mis hormonas presentes, que ellos también la tendrán, en algún momento, pero solo se centran en que yo las tengo y que algunas personas se interesan en mí por cómo hice para adelantar mi tipo. No me gusta que hablen así de mi, yo no lo escogí o hice algo distinto.
JungKook sabía de que niños hablaba JiMin, una vez les había regañado el mismo por burlarse del menor, sin embargo, al parecer solo había logrado que se ganara más burlas.
— No eres lo que te dicen, eres un precioso omega que es particular y las particularidades son especiales, nos ayudan a vernos entre los demás, no hacerles menos, pero sí diferenciarnos.
JiMin siguió sin mirarle, pero asintió estando silenciosamente de acuerdo con lo que le decía.
— Algunos tenemos ojos marrones y otros verdes, también el cabello rubio o rojizo, algunos otros nuestro animal no se parece a lo que nuestra parte humana es— JungKook se levantó y se acercó al espejo que estaba a un lado del salón de artes, uno que usaban en las clases de dibujo— Mírame a mí, por ejemplo, mis dientes y sonrisa hacen que parezca un conejo en vez de un alfa de Oso pardo y, aunque toda la vida me lo repitieron, eso no hizo que me sintiera mal, en realidad me mofaba diciendo que tenía dos animales, uno en mi humano y otro en mi interior.
JiMin se removió en su asiento, finalmente conectando miradas con su docente en medio del reflejo del espejo y apreció cómo aparecía esa mueca que realmente le hacía ver como un conejo.
Tal vez no era tan malo ser diferente, tal vez el tener un lunar más o una baja estatura no era sinónimo de estar mal, solo era una particularidad única. Tal vez ser un omega presentado no era sinónimo de estar malo, no obstante tampoco era algo que pudiese controlar y lo sabía, así que entendía que quienes le preguntaban la manera de presentarse antes era solo para también ser especiales como él.
JiMin quería que todos fueran especiales, pero no sabía la fórmula.
— Quiero saber que estás pensando—JungKook le dijo desde su misma posición, no amagando acercarse para darle confianza al omega.
— No sé cómo hice para presentarme—soltó— No les puedo decir cómo lo hice, porque yo tampoco lo sé.
El alfa se giró y encaró al niño que le miraba expectante y un poco triste ante su próxima respuesta, tal vez el Sr. Jeon si conocía la manera.
— Así como yo parezco un conejo, con bigotes incluidos, fue que tú te presentaste antes. No hay un porqué, sólo es algo que pasó y es todo. No te mortifiques por aquello que no controlas, más bien, céntrate en lo que sí y sigue tu camino.
El omega asintió entendiendo el mensaje entre líneas, terminó de cerrar su mochila y se despidió respetuosamente del Sr. Jeon con un sentimiento de calma.
Muy contrario a Jeon que quería arrancarle la cabeza a alguien, detestaba esos pensamientos infundados en los niños que molestaban a JiMin, no sólo por ser su destinado sino porque en general sabía que era algo que no provenía de ellos sino de los estúpidos estereotipos que los adultos le metían.
Sus ojos más oscuros de lo normal demostraban cuán enojado estaba, exponiendo por completo los ojos negros propios de su animal interior. Caminaba por pasos agigantados a la sala de profesores cuando escucho esa voz.
Jimin estaba cantando.
Se acercó lentamente, tratando de no interrumpir cuando pudo ver claramente a las niñas que sabía que constantemente hostigaban a JiMin con preguntas, curiosas quedaban anonadadas por el talento del omega.
Lentamente la melodiosa voz se apagó y las menores aplaudieron y sonrieron a JiMin, quien un poco acalorado por la atención, sólo les devolvió la tímida sonrisa.
— Estas son las cosas que puedes hacer por ser un omega presentado—JungKook le escuchó decir a MinHe, a una niña uno o dos años mayor que JiMin— A mí me falta poco para presentarme y espero ser una preciosa omega como tú.
— Al menos, a mí me falta mucho tiempo aún —otra niñita lloriqueo con falsas lágrimas— Anda JiMin, ya varias veces te hemos preguntado, responde, ¿qué hiciste?
Los seis pares de ojos presentes cayeron sobre el omega, incluyendo los de JungKook que aún no salía de su pequeño escondite.
— Solo es una cosa del destino—respondió finalmente—, algo que no puedo controlar y ustedes tampoco—miró a sus compañeras y vio esas características de las que el Sr. Jeon le había hablado. Cada niña era hermosa, con detalles que resaltaban pero no opacaban a las demás.
Cada una era particular y él también.
— Solo no quieres decirnos qué hiciste, que envidioso eres JiMin—la pequeña atacó de nuevo y le sacó la lengua al omega, a quien su firme sonrisa le tambaleaba.
— Te lo pondré así—le dijo de otra manera— Dime por qué tu cabello es rojizo.
— No lo sé, ninguno de mis papás lo tiene de esta forma pero yo sí.
— Es justo como me ocurre a mi, no puedo explicar qué pasó, no me quejo, pero sigue sintiéndose raro. Tal vez esa es mi particularidad y estoy feliz por tenerla.
La campana que anunciaba el reingreso a clases hizo que todas las niñas corrieran a su salón y dejaran a JiMin atrás.
El niño iba por un buen camino y esa pequeña conversación le dio la tranquilidad a JungKook de que realmente JiMin estaba creciendo bien y que todas las personas que le rodeaban le apoyaban. Aún así, fue y puso la queja en dirección sobre los otros que molestaban a JiMin, sabía que desde su posición no podía hacer mucho sin meter en más problemas al omega, pero haría lo posible siempre que pudiese.
De eso se trataba su lazo.
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08.10.2021
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