Capítulo 5 - Tratos y el hazmereír popular
ETHAN en multimedia — Lucas Mirambaud — Os dije que tenía al Ethan perfecto;)
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Capítulo cinco: Tratos y el hazmereír popular.
El martes vuelvo a casa agotada después de clases. En la cocina hay una olla cerrada y una nota cerca.
"Os he preparado un cocido.
Con cariño,
Marilyn."
Le quito la tapa y el olor es increíble. Después de la llamada de mi padre sé que ella debe de haberse quedado un poco preocupada y, cuando puede, tiene algún que otro gesto con Josh y conmigo. Ella fue quien nos crió, todavía suele comportarse como una tía o una abuela que echa un ojo a sus sobrinos o nietos.
Mi estómago ruge al oler el cocido que ha preparado, estos últimos días nada me entraba bien por culpa de los nervios, pero esto es como recibir algo familiar que mi cuerpo tolera. Me sirvo un plato y traigo el cuaderno y bolígrafo que había dejado sobre mi escritorio. Mientras como repaso el discurso para la próxima inauguración, esa que presentaríamos Josh y yo.
Después de que la imagen lujosa que nuestros padres le dieron surgiera efecto, han creado algo más, un giro en el papel. Ahora quieren llegar también al público jóven, quieren que nuestros hoteles renueven su imagen y, ¿qué mejor que exponernos a Josh y a mí para darle "juventud"? Hasta ahora siempre eran nuestros padres, daba igual si eran entrevistas, reportajes o ante cualquier medio. Ahora siguen sin querer la imagen de toda la familia, no, una de nuestras características no es la familia unida y feliz, para eso ya están los hoteles de los Lowell. Nuestros padres quieren que se nos vea como jóvenes independientes que disfrutan de un lujoso hotel. Por eso necesito terminar el corto discurso antes de que el hotel que llevan años construyendo en Nueva York abra sus puertas.
Reviso mis notas en lo que como, las frases cortas y el porqué de cada una. Anoto a cada lado la imagen que tiene nuestro público y, al otro lado, la que quiero que tengan. Me adapto a la estructura, usando el número tres como base para organizarlo. Tres ideas, tres argumentos, tres conclusiones a las que llegar.
Paso más de una hora con eso, mi plato se enfría antes de llegar a terminarlo y en mi cuaderno todavía no hay más que tachones y cortas frases. Es mi madre quien controla de esto, no yo, pero lo ha dejado sobre mis hombros para que "vaya aprendiendo" y ahora tengo que hacerlo perfecto si no quiero que ella me lo eche hacia atrás nada más se lo haga llegar.
Cuando no puedo más con eso lo hecho a un lado y vuelvo a mi habitación, recupero mi móvil para tener algo entre las manos en lo que sigo pensando. Tengo una lista con los lugares más visitados por parte de mi hermano, una lista de hospitales cercanos a los que he llamado por si un chico con su descripción ha aparecido allí, y los números de sus amigos apuntados. Debajo, un apunte de lo poco que Zac pudo contarme y el nulo resultado que me ha dado.
Zac se acercó a mí en un cambio de clase, no explicó mucho, simplemente me dijo que mi hermano solía tener deuda tras deuda con un chico llamado Colton y que ese chico solía "enseñarles" las consecuencias a quienes jugaban con su tiempo.
Me dio una dirección, una advertencia de no ir por mi cuenta y el lugar donde las peores cosas solían pasar: el sótano.
Así que hablé con el chico de mi curso al que hace dos semanas le conseguí una copia del examen de matemáticas antes de tenerlo y cobré el favor que me debía. Después sólo tuve que buscar a una tercera persona, mover ficha y dejar que todo siguiera su curso. Claro está, Ethan no tenía lugar en mi plan.
Reviso la lista, saco la guía telefónica y empiezo a buscar los moteles. Encuentro la primera dirección, apunto un par más en mi móvil, recojo mis cosas y salgo de casa. Con suerte alguien sabría decirme algo. Puede que para Josh sea un simple juego, una rabieta, pero después de tantos días no sé qué pensar. Puede odiarme todo lo que quiera, pero se lo dije una vez y mantengo mi palabra; nunca voy a dejarle tirado. Es mi hermano quiera o no. Y, si no doy yo con él en los próximos dos días, llamaré a la policía. No voy a permitir que esa rabieta le haga desaparecer.
Guardo la cartera de mala manera en lo que cierro la puerta de casa con mi plan en mente, al girar tropiezo con el escalón y estoy a nada de darme de bruces contra el suelo. Me recompongo.
—¿Debo sumarle "torpe" a tu lista de cualidades?
Levanto la mirada.
—¿Qué haces en mi casa, Ethan?
—Técnicamente, estoy en el porche.
—Técnicamente, sigue siendo mi casa. ¿Qué haces aquí?
Sus ojos mieles se clavan en la bolsa que llevo, luego en mi ropa. Trago saliva al notar también la diferencia de mi vestimenta habitual con los vaqueros rasgados y sudadera que llevo ahora mismo. Si voy a ir de motel en motel preguntando por Josh, lo mejor es mantener una imagen baja.
—He venido para que hagamos un trato —explica.
—Soy toda oídos.
—Deja en paz a Josh.
Dos cosas pasan por mi mente en este momento, la primera, las ganas de golpearle que ese comentario desata en mí. La segunda, la forma en la que esa frase se podría interpretar como que él ha vuelto.
—¿Sabes dónde está? —Mi corazón se acelera de pura emoción. Ethan niega. Mi felicidad cae—. Entonces te puedes ir olvidando.
Paso por su lado. No duda antes de impedirme ir más lejos al sostener mi brazo con fuerza.
—Él ya aparecerá, así que tú vas a dejar de buscarle. —Ahí encuentro el Ethan que últimamente ha estado tapando con distintas capas, ese cuyas palabras se exponen como la más dura de las advertencias. Ese que da a conocer nada más otra persona se cruza por su camino.
—Está bien, dejaré de buscarle.
—No te creo.
—Es divertido, ¿no te parece? —comento—. Las personas siempre queremos que nos digan lo que queremos escuchar y, cuando lo hacen, nunca nos fiamos.
—No estoy de humor, puedes dejarte de tonterías.
Su agarre se intensifica por un segundo y, como si él hubiera sido el primero en notarlo, me suelta. Aun así se mantiene demasiado cerca como para dejarlo ir, ocupando mi espacio, intimidante.
—¿Acaso si tu hermana o tu hermano desaparecieran no harías lo imposible por saber dónde está o si están bien? —Mi pregunta consigue que su confianza caiga por un segundo. ¿Cree que no les conozco? Los Lowell han sido durante años la conversación principal entre mis padres y familia. Puede que él sea el único de los hermanos a quien he conocido, pero sé de ellos.
—No sabes lo que estás haciendo, sólo conseguirás terminar mal.
—Sabes algo —adivino—. ¿Qué es lo que no me estás contando?
Tensa la mandíbula y sus facciones ya marcadas se endurecen.
—Si te cuento lo que sepa, si te ayudo, ¿harás el favor de quedarte tranquila y esperando como una persona normal? —pregunta.
—Sí.
—Sigues mintiendo, ¿no?
Sonrío como única respuesta. Mi idea es clara, nadie va a quitármela de la cabeza. Quedarme de brazos cruzados es dejar crecer la ansiedad, no puedo, no soy capaz de estarme quieta, no hasta saber que, esté donde esté o con quien esté, mi hermano está bien.
Ethan aparta la mirada y podría jurar que da la sensación de haberse cansado de mí con sólo dos frases. Después vuelve a girarse y, esta vez, no hay nada más que dureza y autoridad en sus palabras.
—Me contarás todo lo que vas a intentar, sin excepción y, si te digo que no, es definitivo. Si quieres mi ayuda, tienes que aceptar mis condiciones.
Si hay alguien que pueda ayudarme a moverme dentro del mundo de Josh, ese es Ethan y, si una persona puede tener una intención real de hacer algo, es un amigo de Josh. Su mejor amigo. Así que ignoro nuestro trato este último año, ese odio creciente que me llevó a considerarle un enemigo, a despacharle. Supongo que es verdad eso que se dice de que un objetivo en común puede unir a las personas.
Intento leerle, leer sus intenciones en busca de algo que me avise que él es una buena opción. No hay mejor aliado que un enemigo que siente que te debe algo. Espero, tratando de entenderle y, cuando por un segundo creo poder distinguir la culpa, lo sé. Eso es lo que necesitaba.
—De acuerdo.
Ethan me sostiene la mirada, dudoso porque sí, ya sería la tercera vez que le digo lo que quiere escuchar cuando mi intención es la contraria. Para ganarme su confianza, suelto mi idea de hoy. Lo hago como pequeña distracción porque sé que hay pocas cosas que va a poder sacarme de la cabeza si envuelven a mi hermano.
—Iba a pasarme por un par de moteles a preguntar si alguien con la descripción de Josh se hospedaba ahí. Ya he llamado a hospitales y nadie con su descripción ha sido ingresado en los últimos días. Mi amigo no le encontró dentro de la mansión y no está con vosotros, lo siguiente más lógico que me parece son los moteles, no lleva demasiado dinero consigo.
—No van a decirte quién se hospeda ahí, lo sabes, ¿no?
—Sí si lo pido de la forma adecuada. Ahora, si no te importa, tengo algo de prisa.
Ethan no se aparta, no hasta que maldice entre dientes y suelta ese pesado "Voy contigo." Le dejo venir, siguiéndome con su coche porque no pienso compartir transporte con él por segunda vez.
En mi coche llego a reírme. Odio conducir, no me gusta hacerlo, no lo llevo bien, pero las cosas están dando un giro inesperado desde que Josh cortó todo contacto. Río por no llorar.
(...)
En el tercer motel espero apoyada contra mi coche en lo que Ethan entra a preguntar. Al primer encargado le hice creer que había quedado aquí con alguien con la descripción de mi hermano, cuando me dijo que había una persona con esa descripción y me dio el número de la habitación pensando que le estaba haciendo un favor me costó contener la emoción.
Salí, se lo conté a Ethan y él se acercó a la habitación. No fue Josh quien le abrió la puerta así que volvimos con las manos vacías.
En el segundo no funcionó y terminó yendo Ethan después a donde la encargada con un soborno. Uno que le hizo darnos dos números de habitación, ninguno con Josh en ella. Ahora él ha ido directamente a la parte del soborno, suelta el dinero como si nada le importara, es decir, ¿quién le da quinientos dólares a alguien sin haber intentado antes con algo más bajo?
Pero, al contrario que yo, Ethan es demasiado impaciente como para empezar poco a poco.
En lo que espero, reviso mis mensajes. Sólo uno me llama la atención.
¿Desde cuándo Daniel me escribe?
"Necesito tu ayuda" Daniel, 18:11
Así que el chico popular necesitado de atención ahora está mendigando ayuda a sus menos allegados. Curiosa, respondo.
"¿Con qué?" 19:04
Responde rápido.
"Con lo que pasó el otro día" Daniel, 19:05
"Link" Daniel, 19:05
Abro el enlace para dar con una publicación en Instagram, una imagen suya tirada en el suelo y con edit poco favorecedor sobre su rostro. La descripción tampoco ayuda y, cuando me meto en el hashtag de "CryingDaniel", lo que encuentro es todavía peor. Son imágenes y algún vídeo corto de su pequeño desacuerdo con Ethan el otro día. Todos enfocándole a él, a Daniel, y marcando su humillación. Él se ha convertido en ese hazmerreír que tantas veces ha creado en otras personas. Sí, le tenían rabia desde hace tiempo y esto les ha dado la oportunidad perfecta a algunos de nuestros compañeros.
"¿Por qué tendría que hacer algo por ti? Que yo sepa no has hecho nada por alguien que no fuera tú mismo en los últimos ¿qué? ¿seis años?" 19:12
"Te lo pido por favor. Sé que he podido ser un cretino, pero he cambiado. Emma eres una persona inteligente que sabe que esto está mal, ¿qué te cuesta ayudarme?" Daniel, 19:12
"Sólo necesito que hables con Ethan, él te escucha, dile que se deje ganar." Daniel, 19:12
"Por favor." Daniel, 19:12.
"Te consideraba una buena persona, Emma" Daniel, 19:13
Releo su historia una y otra vez. No soy de meterme en ningún tema que envuelva a compañeros del instituto. Me gusta quedarme al margen, ver desde lejos los líos en los que se meten ellos solos. No entiendo qué hace Daniel, con quien sólo he hablado una o dos veces, tratando de que le dé la mano como si le debiera algo. No es mi problema. Además, está equivocado si cree que yo soy quien puede ayudarle con eso.
"Se han pasado —tecleo—, pero no puedo ayudarte. Ethan no me escucha ni va a hacerlo." 19:14
Con eso la puerta que tengo a pocos metros se abre y Ethan sale con las manos en los bolsillos de su abrigo.
"Le conoces, sólo que no quieres ayudarme." Daniel, 19:14.
"Eres egoísta" Daniel, 19:14.
"Normal que vayas siempre sola." Daniel, 19:15.
Daniel está escribiendo.
Le bloqueo.
Guardo el móvil y espero a que Ethan se acerque.
—¿Ha habido suerte? —pregunto.
—No.
Otra foto de nuestro Ethan antes de pasar al siguiente capítulo ♥
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