9
Cuando abrió los ojos, su cabeza daba vueltas, su vista estaba nublada y todo su cuerpo dolía. Consiguió enfocar sus sentidos y lo primero que notó fue que estaba en una cama, no en una camilla de metal.
Aguantó la respiración mientras pensaba en que no sabía dónde estaba, ni con quién, ni qué había pasado. Sentía su cuerpo más pesado, pero no tanto como cuando era adulto, eso indicaba que aún no tenía su edad normal. No tenía su edad, no sabía dónde estaba, no sabía si había alguien cerca y, ahora notaba, que no era que su vista estuviera nublada, sino que había algo blanco sobre sus ojos.
Emitió un quejido y, al instante, sintió una mano encima de su brazo y el dolor que sentía desapareció.
— Aquí estoy –Le dijo una voz tranquilizadora, Liam, era él quien le estaba sujetando.
Aquella cosa blanca fue quitada de sus ojos y pudo ver que estaba en la habitación de Liam, la luz estaba apagada y lo único que iluminaba el lugar era una tenue luz que entraba por la ventana. Pero el cielo estaba tan nublado que el cuarto se veía gris.
Enfocó su vista en la mano que se encontraba sobre su brazo, luego comenzó a subir hasta llegar a la cara de Liam, detrás de él pudo ver a su padrastro.
— ¿Qué me pasó? –Preguntó, su voz sonando ronca.
— Tú-
— Liam te lo explicará luego –Le interrumpió el señor Geyer.— Ahora tienes que estar tranquilo. Liam, tu madre y yo queremos hablar contigo abajo cuando puedas.
El rubio volteó la cabeza para ver a su padrastro y asintió, el hombre se fue luego de eso, cerrando la puerta y dejándolos solos. La mano de Liam seguía encima de su brazo, incluso había comenzado a mover un poco el pulgar, acariciándole.
De repente, la mano se alejó, y Liam estaba a punto de hacer lo mismo.
— Te traeré un vaso de agua –Le dijo. Peter consiguió reunir la fuerza necesaria para aferrarse a la muñeca del beta, impidiendo que se alejara.
— No –Fue lo único que dijo. No fue un No te vayas o un Te necesito aquí ni siquiera un No quiero estar solo. Fue solo una palabra, un no, un simple monosílabo que quedaba a la interpretación del receptor.
Liam se volvió a sentar a su lado, agarrando la mano aferrada a su muñeca y estrechándola un poco. El rubio le dedicó una sonrisa ladeada.
— La que se nos viene –Murmuró, haciéndole sonreír.
Teniendo su mano atrapada entre las de Liam, Peter miró al techo relajándose nuevamente y quedándose dormido luego de unos diez minutos.
~
«La que se me viene encima»Pensó Liam cuando, quince minutos después de que Peter se había dormido, soltó su mano y se levantó para salir de la habitación. Sabía que sus padres estaban abajo, no necesitaba usar sus sentidos de lobo para saberlo. Bajó las escaleras y fue hacia la cocina, encontrándoselos sentados uno junto al otro frente a la mesa, una única silla frente a ellos, era como si hubieran preparado una sala de interrogatorios.
Manteniendo la frente en alto, Liam se sentó frente a ellos. Vio a su madre cruzarse de brazos y a su padrastro inclinarse hacia adelante con sus antebrazos en la mesa. Sus puños se encontraban cerrados, pero no apretados, lo cual era un alivio, significaba que no estaba molesto o, al menos, no lo suficiente como para ponerse a apretar los puños.
Pasó un minuto entero sin que le dijeran nada, por lo que decidió hablar él.
— Tengo una buena explicación para eso –Fue lo que dijo. Su madre se inclinó hacia adelante, viéndose intrigada.
— Pues empieza a hablar.
Liam les contó todo, desde antes de que Peter acabara en Eichen House y cómo es que sabía que se había convertido en un niño, de esa forma había admitido que el niño que llevaban más de una semana hospedando no era el simple lobo huérfano que les había dicho que era, sino un hombre que tenía una buena cantidad de muertes en su haber atrapado en el cuerpo de su niñez. Sus padres le escucharon sin interrumpirle en ningún momento, cuando terminó de hablar, tomó una buena bocanada de aire. En parte sentía como su se hubiera quitado un enorme peso de encima, pero sabía que ahora debería escucharlos a ellos.
— Ya sabíamos que Peter no era un niño –Le dijo su padrastro, los ojos de Liam se abrieron como platos una vez que proceso aquella declaración.
— Mason me lo dijo por accidente la vez que vino con Corey –Agregó su madre, sonriendo de lado.— Yo, obviamente, se lo conté a tu padre.
Liam miró a ambos, no podía creerlo.
— ¿Por qué no me dijeron nada? –Casi sonaba ofendido.
— Eso deberíamos preguntarte nosotros –Retrucó su madre, Liam se encogió un poco porque eso era un obvio regaño.— Las cosas hubieran sido diferentes si lo hubiéramos sabido desde un principio ¿No te has enterado? En Eichen House buscan al prófugo Peter Hale, fueron al hospital mostrando fotos suyas para que si lo veían lo notificaran. Steven llevó a Peter varias veces ¿Y si alguien lo reconocía?
— No creo que eso hubiera sido posible –Dijo su padrastro.— Aún así, debiste habernos dicho.
— Le prometí a Peter que no le diría a nadie –Recordó, ahora si había sido su culpa romper esa promesa. Miró a sus padres con algo de miedo.— ¿Van a entregarlo?
— ¡Por supuesto que no! –Exclamó su madre, ahora sí sonaba ofendida.— Nunca mandaría a nadie, ni a mi peor enemigo, a ese lugar. No sabes los rumores que se cuentan de allí.
Si que lo sabía. Liam ya había estado allí una vez, cuando los doctores le secuestraron a él y a Hayden. Sabía que los rumores hablaban de experimentos que se hacían en los pacientes. Parte de eso era verdad, aunque no en todos los pacientes, solo en los casos especiales. Eso le llevaba a preguntarse ¿Peter había sido parte de esos experimentos?
— ¿Peter va a poder seguir quedándose? –Ambos asintieron.— Entonces ¿Para qué querían hablar conmigo?
— Para aclarar que ya estábamos al tanto de que Peter debería ser un adulto –Dijo su padrastro.
— Y para aclarar que no me agrada que nos ocultes cosas –Agregó su madre, ella sí sonaba algo molesta.— Pero que esta vez lo perdono porque es un tema muy delicado. Ahora llévale algo de beber, le prepararé algo ligero, para que recupere energías.
Liam se puso de pie al mismo tiempo que ellos y se acercó para abrazarles.
— Los amo –Les dijo antes de separarse, recibiendo unas palmadas de su padrastro en el hombro.
— Dale un calmante para el dolor –Le encargó su padrastro, él debía irse a cubrir el turno de la noche en el hospital.— Solo uno, no creo que pese lo suficiente para soportar más de eso, no vaya a ser que lo dejes en coma.
— Si señor –Liam sirvió jugo de naranja en un vaso y fue escaleras arriba. Antes de ir al cuarto fue al baño, cogió el calmante del botiquín y finalmente fue con Peter.
Despertó al aún menor moviéndole un poco, apenas, para no despertarte bruscamente. Cuando abrió los ojos y comenzó a reaccionar, le ayudó a sentarse y acomodó la almohada para que su espalda quedara apoyada en ella y no en la cabecera de la cama. Volvió a acercar la silla de su escritorio a la cama para estar cerca pero no en el suelo.
— Te traje esto –Dijo, tendiéndole el vaso con jugo y el calmante.— Mi papá dice que te ayudará.
El Hale se tomó el calmante y se bebió el jugo. Liam cogió el vaso y lo dejó en su mesa de noche, luego y sin aviso apoyó su mano en la frente del aún menor.
— ¿Qué haces? –Preguntó Peter, sorprendido.
— Cuando te traje tenías fiebre –Le contó, su voz tenía un matiz de preocupación.— Ahora te vi algo pálido y con las mejillas rojas, pero no, estás normal.
— Ah, okey... –Peter habló en voz baja y asintió.— Ya puedes quitar la mano.
— Lo siento –Liam se apresuró a hacer lo dicho.— Mi mamá te está preparando la cena, va a ser algo ligero.
— ¿Tú no vas a comer?
— Con el susto que me diste, ya no tengo apetito –Liam rió a te lo que él mismo dijo.
— ¡Liam, teléfono para tí! –Gritó su madre desde la planta baja.
— Ya vuelvo –Aseguró, sonriendo de medio lado antes de marcharse.
~
Peter se quedó sentado en la cama, observando su ahora más crecido cuerpo. Se llevó una mano a la cabeza, su pelo estaba más largo, de tal forma que tenía un flequillo, las facciones de su rostro más marcadas.
Se quitó las mantas de encima puesto que tenía calor, notó que no tenía puesta la ropa con la que habían ido a ver a Deaton. Aunque era obvio que no se la iban a dejar puesta, recordaba ver como su camiseta se rompía cuando su cuerpo creció mientras vomitaba en la veterinaria. Ahora se preguntaba quién le había vestido ¿Había sido Liam? Estaba seguro de que la ropa no era de Liam, no olía a él.
Dejó de pensar en eso y se levantó la camiseta, estaba más grande pero su abdomen era plano, sin músculos marcados. No recordaba estar así de plano desde los 13 o 14 años, lo cual le daba una buena idea de qué edad estaba rondando ahora.
Alzó la vista al escuchar que la puerta se abría, la madre de Liam entró con una bandeja, llevaba en ella una presa de pollo con pure de papas y otro vaso de jugo. Podía olerlo sin siquiera tenerlo cerca aún.
— La cena esta servida –Le dijo la mujer con una sonrisa mientras dejaba la bandeja sobre sus piernas. El estómago del Hale gruñó al ver la comida.— Buen provecho.
— Gracias –Le dijo, sonriéndole. La mujer se agachó un poco y le dio un beso en la frente, un gesto que dejó helado a Peter. Luego se marchó.
— No te hagas ilusiones –Le dijo alguien desde la puerta, volteó a ver a Liam.— Cuando alguien está enfermo, siempre los besa en la frente, por eso mi papá nunca la deja ir al hospital, no importa quien sea, ella tiene que ir y darle un beso en la frente.
Peter rió mientras comenzaba a cortar el pollo.
— ¿Por qué hace eso? –Preguntó, curioso.
— Ni idea –Respondió con simpleza Liam.— Aunque creo que es porque un beso en la frente siempre alegra a la gente, mírate a tí, te has puesto rojo y todo.
— Te odio, Dunbar –Murmuró sonriendo mientras luchaba con la comida. Sus manos temblaban y no podía cortar bien.— Maldito cuerpo de prepuber.
— A ver, te ayudo.
Antes de que pudiera negar, Liam ya le había quitado los cubiertos y estaba sentado en la silla del escritorio que permanecía junto a la cama, contándole el pollo. En lo que tardó, Peter comenzó a sentirse algo cansado, su cuerpo aún más liviano.
«El calmante»Pensó. Observó a Liam pinchar un trozo y apuntar el tenedor hacia él.
— Anda, come –Le dijo el rubio, el alejo la boca.
— No me vas a dar de comer –Se quejó, Liam rodó los ojos.
— Apenas puedes mantenerte sentado –Le reclamó.— Ahora come, o te lo meto por la nariz.
— Eres asqueroso –Le dijo haciendo una mueca.
— Este asqueroso va a impedir que te mueras de hambre –Liam tenía una sonrisa chula.— Ahora di Ah.
— A... la mierda contigo –Dijo Peter.— Ahora dame el tenedor o te voy a-
El rubio le calló metiendo el trozo de pollo en su boca mientras reía. Peter le miró mal mientras comenzaba a masticar, pero su mirada se relajó al saborear la comida.
— Es rico –Dijo, terminando de tragar.— Tu mamá cocina bien.
— Si, es una Master Chef –Liam pinchó otro trozo.— Ahora coopera.
Esta vez, Peter si abrió la boca para que Liam le diera de comer ¿Qué era perder un poco más del respeto del rubio de todas formas? Ya se había resignado.
NOTA DE LA AUTORA:
Amé escribir este capítulo. Igual que los dos anteriores, los disfruté mucho, me reí de mis propias idioteces. Espero que ustedes también.
Así se ve Peter ahora:
Los estoy viendo, no, las manos lejos de los genitales, chicos.
Gracias a sinsajoivan y a Nickita2506 por ayudarme a encontrar al Peter prepuberto.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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