Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3

— ¡No puedo creerlo! –La voz de la mujer hacía que sus tímpanos dolieran un poco. Pero Peter no iba a quejarse, no cuando tenía semejante par de pechos frente a su cara mientras la mujer jugaba con su pelo. Puedo escuchar un gruñido del beta, era de entenderse, le estaba mirando los pechos a su madre.

— Mamá, ya para –Pidió el rubio, pasándose una mano por el rostro.

— ¿Cómo me pides eso? Mira a este niño –Peter tuvo que dejar su vista cuando su cara fue volteada hacia Liam.— Es adorable, me lo comería a besos.

— Mamá –El tono del rubio salió suplicante.

— Tranquilo cariño, no te supera a tí –Peter miró a mujer, ofendido.— Tú eres el niño más hermoso para mí.

— Disculpe señora, pero yo no soy adorable, soy sensual –Dijo, acordándose tarde de que se suponía que tenía seis años.

Para suerte de ambos ahora menores, la mamá de Liam se lo tomó a broma y rompió a reír, echando la cabeza hacia atrás. Luego le palmeó la cabeza y se alejó un poco.

— Lo que tú digas, pequeño Peter –Su orgullo acababa de ser herido.

Vio como la madre del beta le miraba de arriba a abajo con un ojo crítico. Luego se acercó y comenzó a revisar los pliegues de su camiseta y pantalones, dándole de nuevo perfecta vista de su escote.

«Dios bendiga a quien inventó las camisas para mujer»Pensó el ahora menor mientras se mordía el labio.

De repente, sintió como unos brazos se enredaban en torno a su torso y le levantaban. Alejándole de aquellos perfectos pechos y dejándole colgando, paraleó un poco, pero no llegaba al suelo. La gravedad hizo que se fuera un poco hacia abajo pero ni así llegaba y, aún peor, quedó con su boca siendo tapada por el antebrazo de Liam.

— Esa ropa le queda grande –Puntualizó la madre del rubio. Sonriendo de repente, un nivel de emoción bastante grande reflejado en sus ojos.— ¡Hay que ir a comprarle ropa!

— Si, seguro que se verá adorable con la linda ropa para niños que venden ahora –Dijo Liam sonriendo. Aunque su sonrisa se volvió forzada y sus ojos se abrieron más al sentir los dientes del niño apretar la piel de su antebrazo.

Peter sonrió mientras mordía, puede que no tuviera colmillos, pero aún podía morder fuerte. Aunque no llegara a traspasar la piel.

— ¡Si, va a verse adorable! –Asintió su madre, hace tiempo que Liam no la veía tan emocionada.— Vamos ahora, llévalo al coche, yo voy por la tarjeta de crédito.

La sonrisa de Peter desapareció ante aquello, pero la de Liam se agrandó.

— Claro que si mamá –Peter aún no había soltado su mordida cuando Liam caminó fuera de la casa con él colgando.

Una vez que estuvieron fuera, la mano cuyo brazo no estaba mordiendo le soltó para ir a su cabello y tirar.

— Suelta –Le dijo, el negó.— Suelta o te dejo calvo.

— Vete a la mierda –Le dijo aún sin soltar, el rubio le tiró más fuerte.

— Que sueltes, mierda.

Peter liberó el agarre del brazo y al instante Liam soltó su pelo y le dejó en el suelo. Peter se comenzó a acomodar el pelo mientras veía al chico sobarse el brazo, sonrió al ver la marca de sus dientes en la piel, aunque le desagradó que esta desapareciera tan rápido. No era justo.

— Anda, al auto –Le dijo el rubio ¿Quién se creía para hablarle así? Parecía haberse olvidado que era mayor que él.— ¿O el bebé quiere que lo suba al cochecito?

El beta había puesto una voz aniñada al hablarle, como si le hablara a un bebé. En respuesta, Peter le enseñó el dedo de en medio y se dio la vuelta yendo hacia el coche, abriendo la puerta y subiéndose.

Vio como Liam rodeaba el auto y se subía al asiento del acompañante para luego voltear a verle.

— Ponte el cinturón, bebé –Le dijo con la misma voz boba. Peter volvió a mostrarle el dedo, Liam rió.

La madre del beta salió de la casa y se subió al coche, poniéndolo en marcha. Antes de sacar el carro de frente a la casa, se volteó a ver a Peter.

— Ponte el cinturón, cariño –Le dijo con un tono maternal.

Peter no supo por qué, pero obedeció, arrepintiéndose al instante. Moviéndose un poco, pudo ver la sonrisa en el rostro del rubio a través del espejo retrovisor. Si le quedaba algo de dignidad, acababa de perderla.

Ya estaba harto de que el muchacho se burlara de él, nadie se burlaba de Peter Hale sin consecuencias. En cuanto estuviera fuera del coche, iba a ser su turno de reírse.

~

Liam podía notar las miradas de las personas que pasaban cerca clavadas en él. En él y en el mocoso al que tenía sujetado por las piernas. Porque si, se había hartado de que Peter le molestara y ahora le tenía en el aire, de cabeza, sujeto por los pies, como si fuera un bebé recién nacido.

— ¡Bájame maldito mocoso, acaso no sabes quién soy! –Gritaba el ahora niño, intentando agarrarse a sus piernas, pero Liam le mantenía alejado.— ¡Que me bajes, ya vas a ver cuando sea grande, haré de tu vida un infierno!

Liam mantenía una sonrisa despreocupada porque no le escuchaba, tenía los audífonos puestos y la música a tope mientras esperaba a que su madre saliera de la tienda en la que se había metido. Su sonrisa se hacía más grande y más burlona al ver como el niño al que sujetaba se sacudía como pez fuera del agua. Cuando vio que su madre estaba encaminándose a la salida con varias bolsas, se quitó los audífonos, tomándose su tiempo, y bajó a Peter. Al cual se le movió un poco el piso porque estaba mareado.

— Te odio –Le dijo el ahora niño, Liam sonrió.

— Liam, no sabes la oferta que tenían –Dijo su madre al salir.— Por cada camisa de adulto que compraras, te regalaran una prenda de niño a elección, te he comprado tres camisas y a Peter le conseguí ropa preciosa.

— Genial, ya venía necesitando ropa nueva –Dijo Liam sonriente.— ¿Ya nos vamos?

— Aún no, necesita zapatos –Su madre le habló como si aquello fuera obvio.— La zapatería para niños está en el piso de arriba, vamos, la escalera está por este lado.

Caminaron rápido, Liam siguiéndole el paso a su madre y Peter haciendo esfuerzo para hacer lo mismo porque ahora sus piernas eran más cortas e iba más lento. Liam se detuvo y volteó a verle, el ahora niño se había quedado un poco atrás.

— ¿Todo bien? –Le preguntó. Peter le miró con el ceño fruncido.— Si quieres te llevo.

— Vete a la mierda –El Hale pasó a su lado y fue rápidamente junto a su madre, caminando a la par que ella. Liam les siguió, bajando la velocidad cuando notaba que Peter lo hacía.

Luego de comprar los zapatos, su mamá finalmente aceptó que ya era hora de irse. También ayudó que el ahora menor se viera realmente cansado después de tanto esto fingiendo que podía seguirles el paso.

Volvieron a la casa de los Dunbar y su madre fue a la cocina para hablar por teléfono, el cual estaba sonando cuando entraron.

Liam fue a la sala y se echó en el sofá, cubriéndose los ojos con un brazo porque le molestaba la luz pero no quería levantarse a apagarla. Un ligero golpe en las costillas hizo que mirara hacia el lado.

— Hazme un espacio –Le dijo Peter en forma de orden. El no se movió.— Mueve tu culo, me quiero sentar.

— ¿Con esa boquita comes? –Le preguntó, fingiendo sorpresa.— Deberías ser más amable conmigo, teniendo en cuenta que estoy dándote techo e impidiendo que te metan en Eichen.

El ahora niño bufó con cansancio.

— ¿Podrías, por favor, mover tu culo para que pueda sentarme? –Pidió, usando toda la amabilidad que su cuerpo podía producir.

— ¿Y que gano si lo hago? –La sonrisa chula de Liam hizo que Peter se pusiera rojo de rabia, era adorable.

— Ganas que no te rompa la cara –Le ofreció.— Sabes que, púdrete, ya no me quiero sentar.

Peter se dio media vuelta para irse a otra parte de la casa, no sabía a dónde, solo quería alejarse de Liam. Pero no lo consiguió porque cuando estaba por salir de la sala, el rubio fue detrás de él y le sujetó por debajo de los brazos, alzándole en el aire.

— No te comportes como un bebé, solo estaba jugando –Dijo a sus espaldas. Peter gruñó.

— Bájame, no soy un niño, tengo 32 años.

— Vaya vejete –Se burló el ahora mayor.— Si quieres que te trate como un adulto, compórtate como tal.

Le dejó en el suelo y el Hale se acomodó la ropa que le había arrugado al cogerle en brazos.

— ¡Liam, quiero que Peter se pruebe la ropa que le compré! –Gritó su madre desde la cocina.— ¡Llévalo a que se bañe!

Cuando Liam volvió a bajar la vista hacia Peter, este ya no estaba frente a él, pero le vio salir corriendo. Estaba escapando de él.

— ¡Hey! –Gritó antes de ir detrás de él.— ¡Ven acá Peter!

Liam perdió parte de su dignidad intentando atrapar a un adulto en el cuerpo de un niño que, al parecer, no quería bañarse.

NOTA DE LA AUTORA:

¡Corre Peter, corre! Corre que te meten a bañar. Pobre Liam, el nene le está haciendo la vida un infierno.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro