Muerte (Final)
Prado de Cedros es escenario de una noticia que impacta a todo el país: Antonio Guzmán muere en un accidente automovilístico y su cuerpo termina completamente calcinado debido a que su auto lujoso estalla en llamas, supuestamente debido al mismo accidente, pero la realidad es otra completamente diferente. La muerte de Antonio no fue otra cosa que la conclusión del juego macabro de Chess.
Rita, quien siempre espió a Fritz, estuvo esperando en su auto fuera del motel Setab a que su amigo y cómplice, Nathaniel, le dijera que, efectivamente, Fritz asesinó a Antonio Guzmán. Fue entonces que ella vio a ambos objetivos saliendo de la habitación seis para ir a una licorería cercana. Rita comenzó a dudar de que el señor Harrington fuera a matar a su jefe, así que ejecutó el plan B.
El plan B consistía en provocar una fuga en el líquido de frenos en el auto lujoso para que Antonio sufriera un grave accidente automovilístico y muriera en el acto. Rita tiene un conocimiento basto de autos gracias a su padre, quien es mecánico, así que no le resultó muy difícil a la chica provocar la fuga, aunque manchó su blusa marrón en el intento. Fritz también recibiría su castigo por perder el juego. Rita, además de saber sobre autos, sabe mucho de flores y sabe que hay una flor con propiedades paralizadoras que pueden ralentizar el corazón, específicamente la flor de nombre "acónito". Rita se las ingenió para conseguir aquella flor, maquillando sus intenciones con su profesión de florista.
Nathaniel y Rita se prepararon bien con su plan, hasta el último detalle fue planeado. Nathaniel, es un chico inteligente, con una increíble habilidad con la tecnología. En cuanto tuvo en su poder tres celulares para usarlos durante los juegos, los modificó con un código similar al de los que se usan en un sistema de control parental para así conocer la ubicación de Fritz y saber qué hacía con el celular en turno. La cereza en el pastel era el sistema de sobrecalentamiento que Nataniel agregó en la batería para destruir la evidencia cuando fuera necesario.
Rita vio a Fritz darle el celular a Antonio en el motel cuando Nathaniel le notificó que Antonio estaba muerto, cosa que era una farsa.
—¿Me tienes buenas o malas noticias? —preguntó Nathaniel desde el otro lado de la línea.
—Fuimos timados, Nathaniel, te dije que algo no me daba buena espina —refunfuñó Rita.
—¿Es decir que...
—¡Sí! —exclamó la chica—. Estoy viendo a Antonio muy vivo en este momento, tu padre nos mintió.
—¿Iniciaste el plan B para Antonio?
—Sí, ya hice la fuga. ¿Y tú cómo vas con la pastilla?
—Nada que no pueda manejar.
—Bien, porque vas a tener que estar atento al celular que le diste a Fritz —dice la morena—. ¿Puedes creer que tu padre se lo acaba de dar a Antonio?, algo han de haber planeado.
—Pero no son tan listos como nosotros, nuestro plan es tan perfecto que ningún contratiempo nos hará fracasar —presumió el menor—. Si ya iniciaste la fuga y Antonio tiene el celular, puedo ver su ubicación y si se queda en un punto por mucho tiempo, significará que ya chocó.
—Ahí activas el sobrecalentamiento de la batería del celular a su máxima potencia para descartar toda posibilidad de que sobreviva ese hija de perra —concluye Rita, emocionada con tan sólo imaginar aquel escenario.
—Te mantengo informada.
Nathaniel estuvo atento a la ubicación del joven Guzmán y cuando vio que se detuvo por más de tres minutos en medio de una calle bastante transitada de Prado de Cedros, supuso que ya había sucedido el accidente, así que activó el sistema de sobrecalentado de la batería para quemar toda esperanza de vida que tuviera Antonio.
Tanto Fritz como Antonio pagaron con sus vidas los errores que cometieron en el pasado en la misma noche. El crimen de Fritz fue maltratar a su hijo y el crimen de Antonio fue matar accidentalmente a Grace, la hermana mayor de Rita.
Fue imposible para los forenses identificar al cuerpo calcinado de Antonio, no fue hasta que llegó un informe del departamento vehicular de la ciudad, que identificó el número de placa del auto lujoso, que se pudo identificar el cuerpo.
Para Fritz, la muerte le llegó inesperadamente, provocada por ingerir la pastilla con extracto de acónito que le dio su hijo, quien resultó ser, junto a Rita, Chess. La pastilla se encargó de paralizar sus latidos hasta detenerlos por completo justo cuando las doce horas del juego de Ches terminaron.
—Me alegro que haya terminado —sonrió Rita sintiendo que se liberaba de una presión muy grande.
—También yo —sonrió Nathaniel levantándose del suelo—. Ahora queda la parte más difícil, llamar a emergencias y fingir que estoy desconsolado.
—Engañaste a tu familia todo el fin de semana de que estabas en un curso de inducción universitaria y hace rato fingiste que estabas feliz por ver a tu difunto padre, creo que puede fingir algunas lágrimas —señala la florista—. Bueno, ya me voy, mi vuelo sale mañana temprano.
—Gracias, Rita, por todo —agradece Nathaniel.
—Gracias a ti también.
Rita tomó su abrigo rojo y salió de la residencia Harrington para nunca volver a pisar Prado de Cedros. Nathaniel llamó a emergencias fingiendo un drama, luego llamó a su madre y a su hermana para informales de la partida de Fritz. Alexis y Annabelle tomaron el primer vuelo de regreso a Prado de Cedros, cancelando su semana de vacaciones en Suiza.
Cuando las autoridades llegaron a inspeccionar la escena, se encontraron con un desconsolado Nathaniel llorándole al cadáver de su padre. Se llevaron el cuerpo del señor Harrington y un oficial interrogó al menor para saber lo sucedido. Obviamente, Nathaniel mintió descaradamente, dijo que él había llegado a casa y se encontró a su padre bastante molesto y cuando trató de tranquilizarlo con temor de que sufriera de otro infarto, su padre cayó al suelo y Nathaniel entró en pánico y lo único que se le ocurrió fue por ir las pastillas que tomaba su padre para mantener controlada su presión arterial, pero cuando volvió ya era demasiado tarde.
La policía le creyó a Nathaniel, además el historial médico de Fritz confirmaba la historia del rubio. Todo apuntaba a que Fritz sufrió un paro cardiaco debido a sus problemas de salud, así que no hubo caso de inspeccionar el cuerpo para indagar más.
Al día siguiente, se entierran las víctimas del juego de Chess en cementerios diferentes. En el entierro de Antonio, toda la familia Guzmán está presente, junto con algunos empresarios amigos. No se permite la entrada a amigos de Antonio porque, según Ignacio Guzmán, esos "amigos" fueron nada más como otra distracción para su hijo, así que no merecían estar presentes en el funeral. Entre las personas que se resistían ante el cuerpo de seguridad contratado está Kyle, quien tan sólo quiere despedirse de su novio una última vez, pero parece que será imposible, al menos hasta que todos se retiren. En el entierro de Fritz, los compañeros de trabajo del difunto señor Harrington, amigos de la familia y hasta el mismísimo señor Villegas acompañan a Alexis, Annabelle y Nathaniel. Alexis, quien suele mostrarse serena, se derrumba de tristeza y dolor por la perdida de su marido. Annie se encuentra abrazada a su hermano llorando como nunca antes en su vida. Nathaniel solamente se mantiene serio, sin dejar salir ni una sola lágrima porque para él no hay una razón para llorar. Nathaniel se siente libre y el dolor que sentía desaparece porque su corazón finalmente, después de tanto años, ha sanado, gracias a que la oscuridad lo ayudó a cumplir su deseo de venganza.
Al final, los ganadores del juego macabro fue el mismo Chess, Nathaniel y Rita. Su recompensa, por haber sido pacientes y por jugar con increíble destreza con sus peones, es la muerte de Fritz y Antonio, las personas que más odiaban.
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