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"POSITIVO"

—¿Explicar qué?— exclamó ahogándome en la agonía de ver que no hay ni la más mínima pizca de arrepentimiento en el rostro de Nino.
—Tienes razón, no hay mucho que decir..—
—¿Marinette como pudiste?..— la interrumpó sientiendo como las piernas me flaqueban y amenazaban con mandarme derrotado directamente al piso. ¡Joder! ¿Porqué tardaba tanto en intentar justificarse?..
—¿En serio quieres escuchar porque lo hice?— su pregunta, su voz tan fría y carente de emociones me termina por demostrar que esto es real y que no importa cuanto trate de negarlo, efectivamente me jugaron chueco..
—Ambos me han estado viendo la cara de idiota... ¡Tú, eras mi mejor amigo, un hermano para mí!— gritó entre sacudidas de odio y rabia.
—Deja el drama Agreste y mejor recuerda todas las veces que tú mismo olvidaste lo que significaba ser leal— su respuesta me deja estupefacto y por un momento siento que esto es una vil venganza de su parte.
—¡¿De qué estás hablando?!.. ¡¿Cuando demonios te he traicionado para que me hicieras ésto?!— Nino se a cubierto con la sábana y se me acerca para encararme. Le sostengo la mirada, recordando todos estos años de amistad incondicional. Todas las veces en las que nos ayudamos y apoyamos mutuamente.. Cierro los puños y reprimo mis ganas de matarlo con mis propias manos..
—Adrien ambos sabemos que esta discusión no tiene sentido. Lo echó, echó esta y no pienso justificarme o pedirte perdón. Ya no soy la misma y ojalá lo entiendas de una vez..— las palabras de Marinette me dejan momentáneamente sin aliento, ¿Acaso había dicho que no le importaba justificar sus echos?.
—Marinette.. solo dime qué este mal nacido te obligo.. dime que no querías hacerlo..—
—¡Basta deja de ser un idiota y abre los ojos!— retrocedo un paso, como si su voz descargará sobre mí una fuerte descarga eléctrica que me paraliza y me llena de dolor.. Intento encontrarle significado a sus ojos fríos y vacíos, a su rostro distante, lleno de cinismo.. —Ya no te quiero..— artículo sin titubear, sin parpadear y con suma seguridad, la misma que termino por destruirme por completo..
—¡No. Eso no es cierto!— grité preso del pánico. Cada minuto que transcurría frente a ella me parecía un mal sueño, una pesadilla que no hacía más que empeorar..
—No me importa si me crees o no. En realidad ni siquiera me importa que pienses de mí— hasta ese momento fuí consiente de que estaba esperando culaquier excusa para perdonarla. Era tan patético que estaba dispuesto a pasar todo por alto, sin embargo, no me quedaban fuerzas para seguir viendo cómo la mujer que amaba seguía desnuda y sin ninguna intención de tratar de salvar lo nuestro. —Pero te agradecería si te largas y nos dejas seguir con lo que estábamos haciendo— aquello me calo en lo más ondo y las lágrimas me picaron en los ojos..
—Ya la escuchaste. Vete y esperó jamás olvides este momento— le segundo Nino antes de acercarse a ella y envolverla por la cadera..
—Me la pagarás Marinette... ¡Te juro que me la pagarás!— exclamé temblando de furia al tiempo que contemplaba con la visión empañada su sonrisa burlesca. Le ordené a mis piernas moverse y salir lo más rápido posible de aquel infierno que me quemaba vivo. Pase de largo el ascensor dado que me sentía sofocado y con la sensación de que el oxígeno se había agotado, bajé por las escaleras de emergencia presionadome con la derecha el pecho donde mi corazón ya había dejado de latir, estaba roto y sin vida, tan muerto como todas mis ilusiones sobre la nueva vida que había estado planeando pasar con ella.
Una vez fuera del edificio jale aire pero se negó rotundamente a entrar y tuve que intentarlo varias veces hasta que por fin pude respirar y parar de llorar. (Deja de ser tan débil y acepta que ella no vale la pena. Que nunca valió tanto esfuerzo y amor que le tuviste) Maldigo entre dientes y subo al auto, arrancando y conduciendo como loco entre los autos que voy esquivando en el camino.. Minutos más tarde freno de golpe y me bajó para entrar al unico lugar donde se que encontraré un alivio momentáneo para el dolor que me desangra por dentro. El bar está medio vacío y atravieso las mesas hasta la barra donde antes de sentarme en un banco ordenó una botella de tequila. El barman no tarda en darmela y me observa sin decir nada, ya debe saber que es mejor dejarme solo con el alcohol, algo que le agradezco en silencio mientras me disponía a llenar el vaso y tomarlo enseguida. Carraspeo y me bebí otro más hasta que decidí olvidarme del estúpido vaso y beber directamente de la botella...
Pasan los minutos y el alcohol no ha podido borrar la imagen de ellos dos teniendo sexo. Los sonidos mientras lo hacían siguen reproduciéndose en mi cabeza, hasta que son reemplazados por su voz diciéndome que ya no me quería. ¡Mierda! ¿Cómo iba a seguir sin ella? ¿Cómo iba a superar que me engañara con Nino? ¿Cómo dejar de pensar que en este momento siguen juntos y riéndose de mí? ¿Cómo calmaria las ganas de salir corriendo y ser yo quien le rogara para que rectificara y se retractara de sus horribles palabras? Me paso las manos por el cabello desesperado por dejar de sentir el enorme vacío que se expandía por mi pecho y optó por cumplir con mi promesa. Hacerla pagar era mi mejor opción y la única para demostrarle a ella y a mí mismo que podría seguir sin ella. Con el efecto del alcohol aturdiendo mi cerebro, busco mi celular y posteriormente con dedos torpes marcó el número de mi abogado.. —Santiago necesito qué hablemos sobre Aiden— me concentro para que mi voz salga clara y no perder el hilo de mis pensamientos.
—Claro, de echo tengo nuevas noticias qué darte. ¿Dime dónde nos vemos?—
—Te enviaré la dirección— dicho eso cuelgo y le mando el mensaje de texto con la ubicación del bar donde estoy y apenas lo envío otra llamada entrá.
—¿Adrien dónde están?— reconozco enseguida la voz sería y formal y no me deja otra alternativa más que responderle.
—Gabriel no es un buen momento..—
—¿Porqué? ¿Pasó algo?— suena preocupado, alarmado y un tanto asustado, pero siendo honesto no tenía intenciones de calmarlo.
—No.. Hoy no pienso ir al hotel, ¿así qué podrías cuidar de Aiden?—
—Si.. pero y Marinette.. ¿Ella está contigo?— (No, tu hija la ramera está con Nino).. Me trago las lágrimas y cierro los ojos para enfocarme en responder..
—No, y no me preguntes por ella— el nudo en mi garganta crece y me parece que no tardará nada en estallar.
—Adrien..—
—Ahora no puedo hablar..— artícule con dificultad. —Adiós Gabriel— apago el móvil y lo dejó sobre la barra para seguir prestando mi completa atención a la botella cuyo líquido va disminuyendo a cada segundo...
Para cuándo llegó Santiago ya me había terminado media botella y mi cerebro seguía torturandome con los horribles recuerdos. —¿No te parece qué es muy temprano para beber de esa manera?— me pregunta mientras se sentaba a mi lado. Lo miro de reojo antes de hablar.
—No te pedí qué vinieras para qué me cuestionaras, así qué ahorratelo ¿quieres?— pese a todo pude lograr que mi voz saliera entendible y procure no dejar que mi mente se hundiera en las aguas del alcohol.
—Bien, te diré entonces las buenas noticias. Ethan ya firmó el divorcio y Marinette ya es libre— me río amargamente entre dientes.
—¿Y eso es una buena noticia?— pregunto con sarcasmo.
—Si..—
—¿Sabías qué ella resultó ser una ramera qué se acuesta con mi mejor amigo?— decir aquello me quemo la garganta y la boca, como si hubiera sido acido corrocibo. Uno tan potente y el mismo que calsinaba sin piedad mi pecho y mi corazón.
—¿Que?— pregunta a su vez y su tono sorprendió me parece ridículo.
—Seguramente también lo hizo con tigo y toda esa historia qué vivió con Ethan fue una mentira para envolverme y hacerme creer qué era una víctima.. cuando en realidad es una cualquiera— lo miro y ya no me quedan dudas de que el también pasó por su cama. ¡Mierda! Empuñó la mano y trato de alejar la imagen de ellos dos juntos.
—¿De qué estás hablando?— me cuestiona y aunque parece confudido se muy bien que está fingiendo.
—Quiero qué la custodia de Aiden sea solo mía— le suelto y por primera vez la sangre vuelve a correrme por las venas. Era la sensación de la venganza que se apodera de mi y me llena de poder, uno que usaría para acabar con ella.
—¿Me estás pidiendo qué le quite todos los derechos a Marinette?—
—Si. Ella no es una buena influencia para mí hijo y la quiero lejos de él para siempre— su rostro sigue perplejo y en cierta medida incrédulo lo que hace que me pregunté ¿Porqué demonios le cuesta tanto entenderlo?..
—No comprendo tu actitud. Aunque creo saber porque estás así..— hace una pausa y su mirada taciturna me da la impresión de que algo esconde.. —Yo le advertí qué esto te afectaría y qué era mejor hablarlo antes contigo— analizó su oración y doy con la conclusión de que él sabía que Marinette mantenía una relación con ese maldito a mis espaldas.
—¿Crees qué habérmelo dicho antes haría alguna diferencia?— escupo y ahora soy yo quien suena incrédulo. —¿Que la perdonaría y lo dejaría pasar?— siento náuseas solo de pensarlo.
—Si, es decir lo hace por el bien de todos, en especial por ti y por su hijo. Por eso no puedo hacer lo qué me pides— lo fulminó con la mirada.
—¿Por mí bien?.. ¿Tener sexo con Nino crees qué puede hacerme algún bien?— sus ojos se abren en respuesta a lo que acaba de escuchar y me enfurece su expresión consternada.
—¿De dónde sacas eso?— yo resople y golpe el granito de la barra.
—Santiago yo los vi así qué deja de intentar justificarla y haz lo qué te digo—
—Eso es imposible.. ella no sería capaz de eso—
—¡Maldita sea eres mi abogado y harás qué el juez me de la custodia completá de Aiden sin importar qué haya qué hacer para lograrlo!— Santiago endurece su mirada y aprieta la mandíbula.
—No lo voy hacer. No voy a causarle ese dolor a Marinette. Renunció y como abogado te advierto qué lucharé para qué ella no pierda a su hijo sin importar qué hagas tú para lograrlo— aquello fue la gota que derramó mi vaso.
—¡¿Imbécil con qué te está pagando ella?! Eres solo otro de sus juguetes.. otro tonto qué cae en sus redes y utiliza a su conveniencia— espero que me responda, estaba ansioso por empezar a repartir golpes hasta desahogar toda la frustración que traía dentro, pero no fue así, el simplemente se puso de pie y sin alzar siquiera la voz me respondió..
—Como sea no la pienso dejar sola.. Espero entres en razón o de lo contrario nos veremos en la corté— se alejo unos pasos y me apresure a decirle..
—Dile a esa zorra qué cometió el peor error de toda su vida— se frena en seco y me mira por encima del hombro.
—Estas tomado y quiero pensar qué es el alcohol quien te hace hablar así, y esa es la única razón por la que no te parto la cara— dicho eso se marcha y me deja con las ganas de una pelea. Arrojó el vaso y le propinó otro largo trago al tequila, el cual me ayuda a calmarme y recordame que ese estúpido no era el único abogado en el mundo y solo era cuestión de buscar otro que estuviera dispuesto a jugar susio con tal de salirse con la mía. No importaba cuanto dinero hubiera que gastar, cuantas personas tendría que sobornar y que métodos usar todo para que Aiden fuera solo mío. Sonreí con malicia mientras pensaba a qué país lo bastante lejos nos mudariamos para que a ella le fuera imposible encontrarnos. Soboreo la dulce miel de la venganza visualizando su rostro cuando Santiago le de mí mensaje, cuando sepa que perdió y no podrá volver a ver nunca más a Aiden... (Te lo advertí Marinette...) Me río más fuerte.. (Te destruiré)...





                                                                                                         Narra Marinette.

He caminado de un lado para otro, como si está horrible habitación fuera una cárcel, de la cual me moría de ganas de escapar. Me cruzo de brazos y me duele cada vez que presionó mis dedos sobre la piel de mis antebrazos, seguramente ya tengo moretones en toda esa parte. Sin embargo, era la única manera de descargar mi ansiedad ya que no podía sucumbir, debía ser fuerte y aceptar que estar en este lugar era lo mejor para mí. Me detengo en la ventana y suspiro contra el cristal mirando los árboles y el pasto que cubre lo largo del enorme jardín. Suelto otro profundo suspiró y alejo de mi mente las ansias de ingerir las píldoras. En momentos como este me arrepentía profundamente por haberlas dejado en aquel laboratorio cuyas pruebas aún no me entregaban y según los médicos de este centro les serían de utilidad para comenzar realmente con mi rehabilitación.
Al cabo de un minuto mi mente viaja hasta Adrien. ¿Que estará haciendo? ¿Que pensara de mí repentina desaparición? ¿Lo habrá entendió o mis pobres explicaciónes no fueron suficientes para eso? Por otra parte rememoró aquella maravillosa noche, la última en la que realmente fuí feliz. Aún puedo sentir sus besos en la intimidad de la habitación de Julieta, sus caricias y el calor que me invadía y casi me hace perder la cabeza.. Me estremezco y creó que debí seguir y hacer el amor con él, en lugar de darle aquel sofnifero que lo puso a dormir en contra de su voluntad, pero ¿Que otra cosa podía hacer? Sabía muy bien que no tendría el valor para dejarlo después de pasar la noche en sus brazos, por lo que era mejor dejar las cosas inconclusas hasta que yo pudiera salir de aquí curada y siendo la Marinette libre y dueña de sí misma que siempre fuí. Me refugio en el recuerdo de su rostro perfecto mientas dormía, en la increíble sensación que experimente al pasar mis manos por su pecho que subía y bajaba al compás de su tranquilidad y regular respiración, en el último beso que le di antes de bajar de la cama, salir de la casa y terminar por entrar al auto que me trajo directo a esta prisión de paredes blancas y estériles.. A mi espalda la puerta al abrirse rompe mis pensamientos y escucho los pasos quedos de la enfermera que entró.. —hola, veo que ya estás más tranquila— me dice amable.
—Si, me ha costado más de lo qué imagine aceptar qué estaré aquí por un buen tiempo..— vuelvo a suspirar y me parece que nunca pararé de hacerlo.
—Es natural, apenas llevas unos cuantos días aquí—
—Los más largos y dolorosos de toda mi vida— miro una vez más el cielo azul y despejado para girarme y mirar a la mujer de uniforme blanco e impecable que deja sobre mi buró un par de frascos que seguramente son mas tranquilizantes y hierro para mí estúpida anemia.
—No lo serían si tu familia lo supiera y te apoyará en este proceso. Quizás debas llamarlos..—
—No.. por el momento es mejor así..— me apresuro a decir antes de que esa idea volviera a tomar cuerpo en mi cabeza. No podría decirles a mis padres que estaba hundida en algo que ni siquiera sabía que era, además les había dejado una carta que esperaba Adrien les hubiera entregado ya.. Me acerco a ella y tomó el vaso y la píldora que me ofrece.. —¿Cambiando de tema qué hay con los resultados de mi prueba de embarazo?— le pregunto con la emoción trepando por mi pecho.
—Sobre eso aquí mismo tengo los resultados.. velo tu misma— me paso rápido el líquido, el medicamento y con la mano temblorosa tomó la hoja la cual comienzo a leer hasta dar con la palabra que buscaba..
—Positivo..— mumruro con las lágrimas ya corriendo por mis mejillas. —Adrien tenía razón... Estoy esperando un bebé..— nuestra charla en el restaurante se reproduce en automático y me da la confianza que necesito para creer que esto no será un problema y podré manejarlo sin importar qué pase mi embarazo encerrada aquí y lejos de Adrien y de mi hijo..
—¿Marinette puedo pasar?— me toma unos segundos darme cuenta de que Santiago está en el quicio de la puerta y espera mi respuesta la cual le doy con voz quebrada y temblorosa..
—Claro, pasa..— un sollozo me interrumpe y tomó una gran bocanada de aire para intentar tranquilizarme..
—Los dejaré solos para qué hablen.. si necesitas algo ya sabes como llamarme— me dijo la enfermera mientras se dirigía a la salida..
—Si, gracias—
En cuanto ella cerro la puerta Santiago se me acercó y con el pulgar me limpio las lágrimas.. —Marinette me prometiste qué no llorarias mas— me recuerda frunciendo el ceño, tal y como hacia siempre que algo le molestaba.
—Lo sé, pero esta vez es de alegría.. Santiago necesito qué hables con Adrien y le pidas qué venga a verme hoy mismo— casi me ahogo al pronunciar aquello y hasta ahora me daba cuenta de lo mucho que deseaba verlo, más cuando tenía una maravillosa noticia que darle.
—Creí qué no querías qué supiera donde estabas— me dice el serio.
—Si, pero hay algo muy importante qué debo decirle..— sonrió genuinamente por primera vez desde que pise este lugar y dejó que mi mente se imaginé la cara que pondrá Adrien cuando se lo diga. Sin embargo, la expresión que puso Santiago fue suficiente para borrar de tajo mi sonrisa..
—No sé si sea una buena idea..— comento y supe exactamente porque decía aquello.
—Se qué debe estar muy enojado por qué no le dije qué vendría a este centro pero a estas alturas del partido ya debió de haber leído mi carta y conoce mis motivos para actuar como lo hice— confiaba en que me entendería, en que podría perdonarme..
—Es posible.. pero algo me dice que no lo comprendió del todo— miro fijamente al castaño cuyos ojos parecen guardarse algo.
—Santiago te conozco perfectamente y se cuando me estás ocultando algo, ¿así qué dime qué es?— me devuelve la mirada y me atrevía asegurar que se estaba debatiendo en soltar aquello que lo tenía preocupado desde hace tres dias.
—Nada..— respondió al fin después de unos minutos de crispado silencio.—.. lo llamaré y haré qué venga a verte— sonríe pero sé que su sonrisa es fingida, algo sabe y no se atreve a decirmelo. Acorta la distancia y me abraza con fuerza algo que logra que la muralla que contenía mis lágrimas colapse y se derrumbe.
—Gracias, no sé qué haría sin ti— admito entre llanto que logra disipar mis temores y dudas. Y ahora solo ansío que Adrien ocupe su lugar...

Media hora más tarde Santiago me ha llamado para avisar que Adrien vendría y aunque no dijo una hora exacta consulto nuevamente nerviosa el reloj de pared que marca las 3:25. Me ordeno calmarme, quizás el está molesto y yo tendria que tener paciencia hasta que me perdonará, así que era mejor sí me encontraba tranquila y segura de mi desición.. Me nuevo por la habitación restregandome las manos en los jeans y cuando la puerta por fin se abrió corrí hacia ella sin pensar para recibirlo.. —Adrien me alegra tanto qué aceptaras venir..— apenas si puede abrazarlo por la cintura antes de que el me apartara con excesiva brusquedad. Me empuja y retrocedo perpleja..
—No te confundas, si estoy aquí es porque quiero dejar las cosas bien claras contigo— pese a su rudeza sin sentido me mostré de acuerdo con el y trate de que este rechazó no me afectará, era lógico que estuviera resentido después de haberlo dejado en la casa de Julieta sin ninguna explicación. Controlo mi voz y abro la boca para comenzar a hablar..
—Bien, sé qué debes estar muy enfadado con migo pero..—
—¿Enfadado?— repite y noto el sarcasmo en su voz. —No Marinette, eso es tan poco comparado con lo qué siento ahora al volver a verte.. Yo diría qué odio es la palabra más apropiada— (¡Odio!) Repite mi mente con miedo. Trago saliva..
—Entiendo qué estuvo mal dejarte aquella noche como lo hice, pero te juro qué mi intención nunca fue lastimarte..—
—¡El qué me dejaras botado como un imbécil es lo de menos. Lo qué realmente importa es porque lo hiciste!— su gritó me sobresalta y parpadeó confusa..
—Fue para venir a este lugar. Me obligué a dejarte para curarme de la maldita adicción..—
—Ahora se te ocurre mentir..— dice con infinito desprecio, algo que no comprendo.. —¿Que hay de esa chica cínica qué me dijo a la cara qué no me quería?— frunzo el entrecejo. ¿Qué demonios le pasaba?.
—No se de qué hablas..— comienzo presa del pánico por no saber que ocurre.. Acorta la distancia y me toma de los brazos aprentandome con fuerza, tanta que el dolor es instantáneo.
—¡Deja de hacerte la idiota y recuerda aquella mañana en la qué te encontré desnuda con Nino en la cama!— me pierdo en lo que a dicho y en la furia que denotaba su rostro, hasta que logró procesar que me a dicho..
—¿Pero qué..—
—¡¡No te atrevas a negarlo maldita zorra!!— exclama y me obliga a retroceder hasta que mi espalda se topa con la pared. Se me escapa un quejido de dolor y por más que le doy vueltas a su acusación no la entiendo. ¿Yo con Nino? ¿De dónde saco eso?..
—¡Adrien te juro qué no sé de qué hablas. Yo jamás estuve con él!— le aseguro y tiemblo al ver como sus ojos verdes parecen arden y querer matarme con las dagas afiladas que me lanzan.
—¡¿Que ganas con esto?— pregunta y me estrella de nuevo contra el muro.
—Me estás lastimado..— murmuró sin aliento..
—¡¿Quieres volverme loco?!— esta tan fuera de sí que no lo reconozco y a cada minuto me aterra más como resultará ésto..
—¡No, quiero entender porque estás diciendo todo ésto..—
—Eres una basura. No vales la pena y ahora lo sé— me corta y sus insultos me lastiman más que su agarré.
—¡Adrien para.. por favor!— gritó y busco freneticamente la manera de hacer que me escuché..
—Me das ascó, te odio y jamas voy a perdonarte el qué me hayas engañado con mi mejor amigo— ¡Joder!.
—Admito qué en un momento de locura por las píldoras lo besé, pero nunca me acosté con él.. No sería capaz de tal bajeza, mucho menos sabiendo qué es como un hermano para ti— ojalá pueda ver lo sincera que soy y perdone mi estúpido momento de debilidad, pero a juzgar por su rostro eso no pasaría.
—¡No mientas! ¡Yo te vi, los vi, y tú misma me corriste para seguir revolcándose en la cama!— intento zafarme sin ningún éxito. Lo que decía no podía ser. Yo jamás había estado con él y mucho menos sería tan descarada para hacer lo que dijo.
—¡Debe ser un error yo no hice nada de lo qué tenga qué arrepentirme!— mis voz se vuelve una súplica.
—No te creó.. Eres una prostituta qué no merece nada, salvo despreció— logró empujarlo y escabullirme sobando en el proceso mis brazos doloridos..
—Adrien por favor tienes qué escuchame..— empiezo al borde de las lágrimas. —..yo te amo..— se abalanza sobre mí y me toma de la mandíbula.
—¡Cierra la boca qué estoy a punto de olvidar qué eres una mujer!— comienzo a llorar en voz alta y suelto alaridos de dolor. Me encuentro aterrada y con la autoestima por los suelos.
—Adrien..— casi no puedo hablar, tengo el pulso tan aselerado que me cuesta articular las palabras, aún así me obligó a decirle.. —Estoy embarazada...— rogué porque sea suficiente para bajar su absurdo enojó. —Tu tenías la razón y vas hacer padre por segunda vez— continúe al ver que no me interrumpio. Me soltó y dio un paso atrás sin borrar ese odio que me partía el alma y me destrozaba el corazón.
—En lo que a mí respecta ese niño no es mío— dijo tan frío como el hielo mismo.
—¡¡Claro qué lo es!!— le aseguró y ahora fuí yo quien se le acercó para tomarlo por el brazo.
—Te acostaste con Ethan, con Nino y quién sabe quizás también con Santiago— se suelta y cierra los puños temblando de pies a cabeza..
—No entiendo porque estás así, pero estas completamente equivocado. Para tu información Ethan tuvo la decensencia de utilizar protección y dado que yo jamás estuve con Nino el único responsable aquí eres tu—
—¿Y que hay de tu abogado? ¿Acaso no le pagas para que te ayude contra mí?—
—¡No de la manera que tú te imaginas. Él es como mi hermano, desde que eramos niños siempre ha sido así— el resolplo y se rió con ironía.
—¿Se te olvida que en el pasado poco te importo que tú y yo fuéramos hermanos?— me recordó el.
—Lo nuestro fue distinto..—
—Como sea, ese bastardo que llevas no es mío. Y te aviso que haré todo lo qué este en mis manos para quitarte a Aiden— los ojos se me abren desmesuradamente y una nueva clase de miedo se me desata por las venas.
—¡No puedes hacerme ésto, sabes que no lo soportaria!—
—Eres una adicta qué no puede vivir sin las malditas píldoras, sin mencionar que no tienes ni la más mínima moral— sus palabras me abren un hueco en el pecho y no se como manejarlo, ni tampoco que decir.. —El juez no dudará en darme la razón— remata el sin importarle que me está matando lentamente.
—Pensé que me entenderías, que mi carta te ayudaría hacerlo..—
—No se de qué carta hablas y no me interesa saberlo, lo único que quiero es verte destruida y pagando por tu maldito error—
—¡Yo jamás me acosté con Nino. Tienes que creerme!— le suplico y solo me hacía falta arrodillarme.
—Si tan solo me lo hubieras explicado aquella mañana... Si hubieras mentido yo te habría perdonado, pero ya no puedo hacerlo, ¿y sabes que? yo tampoco te quiero. El amor que sentia por ti se acabó y en su lugar solo dejó un profundo rencor..—
—¡No por favor, no digas eso.. yo te necesito, ahora más que nunca que estoy embarazada!— me aferró de su brazo sin importarme que prácticamente me este humillando. —¡Perdoname, por todo, solo no me dejes!— lo suelto y termino por caer de rodillas ya sin dignidad ni orgullo.. —Adrien te juro que no fui yo, tienes que creerme— ¿Que más podía decir? ¿Qué otra cosa podía hacer para demostrarle que en mi conciencia no estaba tener sexo con su mejor amigo?..
—Eres patética..— las lágrimas no cesan y el dolor que siento me supera. —..y llorar no te servirá de nada— se aleja a la puerta llevándose con sigo todas mis esperanzas e ilusiones y una vez que la puerta se cierra me doy cuenta de lo vacía que me dejo. El tenía razón, llorar no me sirve de nada pero no puedo parar, Adrien me habia vuelto a lastimar y lo peor de todo es que no tengo ni la más remota idea del porque lo hizo. Me dejó caer en el piso y un fuerte dolor me invade el abdomen, lo presionó con ambas manos jadeando y con las gotas de sudor corriendo por mi frente y cuello. Comienzo arrastrarme rumbo a la cama donde el botón para llamar a la enfermera se encuentra y temo que no seré capaz de alcanzarlo por lo que cómo puedo me pongo a cuatro y gateo hasta el buró, soltando en el camino un fuerte alarido.. —Necesito ayuda..— digo entre cortado una vez que logré que mi dedo tocará el botón.. —¡Mi bebé!— le grité aterrada al sentir como un líquido caliente se deslizaba entre mis piernas.. (¡No! ¡Resiste!) Le pido al pequeñito que llevo en mi vientre. Me aferró del borde del colchón y respiró un par de veces para calmar mi ataque de pánico.. La visión me falla y solo fui capaz de captar las sombras blancas que corrieron ayudarme. Mi cuerpo se aflojó y no pude moverme, sin embargo, seguía despierta y escuchando todo a mi alrededor.. —¡Rápido, debemos parar la hemorragia antes de que se compliqué su estado!— exclamó una voz de hombre, seguramente el médico de guardia.
—Mi bebé..— logré decir en voz baja.
—Tranquila Marinette, ambos estarán bien— me respondió la enfermera. No sé en qué momento había cerrado los ojos pero luche por abrirlos y la luz pálida del techo me cegó momentáneamente. Supe que me movían por los pasillos en camilla hasta la enfermería donde me cambiaron a la cama y comenzaron a revisarme.. (No puedo tener un aborto) me repetía una y otra vez mientras los minutos seguían pasando. (Tienes que ser fuerte).. poco a poco deje de sentir dolor y la mente se relajó, lo cual me ayudó a pensar con mayor claridad y saber que Adrien volvía a ser el culpable de todo, por su culpa y sus estúpidas acusaciones en mi contra nuestro hijo estaba al borde de la muerte.
Cuando mi mente fue tomando de nuevo lucidez escuché voces que murmuraban, no las entendí pero estaba segura de que estaban hablando de mí. Quise volver a dormir con tal de seguir evadiendo el miedo atroz que sentía al pensar que podría enterarme de que mi bebé ya no existía más. De ser así ya no me quedaría nada por que luchar si tenía en cuenta que Adrien planeaba quitarme a Aiden sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. Estaba sola, rota y con el corazón nuevamente destruido por el hombre que más amaba en el mundo. (Él tiene razón, eres patética Marinette)..
—¿Cómo está ella?— era Santiago quien preguntaba. Agudizó el oído y esperó a que alguien se digne a contestarle...

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