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5

El sonido del despertador hizo que se llevara las manos a la cara, aquél aparato del mal no podía ser más molesto. Liam suspiró pesadamente mientras estiraba una mano hacia su móvil para apagar la alarma, cuando esta dejó de sonar suspiró aliviado. Se estiró en la cama cuan largo era mientras bostezaba para luego sentarse en la cama, por un momento se olvidó de Peter, el cual dormía en una bolsa de dormir, y casi le pisa la cabeza, por suerte su pie cayó apenas unos centímetros más a la izquierda de donde se encontraba el rostro del menor y de esa forma evitó lo que seguro provocaría una futura venganza por parte del ahora menor.

Esquivando al aún durmiente niño, Liam caminó hacia la puerta de la habitación y abrió. No escuchaba ronquidos, ni latidos, lo que indicaba que estaba solo ¿Cómo iba a ir a la escuela si tenía a Peter durmiendo allí?

Se fijó la hora, eran las 6:45 AM, tenía quince minutos antes de que llegara el autobús. Fue al baño y se puso presentable, era el primer día del nuevo año escolar, quería verse bien. Volvió al cuarto para ver que Peter seguía durmiendo. Se agachó a su lado y le movió un poco para despertarle, el ahora menor abrió los ojos y Liam vio la mirada de desconcierto más adorable que jamás había presenciado, le movió un poco más para despertarle del todo y aquella mirada desapareció y se convirtió en un ceño fruncido.

— Déjame en paz –Le gruñó el ahora menor, tapándose hasta la frente.

— Tengo que ir a la escuela y mis papás no están –Le dijo, destapándole.— Vas a tener que venir conmigo.

Vio el pequeño cuerpo temblar cuando las mantas fueron quitadas de encima. Peter le miró con odio y él se sintió culpable, ese día hacia más frío de lo normal.

— Anda, vístete que si te apuras llegaremos a comer algo.

Peter se levantó rápido y fue hacia donde estaba la ropa para poder vestirse, tenía hambre.

~

El Hale se sentía traicionado, se había vestido rápido y había bajado corriendo, casi cayendo por la escalera, con la esperanza de llegar a comer algo. Pero no, al idiota del autobús escolar se le ocurrió llegar antes y comenzar a tocar el claxon insistentemente. Por lo que tuvieron que salir. Estaba subiendo al bus cuando aquél hombre les detuvo.

— Espera Dunbar –Dijo, frenando la subida de Peter.— ¿Y el niño qué?

— Es mi primo –Dijo Liam, empujándole un poco para que subiera y así poder subir él.— Va a acompañarme hoy.

Una vez que estuvieron arriba del bus, el conductor cerró la puerta y arrancó. Peter tuvo que sujetarse de la pierna de una chica para no caer por el repentino movimiento del vehículo. Notaba varias miradas clavadas en él, varios murmullos. Fue hacia un par de asientos que estaban vacíos y se sentó en el que estaba del lado de la ventana, Liam se sentó a su lado.

Estando encima del bus hacía aún más frío. Llevó sus rodillas hasta su cuerpo y se hizo un ovillo, queriendo mantener algo de calor. La ropa que llevaba puesta era de verano, por lo que era muy fina y no le estaba protegiendo del clima. Sintió el peso de una tela sobre sus hombros y se enredó en esta, suspirando con gusto al sentir el calor que le brindaba. Entonces se le dio por revisar qué era, una sudadera grande, la olió discretamente, era de Liam. Le habí dado su abrigo.

Le miró de reojo, pero el rubio no le estaba mirando a él, sino a las dos chicas que se encontraban en los asientos de adelante. Estas se habían dado vuelta y le miraban a él.

— Es el niño más lindo que he visto –Dijo una de ellas. Peter la miró y sonrió mientras metía las manos en las mangas de la sudadera.— Se parece mucho a tí, Liam.

— Si –Asintió la otra.— Tiene tus ojos.

El ahora menor miró a Liam. No tenían el mismo color de ojos, los suyos eran más oscuros, casi azules como el mar, los de Liam eran más azul cielo. Podía sonar raro, pero él era observador, se fijaba en esas pequeñas cosas.

Tuvo que soportar que aquellas chicas intentaran coquetear con Liam a través de él. Aunque el chico no les prestaba mucha atención, podía decirse que las estaba rechazando cortésmente. Él ya las hubiera mandado a la mierda.

El coqueteo acabó cuando fue la hora de bajar del autobús. Vio a todos los alumnos, incluido Liam, acomodarse las mochilas y prepararse para bajar. El beta de quedó junto al asiento, esperando a que él se levantara. Peter tuvo que acomodar las mangas de la sudadera hacia atrás para poder usar sus manos y sujetarse de los asientos mientras bajaban junto con la muchedumbre de alumnos. En cuanto estuvieron fuera del vehículo, comenzaron a dispersarse, dándole espacio para respirar.

El conductor también se bajó y se fue hacia la escuela. Él iba a seguir el mismo camino de los demás, pero la voz del rubio le hizo detenerse antes de siquiera dar el primer paso.

— Esperaremos aquí –Le dijo Liam, dejando su mochila en el suelo y apoyándose contra el autobús.

Pasaron dos minutos y el beta no le decía nada.

— ¿A quién esperamos? –Le preguntó, sentándose en la mochila del ahora mayor.

— A mis amigos.

Pasó otro minuto sin que ninguno de los dos hablara. Peter se distraía cogiendo piedras del suelo y arrojándolas lo más mejor que podía, dejó de hacerlo porque le deprima ver que no podía tirarlas con tanta fuerza como quería. Se sentía débil.

— ¡Hola!

De repente, a su lado y muy cerca de su cara, había un chico de cuclillas. Había aparecido de la nada. Peter no quería admitirlo, pero se asustó, de tal forma que se arrastró con sus brazos hacia atrás hasta chocar con la pierna de Liam.

— Hola Corey –El chico que hasta recién estaba a su altura se puso de pie ante el saludo de Liam.— No lo asustes, luego se pone a molestar.

Ante aquél comentario burlón, y aún sintiendo como si su ahora pequeño corazón quisiera salir volando, Peter le dio un puñete en la rodilla a Liam. El rubio apenas se movió y, en lugar de quejarse, rió.

— Lo lamento amigo, solo estaba jugando –Se disculpó el tal Corey.— Mason y Hayden ya vienen.

— ¡Liam! –Una voz chillona le hizo fruncido el ceño.

De repente, la pierna de Liam ya no estaba tocando su espalda y cayó de bruces al suelo por no tener nada que le mantuviera al borde de la mochila. Miró hacia un lado, queriendo gritarle a Liam por haber dejado que cayera aunque fueran apenas dos centímetros. Pero se quedó callado al ver como aquella chica se le lanzaba encima al beta y le besaba, si es que eso podía llamar a esa beso, fue más bien un cabezazo para luego comenzar a succionarle la boca. Pudo ver incluso como Liam se iba hacia atrás por la brusquedad con la que la chica se le había lanzado encima.

Pudo escuchar cuando el chico moreno que le había defendido de Lydia se acercaba, alzó la vista mientras se levantaba y sacudía la parte de atrás de la sudadera para ver como Mason le daba un beso al tal Corey. Eso era un beso, no lo que le estaba dando la mocosa a Liam, aquello bien podía ser considerado canibalismo.

— ¡Hey, se separan o les tiro agua fría! –Rió ante lo dicho por Mason.— No es que me guste la escuela, pero si no los separo el niño este se va a graduar antes de que se separen voluntariamente.

La chica parecía querer seguir besando al rubio, pero este la alejó y fue hacia donde estaban ellos, aún junto al autobús.

— Lo siento chicos –Se disculpó Liam con una sonrisa mientras se acercaba y les saludaba con un abrazo.— Entremos, que ya se hace tarde.

Ante el asentimiento de sus amigos, Liam cogió su mochila del suelo y esperó a que Peter se le adelantara un poco, yendo detrás de él.

Entraron a la escuela y en los pasillos se encontraban todos los alumnos que aún no entraban a clase, abarrotando el espacio. Sintió la mano de Liam en su hombro mientras avanzaba, el chico le iba guiando desde atrás. Sujetándole con algo de fuerza, como si no quisiera perderle de vista.

Le costaba caminar rápido, puesto que la sudadera de Dunbar le llegaba hasta un poco más abajo de las rodillas y eso hacía que no pudiera dar pasos largos. Pero consiguió apurar el paso lo suficiente como para salir de aquél montón de gente, no le gustaba estar en medio de semejante muchedumbre, le asfixiaba.

Llegaron a un salón en el que aún no había muchas otros alumnos. La chica, Hayden, entró con ellos pero Mason y Corey dijeron que se verían en el cambio de hora y se fueron cada uno por su lado.

Liam no dejó de sujetarle el hombro hasta que estuvieron frente a una de las mesas dobles. El rubio se sentó esta vez del lado de la ventana.

Al ver que la chica iba a ocupar el otro asiento, Peter se apresuró y trepó a la silla, sonriendo satisfecho por haber ganado el puesto. Hayden bufó, pero no dijo nada y se fue a sentar dos mesas más atrás. Liam estaba distraído sacando sus libros, así que Peter dudaba que hubiera notado aquello.

Cuando la profesora de, por lo que veo en los apuntes de Liam, historia entró al salón, su vista se clavó en Peter, mirándole sorprendida.

— Joven Dunbar –Liam alzó la vista de su mochila.— ¿Quién es el jovencito que tiene su ropa puesta?

El rubio le miró a él para luego volver a mirar a la profesora ¿Por qué le había mirado? ¿Acaso se olvidó que le había traído con él?

— Es mi primo, profesora –Respondió rápidamente el beta.— Vino porque se está quedando en mi casa y mis papás no estaban.

— Pues espero que se comporte –Peter se vio muy tentado a hacer un comentario sobre eso, pero se quedó callado.— Abran sus libros en el capítulo tres, hoy veremos la revolución francesa.

Hubo varios bufidos de cansancio y luego el sonido de libros siendo abiertos. Peter apoyó sus brazos en la mesa y recostó la cabeza en estos, quería volver a dormir. Y casi lo logra de no ser por el sonido de un móvil. Miró a su izquierda, todos miraban hacia allí, puesto que era a Liam a quien le sonaba el aparato.

~

Liam suspiró al tener las miradas de todos clavadas en él. Revisó la pantalla, Deaton le estaba llamando.

— Disculpe profesora, ya regreso –Dijo antes de salir del aula hacia el pasillo que ahora estaba vacío.

Respondió a la llamada con un saludo y le recordó al Druida que estaba en la escuela, este tenía una buena excusa para llamarle.

— Anoche no te pude responder cuando llamaste –Le dijo, Liam ya había olvidado que le había llamado luego de que Peter se durmiera.— ¿Qué necesitabas decirme?

El rubio se aseguró de que en el salón estuvieran hablando y de que no hubiera nadie por los pasillos.

— Ya sé lo que le pasó a Peter, su compañera de celda en Eichen se enfadó y le hechizó, lo maldijo o algo, no sé exactamente qué, pero eso fue lo que lo convirtió en niño –Le contó rápidamente.— Un guardia le debe haber sacado al ver que era un niño.

— Suena a algo que le pasaría a Peter ¿Cómo lo averiguaste?

«Él me lo dijo, tiene el cuerpo de un niño, pero su mente sigue bien, o todo lo bien que puede estar teniendo en cuenta que es Peter»Eso fue lo que pensó en decir, pero entonces recordó que le había hecho una promesa al ahora menor. No iba a romperla.

— Fui a Eichen y lo averigüé –Mintió, era la primera vez que le mentía a Deaton.— Escucha, luego te hablo, tengo que volver a clase.

Colgó la llamada y se guardó el móvil mientras volvía a entrar al aula. La profesora le miró con los ojos entrecerrados, lo cual hizo que acelerara el paso hasta volver a sentarse. Al pasar por atrás de Peter para llegar a su silla y ver que seguía con la cabeza entre los brazos, le tiró la capucha de su sudadera hacia adelante de golpe y el ahora niño se alertó, sacando la cabeza de entre sus manos para mirarle con enojo.

— Te odio –Murmuró para que solo él le escuchara para luego patearle la pierna en cuanto se sentó. Liam rió, lo cual enfureció más a Peter, quien volvió a hundir la cara en sus brazos. Quería golpear a Liam, pero ahora tenía sueño, lo dejaría para después.

NOTA DE LA AUTORA:

Este capítulo me ha quedado larguísimo. Es lo más largo que he escrito en mucho tiempo, dios, es como tres capítulos de Mating. Se me acaban de fundir cinco neuronas y mi inspiración se ha suicidado. Pero todo para que se queden a gusto.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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