Esᴄʀɪᴛᴏ Pᴏʀ: _jmhpestxmxmxdisimo

Sʜɪᴘ/Cᴏᴜᴘʟᴇ: KookMin

Jeon era un hombre dedicado, alguien que había salido con sobresalientes en sus notas de la universidad y hasta tuvo la oportunidad de buscar algo más. JungKook era alguien joven, pero con un sueño simple, sin dejar de ser hermoso a su vez.

Él amaba la música, canto y todo lo que tuviera que ver con niños. Él quería poder esparcir sus conocimientos a las generaciones futuras y así sentirse feliz de que tanto pequeños como adolescentes se interesen tanto por la música, como él lo hizo en su niñez y adolescencia. Y no iba a mentir, si no fuera porque alguien en su momento le metió en la cabeza que enseñar era la mejor opción para poder difundir sus conocimientos a las nuevas generaciones, él no estaría en ese lugar. Pero Jeon no se arrepentiría, jamás lo haría. Encontrar aquél trabajo en esa prestigiosa academia había sido lo mejor que le pudo pasar después de salir de la universidad, había ganado rápidamente un puesto debido a sus excelentes notas y buen currículum que minuciosamente se había encargado de hacer.

Jamás se arrepentiría de llegar a esa academia y comenzar a trabajar ahí, agradecía completamente tener ese trabajo y poder ahora hasta mantenerse a sí mismo gracias a sus ahorros y sueldo. Pero lo que más amaba de su trabajo, era poder enseñarle a esos pequeños artistas que tenía por estudiantes en las mañanas, aquellos adorables y buenos niños que tenía y que ahora eran parte de su vida diaria.

— Muy bien pequeños, ¿Estamos todos verdad? Voy a pasar la asistencia así que necesito que estén pendientes a sus nombres, ¿Ok?

Todos los niños asintieron sin rechistar a su pedido, no quería llevarse un pequeño regaño de su profesor conejito.

Ahora algo curioso también, que lo ayudó a conectar más con aquellos pequeñitos, es que su sonrisa y carisma era completamente diferente a lo que ellos tenían por lo que podría considerarse un "honorable alfa de oso pardo", sabía que sabía que todos esos revoltosos le decían "conejito kook" a sus espaldas. Esos mocosos eran demasiado tiernos para insistir en que dejaran de hacerlo.

— ¿Park JiMin...? Creo que no est—...—su voz fue interrumpida mientras iba a marcar al nombrado inasistente.

Su mirada subió de su cuaderno a donde estaban los niños, y ahí lo vio. ¿Cómo no se había fijado? El pequeño Park JiMin lo observaba con timidez y la mano alzada, repitiendo presente.

— JiMinnie, volviste. ¿Te sientes mejor? Escuché que estuviste enfermo-su voz sonó tranquila, sin dejar el deje de preocupación que demostraba en saber que estuvo varios días enfermo. Era algo extraño, el pequeño siempre había tenido una asistencia casi perfecta.

— Claro que se siente mejor el fenómeno JiMin. No puedo oler nada, ugh—la voz de un niño resonó en el salón antes de que pudiera hablar, causando carcajadas y cuchicheos entre los niños. JiMin solo atinó a encogerse en su asiento y sentir sus ojos cristalizarse.

Ahora seguro su profesor conejito también lo vería como un fenómeno, se sentía triste de haberse presentado temprano, él no quería ser así, no quería que lo molestarán. Pero contra todo pronóstico para el pequeño JiMin, JungKook se levantó de su asiento bruscamente, causando el silencio en toda el aula debido a la sorpresa.

— Que sea la primera y última vez...—su voz sonó dura y seria, sin un deje de la amabilidad y cariño que solía tener- que molestan a JiMin o dicen algo así en está clase, ¿Me entendieron?

— Mi mami dijo que JiMin era un fenómeno, es raro ¿No lo ve?—refutó el pequeño niño de nuevo, sin doblegar su opinión..

JungKook lo observó con el ceño fruncido. Debía hablar con la madre de ese niño, y además mandarle una citación.

— Sang Woo, dame tu cuaderno, voy a ponerte una citación y un llamado de atención-habló sin dar tiempo a reproches y el niño obedeció intimidado—. Si alguien más va a hacer ese tipo de comentario o tener ese mal comportamiento, tráigame su cuaderno ahora mismo.

Todos estaban en silencio con las cabezas gachas, asustados en sus pequeñas cabecitas de recibir un castigo de su profesor de canto. El adulto los miró con un suspiro, no tenían remedio.

— Saben que no me gustan estas cosas, pequeños. No hagan que su profesor se moleste, por favor. Sigamos con la clase, ¿si?—pidió lo más dulce y bueno que pudo, sabía que los pequeños no se negarían.

Y así fue la clase fue transcurriendo con lo que podría considerarse normalidad. Lo único que lo hacía perderse en sus pensamientos por breves momentos era el dulce olor que sentía venir y desaparecer de a ratos.

Por más que intentase no lograba percibirlo desde raíz, incluso pensó que venía de afuera. Su oso se estaba volviendo loco en su interior por intentar descubrir el origen de tan exquisito olor. Las probabilidades de que fuera su destinado eran bastante cercanas para ese momento.

— Muy bien JiMin, ¿Podrías volver a intentar cantar las notas? Debes regular tu respiración para no quedarte sin aire a la mitad.

Pidió JungKook una vez todos se retiraron del salón al receso. Solía quedarse un poquito más con los estudiantes que necesitaban un poco más de ayuda, y si ellos querían pues así era. JiMin siempre que necesitaba ayuda venía a él y le pedía consejos con su canto, su voz era realmente fabulosa y melódica, sólo era cuestión de pulir.

— Tengo que practicar en casa, desde que me presenté mi voz ha estado rara...—respondió el pequeño con un pequeño puchero avergonzado.

No quería decepcionar a su profesor, a él le gustaba mucho cantar pero desde hacía tiempo su voz le había estado fallando para aquél pasatiempo.

— No te preocupes pequeño, es normal. A tú edad mi voz no era muy buena, y me costaba mucho mantener el aire, es cuestión de práctica y que de verdad quieras lograr hacerlo bien—JungKook sacudió sus cabellos con cariño, escribiendo algunas cosas en el cuaderno del pequeño omega—. Aquí tienes las indicaciones de algunos ejercicios para que no se te olvide, en la próxima clase me dices cómo te fue con este método ¿Bien?

El menor asintió más animado, sabía que podría hacerlo. Se esforzaría mucho, claro que sí.

Sin poder evitarlo mientras guardaba sus cosas en su mochila con cuidado, más que todo su preciado cuaderno de canto con dibujitos afuera que le hizo él mismo, liberó su dulzón aroma. Su omega estaba feliz de haber recibido la ayuda del adulto, y él mismo estaba feliz de que el mayor no se molestará por no poder hacerlo bien.

El alfa inmediatamente de sentir el aroma se levantó de su asiento bruscamente, mirando a los lados. Pero su vista captó entonces la mirada curiosa de su pequeño alumno apunto de salir del salón.

— JiMinnie ¿Te presentaste como omega verdad, pequeño?—y sólo lo preguntó para asegurarse que no se estaba equivocando.

— Sip, por eso falté en la semana. Pensé que ya se había dado cuenta profesor Kook—le sonrió un poco avergonzado, caminando a la salida para retirarse—. Nos vemos~.

Un suspiro salió de su boca que no supo que retuvo hasta que el niño salió de la habitación. Llevó una de sus manos al puente de su nariz, sentándose en el asiento nuevamente y completamente perdido. ¿Cómo era posible eso? ¿Cómo ese olor podía venir de...? Maldecía a la diosa Luna por esto ¿Cómo podía ser tan descuidada? No podía aceptar que ese pequeño niño de mejillas abultadas compartiera un lazo como los destinados con él.

Llevó sus manos a su rostro, suspirando nuevamente. ¿Enserio ese pequeño era su destinado? Negó, recogiendo sus cosas para salir de aquél salón lleno del olor que lo estaba embriagado mucho.

Sólo esperaba que el destino no fuera cruel para ese pequeño y su propio corazón.

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02.10.21