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Familia

Todavía ni salía el sol cuando ya había movimiento en la residencia de la familia Harrington ubicada en el número trece de la calle Narcisos en la ciudad de Prado de Cedros. La familia Harrington era un familia con una estabilidad económica más alta del promedio, mas no la suficiente como para ser millonarios. Los Harrington que vivían en aquella casa de dos pisos pintada de blanco disfrutaban de una buena vida.

De arriba a abajo, de un lado para otro, las mujeres de la casa iban y venían comunicándose de extremos diferentes de la casa para terminar de alistar su equipaje.

Alta, delgada, rubia y lacia, Alexis, la madre de familia tomaba del baño de su habitación una secadora de pelo. Alexis es una devota esposa y madre desde que se retiró de su trabajo como modelo. Alexis resalta por su serenidad, su tersa piel blanca y sus ojos verdes.

—¡¿Ya estás lista, hija?! —preguntó Alexis.

—¡Aún no! —replicó Annie

Annabelle, o Annie como le dice todo el mundo, es la hija menor del matrimonio Harrington. Es la viva imagen de su madre, algunos han preguntado si eran hermanas. Lo única que podría diferenciarlas es  que Annie tiene el pelo ondulado, el cual pasa un hora entera todos los días para lograr que su pelo lacio deje de serlo. La chica tiene una vanidad increíblemente grande, pues en aquello momentos, se estaba debatiendo entre si llevar unas alpargatas o unos tacones.

—¿Qué te pasa? —inquirió nuevamente Alexis entrando a la habitación de su hija.

—Es que no me puedo decidir entre estas alpargatas o estos tacones amarillos.

—Elige las alpargatas.

Annabelle sonrió complacida y metió el par de alpargatas en su maleta exclusiva para zapatos. Alexis salió e intercambió una mirada con el hombre que presenció toda la preparación de las damas de la casa, Fritz Harrington.

Fritz Harrington, el padre de familia, es un hombre alto, de piel clara, con cabello castaño oscuro y ojos ambarinos. Fritz tiene un carácter fuerte y disciplinado. Sus creencias son algo arcaicas y su ideología se inclina más hacía de la derecha.

Un par de minutos después, Fritz se encontraba cargando las cuatro maletas de su hija escaleras abajo hasta la puerta principal.

—¿Por qué llevas cuatro maletas si sólo se van una semana? —cuestionó él mientras llevaba tres escalones.

—¿Qué no es obvio?, una maleta es para ropa casual, otra maleta es para ropa formal, otra maleta es de maquillaje y mi rizador y la última es de zapatos —explicó la chica siguiendo a su papá escaleras abajo mirando Instagram en su celular—. ¡Mamá! —chilló de repente haciendo que su padre casi se cayera con todo y maletas.

—¿Ahora qué viste y te gustó, Annie? —respondió Alexis desde el piso de arriba

—¡La nueva colección de Prada se vería divina en ti!

—Ya podremos ir de compras cuando estemos en Suiza.

—Ya puedo vernos junto con la Biminy en los majestuosos centros comerciales suizos —soñó despierta Annie—. Mis amigas no se lo van a creer cuando vean mis publicaciones en Instagram.

Finalmente, Fritz pudo bajar las escaleras junto con las cuatro maletas de su hija y sintió como si pudiera respirar de nuevo. Cuando su aliento se recuperó, subió nuevamente para encargarse de las maletas de su esposa.

—¿Tú cuántas maletas vas a llevar? —preguntó Fritz.

—Solamente llevaré dos maletas, cariño —sonrió la mujer—. Pero no te preocupes, tú te llevas una y yo otra.

—¿Estás segura?, apuesto a que ambas maletas están pesada.

—Qué lindo que te preocupes por mí, pero hablo en serio.

Lo que Fritz no sabía era que la maleta que se iba a llevar su esposa no tenía nada pues esa estaba destinada para las compras que ella y su hija harían en Suiza.

—Van a rebasar el peso establecido —comentó el hombre de familia bajando la maleta de su esposa—, les van a cobrar un buen recargo.

—Ya ni siquiera saben qué inventar para quitarnos el dinero —se quejó Annie con disgusto.

De repente, en el bolsillo del señor Harrington vibró algo. Sacó su celular y vio la notificación que recién había sonado. El Uber que había pedido ya estaba parqueado frente a su residencia esperando a las mujeres de la casa.

—El Uber ya está aquí —anunció sabiendo que tendría que cargar las maletas.

El señor Harrington abrió la puerta y le hizo una señal al conductor de que esperara un poco a lo que éste respondió asintiendo con la cabeza. Cuando las seis maletas y las dos Harrington estuvieron dentro del auto, Fritz se despidió por última vez de sus chicas.

—Las voy a extrañar mucho.

—También nosotras, papi —contestó Annie antes de enfocar su atención a su celular.

—Recuerda que hay comida en la nevera que dejó Jamie y que el jardinero vendrá esta tarde —dijo Alexis.

—Tranquila, mujer, voy a estar bien.

—Nath va a regresar a más tardar el martes, así que estate atento por si necesita que lo lleves a casa —recordó la ex-modelo—. Ah, por lo que más quieras no olvides a tomarte tus pastillas.

Nath, o Nathaniel es el hijo mayor del matrimonio Harrington. Es el balance perfecto entre los rasgos de Fritz y Alexis. Es alto, de tez clara, de cabello rubio y lacio y de ojos ámbar. Él se encontraba en un curso de inducción completo en la universidad a la que aspiraba entrar, por eso no se encontraba en casa desde el día anterior.

—No lo olvidaré, amor —prometió Fritz.

—De acuerdo, te amo.

—Yo también te amo.

Y el conductor arrancó directo al aeropuerto donde tomarían un vuelo hasta Suiza para pasar una semana de vacaciones. Fritz no se despegó de la acera hasta ver el autor desaparecer de su vista. El hombre se quedaría sólo hasta que Nathaniel regresara. La soledad definitivamente haría ver su hogar más grande de lo que realmente es. 

El aire de un naciente invierno acarició al señor Harrington obligándolo a entrar antes de que pescara un resfriado.



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