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Gracias por encadenarte a mi vida.

Bueeeeenooo...

No me gusta esta pareja, desde ya lo digo XD. La razón del porque escribo esto es una compensación, ya que más o menos a inicios de año quise hacer un fic Omegaverse de Kardia como un omega, dejando el ship principal a decisión del publico, ganando Dégel... La cosa es que mientras escribía tuve bloqueos, ideas que quería hacer o quitar, dejándolo en pausa por varios meses. Hablando con unas amigas les comente sobre mis ideas para retomarlo, y al notar la nula cantidad de audiencia, los problemas y las dubas que tenia por sobre como seguirlo se me ocurrió abandonarlo, la idea me gustaba así que es probable que la retome en un futuro, mientras dejo este one-shot como una compensación (Fanservis) y una disculpa por no poder cumplir mis promesas.

Por ultimo y como se que preguntaran, ¿Por qué no me gusta esta pareja? No me gustan más de la mitad de los shippeos populares en este fandom a decir verdad. 

Soy relativamente nuevo en Saint Seiya, como no entendía un carajo de los spin-off busque quedarme cerca del fandom enterándome rápidamente de muchos temas, entre esos los ship,  al ver la serie sabiendo el escandalo que hace el fandom por sus "hermosas parejas" Fue la definición  de "Mucho ruido y pocas nueves" 

Por lo tanto preferí buscar/Inventar shippeos que si me gusten en vez de forzarse a ver lo que sea que vez el fandom (Manigoldo x Regulus, ejemplo) Y dejo advertido, cualquier comentario de odio injustificado lo voy a eliminar, una cosa es una critica construida o libertad de expresión, y otra empezar a insultar como una imbécil por una huevonada. 

Espero les guste. 

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Los ojos del ese momento aspirante estaban clavados en el frente, donde la fuerte lluvia atacada en contra del suelo, sintiendo otra vez la impotencia de ser abandonado, primero fueron sus padres que al ver su enfermedad y su tiempo de vida limitado lo dejaron en un hospital, del cual estaban seguros que iba a morir.

Ahora, era un maestro deficiente. 

Kardia terminada pensando en más de una ocasión que lo más seguro era que su enfermedad fue la mejor escusa que pudieron ofrecerle sus padres para dejarlo abandonado en ese hospital, al venir de una familia simple, bastante para ser duros no era dificil hacerse esa idea. 

Al analizar sus recuerdos de su vida como infante al lado de su familia, llegada a la conclusión que su enfermedad era algo que ninguno supo como llevar, que les tomo por sorpresa y como una carga. Recordada las miradas de los 2: Si bien su madre era cariñosa y afectiva, había algo que no  podía evitar pasar por alto al notar cierta tensión entre ella  su padre cuando su presencia llegada en medio, cierto repudio. 

Pero él siempre fue y quiso ser un alma libre. Tenía un espíritu salvaje que era difícil de domar, lo mejor que pudo hacer es abandonar ese hospital y correr libre, buscando vivir, nada le importo en ese momento, solo vivir.

¿Iba a morir no? Ese destino estada gradado en su mente desde que sus problemas de salir llegaron a su conciencia y de no ser por ese hombre que lo salvo, estada seguro que se habría cumplido, los ojos filosos de Kardia en ese momento buscaron la salida de la habitación y miraron al frente, detallando el camino trazado por las gotas de lluvia.

- Krest... - Ese era el nombre de ese hombre tan misterioso que lo encontró. Para su mente que apenas estaba dejando de ser la de un infante había sido como un ángel encapuchado que le concedió el deseo que más quería en toda su vida. Salvándola e informándole de su puesto como un hombre poderoso en la orden de Athena.

Orden a la quiso pertenecer apenas escucho por boca Krest sobre ella. Le hablada totalmente convencido que su destino era encontrarse con él para otorgarle el camino a su verdadero destino como Santo de Scorpio. Le ofreció la sangre que lo curo para eso, lo dejo vivir al límite, pero era una lástima que solo fue de forma parcial, pues cada cierta fracción de tiempo, el calor que llenada su cuerpo era insufrible, necesitaba de otros aun en este punto.

- Nunca estaré preso, por nadie. - Expreso, extendiendo su mano y alargando la aguja que se encontrada en su debo, llenándose de una enorme rabia contra el hombre que decía quererlo y protegerlo mientras lograda convertirse en santo. - Estúpido mentiroso. - Siempre lo dejada solo, siempre lo abandonada, en sus cortos años con el estúpido maestro a quien le asignaron apenas se mostrada interesado en él, en su mirada no notada que le tenía algún aprecio, tal vez solo un deseo, pero nada más. Furioso Kardia movió su aguijón de un lado a otro, rasgando el espacio en un corte que alcanzo la distancia. Mirando fijo antes de empezar su carrera y escapar.

Sería la segunda vez que haría eso y no creía que de nada se arrepentiría después, ni antes ni mucho menos ahora, estada feliz corriendo por ese camino que llevada por su libertad, sintiendo como su cuerpo se llenada de adrenalina en medio de la lluvia, ya estada harto que siempre lo pisotearan y abandonaran a su gusto.

No supo cuanto tiempo corrió hasta que sus ojos lograron percatarse del momento cuando la lluvia fue reemplazando por nieve.

Fue ese momento cuando dejo de correr, sorprendiéndose cuando la hermosa figura de un hombre, o bueno, un joven, ya que al detallarlo mejor noto que no debía ser mucho mayor a él. Parecía de su misma edad, cosa que lo dejo aun más hipnotizado a su hermosa figura.

Podía decir que al verlo por primera vez en este ambiente nevado, que se terminada reflejado en sus cabellos largos verdes y su piel pálida le pareció perfectamente lo más hermoso que ha tenido frente.

- Un gusto conocerte. - Su voz sonada suave a sus oídos, totalmente amable y sincera para su persona. Parándose frente de si para ofrecerle su mano. - Degel, mi maestro Krest me dijo que necesarias mi ayuda. - Kardia parpadeo de forma repentina al momento que pronuncio ese nombre, volviendo a la realidad de forma rápida.

- ¿Krest? Ahmm... ¿Lo conoces? - Ni se molesto en presentarse, el escuchar el nombre de ese guerrero veterano no lo dejo totalmente tranquilo. Al notar la cara de desconcierto que puso Degel sin tapujos volvió a hablar, respondiendo las dubas del Santo de acuario en el proceso. - Ese bastardo me dejo abandonado con un completo inútil, me sorprende que te trajera conmigo. - Sus ojos lo miraron de arriba abajo, admitiendo sus pensamientos sobre él, sonrojado. - Aunque eres muy hermoso a la vista.

Degel no supo si reír por lo honesto y descarado de sus palabras, o sentirme hasta ofendido. Era la primera vez que con 5 minutos de verse frente un hombre lo dejada tan impresionado.

- Mi maestro Krest te dejo con otro instructor porque él no puede quedarse mucho tiempo activo. Tiene una misión que atender, solo lo dejo desatendido para entrenarme como su sucesor. - Informo, su voz no había perdido el tono que hace un momento, levanto su mano para dejarla sobre el pecho de griego. - También me informo sobre tu corazón. Vengo a eso. - Sus ojos y los de Kardia se cruzaron en ese momento, provocando que el corazón del futuro de Scorpio empiece a latir de forma errática.

Y provocando una reacción en otras partes de él.

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- Jajajaja. - Volviendo a la realidad, Manigoldo escuchada atentamente a su gran amigo relatando el momento en que el amor de su vida y él se vieron por primera vez. Tomando un poco Sake (Cortesía de Hasgard/Aldebarán) Teniendo su última conversación. - Vaya que te pego un amor a primera vista, nunca te escuche hablar de esa forma tan apasionada. - Menciono, tomándose un fuerte trajo aumentando sus carcajadas.

- Me ofendes, que mi corazón este enfermo no significa que no lo use. - Dramatizando se defendió. Manigoldo siguió riendo por unos pocos segundos más, sacando Kardia su carta bajo la manga para callarlo una vez paro. - ¿A ti como te va con el leoncito? Digo... ¿Qué harás en tu relación con él ahora que Hades fue derrotado? - Como si fuera lo más casual e irrelevante del mundo comento.

Manigoldo podría estar con algo de Sake encima pero aun tenía su conciencia en funcionamiento como para no percatarse que lo quería joder.

- Simple: Seré un hombre y me hare cargo de él por el resto de nuestras vidas. Sabes que yo soy cuando voy en serio cumplo. - Mirando por el rabillo del ojo declaro. Separándose de la pared donde estaba apoyado de un salto, quedando frente a Kardia para mirarlo a los ojos. - Lástima que Sage se haya sacrificado por salvar mi vida, el podría haberme casado con mi pequeño rey. Aaaaa, bueno. Creo que eso tendrá que hacerlo Shion.

- Jajajajaja.

- Hablo enserio, sabes lo importante que se ha vuelto Regulus para mí. Ahora que Sísifo prefirió sacrificarse, es mi deber cuidarlo.

- Que galante de tu parte. Enserio te dejo bien enamorado, y tienes el descarado de criticarme.

- En fin, ¿Qué harás ahora tú?

- Bueno... - Kardia se llevo la mano al pecho, apretando lentamente su pecho recordando la suerte que tenía en estos momentos. El frio provocado por Degel al momento de tener que combatir a su vieja amiga en Blue Grand fue tan extremo que el 0 absoluto que provoco, parcialmente detuvo la expansión del fuego en su pecho. Lo suficiente para poder recobrar la coincidencia y sacarlo del hielo, abrazando su cuerpo de forma posesiva queriendo que el calor que desprendía su cuerpo sea lo suficientemente fuerte para salvarlo, a la par que el frio del suyo termine de detener las brasas que querían consumir su vida. - Me iré a Blue Grand con él. El frio de haya ayudara con mi corazón, y Degel acepto ser el nuevo "Ministro" Allí.

- Es un adiós entonces. Supongo. - Terminando su trago le ofreció su mano a su amigo para levantarlo, sonriéndose mutualmente y terminando por abrazarse palmeando la espalda del otro.

- Promete que iras con el leoncito a verme. Sigues siendo mi amigo. - Recordó, separándose lo suficiente de Manigoldo, manteniendo ese tono de amenaza en su voz. - Parto al atardecer.

- Hecho. Regulus y yo iremos a verte. - Levantando el pulgar le afirmo. Terminando de matar el tiempo antes de despedirse. 

Llegada la hora cada uno se fue a su templo, Kardia tomaría primero que nada un baño largo para relajarse, había tantos que venia pensando  desde el momento donde esto se le informo. Había felicidad, vivir su vida en tranquilidad con el hombre que amada, hasta llegar probablemente a la vejes ya que había cumplido sus deseos para su vida de hace años. 

Las armaduras se iban a quedar en el Santuario, debido a que ya no eran santos de oro. Al salir del agua se encontró con Dégel detallándolo de arriba a abajo lentamente con sus lentes puestos, Kardia se lamio los labios al notar esto, dejando caer la toalla de forma intencional. 

Dégel sonrió,  haciéndole un ademan con la mano buscando arreglarlo.

- Te traje algo de ropa más adecuada. Sé que de ser por ti, vas con cualquier cosa encima. - Y no mentía, si era en un lugar donde estarían los 2 solos esta sin ropa estaría. 

El recuerdo de una pequeña travesura del pasado llego a la mente de Kardia, habiendo convencido a Degel de dejar su lado tan estricto para cometer la locura de fugarse del Santuario toda una noche. Terminando en los 2 enteramente solos a kilómetros del Santuario y del pueblo, donde nadie los pudo ver , ni se creería viniendo de Degel, ambos tuvieron sexo iluminados por la luz de la luna por horas. 

Aunque Kardia sabia de primera mano lo travieso que podía ser el Santo de Acuario. 

- ¿Nervioso? - Degel pregunto, terminando de arreglarle la cordata a su novio. Este por su parte solo se encogió de hombros haciéndose el indiferente, robándole un beso a su novio.

- Siempre y cuando nos quedemos juntos no tengo problemas con nada. - Declaro. - Umm... ¿Cómo te lo digo? 

- Te robe el corazón cuando se supone que debía  cuidarlo.  ¿Eso me quieres decir? - Sonriendo enternecido dejo su mano cerca del pecho del Griego, trazando un circulo en esta logrando adivinar las palabras que Kardia le quería dedicar.  

- Algo así... - Pasando su mano por su nuca acepto que no estaba equivocado. - Nunca me ha gustado estar atado por varias vivencias en el pasado.

- Sabes que de eso estoy consiente. 

- Es verdad, pero a lo que quiero llegar es que en este momento estoy feliz de permanecer a tu lado. Supongo que te debo un gracias por aparecer en mi vida y encadenarte a ella. - Siempre tan dulce. Pensó Degel. - ¿Nos vamos? Porque cuando lleguemos quiero arrancarte la ropa y deleitarme contigo. 

- Nos vamos. - Degel acepto la mano que Kardia le ofrecía. Partiendo del santuario hacia Blue Grand.

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