Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Desenmascarado

Fritz Harrington entra a su casa, probablemente por última vez en mucho tiempo. Desde la cocina se pueden escuchar algunos sonidos.

—Padre, ¿eres tú? —pregunta Nathaniel Harrington desde la cocina cuando oye la puerta cerrarse.

—Sí, hijo, soy yo.

Fritz no ha visto a su hijo desde hace días y escuchar su voz le causa cierta paz y gusto. Desafortunadamente, el tiempo corre y ahora es Harrington quien debe marcharse para ocultarse de Chess, pero antes tiene que ver a su hijo, así que va directo a la cocina, ignorando por completo el abrigo rojo que se encuentra encima en uno de los sofás de la sala y el jarrón con flores frescas.

En la cocina, Nathaniel está gozando de un plato de sopa caliente hecha por Jamie. El muchacho, al ver a su padre, no puedo evitar levantarse para abrazarlo con afecto, cosa que el mayor también hizo.

—Te extrañé mucho, hijo.

—Yo también los extrañé mucho. Tengo mucho que contarles.

Cuando el abrazo termina, Nathaniel nota algo extraño en su padre, su aspecto indica una claro cansancio, tiene en la cabeza la marca del golpe que le dio Chess y la herida del accidente.

—Padre, te ves...

—Lo sé —interrumpe Fritz—, de hecho eso es algo de lo que me gustaría hablarte.

Padre e hijo se sientan en torno a una isla de cocina para charlar sobre todo el juego macabro al que el mayor se vio implicado sin quererlo.

—Anoche estaba volviendo del trabajo cuando choqué y perdí el conocimiento —comienza a narrar el padre con seriedad—. Cuando desperté, estaba amarrado en una habitación extraña y alguien con máscara y capucha me dijo que tenía que matar a mi jefe antes de las siete de la noche de hoy o si no yo moriría. Esa persona enmascarada fue quien me hizo este golpe, por cierto —aclara señalando la marca sobre su cabeza—. Todo el día estuve tratando de no quitarle la vista a mi jefe porque, si te soy sincero, sí tenía en mente matarlo porque temía que la amenaza fuera real y una parte de mí sí lo creyó. Para no darle más rodeos a esto, sólo diré que aproveché una oportunidad que tuve para acabar con su vida, pero no pude hacerlo.

—¿Es decir que estamos en peligro? —concluye confuso el rubio.

—No lo había pensado.

Y es cierto, Fritz no está considerando hasta qué punto de locura puede llegar Chess. Si el hombre huye, dejaría indefensa a su familia y Chess pude lastimarla para vengarse por toda la farsa de la muerte de Antonio. Si huye, debe ser con toda su familia, pero eso sería muy drástico y complicado para todos, su vida cambiaría hasta que los Guzmán sepan quién es Chess, si es que alguna vez lo saben. Son tantas cuestiones y tantos escenarios negativos que en un instante empiezan a bombardearle en la cabeza que Fritz colapsa mentalmente.

—¡¿Qué vamos a hacer ahora?!  —lamenta el mayor perdiendo el control.

Su presión arterial va en aumento causado por el nerviosismo y el miedo. Su rostro se torna pálido, el sudor se escurre por su cuerpo y su corazón late desbocado. Nathaniel, quien conoce bien la condición de su padre, se preocupa al ver a su padre así.

—¡Resiste un poco, padre, iré por una pastilla!

Nathaniel regresa con la pastilla y Fritz la ingiere con completa desesperación, sin esperar un vaso de agua, sin percatarse de que fuera la pastilla no tuviera un ingrediente extra.

—Tranquilízate, padre, por favor —pide el hijo—, todo estará bien.

Hay algo que relaja a Frtiz casi al instante, algo que le permite a su presión arterial trabajar más lento, mucho más lento de lo debido.

—No hijo, no es cierto —declara el hombre con los ojos llorosos—, nada estará bien.

—Claro que sí, Chess no nos hará daño.

—Eso no lo... un momento, nunca mencioné su nombre —dice con confusión el Harrington mayor.

De pronto, todo cobra sentido, todo el tiempo estaba claro. Recuerda que Kyle dijo que en el Politécnico de Prado de Cedros no da cursos de inducción, lo que significa que Nathaniel mintió. Cuando Fritz buscó en el dormitorio de su Nathaniel algún indicio de Chess, sólo encontró novelas de misterio y medallas y trofeos que ganó en concursos de ajedrez. Chess parecía estar cerca de él, además de querer arruinarle la vida. Chess apareció cuando Nathaniel no estaba. Chess parece tener un conocimiento basto sobre la tecnología y la carrera que Nathaniel planea estudiar está relacionada con ella. ¿Quién más podría cumplir todos esos requisitos sino Nathaniel Harrington?

—No puede ser —niega Fritz cayendo de la silla.

Desde el suelo, Fritz nota que Nathaniel está usando botas antiderrapantes negras, un pantalón negro y una sudadera negra.

—¿De verdad te sorprende, "padre"? —sonríe el menor, adoptando un semblante maligno y siniestro—. ¿O acaso ya olvidaste todas esas noches en las que descargabas tu furia sobre mí?

Nathaniel solía quedarse hasta muy tarde esperando a que su padre regresara del trabajo, sin saber que Fritz regresaba cada noche enojado por causa de la injusticia de poner a Antonio como jefe del departamento de ventas. En sus ataques de cólera, el hombre se desquitaba golpeando a su hijo hasta el cansancio. Nathaniel era tan sólo un niño inocente que pensaba que él había hecho algo malo y por eso era castigado por los puños de su padre. Las marcas oscuras en su espalda le eran un recordatorio de que algo estaba mal con él, por eso se esforzó en tratar de ser un buen hijo y un buen estudiante, pero nada de lo que hacía era suficiente porque los golpes regresaban. Por eso, una noche, en la penumbra de la sala, una parte de Nathaniel murió entre sombras dolorosas. La oscuridad cubrió el corazón herido del ya no tan pequeño Nathaniel, que comenzó a guardarle rencor a su padre y la oscuridad le susurró al oído una horrible verdad, le reveló que el único culpable era su padre, siempre fue su padre.

Los ruidos alertaban a Alexis, quien, asustada y al borde de las lágrimas, intentaba detener a su esposo, pero sus intentos era inútiles y en el proceso ella también recibía algún de los puños de su marido. Alexis se quedaba horrorizada viendo una parte oscura en la oscuridad de su esposo, comenzando a temerle a Fritz, un temor que aún perdura. Desde entonces, la mujer se encargó de proteger a su hija, dándole razones para distraerse y asegurándose de que Annabelle nunca supiera nada. Fueron tantas veces las que Alexis quiso denunciar a su colérico esposo, pero aquellas imágenes violentas regresaban a su mente y la hacían temer en la reacción de Fritz.

Una noche, el infierno de la familia se terminó cuando la presión arterial del señor Harrington comenzó a fallar debido a los niveles de cólera y frenesí a los que llegaba mientras se desquitaba con su hijo, quien en un último acto de amor hacía su padre, alertó a su madre. Alexis prefirió llamar a emergencias antes de dejar morir a su marido, mas cuando la ambulancia arribó a la residencia, ella no lo acompañó y decidió quedarse con sus hijos que lloraban sin control. Desde entonces, Fritz dejó de maltratar a Nathaniel, mas siguió anteponiendo su trabajo antes que cualquier otra cosa y siguió siendo el mismo hombre con problemas de ira.

—No, tú no puedes ser Chess —sigue negando Fritz sin poder levantarse del suelo de la cocina.

—Pero lo soy —confirma Nathaniel—, aunque no completamente, ¿verdad, Rita?

Ahí es cuando una joven entra a la cocina, y al verla, el señor Harrington la reconoce de inmediato, es la misma muchacha de saco rojo con las flores que estuvo apunto de atropellar cuando estaba persiguiendo a su jefe. En la blusa marrón de la muchacha se pueden ver grandes manchas oscuras, como de aceite.

—Hola, Fritz —saluda Rita—, al fin nos conocemos formalmente.

—Rita te ha vigilado todo este tiempo y sin ella, el juego no hubiera estado completo, ni tampoco Chess —confiesa Nathaniel.

—Fue divertido, pero ahora el juego ha terminado y me apena infórmate que perdiste, Fritz —informa Rita.

—Te desquitabas conmigo injustamente y tuviste la oportunidad de destruir al sujeto correcto, a la persona que más odias y no lo hiciste, preferiste dejarlo vivir mientras que a mí, tu propio hijo, me hiciste pasar por un infierno durante años —vocifera Nathaniel con clara decepción tornando su semblante a uno más sombrío y lúgubre.

—¿Así que de eso se trataba el juego, de probarme? —pregunta Fritz cada vez más débil mientras que sus lágrimas corren por sus mejillas. 

—Sí, pero también de matar a Antonio —contesta Rita con tono molesto—. Él tenía un asunto pendiente conmigo.

Fritz siente que las fuerzas en su cuerpo desaparecen con cada momento, su corazón late más lento y su vida se va apagando lentamente.

—Lo siento tanto, hijo mío, te ruego que me perdones.

Nathaniel se acerca a su padre y se arrodilla para mirarlo mejor a sus ojos llorosos.

—Pedir perdón nunca será suficiente. Pero antes de que te vayas, te voy a decir algo que siempre he querido decirte: te odio, Fritz Harrington.

Esas palabras llenas de desdén que le dedica su hijo, son las últimas palabras que el hombre escucha ante de morir.

Nathaniel observa por unos instantes el cuerpo sin vida de su padre antes de mirar a su amiga y cómplice. 

—Ya está hecho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro