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➳Capítulo 7➳

Era al fin la hora acordada, Nari se sentía sumamente nerviosa por saber que tenía que volver a aquel bar. Ese trabajo no era precisamente lo que deseara, pero estaba segura de que era mejor estar ahí en lugar de estar conviviendo con la toxicidad de su ex jefe Yoongi.

Al entrar nuevamente al “Golden” sintió como un escalofrío se adueñaba de su piel. La música de fondo, las luces. Había algo en el lugar que la hacía sentirse extraña. Caminó serena observado sin perder detalle de todo ahí dentro y al llegar a la oficina de su jefe, suspiró, acomodo su cabello y después tocó la puerta.

—¿Puedo? —Preguntó desde afuera.

Taehyung se sentía extraño, el encuentro con aquel pelinegro le había dejado inquieto, como si parte de la seguridad en sí mismo se hubiese ido al mismo tiempo que Jeon huyó de su oficina.
Cuando La voz de Nari lo saco de sus pensamientos.

—Pasa. —Contestó desde dentro.

Observó a Nari entrar a la oficina, había algo en esa chica que lo confundía, era intrigante, sin explicación, algo le hacía sentir curiosidad por ella. Nari entró bajo la atenta mirada del pelirrojo, caminó despacio intentando medir el terreno en el que estaba pisando. Él había demostrado tener un carácter un tanto especial y no quería hacerlo molestar.

—Hola. —Le dijo sonriéndole y caminó más hacia él, notando que tenía una expresión un poco perturbada. —Mmm, no sé por dónde comenzar, o para qué me necesites. Yoongi me hacía arreglar su papeleo.

Solo eso dijo esperando respuesta. Después de eso le era casi imposible sentirse tranquila. Había algo en ese hombre que la ponía en alerta, su cuerpo reaccionaba como si se sintiera en peligro, pero al verlo a los ojos solo podía sentir una cosa, ¿Atracción? Ella no lo entendía.

Taehyung sonrió levemente, pero fue más bien una sonrisa fingida, su estado de ánimo le estaba jugando en contra, necesita hablar con Sejun para desahogarse.

—Bien, serás mi secretaria entonces, espero no ser un mal jefe como Min.

Nari asintió y sonrió contenta por saber que tendría un trabajo justo.

—Gracias… —miró el reloj en su muñeca y se dio cuenta de que ya era tarde, observó hacia los lados después. —¿Dónde será mi lugar?

Caminó un poco, no estaba segura si sería ahí mismo o tendría un lugar aparte. Taehyung por primera vez sonrió desde que llegó, una sonrisa burlesca.

Claro que no podía dejarla allí mismo, su oficina era algo así como su templo del placer, sus encuentros eran en ese sitio, necesitaba privacidad y no espantar a la chica que recién se unía al bar.

—Te daré una oficina, hay algunas reglas Nari, para evitar que tengamos inconvenientes.

Nari lo observó y después al ser consciente de que lo estaba mirando de más sintió sus mejillas sonrojar.

—Me parece muy bien. —contestó desviando su mirada. —Soy muy eficiente y le aseguro que no daré problemas. Aun así, ¿Qué reglas debo seguir?

Pregunto llena de curiosidad acercándose un poco más a su escritorio.

Taehyung apuntó a la silla frente a su escritorio, indicando que se sentará en ella mientras él tomaba su lugar en su sillón tras de este.

—No puedes entrar aquí sin autorización, si estoy con alguien y lo notas, harás la vista gorda, no puedes decir nada de lo que veas. Si por esas casualidades de la vida. —La observó y con una sonrisa ladina continuó. —Tú y yo follamos, no puedes enamorarte, te aseguro que eso sería cosa de una sola vez, no me va eso de las chicas locas detrás de mí. —Debió de su whiskey. —Tienes un horario, no estás obligada a trabajar después de tu hora. Soy exigente con lo que refiere al bar porque me ha costado mi vida, respóndeme con eficiencia y no tendremos problemas ¿Alguna duda?

La observó expectante, ese era el momento para la chica de irse de ahí y buscar otro empleo, quería ver si era lo suficientemente lista.

Nari escuchó con atención cada palabra que salía del pelirrojo. Estaba de acuerdo en sus primeras reglas, ella tampoco era una entrometida y si era alguien a quien Yoongi confiaba era precisamente por su manera de trabajar.

Después de escuchar lo que le dijo sobre follar y enamorarse Nari se sintió apenada, pero a la vez molesta.

—Esto está de más… —Le contestó segura aunque por dentro se sentía nerviosa. —No follaría contigo y mucho menos me enamoraría.

Se levantó de su lugar un poco indignada, pero más que nada era porque la ponía muy nerviosa, porque el maldito era muy guapo y se sentía muy expuesta por él. Como si con una sola mirada pudiera descifrarla.

El pelirrojo río con suficiencia, burlándose abiertamente de ella.

—Cariño, ya te sorprendí observándome más de una vez como si quisieras darme un mordisco, no te hagas la inocente. —Dijo poniéndose de pie. —Ahora ve a la oficina del lado, es tuya, puedes decorarla a tu antojo.

Nari abrió sus labios en señal de indignación.

—Sí, eres muy guapo… pero muy hueco. —Le dijo, pero al momento se arrepintió así que cerró sus ojos con fuerza y después hizo una reverencia. —Lo siento… —Dijo sincera porque no quería quedarse sin trabajo. —Prometo no dar ningún tipo de problemas, no me meteré en tus asuntos, no te follaré y no me enamoraré de ti.

Concluyó con una sonrisa y después de eso tomó su bolso para ir a la oficina de enseguida y ver de qué manera la iba a ambientar para ella.



Jungkook no había ido al casino, después de todo lo que experimentó esa mañana lo único que quiso hacer fue nuevamente beber. No quería embriagar su juicio y así tratar de olvidar lo que había sucedió, pero, era mejor así.

No quería sentir, no quería seguir pensando en su juventud, no quería seguir sintiendo tanto asco por sí mismo.

¿Qué tenía de malo ser diferente? Sentir distinto no lo hacía un mal tipo, pero al parecer para su padre y su familia, el ser maricón era la peor deshonra para la familia.

¿Cómo lo supo? Fue muy fácil: Cuando su primo había salido del closet la familia habían sido tan duros con él, era solo un chico joven y lleno de vida, pero ellos lo habían jodido, lo jodieron tanto hasta que WooSeok decidió terminar con su vida.
Jungkook sabía que las mujeres eran la mejor creación del universo y amaba tenerlas y poseer su cuerpo, pero no era suficiente, nunca fue suficiente. Necesitaba más, quería saber y sentir lo que eran unas fuertes manos sostenerlo, quería que lo tomaran con fuerza, no necesitaba unas manos frágiles sobre su cuerpo, quería rudeza, quería sentirse por un momento, frágil…

Mingyu lo observó curioso, hacía días lo había notado algo inquieto, y estaba comenzando a preocuparse.

—¿Quieres hablar? —preguntó —Dime qué te pasa Kook, no puedo ayudarte si no me cuentas que te está molestando.

Jungkook suspiró profundo y después observó el vaso ya vacío enfrente de él.

—Creo que soy marica. —Le dijo sin más y después se soltó riendo de manera fuerte. —Pero no te asustes, no te voy a besar ni nada de eso.

Sintió como la cabeza le daba vueltas, sabía que estaba ebrio y el decir aquello era parte del estado en que se encontraba.

Su amigo lo observó tranquilo, como si lo acabara de decir realmente no le sorprendiera o no fuese algo de gravedad, y es que así era para él, apoyaría a Jungkook en cualquiera de sus decisiones.

Mingyu más que nadie conocía al pelinegro, lo había visto crecer, sufrir, ser feliz y cada uno de sus momentos, era su hermano, siempre estaría para él y lo ayudaría en cada paso.

—¿Quieres decirme que te llevo a esa conclusión? —se sentó junto a él. —No temas, siempre querré a mi amigo marica sin importar qué. —Dijo tratando de aligerar el ambiente.

Jungkook soltó una carcajada al escucharlo y le lanzó encima aquellas cáscaras de semillas que estaba comiendo con desinterés.

—Me besé con un hombre. —confesó agachando el rostro sintiendo como un fuerte sonrojo se apoderaba de sus mejillas. —Además, nos metimos las manos y la lengua… ¿Te sigo contando?

Le preguntó divertido, pero aun así su semblante estaba decaído.

Mingyu río con ganas, se le hacía bastante adorable de parte de su amigo que estuviese tan avergonzado al contarle lo que había hecho.

—No te avergüences y cuéntame todo, me gusta estar bien informado. —rio —aún no encuentro el problema en lo que me dices. —suspiro y le dio una pequeña sonrisa. —Cuéntame de él, si estás tan jodido es porque fue algo inesperado e importante, no estarías así por cualquier cosa.

Jungkook pensó un poco y después respondió.

—No estoy seguro… pero es que, es perfecto. Ese hijo de puta lo es. —sonrió al recordarlo. —Y tiene un bar y el pelo rojo. —río fuerte. —¿Qué diablos me pasa? Mingyu estoy cagado, esto no me puede pasar a mí y a estas alturas de mi vida, tú sabes que mi padre está por comprometerme.

Le dijo sin ganas, molesto y frustrado por todo lo que estaba viviendo. Mingyu sonrió hacia él, una sonrisa dulce, sin juzgar, jamás lo haría.

—Eres un adulto Kook, puedes tomar tus propias decisiones, no dejes que tu padre interfiera en tu vida. —Puso una mano sobre su hombro. —¿Es solo calentura o sientes que hay algo más? Perdona que sea así de directo.

—Es calentura. —Contestó de inmediato negándose a lo demás. —Es decir, a penas y lo conocí, no es posible que sea nada más, solo deseo.

Concluyo convenciéndose a sí mismo. No podía permitirse pensar que podría haber algo más en él. Aceptar eso sería aceptar que algo mal estaba en él y nada mal estaba en él, ¿O sí? No era culpa de Jungkook. Aunque su amigo le aconsejara de la mejor manera, eran años de maltratos por parte de su padre.

—Está bien, si tú lo dices entonces te creo, estoy de tu lado no olvides. —sonrió. —Si es doloroso, deberías buscar una linda chica y bajar esa calentura, no necesitas a ese chico, puedes hacerlo con cualquier otro, además te ayudaría a no pensar en él.

Observó atento alguna respuesta de Jungkook, tal vez eso era todo lo que necesitaba, distraerse con alguien más y asunto solucionado.

—¿Crees que sea buena idea? —Le preguntó levantándose de su lugar mirándolo a los ojos. —¿Debería ir por ahí y follar? Quizá solo deba dormir. —En su rostro se dibujó una gran sonrisa y después tomó su celular y las llaves de su auto. —Un buen polvo me traerá de vuelta a mí.

—Claro, hombre, solo necesitas un polvo y ya. —Mingyu dijo sonriente. —Será divertido, te acompañaré, a mí también me hace falta.

Ambos caminaron sonrientes hacia la salida de la casa.

Mingyu condujo debido a que Jungkook aún estaba en estado de ebriedad. A decir verdad, no tanto como hacía rato, pero aun así no lo dejarían bajo el volante.
Hubo un poco de silencio en el camino, Jungkook miraba por la ventana del auto y el tráfico se sentía más lento de lo normal.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se percató que en un momento ya había llegado a un antro. Sonrió cuando sintió que su amigo le dio un leve pellizco en la pierna para que reaccionara.

—Andando, hablé con una amiga y nos están esperando adentro.

Mingyu le dijo y después bajaron. Al entrar el antro estaba lleno de personas, luces y música vibrante, Jungkook volvió a sentir sus sentidos alterados y no perdió más tiempo; al llegar a la mesa junto con las hermosas chicas comenzó a beber y a charlar. Alguna tenía que llamarle su atención estaba claro que necesitaba follar, necesitaba sentir que se la chuparan y después quería que lo montaran hasta hacerlo correr.

—Vamos linda. —La extendió la mano a una rubia exuberante con la cual había congeniado muy bien.

Se adentraron al baile y siguieron tomando. Ella se pegó más al cuerpo de él y un poco más de contacto comenzaron a besarse, ¿Pero por qué le sabía tan mal? Jungkook trató de concentrarse en el beso y cuando ella bajó sus labios al cuello sintió un escalofrío que no era precisamente por ella. Había recordado la forma en que el pelirrojo lo había besado ¡Con mil putas! No podía estarle pasando eso.

Después de todo, sus manos vagaban sin ganas ni emoción por el cuerpo de la mujer. Intentaba concentrarse, pero sentía el cuerpo ajeno muy tosco, grande, la cintura de Taehyung era mucho más pequeña, sus manos eran mucho más grandes y fuertes, podía acariciarlo mejor, ¿Cómo sería sentir sus manos sobre su polla? Lo tomaría tan bien, de pronto su erección al final cobró vida y no por la mujer que estaba tratando de seducirlo, sino por el solo pensamiento de joder con el pelirrojo.

La tomó de la mano y la hizo caminar a pasos rápidos, la llevó a los baños y se encerraron en el primero desocupado, la hizo hincarse y se desabotonó el pantalón, liberó su polla y como si odiara a aquella tipa la golpeó en la cara con ella varias veces. Pero tal parecía que aquello encendía más el deseo de la mujer, ella tomó su polla entre sus manos y Jungkook cerró los ojos con fuerza, pero al sentir su boca y su lengua recorrer en una próxima mamada… increíblemente su polla se murió, tal parecía que era un globo al cual se le salió el aire. La
Mujer trató, joder sí que lo hizo, pero no provocaba nada en Jungkook.

Jungkook se sintió frustrado, aún más que al inicio, estaba tan jodidamente molesto, ¿Cómo putas le había pasado esto a él? ¡Qué vergüenza! Estaba cada vez más seguro que era un maricón. Se fue del lugar, no dijo nada a nadie, no iba a tolerar una humillación más… la rubia muy probablemente hablaría de él, aunque le importaba muy poco eso, lo que tenía verdaderamente jodido a Jungkook era el no poder quitarse de la mente a ese tipo, necesitaba verlo, lo buscaría y haría que él fuera quien lo monte, haría que lo bese y lo toque, Jungkook se estaba poniendo duro de nuevo por solo pensarlo, ese maldito pelirrojo le tendría que quitar ese malestar al cual lo sometió.

Gracias por seguir aquí.

🌸 Erlith_ 🌸

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