"ENGAÑÓ"
Al verla directamente a los ojos dos cosas pasaron al mismo tiempo. La primera, mi corazón dio un doble latido y continuó latiendo fuertemente contra mi pecho, como si los ojos de esa mujer fueran un desfibrilador que mandó un millón de descargas eléctricas hasta que lo revivió por completo. La segunda fue que sentí como el alma me volvía al cuerpo y se conectaba con mi cerebro, uniendo de nuevo todos los vínculos con mi cuerpo y por ende me desataba por las venas un montón de sensaciones que llevaba años que no sentía, amor, deseo, felicidad.. Sin embargo, ella demostraba todo lo contrario. Su rostro estaba pálido, como si fuera ella quien hubiera visto el fantasma y no yo, ¿eso quería decir que me reconocía? Intenta recomponer su expresión, lo sé porque parpadea y termina por cerrar un momento los ojos para abrirlos de nuevo, y una vez que lo hizo su rostro adquirió una seriedad que me hace dudar que le haga muy feliz el volver a verme.. —¿No eres muy grande para ser amigo de mi hijo?— su voz me revivió todos los recuerdos y comenzaron a pasar uno tras otro por mi mente, llenadola de imágenes.. No había cambiado mucho, seguía siendo tan hermosa como la última vez que la vi. Ella vuelve a clavar los ojos en mí y me recuerdo que debo decir algo, pero me cuesta salir del trance y aún más me cuesta dejar de observarla para buscar la conexión con mi voz..
—Si, supongo que sí..— le dije y apenas puedo articular las palabras..—y tu eres idéntica alguien que conocí hace años. Podría jurar que eres tú— se le nota el esfuerzo que hace para no reaccionar a lo que le e dicho, se mantiene inexpresiva y lastimosamente indiferente.
—No se a quien te refieres, pero es imposible..— ¿Porque ahora su voz sonaba tan fría? ¿Porque se empaña en fingir que no me conoce?..
—Lo se. Ella murió.. pero tus ojos, valla son iguales..— reprimí el impulso de acercarme más a su rostro para ver si encontraba alguna diferencia en ellos, pero era imposible si ese par de zafiros seguían transmitiendo la misma energía que la primera vez que los vi.. (Eres tú.. Yo sé que lo eres).
—Mi madre es muy hermosa ¿verdad?— me pregunto el pequeño con voz angelical.
—Aiden..— lo reprendió ella y el nerviosismo ya comenzaba asomarse por su máscara bien cuidada..
—Si, mucho. Realmente muy hermosa— dije sin poder contenerme. Sus mejillas se tiñeron de rojo y desvió la mirada en un intento por esconderlo y restarle importancia, algo completamente inútil dado que era imposible que me engañara, la conocía tan bien para saber que a continuación cambiaria de tema..
—Gracias.. Respecto al globo no era necesario que se lo comprarás el sabe que no debe recibir obsequios de desconocidos— sonreí, había dado en el blanco y eso era muy bueno y era una prueba más de que no estaba alucinando y en efecto ella era Marinette.
—El ya sabía mi nombre cuando se lo compre, así que técnicamente ya no era un desconocido para él. Además de que no fue nada— no me respondió y me atrevería a decir que no sabía que decirme, se notaba a leguas que luchaba por no dejar que su fachada se quebrara por completo.
—Mamá no me haras regresar el globo ¿cierto?— desvíe la mirada a Aiden y una nueva oleada de sentimientos me embargó. Si su madre era mi Marinette, entonces él era mi hijo..
—No. Pero que sea la última vez— le dijo ella y termino por dedicarle una pequeña sonrisa.
El asintió una vez para después mirarme.. -¿Adrien recuerdas el libro del que te hablé?-
—Si..— le respondí distraído, aún estaba asimilando que este hermosos niño que me tomó de la mano y me obligó a sentarme junto a la mujer de cabello azabache era de mi sangre..
—Bueno, es este..— me dejó el libro sobre el regazo y comenzó a ojearlo, hablando sobre los insectos que iba apuntando con su dedo en el camino. Quise prestarle atención pero cometí el error de mirar a su madre por el rabillo del ojo y eso bastó para que me volviera a perder en su nueva forma de ser. Ladeó el rostro unos centímetros hacia ella preocupado, sus manos tiemblan un poco y parece estar a punto de entrar en estado de pánico.
—¿Estas bien?— le pregunto ya que el nerviosismo y la incomodidad que irradia por cada poro se podían palpar en el aire.
—Si.. Muy bien..— dice y su mueca está lejos de ser una sonrisa.
—No parece, es decir que pareces muy nerviosa..—
—Estoy bien.. ¿De acuerdo?— me corta alzando la voz y tratando a toda costa de no sostenerme más de un minuto enteró la mirada. Daba la impresión de que en cualquier momento saldría corriendo y gritando despavorida.
—Bien.. ¿Puedo saber cómo te llamas?— ya lo sabía pero quería que su boca me lo confirmará.
—No..— cierra los ojos mientras que pequeñas gotas de sudor le empapan la frente..
—Marinette, se llama Marinette— responde el pequeño rubio por ella y eso fue suficiente para que la ojiazul perdiera por completo la calma.
—Aiden es hora de irnos..— mientras lo dijo se puso de pie y le quitó de las mano el libro para guardarlo deprisa en su bolso..
—Pero todavía no le muestro todo el libro..— se quejó Aiden. Ella lo ignoro y lo tomó del brazo para obligarlo a que la siguiera.. Me paro de un salto y en automático me marcho tras ellos..
—Espera.. ¿Eres Marinette Dupain Cheng?— logró alcanzarlos y la aferró por el brazo.
—No, ya te dije que no..— responde con los dientes apretados al tiempo que su mirada se tornaba salvaje.
—Pero tu nombre es Marinette..—
—Si, ¿y que con eso?..— me esfuerzo por encontrar una explicación que justifique su comportamiento pero ciertamente no lo logro y una parte de mi me dice que posiblemente no sea ella y yo solo estoy obligándola a serlo.. —Mira no acostumbro hablar con desconocidos y mucho menos detallarles mi vida privada, así que por favor déjanos tranquilos y sigue tu camino— entonces si no es ella ¿porque suspira como si le causará una profunda melancolía rogar que la dejará en paz?..
—No puedo, lo que quiero decir es que algo me dice que no debo hacerlo. Necesito hablar con tigo, ¿podríamos ir a tomar un café?, no se, algún lugar donde podamos averiguar qué está pasando— Marinette niega con la cabeza y respira profundo. El sudor ya le corre por la mejilla e inconcientemente lo limpio y aprovecho para acariciarla con el pulgar.. ¡Dios! Se sentía maravilloso tocar su lisa y tersa piel..
—Nada pasa, y no, no puedo— ruidosamente paso saliva y la vi morderse el labio. —Debemos regresar a casa, el padre de Aiden no tarda en regresar..— aquello me cala en lo más hondo de mi ser y no supe si lo dijo solo para terminar de alejarme o era verdad que había alguien mas a su lado. Dejó caer la mano, lo cual aprovecha para retroceder y casi echarse a correr en dirección de la entrada, donde un auto blanco estacionado la está esperando. Me toma unos segundos reaccionar y volver a seguirlos, esto no podía ser todo, debía haber más y por supuesto que no la dejaría ir, no hasta que me dijera ¿porque demonios se comportaba así?. Cuando logra llegar abre deprisa la puerta.. —Sube al auto— le ordenó a Aiden.
—¿Antes puedo despedirme de Adrien?— le pregunto el mirándome.
—¡No, no puedes y sube ya al auto!..— el niño no se movió y desde su lugar me sonrió para luego agitar su mano. Le devuelvo la sonrisa y en automático doy aún pasó hacia él..
—¡Por favor Aiden obedece y házlo!— le dice Marinette sin dejarle más remedio que hacerlo y entrar al interior del vehículo. Cierra y deprisa rodea el cofre para llegar al lado del piloto. Le sostengo la mirada, rogándole que no se valla, pero su frialdad me desarma y no soy capaz de moverme para deternela.. —Adiós..— dijo antes de subir y marcharse.
Me quedé mirando como la parte trasera del auto se perdía en la siguiente esquina. De alguna manera sentía que mis pies se habían disuelto sobre el pavimento sin darme la oportunidad de moverme y buscar un maldito taxi que me ayudara a seguirlos. ¡Mierda! Aún me estoy preguntando ¿si estoy despierto y está locura que acabo de vivir fue cien por ciento real?. ¿Que rayos acaba de pasar?.. Me tallo el rostro y después me pasó las manos por el cabello diciéndome a mi mismo que era un perfecto idiota por quedarme como estatua mientras ella se llevaba con sigo todas la respuesta que probarian que no estoy loco y que tampoco lo estaba inventando.. Pero no sé me podía culpar por no saber cómo manejar esta extraña situación si nunca antes me pregunte ¿que haría si ella estuviera con vida y por casualidad yo la encontraba? Si en aquellos días de obscuridad me fue más fácil aceptar que ya no existía y vivir al margen de culaquier esperanza. Sin embargo, ahora todo apuntaba que no logré resignarme del todo y me encontraba tan mal como para hacer que mi mente me jugarme está mala y muy dolorosa broma. Tal vez debería comenzar a tomarme con más seriedad mi salud mental y buscar ayuda profesional...
Comence a caminar mientras sacaba del cajón aquella noche en la que mi padre me dijo que sus restos habían sido encontrados y que ya no existían dudas de que ella murió. ¿Entonces si los restos no eran de Marinette, de quién eran?. Sabía muy bien que los muertos no revivian.. ¿Como pudieron los forenses equivocarse así? ¿Donde y con quién estuvo Marinette en aquel entonces y durante todos estos años?.. Al cabo de darle vueltas y vueltas a las preguntas la única explicación que me parecía más factible era que ella en realidad nunca estuvo en la cabaña y que alguien por alguna razón arregló todo para que pareciera que sí y que había perdido la vida en aquel incendio, que quizás tampoco fue producto de un corto circuito sino de la misma persona que fraguó todo el espantoso engañó...
De camino al hotel, trato de prestar atención a todas las mujeres que pasan, solo para comprobar que mis ojos no fueron los que me jugaron esa mala pasada. De entre todas destacaron varias, pero me di cuenta de que su cabello no era azabache sino más bien castaño obscuro, en otra más sus ojos eran azules pero de una intensidad más baja y apagada. Nadie tenía su cuerpo, su figura que se había vuelto más pronunciada y formada con el pasar de los años, sin mencionar lo sensual que resultaba en falda de tubo y blusa blanca de seda, sin duda alguna aprendió bien como resaltar su nueva belleza.. Atravieso la puerta del lobby y posteriormente la del ascensor, sin poder borrarla de mi mente. Esta nueva incertidumbre me desesperaba y era mucho peor que aquella que experimente la noche del incendio cuando Nathaniel me dio la noticia que había cambiado por completo mi vida.
Lo primero que hago al entrar en la suite es revisar el mini bar. Beber me parecía una buena manera de calmar mis nervios, por lo que saco la primera botella que veo y apenas la abro me sirvo un vaso al ras de alcohol. Me llevo con migo la bebida, la botella y me siento en el sofá y ya para la segunda ronda el efecto relajante comenzó a ser acto de presencia. Me quito la chamarra y me reclinó contra el respaldo, miro el cielo raso sin hacerlo realmente ya que mi mente comienza a divagar en las muchas razones que pudo tener para huir de mí como lo hizo. ¿Sera que dejó de amarme? Tal vez ella si logro olvidarme y por eso se mostró tan cortante y fría con migo.. Pero que otra cosa podía esperar si habían pasado cinco años y era ilógico que se arrojará a mis brazos y llorara de felicidad. Aún así su reacción no me parecía normal y quería creer que fue culpa de la sorpresa y no de que ya no me quisiera. Arrojó el vaso contra la puerta antes de pararme y caminar como león enjaulado por la pequeña sala, soltado toda una letanía de malas palabras y preguntándome una y otra vez ¿si acaso nunca pararía de sufrir?...
Casi he perdido todo la cordura cuando la puerta se abrió y Nino entró. No tenía idea de cuando me volví a sentar sobre el sofá y mucho menos qué hora era. El alcohol ya se apoderado de mi mente y pensar me era casi imposible..
—Hey amigo, debí suponer que te quedarías a saquear el mini bar— escuché que dijo mientras esquivaba los trozos de cristal que había sobre la alfombra.
—¿Te sorprende?— respondí y me tomé otro trago largo directamente de la botella. Para mí esto no era ninguna novedad.
—Si, un poco. Llevas un año sin beber así y creí que ya lo habías superado..— ¿superar? Eso mismo pensaba yo, pero no conté con que su fantasma volvería de la muerte para atormentarme otra vez.
—Hoy en la tarde vi a Marinette y a mi hijo..— pese a mi vista nublada y borrosa pude ver como su rostro se sorprendía. (Si, así de increíble era).. —Los tuve frente a mi y otra vez los deje ir.. Ella está viva, lo estuvo todos estos años—
—¡¿Que locura estás diciendo?!— pregunta y frunció tanto el ceño que sus cejas prácticamente se tocaron.
—Es verdad. Nino si la hubieras visto sabrías que no miento. Era ella, ¡Joder, Era ella!— se que no cree absolutamente nada y no lo culpó, si el me hubiera dicho lo mismo tampoco yo lo habría creído.
—Entiendo que aún la sigas amando y eso haga que la veas en todas partes, pero solo es tu imaginación, no es real— me siento como hace cuatro años, cuando me encerraba en mi habitación y bebía hasta que ya no podía más, solo para que mi mente dejara de mostrarme su recuerdo en cada esquina.. —Adrien recuerda que ya tienes un vida echa sin ella y no puedes dejar que la debilidad te venza de nuevo— el me estaba repitiendo lo mismo que decía cada vez que flaqueaba y recaía en el dolor, solo que esta vez ya no se trataba de sufrir por su recuerdo sino por las ansias de verla viva y no poder tenerla justo ahora entre mis brazos..
—Su cabello es azabache, sus ojos tan azules como siempre y su cuerpo es perfecto. Además tiene un hijo de cuatro años y sabes que esa edad tendría actualmente mi bebé— debo aferrarme a mis instintos sin importar que mañana me golpe la cara contra la realidad.
—Bien, tal vez se le parece físicamente y tiene un hijo, pero sabes que eso puede ser solo un montón de coninsidensias, así que deja de beber y aunque duela recuerda que ella murió hace cinco años..—
—¡¿Crees que no lo sé?! Pero escuchame algo muy dentro me dice, me grita que era ella. Y no pienso quedarme de brazos cruzados— Nino parece cansado, molesto y muy decepcionado de mí, pero no me importa, yo se muy bien lo que ví.
Se pasa la mano por la nuca y suspira, ahora intentará seguirme el juego como hacía siempre que discutir con migo no lo llevaba a ningúna parte.. —¿Y que piensas hacer? ¿Buscarla?, ¿Investigarla?..—
—Si, ambas. No voy a parar hasta dar de nuevo con ella y te demostraré que tenía razón— a pesar de estar ebrio y arrastrar las palabras la seguridad se reflejo en mi voz y esperaba que fuera suficiente para que el quitara la expresión de lástima que me mostraba.
—Eso espero Adrien. Sabes que es mi deber decirte cuando estás perdiendo la cabeza ¿verdad?—
—No estoy loco, quizás solo un poco ebrio..—
—Un poco, amigo llevas media de botella de whisky y dejaría que te la terminaras de no ser porque mañana temprano tenemos una junta importante. Así que será mejor si nos vamos ya a dormir— el me quita de las mano la botella y la deja sobre la mesa, luego me ayuda a levantarme..
—Odio cuando tienes la maldita razón— le digo y me río por lo bajó..
—Si, suelo tenerla ¿verdad?— lo sigo a la cama tropezando con las esquinas de los muebles y con mis propios pies. Me dejó caer como peso muerto sobre la cama cerrando los ojos en el proceso.. —Descansa— escuché que dijo antes de que la borrachera me robara por completo la conciencia.
Un molesto sonido me despierta, bueno, al menos una parte de mi cerebro lo estaba y era el que captaba el irritante ruido, los coches al pasar por la avenida y el constante timbre de mi celular. No me muevo y mucho menos abro los ojos, hasta que los sonidos me hicieron estallar la cabeza. Me incorporo adormilado y apago la alarma del reloj despertador, luego saco el móvil de mi bolsillo comprobando que era Chloe quien no paraba de marcar. Rechazó la llamada ya que por ahora no quería hablar con ella, menos sabiendo que Marinette estuvo viva y por consecuencia la engañe con ella y con otras chicas durante este largo tiempo. ¡Maldita sea! Cargaría con ese peso en la conciencia y lo peor es que algún día se lo tendría que confesar. Me tallo los ojos y me quedo un rato sentado en la cama esperando que el dolor de cabeza se valla, pero solo empeora y tengo que bajarme para buscar en la gaveta del baño unos analgésicos que tomar.. —Espero que ya esté duchado y listo— gritó Nino desde la puerta.
Se me forma una mueca de dolor a causa de su voz haciendo un horrible eco en mi cabeza y me apresuro a sacar dos pastillas que posteriormente introduzco en mi boca. Salgo y del buró tomó la jarra de agua y sin perder tiempo llene un vaso.. —La cabeza me está matando..— me quejo para luego beberme el líquido de un solo trago..
—Es natural después de la borrachera de anoche— se sentó sobre el sofá donde se dispuso a leer el periódico que hasta ahora noto que ya traía en las manos.
—Sobre eso.. ¿Hablé con tigo algo respecto a Marinette?— le pregunto mientras subía mi maleta a la cama y deslizaba el cierre. Temi que me dijera que no, lo cual probaría que la tarde de ayer no fue más que un loco sueño..
—Si te refieres a un montón de locuras si, lo hiciste— respiró aliviado..
—Bien, porque eso quiere decir que no lo soñé y fue completamente real— era tonto de mi parte estar tan feliz por ello, si después de todo no ganaba absolutamente nada. Marinette se había vuelto a escapar y encontrarla sería muy difícil. Dejó la ropa que elegí sobre la cama y en el móvil buscó el número del investigador privado que contraté para buscar a Félix.. —Para serte franco pensé que eran balbuceos de borracho..— comenta Nino con burla pintandole la voz.
—Muy gracioso..— repaso la lista de contactos mientras recordaba aquel día que leí el informe detallado que me había entregado el detective. Según el mi traicionero hermano vivió los primeros tres años en Madrid, en un departamento en el centro de la ciudad, después se había mudado a Inglaterra con Gabriel y Sabine, seguramente estudió diseñó solo para quedar bien con el y así poder heredar su empresa. ¡Maldito bastardo!..
—¿Me estás escuchando?— me pregunta Nino sacándome de mis pensamientos.. —Apuesto a que de nuevo estar perdido en tu mundo lleno de Marinette ¿o me equivoco?—
Le dedicó una mueca y me apresuro a decirle.. —No, estaba pensando en otras cosas.. ¿Que decías?—
—Te dije ¿que esperabas si no dejabas de repetir que Marinette y tu hijo que ni siquiera llegó a nacer están vivos?. Tienes que admitir que cualquiera que te escuché pensara que estás loco— su comentario logró que no pudiera presionar el botón y que optará por apagar el móvil y arrojarlo a la cama. Con mucha seguridad el investigador se reiría de mí hasta desfallecer en cuanto yo le dijera que quería encontrar a mi novia e hijo muertos. Si, lo sé, era una locura y por eso tendría que ser yo quien se encargará de investigar su nuevo paradero. Nino arroja el periódico a la mesa y se gira para mirarme, debió interpretar mi silencio como enfado y parecía arrepentido y avergonzado por lo que me había dicho..
—¿Que tal tu noche?— le pregunto para cambiar de tema y demostrarle así que estaba bien.
—Bastante bien. Conocí a un par de chicas que me hicieron compañía y antes de que digas algo, solo bebimos y charlamos como amigos..— me encogí de hombros y me marché al baño..
—A mi no me debes explicaciones y te recomiendo que las guardes para tu prometida— le gritó desde el interior ya en proceso de desnudarme..
—¡Te digo que nada pasó. Yo la amo y sería incapaz de engañarla días antes de la boda!— se que es verdad, pero lo conocía y sabía bien de lo que era capaz. Mi mejor amigo no era de los que solo charlan y nada más y estoy plenamente seguro de que hubo más acción de la que quiere admitir.. —¡Joder, eres mi mejor amigo y se supone que debes estar de mi lado!— vuelve a gritar esta vez con enfadó.
—¡Lo estoy, ¿porque crees que no la llamé?!..— dicho eso abro el grifo y me ducho en tiempo récord.
Ya vestido y frente al espejo me acomodo el nudo de la corbata y maldigo por no tener el tiempo necesario para rasurarme. Me parece que el bigote y la barba de tres días me hace lucir más mayor y desaliñado, aunque la mayoría de las chicas incluyendo a Chloe me hubieran jurado que les parecía sexi cuando la dejaba crecer. Me paso una vez más el cepillo por el cabello mojado y tras darle un repaso rápido y general a mi persona me costo mucho reconocerme a mi mismo, como tantas otras veces en el pasado..
En la habitación me aplicó perfume y tome los papeles que tendría que firmar el director del museo, si es que antes aceptaba nuestras condiciones. Los guarde en el portafolio e ignore a Nino cuando comenzó a molestarme con el tema de la impuntualidad, a pesar de que aún no eran ni las siete treinta cuando subimos al taxi. Exagerar y presionarme era su fuerte, algo bueno, si teníamos en cuenta que gracias a eso es que este negocio funcionaba bien. De no ser por su profesionalismo y dedicación nos habríamos hundido en el intento hace mucho tiempo.
Cuando se estaciona fuera del edificio le pago al taxista y una vez que piso la acera le digo a Nino que mientras estemos en Verona tendremos que rentar un automóvil para transportarnos con más libertad.
—Como digas, jefe— me río de su respuesta y le golpeó el hombro.. —Ya había olvidado que no te agrada que te llame así.. Entonces como digas viejo— me devuelve el golpe y lo acompaña con una amplia sonrisa.
—Mucho mejor— ambos retomamos la seriedad y continuamos avanzando por el pasillo principal, pasando las primeras exhibiciones hasta el fondo, donde se encuentran las oficinas del museo.
Nos detenemos al llegar y encontrarnos con un hombre mayor y de sonrisa amable quien nos recibe estrechando nuestras manos.. —Hola un placer, soy el director del museo—
—Soy Adrien Agreste y el Nino Lahiffe, el gustó es nuestro—
—Bienvenidos, me complace mucho hacer negocios con ustedes..— la sonrisa se borra de mi rostro cuando miro por encima de su hombro. (¡No otra vez!) me digo con sarcasmo.. —..Por favor siganme al salón de juntas..—
Mis piernas se negaron a seguirlo y abrí la boca para detenerlo.. —Espere...— tampoco aparte los ojos de la hermosa anatomía de la mujer que se encuentra parada a unos metros por delante nuestro.. —Ella..— murmuró preso de lo bien que luce con falda de color azul que se entalla a sus muslos y cuyo largo le llega a las rodillas. Dejó que mis ojos sigan bajando hasta dar con la piel de sus pantorrillas que automáticamente me prendieron fuego en las venas..
—¿Se refiere a la señora Mercier?— pregunta el director confundido.
—¿Eh?— farfullo y por un momento creó que no escuché bien..
—Si, ese es su apellido político. Ella es la esposa del señor Ethan Mercier, hijo de un viejo y gran amigo mío— ¿Ethan? No podia estar hablando del mismo desgraciado que intento quitarmerla en el pasado.. —¿La conoce?—
—Creo que ya no... ¿Sabe hace cuanto tiempo que están casados?— mi pregunta sale forzada, era un estúpido si ayer ella me lo había dicho, pero me engañe creyendo que mentía para desasherce de mí.
—Bueno, me parece que alguna vez me dijo que llevaban cuatro años de feliz matrimonio— me atragantó con la saliva. —En mi opinión forman una adorable y muy hermosa pareja, además de que tienen ya un pequeño y encantador hijo. En pocas palabras son una familia perfecta— ¿Lo eran?.. Ayer Marinette me demostró todo menos felicidad. Justo ahora y a la distancia creo que ya no es la misma. Se muestra altiva y da la impresión de ser una mujer enigmática y muy misteriosa, envuelta en una burbuja de elegancia y superioridad. Miro su perfil fijamente a la espera de que gire el rostro y volver a sentir esa magia que me recorre el cuerpo cuando nuestras miradas se unen.
—¿Ella trabaja aquí?— pregunta Nino y no necesité verlo para saber que estaba sorprendido y muy consternado.
—Si, desde hace un año se encarga de restaurar las viejas pinturas que nos llegan en mal estado. Es una mujer maravillosa y muy agradable. Si quieren podemos ir a saludarla, así aprovecho para presentarla formalmente ante ustedes—
—No hace falta, gracias..— le digo convencido de que hacerlo sería una mala idea. Esta vez no le daría la oportunidad de escapar. Solo tenía que esperar a terminar la maldita junta para acorralar a la sexi azabache en su estudio de arte. El director asiente y me observa con curiosidad, claramente busca entender porqué rechazó la oportunidad de acercarme sino soy capaz de mantener por mucho tiempo mis ojos lejos de ella.. —Si no le importa prefiero pasar de lleno a los negocios— sueno ansioso, desesperado por tener mi tiempo a solas con la señora Mercier. ¡Puaj!.
—Claro que no. Por aquí..— seguimos al hombre en dirección contraria del escritorio donde ella permanece parada y hablando con la secretaria. Mis ojos se niegan a perderla de vista, pero es inevitable una vez que entramos al pasillo que da a la sala de juntas. (Eres un idiota Adrien Agreste. Ella está casada y tú solo quieres pasarlo por alto) Tomó asiento en una de las ocho sillas que rodean la larga mesa y apenas si puedo concentrarme en sacar los papeles. Por fortuna Nino toma la iniciativa y se encarga de poner las cartas sobre la mesa y dar inicio a las negociaciones.. ¿Porque se casaría con Ethan? Esa pregunta no deja de rondar en mi cabeza la cual esta vuelta un caos y tan dispersa que ni siquiera escuchó la conversación que se está desarrollando a mi alrededor. ¿Que la obligó hacerlo, o es que lo habrá echo por amor? Nada tenía lógica.. La mano de Nino golpeó las hojas que observaba y de inmediato alze el rostro.. -Hey, Adrien..-
—¿Que?— respondí retornando a la habitación de techo alto y muros de color blanco.
-—Te pregunté ¿que si estás de acuerdo con el precio de los cuadros?—
—Bueno, no escuché. Me disculpo por eso..— respondo avergonzado, sobretodo con el director del museo, quien debe pensar que no soy para nada profesional.
—No hay problema podemos volver a repetir las cifras— dijo el volviendo a los precios de las obras de arte.
A mi espalda se escuchó que tocaron con suavidad la puerta y volví deprisa la cabeza.. —Disculpe la interrupción señor, pero tiene una llamada de carácter muy importante..— me decepciona que sea la secretaria quien entró y no Marinette, cinco años sin verla ya me han comenzado a pasar la factura y me temo que puedo volverme de nuevo y con más fuerza un adicto a ella.
—Si gracias, ahora salgo..— el se puso de pie.. —Lo siento pero debo responder, será solo un momento—
—Adelante— le dije yo.
Los ojos de Nino siguen al hombre y una vez que se escucha la puerta volver a cerrarse me mira y dice.. —Tengo que reconocer que tenías razón. Esa mujer puede ser la gemela de Marinette— no pude decirle te lo dije, ni soltarle ese rollo de eres mi mejor amigo y por lo tanto debiste creerme, sabia que eso salía sobrando..
—Ahora más que nunca estoy plenamente convencido de que es ella—
—Esto es una verdadera locura pero creo lo mismo que tú. Ya una vez había intentado casarse con Ethan Mercier así que supongo que no es una coninsidensia que lo esté ahora— suelto el aliento y frunzo ceño.
—¿Porque lo hizo?.. Te juro que por más vueltas que le doy al asunto no lo entiendo— Nino se reclina contra el respaldo de la silla y medita mis palabras durante un instante..
—En primera deberías empezar por preguntarte ¿como es que está viva?. Segundo, ¿Porque dejó que durante cinco años todos creyeran que estaba muerta? Y tercero, ¿Porque huyó ayer de ti?—
—Tal vez Ethan la tiene amenazada y por eso no busco a nadie..— respondí sin pensar..
—Oh fingió su muerte para poder librarse de todos y huir con él— le lanzó una mirada colérica.. —¿Que?, Sabes que puede ser y que debes tener en cuenta todas las posibilidades. El que la hayas encontrado con vida no significa que las cosas sigan siendo como antes y lo sabes— Nino era un idiota que no tenía tacto para recalcar las cosas pero tenía razón.
—¿Entonces que sugieres que haga?— le pregunto y suelto un largo y profundo suspiró..
—No lo sé.. Hablar con ella, interrogarla hasta que te diga lo que pasó y porque pasó. Solo así podrás salir de dudas y tomar una buena decisión—
—Independientemente de todo Aiden resultó ser mi hijo.. No tienes idea de lo feliz que me siento por eso— el solo recordar al angelito de cabello rubio me aliviaba culaquier dolor que su madre me causó. Lucharia por estar con el y ser el padre que seguramente Ethan no ha sabido ser. Lo haría sin importar que pasara con Marinette y con migo a partir de hoy..
—Me imaginó, debe ser muy parecido a ti, ¿o es que te ganaron los genes de Marinette?— una sonrisa surca las comisuras de mi boca..
—En parte si, heredó el color azul de sus ojos y su carácter dulce y amigable. De mi la sonrisa el tono de piel y de cabello. Ayer hablé muy poco con el así que quizás haya más parecidos que desconozco—
—Me cuesta asimilar que de un momento a otro seas padre y por consecuencia yo sea tío.. Valla que viaje más loco— comenta Nino y aún se percibe el escepticismo en su voz y sus facciones.
—Dímelo a mí.. Temo que esto sea solo otro sueño y que en cualquier momento voy a despertar de nuevo con las manos vacías— se echa hacia adelante, alarga el brazo derecho hasta alcanzar el mío y me pellizca el antebrazo. El dolor me parecía placentero pues me demostraba que tenía los pies bien puestos sobre la tierra.
—No amigo mío, no estás soñando y esto es la realidad..— afirmo él riéndose y volvió acomodarse en la silla..
Segundos después el director entró y se apresuró a tomar su lugar. —Lamento la tardanza. ¿En que estábamos?—
Las siguientes horas pasaron con lentitud, entre números, condiciones y estrategias de mercadeo. Y yo que solo deseaba acabar con esto y correr a su lado..
Cuando por fin logramos ponernos de acuerdo y de manera satisfactoria con la primera parte del contrato de compraventa decidimos terminar por hoy la junta y nos dispusimos al pasillo. Me fue imposible no mirar al escritorio donde la había visto anteriormente el cual se encontraba vacío y sin rastro alguno de ella.. —¿Que les parece si vamos a comer? Conozco un excelente restaurante aquí cerca—
Nino aceptó la invitación y al ver que me detuve me tomó del hombro.. —¿Vienes?— me preguntó el.
—No. Antes debo hacer algo.. los alcanzó más tarde— ambos asienten antes de marcharse.
Me quedo parado hasta que los veo salir y solo entonces me acerco y paso de largo el escritorio para detenerme frente a la puerta cuyo letrero decía. <Salón de Restauraciónes>. Tal vez no está detrás, tal vez se ha vuelto a ir y me quedaré con las ganas de verla y escuchar de nuevo su voz. Inhaló profundamente mientras giro la perilla.. (¿Serás capaz de perdonarle que se haya casado con el?) Retengo el oxígeno repentinamente inseguro.. (¿Cuando te de las explicaciones que esperas oír, seras capaz de aceptarlas sin importar cuán dolorosas puedan ser?.. Empujó la puerta y al pisar el interior expulsó con brusquedad el aliento.
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