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Capitulo 4: Segundo suceso.

Habían tenidos varias salidas, por trabajo, por reuniones casuales con los demás countries o por las reuniones de ONU, lo normal, en cada una de estas volvieron a utilizar el vibrador, costó un poco para convencerse y estar completamente seguros pero lo hicieron, ahora tenían un poco más confianza al poder tenerlos sujetos a la ropa, constantemente estaban revisando que estuviera ahí y estaban más tranquilos y un poco seguros, en estas salidas había resultado particularmente bien, no hubieron accidentes y pudieron sentirse juntos aún cuando varios metros los separaran, se daban ánimos y terminaban por acompañarse entre juegos de camino al departamento que compartían, las cosa iban bien.

Ya llegado el final de aquella junta el cubano oprimió por unos segundos para avisarle a su pareja que lo esperara, estaba contento, consiguió trabajos en dos días y no podía esperar por hacerlos, serían muy buenos ingresos los que tendría, no podía esperar mas. Al levantase e irse a por el venezolano se sintió vibrar por dentro de forma pausada llamándole la atención, cuando llegó a la mesa en la que se encontraban anteriormente Panamá y los otros dos tricolores, notó al mayor con la cabeza recostada a la mesa, se acercó a este tocándole un hombro para llamarle la atención — ¿Venezuela?

El mayor se sobresaltó y todavía sentado volteó para mirarlo dejando ver sus mejillas rosadas y una sonrisa tonta. —Eres un chico muy malo, Cuba —articuló arrastrando las palabras, este le analizó por un momento para soltar un risa y volver a hundir su cabeza entre sus manos —. No puede ser, ahora lo pierdes tú —concluyó entre risas flojas el venezolano.

— ¿De qué hablas? —preguntó escuchándolo murmurar "control, el control", entendiendo esto le negó metiendo su mano en su bolsillo — Lo tengo aquí ¿Ves? —Intentó sacarlo pero estaba atorado dentro del pantalón haciéndole soltar una maldición.

Mientras intentaba sacarlo disimuladamente escuchó un jadeo del mayor y lo vio estremecer, estaba inquieto y jadeando cosa que le dio una idea por lo que estaba pasando, aún con el control en su bolsillo bajó los niveles de este hasta el mínimo teniendo como respuesta un poco de tranquilidad de parte del venezolano, presionó el botón un momento y cuando lo soltó el agite en el otro no se detenía, el control se había trabado.

Avergonzado se sentó al lado del mayor y miró a los lados antes de hablar por si alguien se acercaba —. Vene... creo que se trabó —explicó aguantándose la risa.

— ¿Cómo que se trabó, mamagüeva sea? —preguntó girando un poco su cara hacia él.

—No a parado, lo he presionado varias veces pero tampoco lo he podido sacar, se trabó —trató explicarse soltando unas risas, la situación le causaba gracia y no sabía por qué.

—Sí, pero... no te rías —le reclamó este jalonándolo de la camisa pero riéndose igual.

—Es que no puedo —confesó copiando su postura con los brazos sobre la mesa y reposando su cabeza en estos —. Creo que se enredó con algunos hilos o hizo un hueco en el pantalón, no sé —explicó en bajo viendo su cara sonroja mientras sobre pasaba su agite — ¿Te puedes parar?

El mayor soltó una risa forzada y bromeó estirándose. —Parado ya estoy —señaló encogiéndose de nuevo, este buscaba controlar su respiración aún tenso —. Cuba, quítame este calor —pidió tomándolo de la camisa y acercándolo hacia él —. Hazlo, tómame aquí y ahora.

Sorprendido negó y lo tomó de las manos para que lo soltara. —Aquí no, Venezuela, alguien nos va a ver —Se excusó mirando a los lados por si alguien venía.

—Vayámonos detrás de un árbol, en un arbusto no me importa solo cógeme de una vez —rogó el venezolano aferrándose a él.

Tentado y sin saber qué hacer hizo lo primero que le pasó por la mente, lo besó, fue algo brusco y muy corto para que el contrario no buscara intensificar el contacto, se separó y lo tomó de los costados para abrazarlo, logró acomodarlo entre sus brazos y lo alzó para salir del parque, el venezolano por su parte jadeó de sorpresa y se sujetó fuerte a él de brazos y piernas, inquieto por la acción frotaba su cara contra su cuello teniendo que pellizcarlo para que se detuviera cosa la cual logró.

Con algo de dificultad mantuvo el equilibrio y le pidió que él colaborara mientras hacía lo posible porque no se cayeran, ya más estable sin que el mayor se moviera y lo provocara tanto con sus jadeos comenzó a caminar con máximo cuidado.

Por el camino se encontraron con otros countries que se sorprendían al verlo cargar al venezolano, quiso evitarlos excusándose con que el mayor no podía con sus piernas, que talvez había tomado o inhalado algo raro, no lo sabía, con esto se libró de varios y de algunos que le ofrecieron ayuda la cual negó diciendo que era algo pasajero, cuando se toparon con Uruguay este se ofreció en llevarlos en su coche a una clínica o al departamento teniendo que negarse de nuevo, este aún dudoso aceptó la decisión dejándolos ir tranquilos por sus tierras, agradeciendo mentalmente por no tener más insistencias por los demás.

El camino al departamento no era tan lejos, tres cuadras a lo mucho pero la situación en la que lo tenía el venezolano era demasiado incomoda, los constantes jadeos en la nuca del cubano le causaban escalofríos en el cuerpo y sobretodo cuando pronunciaba su nombre, este había comenzado a besarle el cuello y rasguñar su espalda por encima de la ropa provocándolo, con esto no le quedó de otra que cobrársela entre pellizcos y una mordida en el hombro. Por el camino seguían sus jadeos y provocaciones con su lengua floja lo cual le hacía perder el equilibrio, ya cuando llegó al edificio sintió cierto alivio que el otro fue quitándoselo con sus palabras e inquietud, tanto él como el mayor estaban deseosos por llegar y se sintió el alivio al entrar en la pieza.

Ya adentro el venezolano lo tomó de la nuca y le robó un beso, fue intenso, algo obsceno que solo lo incitó a seguirle la corriente, a empujones lo llevó hasta uno de los muebles de la sala y se dejó caer sobre él, dominó el contacto sujetándolo de las muñecas y acomodándose entre sus piernas, dejó un camino de besos por su piel hasta llegar a su cuello donde hizo algunos chupetones, el venezolano no dejaba de jadear y se estremecía a su tacto, este lo llamó y murmuró vagas palabras pero no entendió así que no le puso cuidado, cuando se frotó contra él lo sintió aguantarse un gemido y después jadear para recuperar el aire perdido un poco más calmado, al recibir una maldición de su parte tuvo que apartarse un poco de él para verlo a la cara.

— ¿Qué pasa? —indagó soltándole las muñecas al mayor que pasó sus manos por la cara, volvió a insistir escuchando de este un gruñido cansado, queriendo adivinar preguntó — ¿Te corriste? —A eso el venezolano se tapó la cara soltando una queja por la vergüenza cosa que le hizo sonreír, con calma se levantó del mueble y fue quitándose la ropa, al tener la atención del mayor y al verlo un poco más tranquilo se acercó para desvestirlo, despacio comenzó con los zapatos y fue bajando el pantalón, obtuvo un jadeo de alivio y después siguió con la ultima prenda ya mojada, sin nada que le estorbarse miró su miembro flácido y húmedo por sus fluidos, queriendo animarlo de nuevo se agachó frente a él para dejar un camino de besos sobre este, teniendo la atención del venezolano en su lengua que deslizaba repetidas veces por su falo fue llevando su mano hasta a la cola del vibrador, lo sacó consiguiendo que se este estremeciera y teniendo ya de vuelta su miembro erecto dio un ultimo beso sobre este — ¿Listo? —preguntó levantándose del suelo y dejando el huevo a un lado notando que no dejaba de vibrar.

Al tener una respuesta positiva un poco floja del mayor terminó por quitarse su ropa y se acomodó encima de él para seguir con su encuentro, sin esperar mucho obtuvo iniciativa del venezolano que se aferró fuerte a sus brazos y rodeó sus piernas en su cintura, podía sentir sus labios por hombros y sus cortas uñas presionando su espalda, con todo eso solo se dejó llevar por el momento, los jadeos del venezolano que no paraban de incitarlo para que acabar dentro, y él complaciéndole todo sus deseos.

°

—Así que lo dañaste.

—No, yo no lo dañé.

—Las cosas no se dañan solas, Cuba —indicó el asiático analizando con cuidado de que nadie más alrededor viera aquel control en su mano, este de color azul claro y de un ideal tamaño para esconderlo en cualquier lado, incluso podía caber en su mano cerrada sin ningún problema, por un momento lo pensó mientras tocaba el botón y lo sintió algo flojo —. Uh, me parece que- necesitaré el conjunto completo para poder arreglarlo —explicó haciendo una pausa pensando en el gran "arreglo" que podría hacer.

—Es que no lo tengo —mencionó con una sonrisa y delicadamente el latino le quitó el mando de sus manos —. Es una lastima —murmuró acariciándolo en su mano —. Este será el primero y el último —dijo guardándolo en el bolsillo de su pantalón, al ver al chino confundido le explicó vagamente —. Me costó convencerlo para utilizarlo, ya sabes como son algunos, la confianza es algo difícil de mantener en una relación.

—Pero si hay confianza no veo problema de que te lo dé —dialogó no tan convencido esperando que el otro cayera.

—Verás, era una promesa y tú mismo lo dijiste, las cosas no se rompen solas —señaló colocando su brazo sobre la mesa y dejando reposar su mejilla en su mano —. Me dijo que al romperlo rompí su confianza y ahora me hecha la culpa pero no fue intencional, está bien se me cayó y tal vez lo presioné algo fuerte varias veces pero no le había pasado esto —siguió hablando colocando su brazo extendido en la mesa y recostándose en esta.

Aburrido el asiático suspiró para luego hacerle una pregunta — ¿Por qué me pides esto a mí?

El cubano lo pensó un momento y después alzo los hombros. —Creí que podías arreglarlo, además confío que no le dirás a nadie sobre esto —respondió regalándole un sonrisa.

Obtuvo una sonrisa y asintió con la cabeza. —Está bien, te haré el favor —aceptó extendiendo la mano y recibiendo el control —. Pero tienes que decirme de quién es o no hay trato.

Contento el cubano le sonrío pensándolo por un instante. —Si te lo digo no me creerás.

—Eso lo veremos.

°

— ¿Y se la creyó? —preguntó el venezolano al cubano que estaba colocándole las pilas nuevas al control y al vibrador.

—Creo que sí, le dí tanta muela que debí convencerlo, solo hay que esperar que no se le ocurra soltar la lengua —respondió confiado en que fue buena idea decirle que era del canadiense.

El mayor mordiéndose el labio procuraba aguantar la risa hasta que explotó en carcajadas — ¡Ay, Dios mío! ¿Cómo se te ocurrió esa mariquera?

El menor escuchando sus carcajadas no evitó sonreír contagiado por estas, revisó el vibrador en sus manos confirmando que sí funcionaba, satisfecho dejó este a un lado para posicionarse encima del mayor sujetándolo de los brazos y posicionándose entre sus piernas.

— ¿Te imaginas lo que él le hubiera hecho? —preguntó acercándose a su cuello y rozando sus labios en este — Tal vez le puso más niveles o tan solo lo dejaría al máximo ¿Puedes imaginártelo? —siguió mientras le recorría entre besos desde su hombro al cuello, lo podía escuchar soltar algunas risitas así que, aprovechando, se acomodó mejor sobre su cuerpo — En una reunión con nuestros amigos; en alguna de las visitas con nuestros presidentes o en una de las largas y estresantes reuniones mundiales cuando de repente- ¡ZAS! —exclamó embistiendo contra sus piernas sacándole un jadeó, continuó: — ¿Qué harías en esos momentos? —Se frotó contra su ropa y simulaba embestidas cada tanto — ¿Qué dirías para que se detuviera? ¿Qué harías para terminar con todo?

Con la respiración un poco agitada y las mejillas rojas el mayor le sonrió, lo sujetó de los costados y lo tumbó sobre la cama para luego sujetarlo de las manos y sentarse a horcajadas sobre él. —No es necesario hacer ni decir nada, porque tú estarás igual —Frotó su cuerpo contra este y le sacó una queja al detenerse —. Si de algo estoy seguro es que no me hundiré solo.

Mordiéndose el labio, el menor observó como el contrario se frotaba contra él hasta que lo soltó de las manos y se acercó a robarle un profundo beso.

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