muñequita ♡ capítulo cuatro.
advertencia;
humillación, tonos sexuales, realmente se odian a muerte<3 pero bueno, también son re calentones y solo se tienen el uno al otro ÑGNVÑGKG
muak espero no decepcionarles♡
jeongguk era el diablillo que siempre quiso más y más en su vida. la verdad, describirlo como un diablillo era decir poco, porque le encantaba hacer más de lo que la gente consideraría necesario para tener más y más dinero. generar miedo en la gente, pavor incluso. era una persona de extremos y no le importaba quebrar la moral ajena con tal de salir beneficiado y con creces. era, en toda regla, la persona más tóxica y temeraria que pudiera existir en los juegos. todo era a su favor, y si no era así, simplemente no lo hacía.
de tanto que había infringido miedo en las personas, inevitablemente había quedado solo en la vida, y es que no le incomodaba en absoluto la idea de estar solo para siempre. quizás porque subestimaba la idea de estar sin compañía real, de no tener en nadie con el cual confiar. eso lo destrozaría, sabía que en un futuro cercano la idea de estar en solitario lo llevaría a un punto más oscuro del que estaba ahora, pero él se dedicaba a vivir en el presente, y no en un futuro que todavía no llegaba ni por asomo. es por ello que había cometido tantos crímenes en su vida, desapegado de la humanidad que alguna vez tuvo a flor de piel: precisamente, no le encantaba seguir las reglas. él era el que las rompía una y otra vez sin importar si dañaba el resto.
así era él.
por lo que no era raro el hecho de estar tan apegado a jimin, dispuesto a usarlo y sin ganas de disimularlo o hacerlo un secreto a voces. de hecho, le encantaba hacerlo tan público que daba miedo, porque adoraba ver a las demás personas darse cuenta del poder que tenía. y decirle al resto, sin usar palabras, que no tenía miedo a dar miedo, decía mucho sobre lo que quería lograr en los juegos.
salieron de la enorme habitación después de tomarse unas fotos y firmar una cláusula de tres acuerdos, sobre confidencialidad, respeto y el hecho de que sólo podrían terminar los juegos si es que la mayoría de los participantes votaba por ello. pero, carajo, ¿quién votaría por terminar unos juegos que daban tanto dinero una vez ganados? nadie, nadie en esa habitación, en las filas que los guiaban por unas extrañas escaleras infantiles y estrechas, estaría de acuerdo con terminar con quizás única oportunidad que tendrían en la vida para enmendar sus errores. jeongguk tampoco estaría de acuerdo con hacerlo, porque más que nadie, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para ganar ese dinero. el asqueroso dinero que necesitaba para limpiar sus cargos, pagar sus deudas y hacer lo que quisiera con él. quizás beber una champaña en francia, esconderse en un pueblito ruso y vivir en soledad, o meterse a la milicia para matar a más gente sin la posibilidad de volver a la cárcel.
entrar al arena fue una especie de sorpresa que los participantes se esperaban a medias, porque cuando te hablan de juegos, piensas en tu infancia, en cosas de niños. y el arena parecía una cancha de tierra que, extendida por los casi cuarenta metros de largo y veinte de ancho, era similar a la de los patios de juego que ponen en las plazas, en los centros recreativos a los que uno asistía con sus padres para pasar un agradable rato en la tarde. al final y al medio de la cancha había una enorme muñeca de vestido amarillo y naranja, parada al frente de un árbol falso. las enormes paredes que rodeaban a la cancha eran unas imágenes que simulaban pobremente un sector baldío con algunos pocos árboles, como si fuera un lugar deforestado a medias y abandonado, típico para que los niños del barrio jueguen y tonteen por la tarde.
jimin tenía muchas dudas, pero caminar hacia el inicio de la cancha fue fácil porque no se esperaba mucho. trece se mantenía a su lado, y se reía del resto que, asustado, avanzaba dubitativo hasta la línea de inicio. dos hombres de overol, con armas en sus manos, esperaban a ambos lados del árbol y la muñeca gigante. como si estuvieran listos para atacar. santa mierda, jimin se esperaba algo no tan picante, pero inevitablemente al ver los subfusiles recordó que la verdad era más extrema de lo que esperaba. ¿morirían en el proceso del juego? era una broma, ¿no?
─── se siente como escapar del norte de nuevo. qué aburrido. ─── susurró trece con su acento respectivo haciéndole la voz rasposa y grave. arrugó el ceño mientras alzaba las cejas, luego gimiendo como un perrito herido, claramente actuando de manera falsa. quizás estaba nervioso y no sabía cómo comportarse para que la gente no lo notara.
a jimin le dió lástima, vergüenza ajena (como si él no estuviera igual).
─── ¿qué tan... peligrosa fue esa experiencia? ─── estaba dispuesto a hablar con tal de pensar en otra cosa. los subfusiles le ponían los pelos de punta.
─── estuve a punto de morir la mayoría del tiempo. fue divertido al principio, pero luego la monotonía del peligro me aburrió. tú, ¿haz estado al borde de la muerte alguna vez, lindo?
─── respeta a tus mayores, mocoso. no te voy a responder si me llamas así de nuevo, marica.
trece se inclinó hacia él, lo suficiente como para mirarlo desde el perfil y tener sus labios a centímetros del lóbulo de la oreja del más bajo. se rió por lo bajo de manera burlesca, y jimin tembló de miedo. y algo más. pero ni él mismo estaba listo para aceptarlo.
─── no te hagas, bonito. el miedo de excita, y yo te doy miedo. ─── mordió la piel de su oreja y la tironeó con suavidad, gruñendo como un oso por lo bajo. jimin jadeó, sintiendo que le faltaba aire, y cuando sintió los dientes húmedos alejarse de él, avanzó un par de pasos y se permitió estar rojo de la vergüenza, inhalando y exhalando con fuerza. casi mareándose. trece se rió con fuerza, llamando la atención de algunos cercanos que intentaban mantenerse lejos de él, pero él los ojeó de vuelta. realmente su presencia intimidaba.─── por cierto, ¿qué es este juego?
─── ¿me ves cara de saberlo, imbécil? no, no lo sé. ─── espetó furioso jimin mientras lo miraba por encima de su hombro con la misma rabia que sus palabras se esmeraban por compartir. luego, observó al frente, irguiendo un poco su delgada figura.─── quizás sea luz verde luz roja.
─── ah. ¿y qué es eso?
silencio. no estaba dispuesto a responderle, porque estaba cansado de tener que soportarlo con su actitud arrogante. pero... jimin sintió una mano apretar la parte de atrás de su cuello, con tanta fuerza que le hizo abrir los ojos de par en par y boquear por aire, tomado de manera desprevenida. de nuevo sintió la respiración húmeda y cálida en su oreja, y esta vez la voz no era nada invitadora, no evocaba nada de sensualidad ni tranquilidad. respiraba por la nariz fuertemente y de manera errática, como si se hubiera aguantado el miedo por mucho tiempo y ya no pudiera más con él.
─── dime ahora mismo. ─── susurró con la voz raposa y el acento derramándose encima de las palabras agrias. el más bajo seguía abriendo y cerrando sus labios como un pez fuera del agua, llevaba las manos hacia las de trece con desesperación y tiraba sin fuerza alguna de sus dedos callosos y anchamente huesudos.─── ya sabes que no tengo problema en matarte ahora mismo. ¡ah, te dije! ─── se rió con crueldad en su oído, y luego se apartó para gritar sorprendido, aunque era una sorpresa falsa.─── ¡realmente la tienes dura después de que te amenazara de muerte! ¡qué enfermo!
ya no tenía la mano en el cuello del ex universitario, por lo que este se movió sin problema, luego mirando hacia abajo para descubrir que, efectivamente, tenía una erección bastante notoria. eso lo hizo quedar en piedra, querer esconderse, porque realmente la gente se estaba girando hacia él para observar lo que trece había señalado de manera tan jocosa. se cubrió el rostro e hizo bolita en el suelo, temblando de la vergüenza y sintiendo un dolor bastante fuerte en su entrepierna. todo aquello lo humillaba tanto que no podía evitar esa reacción tan violenta por parte de su cuerpo.
de repente, una voz femenina robótica y neutral resonó por la cancha, y los murmullos se silenciaron de manera inevitable: fue tan rápido que jimin ni se dio cuenta, y le costó salir de su ensimismamiento, levantando la cabeza lentamente mientras apartaba sus manos del cuerpo. le dolía la entrepierna. quizás si dejaba de sentir miedo...
─── bienvenidos al primer juego. jugadores, esperen un momento en el campo. lo repetiré; jugadores, esperen un momento en el campo.
─── ah, qué patético eres. ─── se burló el más alto de los dos, pateando suavemente a jimin y haciéndolo trastabillar, cayéndose al piso. jimin alcanzó a poner las manos para no golpearse en el rostro, y se levantó rápidamente para encarar a trece con los ojos refulgientes en rabia y esmero. ni siquiera se dieron cuenta de que las puertas se cerraban con estruendo detrás de ellos.─── ¿qué vas a hacerme ahora, chiquillo erecto? ¿te gusta tanto que te amenacen de muerte? ¿quieres que te humille, putita?
y ahí fue que la bofetada llegó al rostro de trece, el que boqueó por unos momentos con la mejilla al rojo vivo la zona enrojecida estaba brillando y le punzaba del dolor, palpitaba por cuenta propia. jimin apretaba la mandíbula y tenía las manos en puños, dispuesto a pegarle y patearle si era necesario, sin pensar en las consecuencias, pero ahora mismo el chico tatuado lo observaba con los ojos tan oscuros y predadores que el miedo nuevamente lo inundó, y tuvo que controlarse mucho para que no siguiera afectándole. trece avanzó hacia el ex universitario y se dispuso a pegarle de vuelta, pero una de las personas de overol rosa los apartó forzosamente.
─── sin mí no serías capaz de sobrevivir, niño bonito. ─── se rió de él entre dientes mientras era tirado por el guardia de overol y puesto en un sitio, mientras apretaba la mandíbula con cierto salvajismo que le provocó un mal sabor de boca y, al mismo tiempo, unas mariposas bastante particulares en su estómago.
porque era cierto. fuera lo que fuera lo que pasaba en ese lugar, si es que habían armas, era un asunto bastante delicado. y el único que tenía conocimiento de armas ahí era el desertor norcoreano. sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz femenina que, nuevamente, se hacía notar en la cancha falsa.
─── el primer juego es "luz roja, luz verde". pueden avanzar mientras diga "luz roja, luz verde". si se detecta movimiento después, serán eliminados.
─── este es el juego que jugábamos de niños. ─── habló un hombre de voz grave al frente suyo. jimin se fijó un poco más, el número en su chaqueta era doscientos cuatro y el hombre era kim namjoon, el cuarentón con deudas por fraude o lavado de dinero. algo así era, ¿no? el más bajo asintió aunque kim namjoon no lo escuchara ni lo viera.─── debe ser una maldita broma. nadie se prepara con metralletas para jugar a "luz roja luz verde".
─── nunca se sabe. ─── susurró a modo de respuesta una chiquilla de similar edad a jimin, con el largo cabello desteñido y en un tono rosa deslavado. era bajita y tenía un cuello largo y grueso, similar al de jimin mismo en su forma. su voz era suave y el acento que tenía era claramente chino, muy cerrado y secretivo. y aunque la voz fuera suave, lograba hablar por encima de la femenina que resonaba por el campo de jugarreta, repitiendo las instrucciones. el cielo abierto mostraba un clima despejado y la luz del sol caía sobre ellos calurosamente.─── podría ser como jugar a la ruleta rusa; sigue siendo un juego, pero es mortal. ¿será mortal aquí igualmente?
─── los que logren cruzar la meta sin ser atrapados en cinco minutos pasan de ronda. entonces...
un reloj digital en la parte de arriba del árbol, que apenas se veía de buena forma desde aquella distancia, se encendió, mostrando una marca de cinco minutos. todos los presentes vibraron de manera incómoda y ansiosa.
─── que comience el juego.
la muñeca se dio vuelta con un sonido de máquina bastante fuerte, y su voz infantil resonó por el lugar mientras cantaba el tema que le correspondía a los surcoreanos en el juego de "luz roja, luz verde": la rosa de sarón está floreciendo, cantó la muñeca, y más de la mitad de los presentes avanzaron apenas un momento, y desde atrás, jimin no lo hizo en ningún segundo, dudoso de siquiera hacerse notar en el juego. no confiaba en absoluto. alguien se rió, se escucharon unos pasos y el más bajo intentó mirar hacia delante discretamente, mientras la muñeca daba vuelta únicamente su cabeza, mirando hacia los cientos de participantes.
una persona al lado de jimin tembló sobre un pie, notoriamente, y lo siguiente que observó fue cómo le disparaban en el pecho. la sangre saltó hacia su pantalón, y la gente tragó gritos de asombro y sorpresa. el ex universitario tragó saliva.
realmente no sería capaz de sobrevivir sin la ayuda de trece.
JWJFLSBDK
me emociona wscribir esto
q piensan?? está kedando mui poronga?¿?¡¿?
muaksis en los potitos<3
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