Capitulo 2: Primer acontecimiento.
Aún con las largas reuniones de ONU estos no faltaban, lo utilizaban más para llamar la atención del otro y encontrarse e irse juntos o con algunos de sus conocidos, eran contadas las veces que al terminar la reunión o en uno de los descansos se buscaran para calmar sus deseos dentro de los baños de la sede en un encuentro apresurado.
En uno de los descanso de aquella reunión de ONU, el cubano se mantenía tranquilo hablando con Honduras y Nicaragua cuando lo sintió moverse por un momento, casi no le dio importancia y solo buscó a su pareja alrededor pero no lo encontró, cuando sintió que aumentaba el nivel se inquietó un poco soltando un quejido que preocupó a sus compañeros, como pudo se excusó con que era un malestar casi rutinario para él, se despidió de ellos entre risas y salió del lugar, buscaba por los pasillos al venezolano mientras presionaba pausadamente para que se detuviera, la sensación era más de la acostumbrada, si seguía así no podría aguantar hasta poder encontrarlo. Caminando apurado por suerte lo localizó. Al estar el pasillo solo corrió lo que pudo y se lanzó a sus brazos para ser cargado por este, se aferró fuerte a él y aguantó sus jadeos contra el cuello del mayor apretándolo afanoso contra sí.
—Maldita sea, Venezuela. Si nos descubren será tu culpa —maldijo entre murmullos deseando restregarse contra él pero no se lo permitió.
El venezolano rápidamente lo llevó al baño más cercano, igual de inquieto que él. —No joda si tú comenzaste.
Cuba lo escuchó decir eso y al recién notar que el vibrar no había parado cuando el más alto lo estaba cargando se alejó un poco de él para verlo a la cara — ¿Cómo carajos estás presionando el botón?
—No lo hago —respondió rápido llegando al baño y sin nadie que los viera lo unió en un beso profundo, sin más le correspondió el contacto y se dejó llevar dentro de un cubículo, al dejarlo sentado en el inodoro lo tomó de la nuca queriendo llevar el control del beso y afincándose a este, inquieto y deseoso el venezolano buscó deshacerse de los botones y los cierres de sus pantalones comenzando con los del cubano aliviándolo al bajar su pantalón, al hacer esto le provocó un jadeo rompiendo el ósculo —. Quiero hacerte mío, Cuba, solo mío —suplicó jadeando el venezolano contra él y besando su cara.
—Yo también quiero, lo deseo —jadeó aferrándose a su cuello y reprimiendo un gemido mientras se apegaba a él —. Hazme todo lo que quieras, cógeme, hazme tuyo pero- antes te pido una cosa —expuso estremeciéndose en su lugar y tomando al otro de las mejillas para que lo mirara a la cara y pedirle: —El control, dame mi control.
El venezolano asintió y rápidamente buscó entre sus bolsillos lo mencionado, en su pantalón, por dentro y por fuera de su camisa, pero nada que lo conseguía, el más pequeño al ver esto rió confundiendo más al mayor que volvió su atención a él hablándole pausado. —No lo tengo.
—Lo sabía —siseó y tomó de nuevo al contrario de la nuca para unirlo en un corto beso —. Consigue el control, cuando lo tengas vienes aquí. Te estaré esperando —indicó volviendo a removerse por el vibrar dentro suyo.
—Nooo, primero tú y después el control —pidió el venezolano juntándose en un beso el cual el cubano rompió al separarlo sin mucha fuerza.
—No, no, no. Si no me traes el control no va haber más atenciones para ti —advirtió tocando con su dedo su pecho, sin querer hacerlo habló entrecortado: —Eso era mi regalo y-y tú lo perdiste, ahora te- toca devolvérmelo —Entre quejas y berrinches el venezolano seguía indeciso en ir o no causándole al otro gracia su comportamiento —. Y una cosa más —siguió antes de que decidiera cualquier cosa —: Cada minuto subirá el nivel —Con lo dicho este lo pensó por un momento, se mordió el labio y lo tomó de la nuca para despedirse con un intenso beso yéndose apresurado, soltando una risa entre jadeos no le quedó de otra más que acomodarse para esperar la llegada del mayor, aguantándose el fuerte agite dentro suyo para no hacer el mayor ruido en ese lugar, mucho menos para llamar la atención de algún curioso que quisiera propasarse o delatarlo.
°
Apurado y ansioso salió del lugar dirigiéndose a dónde se había sentado anteriormente, volvió sus pasos hacia atrás cuando lo tenía y una vez más revisó los mismos lugares. Buscó cualquier sospechoso que pudiera tenerlo y llegó al punto de preguntarle a algunos países que se encontraban en grupo, solo mencionaba si habían conseguido algo pequeño y simulaba el tamaño con sus dedos, a algunos de los latinos que querían más detalles y explicaciones solo les respondía como excusa que era una vaina que desarmó y le guardó unos cuantos dólares dentro, cuando les respondían con negativas solo se guiaba por sus instinto y seguía buscando. No quería causar un escándalo innecesario, aunque su comportamiento tal vez lo delataba un poco, varias veces sintió como el vibrador se agitaba dentro, comenzó como algo leve e iba subiendo, no duraba mucho pero lo ponía cada vez más ansioso por ya encontrarlo e ir con el cubano para quitarse las fuertes ganas que traía encima, a veces fingía algún dolor en el cuerpo para disimular su caminar e inquietud, otras veces no podía evitar reírse, lo habrán visto como un loco pero qué más podía hacer, era tan excitante toda esa situación que casi no podía guardársela para él solo. Caminando torpemente se topó con un interesante dúo y se dispuso a preguntar, uno simplemente negó pero el otro le pedía más detalles.
—Pero dime qué es, Venezuela ¿Qué podría ser tan malo?
Divagó un poco antes de responder sin verdaderamente explicarle con seriedad. —Chamo, mira, es pequeño, como un ratón- bueno más pequeño, algo llamativo, ay, por Dios, si lo tuvieras sabrías a lo que me refiero.
El asiático analizándolo de arriba a bajo dejó salir unas risas sacando su propia conclusión. —No habrás perdido un control ¿o sí?
Con unas risas nerviosas no quiso profundizar más. —Sí o no ¿quién sabe? Al final ni yo sé lo que estoy buscando, no me hagan caso —concluyó queriendo pasar por el medio de los dos pero China le sostuvo del brazo.
—Vene, Vene, Vene. Mejor explícanos bien, podríamos llegar a un acuerdo, yo te ayudo y tú —comentó este mirando de arriba a bajo —, me ayudas a mí.
Se quedó pensándolo por un momento. —No estaría mal, podría ser — habló, ya sin el agarre tan fuerte en su brazo, se acercó a él para provocarlo —. Pero no —rechazó dejándole un rápido beso en la mejilla y antes de irse palmeó el trasero del otro compañero.
De prisa se alejó de aquellos dos, dejando a un Rusia y China molestos, el primero por la nalgada y el otro por no conseguir lo que quería. Normal, cosas que le pasaban a las potencias y a todos. Después de eso, siguió buscando hasta cansarse, preguntó y preguntó, buscó a simple vista alguno que pudiera tenerlo, queriendo sacarle cualquier tipo de información sobre el control y nada, seguía con los pequeños toques y nada del control, decepcionado y pensando en qué iba hacer se devolvió a donde había dejado al cubano.
Al entrar al baño notó que no estaba tan solo como creía, disimulando, quiso evitar al estadounidense hasta que pensó en preguntarle, al verlo lavándose las manos se acercó un poco a él y cuando este notó su presencia le regaló un simple saludo dispuesto a irse, antes de dejarlo ir las palabras salieron impulsivamente de su boca.
—Eso es mío.
El norteamericano lo miró confundido por un momento, sin entender muy bien de lo que hablaba — ¿Disculpa?
Estando más consiente de lo dicho, sonrío nervioso y pensó en cómo tenía que actuar, un poco más centrado le habló en un tono suave. —Lo que encontraste, tú ya sabes, es- mío.
El gringo lo analizó por un segundo y luego le sonrió, metió su mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó aquel control morado enseñándoselo. —No pensé que te gustaran estos juegos, Venezuela, esto es- interesante —Al terminar esas palabras presionó el botón del aparato.
Sorprendido porque se atreviera se tensó, soltó un jadeo y le sonrío con la intención de seguirle el juego. —P-por lo que veo a ti también te gusta —señaló entre dientes un poco tartamudo, dio un paso hacia adelante y se dejó caer arrodillado al suelo.
Al momento el estadounidense dejó de presionar el botón y se acercó agachándose a verificar silenciosamente que no se hubiera echo algún daño y siguió hablando: —Parece ser algo fuerte para ti. Deberían tener cuidado, ONU no se lo tomará muy bien si se entera.
Sonriente recuperaba el aire haciéndose el tonto — ¿Y qué? ¿tú se lo dirás?
Este soltó un bufido sin darle importancia. —Todo lo que pasa aquí dentro es su problema, no tengo razones para involucrarme —explicó extendiéndole el control pero antes de que el venezolano lo tomara lo alejó —. Pero lo que sí me incumbe es con quién estás jugando esto.
Desconcertado dejó salir unas risitas — ¿De pana? ¿Por qué?
—Porque tú quieres esto y yo información —expuso oprimiendo el botón.
Fingió reprimir un gemido y dejó salir unos jadeos, se abrazó a si mismo y cuando notó que el norteamericano se detuvo se tomó una pausa haciendo como que recuperaba aire. —No me jodí buscándolo casi por toda la mardita sede como para irme sin él.
—Eso lo veremos —mencionó volviendo a presionar el aparato —. Mira, Venezuela, no me malinterpretes solo es curiosidad, quiero- no, necesito saber con quién andan todos ustedes en general —explicó el estadounidense mientras él se mantenía abrazado a sí e inclinando la cabeza sin dejarle ver su cara —. Conozco a los latinos, son muy impulsivos y hacen cosas muy estúpidas, yo solo quiero velar por su bienestar.
Dicho esto se quedó pensando en qué hacer, por una parte se acaba de dar cuenta que mientras él estaba jugando con el gringo, el cubano podría estar sintiendo cada que este presionaba el botón cosa la cual debía parar, más sereno dejó salir un suspiro para responderle al otro. —Bien, tienes toda la razón pero te informo algo —Elevó un poco la cara hacia él y notando que había dejado de presionar prosiguió: —Los latinos solo hacemos cosas estúpidas entre nosotros.
Se fijó por un momento que el estadounidense lo analizaba y pareció que lo había convencido —. Fine, tú ganas —este le entregó el aparato y se levantó del suelo —. He echo varios trabajos con algunos y me sorprende que hayan parejas entres ustedes —mencionó avanzando a la salida
—Pa' que tú veas, catire, te llevarás muchas sorpresas.
Obtuvo una sonrisa de este y se despidió pero antes de irse, advirtió: —No quiero verlo de nuevo tirado en el suelo, Venezuela. Si alguien más me lo pide no se lo devolveré.
Cuando el norteamericano salió del lugar dejó escapar un suspiro festejando su triunfo mentalmente, después de esto se levantó del suelo y fue hasta el cubículo donde estaba el cubano, abrió la puerta esperando verlo y este seguía sentado ahora con el pantalón y su ropa interior abajo, su erección había disminuido y estaba cubierta por un condón ya lleno, tenía la respiración un poco agitada y las mejillas rojas, parecía llevar un rato de haber terminado así que sin tanta prisa se acercó a este besando su mejilla entregándole el control. —Aquí tienes —Quiso seguir donde lo habían dejado pero este lo apartó.
—Espera, ahorita no —le dijo y cuando intentó besar sus labios este no se lo permitió —. Vene, de verdad, ya no tengo ganas.
—Pero me dijiste que si te lo traía —recordó desilusionado al querer seguir.
—Sé lo que dije pero- USA- es que, carajo —se excusó con pausas las cuales no entendió y este soltó un soplido —. Ya no es tan excitante como antes, además ya terminé —mencionó señalando su miembro ya dormido.
Frustrado dejó salir un suspiro pasando su mano por su cara, antes de nada volvió a insistir — ¿Un rapidín? —De igual forma obtuvo una floja negación de su compañero — ¿Por lo menos una Manuela?
—Creo que es mejor que te vayas, ya estará por comenzar la reunión.
— ¿Qué harás tú?
—En un rato salgo, estaré a unas cuadras afuera de la sede —Aún sin estar muy convencido y satisfecho Venezuela iba a salir hasta que el otro lo detuvo reanimándolo por el momento. —Toma, no creo que sea necesario que lo tenga y yo tengo el tuyo.
Vio que este le entregaba el control azul teniendo que recibirlo de todos modos, sin muchos ánimos se despidió y salió del cubículo, se sintió un poco mierda porque todo terminara así, hubiera preferido que por lo menos el cubano se molestara con él y se lo cogiera como castigo pero tuvo que quedarse con las ganas.
°
La reunión pasó igual de lenta que siempre, muchos no notaron la ausencia del cubano y los que lo notaron no le dieron importancia, no era novedad que alguno desapareciera después de un descanso y menos un crisis, podía ser por algún problema dentro o fuera de sus tierras el cual la mayoría no tenía razones por las cuales involucrarse, con todo y eso la junta transcurrió como siempre.
Al terminar esta, sin muchas ganas ni cuidado se levantó de su lugar para irse, los ánimos los traía por el piso, varios lo notaron y se lo mencionaron teniendo que responderles vagamente, claro, habrá sido preocupante o curioso el comportamiento que había tenido inicialmente, de pasar a correr como chiva loca a un emo depresivo con la cara pegada a la mesa, sí, muy drástico su cambio de humor. De tanto pensar y responder a estas preguntas una duda había pasado por su cabeza ¿había sido su culpa? Sabía que fue su culpa haberlo perdido, todo el tiempo en el que tardó en encontrarlo y el cubano tendría aquel aparato vibrando sin parar, porque estaba casi seguro de que el estadounidense no se estaría con juegos y menos si lo estuvo buscando, por eso tenía la duda ¿todo eso acumulado había hecho molestar al menor a tal punto de no querer seguir con su encuentro? ¿de verdad fue mucho para él? Ahora era eso lo que lo carcomía por dentro.
Al salir del establecimiento, como a dos cuadras de este vio sentado al cubano esperándolo, algo nervioso llegó hasta él e intento articular palabras cuando este lo interrumpió.
— ¿Cómo estuvo la reunión? ¿Nada de que preocuparme?
Sorprendido respondió suave retomando el camino a la residencia —. Bien, todo bien, lo normal —Al verlo tan tranquilo tomó un poco más de valor y después de un suspiro le preguntó caminando a su lado —. Cuba tu- ¿estás molesto conmigo?
Por un momento se detuvieron pero este soltó una risa sin ganas siguiendo el camino. —No, no estoy molesto contigo. Verás, Vene, lo que pasó me tomó por sorpresa, de verdad quería saciar el momento contigo pero la llegada de USA me quitó las ganas —Le explicó dándole cierto alivio, todavía curioso siguió escuchándolo mientras caminaban por el lugar —. No te voy a dar muela estaba tan ansioso porque llegaras, fantaseaba tanto con el momento que cuando me enteré de que el yanqui lo tenía la imagen cambió, ya no eras tú era él, y eso no fue muy agradable —Siguió explicando este entre risas y con las mejillas sonrojadas.
Ya con lo dicho se sentía mucho más tranquilo, contento, hasta le dio risa la imagen, notó como el contrario tenía la mirada apartada a él así con más confianza lo agarró de la mano. —Entonces ¿estamos bien?
—Sí, todo chévere —respondió con una sonrisa, este le correspondió el contacto al aferrarse a la suya y siguieron el camino, ya les faltaban dos cuadras — ¿A qué se estaría refiriendo USA? ¿Hablaría enserio?
—No sé, mano. Casi ni le paré bola, estaba ahí todo raro, seguro ya le pegó la menopausia —comentó haciendo reír al cubano, así la pasaron lo que les quedó de camino entre bromas y anécdotas del venezolano, de esa manera aprovechó y le contó, como si se tratara de la mejor aventura de la historia, por todo lo que tuvo que pasar hasta encontrar el "tesoro morado" una reliquia de Dios.
°
Cuando llegaron a casa todo estaba muy normal, el venezolano se puso meloso con el cubano pero este lo detuvo, diciéndole que aunque no estaba molesto con él no quitaba que se salvaría del castigo; fueron prohibidos los vibradores y estuvieron en abstinencia por un tiempo, el objetivo era que el venezolano lo convenciera, sin juegos sucios, ni alcohol y menos afrodisíacos para llevarlo a la cama, no, nada de eso. Tenía que convencerlo de una u otra manera, con eso pasó los días con el venezolano dando todo de sí en cada intento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro