Estaba nervioso, asustado y devastado. Desde que aquella invitación había llegado a su domicilio, la paz lo había abandonado por completo.

Con las manos en la cabeza, miró de nuevo hacia aquel sobre color crema y aquella hoja blanca con esas letras malditas.

"Estimado joven Min"... No podía... "le invitamos cordialmente a nuestro campamento de verano"... Definitivamente no debía... "por ser uno de nuestros asistentes continuos"...

Volvió a botar la hoja sobre la pequeña mesita de centro, después de haberla agarrado por lo menos unos segundos y releer aquellas palabras.

Las manos le picaban, si a él le había llegado aquella invitación, era demasiado probable que a él también.

—¡Demonios! —dijo fuerte y demasiado alto, completamente frustrado por el caos que se desarrollaba en su cabeza.

No podía ir, porque él probablemente estaría ahí. Pero tampoco quería no ir, porque a pesar de no ser un chico aficionado a las actividades del campamento, ni mucho menos a pasar tiempo al aire libre, aquel sitio en el bosque le traía mucha paz y tranquilidad, y realmente necesitaba un poco de eso últimamente.

Si tan solo él no estuviera ahí, todo sería perfecto. Porque así, no tendría que recordar aquel doloroso momento en que su (en aquel entonces) novio, le había dicho que sentía algo por otra persona. No tendría que verlo de nuevo, no tendría que ver aquellos ojos que lo había cautivado desde el primer momento, no tendría que volver a escuchar su voz.

Negó nuevamente ante el rumbo de sus pensamientos, porque si, así como recordaba aquellos dolorosos momentos, también llegaban a su mente todos los buenos, acompañados de besos, caricias y sensaciones que solo con él había sentido.

El timbre de su casa resonó por todo el lugar, haciéndolo salir de sus recuerdos y ponerse en pie para poder abrir la puerta a quien sea que fuera.

—¡Yoonnie! —el aire fue expulsado de sus pulmones al momento en que su mejor amigo se dejó caer sobre su cuerpo y lo envolvió en un amoroso abrazo de oso—. Traje cervezas y pollo frito —mostró ambas manos que habían estado enredadas en su cuello y sonrió como solo el gran SeokJin podía hacer.

Yoongi imitó la sonrisa en el rostro de su amigo, porque si había alguien que podía hacerle olvidar cualquier cosa, ese era SeokJin, su mejor amigo, su compañero eterno.

SeokJin no espero ninguna invitación, simplemente camino como si el fuera el dueño del lugar y dejo las cosas sobre la mesita de centro.

—¡Yoongi-chi! —grito el castaño—. Has dejado una carta en la mesa.

Yoongi camino lo más tranquilo posible, intentando no demostrar a SeokJin su rigidez y lo tenso de su andar, pero para poca suerte del pelinegro, SeokJin lo conocía bastante bien, dándose cuenta al instante de que algo incomodaba a su amigo.

—¿Qué me estás ocultando, Min Yoongi?

Yoongi cerro sus ojos con fuerza, sabiendo perfectamente que su nombre pronunciado de aquella manera, significaba problemas si se mantenía en silencio.

—Me ha llegado una carta para el campamento de verano, solo es eso.

—Ooh, deberías asistir, ir allá te relaja bastante ya que estos últimos meses has estado algo tenso —reflexionó el castaño, ignorando el hecho de que la antigua pareja de Yoongi había salido de aquel lugar—. Bueno, consúltalo con la almohada, ahora vamos a comer que esto se enfría.

SeokJin tomó asiento. Yoongi tomó asiento. Y ambos comenzaron a comer y beber.

A penas iban por su tercera cerveza cada quien, ambos sonriendo ante los recuerdos de sus días escolares, donde Yoongi se encargaba de espantar a los pretendientes de un indefenso y adorable SeokJin.

—Y, ¿Recuerdas cuando jugábamos en la casita del árbol? —preguntó por último SeokJin, dando un sorbo a su botella—. Aún recuerdo la cara de mi primer mejor amigo en primaria cuando le dije sobre nuestro juego —soltó una risa—. Su cara fue de total asombro y me preguntó si tú eras mi novio.

—No me habías contado eso —dijo Yoongi, girándose para mirar a SeokJin, quién ya se veía un poco tocado por el alcohol.

—Hay muchas cosas que no te he contado, Yoongi-chi —se encogió de hombros—. El punto es que Kyo, pensó que eras mi novio hasta que terminamos la primaria.

—Así que por eso me miraba extraño.

—Por eso y porque vio en varias ocasiones cuando espantabas a mis pretendientes —volvió a reírse—. Nunca me creyó que aquello solo era un juego, nuestro juego en la casita del árbol, nada más. —Soltó un suspiro.

Yoongi asintió, recordando aquellas veces en que él y SeokJin jugueteaban en aquella casita del árbol, tomándose de las manos, abrazándose uno al otro y dándose pequeños e inocentes besos en la boca.

Aquello había servido para darle paso a la enorme confianza que tenían el uno con el otro. Haciendo que la gente los confundiera con una verdadera pareja, cuando realmente solo eran mejores amigos.

Un pequeño foquito prendió en la mente de Yoongi «la gente los creía pareja».

Se giró lentamente a mirar a SeokJin, quien sostenía una pieza de pollo entre sus dedos y la examinaba para al fin llevársela a la boca.

Era una locura, él lo sabía, pero deseaba ir a ese campamento, tanto para lograr un poco de paz, como para verlo, porque si, él realmente lo extrañaba.

—Jin —dijo con voz extremadamente seria, viendo a su amigo girar en su dirección para poder verlo mejor—. ¿Crees que podríamos volver a jugar?

La mirada confundida de SeokJin y el puchero medio ebrio en sus labios le hizo saber a Yoongi que aquello tal vez no funcionaría muy bien.

—¿Sigues guardando los juegos de mesa donde siempre? —preguntó en cambio el castaño, haciendo el intento de ponerse de pie para ser detenido por Yoongi.

—No, Jin —mordió su labio ante lo que estaba por decir—. ¿Te gustaría volver a jugar conmigo a "la casita"?

SeokJin se sorprendió, se confundió y después entendió lo que Yoongi había querido decir.

—¿Por qué?

—Es una larga historia, que te voy a contar mañana cuando estés un poco más consciente. Por ahora solo te diré que necesito ir a ese campamento, pero no puedo ir soltero.

SeokJin medito un poco aquello. Pensando en que, de igual manera, él y Yoongi ya parecían una pareja, así que ponerse el mote no traería graves consecuencias.

Además, era para ayudar a su mejor amigo, si jugaban una vez más a aquellos juegos de niños, no podría pasar nada grave ¿Cierto?

Convencido de que las cosas no pasarían a mayores y que simplemente tendrían que comportarse como normalmente hacían, SeokJin asintió.

—De acuerdo, Yoongi-chi, juguemos.

Yoongi suspiro aliviado y atrajo al castaño hasta si, para recostarlo sobre su pecho y darle un fuerte abrazo en agradecimiento.

SeokJin inhaló el perfume de su mejor amigo y se abrazó a la cintura de este, disfrutando del contacto y cerrando sus ojitos ya cansados.

୭★୭

Y aquí está el primer capítulo, editado y mejorado (uy si 😂)

Espero les haya gustado y gracias por todo el amorcito qué le han estado dando a la historia, en verdad me emocioné al ver todos sus votitos y comentarios 🥺♥️

Las amito mucho y les mando muchos besitos cariñositos 😘😘♥️

✿Kim☆Palomita✿