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Baby Doll (Parte 5)

¡Era jueves de Hiroshi! Un día muy esperado por todos los fans del cuarto galán, pero sobre todo un día donde todos querían respuestas respecto a aquel beso en la mejilla que le ganó una bofetada de parte de la codiciada protagonista.

Después de lo que Hiroshi hizo el miércoles, las redes sociales habían estallado con miles de comentarios, teorías y dudas respecto al episodio.

Algunos se preguntaban si quizás Hiroshi sí alcanzó a besar a Kohaku en los labios cuando la cámara no los estaba apuntando, quizás luego de que Gen revelara que era un beso en la mejilla o cuando estuvo anunciando que se terminaba el episodio. Porque, si fue solo en la mejilla, ¿por qué ella lo abofeteó de ese modo?

Hiroshi también se había ganado cierto odio por atreverse a cometer ese acto. En especial el fandom de Daisuke y el fandom de Sebastian (los dos fandoms más grandes) comenzaron a tirarle odio en las redes sociales por su osadía, aunque también era cierto que el fandom de Hiroshi se hizo un poco más grande a causa del beso y ya rivalizaba más contra el del primer galán y sobre todo era defendido a capa y espada por sus fans.

Sin embargo, había otro fandom gigantesco alzándose también, un fandom que rivalizaba incluso con el de Daisuke, el más querido de los cinco galanes.

Y ese era el fandom de Ishigami Senku, el "sexto galán". Este fandom existía incluso desde antes que existiera el programa Juego de citas. Hasta tenían un nombre para la pareja: "SenHaku", aunque había otro par de nombres, pero ese era el preferido de muchos. Este fandom era el más odiado por los fandoms de los cinco galanes, pero ellos se mantenían firmes y hasta tenían sus propias teorías locas.

Ese día el escenario estaba lleno de gente de todos los fandoms que competían por el amor de la guerrera, pero todos aplaudieron con entusiasmo en cuanto se encendieron las luces, sonó la música y Gen salió a escena.

Algo era seguro para todos: este sería un episodio muy interesante.

—¡Bienvenidos a un nuevo episodio, mi hermoso público! —Gen lanzó un beso a la cámara—. ¡Hoy es el turno de nuestro querido Hiroshi-chan, el cuarto galán! —El público aplaudió con emoción—. ¡Denle la bienvenida a él y a nuestra amada protagonista!

El público aplaudió con más entusiasmo mientras Kohaku y Hiroshi salían al escenario hasta pararse junto a Gen.

—Como ya saben, Hiroshi-chan hizo perfectamente el desafío la semana pasada, por lo que hoy no tendrá que compartir su día con Ark-chan, o al menos no del todo...

—¿A qué te refieres con no del todo? —El galán del día palideció un poco.

—Bueno, siguen teniendo a su bebé muñeca compartida, así que habrá una sección que lo involucre en el desafío de hoy.

—Bueno, es mejor que el desafío completo. —Bufó—. La verdad no tengo muchas ganas de verlo después de que investigué lo que es el yaoi...

—Creo que voy a empezar a shippearlos. —La hija adolescente del matrimonio con cinco hijos rio malvadamente, ignorando la confusión de su familia.

—¿Qué es yaoi? —preguntó Ukyo al mirar a la televisión, sacando su celular para googlear eso.

—Amor. —Su esposa le quitó el celular con el brazo que no estaba usando para cargar a su bebé—. No. Créeme que no quieres saber eso. Es por tu bien.

—Continuando —siguió hablando Gen—, debo aclarar que no tienes ningún castigo pendiente, así que tendrás un poco más de tiempo para completar los desafíos de los seis escenarios. ¡Ocho minutos será el tiempo límite!~ Aunque les recomendamos acabar en siete o seis minutos. Los minutos restantes será el tiempo que tengan para su cita a solas donde deberán decirse lo que más les gusta y disgusta el uno del otro como padres y pareja~. —El escenario movible comenzó a moverse para enseñar una falsa sala de estar, mientras que una enfermera llegaba con la muñeca que compartían con Ark.

—¡Oh, pequeña Sumi! —Kohaku tomó a la muñeca en brazos con el rostro lleno de ternura, aunque una parte de ella no pudo evitar incomodarse al ver su cabello verde y ojos rojos.

¿Por qué tenía que verse tan real?

—Pueden dejar a la pequeña en el cesto que está en la sala falsa ahora o luego, pero háganlo antes de pasar al siguiente escenario, va a volver con ustedes luego —explicó Gen—. ¡Ahora deben pasar por los seis emocionantes nuevos escenarios! ¡Primero: elijan a la niñera perfecta! Luego, como ya tienen a su niñera, pasaran a tener una cena y un baile de aniversario como la pareja de casados que son. ¡Después deberán decorar una habitación para su pequeña! ¡Luego recibirán una visita! ¡Acto seguido, recibirán terribles noticias! ¡Y al final irán aparecerá nuestra amada doctora Atsumi! ¿Listos?~ ¡Empiecen!

El tiempo comenzó a correr y Kohaku y Hiroshi entraron al primer escenario, sentándose en los sillones que estaban lado a lado y viendo que en la mesita frente a estos había una Tablet encendida. La cámara enfocó a la Tablet desde arriba, mostrando que tenía un sitio web con niñeras con diferentes fotos e información de estas.

—No creo necesitar estas cosas —murmuró Kohaku mientras Hiroshi acercaba la Tablet a ellos—. Estoy segura de que mi familia o mis amigos podrían cuidar a mi bebé sin problemas.

—No siempre la familia y amigos está disponible, si fueran todos a un evento donde no se puede llevar un bebé, habría que tener una niñera de confianza disponible —alegó Hiroshi.

—Oh, supongo que tienes un punto. —Aun así, Kohaku no parecía muy convencida.

Ambos miraron a la Tablet, leyendo la primera descripción.

—¡Lean para el público también por favor!~ —pidió Gen con su tono cantarín de siempre.

—Akame, seis años de experiencia —leyó Hiroshi—. Hola, padres y madres, soy una recién graduada de literatura y amo a los niños. He cuidado desde bebés hasta pre-adolescentes y es un trabajo que disfruto. Estoy altamente capacitada y siempre abierta a aprender más y adecuarme a las rutinas de los pequeños.

—Oh, suena muy bien. —Kohaku sonrió al ver la foto de la chica joven con sonrisa dulce.

—No me convence —masculló Hiroshi, para luego empezar a leer otro perfil—. Rina, tres años de experiencia. Hola, familias. Soy una enfermera desde hace años y siempre he cuidado de mis pequeños sobrinos. Seguridad y atención adecuadas son una garantía conmigo a cargo.

—Ella también suena bien —comentó la rubia.

—La dejaremos como opción. —Hiroshi pasó a la siguiente—. Sora, veinte años de experiencia. Hola a todos, mi mayor experiencia es haber criado tres hijos que ahora son adultos exitosos y responsables. Como aún no tengo nietos, me dedicó a cuidar de hermosos pequeños y pongo todo mi corazón en ello.

—Aww. —Kohaku se conmovió.

—No me convence. —Hiroshi la descartó muy rápido y Kohaku lo miró mal—. Akira, cinco años de experiencia. Hola, me apasiona cuidar niños y proveerlos de educación, diversión y seguridad. He cuidado de los más pequeños prácticamente desde que soy niña también. Soy maestra y siempre se me ocurren formas de mantenerlos entretenidos y felices. Mmm... tampoco me convence.

—Sí, no creo que sea tanto para bebés pequeños. —Esta vez Kohaku estuvo de acuerdo.

—Miyuki, siete años de experiencia. Hola, soy una enfermera retirada y mi especialidad son los bebés y niños más pequeños. Claro que tengo conocimiento en primeros auxilios, CPR y lo que se debe y no se debe hacer durante accidentes y emergencias. Estoy acostumbrada a desvelos y priorizó ante todo la seguridad, salud y limpieza. —Hiroshi ladeó la cabeza—. Me gusta esta.

—Suena algo... fría. —A Kohaku también le gustaba, pero sonaba algo estricta.

—Creo que es la más adecuada —insistió Hiroshi—. Además, se nos agota el tiempo.

—Bien, estoy de acuerdo. —Ya qué.

Kohaku dejó a la pequeña Sumi en el cesto, como Gen le había indicado, y luego pasaron al siguiente escenario, que era una habitación con solo una mesa redonda con unos bocaditos de sushi en dos platos y además una radio para poner una canción con la que probablemente debían bailar.

Se sentaron en la mesa y Kohaku comenzó a comer de inmediato. Ya había cenado, pero siempre había espacio para unos bocaditos extra.

Hiroshi comió sin tanto entusiasmo, mirándola atentamente.

—Así que... ¿Quieres bailar un vals? —Kohaku alzó la vista, dedicándole una mirada asesina—. Umm... ¿Sigues molesta por lo de ayer?...

—¿Tú que crees? —Terminó de comer y se apoyó en la silla con los brazos cruzados—. De no ser porque me tomaste por sorpresa, te habría abofeteado antes.

—¿Pero a Ishigami Senku no lo abofeteas? —preguntó de pronto, con su tono lleno de sequedad.

—Está tan celoso. —Luna rio mientras comía palomitas de maíz, para luego ofrecerle el tazón a Sai, que comió un poco sin apartar los ojos de la pantalla.

—Eso no es asunto tuyo. —La mirada de Kohaku se llenó de frialdad.

—Uy, está perdiendo puntos con ella —señaló la señora Saionji, sorprendida por el giro de los acontecimientos.

—Lamento haber hecho eso tan de repente —murmuró él, con tono sincero—. No pude controlarme... Me gustas demasiado, siempre quiero estar cerca de ti.

Kohaku se sonrojó, pero siguió ceñuda.

Con un suspiro, Hiroshi se fijó en el tiempo, dándose cuenta de que ya iban casi por la mitad, entonces se puso de pie, prendió la radio y le ofreció su mano a la protagonista mientras una canción lenta empezaba a sonar.

—¿Bailas?

Kohaku no tuvo más remedio que tomar su mano, dejándolo ayudarla a levantarse, para luego posar sus manos en sus hombros.

Con mucha cautela, Hiroshi posó las manos en la cintura femenina, de la forma más respetuosa posible.

Empezaron a bailar de forma muy sencilla y casi elegante, pasos al frente, atrás y a un costado, haciendo círculos alrededor del pequeño espacio confinado, mirándose directamente a los ojos, aunque la expresión de Kohaku permanecía seria y la de Hiroshi era difícil de leer por su máscara.

—¡Qué romántico! —exclamó Luna, con corazones prácticamente flotando a su alrededor.

—No lo sé, siento que mantienen cierta distancia... —comentó Sai, con gesto analítico.

—Yo digo que se están mirando demasiado a los ojos —opinó Ryusui—. Aunque creo que lo que ella intenta hacer es descifrar algo de su galán de hoy. Me pregunto qué será...

La canción solo duro un minuto treinta y la pareja terminó su baile y pasó a la siguiente habitación, que simulaba ser un cuarto para bebé lleno de materiales de decoración.

Mientras el escenario se movía para centrar la sala falsa para el tercer desafío, parte de la sala del siguiente desafío empezó a mostrarse, y Ark caminó para estar en el rincón que estaba a la vista del público, sentándose en una encimera.

Una chica del publico chilló con emoción al verlo, mientras que muchos otros lo abuchearon, pero el quinto galán solo se rio entre dientes como si todo le pareciera muy divertido.

Al escuchar los abucheos y el sonido de una risa sínica, Kohaku no pudo evitar una sonrisa, ya sabiendo qué la esperaba en el siguiente escenario.

Hiroshi frunció el ceño profundamente al notar su sonrisa, para luego negar con la cabeza y tomar una canasta llena de decoraciones.

—Bien, tenemos varias opciones de cuadros y decoraciones para colgar en las paredes, además podemos elegir entre distintos tipos de tapices, y aquí hay muchas mantas y almohadas para que escojamos. Empecemos por el tapiz.

—Todo es muy rosa. —Notó Kohaku con una mirada curiosa.

—Podemos irnos por colores rojos o violetas.

—Oh, está bien, me gusta el rosa, en especial el magenta.

—Bueno, entonces descartaré los demás. Aquí tenemos uno con flores, otro con corazones, otro con unicornios y otro con mariposas. ¿Cuál prefieres?

—¿Por qué esos caballos tienen cuernos?

—Son criaturas ficticias, no les des mucha importancia. —Rio nerviosamente.

—Mmm, pues no tengo ninguna preferencia, elige tú si quieres.

—Bueno, elegiré los unicornios.

—¡Me niego! —Ark se asomó del escenario contiguo para gritarles—. ¡La mocosa les va a salir con mal gusto!

—¡Tú no tienes voto aquí! —le gruñó Hiroshi de inmediato.

—¡También puede ser mi hija así que claro que lo tengo!

Mientras ellos discutían, Kohaku se fijó que de hecho había un quinto tapiz con tonos magentas, con decoraciones de estrellas, lunas y planetas.

—Me gusta este —le dijo a Hiroshi, sin hacer caso a su absurda discusión con Ark.

—Oh, está bien. —Al escucharla, Hiroshi se olvidó de Ark y se puso a ver las otras decoraciones—. ¿Cuál cuadro preferirías para colgar en las paredes? Aunque supongo que pueden ser varios. Máximo cuatro.

—Creo que solo uno estaría bien. —Empezó a ojear los cuadros sin mucho interés. El arte era bonito, pero no llamaba demasiado su atención desde que fue con Senku y sus amigos a una versión reconstruida de Paris y les enseñaron réplicas de cuadros viejos preciosos. Solo era mirarlos un momento y luego nada, prefería las artes marciales, muchas gracias.

Había cuadros muy raros, de elefantes en la luna, ballenas y estrellas, princesas en esas cosas raras llamadas unicornios, perros oliendo flores en lugar de destrozarlas como Chalk y sus crías, etc.

Tanto Kohaku como Hiroshi intercambiaron miradas, ambos disgustados con las variedades de cuadros ofrecidas.

—No me gusta ninguno —reconoció Hiroshi con cansancio—. Creo que el más decente es esta rosa con un castillo al fondo. ¿Te parece bien? —Kohaku asintió y Hiroshi pasó a la siguiente decoración.

No tuvieron muchos más problemas para decidir las siguientes decoraciones, tenían gustos similares por los patrones simples y no deseaban una decoración muy elaborada. Aun así, Hiroshi pospuso todo lo posible el tener que pasar al siguiente escenario, pero finalmente tuvieron que hacerlo y Ark los recibió con una sonrisa molesta de las suyas.

La habitación en la que estaba el quinto galán (que simulaba ser un mini departamento sin habitación) ahora estaba en el centro, dejando ver que el cesto con la bebé Sumi estaba allí otra vez.

—Ha estado dormida —explicó Ark, sonriendo de forma más relajada—. Se despertó justo ahora cuando se reseteó el tiempo. Por lo que dijo el mentalista, tengo derecho a pasar tiempo con ella y con Kohaku si quiero, y tú, idiota número cuatro, estás aquí solo de adorno.

—Él debería recordar que es gracias a las habilidades de Hiroshi que no recibió un castigo esta semana —murmuró Luna rencorosamente, comiendo más palomitas de maíz.

El llanto de la bebé Sumi hizo a Kohaku tomarla en brazos de inmediato, meciéndola para intentar calmarla, ignorando a Ark y Hiroshi de nuevo mirándose mal mientras el programa metía efectos especiales de rayos disparándose de sus ojos.

—¿Así que solo debemos cuidarla? —preguntó Kohaku una vez la muñeca cesó su llanto.

—Sí, pero yo estoy a cargo —recalcó Ark.

—Estoy seguro de que el mentalista no te dijo eso. —Hiroshi lo miró con ojos entrecerrados.

—Yo igual —Kohaku apoyó a Hiroshi, mirando igual de mal a Ark.

—Qué poca fe. —Rio entre dientes—. De todos modos, yo... —Antes de que pudiera terminar de hablar, el llanto de la muñeca de pronto se volvió aún peor que antes y Kohaku ya no pudo encontrar forma de calmarla.

—¡N-no sé qué tiene! ¡Parece que le pasa algo! —exclamó con miedo.

—Déjame verla. —Hiroshi se la quitó de los brazos y empezó a examinarla—. Ah... Solo necesita un cambio de pañal. Tranquila. —Rio con calma y se acercó a un cambiador.

—Yo podría encargarme... —masculló Ark, acercándose a la pareja del día.

—Yo me encargó —sentenció Hiroshi, con firmeza.

—Bien, bien. —Ark cedió, pero, al ver al cuarto galán distraído, de repente tomó la cintura de Kohaku y la arrastró hasta el otro extremo del escenario, dejándola boquiabierta a ella y al público.

—¡Atrevido! —gritó la cuñada del matrimonio con cinco hijos.

—¿Qué crees que...?

—Shh. —Ark acercó mucho su rostro al de la protagonista, dejándola muda.

—¡No me digan que la quiere besar también! —chilló la cuñada, horrorizada.

Ark y Kohaku se quedaron en silencio unos segundos, mientras él sonreía y ella lo miraba boquiabierta.

De pronto, él bajó su rostro lentamente, entreabriendo los labios, y ella cerró los ojos de golpe, subiendo su mano como para abofetearlo, aunque se quedó estática cuando él pasó de largo su boca solo para acercar sus labios a su oído.

—Qué fácil es ponerte nerviosa, leona —susurró con voz ronca, aunque su micrófono estaba lo suficientemente cerca para captarlo y que todos lo oyeran.

Luego de eso, Hiroshi jadeó al verlos por fin y Ark se apartó con una sonrisa triunfante, mientras que Kohaku se quedó helada, para luego reaccionar y lanzarle una mirada asesina.

—¿Qué se supone que estabas haciendo? —indagó con una mueca de ira pura el cuarto galán al quinto.

—Divertirme. —Ark solo encogió los hombros.

—Es asqueroso, él nunca va a ganar. —La cuñada del matrimonio con cinco hijos ya tenía una vena palpitando en su sien, y toda su familia asintió, muy de acuerdo con ella.

Hiroshi negó con la cabeza, pero su atención pronto se centró en la muñeca Sumi bostezando en sus brazos.

—Oh, tiene sueño, yo la dormiré —Kohaku se ofreció de inmediato, en parte para alejarse del idiota con casco del gran Saiyaman.

Una vez la muñeca cayó dormida, de repente Gen se acercó un poco a ellos, pero todavía manteniendo cierta distancia.

—¡Felicidades, parejita!~ Ya pueden pasar al siguiente escenario.

—Ya era hora. —Hiroshi suspiró, aliviado.

—Sin embargo, se viene algo difícil para ustedes...

De pronto, otro sector del escenario empezó a moverse, solo que sin traer habitaciones montadas para casos específicos, solo trajo un mini-auto que parecía solo apto para dos personas y entonces se detuvo.

—Bueno, aquí me voy... —Ark se apoyó en la encimera de su escenario mientras este comenzaba a alejarse del centro de la pantalla, revelando que el siguiente escenario simulaba ser lo típico que veías al pasar por las calles de una ciudad, incluyendo árboles y nubes, pero era un escenario muy largo que parecía no acabar.

—¿Qué es esto? —preguntó Kohaku con confusión.

—Esta es la situación... —Gen se acercó inocentemente a ellos y le pidió a Kohaku dejarlo cargar a la muñeca Sumi. Apenas la pequeña artificial estuvo en brazos del mentalista, esta empezó a soltar un llanto descomunal, agudo y aterrador que de inmediato hizo a la pareja del día estremecerse con miedo—. ¡Kohaku-chan, Hiroshi-chan! ¡Mientras ustedes estaban fuera su bebé Sumi-chan se cayó del cambiador, menos mal que llegaron justo a tiempo! —Le dio la bebé sollozante a una pálida Kohaku—. ¡De prisa, llévenla al hospital en su auto! —Señaló al mini auto.

Una música llena de tensión y efecto dramático empezó a sonar, contribuyendo a poner a todo el mundo nervioso, a todos en el público y en especial a la pareja, pero Hiroshi fue rápido en recuperar la compostura.

—Debemos cumplir el desafío, ¡de prisa! ¡Las caídas desde un cambiador no son para tomar a la ligera! Además, el llanto prolongado es señal de que podría ser algo grave. ¡Cada segundo cuenta!

Finalmente, Kohaku reaccionó y lo siguió hasta el mini-auto, donde se subieron y vieron una nota de operar el carro como si de verdad estuvieran en una carretera yendo al hospital por una emergencia.

Apenas Hiroshi arrancó el auto, la segunda área de escenario movible volvió a la vida, y al acelerar el escenario también aceleró y en la dirección contraria, por lo que el auto daba la ilusión de no moverse.

—Wow, se nota que les aumentaron el presupuesto —murmuró la señora Saionji a su marido, que asintió, también impresionado.

Kohaku siguió intentando calmar a la bebé Sumi mientras Hiroshi conducía, y todos pudieron reconocer pronto que era muy bueno con los autos, porque empezaron a llegar obstáculos en el escenario movible (que era de un ancho considerable aprovechando que el escenario era muy grande). Peatones, autos de cartón, un bache gigante y hasta un perro de plástico fueron colocados en la carretera simulada y Hiroshi esquivó todo.

—Increíble, incluso con todo y el bebé llorando él es capaz de grandes cosas mientras mantiene una calma impresionante. —Luna estaba babeando al ver al cuarto galán en acción.

Finalmente, luego de cinco minutos de conducir y esquivar, el escenario de atrás que mostraba un paisaje de ciudad volvió a moverse para mostrar un edificio pintado con toda la pinta de ser un hospital y Hiroshi notó esto y redujo la velocidad, dándose cuenta de que el escenario se reducía a la par que él bajaba la velocidad, por lo que finalmente frenó con confianza.

La muñeca estaba sollozando todavía, y ambos salieron del auto con rostros preocupados.

La Dra. Atsumi de los episodios anteriores llegó en ese momento, mientras la primera área de escenario movible se movía ahora para enseñar una falsa sala de espera de un hospital.

—¡Felicidades por pasar el desafío! —exclamó la doctora, con ojos brillantes, antes de carraspear y ponerse seria—. Me haré cargo de su hija ahora. Lo que ustedes deben hacer como último desafío es permanecer en la sala de espera y superar una adversidad. Aunque les advierto algo... —Frunció el ceño—. Gen me advirtió que para el desafío era necesario que condujeran al hospital como si fuera una emergencia real, por lo que si se tardaron más de lo debido o hicieron algo inadecuado es posible que haya secuelas para su bebé. Lo consultaré con producción. Mientras tanto, deben esperar. —Les sonrió de forma comprensiva y alentadora, antes de dar media vuelta y llevarse a la muñeca detrás del escenario.

Aunque confundidos, Kohaku y Hiroshi se sentaron en la falsa sala de espera.

Kohaku se abrazó a sí misma, frotando sus brazos de arriba abajo. Su mente no dejaba de darle vueltas al hecho de que la mínima negligencia de su parte podría costarle la vida a un bebé real. ¿Y si había hecho algo mal y por eso la bebé Sumi no dejaba de llorar? ¿Qué haría si les decían que habían hecho un pésimo trabajo? ¿Debería resignarse a que ser madre no era para ella? ¿Cómo podría tener un bebé real si no era capaz siquiera de cuidar de una muñeca?

Miró a Hiroshi, que estaba analizando todo en la sala falsa.

—Superar una adversidad... —habló por lo bajo, para luego repetir esa frase una y otra vez—. Superar una adversidad... ¿Pero cuál?

Kohaku se recostó en el asiento, apretando con más fuerza sus brazos.

Por alguna razón, se sentía mal e insegura. Esto no era un campo de batalla ni una zona de trabajo, era lo más cercano que tuvo a sentirse como madre y tenía mucho miedo de fallar.

Aún tenía pesadillas con el bebé decapitado de Tatsuo, para ser honesta. Un bebé era algo muy delicado, tan fácil de quebrar con sus fuertes manos. Y ella era una gran ignorante en muchas cosas. Necesitaba aprender más, pero ¿cuánto tomaría para sentirse lista? ¿Perdería la capacidad de ser madre antes de tener la suficiente confianza para de verdad serlo?

Tragó saliva y bajó la cabeza.

Una parte de ella deseaba tener a Senku a su lado ahora. Él probablemente sabría qué hacer. Él siempre sabía qué hacer, siempre sabía qué decir para hacerla sentir mejor.

Y, de repente, sintió la mano de Hiroshi en su hombro.

—Oye. —Volteó a verlo y él la miró con una sonrisa suave—. ¿Estás bien?

—Eh... Sí. —Pestañeó lentamente, antes de devolverle la sonrisa—. Solo estoy nerviosa. Ella no dejaba de llorar y creo que pude haber hecho algo mal... —Se mordió el labio, temerosa.

—No creo que hayas hecho nada malo —aseguró él con tono firme—. Como indicador de la gravedad del asunto solo teníamos el llanto prolongado, ya que es difícil poner muchas señales en una muñeca, supongo. De todos modos, vi que estuviste sosteniendo su cabeza con mucha delicadeza y mayormente le dabas soporte a su cuello, y que hacías lo posible por consolarla. Es el comportamiento adecuado para estas situaciones tan difíciles. Yo iba a gran velocidad, pero no tan exagerado para poder esquivar bien. Me preocupa haber perdido tiempo, pero creo que ese es el único factor que podría jugarnos en contra. Tú estuviste estupenda. —Le sonrió sinceramente.

Kohaku no pudo evitar devolverle la sonrisa, sintiéndose un poco más tranquila.

Justo en ese momento, se les acabó el tiempo y Gen les dio sus felicitaciones por completar el desafío.

—¿Lo completamos? ¡Pero si no hubo ninguna adversidad! —protestó Hiroshi.

—La adversidad era la tensión y los nervios por tener a la pequeña en emergencias. —Gen sonrió astutamente y Hiroshi se quedó boquiabierto solo un segundo, antes de reír, negando con la cabeza—. Muy bien~, con eso fuera del camino, es hora de pasar a la parte de decirse las cosas que más les gustan y les disgustan el uno del otro. Al menos tres como padres y tres como pareja. Y rápido~, se nos acaba el tiempo~.

Kohaku y Hiroshi se sentaron frente a frente en una falsa sala de estar y ella fue la primera en empezar.

—Me gusta como mantienes la calma, me gusta tu sentido del gusto —Ambos se sonrieron— y me gusta lo mucho que te has informado para ser un buen padre. Me disgusta... —Lo pensó un poco más—. Me disgusta que acapares a la bebé. Ja, eso ya te lo había dicho. —Rio—. Me disgusta... que a veces no me dices mucho antes de empezar a hacer las cosas. Y que a veces hasta creo que prefieres hacer todo solo. —Hiroshi amplió los ojos, sorprendido—. Como pareja, me disgusta tu máscara —dijo antes que nada y Hiroshi no pudo evitar pasar de la sorpresa a la risa—. Me disgusta que a veces no entiendo nada de lo que dices. Y me disgusta lo mucho que te peleas con Ark. —Rodó los ojos—. Me gusta como pareja que me apoyas. Eres sincero. Y siento que puedo hablar muy tranquilamente contigo.

Hiroshi sonrió suavemente, antes de pensar un poco, para luego empezar a decir lo suyo.

—Me disgustas como madre en que dudas mucho de ti misma. Me disgustan, solo un poco, tus celos de madre. Y me disgusta la poca importancia que le das a los elementos estéticos de la crianza. Me gusta tu talento natural para cuidar de un bebé. Me gusta tu gran preocupación y atención. Y me gusta tu confianza en mí. —Sonrió—. Como pareja, me disgusta el sentirte un poco distante a veces. Me disgusta que a veces siento que piensas en otra persona... Y me disgusta sentir todo el tiempo que tengo que descifrarte. —La miró fijamente, para luego apartar los ojos—. Por otro lado, me gustas mucho. De verdad quiero que acabemos siendo pareja, es mi objetivo y tengo la mente fija en eso. Me gusta tu tenacidad y tu audacia. Incluso aunque termine ganándome bofetadas, quiero ser más cercano a ti. Es todo. —Sonrió ladinamente, mirando complacido el tenue rubor en el rostro de la rubia.

—¡Y eso fue todo por el episodio de hoy! —Gen se puso frente a la cámara, lanzando su característica lluvia de pétalos—. ¡Sintonícennos mañana viernes para el último día del desafío Baby Doll! ¡El gran cierre de semana con el quinto galán! ¡No se lo pierdan!~

.

Los viernes no eran el día favorito de muchos, pero sabiendo que Hiroshi probablemente aparecería también elevó mucho las expectativas, y, de todos modos, todos estaban curiosos por el quinto galán.

¿Qué haría esta vez la oveja negra de los cinco galanes? No podían negar la curiosidad.

—¡Bienvenidos, mi hermoso público! —Gen lanzó un beso a la cámara, sumado a un guiño—. ¡Por favor reciban con un gran aplauso a nuestra parejita de hoy! ¡Ark-chan y Kohaku-chan!

El público aplaudió con entusiasmo, algunos más que otros.

Se oyeron un par de abucheos mientras Ark entraba al escenario en compañía de Kohaku, pero eran opacados por los chillidos agudos de las fangirls del quinto galán, que eran literalmente seis locas formando una fila entre los asientos, tres con las letras "A" "R" "K", una por cada una, y las otras con su cara estampada con corazones. ¡Hasta tenían pompones!

—Wow, vaya forma de pasar de ser el más odiado a ser el que tiene las fanáticas más enloquecidas —señaló el hijo adolescente del matrimonio con cinco hijos, que no solía hablar mucho.

—Sí, pero son pocas —comentó su hermano pre-adolescente.

—Eso no lo hace menos preocupante —dijo el padre.

—Ark-chan no tiene castigo para esta semana, por lo que no deberá compartir su día —explicó lo mismo que ayer—. Sin embargo, Hiroshi-chan aparecerá en una sección del desafío de los seis escenarios.

—¡Hurra! —Luna aplaudió con emoción.

—Como recordarán, la semana pasada se decidió que Hiroshi-chan sería el marido oficial... y ficticio, en este desafío ficticio donde pretendemos que no se han reinventado las pruebas de paternidad y no se puede saber si Ark-chan, que es el ex ficticio de Kohaku-chan, es el padre de Sumi-chan. ¡Pero ahora la cosa cambia ligeramente! Ahora supondremos que ya se han inventado las pruebas de paternidad y se supone que Ark-chan es el padre biológico de Sumi-chan. Ficticio.

—Je, siempre lo supe. —Ark sonrió de la forma más arrogante posible mientras Kohaku rodaba los ojos.

—Por esto, Sumi-chan pasa una semana con él obligatoriamente, y ahora que acaba de salir del hospital por la caída desde el cambiador que sufrió, Kohaku-chan se quedará con Ark-chan para que ambos cuiden de Sumi-chan. Primero, deberán ir a recogerla del hospital y prestar mucha atención a la doctora. Segundo~, tendrán que cuidarla mientras se encargan también de mantener en pie una casa familiar. Tercero, tendrán la tarea de dormirla y deberán elegir cuentos o canciones capaces de lograr el objetivo. Luego planearan unas bonitas vacaciones familiares para cuando su pequeña cumpla los cinco meses~. Después Hiroshi-chan vendrá a llevarse a Sumi-chan porque aún es su padrastro, y ese será el momento de la desgarradora despedida~. Por último, antes de que Kohaku-chan se prepare para volver a su casa con su esposo ficticio, Ark-chan deberá intentar algo para reconquistarla antes de que se acabe el tiempo. ¿Listos?~ —La Dra. Atsumi llegó al escenario cargando a la bebé Sumi mientras el área movible giraba para mostrar un falso pasillo de hospital—. ¡Empiecen!

Ark y Kohaku se dirigieron al primer escenario, donde la doctora se paró frente a ellos con una sonrisa amable y profesional.

—Es de mi agrado informarles que ya pueden llevar a su bebé a casa —dijo amablemente la mujer mayor, entregándole el bebé a una sonriente Kohaku—. Sin embargo, deberán tomar ciertas precauciones y estar atentos a posibles signos de alarma para asegurarse de que su pequeña esté realmente bien y se esté recuperando adecuadamente.

—¿Cuáles serían esos signos de alarma? —preguntó Ark, muy atento a la doctora.

—Una señal muy clara es que vomite en "proyectil", porque eso indica un aumento de la presión intracraniana. Luego tenemos la aparición de fiebre, dificultad para respirar, convulsiones y que el bebé esté demasiado somnoliento. Aunque solo ha pasado un día, digamos que ha estado en observación por cuarenta y ocho horas, por lo que ya han pasado dos días desde la caída y debería estarse recuperando bien. Es normal que duerma más de lo usual, pero no tanto. Estén atentos a estas señales y si se preocupan demasiado pueden llamarme con este celular falso que solo tiene un botón. —Rio divertida, antes de entregarle el celular a Ark, que lo guardó en su bolsillo.

La doctora les dio otro par de indicaciones, antes de finalmente darles el permiso necesario para que pasaran al siguiente escenario, que era un departamento falso en miniatura donde todo parecía estar apretujado y en un rincón había una cuna con varias cosas de bebé.

—Parece que es mi guarida de soltero —comentó Ark, con los brazos en la cintura—. Por cierto, ¿no los puedo dejar solos ni cinco minutos que me mandan la niña al hospital? Creo que deberías reconsiderar con quien te casaste, leona.

—No me digas así. —Lo miró con cansancio—. Ja, además te recuerdo que es por Hiroshi que tú no obtuviste ningún castigo hoy. Sus habilidades con los niños son impecables, eso no puedes negarlo.

—¡Eso, díselo! —gritó alguien entre el público.

Ark hizo una mueca de disgusto al escucharla, pero entonces la muñeca se removió en brazos de Kohaku, sollozando suavemente. Al mismo tiempo, humo empezó a salir de una camisa con una plancha para ropa encendida encima, un detector de humo barra rociador pegado a un palo de metal sostenido por las paredes falsas empezó a rociar agua sobre ellos, una rata robot salió de un rincón y se puso a dar vueltas por el piso, y luego un ayudante del programa empezó a tocar a la puerta falsa del departamento, asegurando tener un paquete para Ark y necesitar su firma.

—¡Ark! —Kohaku miró con reproche al quinto galán mientras hacía todo lo posible por cubrir a la muñeca de ser mojada por el agua.

—Yo me encargó. —Más fastidiado que nervioso, Ark corrió a quitar la plancha de encima de la camisa, cuya tela ya estaba carbonizada a este punto. Por alguna razón, tiró la camisa quemada y ahora mojada sobre la rata robot, que siguió corriendo, aunque más lento. Luego, jaló la mesa para planchar hasta dejarla directamente bajo el detector y se subió encima para llegar hasta él, buscando un botón de apagado—. Sin botones, ¿eh? —A pesar de su casco, a todos les dio la impresión de que rodó los ojos en ese momento.

Como no había botón y no tenía herramientas, levantó el palo de metal y lo movió un poco, para luego estrellar con fuerza su casco contra el detector de humo. Como lo hizo en un ángulo especifico, una pequeña compuerta se abrió y todo lo que hizo fue quitar las baterías, entonces este dejó de rociar agua.

—¡O me firman esto ahora o me voy! —gritó el ayudante disfrazado de mensajero.

—¡Un momento! —gritó Kohaku, algo nerviosa por la bebé que no dejaba de sollozar en sus brazos y ahora estaba intentando secarse con una toalla para consolarla mejor sin tener que mojarla.

Ark saltó desde la mesa de planchar directo hacia la rata robot moviéndose con la camisa quemada todavía encima, logrando inmovilizarla al presionar los lados de la tela, entonces le dio un buen pisotón.

Con la rata robot ahora inmóvil, fue a abrir la puerta justo cuando el mensajero ya estaba yéndose.

—Por los pelos —murmuró el hombre, entregándole un paquete y un papel con una pluma. Ark solo firmó con una equis antes de tomar el paquete y cerrar la puerta.

Abrió el paquete mientras comenzaba a secarse con una toalla, y Kohaku se acercó para ver que se trataba de un biberón con el líquido que usaban para alimentar a los bebés muñecos, además de una camiseta holgada blanca idéntica a la que usaba Ark.

—Oh, debe tener hambre, por eso llora. —Eso alivió un poco a la rubia, que había estado temiendo que fuera algo relacionado al accidente.

—Dame un momento. —Ark se quitó su saco negro empapado por estar tanto bajo el rociador de agua, luego, sin ni una pizca de vergüenza, se quitó su camiseta blanca, quedando desnudo de cintura para arriba.

Kohaku lo miró sorprendida y algo sonrojada, y las fangirls porristas empezaron a chillar tanto que los de seguridad les pidieron callarse, todo a pesar de que el tipo era muy flacucho, pero él se colocó la camiseta blanca de reemplazo rápidamente, misma que le llegaba casi hasta los muslos, tal como la anterior.

—Pues debo admitir que tiene lo suyo —murmuró la cuñada del matrimonio con cinco hijos, ganándose una mala mirada de toda su familia.

Ark colgó su saco en un perchero y luego tomó un biberón y empezó a preparar todo para, luego de calentarlo, dárselo a la bebé Sumi finalmente.

Después de comer un poco, la bebé permaneció despierta y dando ligeros gimoteos descontentos mientras Kohaku intentaba dormirla. Ark decidió tomarle la fiebre entonces, suspirando aliviado al ver que no tenía.

Pasaron el resto del tiempo cuidando que la muñeca no diera ningún signo de alarma antes de finalmente tomar la decisión de avanzar al tercer escenario, que era el cuarto de bebé que Kohaku y Hiroshi decoraron el día anterior.

—¿Qué debíamos hacer?

—Dormirla contando cuentos o con canciones. Debemos elegir las que más nos gusten o algo así —comentó Ark, revisando una caja en el piso con varios cuentos infantiles y varios discos musicales.

—Oh, yo podría cantarle las canciones de cuna de mi aldea, es lo que siempre les cantó. —Eso o la canción de Lillian, que era algo que todos los aldeanos amaban.

—Sí, no estaría mal, pero debemos elegir algo de aquí, probablemente. —Extendió los discos y los cuentos en el piso y se sentó frente a estos con las piernas cruzadas. Kohaku se sentó a su lado, todavía intentando arrullar a la bebé Sumi—. Estas canciones son las más conocidas, cosas como "Estrellita dónde estás" y la granja de no sé quién. ¿Tú conoces alguna? —Kohaku las ojeó con escepticismo, antes de negar con la cabeza—. Bueno, yo preferiría los cuentos. Tenemos Caperucita Roja, que tiene una buena enseñanza o lo que sea. La Cenicienta, clásico de princesas. El lobo y los tres cerditos, cuento que podría ser mejor si elaboraran más los procesos de construcción para las viviendas. Ricitos de oro, cuento estúpido. Y Rapunzel, otro clásico de princesas. ¿Alguno te convence?

—Bueno, ella no podría entender los cuentos. —Rio nerviosamente—. Siendo tan pequeña... y siendo un robot muñeca... y eso.

—Sí, pero si yo eligiera un cuento para un mocoso mío sería uno que podría leerle ahora y cuando tenga seis años. No le leería cualquier basura, incluso si no pudiera entenderla. ¿Cuál es el punto de tener mocosos si no estás dispuesto a darles lo mejor que puedas ofrecer?

Todo el público se quedó boquiabierto y las porristas de Ark se abrazaron entre ellas, lloriqueando mientras se derretían de amor por el quinto galán.

—Ja, viéndolo así tienes razón. —Ella le sonrió suavemente, con ojos brillantes—. Pues, realmente no conozco estos cuentos... Oh, excepto por el de la Cenicienta. —Lo señaló—. He oído de esa princesa, a veces me comparan con ella, aunque nunca entendí por qué. —La misma Francois le había hecho una bebida con el nombre de "Cenicienta Picante".

—Una mujer noble que al principio no parece una princesa —murmuró Francois con su tono de voz apacible de siempre, mientras le servía una copa de vino a Ryusui—. Eventualmente, conoce a alguien que hace que para todos sea obvio su gran valor, alguien que la eleva a lo más alto, siempre a su lado.

—¡JA, JA! ¡Es un título adecuado! —Ryusui chasqueó los dedos, antes de tomar su copa y beber un sorbo.

—Pues Cenicienta será. —Ark tomó el libro y se movió para estar frente a Kohaku, que seguía meciendo a la bebé Sumi.

El cuento fue una versión resumida, sin mucho detalle, pero por una vez la voz de Ark no fue tan desagradable de escuchar mientras narraba el cuento en tono suave, y Kohaku no dejó de sonreír mientras mecía a la bebé muñeca, hasta que finalmente sus ojos se cerraron y se durmió. Misión cumplida.

Ark sonrió complacido y cerro el cuento, para luego tomar a la bebé Sumi y acomodarla en sus brazos, poniéndose de pie de forma muy cuidadosa y caminando hasta el cesto junto a la cuna.

Dejó allí cuidadosamente a la muñeca y luego tomó el cesto con sumo cuidado, para así pasar al siguiente escenario. No les habían pedido hacer eso, pero a Kohaku le gustó que lo hiciera.

En la cuarta fase del desafío solo se encontraron con una sala de estar común, con dos sillones y varios folletos sobre una mesita.

—¿Y ahora?

—El mentalista dijo que debíamos planear unas vacaciones familiares como celebración de cuando cumpla los cinco meses. —Ark se llevó dos dedos a la barbilla, pensativo.

—¡Oh, a mí me encanta viajar! ¡Es muy divertido! —Le recordaba a las increíbles aventuras que tuvo con sus amigos.

—No me disgusta, pero las vacaciones no suelen ser lo mío —masculló Ark mientras se sentaban.

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste vacaciones?

—Veamos... —Se recostó en su asiento, hablando con total desinterés—. Hace unos... tres mil setecientos años, diría yo. Tal vez más.

—Ja, lo que digas. —Kohaku rio mientras negaba con la cabeza.

Ambos comenzaron a estudiar los folletos, viendo las distintas opciones.

—¡Me gusta la playa! —exclamó ella con emoción—. ¡Nadar es de lo más genial!

—El mar me trae malos recuerdos... —Ark se estremeció—. ¿Qué tal una zona nevada? Mmm, nah. La mocosa podría resfriarse o algo.

—¿Qué tal esta zona montañosa? ¡Me gusta escalar!

—No es una actividad muy divertida con un bebé acuestas. —Rio entre dientes—. Además, me moriría. Oh, ¿qué tal estos campos de flores en Holanda? Es increíble que sobrevivieran todos estos siglos. Ah, se pueden hacer picnics y todo eso, no sería algo nuevo para nosotros, ¿verdad? —Le sonrió, inclinándose más hacia ella, que se hizo para atrás de inmediato, aunque él solo le estaba mostrando el folleto.

—Ja, sí... Nuestro picnic en la búsqueda del tesoro. —No pudo evitar sonreír. Era un buen recuerdo.

—¿Entonces Holanda? Los colores de sus tulipanes serían atrayentes para la mayoría de bebés, también.

—Me gusta que no solo piensa en él y en ella, también en la bebé ficticia —señaló la señora Saionji, asintiendo con aprobación, mientras su marido miraba a la pantalla con ojos entrecerrados.

—Bien, Holanda está bien. —Con la decisión ya tomada, Kohaku se levantó para pasar al siguiente escenario, pero Ark la sorprendió tomando su muñeca de pronto—. ¿Qué? —le preguntó, apartando su mano de la suya rápidamente.

—Eh... Nada. Vamos. —Ark se puso en pie también y tomó de su cesto a la bebé Sumi, acunándola cuidadosamente mientras salían del escenario para pasar al siguiente.

El escenario movible dejó atrás la sala de estar con los folletos para pasar a un escenario que simulaba ser un recibidor, donde Hiroshi esperaba apoyado contra una de las paredes, con los labios torcidos.

—¡WUU! ¡Hiroshi! —El público aplaudió con gran alegría al ver a uno de los galanes más queridos.

Hiroshi dio un corto saludo al público, para luego acercarse a Kohaku con una sonrisa.

—Lamento interrumpir, pero extrañaba a mi querida esposa, ya saben.

—Sí, sí, lo que digas. —Ark se puso justo al lado de Kohaku, lo suficientemente cerca para pegar sus brazos—. Por cierto, idiota número cuatro, ¿te enteraste del resultado de la prueba de paternidad? La mocosa es mía. ¿Lo sabías? ¿Te dijeron? —Su sonrisa era repugnantemente burlona.

—Tal vez, pero ella se casó conmigo. —Hiroshi lo miró de forma asesina y Ark gruñó por lo bajo.

Kohaku rodó los ojos.

—Wow, ellos dos se toman esa historia falsa demasiado en serio —murmuró Sai, negando con la cabeza mientras se comía lo último de las palomitas de maíz del día.

—Por alguna razón... —La cuñada del matrimonio con cinco hijos miró a la pantalla con los ojos muy abiertos—. Ellos me parecen muy sexys cuando pelean...

—¡EW! —Toda su familia la miró con asco.

—Me pidieron que yo también me asegurara del estado de salud de la bebé —dijo Hiroshi después de recobrar la compostura—. Si en esta fase pasamos algo por alto antes de entregarla a producción, la semana que viene nos castigaran a ambos, pero a ti más. —Señaló con el dedo a Ark, que encogió los hombros como si le diera igual.

—He estado cuidándola y midiendo su temperatura constantemente, no ha estado especialmente soñolienta, aunque sí irritable, pero debería estar dentro de los parámetros de normalidad. No consideré necesario llamar a la doctora. Si quieres revisarla, adelante. —Ark miró a la muñeca en sus brazos por varios segundos, antes de suspirar y entregársela a Hiroshi.

Hiroshi se dedicó a revisarla por varios minutos mientras Kohaku lo miraba ansiosamente. Incluso aunque era un robot y aunque se la iban a quitar ahora y probablemente no volvería a verla, había desarrollado cierto apego hacia la bebé Sumi, más con ella que con los otros, ya que fue la muñeca que tuvo por más días gracias a que era compartida por los dos últimos galanes.

—Mmm... —Finalmente, Hiroshi asintió—. Bien, tenías razón. No parece tener nada. Está bien y lista para ser entregada a producción.

—Te lo dije. —Ark ahora estaba semi-recostado en el piso, apoyado en la pared, con las manos tras la nuca.

—Bueno... Supongo que quieres despedirte. —Hiroshi se acercó a Kohaku para darle a la muñeca que todavía aparentaba estar dormida.

Kohaku tomó a la muñeca y la abrazó contra su pecho de inmediato, sonriendo con tristeza.

Iba a extrañar a estas cositas adorables, pero ahora debía concentrarse en tener a su propio bebé real antes de quedarse sin tiempo para poder ser una mamá como tanto soñaba.

—¿No quieres despedirte también? —preguntó la protagonista al quinto galán, que de inmediato negó con la cabeza.

—Nah.

—Qué frío y desalmado. —La madre de los cinco hijos negó con desaprobación.

Kohaku, sin embargo, no pareció sorprendida, y finalmente le entregó a la bebé Sumi a Hiroshi.

—Bueno, es hora de que me vaya y que ustedes pasen al último desafío —comentó no sin pesar mientras tomaba a la muñeca—. Bueno, hasta el jueves, supongo. —Casi se inclina de más hacia Kohaku, pero ella se alejó y alzó un puño como clara amenaza de que le rompería la nariz si se atrevía a hacer lo mismo que el miércoles—. N-no iba a hacer nada. —Hiroshi retrocedió riendo nerviosamente, antes de salir de la vista de todo el público, que no dejó de aplaudirle al verlo partir.

—Que leona tan brava. —Ark se levantó del suelo con una sonrisa complacida, y ambos salieron para pasar al siguiente escenario, no sin que antes ella le gritara que no era ninguna leona.

El último escenario era diferente a los demás, porque tenía un domo por encima de las paredes falsas, algo que el público apenas alcanzaba a ver, pero se notaba aunque sea un poco que simulaba un cielo estrellado. El piso estaba pintado de azul y había una manta con un plato lleno de sushi en medio de esta.

—¿Qué es esto? —preguntó Kohaku, muy confundida.

—¿No recuerdas de qué iba el último desafío? —preguntó Ark de repente colocándose detrás de ella, haciéndola brincar en su sitio—. Este es mi intento para reconquistarte. —Colocó una mano justo en la mitad de su espalda mientras caminaba, guiándola a entrar al último escenario junto con él. Kohaku lo dejó guiarla, muy tensa—. Me encargaron el diseño de este escenario a mí, porque debía intentar algo para reconquistarte. Soy pésimo para estas cosas, pero recordé nuestro picnic en el lago durante la búsqueda del tesoro y pensé que sería buena idea recrearlo un poco.

—¡Ja! ¡Pues ya cené, pero siempre hay espacio para más! —Se sentó con emoción en la manta, de inmediato yéndosele encima al sushi.

Ark se sentó junto a ella y solo tomó unas pocas piezas de comida, mientras que Kohaku se devoró todo en menos de dos minutos.

—Ahh... Delicioso. —Satisfecha, se recostó en la manta, decidida a aprovechar el domo estrellado que la producción del programa creó para la ocasión. Las estrellas se veían muy reales, como si de verdad estuviera presenciando la noche fuera de este set de grabación o cómo se llamara.

Ark hizo la bandeja a un lado y se recostó a su lado, tensándola un poco, pero él no hizo intento de acercarse a ella y eventualmente eso la relajó.

—Qué extraño que este tipo este callado —murmuró la señora Saionji, intrigada al ver que el tiempo seguía avanzando y el galán del viernes no parecía interesado en decir o hacer nada.

Los dos se quedaron mirando arriba, él con las manos bajo la nuca y ella con las manos juntas sobre su estómago, pensando que esto era, de hecho, bastante agradable.

Al seguir mirando a las estrellas, Kohaku no pudo evitar tener la sensación de que ya había visto un cielo exactamente igual en alguna otra parte, con las mismas constelaciones. Constelaciones que conocía, ahora que lo pensaba, gracias a Senku, que le enseñó muchas de ellas en sus noches trabajando juntos en la aldea, en Tokio, en otros países o incluso perdidos en medio del océano.

Al pensar en Senku, la relajación se acabó y perdió interés en mirar al domo, comenzando a mirar al reloj que indicaba cuánto tiempo les quedaba. Estaba ansiosa por irse a casa.

—¿Te aburres? —preguntó de pronto Ark, tomándola por sorpresa a ella y al público.

—Oh, no. —Volteó a mirarlo con una sonrisa nerviosa—. Solo estaba viendo cuánto tiempo nos queda. Parece que solo quedan dos minutos para este escenario.

—Es cierto, y dime... ¿ya te he reconquistado?

—¡JA! Para eso tendrías que haberme conquistado alguna vez. —No pudo evitar reírse.

—Estoy bastante segura que desde el principio estás loca por mí, por algo me elegiste el primer día, ¿o no? —Su sonrisa era la arrogancia pura encarnada.

—Te elegí porque me gusto una de tus respuestas, solo por eso. —Volvió la mirada al techo, aunque sin mucho interés.

—¿Oh? ¿Estás totalmente segura? —De pronto, se sentó y, antes de que Kohaku pudiera reaccionar, lo tuvo encima de ella, arrodillado al lado de su cuerpo, con las manos a cada lado de su cabeza.

El público jadeó.

—Pero ¿qué mierd...?

—Ah, ah, programa para todo público. —Levantó una mano del suelo para cubrir su boca con un dedo, haciéndola enrojecer de golpe—. Aunque... ahora mismo... esto no parece una situación muy apta para todas las edades, ¿no crees? —Se inclinó hasta que la punta de su casco estaba casi rozando su nariz, y sus respiraciones estaban ya mezclándose a este punto.

De pronto, la mano que estaba en su boca bajó, sin dejar de tocarla, pasando por su barbilla hasta su cuello, haciéndole una ligera caricia que le arrancó un leve estremecimiento, para luego moverse hasta su mejilla y apartar un mechón de cabello de su rostro.

Ark no estaba sonriendo como un idiota esta vez y, a pesar de estar en la posición en la que estaban, no ejercía ningún tipo de presión. Kohaku quería apartarlo, pero no pudo evitar darse cuenta de que, a esta distancia y con una de las luces del escenario brillando desde el costado, podía apreciar levemente la forma de los ojos de Ark detrás del lente negro de su extraño casco.

Él estaba mirando fijamente a sus ojos y, aunque apenas podía distinguirlo, algo en su mirada era tan...

—Emm... Odio interrumpirlos, pero... —Gen se acercó a ellos con una sonrisa nerviosa y múltiples gotitas cayendo por su frente— ya se les acabó el tiempo.

Kohaku pudo ver como evidentemente las cejas de Ark se fruncían, antes de que él se alejara y su rostro volviera a estar mayormente escondido por ese casco tan raro.

—Vaya manera de matar el momento. —Rio entre dientes, para luego salirse del escenario seis como si nada.

Kohaku sacudió la cabeza, siguiéndolo mientras se abrazaba a sí misma.

El público no dejaba de murmurar. Muchos gritaban insultos y acusaciones hacia el quinto galán, sus porristas parecían haberse desmayado, y la mayoría solo estaba confundida por lo que acababan de presenciar.

—¡Bueno, llegó la última parte del episodio de hoy! ¡Hora de sentarse frente a frente y tener su conversación en la que se dirán tres cosas que les gustan y disgustan de ustedes como padres y como pareja!~ ¡Empiecen!~

Ark y Kohaku se sentaron frente a frente en la falsa sala con dos sillones, y se quedaron en silencio unos segundos, esperando que fuera el otro quien hablara primero, antes de que Kohaku se decidiera a empezar.

—Muy bien, yo primero. Como pareja, me disgusta que eres una escoria arrogante que no tiene consideración por los demás —señaló sin dudar—. Siempre insultas a los demás, y ellos no te han hecho nada. Siempre piensas solo en ti mismo. Y siempre dices y haces cosas muy raras.

—Wow, creo que esas fueron más de tres. —Ark llevó una mano a un lado de su casco, jugando con una de las antenitas raras que tenía colgadas allí.

El público aplaudió y vitoreó, feliz de que Kohaku le dijera sus verdades al galán menos favorito.

—Y me gusta... —Lo pensó un poco—. Me gusta que... valoras los momentos que hemos pasado juntos, supongo. —Se recostó en su sillón, evitando mirarlo—. También... siempre pareces saber lo que me gusta. Y... supongo que a veces dices y haces cosas interesantes. Tienes una manera peculiar de pensar y hacer las cosas, pero no siempre es malo.

—Wow... esas fueron más de tres. —Ark sonrió de forma más suave y sincera.

Kohaku le devolvió la sonrisa.

—Como padre... creo que me gusta que en ese aspecto eres más considerado. Te preocupas mucho y prestas atención. Haces todo lo que tienes que hacer y te las arreglas con tu ingenio. Y me disgusta...

Kohaku se quedó en silencio un buen rato, pensando, haciendo que todo el público empezará a murmurar.

—Oh, vaya. ¿Finalmente admitirás que soy perfecto y totalmente quieres darme la victoria a mí? —La sonrisa de Ark volvió a ser asquerosamente petulante y Kohaku sintió una vena hincharse en su sien.

—¡Eso! ¡Me disgusta lo arrogante que eres! ¡Serías un mal ejemplo para cualquier niño! —le gritó con el rostro rojo del enfado—. ¡Apuesto que cualquier hijo que tuvieras sería tan engreído como tú!

—Wow, gracias. —Rio entre dientes, sin verse realmente ofendido—. Bueno, mi turno. Veamos... Como madre, me disgusta lo fácil que te dejas llevar por tus emociones. Se entorpece tu eficiencia, aunque tienes una eficiencia absurdamente buena, debo decir. También a veces gritas demasiado. Me gusta tu gran habilidad con los mocosos, claro. Parece algo absurdo lo bien que puedes lidiar con ellos. Y no importa lo alterada que estés, siempre los tratas con la delicadeza necesaria. Serías una gran madre. —Ante eso, la mirada de Kohaku por fin se suavizó—. Como pareja, me disgusta el constante miedo a que me mates de un golpe. —Se rio como idiota y ella volvió a mirarlo mal—. Me disgusta que a veces siento que no me prestas atención, lo admito. —Su tono se volvió más amargo de pronto—. Y me disgusta... mmm... —Lo pensó un largo rato—. Me disgusta que aún no me presentes con tus amigos científicos, eso sí. —Rio para sí mismo—. Me gusta... todo, básicamente. No por nada estoy aquí soportando a estos idiotas. Me gusta tu apariencia, tu personalidad, tus acciones e incluso me gusta cuando te enojas. Así de hundido hasta el cuello estoy por ti. —Kohaku se sonrojó y él sonrió arrogantemente, volviendo su sonrojo uno de ira—. Como sea, ya se acabó el tiempo, así que hasta pronto. —Se levantó del sillón y comenzó a retirarse.

—Eh... correcto. —Gen se puso frente a la cámara con otra sonrisa nerviosa y muchas gotitas cayendo por su sien—. ¡Muchas gracias por sintonizarnos este viernes! ¡Este fue el último episodio con la temática de Baby Doll! ¡La siguiente semana empezaremos con una nueva y emocionante temática para darnos a la difícil tarea de encontrar el alma gemela indicada para nuestra adorada protagonista!~ ¡Nos quedan pocas semanas para que llegue la hora de la verdad! ¡Pocas semanas para que Kohaku-chan tome su decisión final de a quién escoge entre los cinco!

—¡Yo quiero ver eso! —chilló Luna con emoción, secretamente deseando que no fuera Hiroshi así se lo podía quedar ella.

—¡Volveremos este lunes para que puedan obtener más de su programa favorito! ¡No se lo pierdan!~

Con un guiño de Gen y su característica lluvia de pétalos, el episodio llegó a su fin.

Continuará...

Holaaaa! :D

Y aquí tienen un nuevo capítulo de su programa favorito!(? XD

Ojala q les haya gustado :3

Muchas gracias por todo su apoyo! Me alegran el kokoro! TwT

El proximo capitulo probablemente abarque el fin de semana y el día de Sebastian, ya lo veremos owo

No olviden q se les ama muchito!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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