ACTO I
El escenario se convierte en un salón de piso de soltero. En la parte derecha del escenario y cara al público un sofá de tres plazas y un Síllón. En el extremo derecho un espejo de pié. En la parte izquierda una mesa y cuatro Síllas. De frente en el escenario un aparador con platos, vasos, servilletas y cubiertos y una radio.
Entra en escena Pedro por la parte izquierda del escenario donde se supondrá que está la puerta de acceso a la vivienda. Entra con un carro de la compra, arrastrándolo y como ausente. Llega a mitad escenario y se para. Juan se encuentra preparando la mesa para dos personas. Está poniéndola mientras baila al ritmo de alguna música tipo "you sexy thing"
ACTO I
ESCENA I
JUAN –¡Ey! ¿Ya has vuelto? –Pedro lo mira y dice semi–ausente.
PEDRO –Sí...o no... o quién sabe –se sienta en el sofá dejando el carro.
JUAN –¿No?
PEDRO – Sí
JUAN –¿Sí?
PEDRO –No
JUAN – Y... ¿Qué haces aquí si no estás? – Se le aproxima mirándolo con extrañeza.
PEDRO –Mi cuerpo está aquí, pero mi cabeza está en otro lugar –indica mirando al infinito.
JUAN – Y... ¿eso?
PEDRO –Creo que me acabo de enamorar –dice románticamente–. He conocido a una mujer que es una maravilla, simpática, guapa, de mirada angelical..., sus palabras son tan... tan... ¿Sabes? hoy me ha dicho "hola Pedro", ¡se ha acordado de mi nombre! –Deja de mirar al infinito. Hay un juego con las llaves de casa de Pedro: al entrar las deja encima de la mesa, Juan se las devuelve, Pedro las vuelve a dejar en otro sitio, Juan se las vuelve a dar. Este juego dura durante la escena, hasta que finalmente Juan se las queda en su bolsillo.
JUAN –Que novedad Pedro, del mío se acuerdan todas –quita la música-. A ver, a ver. Entonces, ¿esto quiere decir que Paula... nada de nada?
PEDRO –¿Paula? Paula no puede ser. Ese es un amor platónico, un amor de juventud. Siempre la he querido, desde pequeños. Pero claro, nunca me he atrevido a decirle nada. ¿Por qué? Porque Andrés siempre estaba con ella, con ella y sus amigas. El era templado, guapo, todo lo que yo no era y al final él se la llevó, se llevó la que hubiera sido la mujer de mi vida.
JUAN –Pues nada Pedro: ¡a vivir que son dos días! –le da una palmadita en la espalda – .Venga, vamos a guardar la compra, que se me hará tarde para preparar la cena.
PEDRO –Le para – ¿La cena? E... eso te quería decir...que...
JUAN –¿Y el pan? –Dice mirando el interior del carro.
PEDRO –Eso te quería decir, que se me ha olvidado el pan.
JUAN –¿Qué?, ¿y por qué? –Mira dentro del carro de la compra.
PEDRO –Porque estaba hablando con "ella" en la panadería del supermercado –dice románticamente.
JUAN –¡No!, ¡no me puedes hacer esto!, ¡lo necesito para hacer los canapés¡, ¿cómo demuestro yo ahora a mi chica todo lo que he aprendido de "máster chef" si no tengo los canapés?
PEDRO –Hazle un huevo frito con patatas –le dice irónicamente.
JUAN –Eso ya se lo hice el sábado pasado.
PEDRO –Sí le va a dar igual, seguramente le hará más caso a tu longaniza que a los canapés, así es que repites el... huevo frito y asunto arreglado, si acaso le pones unos tostones por encima y ya está. Además... así me sale... ¡más barato! –Le dice enfadado.
JUAN –No. Quiero sorprenderla. Esos canapés son la base de mi esfuerzo y la entrada al plato principal: solomillo Wellington con reducción de Pedro Ximenez –lo indica señalando la mesa e imaginando el plato–. La comida entra por los ojos y tras la comida...ummm el postre... tú ya sabes...
PEDRO –Para llevarla al huerto no necesitas un solomillo ni canapés, si repite es porque le ha gustado tu herramienta de trabajo.
JUAN –No –dice con pena –. Eso quisiera yo. La semana pasada no hubo sexo, sólo hubo...reconocimiento y exploración del terreno. Pero hoy necesito arar la tierra, labrarla y que me dé sus frutos. Vamos... hacer todos los números del kamasutra.
PEDRO –¿Hoy?
JUAN –¡Necesito una mujer como esta!, ¡está muy buena Pedro¡, ¡tiene unas curvas...¡Tú ya me entiendes¡ –Le dice muy descriptivamente.
PEDRO –No. Si yo te entiendo.
JUAN –Pues no me hagas perder esta noche...Por favor, por favor, por favor....
PEDRO –A ver Juan...cada semana muñeca hinchable nueva. Hace un mes estabas salido por otra, la choni esa que de repente dejaste sin más, cinco días, ¡cinco! Te duró –Juan va recogiendo las camisas que ha dejado sobre el sofá y se pone delante del espejo de pie para ir probándoselas mientras habla con Pedro.
JUAN –Tenía caries y le olía el aliento. Además estaba casada –dice con voz apagada.
PEDRO –Sí. ¿Y la de hace tres semanas que era la mujer de tu vida? Te fuiste un fin de semana con ella el viernes, a una casita de esas en un árbol, y el sábado... ya estabas aquí.
JUAN –Estaba casada.
Pedro hace cara de sorpresa.
PEDRO –¿Estaba casada? Si es que a ti Juan te da todo igual, macho –se levanta y se dirige hacia la mesa.
JUAN –Sí.
PEDRO –No me lo dijiste.
JUAN –Fue un error.
PEDRO –¿Error? ¿Un error? Tu vida parece que está llena de errores.
JUAN –Tienes razón... –Se acerca a Pedro–. He sido un cantamañanas desde que me divorcié. Pero de verdad que quiero ser un hombre nuevo, por lo menos me esforzaré...esos últimos fallos fueron causas ajenas a mi voluntad.
PEDRO –¿La de las caries?
JUAN –Eso...fue causa mayor, entiéndelo –se vuelve a acercar a Pedro, colocándose en medio de escenario.
PEDRO –¡Ya!
JUAN –Pero ahora es diferente. Creo que ella... ella es especial. Me da vida, Siento un cosquilleo en el estómago... ¿Entiendes?
PEDRO –¡Ya! Y... ¿Cómo se llama esa...cosquillera?
JUAN –Se llama...se llama... ¡Coño! ¡Se me ha olvidado el nombre! ¡La tengo como "amor" en el móvil!
PEDRO –¡Ahhhh, ahhhh! ¡Pues vaya! ¡Qué novedad!
JUAN –¡Esta mujer no la puedo perder...! ¡Me da vida! ¡Tiene un algo que hace que me ponga los vellos de punta!
PEDRO – los vellos y... algo más... –Indica señalándole sus partes íntimas con la mirada.
JUAN –Eso ya viene así de serie Pedro... –Se arregla el pantalón discretamente–. Esta noche tengo que... impresionarla totalmente, hacer que caiga en mis brazos rendida.
PEDRO –¿Esta noche? –Vuelve a quedarse pensativo –.Y... ¿Necesitas pan para ello?
JUAN –Sí, para los canapés.
PEDRO –¿A qué hora esperas que llegue?
JUAN –No sé. No le dije hora... sobre las nueve. Voy a hacer la cena.
Mientras Juan se va hacia la cocina cogiendo el carro, Pedro queda modificando el estado de la mesa a toda velocidad: colocando más platos, vasos y servilletas desde el aparador de atrás, mientras va hablando para que lo oiga Juan desde dentro.
PEDRO –Bueno, pues así... Yo de paso... creo que voy a bajar a por el pan al horno del supermercado a comprar el pan que falta. Así veo a la que será el amor de mi vida.
JUAN –Ah, sí por cierto... que no me lo has dicho... ¿Yquién es la afortunada?
PEDRO –La chica nueva del horno del supermercado.
JUAN –Ah, ¿y está buena, o qué? –Pregunta curioso desde la cocina.
PEDRO –¿Buena? Buena no... ¡buenísima! Nos hemos puesto a hablar a hablar y se me ha olvidado el tiempo y hasta lo que tenía que comprar. No la escuchaba apenas y mira que lo intentaba ¿eh?, mira que lo intentaba, pero mirándole... lo que tú ya sabes...se me iban los ojos –gesticula tocándose los pechos.
JUAN –Ya imagino, ya –se ríe–, no te estoy viendo pero me lo imagino, me lo imagino.
PEDRO –Pues eso...pero al final he reunido el coraje suficiente de pedirle que venga a cenar a casa y... ¡Me ha dicho que sí!
JUAN –¿Qué qué? – Sale a escena enfadado y mirando la mesa–¡Pero si quedamos que irías a casa de Andrés a ver el fútbol! –Deja el saco de pan encima de la mesa.
PEDRO –Pues no. Cambio de planes.
JUAN –Pero... ¿Cómo me haces esto?
PEDRO –Pues muy fácil: Punto uno: vives en MI casa –le habla desde la otra parte de la mesa.
JUAN –¡Te pago un alquiler!
PEDRO –¡Jaaa! Un mes no y al otro tampoco.
JUAN –Bueno... reconozco que no he tenido una buena época. Encontrar empleo es difícil.
PEDRO –Sobre todo si no lo buscas.
JUAN –Estoy en ello. Todas las mañanas miro las ofertas.
PEDRO –Sí, mira, sí, eso sí que es verdad: las ofertas del supermercado y desde MI ordenador.
JUAN –Bueno... la cuestión es buscar, ¿no?
PEDRO –Ya. Dos: todos los sábados o domingos me toca ir a casa de Andrés a... "ver el fútbol" para que tú te traigas a tu ligue semanal.
JUAN –Hombre, yo... ¡Te sirve de excusa para ver a Paula!
PEDRO –Ya...para ver a Paula...tres: estoy soltero y casi entero, que desde que estás tú no me como ni un rosco. En qué mala hora se me va a ocurrir decirte que vinieras aquí a vivir en mi casa cuando te tiraron del trabajo por acostarte con la mujer del jefe, que está buena y yo también lo hubiera... pero ¡lo de tirarse a su suegra, hombre! Y número cuatro: me traes mala suerte. Desde que estás se me ha muerto el gato, el pez lo tengo con depresión y además no dejas ni un maldito callo a los demás... así es que, si hoy me traigo a mi "amiga" a "mi" casa, te a,gu,an,tas. ¿Lo tienes claro?
JUAN –Pues... ¡Tendrás que comprar más pan!
PEDRO –Eso es. Perfecto, ¡todo el pan que sea necesario! Porque además he llamado a Andrés para que venga a cenar aquí con Paula.
JUAN –¿Aquí?
PEDRO –Sí, aquí, y se han puesto la mar de contentos, incluso me han dicho: "ya era hora ya, "roñoso", ¿roñoso yo? Ja. Así es que... me voy al supermercado a comprar pan –comienza a buscar las llaves–, todo el pan que sea necesario; mientras, puedes preparar el resto de cena, la dejo en tus manos. Ahí en el carro tienes todo lo que me pediste multiplicado por tres. ¡Ah! menos el pan, que me voy ya a comprarlo –coge el saco de pan de la mesa.
JUAN –Ves, anda, ves.
Pedro sigue buscando las llaves de la casa, que no encuentra.
JUAN –¿Qué estás buscando?
PEDRO –Las llaves.
JUAN –No las encuentras porque las tengo yo, que las vas dejando por todos los lados. Pero...una cosa –no se las llega a dar–, que sepas que se te van a juntar las dos en la cena –le da las llaves.
PEDRO –¡Mejor, así tengo dos por una! –Hace el ademán de irse, pero vuelve – y si acaso voy a bajar por las escaleras a ver si así adelgazo algo que creo que me estoy poniendo un poquito fondón, ya va siendo hora de cuidarme. Hasta luego.
JUAN –Eso, sí. Que luego te quejas.
Pedro sale de escena. Juan se queda solo en el escenario. Se sienta en el sofá.
ESCENA II
JUAN –¡Dios!, no es justo, no es justo. La tía más buena que he visto en mi vida y me van a joder la noche –llama por teléfono a su amiga. El teléfono está encima de la mesa –. Eh. Hola amor. Oye, mira que... tenemos un problema. Que resulta que... ¿Qué? ¿Qué ya estás de camino? Eh... vale, vale... –Suena el timbre– ¡te dejo que me están llamando a la puerta! Adiós, adiós.
Juan arregla rápidamente el salón, entrando y saliendo de escena. Se dirige a la puerta y abre.
ESCENA III
ANDRES –Hola. ¿Qué pasa? –Saluda a Juan con dos besos. Andrés entra cantando–. Paula, Paula y Andrés ya están aquí, en casa del ¡roñoso!
Paula mira hacia todos los lados como buscando a alguien
PAULA –¿Y Pedro, no está?
JUAN –Si casi os habréis cruzado en el portal. Se acaba de ir a por pan.
ANDRES –¡Habérnoslo dicho y lo hubiéramos traído nosotros.
JUAN –Da igual no os preocupéis, ya está hecho.
Durante la escena se acercan al sofá y se sientan el matrimonio en el sofá y Juan en una silla –
PAULA –Tengo una amiga de spinning que trabaja en la panadería del supermercado de aquí al lado, se lo podía haber encargado.
JUAN –¿La del horno es tu amiga?
PAULA –Sí...Lucía. ¿Por?
JUAN –Es que creo que también es amiga de Pedro.
PAULA –Es imposible, sólo lleva una semana allí.
JUAN –Pues a Andrés le ha entrado por los ojos.
PAULA –¿A Andrés? ¡Sí es una chiquilla!, ¡podría ser su hija! –Contesta haciéndose notar que no le hace ninguna gracia.
ANDRES –¿Qué cuántos años tiene?
PAULA –Unos veinticinco. Es una bomba de relojería... ¡Lleva a los tíos locos en el gimnasio!.
JUAN –¡Madre mía¡ –Se sienta de golpe en el sofá– . Lo que nos faltaba.
PAULA – ¿La conoces? – Pregunta a Juan .
JUAN –No.
ANDRÉS –¿La conozco? – Pregunta a Paula .
PAULA –No.
ANDRES –Ahhhh, pues igual me apunto yo a ese gym, allí habrá material de calidad.
PAULA –¿Tú? ¡Si te levantas del sofá y ya dices que tienes agujetas de estar sentado!
ANDRES –Hombre, estoy un poco oxidado, pero con un buen profesor y un buen plan de entrenamiento... Yo me pongo a tono – lo dice mientras se mira en el espejo de pié.
PAULA –Todos sois iguales. Sólo queréis ir al gym para ver culos.
ANDRES – la carne es la carne...
PAULA –Ya, ya... La carne es la carne...
Andrés hace un gesto de enojo. Nota un bulto en el sofá, lo coge y es una tira de preservativos. Se levanta, pasa por detrás del y le muestra los preservativos a Juan, mientras Paula está distraída .
ANDRES –Bueno....y tú Juan. ¿Qué es de tu vida? – se levanta avergonzado Juan y los coge, escondiéndoselos en un bolSíllo –
JUAN –Pués... yo iba a cenar aquí con mi chica a solas y se ha fastidiado el asunto...no es que me molestéis... pero Pedro ha pensado que estaría bien cenar todos juntos, "tu amiga" vendrá también a cenar.
PAULA –¿Lucía?
JUAN –Sí
PAULA –Y... ¿Tu chica también viene?
JUAN –Sí, no tardará en llegar. ¡Nos espera una noche movidita!
PAULA –Uffff...¿Quién hace la cena para tanta gente?
JUAN –Yo.
PAULA –¿ Quieres que te ayude a algo?
JUAN –No no... y casi que me voy ya a la cocina a prepararlo todo –Juan sale de escena llevándose el carro de la compra.
ANDRES –¿Tú conoces a la amiga de este? –Señala hacia la dirección en que se ha ido Juan.
PAULA –¿A la de este? ¡Qué va! Lo que dice Pedro: que cada semana cambia de amiga. Vete tú a saber a qué desgraciada le ha tocado esta vez.
Llaman a la puerta, se levanta Paula a abrir. Entra a escena Conchita.
PAULA –¡Ya voy yo!
CONCHITA –¡Hola¡
ANDRÉS –¡Hola¡
PAULA –¡Hola Conchita¡¡Cuánto tiempo sin verte ¡siéntate, siéntate –se sientan en el sofá, Conchita en medio.
CONCHITA –Pues sí, es que vine de Francia hace semana y media.
PAULA –Pero... ¿Tú hermano sabe que estás aquí? Porque no recuerdo que nos haya dicho nada.
Entre Andrés y Paula comienzan miradas de complicidad dándose cuenta de que hay algo raro.
CONCHITA –Sí, Sí. Se lo dije por teléfono al día siguiente de llegar, pero le dije que ya vendría a verlo, que tenía que organizar un par de cosas, no le dije cuando.
PAULA –Pues has elegido el día perfecto: esta noche va a estar completita.
CONCHITA –¿Completita? ¡Qué bien! – Con desgana –, ¿dónde está Juan?
ANDRES –En la cocina preparando todo, pero... ¿Conoces a Juan?
CONCHITA –¿A Juan? Claro –Se levanta –
PAULA –¿Y eso?
CONCHITA –Es que... Estoy saliendo con él. Pedro no sabe nada. Lo conocí el mismo día que vine por la noche, no quería decírselo hasta que estuviera preparado...
PAULA –Pero... ¿Y Juan quiere estar contigo sabiendo que eres hermana de Pedro?
CONCHITA –No, Sí no lo sabe tampoco –Sonríe –.
ANDRÉS – Jojojo, ¡menudo barullo¡
PAULA –¿No?
CONCHITA –Es que cuando empezamos a hablar y me dijo donde vivía es cuando me di cuenta que era la misma dirección.
PAULA –¿Y aún así aceptas venir a cenar?
CONCHITA –No Sí ya vine el sábado pasado. Pero solo cenamos, había quedado después con otras amigas que echaba de menos. No estaba Pedro en casa.
PAULA –¡Claro! Estaba en la nuestra...Como siempre.
CONCHITA –Ahhh
PAULA –Pero chiquilla, si Juan te saca casi 15 años.
CONCHITA –Es que... ¡Es tan mono! –Se tira en el sofá medio tumbada y una pierna sobre el brazo del sofá, suspirando –. Me derrito con él, es un tío tan... tan...
ANDRÉS –Varonil, guapo, atento...
CONCHITA –Sí, y, ¡tiene un culo! y... ¡unos pectorales!
ANDRÉS –Eso también.
PAULA –¡Andrés!
CONCHITA –Y, ¿por cierto? ¿Dónde está mi hermano?
PAULA –¿Tu hermano? en el supermercado comprando el pan que falta para la cena. Somos mucha gente esta noche.
CONCHITA –¿Mucha gente?
ANDRÉS –Tu, Juan, tu hermano, Lucía y nosotros.
CONCHITA –¡Joder! ¡Cuánto ganao!, menos mal que hoy iba a ser una noche especial.
PAULA –Sí, Sí. Me parece que sí, que va a ser una noche muyyy especial.
CONCHITA –Voy a saludar a mi chico y a ayudarlo un poco.
ANDRÉS –¿Se lo vas a contar?
CONCHITA –Pues...no. Y vosotros tampoco. Ya se darán cuenta. Será divertido – Sale de escena .
Quedan solos el matrimonio
PAULA – Madre mía, pobre Pedro. No sé yo como llevará Pedro que esta salga con Juan.
ANDRÉS –Pues si.
PAULA –Lo que no sé yo...
ANDRÉS –¿Qué?
PAULA –Pues que no entiendo que hace Pedro con esa niñata.
ANDRÉS –Es evidente: se ve que está buena, atrae a todos los tíos y se le ha cruzado por el camino. Es normal. ¿No?
PAULA –Sí bueno, pero... es que no se... no veo yo a Pedro con una chiquilla así
ANDRÉS –¿Celos?
PAULA –No digas tonterías –dice nerviosa.
ESCENA IV
Entra Pedro en escena con una bolsa de compra llena de pan, entra tarareando la canción de misión imposible.
PEDRO –Pan, pan, pan pan pan pan pan pan pan pan pan pan pan pan, ¡tirori!, ¡tirori!
Se percata de que están Andrés y Paula)
ANDRÉS –Hola Pedro.
PEDRO –Uy ¡hola! ¿Ya habéis venido?
PAULA –Eso parece. Aunque... no sé si ha sido una buena idea.
PEDRO –Y eso... ¿Por qué? – Se coloca detrás del sofá.
Sale su hermana Conchin a escena tapándole los ojos.
PEDRO –¿Conchin?
CONCHITA –¡Hola tete! ¡Oí la puerta! –Le da un abrazo.
PEDRO –Pero, ¡pero qué sorpresa¡,¡no me habías dicho nada!
CONCHITA –Ya, quise sorprenderte... ya ves. Tengo muchas cosas que contarte.
PEDRO –Imagino, imagino. ¿Te quedas a cenar? –Se acerca a la mesa dejando el saco con el pan –. Estarán Paula y Andrés –dice señalándolos – , luego Juan mi inquilino traerá a una amiga nueva, una putilla de esas de las suyas y yo a una... –Mira a Paula de reojo –, amiga –Paula mira hacia otro lado, dándose por enterada.
CONCHITA –Vale, acepto... ¿Putilla dices?
Sale Juan a escena con un delantal.
JUAN – ¡Amor, vuelve, te neceSíto en la cocina! – Le da un beso –
PEDRO –¿Amor? – hace cara de sorpresa –
JUAN –Sí, es la chica que te dije antes. ¿A que es guapa?
Entre tanto Andrés y Paula se miran haciendo cara de intentar pasar desapercibidos ,Conchin mira a su hermano Pedro intentando decirle con gestos que no diga nada. Se acerca a la mesa y coge el saco de pan, dirigiéndose a la salida hacia la cocina.
PEDRO –Síiiii, ¡muy guapa! ¡guapísima diría yo! ¡Seguro que tiene muy buenos genes!
Conchita agarra a Juan de los brazos y tira de él hacia la cocina –
CONCHITA –Ehhhh... Entonces vamos a cenar todos juntos, ¿no? Pues vamos Juan, vamos a seguir con la cena. Ahora volvemos, ¿eh?
A Pedro se le va encendiendo la mirada, cada vez mas cabreado junta los labios para no hablar mientras ve cómo se van. Juan hace un ademán de victoria mientras se va, haciendo ver lo buena que está y que esa noche tendrá sexo con ella.
PEDRO –¿Habéis visto, habéis visto eso? No es bastante que se tire a media ciudad que encima lo va a hacer con ¡mi hermana! ¡Mi propia hermana! ¡Será cabrón¡ ¡Yo lo mato, lo mato!
Hace ademán de ir hacia la cocina, pero es parado por Paula que se levanta del sofá y lo agarra.
PAULA –Venga hombre ¡para! ¡Que ella es también ya una mujer y hace lo que quiere! ¡No puedes ser padre con ella toda la vida!
PEDRO –Ya, pero es ¡mi hermana! ¡Mi hermana! ¡Se la va a trajinar!¡Se la va a empernar!, ¡a regar el helecho!, ¡a ensalsar el canelón1 ¡a zumbar! a ¡ñaca ñaca!
PAULA –Venga Pedro, que no estamos en la Prehistoria ya. Tranquilízate. Espera y te pongo un vaso de agua y te relajas.
PEDRO –Mejor una cerveza.
PAULA –Bueno, pues una cerveza.
ANDRÉS –Que sean dos.
Paula sale del salón y se va hacia la cocina quedando a solas con Andrés, se sienta junto a él .
ANDRES –Ay, amigo Pedro. Qué complicada es la vida y cuantas cosas nos toca vivir.
PEDRO –Y que lo digas... –Dice suspirando y pegando un trago a la cerveza .
ANDRES –Muchas veces cogemos caminos equivocados y luego ya no podemos rectificar –le pone la mano en la pierna, Pedro se sorprende de la acción y se aparta un poco en el sofá quitándole la mano con mucho cuidado.
ANDRES –¿Te acuerdas de nuestros tiempos de juventud? ¿Cuándo nuestras mayores metas eran ligarnos a la mayor cantidad de chicas posibles?
PEDRO –Sí, pero a ti no te hacía falta inventarte cuentos para cazarlas, siempre estabas al lado de ellas, entre ellas, cual mosquito tigre del estany sobre sus presas.
ANDRES –Sí, pero no me comía una rosca.
PEDRO –Eso es verdad, hasta que te apareció la mejor rosca de todas.
ANDRES –¿Nunca te extrañó que hasta entonces no saliera con una mujer?
PEDRO –No –lo mira extrañado –. No me lo planteé nunca.
ANDRÉS –Al final empecé a salir con Paula.
PEDRO –Ya. Eso sí que me lo plantee.
ANDRÉS –Con constancia y voluntad, sabiendo lo que hacía y queriendo hacerlo aún a sabiendas que tú la querías.
Pedro se levanta de golpe del sofá.
PEDRO –¡No digas tonterías!
ANDRÉS –Pedro, siéntate –lo hace sentarse.
PEDRO –No –se levanta.
ANDRES –¡Siéntate! –le ordena enfadado.
PEDRO – Me siento hombre, me siento.
ANDRES –¿Tú creías que yo no lo sabía? ¿Que yo no me daba cuenta que se te iban los ojos detrás de ella?
PEDRO –No.
ANDRES –Pedro –le pone la mano en el muslo–. Tengo cuarenta años, estoy en un momento de mi vida que tengo que plantearme muchas cosas y dejar zanjadas heridas que quedaron abiertas. Llevo muchos, muchos años luchando conmigo mismo y creo que ya ha llegado el momento.
PEDRO –¿Momento de qué?
ANDRES –De sincerarme, contigo, con el mundo. He sido egoísta, he impedido que dos seres sean felices por mi culpa.
PEDRO –Te refieres a tus padres, ¿no?
ANDRES –No. Pero aún estamos a tiempo de arreglarlo y lo voy a hacer. A pesar de lo que cueste. Pedro...
PEDRO –¿Qué? –Lo mira de reojo.
Andrés le vuelve a poner la mano sobre la pierna, baja la mirada hacia la mano de Andrés, la mira y se vuelve a levantar en un impulso.
ANDRES –¡Siéntate!
PEDRO –Me siento.
ANDRES –Tengo que decirte algo.
PEDRO –¿No me irás a decir que eres homosexual? Jajajaja, ¡anda ya!
ANDRES –Sí.
PEDRO ––¡No me jodas! –Se levanta de un impulso. Se dirige hacia la mesa.
ANDRES –Soy gay.
PEDRO –¿Y eso?
ANDRES –Cómo que... ¿Y eso?
PEDRO –Que... ¿desde siempre?
ANDRES –Siempre estuve enamorado de ti.
PEDRO –¡Adiós mi comunión! –Se coloca de espaldas a Andrés, apoyándose en el respaldo de una silla, cuando se da cuenta se da la vuelta rápido.
ANDRÉS –Pedro...
PEDRO –Tu, tú, ¿tú sabes lo que me estás diciendo?
ANDRÉS –Sí, ya lo sé, todo lo que me digas tienes razón...todo lo que me quieras decir lo aceptaré, me lo merezco todo, pero ahora a estas alturas... –silencio – , he conocido a otro hombre.
PEDRO –¿Qué has conocido a otro hombre? ... ¿Y Paula?
ANDRES –Te la devuelvo.
PEDRO –¿Qué me la devuelves? Así, así, ¿así me lo dices? ¿No cuentan sus sentimientos para nada? ¿La vas a dejar y le vas a decir que eres "gay "así de pronto? ¿Sin más?
ANDRES –Ella ya lo sabe, ya lo hemos hablado. Lo que no sabe es que yo se que tú la quieres y que ella te ha querido siempre.
PEDRO –¿Qué me estás diciendo?
ANDRES –Que ella te quiere.
PEDRO –¿Y te has tenido que esperar casi veinte años para decírmelo? ¿No pudiste hacerlo antes? ¿Sólo un... poquito antes?
ANDRES –Tenía miedo.
PEDRO –¿Por qué te casaste con ella?
ANDRES –Por celos, porque sabía que tú la querías y que podría perderte, conquistar a Paula y casarme con ella era una buena forma de tenerte siempre a mi lado.
PEDRO –Posición muyyyy egoísta por tu parte sí supieras lo que he pasado yo estos... ¡veinte años!
ANDRES –Siempre pensé que lo vuestro sería pasajero y que podría ser un buen marido; pero... mi vida sexual con Paula es nula. Hubo un momento que ya no pude seguir engañándola. Seguimos juntos por el que dirán, y sin embargo, vosotros seguís con esa...luz en vuestra mirada.
PEDRO –Déjame decirte Andrés: ¡que eres un poquito cabrón!
En ese momento entra Juan a escena con dos cervezas.
JUAN –Aquí os traigo las cervecitas, ¿Qué te pasa Pedro? Te noto un poco tenso. ¿Qué?¿Está buena, ¿eh? –Le da un golpecito en la espalda.
PEDRO –Sí, Sí que está buena... ¡Está buenísima!
JUAN –Cuando la pille por banda vamos a acabar reventaditos, reventaditos –se frota las manos.
PEDRO –¡Eso ya lo veremos!
JUAN –Venga Pedro, que tú también tienes tu ligue... No te pongas así.
PEDRO –Me pongo como me da la gana. Pero a esa tía no le pones tú una mano encima.
JUAN –¿Tan mal te ha caído?
PEDRO –No... Pero esa mujer no es para ti.
JUAN –Pedro...Eso es una opinión tuya.
PEDRO –¿Serás cabrón?
JUAN –¡Ay, qué mala es la envidia! Bueno, me voy a la cocina a seguir con la cena.
ANDRES –Espera, que yo también me voy a la cocina y así os ayudo.
JUAN –No necesito tanta ayuda, tengo over booking en la cocina.
ANDRÉS –Da igual, da igual, así seguro que no se te quema. Vamos.
ESCENA V
En el escenario está Pedro andando de un lado para otro, cavilando, pensando, nervioso.
PEDRO –Vaya nochecita, vaya nochecita.
Entra Paula en escena, camina por detrás del sofá.
PAULA –¿Qué pasa Pedro? ¿Cómo estás?
PEDRO –Biennn, biennnn, estoy muyyy biennnn.
PAULA –Ya sé... ya.
PEDRO –¿Qué sabes qué? Porque yo ya no sé si sé o si no sé, si se sabe o no se sabe o qué demonios pasa.
PAULA –Sé que hay una mujer especial –lo provoca acercándose a él.
PEDRO –Pues mira, sí. Hay una mujer especial.
PAULA –¿Sí?
PEDRO –Sí
Se quedan unos instantes mirando.
PAULA –¿Tú... sabes que Lucía es amiga mía? –Dice mientras se arregla la ropa.
PEDRO –¡Ay Dios mío...! ¿Es que hoy todo me tiene que pasar a mí? Pa...Paula...
Paula se ha acercado a uno de los brazos del sillón, en posición provocativa.
PAULA –¿Sí?
PEDRO –¿Tienes una pastilla de esas relajantes?
PAULA –¿Y eso? ¿Estás nervioso?
PEDRO –Sí, ¡no! Bueno Sí, no, no se...estoy un poco... digamos... alterado... –Se acerca hacia ella, la acaricia.
PAULA –Viene Lucia esta noche a cenar también ¿no? –Indica mientras se mira las uñas y en un tono celoso. Se escucha desde la cocina a Conchita.
CONCHITA –¡Para Juan, para, que no estamos solos!
PEDRO –Uffff –sopla –, ¡a Juan hoy me lo cargo! – se sienta.
PAULA –¿Lo dices por lo de tu hermana?
PEDRO –¡Sí! ¡No!, bueno sí...Entre otras cosas.
PAULA –El no sabe nada.
PEDRO –¿Quién?
PAULA –Juan.
PEDRO –¿Cómo que él no lo sabe? ¿No sabe el qué?
PAULA –Que ella es tu hermana.
PEDRO –¿Cómo no lo va a saber Si...? ¡Pero si acaba de estar Juan aquí diciéndome que... ¡me caguen en la sota de bastos!¡ahora lo entiendo! –Se vuelve a levantar del sofá.
PAULA –Estaba muy ilusionado con esta cita.
PEDRO –¡Normal! ¡Yo también lo estaría!
PAULA –¿Por qué?
PEDRO –Hombre, cita para darle a la mandanga no se tienen todos los días.
PAULA –Pero vamos a ver Pedro, ¿que más te dará a ti que Juan y Conchin se líen?
PEDRO –Es mi hermana.
PAULA –Es una mujer.
PEDRO –Pero es mi hermana.
PAULA –Creo que hace unos años ya dejó de ser menor de edad.
PEDRO –Es una cría.
PAULA –¡Dale que te pego! –Dice resoplando, se levanta.
PEDRO –Eso, eso quiere el... ¡darle al dale que te pego!, ¡darle qué te pego...!
PAULA –¿No será que en el fondo estás celoso? –Se acerca a Pedro.
PEDRO –Eso también.
PAULA –¿Por qué?
PEDRO –¿Cómo que ,por qué?
PAULA –Sí, ¿por qué? Tú siempre has sido un hombre atractivo.
PEDRO –¿Atractivo?
PAULA –Sí, el hombre con el que cualquier mujer le gustaría estar. Un hombre maravilloso –se acerca a él .
PEDRO –¿Maravilloso?
PAULA –Sí.
PEDRO –¿Más que Andrés?
PAULA –Muuucho más.
PEDRO –Entonces... ¿Por qué te casaste con él en lugar de conmigo?
PAULA –No me lo pediste.
PEDRO –¿Que... que me quieres decir con... con que no me lo pediste? –Se sienta en el sofá. Paula se pone a su lado.
PAULA –Pedro...
PEDRO –Paula...
PAULA –Te quiero.
PEDRO –¿Qué me quieres?
PAULA –Sí.
PEDRO –¿Qué me quieres?
PAULA –Sí.
PEDRO –¿Tú? ¿Tú? ¿Sabes lo que me estás diciendo?
PAULA –Sí.
PEDRO –Y... ¿tú? ¿Tú? ¿Te has tenido que esperar veinte años para decírmelo?
PAULA –Sí
PEDRO –¡Estás casada con Andrés!
PAULA –Los dos sabemos que entre él y yo no hay nada.
PEDRO –Sí. Lo sé ahora, cuando de repente ha llegado uno de mis mejores amigos y me ha plantado su zarpa en la pierna. ¡Y encima me dice que es gay!
PAULA –¡Por fin te lo ha dicho!
PEDRO –Sí y también me ha dicho que me quiere. Paula...
PAULA –Dime.
PEDRO –¿Qué día es hoy?
PAULA –Sábado.
PEDRO –No, no... ¿De día?
PAULA –Veintisiete.
PEDRO –De septiembre, ¿no?
PAULA –Sí. ¿Por qué me preguntas eso?
PEDRO –No, ¡por si era veintiocho de diciembre y estabais los dos gastándome una putada!
PAULA –No es ninguna broma Pedro... –Lo mira, se le acerca y lo besa .
ESCENA VI
En ese momento entra Juan con un plato con papas, que al ver como se están besando se queda sorprendido y se acerca a la pareja exaltado.
JUAN –¡Pedro!
PEDRO –¡Juan! No...no es lo que parece... yo... –Se levanta y se va hacia la mesa.
JUAN –¿Qué no es lo que parece?... Pedro, que tengo a Andrés en la cocina a escasos tres metros de aquí. Que está a punto de llegar Lucía. Pero... ¿Estáis locos o qué?
PEDRO –Deja, deja que te explique...
Entra Conchita.
CONCHITA –Ya está casi la cena. Uiiiii algo he oído... ¿Qué tienes que explicar Pedro?
JUAN –Nada, nada, tú ves a la cocina cariño, estate con Andrés y sobre todo que no salga, ahora voy yo –Juan la va empujando para que se vaya, pero ella da la vuelta .
CONCHITA –¿Qué pasa Tete?
JUAN –¿Tete? ¿Qué confianzas son esas? Pedroooo que te veo muy salido últimamente...Controla ¿eh?
CONCHITA –Es que me tira los trastos. Jajajaja... –Se va hacia la cocina.
JUAN –¿Qué? ¿Qué?, espera, ¡espera! –Intenta pararla.
CONCHITA –Chaooo.
Juan se dirige a Pedro.
JUAN –¿Qué ha querido decir con que...me tira los trastos? ¿ehhh? Venga... ¡dime! Espero que lo haya dicho de broma.
PEDRO –¡Y yo que sé! ¡Pregúntale a ella!
JUAN –Noooo, dímelo tú... Que yo sepa no os conocíais, pero ya me has dicho alguna vez esta noche que no le ponga la mano encima... Estoy empezando a pensar que tú la conocías..., antes que yo – coge un cuchillo de la mesa amenazándolo.
PEDRO –Te he dicho que le preguntes a ella.
JUAN –O sea... Que escondes algo.
PEDRO –No.
JUAN –¿Seguro?
PEDRO –Esconder significa ocultar algo para que otro no lo encuentre. Yo no tengo nada que esconder. Pregúntale a Conchita.
JUAN – Claro que le voy a preguntar, claro. Y, otra cosa...
Entra Andrés en escena, detrás de él Conchita.
ANDRES –¡Qué buena pinta tiene la cena! ¡Estoy deseando pegar un mordisco a esos canapés variados que ha hecho Juan!
CONCHITA –Se me ha escapado –dice pidiendo perdón con las manos.
PAULA –Eso...a ver si aprendo a hacer alguno para una...cena romántica –mira a Pedro, Pedro le devuelve esa mirada y los dos permanecen mirándose unos momentos, Juan que se percata del hecho intenta disimular, haciendo que Andrés salga de escena.
JUAN –Emmmm Andrés... ¿puedes venir un momento a la cocina conmigo? Te voy a enseñar un postre delicioso que podríamos hacer para otro día.
ANDRES –Vale, sin problemas, yo encantado, quizás algún día me sirva de algo.
PAULA –Me voy con vosotros y así lo aprendo también, que ya me muero de la curiosidad.
ANDRÉS –Y hablamos con Juan que creo que necesita que le demos alguna noción de aseo en la cocina, que es un poco guarrete ¿no, Paula?
PAULA –Sí, creo que sí.
JUAN –SíSí...Guarrete.
ESCENA VII
Se quedan solos en escena Pedro y Conchita, Pedro coge de las manos a su hermana.
CONCHITA –¿Qué es lo que está pasando esta noche por aquí?
PEDRO –Explícamelo tú.
CONCHITA –¿Qué es lo que quieres que te explique?
PEDRO –¿Qué coño haces tú con Juan?
CONCHITA –Pues eso.
PEDRO –Eso, eso... ¿Eso qué es eso?
CONCHITA –Pues... salir.
PEDRO –¿Y?
CONCHITA –¿Y...qué?
PEDRO –¿Dónde demonios has conocido al tipejo este?
CONCHITA –¡Tete! Que es tu amigo.
PEDRO –Hasta hoy.
CONCHITA –Cuando vine de Francia salí con unos amigos y lo conocí. Yo no sabía que os conocíais hasta que me dijo donde vivía.
PEDRO –¿El no sabe que yo sé que tú sabes que él es mi amigo?
CONCHITA –No, el no sabe nada, no sabe que tú sabes que yo sé ni sabe que yo sé que tu sabes, por lo cual no sabe nada, nada de nada.
PEDRO –Y digo yo... ¿no podías haber elegido a cualquier otro?, ¿tenía que ser con Juan?
CONCHITA –El amor es así de cruel –dice Conchita sonriendo.
PEDRO –¡Que amor ni que ocho cuartos! ¡Para el sólo eres un pasatiempo, un pañuelo de usar y tirar! Te utilizará como hace con todas y desaparecerá como hace con las demás.
CONCHITA –Y... ¿Sí soy yo la que lo utilizo a él?
PEDRO –¡Conchita!
CONCHITA –Jajaja, tu deja de preocuparte ya por mi tete, que ya soy mayorcita, no necesito que me des clases de sensatez, yo solo quiero divertirme, y no lo voy a dejar, es guapo, inteligente, simpático, me hace reír, me mima, es... Un sol.
PEDRO –Un sol, un sol... Espero que no te haga ver las estrellas.
CONCHITA –Nooo, solo quiero que me enseñe la luna –suspira. Pedro se levanta, ella después, lo coge por los hombros.
PEDRO –Conchita, eres lo único que me queda desde que murieron los papás, no puedo soportar que nadie te haga daño, te quiero y lo sabes.
CONCHITA –Ya lo sé tete, mi hermano del alma –le toca la mejilla – . Pero no puedes estar toda la vida detrás de mí. Una de las cosas que hizo que me fuera a estudiar a Francia fue eso... necesitaba libertad. Debes confiar más en mí y dejarme vivir, y vive tú también la vida, disfruta. No sufras por mí. Déjame ser feliz.
PEDRO –Y... ¿ha de ser con Juan? –Pregunta lastimosamente.
CONCHITA –Jajajaja – silencio, se miran –, te quiero –lo abraza.
ESCENA VIII
Entra Juan en escena.
JUAN –¡Pero si es que lo sabía!
CONCHITA –¡Que no es lo que parece, Juan!
PEDRO –Sí, sí que es lo que parece. Díselo Conchita. Díselo. Dile que te quiero con locura, que no hay nadie en este mundo que te quiera más que yo.
CONCHITA –Venga tete, no le hagamos mas sufrir, Juan... tenemos que decirte algo.
JUAN –Hijo de la gran... ¡Yo que confiaba en ti! , ¡No tienes bastante con liarte con Paula casi delante de su marido que has tenido que lanzarte también hacia mi chica! – Conchita se queda mirando con extrañeza a Pedro – ¡eres un ser despreciable! – Tira a darle un puñetazo acción que para Conchita, que se acerca a Pedro y le pregunta –
CONCHITA –¿Paula? ¿Tú? ¡Pedro!
PEDRO –Sí, Conchin , sí, la quiero, siempre la he querido. Desde pequeños. Hoy hemos estado hablando, y, vamos a estar juntos –Conchita abraza a Pedro emocionada.
JUAN –Ehhhh, que corra el aire. ¡Qué cara más dura tienes Pedro!, la que viene de camino, mi chica, Paula...
Entran en escena Andrés y Paula.
ANDRÉS –Paula, Paula, Paula y Andrés ya están aquí, ya han limpiado y recogido la cocina, ¡que Juan es un guarrete! –Entra Andrés tarareando la frase. Se para y se queda mirando a los tres: a Pedro, Juan y Conchita.
ANDRÉS –¿Qué pasa?
JUAN –Pues mira que no sé si debes saber o no saber.
ANDRÉS –Ah. ¿Qué os lo ha dicho Pedro ya?
JUAN –¿Tú lo sabías?
ANDRÉS –¿Qué si lo sé? Lo sé desde siempre. Desde que era pequeño, pero nunca tuve la decisión de decirlo.
CONCHITA –Espera, espera...que creo que no estamos hablando de lo mismo. ¿Qué es lo que se supone que nos ha dicho Pedro?
ANDRÉS –Pues que lo quiero, que siempre lo he querido.
JUAN –Claro, como amigo todos lo queríamos.
ANDRÉS –No, como amigo, no. Como algo más.
JUAN –¿No me harás creer que también tú estás enamorado de él? – Dice con cara de asombro. Pedro se sienta en el sillón de golpe, Andrés no contesta pero hace cara expresiva de conformidad.
JUAN –¿No será verdad? ¿No será verdad? ¡Paula!... ¿tú no dices nada? ¿Te quedas ahí mirando y san se acabó?
PAULA –Lo sé hace mucho tiempo Juan, lo nuestro ha sido una gran mentira – llaman a la puerta y Conchita se va a abrir, entra Lucía en escena.
LUCIA –Hola, caray cuanta gente.
Pedro se levanta, coge a Paula del brazo y se acerca a Lucia.
LUCIA –¡Anda Paula! ¿Qué haces tú aquí también? –Le da un abrazo .
PEDRO –Lucia...
LUCIA –¿Sí?
PEDRO –Siento comunicarte que la cena se ha suspendido.
LUCIA –¿Y eso?
JUAN –Espera...Que yo te lo explico: el cabrón de tu amigo con sus dudas existenciales y haciéndose el tonto se tira a tooodo bicho viviente, igual le da ocho que ochenta...
PEDRO –¡Basta ya!
JUAN –Carne que pescado.
PEDRO –¡Te estás pasando!
JUAN –¿Qué yo me estoy pasando? Dile, dile Andrés ¿de quién estás enamorado? Díselo anda, díselo... –Dice señalando a Lucía.
ANDRES –¡De Manolo!, mi compañero de trabajo, pero no niego que a Pedro Síempre lo he querido... desde que éramos chiquitos, incluso lo llegué a amar, pero ...en silencio. Pero ahora mi corazón late por Manolo.
JUAN –Bien, bien... pero díselo tú también Paula: te pillé besándote con él hace apenas unos minutos...¿No es cierto?
PAULA –Sí, es cierto. Pero es que lo quiero, lo amo, de toda la vida, siempre pensé que Pedro era demasiado para mí. Pero al ver que quedaba con Lucía y sabiendo cómo es ella, me pudieron los celos, y no quise esperar más, era el momento, y ¡ soy la mujer más feliz del mundo! –Mira a Pedro con ternura y lo abraza.
JUAN –¡Bueno! Y... y... ¿Tu eres capaz de irte con este viendo como se estaba abrazando a mi chica? –dice a Paula mirando a Conchita.
CONCHITA –¡Que es mi hermano!
JUAN –Claro... ahora me dirás que es tu hermano, que excusa mas graciosa, jajaja, tu hermano – mira a Paula que le asiente con la cabeza –, su hermano – mira a Andrés que le asiente con la cabeza –, tu hermano... Tu hermano... ¿Tu hermano? Se sienta medio mareado en una de las sillas, que es sacada por Andrés para que no se caiga.
PEDRO –Juan, soy su hermano.
JUAN –¿Su hermano? –Pregunta a Lucía.
LUCIA –¡A mí no me preguntes que yo acabo de llegar. Ahora...Sí llego a saber lo que me iba a encontrar aquí, vengo antes... ¡Que divertido!¡estáis todos locos!
Pedro se pone al lado de Juan al igual que Conchita, cada uno en un lado de la silla.
JUAN –¿Y por qué?
PEDRO –¿Por qué, qué?
JUAN –¿Por qué no me dijiste que era tu hermana?
PEDRO –¡Porque no lo sabía!
JUAN –¿Cómo no lo vas a saber? ¡Sí es tu hermana!
PEDRO –Sí, ¡claro! ¡Pero no sabías ni su nombre! ¡Yo que voy a saber! –Conchita le da una colleja por detrás.
JUAN –Y... ¿Cuándo te has enterado?
PEDRO –¿De qué? ¿De qué es mi hermana?
JUAN –¡No! ¡De que está conmigo!
PEDRO –Pues, cuando llegó hace un rato a casa y saliste tú a recibirla.
JUAN –Y... Y... ¿Por qué no me dijiste nada, amor?
CONCHITA –No sé, me pareció divertido.
JUAN –¿Divertido? ¿Divertido? ¿Casi me mata tu hermano! y a ti, ¿te parece divertido?
PEDRO –Mira Juan – se levanta –, no estoy nada de acuerdo en esta relación, que lo sepas... –Le toca con el dedo el hombro.
JUAN –Nooo , no hace falta que me lo digas.
PEDRO –Pero entiendo que no soy quién para impedirla, así es que... Cuídala y mímala.
Juan se levanta.
JUAN –Eso haré Pedro, eso haré –coge de la mano a Conchita
ANDRÉS –¡Ay! Me estoy emocionando –hace intención de llorar.
JUAN –Andrés... Respetamos mucho tu condición sexual, ¡pero no me seas culebronera!
PAULA –Lucía, ¿entiendes por qué la cena se suspendió? Lo siento cariño.
LUCÍA –Bueno, ya veo que esto ha sido un despelote de sentimientos y que no pinto nada, ni creo que el tipo este –refiriéndose a Andrés –, ya tampoco. Pero... estoy pensando... ¿La cena está hecha?
JUAN –Pues sí, mis canapés en la nevera preparados y el solomillo en el horno que ya estará casi hecho.
LUCÍA –Y... ¿Vais a perder todo ese súper esfuerzo culinario?
PEDRO –Pues... –Mira a todos.
CONCHITA –También es verdad... ¿Por qué no cenamos todos juntos? Al fin y al cabo nadie ha reñido con nadie y... ¡La vida es así de caprichosa!
PAULA –Por mi... No hay problema.
PEDRO –¡Pues ala, todos a cenar!, ¡recordaremos viejos tiempos!
TODOS –¡Noooooo!
JUAN –Huelo a quemado... ¡El solomillo!
Salen todos corriendo hacia la cocina. Sale un bombero preguntando al público.
BOMBERO –¿Alguien ha visto el fuego?
Le contestan desde la cocina.
TODOS –¡Aquí! ¡Aquí!
Se cierra el telón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro