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El inicio de la tragedia

Era una noche oscura y fría del 27 de septiembre en Domino. En una de las viviendas, Kasumi Muto cuidaba de su hijo de seis años de edad, quien por desgracia se encontraba al borde de la muerte a causa de una terrible enfermedad que solo podía ser tratada con operación. 
Pasaban las horas, para entonces el hijo de Kasumi, Alexander Muto empeoraba cada vez más. Kasumi, estaba desesperada, no tenia el dinero necesario para llevar a su hijo al medico y mucho menos para una operación tan costosa como la que necesitaba su pequeño. Se acerco a su hijo sollozante para acariciar su cabellera mientras éste respiraba con dificultad, para después de ello tomar la peor decisión de su vida.

-Aguanta solo un poco más Alexander –dijo tiernamente aquella mujer mientras miraba con ternura a su pequeño, quien se encontraba inconsciente a causa de la fuerte fiebre.

Tomó su bolso de mano para sacar la dirección del hombre que le podría ayudar a salvar la vida de su hijo, sin imaginar que el "favor"que le pediría le costaría muy caro a su familia, debido a que Kuro Mikuru no era del tipo abnegado y mucho menos cuando se trataba de aumentar su poder y fortuna. Abandono su humilde morada para ir en busca del mencionado hombre, ya que estaba dispuesta a aceptar la horrenda propuesta de Mikuru con tal de salvar el único recuerdo de su difunto marido, su hijo.

-Bienvenida querida Kasumi, ¿en qué puedo ayudarte? –saludo un hombre de mirada penetrante, ojos verdes, piel blanca, fuerte y con algunas cicatrices en el rostro, el cual se encontraba sentado detras de un gran y lujos escritorio.

-Quiero aceptar su propuesta de riqueza señor, pero me gustaría cambiar los términos –dijo seria y con firmeza mientras observaba detenidamente las cicatrices del hombre, ya que al parecer tenían poco tiempo de haber sido provocadas.

-Sino me entregaras a tu hijo no me interesa ayudarte, pero si estas dispuesta a entregármelo te prometo una gran fortuna -respondió mientras entrelazaba sus dedos 

-Jamás podría entregarte a mi Alexander, pero prometo entregarte al primogénito de mi hijo a cambio de la gran fortuna que prometes -dijo sin titubear mientras miraba los penetrantes ojos verdes de aquel hombre.

-¿Y si tu hijo no llegara a tener herederos?

-Si mi hijo no llegara a tener hijos... podrá disponer de la vida de mi Alexander como a usted le plazca.

-Eres una gran negociante Kasumi, esta bien, te daré la riqueza que tanto anhelas, pero... tan pronto nazca el primogénito de tu hijo jamás volverán a saber de él, es un trato -respondió Mikuru mientras extendía su mano derecha para cerrar el trato con una madre desesperada.

-Trato hecho señor -correspondió el apretón de manos para cerrar el convenio de una vez por todas, ya que para ella en ese momento su hijo era lo mas importante. 

-Muy bien Kasumi , a partir de este momento ya eres millonaria y podrás disponer de tu fortuna como te plazca. El dinero lo podrás encontrar en la caja fuerte de tu mansión, ingresando la fecha de nacimiento de tu hijo -dijo mientras le entregaba las escrituras y las llaves de su nuevo hogar.

Después de aquellas palabras, Cristal abandono aquel lugar para dirigirse inmediatamente a su viejo hogar para llevar de inmediato a Alexander aun buen hospital. Cargo a su hijo entre sus brazos para tomar un taxi que la llevara a urgencias, debido a que el pequeño de seis años había empeorado mientras ella se encontraba con Mikuru

-Tranquilo mi pequeño, estarás bien –dijo mientras acariciaba la cabellera de su hijo.

Pasaron las horas, para entonces ya eran las 8:30 de la mañana en domino. Kasumi se encontraba demasiado preocupada por su pequeño, debido a que ya hace varias horas no sabía nada de Alexander. La operación que se le había realizado a su hijo era de alto riesgo, ya que lo habían sometido a un trasplante de corazón. 

-¿La familia de Alexander Muto? -pregunto el especialista en cardiología una vez que ya se encontraba en la sala de espera. 

-Soy su madre, ¡por favor dígame como esta mi niño! –pregunto un tanto acelerada a causa de la preocupación.

-Tranquila señora Muto, su pequeño ya se encuentra fuera de peligro.

-¡Gracias por mantener con vida a mi hijo!

- Es un placer para mí haber atendido a su hijo, sin embargo me temo que debo darle algunas indicaciones antes de que pase a verlo.

-De acuerdo doctor, y nuevamente gracias por todo -respondió cortesmente mientras le ofrecía una reverencia típica de japón por agradecimiento.

-Fue un placer, ahora por favor acompáñeme –respondió educadamente, para después de ello dirigirse junto con Kasumi a su consultorio .

Después de aquella conversación, la señora Muto abandono la sala de espera para recibir instrucciones por parte del doctor, para que al finalizar procediera a visitar a su hijo, quien se encontraba aún bajo el efecto de la anestesia.

-Ya estas fuera de peligro mi vida -dijo en voz baja mientras acariciaba tiernamente el cabello Alexander.

Pasaron varias horas para que aquel niño recobrar la conciencia. Estaba aturdido y adolorido, pero nada de eso impediría mostrarle a su madre una gran sonrisa.

-Mamita, ¿qué hacemos en este lugar y porque me duele todo mi cuerpo? -pregunto mientras miraba con dulzura a su madre, quien sonrió al ver a su hijo sano y salvo.

-Estamos en el hospital. Anoche te operaron para darte un nuevo corazón -explicó gentilmente mientras tocaba con delicadeza el pecho de su hijo.

-¡¡Eso significa que ya podre jugar con mis amigos sin desmayarme!! -exclamó alegremente, ya que el solo hecho de imaginarse corriendo para jugar a las atrapadas le emocionaba.

-Si mi cielo, podrás jugar con tus amigos tranquilamente. Por cierto, te tengo una sorpresa.

-¿Qué sorpresa mami? -pregunto impaciente.

-Trata de adivinar.

-Ummm, ¿me compraste un nuevo carrito?

-No, pero apartir de ahora podre comprarte todos los que quieras, ¡¡ganamos la lotería!! –dijo alegremente para después de ello besar a su hijo en la frente.

-¡¡Somos ricos!! -exclamo sorprendido.

-Si mi niño, ya no pasaremos hambre, iras a una buena escuela, tendrás una licenciatura y viviremos en una hermosa casa tan pronto te den de alta.

Era 20 de octubre, para entonces Alexander y Kasumi había abandonado el hospital para dirigirse a su nuevo hogar a instalarse. Tardaron todo el día, pero al final de la noche terminaron de acomodar muebles nuevos, vajilla nueva, juguetes nuevos y el nuevo guardarropa.

-Listo mami, terminamos.

-Si mi niño, nos llevó todo el día pero acabamos -respondió mientras  se sentaba en el sofá de la sala junto a Alexander.

-Mami, te puedo hacer una pregunta –dijo mientras miraba una antigua fotografía de bodas que se encontraba sobre la chimenea.

-Por supuesto, y no solo puedes hacerme una, hazme las que quieras.

-¿Por qué no conozco a mi papá?

Cristal estaba atónita con dicha pregunta, sin embargo sabía que ya había llegado el momento de decirle a su hijo sobre la muerte de su querido esposo.

-Tu padre fue un maravilloso hombre; era alegre, trabajador, cariñoso y protector. Pero eso no le importó al asaltante que le arrebato la vida cuando volvía a casa del trabajo. No lo conociste porque cuando falleció tu apenas eras un bebé, sin embargo el te amo con el alma.

-Me hubiera gustado conocerlo, pero sabes, me alegra mucho aun tenerte a ti –dijo mientras embosaba un tierna sonrisa.

-Siempre me tentras mi vida, y aunque no puedas ver a tu padre el esta con nosotros ahora mismo -dijo mientras abrazaba al pequeño infante.

Después de aquella conversación entre madre e hijo, el tiempo continúo con su transcurso diario y repetitivo. Sin embargo al paso de los años Alexander fue convirtiéndose en un joven educado, cariñoso, humilde y caritativo. Físicamente era atractivo; su cabello era tricolor (rojo, negro y rubio) en forma de cinco picos y dos mechones rubios, de piel blanca y ojos color gris azulejos que siempre mostraban confianza y seguridad. A sus veintidós años de edad, Alexander era un joven cuyo carácter era noble, pero a causa de su posición social y extraordinario físico muchos lo consideraban presumido y altanero.
En el año que cumplió veinticinco años contrajo matrimonio con Nagisa Fujiwara, una joven hermosa que conoció en sus días en la high school cuando tenía dieciséis. Exactamente el 19 de agosto, Alexander y Nagisa se encontraban celebrando su boda con gran alegría y regocijo en la mansión de los Muto, ya que después de largo años de espera al fin estarían juntos como marido y mujer.

-¡Felicidades hijo mío! En verdad que me alegra que hayas encontrado la felicidad en una bella mujer como Nagisa -dijo Kasumi mientras abrazaba con dulzura a su querido Alexander.

-Gracias mamá, y en verdad que soy muy feliz a lado de mi esposa - respondió mientras tomaba de la mano a su amada.

-Aún me cuesta trabajo aceptar que ya estes casado, pero en verdad les deseo lo mejor –dijo dulcemente mientras se limpiaba algunas lagrimas con un pañuelo.

-Gracias mamá, pero estoy seguro que cuando tengas a tus nietos entre tus brazos agradeceras que haya contraído matrimonio con una hermosa dama.

-Tienes razón hijo, cuando nazcan mis nietos... Al fin aceptaré la idea de que ya no eres un niño de seis años –dijo Kasumi con nerviosismo mientras tocaba la mejilla derecha de su hijo.

Alexander al escuchar las palabras de su madre noto el nerviosismo de ésta, sin embargo decidió dejar las cosas como estaban a pesar de que no comprendía el comportamiento de su madre.

-Bueno mis recién casados, iré a atender a los invitados -dijo Kasumi, quien aun continúa nerviosa.

-De acuerdo - respondieron en unísono los esposos Muto.

Después de aquella conversación, Kasumi se retiro de aquel lugar para dirigirse a atender a los amigos de su hijo. Pero mientras se dirigía hacia las mesas, pensaba sobre lo que sucedería cuando Alexander y Nagisa tuvieran a su primer hijo.

-Cuando nasca el primogénito de mi Alexander, el señor Mikuru lo reclamara, y estoy más que segura que mi Alexander sufrirá por la pérdida de su hijo, pero prefiero salvar a mi niño que a mi nieto –pensó aquella mujer mientras caminaba hacia una de las mesas del jardín.

Después de aquel pensamiento el tiempo continuo con su transcurso. Para entonces los días, las horas y los meses ya habían transcurrido favorablemente para Alexander y Nagisa, ya que para el 24 de diciembre  nacería el pequeño hijo de ambos.

-Solo faltan tres días para que nasca el hijo de mi Alexander, pero lamentablemente no lo verá crecer –pensaba nostálgicamente mientras hacia sus labores diarias.

Los días transcurrieron, para entonces Alexander y Kasumi se encontraban en la sala de espera del hospital general de domino. Cuando de pronto Kasumi recibió una llamada telefónica de un número desconocido.

-Bueno, en que puedo ayudarle -dijo educadamente al responder su teléfono móvil.

-Hola mi querida Kasumi, espero que no te hallas olvidado de mi -dijo Kuro Mikuru desde el otro lado de la línea.

-Claro que no señor.

-Quiero imaginar que sabes el motivo de mi llamada, verdad.

-Claro que sí señor.

-Bien, me ha llegado el rumor de que el dia de hoy nacerá tu nieto, por lo que exijo mi pago por tus millones.

-No se preocupe, tendrá su pago como lo prometí –respondió nostálgicamente.

-Perfecto, mañana mismo uno de mis aliados ira por tu nieto al hospital, de acuerdo.

-¡¡Pero señor Mikuru!! -exclamó alterada mientras desviaba la mirada de su hijo, quien no comprendía la razón de aquella llamada telefónica.

-¡¡Nada Kasumi!! El trato fue que tan pronto naciera tu primer nieto, tú y tu familia jamás lo volverían a ver.

-Pero...

-Es mi última palabra, así que ve pensando en que nueva mentira le inventaras a tu hijo y a tu nuera, hasta luego –dijo aquel hombre para después de ello finalizar la llamada.

-¿Qué sucede madre? La llamada que acabas de recibir te ha dejado muy alterada -pregunto Alexander mientras miraba el rostro perturbado de la elegante mujer de ojos violetas.

-No sucede nada Alexander, solo una llamada de negocios.

-Estás segura madre, porque estas muy alterada.

-Si, estoy segura no te preocupes.

Pasaron las horas, para entonces eran aproximadamente las 5:30 de la tarde. El doctor que había atendido el parto de Nagisa salió del área de maternidad para darles grandes noticias a la familia de aquella joven, quienes estaban impacientes por saber del nuevo Muto.

¿Quiénes son los familiares de la señora Nagisa Muto?

-Nosotros –dijeron al mismo tiempo Alexander y Kasumi mientras se levantaban de las sillas de la sala de espera.

-¡Felicidades señor Alexander! Es el padre de dos hermosos niños, que según la madre se llamaran Yami y Yugi -dijo mientras extendía mano hacia Alexander para felicitarlo.

-¡¡Quiere decir que son gemelos! –exclamó Kasumi bastante sorprendida, ya que no podía creer la noticia.

-Si señora, me imagino que usted ha de ser la afortunada abuela de los gemelos, verdad –respondió con gentileza mientras sonreía.

-Si... pero dígame doctor, podría conocerlos.

-Por supuesto señora, sus nietos se encuentran en los cuneros.

-Muchas gracias doctor.

-Fue un placer, ahora con su permiso –dijo el doctor para después proceder a retirarse.

Después de aquella conversación Kasumi abandono la sala de espera, para dirigirse a conocer a sus nietos. Mientras que Alexander se dirigió a visitar a su esposa, quien se encontraba en una de las habitaciones del hospital.

-¡Hola mi vida! ¿Ya cómo te encuentras? -pregunto Alexander mientras se acercaba tiernamente a su esposa.

-Me encuentro muy bien, tanto que el doctor dice que mañana mismo me dará de alta.

-Eso me alegra más de lo que ya estoy –dijo mientras le sonreía a su esposa.

-Supongo que ya supiste que tuvimos a dos hermosos niños, verdad cariño -respondió mientras tomaba la mano de su marido.

-Por supuesto, y por cierto ¿ya has pensado como se llamaran?

-Así es, el mayor se llamara Yami Muto y el menor se llamara Yugi Muto.

-Son nombres excelentes y perfectos amada mía –dijo mientras abrazaba tiernamente a su esposa.

Mientras tanto en los cuneros, Kasumi miraba con alegría y ternura a sus dos nietos, pero en especial a Yami, quien era el mayor de los dos, debido a que aquel pequeño e inocente bebé había logrado ganarse el corazón de su abuela.

-No pudo permitir que aquellos criminales te aparten de nuestro lado, simplemente no puedo –dijo susurrantemente mientras cargaba al pequeño Yami.

Después de aquellas palabras, Kasumi dejo al pequeño Yami en su cuna para  cargar al pequeño Yugi, quien se encontraba profundamente dormido.

-No tienes de que preocuparte de nada mi pequeño Yugi, te juro que no permitiré que aparten de nuestro lado a tu hermanito mayor –dijo susurrantemente mientras acariciaba la suave mejilla de Yugi.

Después de aquel acto, Kasumi dejo a Yugi en su cuna, para dirigirse inmediatamente a la habitación en donde se encontraba su hijo y su nuera.

-Hola Nagisa, ¿ya como te encuentras? -pregunto Kasumi mientras entraba a al habitación.

-Ya me encuentro mucho mejor, gracias por preocuparse por mi madre.

-¿Para cuándo te darán de alta Nagisa? –pregunto impaciente mientras miraba el paisaje a través de la ventana de la habitación.

-¿Para qué quieres saber con tanta urgencia madre? -pregunto Alexander con algo de molestia, ya que aun seguía sin comprender el comportamiento de su madre.

-Porque necesito que la den de alta hoy mismo –respondio con seriedad mientras miraba fijamente los ojos de su hijo.

-¡Hoy mismo! –dijeron en uní sonó el matrimonio.

-Si, así que ambos prepárense, porque esta misma noche abandonaremos domino –dijo mientras daba media vuelta para abandonar la habitación de aquel hospital.

-Espera un momento madre. Antes de que te obedezcamos, quiero que me des una buena respuesta –dijo molesto, mientras impedía que su madre saliera de la habitación.

-Tenemos que atender un negocio muy importante para la empresa en Tokio, de acuerdo.

-No me convence lo que dices, pero esta bien.

Después de aquella conversación, Kasumi abandono aquella habitación, para dirigirse a empacar todo lo necesario para su familia.

-Juro que mientras esté viva, jamás lograran localizar a mi amada familia –pensó mientras guardaba en una maleta documentos importantes.

Después de aquel pensamiento, dicha  mujer abrió una cuenta bancaria a nombre de Nagisa Fujiwara para que la mafia no pudiera rastrearlos. Una vez que termino, procedió a darles unas últimas indicaciones a sus sirvientes, quienes siempre estaban en disposición de servir.

-Tienen que irse inmediatamente de la mansión, ya que si permanecen aquí den por hecho que morirán, de acuerdo.

-De acuerdo señora -respondieron los sirvientes al mismo tiempo.

-Solo una última cosa antes de que me vaya junto con mi familia. No le den información sobre mí a nadie, de acuerdo.

-Como usted mande señora -respondieron educadamente, para después de ello ofrecerle una reverencia a la señora Muto.

Pasaron las horas después de aquella conversación, para entonces Kasumi junto con su familia ya se encontraban demasiado lejos de Domino. Kasumi ya se encontraba más tranquila, aunque sabía perfectamente bien que la mafia no descansarían hasta que tuvieran al pequeño Yami en su poder.
Mientras tanto en Domino, uno de los aliados del señor Mikuru había ido al hospital general Domino para llevarse al hijo de Alexander Muto, pero para su mala suerte, el bebé y la madre ya no se encontraban en dicho lugar.

-Señor Mikuru, me temo decirle que la familia Muto ya no se encuentra en este hospital -dijo aquel hombre una vez que se comunico con su jefe.

-¡¿Cómo que ya no se encuentran en el hospital?!

-Una de las enfermeras me informo que el dia de ayer dieron de alta a la señora Muto junto con sus hijos.

-Gracias por la información –dijo mientras finalizaba la llamada con su secuaz.

Después de aquel acto Kuro abandono su escondite junto con algunos secuaces, para ir en busca de la familia Muto a la mansión que anteriormente le pertenecía a Kasumi.

-¡Abran la puerta inmediatamente! –grito mientras golpeaba la puerta con fuerza.

Pasaron algunos minutos después de aquel grito por parte de Kuro Mikuru, sin en cambio en aquella mansión nadie salía a recibilo. Kuro estaba desesperado, que opto por dispararle a la cerradura de la puerta para entrar a buscar lo que por convenio era suyo.

-Busquen al pequeño hijo de Alexander inmediatamente –ordenó a sus aliados una vez que abrió la cerradura.

Después de aquella orden los aliados de éste comenzaron a buscar por toda la casa, pero no encontraron a nadie.

-Mi señor, no hay rastro de ellos ni de la servidumbre.

Kuro al momento de escuchar aquellas palabras por parte de uno de sus aliados, comenzó a disparar por toda la casa para ver si lograba encontrar a alguien en aquel lugar. Pero para su mala fortuna en dicho lugar solo se encontraban ellos.

-¡No te podrás esconderte por mucho tiempo Kasumi Muto, y cuando te encuentre mataré a toda tu amada familia ! –grito furioso en aquella mansión, la cual se encontraba abandonada.

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Ending: The Story – Thirty seconds to mars.

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Holaaa holaaaa espero este primer capítulo les haya gustado, este es un fic que al igual que lazos del destino estoy remasterizando,  ya que en el pasado los escribí en fanfiction. En el pasado este fic lo escribí como un guión teatral medio chafa jajaja, sin embargo espero lo disfruten. Sin mas que decir hasta el próximo capítulo.

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