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Ellos podrían ser gigantes

https://youtu.be/GjOnQU1N_zQ

Opening: We're a Happy Family – The Ramones

—El que llegue al final tendrá que limpiar el cuarto de Ronald y Samara —le dije a 'sis, lanzándome contra el seguro de la puerta principal de casa-

—Espérame —dijo extendiendo su brazo —, Brob', please wait me —se quedó a medio camino, cayó al piso con las rodillas dobladas.

Como es mi deber ayudarla a levantarse, puse su brazo sobre mi hombro izquierdo y le di la mano. Los dos caminamos hasta la puerta que fue bloqueada por una figura de hermosa sonrisa y trenza hasta la espalda.

—Niños, es hora del almuerzo —anunció mami con una voz tan dulce como la miel.

El delantal que llevaba tenía restos de comida, en algunas partes se notaba más oscuro.

—Apura que quiero cambiarme esta falda, es demasiado incómoda —Sis se abrió paso.

—Oh, pequeñita. Pero si las niñas bonitas usan falda, se ven más lindas y femeninas así —mami nos escuchó. Creo que debimos buscar un mejor lugar.

— ¡Mamá! —dije, firme—. Deja a mi hermana, yo la voy a esperar.

—El pequeño caballerito defendiendo a la princesa. Claro que sí, que vaya.

Mientras ella se encargaba de sus asuntos, tomé asiento en la mesa que está pasando la mesa. Mamá me sirvió un cuenco de sopa con un aroma fuerte y hasta un poco pestilente. Tomé la cuchara metálica, estaba fría; la hundí en el caldo de color pálido, sabía a repollo.

Me detuve de comer cuando mamá se fue, no quería dejar a hermanita sola, es injusto que acabe primero.

Abrí la pileta del agua para servir un vaso a cada uno.

—Hermanito, regresé —tomó el asiento que estaba al lado del mío.

—Genial. La sopa se está enfriando, si quieres te ayudo a comerla —ofrecí mi valiosa ayuda.

—Yo puedo sola —se llevó una enorme cuchara a la boca. —El último en terminar la sopa, limpia la habitación —intentó darme la revancha por lo de hace rato. Es obvio que no me va a ganar; soy el as de la familia en comer sopa, o por lo menos en esta casa.

—Intenta superarme si puedes, sib'—le reté, llamándole por un diminutivo de hermana en inglés. Lo correcto sería sis' de sister pero que aburrido seguir las reglas.

Hice círculos en la sopa, levanté unos trozos de repollo que no vi antes. Comí sin perder de vista el plato de mi rival, su caldo estaba un poquitín por debajo del mío.

«No se vale, nadie me puede ganar comiendo sopa».

Ella estaba tan tranquila, como queriendo reírse de mí, ibamos tan bien hasta que mum regresó a la cocina, agarró nuestros cuencos y nos dio unos cucharones extra.

—Veo que están comiendo encantados, me hace tan feliz verlos así —Agarró los cuencos y aumentó la sopa. —Les he servido más, lamento que no tenga tantas verduras, a papá aún no le pagaron —sonó tristona. Bajé la cabeza, no me gusta cuando nos habla con esa voz.

—Mommy! —me puse de pie, se oyó un sonido metálico y el piso se manchó—. Que importa si es sopa o un filete de ternera con patatas a la francesa, nosotros comemos lo que tú nos des.

Quería hacerle sentir mejor, no es su culpa el no poder darnos lo que queremos, ni lo es de papá. En realidad, nunca supe de quién es. Tampoco es que me quede tiempo para pensar en culpables, en la primaria a veces me dan demasiada tarea.

—Tengo unos tan hijos maravillosos, gracias Dios. Coman tranquilos, iré por sus hermanos, deben de estar cansados de sembrar toda la mañana. No se preocupen por los platos, me encargaré de lavarlos.

Al irse, agarré la cuchara del suelo y con una servilleta de tela, lo limpié. Era nuestro deber terminar la comida, qué importaba que fuese más líquido que verduras o caldo en sí, entre los dos acordamos en dejar el reto.

—Bruder, qué haremos después del almuerzo —habló gracioso, estaba con la boca llena.

— ¡A seguir jugando! Es fin de semana, al diablo las tareas que ya las terminamos —vi hacia la puerta.

—Quería ver la televisión, pero sigue mal, papi no la llevó a arreglar —puso sus hombros hacia abajo.

—Y no lo hará por falta de tiempo. Vamos afuera, el sol está brillando —intenté darle ánimos.

Vio hacia la tv que estaba sobre el piso de la sala en la que se reciben invitados. Hace dos meses que dejó de prender, es tan vieja que me preguntó cómo es que sigue funcionando, se arruinó una noche que los ¿Seis? ¿Siete?

— Hermanita, ¿Cuántos somos en casa? —pregunté. Se lo dejo a ella, es mejor que yo en matemáticas.

— Somos seis. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis —me mostró sus dedos, tan delgados como un palito. —Ahora vamos a jugar que luego se oscurece y a ti te gusta correr muy rápido que me dejas atrás —infló de aire sus cachetes. No es mi culpa que sea veloz y ella una tortuga. —Ya sabes, el último en llegar arregla la habitación de Ronald y Samara.

Con esas palabras los dos partimos hacia el patio. Debido a la estación, hay un montón de plantas y polen, a mí no me gusta porque me provoca estornudos.

—Te reto a arrancar yerbas, gana el que tenga más.

— ¿Un reto tan rápido? —pregunté, ella no me dio tiempo a pensar en un juego. —Un reto es un reto —dije sin protestar, aceptándolo.

De un tirón saqué unas cuantas yerbas, las lancé para atrás y continué. Entonces, vi pasar una enorme fila de pequeños puntos negros, no me importó; hice fuerza sobre uno de mis objetivos, salió con raíces completas. Mi hermana apenas llevaba unas dos arrancadas.

Sin intentar subestimar su habilidad, seguí sacando yerbas. En una de esas, por accidente hice que la tierra cayera sobre el pantalón que tenía puesto. Uno de mis hermanos mayores, Ronald, llego con una cara de burro muerto, todo indicaba que quería darme unas chuzas verbales.

—¿Qué quieres? —pregunté, sin verle de frente.

—Quiero que te metas adentro en este mismo instante —No me equivoqué al escucharlo—. Mocoso malcriado, mírame a la cara.

—¿Puedes repetir lo que dijiste?

—Que entres a casa, tuviste suficiente diversión por hoy. Y lo mismo va para la mocosa.

—¡No te metas en nuestros juegos! —me levanté del suelo—. Tú no eres mi jefe y no eres tan grande. No te haré caso, atrápame si puedes, tonto —le saqué la lengua.

Por culpa del tontorrón de Ronald, dejé sola a hermanita al escapar de él. Me puse detrás de dos árboles de tronco grueso, viendo a Samara y mamá, las dos estaban con un paquete de semillas cada una, ¿no se supone que habían terminado de plantarlas esta mañana? Me puse de espalda contra un tronco, ellas parecían estar hablando sobre unos asuntos de mayores, de los que dicen que no debo meterme.

—Dicen que esa señora es especial, igual que otra de las nuevas esposas de la familia —dijo Samara. No entiendo, me pregunto a quién se está refiriendo.

—Vaya mujercita que se consiguió, debe de tener una cualidad especial que valga la pena —Mamá hizo un comentario. Creo que acabó de enterrar una semilla.

—Cómo lo sabes —Sam dejó de jugar con la tierra.

—En las reuniones familiares, los secretos siempre salen a flote. A tu padre y a mí nos encanta estar en cada reunión que podemos —sonó graciosa—. En la última se armó un escandaló por una pelea que llegó a golpes, tu prima Esmeralda intentó acabarla. Hubo heridos.

—Esmeralda es una fea con cara de salchicha, ella nunca me cayó bien. Es la primera vez que escucho que hace algo bueno. Es tan poco femenina y tiene cara de enojada todo el tiempo.

—Es probable que tenga sus razones para ser así, no la juzgues, al fin y al cabo, es tu prima y puede que algún día necesites de ella.

—Vamos a dejarla de lado, no es lo único que debería interesar —Sam quiso seguir la conversación. Odio admitirlo, pero, es interesante escucharlas. Ella tomó otra bolsa de semillas incógnitas, solo pude ver que había una planta en el empaque. —La hija del tío Yebi fue a España para dar dinero a un proyecto de recuperación del lince ibérico, él no se enojó ni un poquito. Lo sorprendente es que haya ido sola, sin ninguno de sus criados. Tengo la completa sensación de que la tía Anara tuvo que ver en ello.

—Esos tienen dinero de sobra, qué importa si lo desperdician. Lo que me sorprende es que tu prima haya ido sin nadie, apenas y puede contar hasta diez.

—No lo dudo —enterró un par de semillas en la tierra.

Verlas trabajar tan duro me hizo sentir un revoltijo en la panza y no de hambre, podría salir de mi escondite detrás del árbol. Por pequeño que sea, debería de estar ayudando.

—Ya sé, iré al gallinero a ver si encuentro un par de huevos para el desayuno —hablé bajito. Hermana mayor y mamá seguían en su conversación de adultos.

—Y qué dices sobre mis hermanos menores —al escuchar esa pregunta me asomé con la cabeza y afiné bien los oídos.

—Ellos podrían tener un futuro brillante —el sol le alumbró y puso su frente en alto.

—Estás igual que papá —presionó la pobre semilla contra la tierra—. Por favor, no cualquiera tiene una propiedad como la nuestra en Jeervalya —le reclamó.

—Es una casa que nos regaló tus abuelos. También al resto de tus tíos, unos la conservaron, los demás no contaron con una suerte parecida y algunos las vendieron para comprar una nueva, nosotros podemos hacer lo mismo.

—Mamá, no se trata de vender o no. Los abuelitos se esforzaron para que pudiéramos vivir cómodos, mi hermana mayor me hubiera dado la razón.

—Ellie —hizo un montón de tierra al recordar el nombre de la mayor de mis hermanas—. Tu hermano Ronald la extraña, era la única persona con la que el castor cascarrabias de la familia podía hablar sin enojarse.

«El apodo de castor cascarrabias suena genial, lo voy a tomar»

Dejé de asomarme, si descubren que las escuché, no creo que haya consecuencias buenas.

No sabía si ir por las gallinas o por hermanita, tenía miedo de que el tarado de Ronald se agarre con ella por culpa mía. Si iba a por él, tendría que oír sus gruñidos, si iba por los huevos, tampoco hubiera salido librado.

Vi hacia el suelo, la tierra estaba tan quieta como siempre. Miré al cielo que todavía estaba celeste con algunas nubes. Cielo en inglés forma parte de primeras letras de mi apellido paterno. Me observé las palmas de la mano y tomando una bocanada de aire, miré hacia atrás, listo y decidido para la acción.

—Como papá no regrese con los materiales que necesito, lo único que habrá para comer estos días será sopa de repollo o de coles —lo tuvo que decir fuerte y claro.

Para estar de vuelta con hermanita tenía que tomar el pequeño sendero del gusano, la colina de las hadas y por el último el patio de los enanos. Lo sé, me molan los cuentos.

En pleno acecho, mi estómago hizo unos ruidos molestos, en la cocina no hay mucho que pueda comer: un pan duro o unas galletas en el punto de vencimiento. Luego pensaré en eso, tengo que escapar.

Con la mirada en frente e inspirándome en los héroes de mis cuentos favoritos, di unos pasos hacia atrás y me lancé contra el viento para sentir su fuerza en la cara. Fue tan divertido hasta que tuve que medir mi velocidad para no caer en la tierra.

—Hermano —fui abrazado de pronto por unas manos que conozco muy bien, era lil' sis. —Te estuve buscando, me cansé de hacerlo y entré a casa y vi el cuarto de Ellie abierto.

—¿En serio? —me di la vuelta hacia ella. Hermana mayor Ellie es la mejor, la más linda, guay y buena que se pueda pedir en el mundo.

—Sí —sus pestañas estaban quietas, decía la verdad. Nos vimos a los ojos y entonces, me entraron las ganas de ir a ver nuestro pequeño e importante secreto. No es un sentimiento que pueda explicar, es que solo me dieron ganas.

—Sé lo que quieres hermanito —dijo con esa mueca de confianza—, vamos a verlo.

Vamos —respondí y por un segundo escuché que mi voz sonaba distinta. Quizá debí de dormir más noche.

Mientras lil'sis me tomó de la mano, fuimos por el camino de la serpiente que está paralelo al del gusano y dejamos atrás un rastro que solo los dos conocemos. Detrás de dos robustos árboles, escondido bajo la tierra, una pequeña caja que antes le perteneció a un Jack-in-the-box, ahí estaba nuestro secreto especial: un alfabeto que solo dos personas en el mundo entendemos.

Rompí el plástico que colocamos como cubierta usando las uñas y puse la caja boca abajo. Las ramitas, pedazos de juguetes viejos y las fotografías de nuestros familiares cayeron, noté varios de estos desgastados.

Hermanita tomó algunas de las ramitas y las puso hacia arriba, abajo y en diagonal; la palabra hola quedó formada. No es que tampoco fuera tan difícil. La h es una ramita hacia abajo puesta del lado derecho, la o son dos ramitas puestas hacia arriba, la l es una colocada de manera horizontal y la a es una ramita cortada. El resto de las letras y números es una cosa bastante especial de contar.

Quedan las fotografías de nuestra familia, en realidad no son fotos verdaderas, son representaciones de ellos como, por ejemplo, el recorte de un tipo panzón y con una cerveza en mano es nuestro padre. O la ninfa delgada y de cabello largo es mamá. Y así para el resto de los familiares.

Tomé el dibujo mal hecho de la ninfa y el de la niña espantapájaros que sale en una caricatura, el nombre de ella es Sam así que es fácil saber a quién representa. Agarré varias ramitas con cuidado y empecé a formar varias letras.

Todo iba tan bien hasta que un par se me rompieron al tratar de colocarlas en el piso para formar palabras. Con las que quedaron me las arreglé para colocar "Mamá, contar, asuntos, especiales, adultos"

Hermanita miró hacia el mensaje con los ojos bien abiertos y las pupilas apuntando a la derecha.

—Mamá habló sobre asuntos de adultos con Samara y le dijo tantas cosas como que tenemos un nuevo primo hijo del tío Cornelius, que la prima Esmeralda tiene cara de sapo y...—le conté todo lo que sabía de memoria.

—No puedo con tanta información, ¿es real? ¿es? —colocó la cabeza hacia abajo—. Es...

—Impresionante —acabé la frase por ella—. Solo podía contártelo a ti, no intentes entenderla, yo tampoco puedo.

—Nuestra familia está llena de secretos.

—Indeed —afirmé moviendo la cabeza hacia arriba.

Nuestra familia es bastante especial. Mamá nos contó que tenemos familiares en todas partes de Jeervalya, excepto la isla menor. Desde el extremo sur hasta el extremo norte. Esto tiene sus pros y sus contras. Diría que entre lo positivo es que si vamos de viaje hay más probabilidades de que si vamos de viaje tengamos un sitio donde pasar la noche, y entre lo negativo, bueno, que algunos de ellos no sean tan buenas personas o tengan cosas turbias a ocultas.

—Hermano, ¿en qué estás pensando?

— ¿Ah? ¿Qué sucede?

— Te noto demasiado serio.

— No, no, no. Yo no soy un adulto aburrido o un adolescente malhumorado como Ronald —Volví a mis pensamientos—. Hermanita, ¿recuerdas cuándo inició esto?

— Pues —se llevó un dedo hacia arriba de la nariz—, te lo diré si es que jugamos a las atrapadas.

— Así que, quieres retarme de vuelta. ¡Pues allá vamos!

Ella escapó en frente de mis narices, parecí una tortuga al perderla de vista. Bah, yo soy más rápido, en un momento le iba a dar alcance, pero primero tuve que colocar todo en orden, no quiero que alguien nos descubra.

Conociendo a lil'sis es probable que ella haya tomado la ruta al patio de los enanos. Voy directo a alcanzarla. Como no quise desestimar sus habilidades, primero revisé cerca del gallinero, viendo por detrás de un árbol de tronco rasgado y terminé encontrando a Sam afanada por recoger los huevos. Pasando como un rayo, evadí que me viera y regresé cerca de donde mi hermana mayor y mamá tuvieron la conversación. Tampoco la encontré ahí.

Tuve un mal presentimiento sobre su paradero, no era relacionado con ma o con pa, era algo terrible.

Aquella sensación empeoró cuando encontré al malvado de Ronald jalando de la oreja de hermanita. No es justo, ese desgraciado no puede hacerlo. Ahora mismo y en este preciso lugar le voy a dar una lección.

Las cejas se me doblaron sin que se les ordenara. Resistí las ganas de hacer un puño; las pisadas que di fueron quedaron notorias sobre la tierra.

— ¡Deja a hermanita en paz! ¡Castor cascarrabias! —Quise lanzarme contra él y en vez de asustarse siguió imparable.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Acusarme con mamá? —recuerda que el hermano mayor soy yo y los dos deberían hacerme caso.

— ¿A sí? ¡Pues toma esto! —le escupí directo a la cara y le di el pisotón más fuerte que me pude permitir.

Ronald se quejó de dolor, dejando libre a hermanita que le sacó la lengua. Se lo merece por malhumorado, se volvió así desde los trece años, a veces ni papá lo soporta, ni tampoco mamá o Samara; mucho menos lo tendríamos que hacer nosotros.

— ¡Tú no eres tan grande y no eres nuestro jefe!

—No lo eres y jamás lo serás.

Y es así como el dúo dinámico le ganó de vuelta al malvado castor cascarrabias. Otra victoria para nosotros.

https://youtu.be/AdzHBpxZWVM

Ending – The Trial: Pink Floyd

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