Años después

Con una sonrisa el castaño preparaba la comida, mirando de vez en vez el reloj en la pared, confirmando no estar retrasado en la preparación de los alimentos ante la pronta llegada de su esposo.

Unos pasitos traviesos se escucharon tras de él y supo sin siquiera voltear, que su pequeño niño esperaba paciente tras de él.

—¿Ya lavaste tus manos?

—Siii —canturreo el pequeñito, enseñando sus pequeñas manitas a su padre para que pudiera observarlas.

—¡Muy bien! Ahora ve a la mesa, en un momento te sirvo.

—Si, papi —dio una pequeña sonrisita a su padre y se fue hacia el comedor.

SeokJin escucho la puerta ser abierta y al pequeñito gritando de emoción al ver a su padre llegar. El castaño solo sonrió mientras apagaba la estufa, tomaba unos guantes para sostener la olla caliente y la llevo a la mesa.

—Hola, cariño —Yoongi se acercó al castaño, besando con dulzura sus labios mientras lo abrazaba por la cintura.

—Igh —dijo de manera exagerada el menor, cubriendo sus ojitos con sus manos, dejando espacios lo suficientemente grandes como para poder seguir viendo—. Papás, ¿Por qué siempre se dan besitos en la boca?

SeokJin y Yoongi se miraron entre sí, sonriéndose uno al otro.

—Porque papá y papi se quieren mucho —respondio SeokJin, acomodando los cabellos de su pequeño con cariño.

—Así es, hijo, los besitos en la boca solo se le dan a la persona que quieres muchos, mucho, mucho —el pelinegro extendió sus brazos, haciendo referencia a lo que decía.

—Ooh —el menor asintió, guardando aquella valiosa información en su cabecita.

—Bueno, basta de charlas, ¡A comer! —SeokJin tomó asiento, sirviendo una porción de comida a su pequeño hijo, mientras Yoongi los observaba con amor.

Habían pasado muchos años desde que SeokJin y Yoongi habían contraído matrimonio. Sus vidas marchaban a la perfección, llenas de sonrisas y un inmenso amor.

La familia Min había regalado a los tortolitos las escrituras de la casa donde vivían actualmente, ya que sabían que aquella casa les traía a ambos muy bonitos recuerdos, además de que frente a esta se encontraba su casita del árbol.

Los años siguieron pasando, y un día, la pareja recibió una noticia que cambiaría sus vidas. Estaban esperando un bebé.

Aquello había llenado de emoción a ambos, quienes planearon redecorar su antigua casita del árbol para su pequeño hijo, sin embargo, al se un embarazo de riesgo para SeokJin, Yoongi fue quien se encargó de arreglar todo, procurando que su esposo hiciera el menor esfuerzo posible, dándole tareas sencillas como hacer cortinas, y coras que no implicará demasiado esfuerzo.

Entonces sucedió, el día llegó, y SeokJin tuvo a su pequeño angelito, un adorable y hermoso bebé de cabellos oscuros, tez blanca como la de su padre Yoongi y facciones del castaño.

Los años siguieron corriendo y ambos observaron a su pequeñito crecer. Los primeros pasos y palabras del menor habían emocionado a todos. Aún recordaban como Jimin, Hoseok e incluso Taehyung lloriqueaban emocionados al ver al pequeño Soobin dar sus pequeños y primeros pasitos, NamJoon negaba haber llorado, pero Yoongi estaba seguro de haber visto a su mejor amigo limpiando las comisuras de sus ojos.

Actualmente, el pequeño Soobin tenía seis añitos y medio, siendo un pequeño remolino sin descanso,

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El pequeñito sonreía, emocionado con contarle a su amiguito sobre lo que sus papás le habían dicho.

Esperando paciente a que el castaño llegará, Soobin se dejó caer sobre los cojines que su padre había colocado para ellos en su casita, abriendo solo un poco el recipiente con galletas que Papi SeokJin le había dado para compartir con su amigo.

Estaba a punto de caer en tentación y sacar una galletita del recipiente, cuando la hermosa voz de su amigo se dejó escuchar.

El corazoncito del pequeño Soobin se aceleró, sonriendo a la espera de ver al pequeño castaño asomar su cabeza por entre la cortina que les servía como puerta.

—JunJun —grito el pequeño, casi corriendo para abrazar a su amigo.

—Binbin —saludó el otro envolviendo con sus bracitos al pelinegro.

—Ven aquí, Junjun, teno algo que contate —dijo eso en voz bajita, haciendo alusión a que aquello era un secreto.

El pequeño castañito asintió, dejándose guiar por el pelinegro hasta las cojines, donde ambos tomaron asiento.

—Junjun, ¿Tú sabes porque la gente se da besos?

El menor reflexionó un poco las palabras del pelinegro, asintiendo levemente, para después negar, sus papis aún no le contaban sobre aquello.

—No, no lo sé Binbin.

Soobin sonrió, acercándose al castaño, para después, susurrar lo que sus papis le habían contado.

—Mis papis me dijeron que los besitos, se le dan a las personas que uno quiere mucho —Yeonjun se mantuvo en silencio unos segundos, asintiendo mientras almacenaba aquella información en su pequeña mentecita.

—Binbin, ¿Puedo darte un besito, entonces? —preguntó inocente y nervioso, sintiendo sus mejillas calientes mientras su pelinegro amigo lo miraba con atención—. Dijite que los besitos solo de dan a las personas que uno quiere mucho, y yo te quiero mucho Binbin.

El pequeño pelinegro cubrió su carita avergonzado, sonriendo para después asentir.

—Yo también te quiero mucho, Junjun —dicho aquello, ambos chiquillos de acercaron temerosos al otro, posando sus pequeños labiecitos sobre los contrarios.

Solo fueron unos segundos de aquel toque inocente en sus labios y ambos se alejaron sonrojados por lo que sentían en sus equipos estomaguitos.

Entonces la voz de la madre de Yeonjun se dejó escuchar, haciendo que ambos pequeños se sobresaltaran.

Así que al ser llamados por sus padres, los pequeños bajaron con cuidado las escaleras, deteniéndose al pie de ellas para sonreírse una vez más y depositar un pequeño besito de despedida al otro.

Dese la puerta de su hogar, SeokJin y Yoongi observaban la escena con una sonrisa en sus labios, viendo a ambos pequeñitos darse un inocente besito en los labios, para después salir corriendo cada quien a su casa.

—¿Te recuerda algo? —preguntó SeokJin, girando su cuerpo para mirar a su esposo, quién se encontraba abrazándole por detrás un escalón por encima de él.

Yoongi solo sonrió.

—A nosotros —dijo al cabo de algunos segundos, agachándose después para recibir a su pequeño en brazos—. Ven aquí, campeón.

Cargo al pequeñito que entre risas se abrazaba a su cuello, depositando un besito en la mejilla de su padre y pidiendo se le acercara a SeokJin para también dejar un beso sobre sí mejilla.

—Los quiero mucho, papis —dijo con su inocente voz, abrazando a ambos por el cuello.

La familia Min Kim compartió un abrazo familiar, entre risas y pequeños besitos en la mejilla.

Así fue como aquella casita del árbol, volvió a ser testigo de cómo navia un nuevo e inocente amor, a base de unos "𝓙𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒏𝒊𝒏̃𝒐𝒔".

★..୭.. 𝑭 𝑰 𝑵 ..୭..★

Y así concluimos con 𝓙𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒏𝒊𝒏̃𝒐𝒔, en verdad les agradezco de todo corazón el que me hayan acompañado hasta acá 💕

Nunca me cansaré de decirlo, ustedes son mi motivación, gracias por todos sus comentarios a lo largo de la historia, por sus votos y las lecturas, en verdad gracias, sin ustedes, yo no sería nada.

Les amo bastante mis hermosuras, les mando muchos besitos cariñositos y un fuerte abrazo, pasen un maravilloso día del amor y la amistad y nos estamos leyendo en mis otras obras, Jappy Valentine's Day 💕💕💕

Ustedes—Yo
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✿Kim☆Palomita✿