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"Nada Personal"

Apenas abro los ojos la luz del sol me cala, pero no me cubro y me quedó observando el matutino cielo azul.
Ambas cortinas estan abiertas por lo que puedo deducir que he dormido mas de la cuenta, y calculaba que ya pasaba del medio día. Aparto las cobijas y mientras me incorporó voy rememorando la noche anterior.. Me quedo quieta y miro a mi alrededor en busca de cierto rubio que deberia estar aquí, sin embargo, la habitación esta vacía. Salto de la cama para revisar el baño, el cual también esta completamente vacío. Me quedo en el, cierro la puerta y una vez dentro del cubo de cristal que forma la ducha me dispongo abrir el grifo. Me ducho lo mas rápido que puedo, ya que tenia el tiempo encima. Con todos los líos que existían en mi cabeza había olvidado que tenia una importante junta con los proveedores del club. Ya podía escuchar el reclamo de Nathaniel por dejarlo sólo con los lobos empresarios.
En mi habitación busco en mi closet hasta dar con la ropa mas apropiada para la ocasión. Una falda de tubo color azul marino, una blusa negra con su chaqueta y zapatos altos a juego. Me maquilló deprisa y de igual manera me cepillo el cabello, dejándolo suelto y al natural. (Bien) le dije a mi reflejo, (para hacerlo en cinco minutos no estaba nada mal)
La sala esta vacía y por lo que podía ver la cocina también lo está. No hay rastro de Adrien por lo que debió haberse ido mientras yo dormía. Me dije que eso estaba bien porque no sabía que le diría. Como lo vería a la cara estando sobria. Debía admitir que anoche no estaba en mis cinco sentidos y por eso me había dejado llevar por mis intentos mas bajos, sin mencionar que cuado bebía era completamente incapaz de razonar y por lo tanto siempre tomaba pésimas decisiones que terminaba lamentando después.
Tras mirar el reloj se que solo tengo tiempo para tomar una taza de café y una barra de frutos secos, antes de salir de la casa. Me toma un segundo entero saber porque la acera me resultaba extrañamente vacía. Mi mercedes se había quedado aparcado en el estacionamiento del club. —¡Mierda!— exclamo furiosa y sin mas remedio comienzo a caminar rumbo a la avenida donde tomo el primer taxi que veo. Me acomodo en el asiento trasero y tras dar la ubicación del Belanger saco mi móvil y llamo a la ultima persona sobre la faz de la tierra a la que me apetecía escuchar por la mañana.. —Hola..— responde al tercer timbrazo.
—Seguro te sorprende que te llame, pero necesito que hagas algo por mí.. — lo escucho suspirar de manera teatral, como solo él sabia hacerlo y justo después me responde..
—Bueno nena adelante ¿dime que puedo hacer por ti?— sonrió y aunque siento que lo odió, él siempre logra hacer que cambié de parecer con tan solo escucharlo.
—Necesitó un par de guardaespaldas—
—Valla, francamente es lo último que esperaba que me pidieras— suena sorprendido y perplejo.
—Lo imaginó, pero en serio necesito la seguridad. Es una larga historia y ahora no tengo tiempo para explicártela. Voy camino al Belanger para una junta..—
—Entiendo y no te preocupes que tengo dos tipos que seguro harán un excelente trabajo. Los enviare al Belanger para que los entrevistes, pero te garantizo que son los mejores en su ramo. No tendrás problemas con ellos—
—Perfecto, te agradezco tu ayuda..— podría jurar que esta sonriendo justo ahora.. —Y desde luego que te depositare el dinero por el favor— del otro lado de la linea se escucha su risa..
—Te diría que no hace falta, pero soy un hombre de negocios y el dinero siempre es necesario.. Pero lo cierto es que me encantaría verte, ya sabes como en los viejos tiempos— dejo que la puerta al pasado se abra y me muestre aquella vez que lo vi por primera vez, en la torre Eiffel tomando fotografías.. —Estoy pensando en volver a París en las próximas semanas..— .. Aquella boda que jamas llego a culminar y años llenos de dolor que no dejan de atormentarme... —Marinette.. ¿Me escuchas? ¿Sigues hay?—
—Si, lo siento estaba distraída.. Ethan estoy llegando al Belanger y tengo que colgar. Te llamare después ¿esta bien?—
—Claro, estare esperando tu llamada— cuelgo deprisa, aquel dolor que vivía en mi pecho se despierta y se expande por mi estómago. Me recargo sobre el cristal de la ventanilla, luchando contra él monstruo del pasado, aquel que trascendía por el tiempo para recordarme que la felicidad no se había echo para mí.
Atravieso la entada del club, el cual se encuentra vacío salvo por los empleados de limpieza y las personas responsables del mantenimiento del lugar. Cruzo la pista de baile, la barra y posteriormente el pasillo junto a ella para llegar a la parte trasera, donde la oficina se encuentra. No toco la puerta y la abro encontrándome a Nathaniel sentado sobre el borde del escritorio. —Hola lindura, llegas a tiempo..— se interrumpe asi mismo para mirar el reloj que trae en su muñeca derecha.. —Diez minutos antes, debe ser todo un logro para ti—
—Estas de buen humor, eso significa que hubo acción anoche..— le respondo pasando por alto su broma.. —¿Con cual de todas tus conquistas te acostaste anoche?—
—¿Y que hay de ti? Anoche dejaste tu auto en el estacionamiento. ¿No crees que tu deberías contarme a mi con quien te fuiste ayer?— le pongo los ojos en blanco. Debía suponer que me interrogaría por eso.
—Nada pasó Nathaniel. Anoche tome de mas y por seguridad volví a casa en un taxi— mi socio me observa entrecerrando los ojos, una señal de no me creía.
—Te conozco mejor de lo que te imaginas y algo en ti me dice que hay mas de lo que quieres admitir— odiaba cuando él podía ver a través de mi gruesa máscara y descubrir cuando había nuevos secretos dentro de mí. —Marinette siempre hemos sido honestos el uno con el otro, y sabes perfectamente que puedes contar conmigo para todo..—
—Lo sé, es solo que no estoy segura de querer hablar sobre eso..—
—¿Tan malo fue?— pregunta serio. —Crei que despues de todo lo que has hecho no podía existir nada peor— intento reírme pero no puedo y solo logro una mueca vacía y un sonido forzado y triste.
—Ayer en la fiesta por fin conocí al hermano de Félix. Adrien, te he hablado de el ¿recuerdas?—
—Si—
—Bueno, digamos que por juegos del destino término en mi cama anoche— aquello le cayó por sorpresa. Se nota por como su rostro cambió a un semblante serio y confundido.
—Marintte.. Valla no se que decir al respectó..—
—Nada. Fue un error que no se volverá a repetir— de pronto me siento inquietan y tengo que deambular por la oficina para mitigar la incomoda sensación..
—Pero entiendo que te llevo hacer eso. Quizás sea mejor si lo intentas ahora con Adrien..—
—Eso mismo creí yo, pero no puedo involucrarme mas con él. Tu sabes mejor que nadie que sería volver a repetir los mismos errores del pasado— suspiró melancólica. —Y no puedo. Ya no puedo Nathaniel—
—Entiendo que no quieras sufrir, pero debes considerar que tal vez Adrien es la puerta que tanto has buscado—
—Y eso mismo es lo que mas me asusta. Que quizas Adrien Agreste es el único que puede ayudarme a resolver este rompecabezas— Nathaniel se para y se me acerca, para darme uno de sus famosos abrazos de consolación.
—No quiero abrir viejas heridas, pero sabes que tarde o temprano tendrás que enfrentarlo. Solo así podrás ser libre y seguir tu camino— retengo las lágrimas que luchan por trepar por mi garganta. Esto era el resultado de ser débil y dejar que mi armadura se cayera dejandome tan vulnerable y frágil.. —Sin importar que pase, siempre estaré aquí para ti Martinete. Lo hice antes y lo seguiré haciendo sin importar cuantas realidades vengan por delante..— sonrió y una gota de llanto resbala por mi mejilla..
—¿Interrumpo algo?— apenas escuchó aquello me alejo de Nathaniel.
—No, adelanté— le respondo al recién llegado, limpiando en el proceso mis tontas lágrimas.
—¿Estan seguros? No quiero ser inoportuno— dice el hombre que sigue parado e incómodo en el quicio de la puerta.
—Desde luego que no. Pasa y toma asiento— interviene mi socio. —Tu debes ser el provedor de la nueva marca de vino ¿cierto?—
—Si, soy Dante Caseres, ejecutivo de su nuevo producto— estrecho la mano que me ofrece y sonrió, usando de nuevo mi fachada normal e indiferente.
—Marinette Dupain Cheng y el es mi socio Nathaniel Kurtzberg. Un placer conocerlo señor Caseres..—
—Por favor llámame Dante— me pide exhibiendo una amplía y cordial sonrisa. —Ya que trabajaremos juntos sera mejor si comenzamos por tutearnos, ¿no lo crees?—
—Si claro, sera mas comodo así— admito. —Bien.. Sientate y comencemos con la negociación..— asiente y se acomoda en una de las dos sillas mientras que yo lo hago en la de cuero negro tras el imponente escritorio.
Las horas avanzan entre números y estrategias para promocionar la venta del nuevo vino. Ciertamente no logre concentrarme del todo y agradecía que Nathaniel estuviera aquí para cubrir esos huecos que a lo largo de la conversación iba dejando en blanco. Al final logramos cerrar una parte del trató y llegar a un muy buen acuerdo.. —Sus clientes podrán escoger entre una considerable variedad de vinos que seguramente los colocara en el mejor club de Paris. Les garantizó que sera muy bueno para su negocio— nos dice Dante con voz monocorde y casi robotizada. La cual solo logras tras haber repetido mil veces antes la misma oración.
—Confiamos en eso— dijo Nathaniel. —¿Ahora podríamos pasar a las muestras de vino?—
—Desde luego, hay un restaurant en el centro de la ciudad, donde actualmente se encuentra el primer pedido. Si no les importa acompañarme a ese lugar para que prueben el exquisito vino—
—No, ¿no hay problema verdad Marinette?—
—Bueno yo en realidad tengo otra junta que atender— digo mirando la hora en el reloj de pared. (Cuatro treinta) esos hombres que enviaría Ethan ya deberían estar aquí..
—¿Es algo importante?— pregunta el pelirojo con cautela.
—Algo así, son cuestiones personales— le respondo.
—¿Todo esta bien Marinette?—
—Si— lo miro esperando que capte el mensaje y no pregunte más. Después saco mi móvil y tecleo rápidamente un texto para Ethan..
<¿Puedo saber porque no han llegado los dos guardaespaldas?>
Pasa exactamente un minuto cuando la respuesta llegó..
<Si mal no recuerdo mencionaste que tenias una junta y supuse que estarias muy ocupada, por lo que les dije que esperan unas horas..> otro sonido y se despliega el siguiente mensaje..
<Pero ahora mismo les ordenare que vallan a verte>
<No, estoy por salir, mejor espera y te mandare la ubicación del lugar donde estaré>
<De acuerdo preciosa, lo que tu digas se hará. Espero tu mensaje entonces...> tras acabar de leer guardo el móvil y me dirijo a los dos hombres quienes me miran detenidamente.. —Acabo de reagendar por lo que dispongo de tiempo para la demostración del vino— ambos sonríen, pero Dante en particular lo hace con más entusiasmo. Debía admitir que el era el tipo de hombre que sin duda llamaría de inmediato mi atención. Con ese cabello negro despeinado, sus facciones bien marcadas y definidas que le davan ese aspecto rudo y sexi que tanto me gustaba.. Todo lo que los hermanos Agreste no tenían..
—En tal caso vamonos ya— dijo Nathaniel tomando del perchero su chaqueta gris y las llaves su auto.
—Claro— le responde Dante poniéndose de pie con su maletien en mano.
Con discreción lo observo de cuerpo enteró, el treje negro que viste le da cierta elegancia y por lo bien que lo luce se echa de ver que es cliente distintivo de algún gimnasio. Los sigo devuelta por el pasillo, hasta la puerta y posteriormente al estacionamiento donde cada uno sube a su automóvil.
Sigo a Dante por las abarrotadas calles de París, intentando no perder de vista su audi azul ya que el tráfico era intenso, como solía ser siempre a esta hora de la tardé.
Me estacionó fuera del restaurante que a primera vista luce muy elegante y exclusivo. La clase de lugar que por lo general intento evitar. Prefería un espació sencillo y discreto donde poder olvidarme de la gente rica y engreída.
Mis tacones resuenan en el piso de mármol mientras sigo al camarero que nos guía por el lujoso interior. Se detiene por fin en una de las mesas para tres y tal parece que este lugar tambien finge como bar porque estamos cerca de la barra.
—Tomen asiento, en un momento vendrá el barman a servirles los diferentes vinos— le agradecemos al camarero y me siento en la silla que Dante muy amablemente a retirado para mi.
—Gracias Dante— le digo y se que intenta coquetear conmigo, algo que muy en el fondo siempre disfruto.
En cuanto nos sirven las copas Nathaniel y Dante se enfrascaron en un debate sobre el sabor y calidad del vino. Yo en cambio deje que mi mente vagara por las aguas turbias de mi tormentosa vida. ¿Porque siempre tenia que ser tan complicado?. ¿Porque no solo podía conocer un tipo guapo, así como Dante y comenzar con el una relacione normal y tranquila? ¿Porque tenia que vivir atada al pasado? Me bebo de un solo trago el vino, demasiado dulce para mi gusto y me recuerdo a mi misma que pronto seré libré y podre reaser mi vida con quien se me plasca. Algún día dejaría de vivir a la sombra de los Agreste..
—¿Y bien que les ha parecido hasta ahora los diferentes vinos?— dejó la copa vacía sobre el mantel blanco y miro a Dante, pensando en algo que decirle, mas sin embargo alguien se nos acercó, parándose a su lado..
—Hola, jamás pensé encontrarte aquí— dice el rubio de dentadura blanca y perfecta. ¡Genial!
—Ni yo tampoco.. — murmuró. Intento recomponer el rostro pero no puedo. Verlo parado frente a mi trae de vuelta aquellas escenas de sexo que tuvimos anoche y de pronto la temperatura en el lugar cambia y podría jurar que alguien a subido varios grados en el aire acondicionado.. Los iris verdes de Adrien se pasean entre los dos hombres sentados en mi mesa y su sonrisa se torna hostil y recelosa. —Perdon ellos son Nathaniel Kurtzberg y Dante Caseres— los presento señalando a cada uno con un gesto de mano. —El señor Adrien Agreste— y tras darme cuenta de que un pequeño lo acampaña agrego deprisa.. —Y su sobrino Samuel Agreste Bourgeois— el niño nos sonríe, y su simple gesto me parece adorable..
—He tenido el placer de hablar con su padre, el señor Marcus Agreste. Es un gran hombre— comenta Dante refiriéndose a Adrien.
—Si, lo es..— respondo el susodicho devolviendo su mirada hacía mí. —Marinette ya que el destino nos ha vuelto a encontrar, ¿podemos hablar un momento en privado?— suelto el aliento frustrada porque el tiene toda la razón. El maldito destino se empeñaba en juntar nuestros caminos. Le sostengo la mirada mientras me la pienso, porque lo cierto era que no quería hablar con el y mucho menos a solas.
—Adelante por mi no hay problema— me anima Dante y tras mirar a mi mejor amigo se que tampoco cuento con el para evitar enfrentarme con el rubió..
—Ok— aceptó poniéndome de pie. Nos dirigimos a la parte trasera del lugar, lejos del barullo y la vista de los comensales..
—¿Y bien, de que quieres hablar?— le preguntó cruzándome de brazos y fingiendo indiferencia.
—Primero quiero disculparme por haberme marchado esta mañana sin despedirme antes pero estabas tan cómoda que no quise..—
—Adrien para— le pido. —Fue lo mejor que pudiste hacer y no tienes porque disculparte y mucho menos darme explicaciones— y así era. Por nuestro bien esto tendría que acabar ahora.
—¿De que hablas?— me pregunta confundido y algo sorprendido.
Respiro profundo, preparandome para ser la maldita zorra que esta apunto de jalar el gatillo que acabara con algo que ni siquiera había comensado aún.. —Adrien lo de anoche fue solo mi forma de pagarte el favor—
—¿Que?— exclama perplejo. —¿Para ti no significó nada el que hubiéramos echo el amor?—
—No hicimos el amor. Fue la manera de saldar mi cuenta contigo..— segundo tiro y aun parece seguir con vida. —Solo sexo— que bien se me daba hablar como si no tuviera sangre en las venas..
—Debes estar bromeando..— (Vamos, aceptalo ya)
—No. Entre tu y yo no hay ni puede haber nada personal. Por eso olvida que estuvimos juntos anoche—
—No puedo. Quizás para ti no significo nada, pero para mí si..— acorta la distancia que nos separaba y me toma de la mejilla con dulzura.. —Por alguna razón que desconozco no he podido dejar de pensar en ti.. En lo maravilloso que fue hacerte mía— la piel me pica bajo su cálido tacto y muy dentro de mi comienzo a sentir que me derrito bajo su mano. Sin embargo, no era suficiente para hacerme cambiar de opinión.
—No fui tuya. Entiende que yo no puedo ser de nadie y mucho menos tuya— tercer disparó. ¿Cuantas balas mas resistiría?
—¿Porque?— esta dolido, lo noto en su voz y en su expresión.. —¿Porque demonios te empeñas en rechazarme y hablarme a medias tintas?— ahora sus dos manos me envuelven el rostro y debo admitir que sus caricias están a punto de doblegar mi decisión..
—Por tu bien solo olvidalo y dejalo pasar— lo miro una ultima vez a los ojos y me alejo con brusquedad. —Creeme te estoy haciendo un gran favor— le digo antes de darme la vuelta y marcharme.
Me odiaría después de esto. O tal vez solo piense que soy una cualquiera que se acuesta con los hombres para pagar los favores hechos. Pero no me importa, podría vivir con ambas opciones ya que mi único objetivo era llegar al núcleo de su familia. Al cerebro de toda la operación.. (M,A) 
—¿En que nos quedamos?— pregunto ocupando mi lugar como si nada hubiera pasado. Ninguno de los dos hombres que tengo enfrente abren la boca, se limitan a mirarme como si esperaran una explicación del porque el hijo del maravilloso y millonario Marcus Agreste quería tiempo en privado conmigo. Estoy a punto de optar por irme cuando la voz de Adrien me deja congelada en la silla..
—No debí interrumpirlos, me disculpó por eso— evito mirarlo porque temo encontrarme con sus dolidos iris verdes.
—No hay problema..— le respondió Nathaniel con aquella voz que lo delata cada vez que intenta sonar neutral. Cuando en realidad se que esta tratando de averiguar que rayos paso entre nosotros dos..
—Un placer conocerlo señor Agreste—
—Lo mismo digo— le responde a Dante y le estrecha la mano. Después veo como Adrien y su pequeño sobrino salen del restaurante.
Paso los siguientes minutos con la mirada perdida en las puertas de cristal por las que salió. No he podido dejar de fantasear con la idea de haber salido corriendo detrás de él. De haberle dicho que nada era cierto y que estaba lo suficientemente loca como para seguir involucrandome con él. Sin cerrar los ojos podía ver la escena donde volvería a entregarme a él sin inportarme un carajo el abrir las heridas que me hizo en el pasado.. —Marinett pareces distraída.. ¿Todo esta en orden?—
—Si, me disculpó por eso— le respondo a Dante y tras salir por completo de mis pensamientos me doy cuenta de que Nathaniel ya no nos acompaña..
—Descuida, solo que creo que el señor Agreste tenie algo que ver con tu cambió de animo— dejo de lado la ausencia del pelirrojo para seguir con la conversación..
—Mi relación con el es muy superficial. Me refiero a que apenas si lo conozco— (Claro, niega que lo conoces mucho mas de lo que te gustaría admitir)
—En mi opinión el parecía conocerte bien..— analizó la idea de que Adrien pudiera conocerme más aya del cuerpo desnudo que le mostre ayer pero es imposible. Según un viejo amigo la memoria del rubio había sido destruida en el cambio de realidad. —..O al menos esa impresión me dio—
—¿A si?— preguntó y para mi mala suerte no me desagradaba del todo que el pudiera guardar en su memoria algo relacionado conmigo, que no fuera que soy una zorra desgraciada que se acostó con el y después lo boto sin ninguna contemplación. —No me imaginó porque— remato sin mucho ánimo.
—En fin, no hablemos mas de el y mejor cuentame de ti..— me río por lo bajo..
—No hay mucho que puedas saber sobre mí— le digo.  —Para la gran mayoría de las personas soy un misterio y me gusta que así sea—
—Una hermosa mujer que guarda secretos..—
—A si es, por lo que te recomiendo que no gastes tu tiempo intentando averiguar algo sobre mí— le dedico una ultima sonrisa antes de levantarme de la silla.. —Fue un verdadero placer conocerte y hacer negocios contigo Dante, pero tengo que irme—
—Bien— dice él parándose también.. —El placer fue mío..— me besa muy cerca de la comisura de mi boca.. —Marinette— me alejo incómoda dando pasos lentos rumbo a la puerta..
La tarde es agradable. El sol comienza a ocultarse en el horizonte, volviendo el cielo una mezcla de naranja, rosa y violeta. Doblo en la siguiente avenida para tomar la calzada que me llevara al departamento de Félix.
Bajo del auto y en el estacionamiento dos hombres me están esperando.. —¿Es usted la señorita Dupain Cheng?—
—Si, soy yo— ambos me estrechan la mano y les doy un rápido repasó. De complexión robusta, con rostros serios rudos e indiferentes. El clásico estilo de un guardaespaldas. Por otra parte perecen de fiar y eso me basta para contratarlos. —¿Les parece si nos ahorramos la entrevista y solo los dejo empezar con su trabajo?—
—Desde luego. Como usted diga señorita— hablo el mas alto y de cabello castaño claro.
—Ok.. Yo estaré en el departamento 312 en el cuarto pisó. Por ahora no necesitare de su compañía, por lo que pueden irse, Ethan me dio sus numeros de telefono y les llamare cuando yo haya termidado—
—Esta bien, estaremos cerca y no dude en llamar si es que acaso nos necesita—
—Eso haré. Nos vemos en un par de horas— ambos asienten sin moverse de su lugar. Me alejo de ellos y puedo sentir sus penetrantes ojos clavos en mi espalda siguiendo detenidamente cada uno de mis pasos.
Subo al ascensor, marcando el piso en el tablero electrónico. Me recargo sobre la fría lámina que recubre las paredes del cubo y me preparó para mí siguiente escena. Cierro los ojos y trato de digerir que de nuevo tendré que actuar en la obra, aquella donde no sabia si era amor o simples ganas de seguir viviendo en una mentira que me recordaba una época pasada de mi vida.
Las puertas se abrieron lentas y tras respirar profundo salgo al pasillo y lo recorro a la derecha hasta la puerta rotulada con el numero [312]. Introduzco la llave y una vez dentro lanzo mi bolsa y mi chaqueta al sofá.
Rumbo al minibar voy quitándome los zapatos que dejo regados por el camino y no vasilo al tomar un vaso y llenarlo de hielo y del mejor whisky que había. Me lo bebo de un trago y me desabrochó un par de botones de la blusa, como si eso fuera a quitarme la sensación de asfixia.
El tic tock del reloj me acompaña hasta que el sonido de la puerta al abrirse lo eclipsa. —Pense que no vendrias— le digo sin apartar la vista del enorme ventanal, por el cual se logra ver la plaza a los pies de la torre Eiffel.
—¿Porque no lo haría?— responde. De reojo veo como se quita el saco negro y se afloja la corbata. Me termino el trago y dejo el vaso sobre la barra para darme la media vuelta hacia él.
—No lo se.. creí que tal vez estarías muy ocupado con Sam. ¿No se supone que pasarias el día con él?—
—Esa era la idea, y de echo pase la mañana entera con el y con mi hermano Adrien, pero tuve que dejarlos en el restaurante donde cominos, por atender asuntos de trabajo importantes— ahora entendía el porque él estaba sólo con el pequeño. —Vamos mi amor, no quiero que sigas molesta conmigo— Félix me abraza por la cintura, besandome el cuello.
—No estoy molesta contigo. Es solo que últimamente he estado preguntándome ¿que lugar tengo yo en tu vida?— sus labios siguen con lo suyo, al tiempo que me lleva con el rumbo al enorme y blanco sofa. —Félix necesito que me respondas. Necesito saber que estas dispuesto a cualquier cosa por mí— cae de espaladas y yo sobre él.
—Sabes que haré lo que sea por ti, por estar juntos por siempre— esa parte donde guardaba la culpabilidad salio a flote y me embargo el molesto sentimiento. —Estoy dispuesto a morir por ti— aquello no ayudó, y agrandó el hueco en mi estómago. (¿Que pasa, no es acaso lo que tanto querías escuchar?) Si, pero no sabe nada bien. Le respondí a mi conciencia, si es que aun tenia una.
—Félix te juró que no tengo otra alternativa. Jamás he querido dañarte y lamentó si esto no termina bien para nosotros— el me besa, silenciandome de golpe. Le correspondo, porque al final esto era lo único que podía darle a cambio de su ayuda. Dejo que suba poco a poco el tono. Que el erotismo fluya entre nosotros calentando la habitación..
—¡Oh nena, te amo!— exclama él en medio del éxtasis del momento. Cierro los ojos y aferro el cuero del sofá, intentando con todas mis fuerzas ignorar sus palabras y quedarme solo con el placer que siento.
—No digas nada— le pido entre dientes. —Solo haz que todo lo que e echo tenga sentido— el se balancea sobre mi, sus caderas a ritmo de mi corazón que se rompe al igual que todos mis sueños. Jadeo entre el sudor y la neblina que cubre mi mente.. Sin embargo entre la bruma puedo ver el color de su cabello, un amarillo brillante y muy intenso que ilumina mi obscuridad. Sonrió agitada y me tenso al imaginar que el cuerpo que me hace suya es el de Adrien. Gimo, e imaginó que sus ojos verdes están empapados de pasión y al mismo tiempo son tan tiernos y cálidos. Me alzo y llego mas profundo, donde ayer el toco y abrió el cofre donde se ocultaba el botón que accionaba todas mis terminaciones nerviosas que con el paso del tiempo habían permanecido dormidas... (¡Adrien no pares!) grito mi fuero interno. (¡No me dejes y llevame a ese paraíso que fue nuestro tantas veces!) Con la vista en blanco llego y antes de tocar ese cielo lleno de estrellas me derrumbó y todo cae sobre mí. Se me escapa un grito ahogado que esta lejos de ser por el orgasmo al que apenas si arañe, en realidad era de frustración y desesperación, al ver como todo era solo una mentira. El no estaba aquí y yo compartía mi cuerpo otra vez con su hermano. Me echo a llorar sin poder evitarlo y deseo salir corriendo para huir de Félix, de mis secretos y sobretodo de Adrien..
—¿Marinette que ocurre?— se me escapa un sollozo roto e increíblemente triste. —¿Acaso te lastime?— su pregunta empeora mi estado. ¿Como podía preguntar eso?..
—¡Maldita sea, no!— grito. —Tu no has echo nada—
—¿Entonces que te ocurre?— se deja caer con cuidado sobre mi y me acaricia el rostro con suavidad. Yo por mi parte trato de calmarme para así poder articular palabra...
—Nada..— comienzo.. —Hazme un favor y no preguntes más— le sostengo la mirada a la vez que intento suavizar la mía.. —Félix pase lo que pase creeme que tengo un motivo y ojala sea suficiente para que puedas perdonarme— me sonríe y después me besa, con ternura. Aquellos besos que me recordaban la basura que yo era.
—Te amo y eso bastará para perdonar cualquier cosa que ocurra— mas lágrimas se desbordan por mis mejillas.. —Tranquila, ya no llores más— me pide el, acomodando su rostro entre mi cuello y hombro.
No se cuanto tiempo nos quedamos así. De echo me parecía que las horas no pasaron y que por fin la vida me hacia caso y me dejaba suspendida en la nada.
Me había dedicado a ver la lejanía por la ventana, como poco a poco las luces de la cuidad se iban encendiendo al caer la noche. El seguía aquí, lo sabia porqué aun sentía su peso y su calor sobre mí.
—Ahora que la crisis ya pasó, te agradecería que me explicaras ¿que ocurrió?— no dejo de ver los puntos brillantes que iluminan el obscuro cielo cuando le respondo..
—Esta tarde acompañe a Nathaniel y a su nuevo proveedor a una degustación de vinos en un restaurante del centro y me encontre a tu hermano y a tu hijo— lo siento incorporarse, solo lo necesario para verme a la cara. —Dante dijo que conocio a tu padre y que es un buen hombre—
—Si, lo es.. ¿Dante?— paso por alto su pregunta recelosa y en cambio me rió porque de todas las respuestas que Félix pudo darme tenia que elegir la misma que su hermano.. (Valla par de idiotas). —¿Debería saber quien es Dante?— tomo aquello como una pregunta y niego con la cabeza.
—No, no es nadie importante, a decir verdad lo único relevante aquí es el asunto de tu padre. Debe ser un hombre muy ocupado ¿no es así?—
—Si, bastante. Llevo meses sin verlo y actualmente esta en Madrid pero en unos dias viajará a Londres para la semana de la moda— aprieto los dientes un segundo y después me relajó.
—Imagino que para tu madre debe ser difícil estar lejos de el por tanto tiempo—
—Ella tiene sus asuntos Marinette, y con el nuevo proyecto dudo mucho que tenga tiempo para pensar en mi padre— llevo deprisa mi vista hacia él.
—Nuevo proyecto— repito tratando de ocultar lo mejor que puedo mi aparente curiosidad.
—Si, no estoy muy familiarizado con el tema de los medicamentos pero creó que están desarrollando prototipos que de funcionar le darían a las personad ciertas habilidades sobrehumanas— me trago la bilis que amenaza con subir por mi esófago y en cambio sonrió como si estuviera emocionada y muy feliz por ellos.
—Entiendo..—
—Supongo que ser padres y trabajar al mismo tiempo jamás funciona bien— comenta suspirando.
—¿Porque lo dices?— me aparta el cabello del rostro mientras me responde.
—Porque a Chloe se le ha metido en la cabeza el seguir los pasos de mi madre haciéndose cargo de las subastas que ella manejaba para la caridad y esta buscando una niñera para Sam—
—¿Y eso te molesta? Deberías estar feliz de que tendremos mas tiempo para vernos—
—Lo se, lo que me preocupa que es que tendremos una desconocida durmiendo en la mansión ya que tendrá que cuidarlo hasta muy tarde por las noches— aquello me da vueltas en la cabeza y de pronto capto lo que mi subconsciente intenta decirme. Esta vez sonrió genuinamente por primera vez en estos últimos dias.
—Descuida que todo saldrá mejor de lo que piensas..—

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