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"IRONÍA"

La habitación no esta vacía, ella se encontraba sentada frente al caballete que sostenía el cuadro en reparación.
Se veía tan hermosa y a la vez tan fría e indiferente que termine por acobardarme, ¿Que le diría? ¿Como rompería el hielo que la envolvía para lograr entrar de nuevo en su verdadero interior? Cierro la puerta con seguro y el sonido la alerta de mi presencia, gira el rostro y a diferencia de ayer esta vez no parece sorprendida de verme.. —¿Que hace aquí señor Agreste?— su voz es todavía más gélida que su rostro y aún asi se desliza por mi cabeza y me desata un calor infernal por todo el cuerpo. Con discreción traté de jalar más aire para así poder hablar y entrar en su juego..
—Que extraño que sepa mi apellido. No recuerdo habérselo dicho ayer— si ella quería hacerse la tonta y seguir fingiendo que nada nos une, pues bien, yo también podía hacerlo.
—Tiene razón, no lo hizo. Pero aún tengo recuerdos suyos ¿sabe?.. Muy pocos, pero aún los conservó— ella suspira y se para del banco, soy muy consciente de los movimientos lentos y seductores con los que se mueve. ¡Dios! Esta nueva Marinette era irresistible..
—Eso quiere decir que si eres Marinette Dupain Cheng..—
—No. Ahora soy solo Marinette— me corta y su sonrisa parece forzada, triste.
—¿Porque?— le pregunto y no soy capaz de mantenerme lejos de ella, por lo que doy un par de pasos para acortar la dolorosa distancia que nos separaba.
—Como se lo dije ayer no me gusta hablar de mi vida con nadie y mucho menos con usted— le sostengo la mirada y me doy cuenta de que sus ojos se vuelven manipuladores y demaciado intimidantes..
—Vamos, deja esa tontería del formalismo que no soy tan viejo y lo sabes, además no soy yo quien lleva un anillo de boda en el dedo—
—¿En serio?— de ayer a hoy la diferencia era infinita, ¿como logró pasar de la mujer nerviosa y asustada a una astuta y muy segura de si misma en tan solo cuestión de horas?.. —Debí imaginar que no cambiarías y seguirías siendo un mujeriego, capaz de quitarse la alianza de matrimonio con tal de hacerle creer a las mujeres que sigues soltero— se pasea cruzada de brazos por la habitación, haciendo gala de su aire de misterio y belleza. ¡Joder! ¿Quien rayos le enseñó a caminar así? ¿Quien la hizo cambiar de esta manera?.
—No se de qué me habla señora Mercier..— le digo con voz nerviosa.. —pero le juro que lo sigo siendo— (¡Maldición! ¡Para de comportarte así!).. Se detiene en seco y por primera vez desde que la volví a ver parece completamente confundida..
—¿No estas casado con Chloe Bourgeois?— pregunta y comienzo a entender el porque de su comportamiento tan uraño y receloso.
—No. Admito que estuve a nada de estarlo, pero jamás pude llegar al altar..— la estudió con la mirada y los celos son solo una parte de lo que esconde, lo sé porque aunque parece que me cree no es suficiente para que abandone su postura altiva y que casi rayaba en la arrogancia.. Suelto una risita por lo bajó y continuó hablando.. —A diferencia de ti, yo no pude reponerme al dolor que me causó perderte— después suspiro sin importarme un carajo si le dejaba ver lo mucho que había sufrido.
—Si estás aquí buscando una explicación puedes irte ya, porque no pienso dartela.. Ya es tarde para eso— toda ella se vuelve más insensible con forme pasan los segundos y no sé que hacer ni como romper los muros que la protegen, sin embargo, me recuerdo que aún no he intentado la vieja táctica, la que mi interior se muere porqué ponga en práctica. Le ordenó a mis labios exhibir una sonrisa torcida, aquella que sabía muy bien que le gustaba, luego me le acercó hasta que mis manos tocan su cintura..
—Se equivoca señora Mercier..— le digo en voz baja.. —Si irrumpi en su oficina fue porque necesitaba verla..— mis manos no paran y se deslizan por la sueve seda gris.. —Escuchar su voz y oler su delicioso aroma..— pego mi nariz a su cuello e inhaló profundamente.. —Aún sigues usando el mismo perfume..— sonrió gratamente sorprendido.
—Que buena memoria tiene..— un estremecimiento la interrumpe y posteriormente todo su cuerpo se tensa, demostrando así que mi contacto aún era capaz de moverle las hormonas. Me atrevo a rozar con mis labios la piel de su cuello sintiendo como la sangre me corre ardiente por las venas trayendo con sigo la excitación natural y genuina que solo ella podía provocar en mí..
—Hay cosas que no se pueden olvidar, sobretodo si las necesitas para seguir con vida— murmuró y me pierdo en la maravillosa sensación de tocar con mi lengua su cálida piel..
—Agreste vete. No me pongas las cosas más difíciles​ y finge que nunca me viste, que sigo muerta porque así lo estoy— quise decirle que justo ahora me parecía todo menos una persona muerta. La sentía viva, caliente y llena de deseos frustrados que esperaban por ser liberados.
—¿Porque te resistes tanto a decir mi nombre?— le pregunto alzando el rostro para mirarla.
—No lo hago..— respondió y gimió por lo bajó. Eso me dió más confianza y puedo apretarla más contra mí y rozar mi nariz con la suya..
—¿Acaso tienes miedo de que si lo dices en voz alta no podrás seguir evitandome?— abre la boca y nuestro aliento se mezcla y me sube la temperatura hasta los cielos. Mi pantalón ya está bastante abultado...
—¡Para con las preguntas, te recuerdo que no voy a contestar ni una sola!— su voz se eleva unas octavas pero estoy seguro de que se debe a que está tan excitada como yo, se le nota en la mirada que se muere por qué me deje de rodeos y pase a la verdadera acción..
—De acuerdo, entonces pasemos a lo que vine hacer— la besó con fiereza, sin darle oportunidad de escapar. Ella me corresponde con demaciada avidez, introduciendo su lengua para que dance con la mía. Con la derecha la tomé de la nuca y con la izquierda le levanto la falda a la altura de los glúteos para luego alzarla por la cadera y sentarla sobre la mesa, las pinturas y pinceles hicieron mucho ruido al caer al pisó pero afortunadamente eso no nos detuvo y ahora eran las manos de Marinette las que se movían desatadas por mi cuello y cabello. Esto era como tocar el cielo, como el despertar de un mal sueño en el que creí que me quedaría estancado para siempre...
—Esto no te va funcionar, ya no puedes doblegarme con el sexo..— me dijo entrecortado y en medio de jadeos y gemidos los cuales fueron música para mis oídos.. Por otra parte me arrepiento de haber soltado sus labios por culpa de la falta de oxígeno, era mucho mejor la asfixia placentera que sus negativas absurdas. (Ya lo logré, el que no pares de tocarme era la mayor de las pruebas) La despojo de la bata blanca llena de machas de pintura y posteriormente la arrojó algún lugar de la habitación, apresó con mis manos su espalda y la mantengo bien pegada a mí, para seguir sintiendo como latía su corazón completamente desbocado contra su pecho..
—Los años te volvieron una mujer muy extraña, pero en el fondo de toda esta fachada que aparentas se que sigues siendo aquella chica dulce y apasionada que me hacía arder en la cama— mientras hablaba pesqué sus labios y fui bajando el cierre de su falda.. hasta que ella termina con brusquedad el beso y me empuja hacia trás..
—¿Solo eso quieres de mí? ¿Un acoston más y ya?— pregunta y lo más extraño de todo es que no lo ha dicho enojada ni tampoco con sarcasmo, de echo mostraba una sonrisa juguetona y muy seductora.. ¡Joder! Cómo me confundía esta mujer..
—No..— farfullo sin aliento.
—Bien, estoy dispuesta a lo que querías si con eso me dejaras tranquila y te marchas de mi vida— dicho eso fue desabrochando botón a botón de su blusa sin quitar en ningún momento su mirada lasciva de mí rostro. Comenzé arder por dentro y una vez que sus hombros y sostén estuvieron a la vista me sentí en el mismo infierno.. (¿Que debo hacer ahora?) Me preguntó con la mirada perdida en la piel expuesta de sus senos.. (¿Caer de lleno en su juego y seguir disfrutando de su cuerpo o parar y enfocarme en las respuestas que vine a buscar?)
—No se qué diablos pasó, ni que tuviste que vivir durante estos cinco años, pero te juro que si me lo explicas podré entenderlo— ella se rió entre dientes, luego resolplo.
—No, no podrás y es mucho mejor para ti si no lo sabés. Agreste estoy casada y por lo tanto no puede existir nada entre nosotros— ¿Porque le ha dado por usar mi apellido? ¿Acaso se había olvidado de mi nombre?
—¿Y que hay de Aiden? No pienso dejar a mi hijo en manos del imbécil de Ethan— la miro a la cara preso de mis instintos más bajos, lo cierto era que no podría soportar por mucho tiempo más el tener las manos alejadas de ella..
—El niño cree que el su padre y es mejor que lo siga creyendo..— ahora fui yo quien resolplo.. —Por cierto gracias a ti no ha parado de hablar de Chat Noir, como si necesitara que alguien me lo recordara— eso explicaba el que Aiden no pudiera tener un gato de mascota. Por suerte el no comprende que la actitud de su madre se debe a su raro fetiche con el super héroe vestido de gato negro..
—Si te incomoda es porque aún nos sigues amando, a el y a mí— le dije con intensidad y con la voz tan ronca y profunda que la hice gemir como si la hubiera tocado..
—Esta bien, lo admito, te deseó, te sigo amando.. pero eso no cambiará nada— arquea la espalda y cierra los ojos, está intentando llegar sola, como aquellas veces en el pasado.
Regreso a su lado para envolverla entre mis brazos y antes de besarla pegó mi boca a su oído para decirle.. —Te volviste a equivocar, para mí lo cambio todo..— después de eso la cargo para llevarla con migo al pequeño sofá donde se quita por completo la blusa mientras que yo me quitaba el saco y me aflojaba la corbata. Me monte sobre ella y dejé que se encargará de desabrochar los botones de mi camisa blanca y me pasará con libertad las manos por el pecho. Esto sobrepasaba a mis pobres recuerdos. Era más hermosa de lo que imaginé que sería. Mucho más de lo que pude haber soñado y ahora era mía de nuevo, lo sería en cuanto me deshaga de sus bragas y de mi pantalón. Tomé la iniciativa y deslise mi mano por su entrepierna, introduciendo mis dedos por debajo de su ropa interior, sentí de inmediato lo mojada y dispuesta que estaba, gimo desgarrandome la garganta y muevo dos dedos explorando nuevamente el interior de su vagina. La azabache se arquea y sus senos tocan mi rostro causando que los introduzca más profundamente. Soltamos el aliento al mismo tiempo y comienzo con el vaivén para marcar un ritmo constante y jodidamente placentero. Bajo la cabeza para besarla sin dejar que mis dedos paren y a pesar de estoy gozando como nunca con esta manera de hacerle el amor, sé que no podré contener por más tiempo a mi erección que me pide que la liberé y poder tomar el lugar que le corresponde y reclama como suyo.. Me cuesta distinguir por encima de los latidos furiosos de mi corazón el sonido que producen los nudillos al tocar la puerta. Marinette reacciona antes y para de besarme para recuperar el aliento y poder preguntar.. —¿Quien es?— detengo mi mano y la retiró de esa parte para acariciar el interior de su muslo..
—Soy yo, Alexa. Ya llegaron los cuadros que estabas esperando..— Marinette fruncío el ceño, seguramente enojada por no poder culminar.. —¿Quieres que los dejen aquí o en la bodega?.. ¿Marinette puedo pasar?—
—¡No. Diles que los lleven a la bodega y acompañalos, yo iré en unos minutos!— me río de cómo se esfuerza por hablar sin tartamudear, su respiración está a mil y destila el deseo sexual que aún no ha podido sacar.
—Ok, solo date prisa..— responde y agradezco que se marche y nos deje volver a lo nuestro.
—Debo ir..— dijo ella arruinando todo por segunda vez.
—Aun no terminamos el acoston que me prometiste— no me muevo y le dedicó al filo de su escote la atención que se merece..
—Cierto, pero estoy en horas de trabajo y por si quieres otra razón se supone que no debo acostarme con tigo— todo lo que salía de su boca me despertaba un millón de nuevas preguntas, como el ¿Porque decía acostarnos en lugar de hacer el amor? Y muchas más que rondaban como mosquitos irritantes volando alrededor de mi cabeza..
—Marinette sé que no quieres hablar sobre el pasado pero en serio necesito respuestas. Empezando por la razón por la que casaste con Ethan— aquella era las más importante y dolorosa de todas, y también la respuesta que más me aterraba escuchar.. Ella suspira y me levanta el rostro para recorrerlo con sus ojos. Ya no hay máscaras ni tampoco murallas que la pretegan y pude ver con suma claridad su verdadera cara.
—Bien, mi hora de salida es a las cuatro, ¿dime dónde quieres que nos veamos?— le cuesta mucho decir aquello, lo sé porque su rostro se tiñe de ansiedad y de una infinita tristeza, a vuelto a ser la misma de ayer. Antes de pararme la beso despacio y sin prisas, saboreando todo a mi paso, después me alejo y busco en su escritorio algo donde y con qué escribir..
—Esta es la dirección del hotel donde me hospedó..— le digo una vez que termine y le entregué el pedazo de papel. Ella asintió y trato de sonreír​, quedándose solo en el intento.. —Marinette jura que irás—
—Si, allí estaré..— se apresuró a responder y me devoro los labios para sellar su promesa.
Me costó horrores soltarla, alejarme y caminar a la puerta. Cada paso más lejos me hacía sentir inseguro y con una espantosa sensación de soledad.. Me dije que después de lo que acaba de pasar entre nosotros la adicción por ella no me volvería a dejar tranquilo.

                                                                                                        Narra Marinette.

En cuento Adrien se marcha, me apresuro a bajarme la falda y a cerrar los botones de mi blusa. Aún tengo la sangre demaciado caliente y espesa para poder pensar con claridad. ¿Como dejé que la situación se me fuera así de las manos? ¿Donde quedaron las horas que pase anoche jurandome a mi misma que lo rechazaría de tajo, si es que lo volvía ver? (¡Mierda, sabes bien que no puede quedarse en tu vida!) ¡Lo se! ¡Maldita sea, lo sé! Pero ¿como meto todo lo que Adrien ha sacado de vuelta al cajón de lo prohibido? Por lo pronto me paso los dedos por mi melena larga y alborotada, me fajo la blusa y me aliso un par de veces la falda hasta que me aseguro de estar otra vez presentable y más o menos normal. Si ya me era difícil fingir que lo era, ahora con Adrien de regreso en mi fatídica vida sería prácticamente imposible de lograr. En la bodega me es fácil ignorar los comentarios de Alexa respecto a mi labial corrido. Era justo por estos detalles que tener un amante no era una buena opción para mí. La torpeza estaba a la orden del día y dejar que Ethan se enterará de mi aventura con el amor de mi vida era el mayor error​ que podría cometer en mi vida. Tiempo más tarde por fin deja el tema por la paz y se concentra en su trabajo, algo que desde luego yo no pude hacer, en mi mente solo había lugar para imaginar la cara que pondría cuando le soltará todo lo que he vivido durante estos cinco largos años. No me cabía la menor duda de que la imagen de la Marinette dulce, buena y limpia se borraría de su mente para siempre.. Las manos me temblaron y me mordi tanto el labio que termino sangrando, pero no me dejaría vencer por esto, sería lo suficientemente valiente para ir al hotel y decirle la verdad que tanto me pedía..
Al dar las cuatro en punto tomó del sofá su saco, lo había olvidado y para mí fue una gran tentación el dejarlo pegado a mi nariz para así poder pasar los segundos oliendo su fragancia, que por cierto era la misma que en aquella época. Salgo del museo y el chófer ya me espera con la puerta abierta del auto. Apenas me siento la cierra y rodea para entrar, se acomoda tras el volante y se incorpora a la avenida sin decir ni pío. Era ya una costumbre, de la casa al trabajo y viceversa, la misma horrible rutina cada día durante un año.. y todavía me seguía preguntando porque no me había arrojado ya del auto en pleno movimiento.
—Hoy iré a casa de una amiga, así que toma la siguiente calle— le ordeno y le devulevo la mirada por el retrovisor.
—¿Que amiga?— sé que no debía molestarme con el hombre de corte y postura militar, el solo estaba haciendo su trabajo. Estaba obligado a preguntar e investigar cada uno de mis pasos. Lo decía su contrato, tenía que informar cada noche a mi querido esposo ¿adónde iba y por qué lo hacía?, ¿con quién me veía y porque?. En pocas palabras una cárcel disfrazada de una perfecta familia..
—Alexa, una compañera del trabajo.. Está enferma y le haré una vista de cortesía, así que obedece y has lo que te digo— el desvió la mirada al camino y toma la desviación que le he dicho. Había sido una suerte que ayer después de llegar al parque se le presentará un problema familiar y tuviera que dejarnos solos, me invadían los escalofríos al imaginar lo que habría pasado si este hombre hubiera visto a Adrien y por consecuencia informado a Ethan. Seguramente ya estaría en otro país y del otro lado del globo terráqueo.
Con forme nos acercamos intento calamar mis nervios, no ganaba absolutamente nada si permitía que saliera a flote esa parte insegura y rota de mí, aún así no lo logro, las palmas me comenzaron a sudar y de pronto solo quiero dar marcha atrás e ir a casa para buscar el alivio que necesito...
El auto frena.. (No pienses en eso) me ordeno y salgo una vez que la puerta se abrió.. (En cuanto vuelvas a ver a Adrien ya no lo necesitarás) Me quedó en la acera y le digo al chófer.. —No se cuento tiempo estaré aquí, por lo que puedes irte. Yo te llamaré cuando termine mi visita..— se lo piensa durante unos minutos, después asiente y regresa al interior del vehículo. Me giro escuchando el motor, subo los escalones del edificio y cuando termine de contar hasta diez me vuelvo y descubro que ya se ha ido. Regreso los pasos dados y me encaminó en la dirección contraria, caminando de manera distraída las cuatro cuadras que me separaban del hotel...
Atravieso el lobby, las puertas del ascensor y mientras sube me dedico a oler el perfume que impregnaba la tela, soy una maldita adicta que necesita buscar culaquier cosa que la mantenga en las nubes y lejos de todo lo que le rodea.. Rompo ese pensamiento y respiró hondo para llenar mis fosas nasales y así calmar mi ataque de ansiedad.. (Tranquila, puedes hacerlo..) No, no puedo, pero ya no me quedaba de otra. Cruzó el pasillo y me detengo en la suite <302>... ¿Que ha pasado con todo el oxígeno del mundo? Me preguntó cuando intento respirar y el iré no entrá... ¡Joder! ¡Solo toca la maldita puerta! Me ordenó​ y con la mano temblorosa golpeó la madera. No pasa ni un minuto cuando se abrió y frente a mis ojos apareció el, tan guapo y perfecto como siempre. Le sonrió y me es imposible evitar morderme el labio, el sabor de mi sangre, como a sal mezclada con hierro me lleno la boca.. —Hola..— le dije y me reír de lo estúpida que sone. ¿Porque demonios dejaba que la vieja Marinette tomara las riendas de mi cuerpo?
—Hola..— responde y trato de no reparar en su sonrisa ladeada o en su torso desnudo. ¿Como no sé me ocurrió pensar que me recibiría así? —..pasa y ponte cómoda— asentí y de camino al sofá me recuerdo que debo ser la Marinette fría y llena de resentimiento, aquella que prácticamente ya es inmune a todo. Dejo su saco sobre el respaldo y posteriormente me quite el mío, me siento y observó la botella de whisky medio vacia que está sobre la mesa.
—¿Tuviste fiesta anoche?— pregunto volviendo el rostro a la derecha para mirarlo.
—Algo así.. ¿Quieres algo de tomar?—
—Si, esto está bien..— señaló la botella mientras esfumó de mi mente a las invitadas que debio tener anoche y con las cuales compartió el alcohol. Se marcha al minibar por los vasos y al volver sé sienta a mi lado, tan serca que nuestras piernas se tocan entre sí.
—No debería sorprenderme que bebas. Me refiero a después de aquella noche que te embriagaste en el bar de Nathaniel. Me alegra mucho que al final eso no dañará a nuestro hijo— se oye nervioso y no lo culpó, todavía debe resultarle raro estar cerca de una persona que creyó muerta durante tanto tiempo. Me bebí de un solo trago el líquido y me sirvo más para terminar de juntar el valor que se requiere para desenterrar mi pasado.. Bien, es ahora o nunca..
—Sobre eso creo que es una buena forma de comenzar a relatar mi historia ya que es lo último que recuerdo. Después de esa noche ocho meses de mi vida fueron borrados, no sé cómo ni porqué, pero así fue— enseguida me tomó​ la segunda ronda y casi me atragantó al intentar pasar el whisky.. —Mi memoria vuelve después de haber dado a luz a Aiden.. Recuerdo que aquella noche yo estaba muy débil, casi no podía mantener los ojos abiertos pero podía oír con claridad a las personas que estaban a mi alrededor. Era Ethan hablandó con su padre, sobre mí y sobre mí bebé. Al parecer David desconocía que yo estuviera embarazada y no le creyó cuando Ethan le aseguro que el niño era su hijo así que le sugirió que se deshiciera de el y que a mí me mandará a una casa de prostitutas para que terminara de pagar mi deuda con ellos..— cada palabra traía con sigo las horribles imágenes y me sentí de nuevo en aquél cuarto blanco y a merced de la terrible irá de David..—Ya podrás imaginar el miedo que sentí— continúe y bebí un vaso más.. —Luche por abrir los ojos y grite con todas​ mis fuerza que no lo hiciera. Le rogué para que recapacitará y me dejara ir con mi bebé, pero no cedió y me cerro la maldita boca de una bofetada.. Maldito bastardo... Afortunadamente Ethan se puso de mi parte y le aseguro a su padre que Aiden era suyo y que se casaría con migo sin importar lo que el opinara al respecto. Esa misma noche ocurrió la gran boda, en una cama de hospital y con una bata blanca en lugar de un vestido de novia. Firme los malditos papeles que llevo el abogado y me convertí en la señora Mercier y en aquel entonces fui lo bastante tonta para creer que era mejor ser su esposa que terminar siendo una prostituta, pero me equivoqué— cierro los dientes con fuerza, como siempre que me permito echar un vistazo al pasado.. Derramó el alcohol al intentar rellenar mi vaso y la mano de Adrien se precipita a detener la mía para quitarme ambas cosas..
—Marinette.. ¡Dios! Es horrible y entenderé si ya no quieres seguir.. Lamento haberte presionado, yo..—
—No, está bien, al fin y al cabo a eso vine, a ser sincera con tigo..— no fui capaz de mirarlo a la cara, su tono tan sorprendido y perplejo me daba una idea de lo que estaba pasando por su cabeza.. —El primer año lo pasé encerrada en la mansión en la que actualmente vivo. Tremenda sorpresa me lleve cuando descubrí que ya no estaba en Burdeos y mucho menos en Francia sino en Italia y presisamente en Verona, donde quería que tú y yo terminaramos por establecernos.. ¿Que ironía?, ¿No te parece?... En fin dediqué cada hora a pensar en una manera de escapar pero tenía un guardia afuera de mi puerta y eso me dejaba sin muchas opciones, a menos de que fuera lo suficiente temeraria y estúpida para saltar por la ventana con un bebé recién nacido en brazos. Así que deje pasar el tiempo y espere a que Aiden cumpliera los dos años para llevar a acabó mi primer escape.. el cual fracaso en mis narices cuando David me pilló. Primero me quito al niño y le ordenó a una mujer del servicio que se lo llevará, entre en pánico y comenzé a llorar.. Me golpeó, duro y sin piedad alguna, una costumbre que tenía siempre que yo no era la esposa que según el su hijo se merecía.. aun puedo sentir el dolor de cada uno de sus golpes y escuchar con claridad su horrible voz mientras me gritaba que Ethan era muy débil y que nuca debió poner sus ojos en alguien como yo..— (¡NO VALES NADA Y LO SABES! ¡NO MERECES QUE MI HIJO TE QUIERA!)
—Basta Marinette.. Ya no sigas..— me abraza y ni siquiera su sercania es capaz de sacarme de aquel infierno en el que estoy metida.. (Lo vez, el tampoco podrá ayudarte a salir de aquí)..
—Adrien te garantizó que esa no es la peor parte, cuando te diga la segunda mitad de la historia con seguridad no volverás a verme de la misma manera— mis ojos están secos, ya no hay lágrimas y por una parte lo prefiero así. Tampoco hay lugar para más dolor, si mi interior ya estába a tope de esa horrible sensación..
—Entonces no la digas. No quiero saberlo si revivirlo te hará más dañó— sus manos se mueven por mi espalda, por mi cabello y parece no encontrar la manera correcta para consolarme.. —Ahora entiendo porque te comportaste de esa manera ayer por la tarde..— (No, te equivocas, era algo todavía peor).
—Ayer casualmente no me encontraba bien, si es que alguna vez durante estos años lo he estado. Resulta que tuviste la suerte de encontrarme a mitad de..— el resto de mis palabras se quedaron atrapadas en su boca, valla manera de callarme. (Si tan solo hubiera disfrutado aunque fuera la mitad de lo que lo hago ahora cuando discutía con Ethan y el usaba el mismo método para cerrarme la boca..) Al menos funciona para olvidarme un poco de toda la mierda que inundó mi mente. Adrien me cargó y me cuelgo de su cuello para facilitar el que me lleve con el a la cama, nos dejamos caer de modo que yo quedé con la espalda sobre el colchón. Se alejó para quitarme la falda y que yo pudiera abrir las​ piernas y dejar que se acomodara mejor. La excitación me rasga el corazón​, uno que pese a todo sigue latiendo fuerte y sonoro, como si nadie se hubiera empeñado en matarlo durante cinco largos años. Me sujeto de su espalda para arquear la mía y dejar que sus dedos quiten el seguro de mi sostén..
—Te probaré que aún pudo hacerte olvidar todo con mis labios..— murmura lleno de lujuria..
—Llevo dos años sin tener intimida con nadie— confieso y antes de arrepentirme continuó diciendo..—Se que no necesitabas escuchar eso, pero sigo esperando que entiendas que estoy jodida y que no merezco que me quieras..— gritó ya que sus dientes han mordido mi pezón y lejos de sentir dolor me azotó una oleada de increíble placer..
—Reconozco que me duele saber que Ethan obtuvo más de ti de lo que me gustaría, pero no me importa. Nada hará que te deje de amar y mucho menos que me aleje de ti— aferró las sábanas y dejó que sus palabras me curen una milésima parte de mi alma en ruinas. Después me incorporo y lo empujó a mi lado para montarme sobre él, no le doy tiempo de reaccionar y me inclino para besar y lamer la piel de su abdomen.. (¿Recuerdas cuando Ethan te obligo hacerle lo mismo a el?) Me detengo y cierro los ojos para reprimir el recuerdo.. Debía luchar por detener esto y abrirle los ojos, aunque eso lo alejara de mí..
—¡Adrien deja de ser un idiota! ¡Date cuenta de que ya no soy aquella chica ingenua que solo era tuya. Marinette Dupain Cheng murió en aquel incendio!— le gritó y por su bien y el mío espero que me entienda.
—Y tu acepta que me agrada ser un idiota que se limita a cerrar los ojos y fingir que nada pasa, así que cierra la boca y deja que termine de quitarte la ropa— me baja las bragas y se incorpora para besarme. No sé cómo detenerlo, como hacer que me odie tanto como yo lo hago. Tampoco supe cómo pero logró quitarse también el pantalón tipo pants y la ropa interior que traía puesta y tras soltarme en su regazo por fin me penetró, algo que llevaba años añorando. Se me escapa un largo suspiro antes de que salieran todos los gemidos que guarde hace unas horas atrás. Dejé que marcará el ritmo y me guiará de regreso al paraíso, sin embargo, no pudo, desgraciadamente me quedé a mitad del camino, entre la Marinette dura y maltratada que juro que nunca más volvería a tener sexo con nadie, sin importar quién fuera y la antigua que solo conocía la dulce manera de amar y hacer el amor que Adrien le había enseñado. Llegué al clímax, al éxtasis que te rompe en mil pedazos y te deja rendida y satisfecha, pero sin alcanzar el cielo ni el hermoso orgasmo que me hacía ver la galaxia en el techo de culaquier habitación. Jadeó para recuperarme y aguantar la segunda postura a la que Adrien me sometió.. (Vamos, déjate llevar por la miel que te acaba de regalar) me digo y siento como mi mente desconecta esa parte donde está guardada toda la amargura. Mi sangre corre y vuelvo a experimentar la magia de ser suya.. (Solo no dejes de pensar que es Adrien) Me concentro en sus manos vagando por todo mi cuerpo, en sus labios que me besan los senos y descubren cada parte que ha cambiado...
Cuando terminamos ambos nos corrimos al menos tres veces y presiento que habría una cuarta de poder seguir moviéndome. Estoy sentada a horcajadas sobre su vientre y aun puedo sentir los restos de su semen caliente al mojarme la entrepierna, hasta ese simple detallé me resulta una verdadera delicia. Le acraricio los cuadros de músculo que adornan su abdomen y me percato de que su mirada no se aleja de mí así que alzó la mía para que se encuentren.
—Esto es maravilloso.. creí que nunca más me volvería a sentir tan viva..— admito con el rubor pintando mis mejillas.. —No has pedido tu toque Agreste..— me incliné hacia adelante para rozar su boca y me estremezco al hacer contacto con su vello facial.
—Lo mismo digo señora Mercier..—
—¿Querés para de llamarme así? Odio cada vez que lo escuchó, pero tengo que aguantarlo ya que no puedo usar mis apellidos, no cuando todos creen que estoy muerta— me alejo y lo fulminó con la mirada..
—Lo siento, tienes razón yo también lo odio.. Es solo que me excita pensar que le estamos viendo la cara de imbécil al estar juntos, y desde luego que se lo tiene merecido— se defiende y terminó por sonreír. ¡Maldita sea! Pero qué bien se ve Adrien Agreste con bigote y barba.
—Si, aunque en cierta parte le estoy muy agradecida, de no haber sido por el quién sabe dónde hubiera ido a parar nuestro hijo y yo estaría de prostituta o muerta..— el me tapa la boca y niega con la cabeza.
—Ya no lo recuerdes. Te ayudaré a olvidarlo y encontraremos una solución para todo esto—
—Eso suena muy bien, pero por ahora soy su esposa y tengo que regresar a casa. Aiden me estará esperando para cenar— le dije aún con su mano sobre mi boca y tal parece que mi aliento le produjo un escalofrío, porqué se removió y su erección me tocó el trasero.. cierro los ojos y retiro su mano para chupar su dedo, solo para qué uno de los tantos recuerdos hermosos me llenará la mente. El gruñó y su masculinidad se apretó más contra mis glúteos. Mis manos no soportaron la tentación y las lleve por detrás de mi espalda para acariciar su potente erección, la lisa textura contra mis dedos me desató una corriente que culminó en mi vientre bajó.. (Recuerda la hora..) Aún tengo algo de tiempo.. (Ethan podría llegar temprano) Lo dudó, nunca llega a cenar.. subo y bajo mis manos esperando que la voz se pierda tanto con yo en el movimiento.. (El podría sospechar que estás con alguien..) ¡A la mierda y que piense lo que quiera!...

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