CAPÍTULO 2 - CADENAS
—¿Ah? veo una persona de pie frente a las cuevas, su silueta me resulta familiar, ese cabello dorado, esas gafas sobrepuestas... —murmuraba Pierce mientras bajaba de aquel monte.
—No me lo creo, ¡Pero si has crecido demasiado! —hablaba con un tono enérgico pero sorprendido aquel hombre que se había percatado de la llegada de Pierce.
Pierce se apresuraba constante en su marcha. Tenía vagos recuerdos de aquella persona, pero hubo algo que lo hizo reconocerle de inmediato.
—Pasan los años y no puedes dejar las galletas verdad, ¿Qué te trae por acá? —gritó Pierce en tono de broma mientras se iba acercando.
—Recién regresé hace un par de horas, quería visitar a mi mejor amigo —dijo aquel hombre con un tono un poco más serio.
—¿Si sabes que él no murió en ese derrumbe verdad?, sé que él está en algún lugar cruzando la frontera, yo lo siento. Ya tengo la edad suficiente para poder cruzar, es lo único que me queda y voy a buscarlo —respondió Pierce con un tono serio y decidido.
—Entiendo tu punto solo que... ya han pasado 8 años desde el suceso. Me enviaron a Eldham en medio de todo lo sucedido, y sí, yo también estuve buscándolo por allá, esperaba que me contactara por algún medio, pero nada.
—Zane tú sabes de mi maldición, y también sabes que, si el estuviera muerto, yo lo habría visto ya. —respondió Pierce mientras una lagrima corría por su mejilla.
—¿También sabes que cuando una persona muere en pecado, su alma se va al purgatorio y no puede volver aquí verdad? Tú sabes lo que dicen en el pueblo, cuando alguien desobedece los mandatos de Orión, cosas malas suceden. —respondió Zane en un tono más serio que antes.
—Si mi hermano estuviera aquí, te desconocería de inmediato, creí que tú lo conocías más que nadie, dudaste de tu mejor amigo.
—El tiempo nos hace madurar y darnos cuenta de muchas cosas. Y yo no podía entender como pasó todo eso. Estuve igual de renuente que tú por un largo periodo, hasta que por fin entendí, que, si algo malo te pasa en Arkala, es porque hiciste algo peor. Hemos vivido en paz por muchos años, hasta que ocurrió todo esto y desencadenó una serie de sucesos más en tu familia. Son pruebas que nos hacen entender que, si no obedecemos, perderemos la misericordia de Orión. —finalizó Zane mientras se disponía a irse.
Pierce atónito ante esas frases que acababa de escuchar, estaba intentando controlar su enojo, se dio la vuelta y decidió caminar en sentido contrario sin decir ni una sola palabra.
—Sé que no me vas a hacer caso, pero debes tener lo siguiente en cuenta, ya que estuve en Eldham por algún tiempo y también conozco lo que es salir de aquí, y ahondar entre las fronteras de Pavv —dijo Zane mientras alcanzaba a Pierce.
Pierce se detuvo un momento, no quería ver a Zane, pero igual reconocía que la información que podría darle era importante. A pesar de todas las cosas, Pierce era observador y analista en las opciones que tenía, rara vez había actuado por impulso.
—Continúa —dijo Pierce cabizbajo mientras caminaban a la par.
—A lo largo de estos años, he visto personas cruzar las fronteras, sé que no debería decirlo ya que en Arkala no es muy común que se hablen de estos temas. Lo que pasa es que desde hace algún tiempo en Eldham se ha extendido la curiosidad y la necesidad de agrandar el territorio y buscar recursos. Fuera de Pavv hay un vasto mundo sin explorar. Por 100 años la gente ha tenido miedo de los espíritus y especies que abundan en la tierra. Era considerado un tema tabú el hecho de si quiera hablar sobre salir a explorar.
—Estoy seguro de que mi hermano está en algún lugar fuera de Pavv, lo he estado esperando todo este tiempo, pero no sin dejar de entrenar. Zane, estoy seguro de que algo le pasó a Jude. Pronto saldré de aquí he iré a buscarlo.
—Poco o nada podrás hacer por Jude estando muerto. Conocemos muy poco de lo que hay afuera, incluso para ir de Arkala a Eldham necesitarías ir en grupo, una única persona no sería capaz de recorrer toda la tierra.
—Sé que no puedo ir solo, pero es una misión propia, tendré cuidado en todo momento además con mi maldición sé que podré controlar la situación.
—No tienes idea de nada... ¿Cómo planeas ir a un sitio desconocido, tu solo, y sin idea de a lo que te puedes enfrentar? Estás hablando de un acto suicida. —Replicó Zane un poco enfadado.
—Es un buen punto... y tu pareces conocer mucho al respecto ¿Por qué no te unes a mí, y vamos en busca de Jude? —dijo Pierce con un tono un poco renuente.
—No puedo ir contigo, tengo deberes aquí, he trabajado mucho para ganarme un puesto y ser el orgullo de la familia, ahora tengo un rango más alto y no quiero arruinar nada.
—Tienes razón, sería egoísta de mi parte arrastrarte a algo que es solo problema mío.
—Te daré algo de información detallada. Cuando inicié mi entrenamiento en Eldham estuve solamente 8 meses, las personas recién empezaban a tener curiosidad por cruzar las fronteras, había muchos rumores que hacían encender ese espíritu de aventura en las personas. Cada cierto mes salían en grupos de 15 a 20 personas. Personas que nunca han vuelto a ser vistas.
—¿Y si ya no volvieron porque encontraron un lugar mejor donde vivir? —dijo Pierce con un tono algo incrédulo.
—Estamos hablando de Jóvenes, Hombres y Mujeres, algunos de los cuales eran padres de Familia, personas con habilidades en ciertas áreas indispensables para el pueblo. Incluso llevar Sacerdotes o Aprendices no les aseguraba viajar con seguridad.
—Probablemente hay un reino increíble allá afuera y nosotros aquí encerrados y temerosos, tal vez los de arriba nos cuentan esas historias para asustarnos y tenernos siempre a sus pies y obedientes.
Renegaba Pierce, él siempre había tenido esa sensación de que algo andaba mal con el sistema dentro de Arkala, conocía teorías conspirativas que había escuchado por ahí, pero entre sí mismo nunca lo había tomado tan enserio.
—Te recuerdo que tu hermano desapareció de igual manera ¿Acaso crees también que el encontró un reino fructífero y está gozando, mientras tu y lo que queda de tu familia están aquí "sufriendo"? —Recalcó Zane dejando notar una molestia en su rostro.
De pronto Pierce sintió algo en su pecho, era una sensación como si le hubieran arrancado el corazón. Dejó de caminar y se quedó en medio del camino.
—Perdona, no quise...
—Olvídalo, tienes razón, sé que él está en alguna parte y necesita mi ayuda. Necesito que me digas, cuantas personas necesito, como puedo orientarme en este mundo desconocido y la información que hayas recolectado, por favor.
—No es la cantidad, es la calidad de tu gremio, Alguien que sea buen peleador, no importa el área solo que sea un buen guerrero. Alguien que sepa de cocina, el viaje es largo y se desconoce mucho de la calidad y cantidad de ingredientes que hay afuera, no cualquiera sabe reconocer o mezclarlos bien. Un explorador que tenga sentido de la orientación. Algún arquero o alguien que sepa golpear a distancia. Sé dice que las batallas son duras y entre más te adentras, pueden ser más peligrosas.
—Pelear contra espíritus no será tarea difícil para mí —Desafió Pierce.
—No son solo espíritus, son también personas de carne y hueso. Los espíritus solo pueden poseerte cuando ya estás muy debilitado ¿Recuerdas que hace poco te dije que ya han salido grandes y fuertes grupos de personas antes? Sé cree que muchos fueron ya poseídos. Suma a eso qué, se desconocen las demás especies que habitan el mundo, bestias, elementales y más.
—Conozco esas leyendas y mitos, créeme que no estoy asustado por eso, aunque dudo de su existencia son situaciones que contemplo muy bien. —dijo Pierce luego de un suspiro.
—Lamento no poder ir contigo, estoy encadenado a este lugar, debo hacerme cargo de unos asuntos dentro de la iglesia, pero si vienes a mi casa mañana te daré algo especial que puede ayudarte en tu viaje. —finalizó Zane antes de cambiar de sendero.
—De acuerdo, gracias por todo esto, ¡nos vemos! —respondió Pierce
Ambos se despidieron y Pierce tomó un rumbo diferente. En el pueblo no era bien recibido y aunque nadie le decía nada, todos trataban de evitarlo a toda costa. Es por eso que él vivía y comía a las afueras del pueblo, sin contacto con nadie.
—Formar un equipo... ¿para qué? He sobrevivido todo este tiempo yo solo, no necesito a nadie que venga a defenderme ni a curarme, puedo hacerlo todo yo mismo. —renegó Pierce mientras veía el suelo.
A pesar de esas palabras, él sabía que no bastaría para llegar a donde sea qué su hermano estuviera. Atravesar un mundo desconocido y sin explorar, incluso para los más fuertes no había resultado en una agradable experiencia.
La tarde transcurrió con normalidad, Pierce estaba empacando una mochila con las cosas suficientes, limpiando la vieja choza en la que vivía y pensando en cuál sería su primer paso.
—Muy bien, aún no tengo un plan... aunque no creo necesitarlo, solo tengo que salir de aquí y llegar a Eldham, allá sabré que hacer. Sé cuidarme solo, pero nunca he viajado ni salido de Arkala, estoy consciente de que la calidad de vida de aquí y de allá son completamente diferentes, esta es la primera frontera que debo pasar para salir.
Arkala y Eldham están dentro de la misma región, pero no están juntas una de la otra, se debe emprender un viaje de al menos una semana antes de llegar a Eldham. En ese tramo es difícil, pero no imposible toparte con algún espíritu que logró colarse la frontera. Encontrarte de frente con él sería terrible, incluso si se tratara de uno de los más débiles.
Se contemplaba un atardecer esplendido como hace mucho no se veía en Arkala, el cielo era morado con tintes color magenta, no había estrellas en el firmamento, el viento soplaba levemente con un frío que te erizaba la piel. No había nubes, el cielo estaba limpio. Para los más creyentes era una especie de señal de que algo podría estar por venir...
— Me pregunto si... mi hermano se encuentra con bien, han pasado 8 años, solo espero que no le haya ocurrido nada. Sé que sea lo que sea que haya pasado en las cuevas, él tenía las habilidades para salir de ahí sin problemas. El sentimiento de incertidumbre vuelve cada noche, pase lo que pase iré por ti. —decía Pierce mientras estaba recostado en su cama viendo hacia la ventana, mientras el sol se escondía entre aquellos largos muros.
De pronto Pierce logró conciliar el sueño. Transcurría la noche con normalidad hasta que en alrededor de unas 4 horas después algo lo despertó. Fue un susurro que se sentía como un grito dentro de él... Estaba ocurriendo.
—Pierce, Pierce, necesito que escuches bien —decía una voz entrecortada en la mente del joven.
Pierce estaba tan aturdido, que tenía dificultad para ver y escuchar bien todo aquello. Se sentía mareado.
—Necesito que vayas a Eldham, pregunta por el señor Ford, cerca del Monasterio, dile que quieres salir a explorar, él te dará algo que será de utilidad. Fue bueno volver a verte, cuídate mucho. —decía la voz mientras gradualmente se iba deteriorando.
Pierce apenas pudo reaccionar cuando todo esto ya había ocurrido. No pudo soportar más el mareo que aquello le había ocasionado y sin poder hacer nada más, se desmayó.
Pareció que solamente habían pasado unos instantes cuando bruscos ruidos y golpeteos despertaron a Pierce. Apenas abrió los ojos se percató de que ya había amanecido y qué esos golpes provenían de la puerta de entrada a su choza.
—Pierce Kinn, ¡si está ahí salga de inmediato y no se resista! —decía una voz un tanto enfurecida y con firmeza, detrás del otro lado de aquella puerta.
—¿Ahora que está pasando? —dijo Pierce algo confundido y enfadado, mientras se disponía a levantarse para abrir la puerta.
—Joven Kinn, queda detenido como posible sospechoso por asesinato del teniente de Exploración Zane Gatlin. Según nuestras fuentes, usted fue una de las ultimas personas con las que mantuvo contacto, además de que hay algo en la escena que lo delata a usted —dijo el Padre Anger justo unos instantes después de que Pierce abriera aquella puerta.
—Será llevado al calabozo de la Zona Norte, no intente oponer resistencia.
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