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cigarrillo ♡ capítulo seis.

advertencia;

adicción a la nicotina, slutshaming

   apenas llegó el último grupo de personas, empezaron los reclamos desesperados y las exigencias por una mejor explicación, una que justificara todo aquello. jimin permanecía al lado de doscientos cuatro, observaba todo a la distancia temblando como un caniche o un adicto al borde de su ataque de pánico y nervios. doscientos cuatro era muy amable, estando en silencio y acompañándolo con palmadas en la espalda y compadeciéndose de él. se notaba que quería hablarle pero no encontraba las palabras adecuadas y, entonces, un silencio se había instalado entre los dos, incluso cuando los participantes que quedaban comenzaron a gritar y a golpear las puertas a modo de reclamo sin palabras. jimin estaba asustado, pero no diría nada en particular por el momento.

   sabía que, de hacerlo, lo juzgarían.

   ─── sé que le tienes miedo, pero no deberías someterte a él. ─── finalmente se atrevió a hablar namjoon con los gritos de la gente como música de fondo. el muchacho suspiró mientras movía un poco la pierna para liberar tensiones, pero obviamente no servía, porque todo aquello era mayor a algo controlable.─── nos tienes a los demás. estaba comentando tu situación con otra de los participantes y queremos ayudarte, aunque sea un poco. porque la verdad creo que nadie soporta a ese imbécil.

   no fue capaz de devolverle la palabra, sólo asentir débilmente, sumido en la extraña distracción que lo apartaba del plano físico. aún le temblaba la pierna y no sabía por qué insistía si eso no lo estaba relajando en absoluto. fue cuando lo recordó.

   ─── por casualidad, ¿no tendrá usted algún cigarrillo?















   no sabía cómo lo hizo el cuarentón, pero encerrado en el baño ahora fumaba la tierna nicotina procesada que tanto lo amarraba a una realidad inexistente de disfrute en medio de tanto caos. fumaba y el humo cochino se le escapaba de entre los dientes, con ese aroma tan desagradable rodeándolo y ahogándolo lentamente. sentía que le picaban los ojos de tanto fumar, y ni siquiera tenía la necesidad de agradecerle al hombre aquel porque, tan adicto, tan preso, sólo podía pensar en las mil y una horas que pasaría fumando sin parar.

   una persona más entró al baño, y sus pasos se arrastraron directamente hacia el cubículo de jimin. así sin más, sin rodeos ni tiempo para perder. golpearon la puerta, y el muchacho se sobresaltó sin saber cómo escapar de la paliza que seguramente le darían. una última calada, la última, y podría abrir. ni siquiera exclamó algo, alguna señal de que debían esperarle, antes de que la persona al otro lado de la puerta se dirigiera a él sin ningún decoro;

   ─── oye, muñeco, tenemos que hablar.

   la voz de trece era demandante, ronca, con ese tinte juvenil que lo hacía atractivo ante la consideración de jimin. tal vez fue por ello que instantáneamente abrió el cubículo del baño, sentado patéticamente en el excusado cerrado y mirándolo desde su posición sumisa, dispuesta a hacer horrores con tal de complacer al más alto. estaba muy enfermo, y lo sabía. pero no podía hacer más que disfrutar de su mente retorcida.

   ─── ¿qué quieres, mocoso? ─── intentó ser asertivo a pesar de que su porte era completamente débil, lamentable. trece se rió entre dientes y puso con fuerza su zapatilla entre las piernas de jimin, apoyándose en el excusado, peligrosamente cerca de su zona privada. eso hizo chillar de sorpresa al más bajo, quien por poco no dejó caer la ceniza caliente del cigarrillo sobre el dobladillo de su abrigo.

   ─── te quiero a ti. ─── fue tan directo que jimin no pudo evitar sonrojarse, completamente doblegado ante el poder social que tenía el tatuado.─── formemos una alianza. yo te protejo, tú me provees de información. se ve que puedes escabullirte por donde sea, niño bueno.

   ─── ¿quién te dijo eso? ─── balbuceó a duras penas, sin siquiera alzar el rostro y sintiendo un calor que subía desde sus pies hasta la cabeza, como un vapor caliente que sube y quema la piel de quien lo toca.

   trece se rió con fuerza, otra vez. mierda, el bastardo era atractivo.─── sé distinguir a la gente desagradable cuando la veo. va, por nada te pido de nuevo que nos mantengamos juntos...

   ─── no.

   ─── gracias por aceptar mi oferta.

   ─── si me ibas a ignorar entonces no preguntes. ─── se mantuvo en silencio trémulamente antes de agregar:─── hijo de puta.

   el más alto abrió los ojos de manera desmesurada y estiró su mano hasta agarrar el cuello de jimin, apretándolo con tanto poder que de inmediato el mayor se quedó sin aliento. tenía el rostro de su contrario tan cerca que de todas formas no habría sido capaz de respirar. y apretaba su piel de una manera tan exquisita que lo estaba mareando aún más de lo habitual. dejó caer el cigarrillo mientras boqueaba sin ganas e intentaba no poner los ojos en blanco por la inercia del placer que sentía, abrasándolo en todo su escuálido, esquelético cuerpo. de alguna forma quería quejarse, tan sólo para ver la reacción de trece, pero al mismo tiempo sabía que tenerlo enojado y tan cerca era más satisfactorio que simplemente hacerlo sonreír. quería saber que estaba en la palma de su mano, casi literalmente, la manzana de adán contra la piel de su extremidad tatuada y callosa, una mezcla extraña entre lo duro y lo suave. no pudo evitar gemir, aunque fuera como el maullido de un gatito cachorro, actuando un fallido intento de escape. ¿el resultado? trece lo ahorcó con más fuerza.

   ─── me vuelves a llamar así y dejo que los perros te coman. ¿me entendiste?

   apenas fue capaz de responder con la garganta apretada y seca.─── s-sí. ───pero hubo un silencio en el que jeongguk ladeó la cabeza lentamente, sin dejar de agarrar con esa fuerza descomunal que estaba dejando sin vida a jimin poco a poco. como esperando a algo más. y el más bajo lo comprendió de inmediato, sin ninguna dificultad.─── sí... señor...

   trece sonrió con satisfacción antes de dar un apretón más fuerte y soltarlo, dejándolo tosiendo casi en el suelo, aún oliendo a cochino tabaco falso.



















   cuando llegaron de nuevo a la enorme habitación, las personas de overol rosa vigilaban simplemente a la gente enajenada que, de un lado a otro, se movilizaban nerviosos. algunos se exclamaban improperios y otros, los más reservados, murmuraban idioteces, presas del desesperado nervio. parecían haberse contagiado con la enfermedad más virulenta posible, una que los hacía temblar y hablar sin parar, empujándose, golpeándose hasta lentamente llegar a la discordia, una que los supuestos guardias no se preocupaban por detener. trece agarraba del brazo con fuerza a jimin, observaba sus alrededores mientras avanzaban rodeando a los demás y su algarabía incansable. el más bajo de los dos ni siquiera intentaba escapar de la gran mano que lo apretaba a modo de advertencia, puesto que adivinaba sería peor estar libre y entrar al desorden y a los gritos por error. trece lo guiaba de manera segura hacia las camas de más atrás. la gente se estaba peleando porque sí, porque se echaban la culpa de todo y exigían explicaciones. habían un par de empujones más fuertes y jimin creyó escuchar una bofetada especialmente fuerte, lo que le hizo sobresaltarse, intentando detener su paso pero siendo obligado por trece a seguir caminando cuidadosamente.

   se detuvieron detrás de todos sin previo aviso, y jimin acató la orden sin palabras de manera obediente porque, de alguna forma u otra, no quería decepcionar al más alto. ¡como si eso importara! estaba prácticamente amenazado de muerte, y no es como si eso le molestara a jimin, sobre todo teniendo en cuenta que trece era muy cercano a su tipo ideal. la mente retorcida del muchacho era realmente extraña y razonaba a su manera... una manera muy bizarra.

   la mano de trece seguía afianzada en el brazo delgado de jimin.─── no hay razón de pelear, pero de todas formas lo hacen. me encanta la naturaleza del ser humano.

   ─── es la desesperanza. ─── se escuchó una profunda voz femenina llegar, ronca y profunda. el ex universitario se atrevió a mirar a un lado, donde estaba la voz, y vio a una atractiva mujer morena, de piel texturizada y sonrisa socarrona. una sonrisa atractiva que lograba marear a jimin, haciéndole sonrojar como si trece fuera el que estuviera respondiéndose a sí mismo. la mujer era muy joven, pero los hondos ojos demostraban una madurez interesante y genuina que, oscura, daban a entender que si no tenía al menos treinta años... era una joven que había vivido duras circunstancias. el flequillo negro le llegaba a las cejas. tenía un lunar al lado de su ojo grande y afilado.

   trece también la miró, e hizo una mueca.─── ¿qué haces acá, gata callejera?

   ─── kitty, jeongguk. ¿o prefieres que te llame 'cara rajada'? ─── se burló la mujer. jimin se fijó en su cuerpo delgado, pequeño, oculto bajo la ropa que le quedaba ridículamente grande. tragó saliva cuando la tal kitty alzó una ceja, mirándolo a los ojos.─── veo que tienes a un rehén. te la pasas muy bien como para estar nervioso por tu muerte inminente, ¿no crees?

   ─── cállate de una vez. ─── trece puso los ojos en blanco con el acento cada vez más pesado saliendo de sus labios finos y pequeños. jimin recordaba que lo habían llamado por ese nombre antes, pero hasta ese momento no lo recordaba. jeongguk, debía memorizarlo desde aquel momento en adelante.─── tú andas tan sola como siempre, aunque dudo que no pase mucho tiempo antes de que mojes el miembro de algún desgraciado. tienes esa extraña habilidad para aprovecharte de los demás. ¿no te parecerá mejor conseguirte una pareja de una buena vez?

   ─── a ver, hazlo tú si tanto te interesa. ─── sonrió kitty entre dientes mientras cruzaba sus escuálidos brazos morenos y tersos, al descubierto. había cierta elegancia en sus movimientos, una femineidad que dejaba a jimin en trance. literalmente no había sentido algo tan fuerte como aquello por una mujer hasta ahora.─── ¿cómo se llama el muñequito? ¿cincuenta y ocho?

   ─── zorra maricona.

   ─── qué nombre más extraño.

   ─── ¿qué está pasando aquí? suelta al chico de una buena vez.

   la tercera voz fue namjoon, quien se acercaba por el otro lado con la expresión paternal adornando su rostro maduro y atractivo. jimin se hallaba rodeado de personas que consideraba guapas, y eso lo distraía un montón. de repente no tenía conciencia de que las probabilidades de morir estaban muy altas para todos los presentes, y que por eso kitty se había burlado de los participantes con esa sonrisa que adivinaba era muy característica suya. por un momento agachó la cabeza con cierta vergüenza, porque no sentía siquiera la necesidad de defender las duras palabras y la forma en que se referían a él. le lanzaban todo aquello y lo disfrutaba, disfrutaba el ser poseído como un tonto objeto de la suerte que acarrean de un lado a otro sin motivo alguno aparte de dar suerte. namjoon ahora miraba de cerca a jeon... ¿jeongguk? qué nombre más extraño. doscientos cuatro estaba cerca de ahorcarlo en cualquier momento.

   ─── así que tienes amiguitos aquí, ¿eh? ─── espetó el mayor de todos mientras apoyaba su mano en el hombro de jimin, quien comenzó a temblar de nuevo. el sabor de la nicotina se aplastaba entre su lengua y paladar, le picaba de esa forma que sólo el cigarrillo logra.─── suelta al muchacho, no te ha hecho nada malo.

   ─── él y yo tenemos un trato. no te debo explicaciones, basura anciana.

   ─── ¡sáquennos de aquí! ─── gritó de repente una mujer desde la turba de participantes, que avanzaba hacia uno de los de overol que entraba al lugar. tenía un cuadrado en la máscara y estaba en silencio en medio de la puerta más grande de metal, que ya se cerraba tras unos cuantos triángulos formados como si fueran a la batalla. la mujer tenía el cabello rubio desteñido, y sus brazos delgados se alzaban hacia el cuadrado al mismo tiempo que se arrodillaba frente a él, pidiendo clemencia. gritaba con fuerza, desesperada, representando la ansiedad de todos los presentes mientras comenzaba a hacer reverencias a modo de respeto, de miedo, queriendo hacer esa petición tan educadamente como lo fuera posible. jimin la reconoció como la tal sana que habían nombrado antes del juego, por su cabello particular y el nombre tan corto.

   pero ante su presencia tan recta y silenciosa, la mujer llamada sana se calló de inmediato y permaneció hecha una bolita a sus pies, esperando sus siguientes palabras. todos los demás también guardaban silencio y detuvieron sus peleas sinsentido de una buena vez, sacando un suspiro decepcionado y falso de la mujer morena al lado de jeongguk. jimin había olvidado su nombre ya, era pésimo para recordar ciertos nombres y rostros.

   ─── todos ustedes superaron el primer juego. felicidades. anunciaré los resultados del primer juego. ─── habló, cortando el silencio, el cuadrado. tenía la misma voz neutral que el hombre que los había guiado antes del cruento juego, y el ex universitario adivinó que se trataba de la misma persona.

   arriba de la gigante puerta de metal, el contador en el que jimin no había reparado comenzó a bajar su número, seiscientos, lentamente hasta quedar en el doscientos sesenta y uno. se detuvo con un sonido similar al de la lotería. la mano de tre... de jeongguk acarició peligrosamente su brazo mientras se movía hacia su cintura de nuevo. jimin quería gritarle cualquier improperio homofóbico, porque sentía que se lo merecía, pero no hallaba el valor para hacerlo entre tanta gente expectante a explicaciones. tragó saliva una vez más. nervioso.

   ─── de seiscientos jugadores, trescientos treinta y nueve fueron eliminados, y doscientos sesenta y uno completaron el primer juego.

   un murmullo general se extendió entre los participantes, y de inmediato el hombre de treinta y tantos años con la voz ronca avanzó hacia delante, a unos pasos de la tal sana que seguía en posición fetal y sollozaba de una manera desgarradora.

    ─── estamos arriesgando nuestras vidas para nada, no somos conejillos de indias para satisfacer la mente perturbada de algún enfermito. ─── jimin se encogió levemente, pero no dejó de observar con certeza hacia la escena. todo aquello le parecía surrealista.─── no ganamos nada más que promesas falsas a este punto, ¡exigimos explicaciones! ¡no voy a morir sin saber qué mierda vamos a ganar a cambio de nuestras vidas!

   ─── yo tampoco. ─── exclamó namjoon al lado de jimin, quien se encogió un poco más y ahora sí agachó la cabeza. la mujer morena puso sus ojos en blanco. podía adivinar que jeongguk estaba riéndose por debajo de su aliento, porque lo sintió en la parte trasera de su cuello alargado.─── están vendiéndonos humo a este paso. me niego a seguir participando.

   ─── yo estoy dispuesta a seguir jugando, ─── contraatacó la mujer morena, acallando los crecientes susurros de la gente con ahora una expresión más seria. jimin se atrevió a mirarla directamente.─── sólo si nos aclaran la cantidad de dinero que ganaremos.

   el silencio se hizo de nuevo, pero fue interrumpido por el sonido de un botón presionado. el cuadrado había alzado su brazo hacia arriba para apuntar al cerdo de vidrio transparente y lentamente cayeron los billetes, uno tras otro, fajas de billetes verdes y reales, sin parar. el cerdo se llenaba en una mezcla extraña de lentitud y rapidez, la misma que jimin había sentido hacía unas horas y lo estaba mareando nuevamente. no paraba de marearse, sentía que se le bajaba la presión aceleradamente y no le gustaba, porque luego quería fumar y ya no le quedaban cigarrillos y el encendedor de contrabando ya no estaba en su posesión. de repente se le ocurrió agradecer a namjoon por el cigarrillo, pero no era el momento. era el momento de ver cómo el cerdo de vidrio se llenaba incansablemente de dinero hasta de manera floja llegar a la mitad del mismo. se detuvo ahí, y jimin no halló palabras que pudieran salir de su boca al contrario del resto, quienes ya murmuraban y soltaban silbidos de sorpresa, creyéndose todo aquello de inmediato, atraídos como polillas a un foco de luz.

   ─── trescientos treinta y nueve jugadores fueron eliminados. cada participante se juega cien millones de wones. por lo tanto, el premio acumulado en la alcancía es de treinta y tres mil novecientos millones de wones.

   mierda.

muak

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