➳Capítulo 21➳
Su entrecejo estaba fruncido, la mandíbula apretada y las fotos entregadas yacían en sus manos, hechas pedazos, víctimas de la furia que estaba sintiendo al sentirse cada vez más lejos de Taehyung.
Yoongi lo había rondado por mucho tiempo; su amor hacia el pelirrojo poco a poco se había transformado en obsesión, una que crecía a pasos agigantados cada vez que Taehyung se alejaba un poco más de él.
Ahora entendía el porqué ni siquiera había recibido una llamada del chico, y su furia se dirigía por completo a una persona: la estúpida chica que, aún siendo amenazada por su hermano, no era capaz de hacer la tarea bien.
Tomó su teléfono y marcó, presionando fuerte las teclas para comunicarse con Nari.
Una vez la llamada fue atendida, la furia se desbordó.
—¡Te quiero aquí de inmediato! El trabajo de mierda que estás haciendo se fue de control, ¡eres una inútil! —luego de eso, cortó la llamada.
Nari apenas podía sostener el teléfono. Escuchó los gritos, pero en realidad no prestó mayor atención a las palabras furiosas de Yoongi. ¿Y cómo podría? En sus manos sostenía una prueba de embarazo, una prueba positiva, al igual que las otras cinco que estaban tiradas en el suelo del baño, pensando que era un error.
Debería serlo. ¿Cómo podría? No era posible que estuviera esperando un hijo y, mucho menos, que el padre fuera Yoongi. Sus manos temblaron, la prueba cayó al suelo y, sin dejar de mirarse al espejo limpio, sus lágrimas intentaron convencerse de que todo estaría bien.
Decidió vestirse rápido; debía ir a donde Yoongi. Quizá podría hablar con él sobre lo que estaba sucediendo, o quizá solo debería no seguir pensando tanto.
Tomó un taxi, se abrazó fuerte a su abrigo donde solo había puesto su celular y dinero. Tenía miedo; era un futuro tan incierto que no quería pensar más.
Llegó a la casa de Yoongi, pagó el taxi y bajó. Sus piernas le fallaban; su instinto le pedía a gritos que diera la vuelta y no entrara. Aún así, cuando menos lo pensó, ya estaba tocando el timbre.
Uno de los gorilas de Yoongi fue quien abrió la puerta y, sin ninguna delicadeza, tomó del brazo a la muchacha y la llevó a rastras hasta la oficina de su jefe, quien se encontraba sentado en su escritorio, fumando un puro mientras la observaba furioso.
—¿Ni una mierda puedes hacer bien?
Nari lo observó sin entender demasiado.
—¿De qué hablas? —preguntó con voz temblorosa.
Yoongi se puso de pie y pateo el escritorio, haciendo que este hiciera un ruido sordo en el piso por el movimiento al arrastrarse.
Se acercó a ella molesto, casi ofendido por la estupidez de la chica.
—Una puta cosa Nari, solo te pedí una puta cosa, vigilar a Taehyung y no fuiste capaz de hacerlo, no sirves ni mierda, eres una perdida de tiempo, solo sirves de puta, y ni eso lo haces tan bien — grito— ¿Quien es el maldito que está saliendo con el?
—No lo conozco.
Casi grito de impotencia, estaba frustrada, desesperada por su situación y no tenía tiempo de hacerse cargo de las emociones de ese maldito. —¿Por que putas no lo haces tú mismo? Si tanto quieres a Taehyung, ¿Por que putas no lo consigues tú mismo?
Grito con desprecio y se soltó a llorar. —Eres un puto imbecil, eso eres.
La sostuvo con fuerza de su mandíbula y la azotó en la pared
— ¡Salgan de aquí! —gritó a sus hombres, los cuales acataron la orden de inmediato. —¿No lo entiendes, encanto? Yo digo "salta" y tú lo haces. No te vengas a dar de la gran cosa porque no eres más que un objeto para mi satisfacción; no tienes más valor que ese. Nunca valdrás más que lo que vales. Nadie querría estar con una mujer tan despreciable, una que lo único que hace bien es abrirse de piernas para mí, y ni siquiera eso —hablaba cerca de su rostro—. Estoy frustrado y necesito liberarme —dijo, metiendo sus manos entre los vestidos de la chica, tocando fuertemente las zonas privadas mientras con su otra mano aflojaba su pantalón—. Voy a meterte la polla y vas a disfrutarlo tanto; vas a gemir para tu dueño como la zorra que eres —dijo, comenzando a besar su cuello mientras rasgaba sus ropas.
Ella lo empujó, trató con fuerza de soltarse de su brusquedad. Le daba asco, no quería que la tocara más, no quería sentir sus sucias manos sobre su cuerpo ni sentir su aliento sobre sus labios.
—¡Quítate, Yoongi! Me das asco. —Forcejeó en vano, pues él era mucho más fuerte. Se sentía desesperada, tenía tanto miedo; de pronto, el pensar en su embarazo la hizo desear con todas sus fuerzas poder huir de ahí. —¡Déjame, idiota! —le dijo, arañando su rostro.
—¡Maldita zorra! —dijo, dando una fuerte bofetada en el rostro de Nari antes de dar un golpe certero en su abdomen, quitándole el aire por unos segundos. —¡Me perteneces! —dijo, sosteniendo su trasero con fuerza. —¡Abre las malditas piernas! —demandó, bajando sus pantalones y dejando ver su hombría.
—¡No! No quiero —gritaba, desesperada y angustiada por lo que podría pasar. —Ahora también eres un maldito violador.
No supo cómo, ni de dónde sacó fuerzas, pero logró girarse y, sin esperar más, le dio un fuerte golpe en su “hombría”, haciendo que él se doblara de dolor y así pudiendo salir del lugar a toda prisa.
Yoongi cayó al piso, sujetando su entrepierna, mientras el aire escapaba de sus pulmones y no era capaz de detener a la chica que ya había desaparecido de su alcance y de la que estaba seguro se vengaría por la mierda que acababa de hacerle.
Su cuerpo estaba adolorido por la brusquedad con la que había sido tratado. Sentía tanto miedo de ser descubierta por los hombres de Yoongi que trató de no correr para no levantar sospechas; sus pies parecían no obedecerle, su corazón estaba agitado y lo único que podía darle esperanza en ese momento era que no se miraba a ninguno de los guardias de Yoongi. Salió a paso veloz y, estando con los pies fuera de la gran casa, se permitió correr; tendría que hacerlo, no podía arriesgarse a que la persiguieran.
Corrió tanto como sus pies le permitieron, tan rápido como sus fuerzas la dejaban. Por suerte, estaba en medio de un gran y lujoso lugar, por lo que no le fue difícil llegar a donde había más personas.
Aún así, estaba tan desesperada que se sentía aturdida. Su vientre le comenzó a doler y, con ello, la angustia se apoderó de su ser. Sin explicárselo, tomó su celular; no tenía a quién más recurrir. Su corazón solo le decía que lo buscara; después de todo, él le dijo que la ayudaría, ¿no?
Puso el celular en su oído y sentía cómo cada tono retumbaba en su cabeza.
—Por favor, contesta, por favor —decía una y otra vez, desesperada, con sus lágrimas derramándose por sus mejillas.
Taehyung se encontraba sobre las sábanas, abrazando el cuerpo de Jungkook, quien repartía caricias sobre su cabello, cuando su teléfono comenzó a anunciar una llamada.
Se separó a regañadientes y cogió el aparato, viendo en la pantalla que se trataba de su secretaria.
Frunció el ceño; era muy extraño recibir una llamada de ella a esas horas, pero de igual forma, la preocupación se instaló en su pecho y decidió contestar bajo la atenta mirada de Jungkook.
—Nari, ¿qué sucede?
—Por favor, necesito que me ayudes.
Le dijo sin esperar más; su voz estaba desesperada y se notaba que estaba llorando.
—¿Qué pasa? —preguntó, poniéndose de pie y buscando sus ropas rápidamente para cubrir su cuerpo.
—Dijiste que me ayudarías —dijo entre sollozos—. ¿Puedes hacerlo? No tengo a nadie más a quien pedirle ayuda.
Observó a su alrededor y encontró un puesto donde podría refugiarse de la noche y, por si acaso, los matones de Yoongi la estuvieran buscando. Una vez se sintió oculta, pudo observar su ropa desgarrada. —Si la policía me mira, me llevará a la estación y no quiero.
Le dijo, esperando una respuesta positiva.
Taehyung terminó de vestirse y cogió las llaves de su auto. —Envíame la dirección, ahora —dijo, cortando la llamada y observando a Jungkook unos segundos.
—Lo siento, necesito salir. Nari tiene problemas e iré por ella.
Jungkook ya estaba molesto, y escuchar el nombre de la secretaria con la cual seguro Taehyung sí se acostaba lo puso aún de peor humor.
—¿Te vas? ¿Me dejarás aquí solo porque tu puta secretaria te habló?
Se levantó de la cama sin dejar de observarlo con el semblante duro.
El pelirrojo lo observó con el entrecejo fruncido.
—Necesito ir, no estoy dejándote. Saldré y volveré, no conviertas esto en un conflicto... Por favor —pidió.
Había una necesidad de ayudar a esa chica que no entendía; la preocupación por la llamada lo inquietaba y necesitaba verificar si se encontraba bien.
Ver a Jungkook molesto no ayudaba; tampoco quería dejarlo, y esperaba que él entendiera la situación. Él había prometido ayudar a Nari, no la dejaría sola a estas horas de la noche y llorando. Por favor, Dios, ¡qué cosas!
—Sí, entiendo.
Jungkook no diría más, solo comenzó a buscar su ropa para también irse del lugar.
—Jungkook...— mordió su labio inferior y negó con su cabeza. —Lo siento —dijo antes de salir a gran velocidad de su casa, maldiciendo que tal vez el pelinegro ya no querría seguir con él luego de esto que estaba haciendo.
El pelinegro solo observó con indignación cómo Taehyung se marchó así, sin más.
Lo dejó ahí con una explicación vacía para él. Estaba demasiado molesto; había entregado su cuerpo a él, era un momento en el que se sentía vulnerable, se sentía usado. —Me largaré.
Fue todo lo que dijo para sí mismo. Tenía sentimientos encontrados, se terminó de vestir y salió decepcionado de la gran casa. No esperaba encontrar a nadie, pero grande fue su sorpresa al chocar con otro cuerpo y un penetrante olor a cigarro.
El pálido rió con sorna, observando de pies a cabeza al pelinegro, escaneando al que pensaba que era su rival.
—No eres la gran cosa ahora que te veo bien, ni siquiera entiendo que haya querido echar un polvo contigo.
—¿Disculpa? —le dijo al borde de la indignación—. ¿Quién putas eres y por qué me hablas así?
Se molestó mucho más de lo que ya estaba y, al poner mayor atención, supo de quién se trataba. —Ah, ya, eres el puto estafador.
—Y tú, el juguete nuevo, por lo que veo —lo observó burlesco—. ¿Terminaste? Vine porque él me llamó y no me gustaría tener un espectador. Follaremos como animales, es lo que les gusta; no creo que sea apto para ti.
Jungkook se sintió más frustrado de lo que ya estaba; sonrió con burla.
—No tienes esa suerte, pero buen intento, maldita sanguijuela —contestó firme, aunque por dentro su mente era un torbellino de emociones negativas.
—Casi te creo lo tranquilo que estás —contraatacó—. ¿Te dijo esa mierda de que eras el primero que traía a su casa? —rió abiertamente—. No eres tan especial, no tienes idea de las veces que he estado entre esas sábanas y lo rico que me deja cogerlo, la compatibilidad que tenemos y la pasión que sentimos al estar juntos —decía venenoso.
Jungkook se quedó helado por unos segundos; las palabras del pálido lo habían afectado más de lo que hubiera querido demostrar.
Había sido estúpido; estaba claro que todo era un juego para Taehyung. Era obvio que solo quería tomar de él a su gusto y después dejarlo sin más.
—Ya veo, por eso eres tú quien se lo está cogiendo tan deliciosamente estos últimos días, ¿verdad? —preguntó con burla—. Son tan compartibles que Taehyung grita mi nombre y suplica por que lo coja tan bien como lo hago.
Le dijo acercándose más a Yoongi. —Eres tan único para Taehyung que todo su tiempo es tuyo, ¿no?
Rió abiertamente.
Yoongi disimuló muy bien la frustración y la rabia que sentía por las palabras del pelinegro, porque aunque le desagradaba, estaba seguro de que eran ciertas y tomaban más valor cuando recordaba que nunca había logrado meterse entre las piernas de Taehyung. Solo habían sido malditos juegos, pero nunca le había dado el premio final, y odiaba que le fuera tan fácil abrirse de piernas para el idiota que se jactaba de cogerlo.
—He estado ocupado, debía divertirme con alguien —respondió—. Si hay algo que debes saber reconocer de Taehyung es su manera de fingir. Él puede gritar como una puta y hacerte sentir que eres bueno, pero tarde o temprano sabrás que solo conmigo siente ese placer real, uno que nunca se comparará a cualquier intento que quieras hacer de mantenerlo a tu lado —escupió—. Buena suerte alejándote de mi chico, estoy seguro de que ya se aburrió de ti; de lo contrario, no te habría dejado tirado mientras iba a saber Dios dónde.
Jungkook volvió a reír, aunque por dentro estaba decepcionado y con ganas de llorar. No demostraría nada ante ese imbécil; no le daría ese gusto ni a él ni a Taehyung de burlarse más de él.
—No soy yo quien lo busca —mintió, mirándolo a los ojos—. Tú, "tu exclusivo chico", es quien viene por mí y por más, así que deberías tener cuidado. A mí no me importa cogerlo o no, pero se nota lo mucho que a ti te frustra.
Le dijo sin dejar de verlo a los ojos. —Y otra cosa más… Parece que “tu chico” está muy comprometido con su secretaria. Qué vergüenza que una zorra cualquiera también te quite tu tan valioso lugar.
Soltó sin más, mirándolo de manera despectiva, y pasó de largo, no sin antes golpear su hombro con fuerza.
Jungkook caminó sin esperar una respuesta; quería subirse al maldito auto y conducir tan lejos de ahí como le fuera posible. Estaba tan confundido y frustrado que no entendía qué más podía hacer. Tal parecía que Taehyung en realidad era el idiota que se dice que es.
Gracias por leer
🌸ErLith🌸
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