Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2

Peter no podía creer que todo aquello fuera real. Tenía que estar soñando, eso debía ser, una horrible pesadilla.

— Despierta Peter, despierta –Se dijo mientras se tiraba del pelo. Sintió dolor, pero no se despertó.— Ay.

Odiaba como sonaba su voz, odiaba como ahora era tan pequeño que no llegaba siquiera a la altura de los pomos de las puertas y tenía que estirar la mano para abrir, odiaba como se veía ahora en el espejo, como un mocoso de seís años, odiaba que no podía sacar ni garras ni colmillos y que toda su fuerza se hubiera ido. Era un cachorro indefenso.

Se encontraba en el cuarto de Scott, Melissa había accedido a darle ropa vieja de su hijo para que se pusiera algo que no se le cayera. Pero eso era un problema porque hasta la ropa más vieja, la que ya olía a viejo y a haber estado guardada por muchos años, le quedaba grande.

Salió de la habitación con su dignidad disminuyendo poco a poco y se dispuso a bajar las escaleras. Sintió vértigo porque aún no se acostumbraba a medir menos de metro y medio y ser diminuto en comparación a lo que era la escalera.

Con una mano sujetándose fuerte de la barandilla y la otra sujetando los pantalones que ahora tenía puestos, comenzó a bajar con sumo cuidado. Rezaba para que nadie saliera de la sala y le viera, pero para su mala suerte, el beta de Scott apareció frente a la escalera y le miró.

«Anda mocoso, ríete de mí»Pensó mientras le daban ganas de tirarse de cabeza y así acabar con aquél sufrimiento.

— ¿Necesitas ayuda? –Le preguntó el chico. Peter le miró incrédulo y vio como el chico moreno se ponía junto al rubio.

— Puedo solo –Dijo, y Dios, quiso golpearse por haber hablado. Su voz era lo que cualquiera llamaría adorable.

Cuando finalmente llegó al último escalón, sonrió con suficiencia.

— Oh... es adorable –Aquél comentario le hizo borrar la sonrisa. Alzó la vista hacia el chico moreno, dedicándole una mirada asesina.— Pero me da miedo, Liam, haz algo.

El chico moreno se puso detrás del beta de Scott, Liam, y este rodó los ojos.

— Mira su tamaño Mason –Dijo señálandole.— Podrías romperle la columna de una patada.

Peter no quiso hacerlo, pero soltó un pequeño chillido de miedo.

— ¡Tarado, lo asustas! –El chico moreno había salido de detrás de Liam para acercarse.— Tranquilo amigo, nadie va a hacerte nada.

— Por ahora.

Lydia venía desde la sala, con los brazos cruzados y mirándole de forma despectiva, de la misma forma en la que había soltado aquél comentario que bien podría ser tomado como una amenaza.

~

Liam se volteó a ver a la pelirroja y frunció un poco el ceño. Al ver que la chica miraba al ahora niño, se puso en frente para que lo mirara a él.

— ¿Tienes algo que decir, Lydia? –Le preguntó, relajando su ceño para alzar una ceja.

La Banshee le miró con molestia, como si le dijera Quítate de en medio. Confirmó que buscaba eso al ver como intentaba volver a mirar al Hale, él impidiéndoselo a base de moverse hacia donde ella lo hacía.

— Esto no es asunto tuyo, Liam –Le dijo la pelirroja. El mencionado miró a Scott y Stiles, los cuales acababan de aparecer, de soslayo.

— Dije que va a venir conmigo, por ende me haré cargo de él –Acotó Liam.— Y al ser yo mayor y estar a cargo los asuntos que tengas con él se vuelven asunto mío.

Liam vio por el repentino cambió en la expresión de la chica, que pasó de seria a enojada, que se le venía una buena bronca encima. Pero no se movió de donde estaba.

— Ya basta los dos –Scott se puso en medio de ellos.

— Pero-

— He dicho basta –Repitió, interrumpiendo a Lydia, luego le miró a él.— los dos.

Liam asintió con la cabeza, intentando evitar sonreír con triunfo. Había escuchado fuerte y claro a su alfa, pero se notaba por el lenguaje corporal, dándole la espalda a él y mirando a Lydia, que estaba de su lado, que le estaba defendiendo. Así como él lo estaba haciendo con el, ahora, pequeño Peter.

— Ya que acabaron con esa discusión, deberíamos dispersarnos –Dispuso Stiles.— Algunos todavía tenemos que empacar para mañana.

Los mayores parecieron recordar que al día siguiente, cuando los que aún estaban en el instituto comenzaban un nuevo año escolar, ellos deberían tener todo listo para irse a las respectivas universidades para las que habían aplicado. Lydia iría a Yale, Stiles había querido quedarse un poco más cerca e iría a la UCLA, mientras que Scott se iría a Nueva York, a una academia de policía cuyo nombre Liam no recordaba en el momento. Malia ya se había ido a la UCLA, universidad a la que había aplicado gracias al ojo vigilante que Stiles ponía, y seguiría poniendo, en los estudios de la coyote.

Se despidieron de Melissa y salieron de la casa en fila india. Liam se dio la vuelta para ver si Peter le seguía, y si, lo estaba haciendo. Menos mal, porque por un momento se había olvidado de él.

— ¿Quieren que los lleve? –Liam sonrió ante la oferta de Deaton, llevaba todas esas vacaciones trabajando para el hombre, ocupando el puesto que había dejado Scott, por lo que había formado algo similar a una amistad entre jefe y empleado.

Fue hacia la camioneta del Druida y se detuvo antes de subir, cuando Peter llegó a su lado, le abrió la puerta.

— ¿Te ayudo a subir? –Le ofreció. El ahora niño le miró frunciendo el ceño y comenzó a trepar para subir. Discretamente, Liam le empujó un poco para ayudarle sin que se notara que lo había hecho, aunque el Hale se dio cuenta porque una vez estuvo en el asiento le miró con los ojos entrecerrados. Liam se vio tentado a remarcarle que no daba miedo, pero se retractó, estaba seguro de que a pesar de ser pequeño, Peter podía defenderse.

Se subió a la camioneta y cerró la puerta, sintiendo al instante como, al tener al niño entre ellos, el espacio era mucho más reducido.

~

Peter se sentía aplastado entre los dos cuerpos mayores. No precisamente por culpa de Deaton, sino por Liam, el chico tenía una espalda ancha y ocupaba bastante espacio en el asiento, lo cual provocaba que tuviera muy poco espacio.

Por suerte, la casa de Liam no quedaba muy lejos de donde Scott vivía, así que solo tuvo que soportarlo por unos quince minutos antes de que llegaran a la otra casa. En cuanto llegaron y Liam se bajó, sintió un gran alivio. Se movió por el asiento para poder bajar y dio un salto para llegar al suelo, al hacerlo trastabilló un poco pero consiguió incorporarse, de todas formas, la mano de Liam estaba sujetando su brazo para darle más estabilidad.

— ¿Estás bien? –Le preguntó, viéndose realmente interesado en cómo se encontraba.

— Suéltame –Dijo, quitando el brazo del agarre del rubio con brusquedad. Liam le dejó ir.

Caminó hasta la puerta para luego voltearse y ver que Liam se había quedado apoyado en la camioneta, hablando con Deaton animadamente. Despidió al Druida y cuando este se marchó caminó hacia la puerta, sacando sus llaves y abriéndole.

Las casa era bonita, tenía una pinta rústica. Había una cocina con comedor incluido y una sala, una escalera llevaba al piso de arriba. Aunque Peter no tenía intenciones de subir otra escalera.

— Mi casa es tu casa –Dijo el rubio a sus espaldas mientras cerraba la puerta.— ¿Tienes hambre? Puedo prepararte algo.

Peter le iba a decir que no, pero su estómago le traicionó y soltó un audible gruñido. Últimamente su cuerpo le traicionaba seguido.

Terminó en la cocina, sentado frente a Liam y comiendo una hamburguesa que, no iba a admitir, estaba bastante sabrosa. El rubio le miraba con la cabeza apoyada en un brazo y él intentaba evitar el contacto visual.

— Cuéntame qué te pasó –Le dijo de repente el adolescente.— ¿Cómo saliste de Eichen House?

Peter alzó la vista, pero mantuvo la calma lo mejor que pudo. Ahora si estaba mirando al rubio a los ojos.

— No sé de qué me habla, señor –Dijo, queriendo continuar con su fingida inocencia.

— Oh, por favor, que me llames señor ya es el colmo –Se quejó el beta rodando los ojos.— Pudiste engañar a los demás, pero no a mí, tú te acuerdas de todo. Te hiciste más joven, no perdiste la memoria, y vas a decirme por qué estás más joven o le contaré a Scott que el viejo Peter Hale sigue ahí.

— No lo harías –Gruñó el ahora niño.

— ¿Quieres apostar?

La sonrisa que esbozó el rubio le dejó bien claro que si era capaz de hacer lo que decía. Él chico no era como Scott, tenía pinta de ser alguien que cumplía con sus amenazas.

Peter suspiró derrotado. Si tuviera su cuerpo de adulto, él sería quien estaría sonriendo de esa forma. Pero no le quedaba de otra que hablar.

— Estaba en mi celda de Eichen, habían metido a una mujer conmigo, yo intentaba hacer que hablara pero ella parecía muda. Empecé a decirle bromas subidas de tono y la hice enfadar –Explicó algo cabizbajo.— Digamos que de esa forma me enteré que era una bruja.

— Vaya mierda –Bufó Liam.— ¿Y por qué no sigues en Eichen?

— Supongo que luego de que me desmayé, algún guardia pasó y vio que en lugar de dos adultos había un niño en la celda. Seguro que me sacaron para que ninguno de sus jefes viera que se había escapado un paciente.

— Aunque en realidad no te escapaste –Puntualizó Liam. Peter asintió.— Si dijeras que lo tenías planeado, sería hasta una forma ingeniosa de decir que te saliste del manicomio. A lo misión imposible.

Peter sonrió y volvió la vista a su plato.

— ¿Vas a decirle a McCall que no perdí la memoria? –Preguntó. No quería admitirlo, pero estaba preocupado por si le delataba.

— Tu secreto está a salvo conmigo –Le aseguró Liam.— Eso si, cuando lleguen mis padres finge que eres un niño o estoy seguro de que te echaran a patadas. Casi les da un ataque cuando les conté que era un Hombre lobo.

Peter sintió como se le secaba la boca y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para tragar un trozo de hamburguesa que casi le hace ahogarse. Había sentido alivio de que el chico supiera supiera que seguía teniendo mente de adulto, creyó que no tendría que fingir. Pero no había tenido en cuenta que el muchacho tenía padres.

NOTA DE LA AUTORA:

Pobre Peter, lo hacen fingir que es un niño inocente ¿Ustedes creen que le salga el papel de alma pura y buena? Hagan sus apuestas, damas y caballeros, se aceptan riñones.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro